Viaje en familia
Estas navidades las estoy pasando en el Caribe con mis hermanas,su amiga Bea, la asistenta, ...y de momento están siendo las mejores de mi vida.
María y yo siempre hemos tenido una buena relación, pero manteniendo las distancias, la típica relación de hermanos, por más que lo intente, nunca me cuenta nada de sus amigas ni sus novios, aunque se que ya lleva un par de meses con uno, creo que se llama Marcos. Mi hermana es una chica muy guapa, muy popular en el instituto y ahora en la universidad, acaba de empezar la carrera de música. Tiene 19 años, tan solo es dos años mayor que yo, pero desde fuera parece que la diferencia es mayor, ya que mis padres la dan muchas más libertades. Yo soy un chico un poco tímido, tengo bastantes amigos, pero más que salir de noche como hace mi hermana, nosotros nos quedamos hablando de fútbol o jugando a la consola. Mi hermana dice que somos una panda de frikis, incluso se lo decía a ellos, pero mis amigos no la contestaban por vergüenza, al ser una chica mayor, con mucho carácter y atractiva. Este año iban a ser unas navidades curiosas, ya que nuestro plan era ir primero al Caribe, donde en estos momentos es como si fuera verano, y a Finlandia a casa de unos amigos de mis padres, donde haría un frío insoportable. Mis padres tienen mucho dinero y solemos hacer grandes viajes de este tipo, pero a diferencia de otros padres, a nosotros tres, también tengo una hermana mayor de 23 años llamada Ana, los nuestros no nos dan caprichos, nos tenemos que ganar las cosas y de hecho en comparación con mis amigos mi paga semanal es bastante pobre. Ana está haciendo un master en Arquitectura en Londres, pero siempre vuelve para pasar las navidades con nosotros.
El viaje en avión fue un poco pesado, eran siete horas de vuelo y me toco al lado de un señor que ocupaba su asiento y medio del mío, que además olía bastante mal. Ana y María se reían de mí desde sus asientos.
Habíamos alquilado una chalet pegado a la playa, a unos 100 metros. La casa era increíble, tenía una gran puerta de madera y cristal, nada más entrar a la derecha se encontraba la cocina y al lado un baño para invitados. Pasada la cocina, había una terraza con una mesa muy grande que se utilizaba de comedor. Por la izquierda de la primera planta se encontraba el salón, de diseño moderno, con grandes sofás y sin televisión, lo que al principio se presentaba como un gran problema. En la segunda planta se encontraban todas las habitaciones y la mejor obviamente había sido para mis padres, que estaba bastante apartada del resto. En la última planta había una sala de juegos, con un billar y una televisión muy grande con canal satélite, lo que eliminaba por completo el problema del salón.
Había dos habitaciones más aparte de la de mis padres y aun quedábamos cuatro a repartir, ya que también se había venido la asistenta con nosotros. La asistenta se llama Gloria y lleva tres años trabajando con nosotros. Es una mujer de piel negra pero clarita con grandes pechos, siempre me había parecido muy atractiva e incluso había tenido sueños eróticos con ella, pero nunca se lo había confesado a nadie. En principio las habitaciones iban a ser repartidas en chicas y chicos, es decir una habitación solo para mí, pero esto a mis hermanas les pareció terriblemente injusto y propusieron que yo durmiera con la asistenta, lo que tampoco me hubiera molestado, pero a mis padres no les pareció bien. Total, que acabé yo en una habitación con mis hermanas y la asistenta en otra.
En el tercer piso además de la sala de juegas, había una pequeña piscina con unas tumbonas a los lados. Las vistas al mar y a la isla desde ahí eran tremendas. La isla en la que estábamos era pequeña, había un grupo de casas apiñadas en la montaña, pero nosotros estábamos alejados de ellas. En nuestra zona, había un par de casas más del estilo de la nuestra, pero muy separadas por grandes palmeras. Apenas se escuchaba nada a nuestro alrededor, solo el sonido de las olas cortando, que se oía desde nuestra casa, y alguna que otra gaviota. Era un sitio muy tranquilo.
En nuestra habitación había dos camas, una de matrimonio y otra normal, pero bastante grande. Mi hermana mayor se cogió la individual y nos dejó a María y a mí la de matrimonio. No nos pareció mal y tampoco era una situación incomoda, teníamos mucha confianza en este aspecto. Además mi hermana tenía pensado dormir varios días fuera, en casa de una amiga que tenía en una isla de al lado y que hacía mucho que no veía. Mi hermana tenía amigas en todos lados.
Después de colocar toda nuestra ropa, cogimos nuestros bañadores para ir a la playa.
- Jaime sal, que nos vamos a poner el bikini- me dijo Ana.
- Que morro, no va a ser siempre así eh- contesté. Me di cuenta de que parecía un niño pequeño.
- Te aguantas, somos mayores y además somos dos- replicó-
- Fuera hermanito- se burló María.
Sabía que por más que hiciera, ellas iban a salir ganando siempre en ese tipo de situaciones, así que pensé que era mejor resignarse. Fui al baño de la segunda planta y me puse un bañador que me había regalado hace varios años mi ex y única novia Rocío. La verdad es que el bañador me hacía buen cuerpo. No era muy alto y tampoco era grande, pero tenía los abdominales y los músculos bastante marcados.
- Jaimín- María me solía llamar así- me ha llamado mi amiga Bea que se va a venir con nosotras a la playa. ¿Te vienes igual?- supuse que ella pensaba que me daría vergüenza.
- Eh, si, claro- dije. Aunque no lo tenía tan claro. En realidad si que me daba un poco de vergüenza, nunca sabía de que hablar cuando conocía chicas pero pensé que como estaba con mis hermanas tampoco haría falta que hablase mucho.
Cuando llegamos a la playa la amiga de María aun no estaba. Mis hermanas se quitaron el vestido y se tumbaron al sol. Yo sabía que mis hermanas estaban muy buenas, mis amigos me lo habían repetido infinidad de veces, pero hasta este momento no lo había sentido yo en mis propias carnes. Era la primera vez que miraba a mis hermanas como algo más que hermanas. Ana era un poco más alta y más delgada que María, pero tenía menos pecho. Ambas eran morenas y tenían los ojos claritos. Ana no estaba mal, pero María tenía un cuerpo de escándalo y tenía pecas por el escote. De pronto estaba excitado y me sentí mal por ello.
- Jaime, échame crema en la espalda porfa, que ya la notó roja- me dijo Ana.
A diferencia de María siempre se quemaba y en los últimos años tenía una obsesión con echarse crema protectora. Me senté a su lado y la eché crema mientras la daba un masaje. Volví a sentirme excitado y tuve una erección, así que rápidamente me tumbé me boca abajo en la arena.
- No se te da nada mal, lo vas a hacer más a menudo. Por cierto ese bañador no fue el que te regaló tu ex novia, ¿cómo se llamaba?
- Roció- contesté.
- ¿Por qué lo dejasteis? Nunca nos lo has contado- me sorprendió María.
- Me dejó ella, nunca he sabido porqué- reconocí
- Pues no lo entiendo, con lo bueno que estás hermanito- Se rió
Ana nos dijo que se iba a dar un baño y nos quedamos solos María y yo. La amiga aun no había llegado.
- ¿Me pones crema a mi también Jaimín? A ver si es verdad que lo haces tan bien como dice Ana.
- Vale, que presión- reí y me senté a su lado al igual que había echo con Ana.
- Ponte mejor encima, así me la das mejor
Me senté encima suyo como me dijo. Le aparté el pelo, que sin querer le había manchado de crema y me pidió que le desabrochara también la parte de arriba del bikini para no mancharlo. No conseguía desabrocharlo, era un bikini con un encaje extraño.
- No te veo muy puesto, va a haber que darte unas clases- dijo. Ante la expectativa de eso me excité por tercera vez y me vino otra erección. Intenté controlarla pero fue imposible, pero esta vez era peor, estaba apoyado en su culo y ella lo iba a notar.
- Bueno, me voy a bañar- improvisé. Pero al levantarme creo que se dio cuenta, ya que se marcaba mucho en el bañador. En un rápido movimiento la conseguí colocar de tal manera que no se notará tanto y la pregunté si se venía a bañar. Ella hizo como si no hubiera pasado nada y echamos una carrera hasta el agua.
Nos habían dicho que el agua de estas playas solía estar caliente y calmada, pero está era al contrario, estaba fría y habían muchas olas. Una de esas olas nos pilló desprevenidos y nos azotó con mucha fuerza. Mi hermana había perdido la parte de arriba del bikini y conseguí ver sus tetas antes de que se tapará con las manos.- ¡Ay, mierda!- gritó mi hermana. Tenía unas tetas perfectas, mejor de lo que me había imaginado hacia un rato. Me pidió que la ayudara a buscarlo pero yo no podía dejar de mirar a mi hermana en cuanto ella no se daba cuenta. Ana, que estaba bañándose más adentro se acercó y nos ayudo a buscar el bikini. Estuvimos un buen rato pero al final desistimos y María me pidió que fuera a casa a por otra parte de arriba.
Fui rápidamente a la casa, no sin echar una mirada atrás de vez en cuando, aunque no conseguí volver a verla destapada. Una vez en el cuarto me puse a buscar entre sus cajones. En el primero guardaba la ropa interior, sentí una especie de remordimiento interior y miedo a que me pillaran, pero me puse a ojear que tenía. Tenía braguitas de todos los colores, lencería azul clarito y un par de tangas extrafinos. Cogí el que más me gustó, un tanga rojo con un simbolito de entrada, y lo escondí bien entre mis cajones para luego, aunque no estaba seguro de que forma, masturbarme con él. También cogí una parte de arriba de bikini, era blanco y con lunares rosas.
Estaba llegando a la playa y no las veía, pasó un rato hasta que me di cuenta de que estaban detrás de unas dunas, y no os podéis imaginar la alegría que sentí cuando vi que estaban en topless con su amiga Bea tomando el sol. Me escondí detrás de unas palmeras y me empecé a hacer una paja.
- ¿Jaime?- pegué un salto del susto y me puse terriblemente rojo cuando vi que era la asistenta. Gloría me había pillado en medio de mi paja y lo peor es que sabía que me la estaba haciendo mirando a mis hermanas y su amiga. Me intenté excusar tontamente pero no me salían las palabras-
- Tranquilo Jaime, todos lo hacemos, no te preocupes que no diré nada- Gloría me acababa de confesar que ella también se masturbaba, no me creía la situación que estaba viviendo.- Acaba, por mi no te preocupes, solo iba a tumbarme un rato en la arena. Me guiñó un ojo.
Yo no sabía que hacer, me había quedado bloqueado. Gloria se había tumbado al otro lado de las chicas, éstas no la veían, y se había quitado también la parte de arriba. No me creía lo que estaba pasando, estaba seguro de que ella sabía que la veía. Cuando acabé con la mejor paja de mi vida cogí fuerzas y fui a donde estaba Gloria, que seguía en top-less.
Pensé que la podía decir, pero la verdad es que no se me ocurría nada. Tenía la música con los auriculares a tope y los ojos cerrados así tuve que tocarla un poco el hombro para que supiera que estaba ahí. El simple gesto de tocarla el hombro cuando estaba con las tetas al aire me volvió a excitar a tope y tuve otra erección. Al tocarla se dio un susto y su primer movimiento fue taparse los pechos con el brazo.
- Perdona que te moleste- dije con temblor. Tenía que decirla algo y no se me ocurría nada- ¿Me puedo tumbar un rato a tu lado?
- A mi no me importa Jaime, pero si vienen tus padres y nos ven aquí se me cae el pelo. Bueno anda, túmbate aquí a mi lado- dijo con dulzura, pero con el brazo aun tapándose los pechos- Veo que aun sigues contento eh- dijo mirándome la entrepierna- ¿Quieres que te ayude a bajar eso?
Tragué saliva.
- Si, si - Balbuceé
- ¿Nos bañamos?- Me echo una mirada que me dejo loco, jamás me habían mirado de una manera tan lasciva- ¡Carrera al agua!- dijo Gloria corriendo ya.
Me preocupaba que me vieran mis hermanas, pero desde detrás de la duna no veían nada. Salí corriendo detrás de Gloria mirando como votaban sus pechos y al llegar al agua los dos nos estremecimos de lo fría que estaba. Nos metimos un poco más adentro, y tardamos en llegar a una zona en la que nos cubría a la altura del pecho. Ella ya no se preocupaba de que la viera los pechos, pero miraba de vez en cuando a la orilla para comprobar que nadie venía. Siempre me había llevado muy bien con ella, cuando estábamos en casa a veces jugábamos con mis hermanas a las cartas o veíamos juntos la televisión. Me dijo que hacía varios años que no estaba en la playa y que le encantaba darse largos baños nadando y buceando.
- A ver quién aguanta más debajo del agua- Me retó
- Vale- me reí. Estaba medio hipnotizado, no tenía ni idea de cómo reaccionar cuando me hablaba. No quería que esa situación se acabara nunca.
Nos sumergimos los dos bajo el agua y cerré los ojos para que no me escocieran. Cuando ya no podía más salí y Gloria aun estaba bajo el agua. No la veía y la verdad es que aguantó bastante, y cuando salió estaba pegada mi espalda.
- Shh. Cierra los ojos chico- me dijo y los cerró con las yemas de sus dedos.
Se pegó totalmente a mi espalda y pude notar sus grandes pechos pegados a mi espalda. Incluso notaba sus pezones de punta. Gloria fue bajando su mano por el cuello, por mis pectorales y se paseo un poco por mi cintura, hasta que porfin me cogió la polla. Con el agua tan fría, a pesar de estar más cachondo que nunca, mi pene estaba pequeño.
- Mmm... Que pequeñita está ¡Nada que ver con antes!- me la agarró muy fuerte.
Se volvió a sumergir debajo del agua y sin esperarlo noté como todo mi pene estaba en su boca. Notaba como se movía su lengua de arriba abajo, como hacía gargaras con su boca y mi polla no tardó a volver a su máximo esplendor. Estuvo casi un minuto debajo del agua y cuando salió, siguió haciéndome una paja con la mano, mientras me miraba fijamente a los ojos. No lo dudé y llevé mi mano a su coñito, deseoso de explorarlo. Nada más meter la mano por su braguita y notar que estaba totalmente depilada, me ordenó que parara y dejó claro que ella mandaba ahí. Me puso en la llamada posición de muerto, flotando en el agua boca arriba, y mientras me sujetaba con una mano por la espalda, casi tocándome el culo, apoyó y restregó sus maravillosas tetas de color chocolate con leche en mi pene hasta que me corrí en ellas.
- Que calentita está tu leche amorcito - con un dedo se llevó un poco a la lengua- es la primera vez que pruebo semen de un hombre
- ¿Seguimos? Yo también quiero tocarte - Rogué
- Nos vamos. Ya nos hemos arriesgado bastante- Salió corriendo a su toalla y se fue antes de que me diera tiempo a llegar a mi también.
Estaba alucinado, ni en mis mejores fantasías había imaginado algo más. Necesitaba ir a mi cuarto a repetir en mi cabeza lo que había pasado. Me había olvidado totalmente de mis hermanas y también del bikini que tenía que llevar a María, que estaba tirado en la arena al lado de mi toalla, dónde antes estaba Gloria. Lo cogí y salí corriendo a las dunas, pero ya se habían ido. Volví a casa y las busqué, pero tampoco estaban ahí. Solo estaba Gloria, preparando la comida. Me imaginé que lo hacíamos encima de la mesa de la cocina, pero en cuanto abrí la puerta me pidió que saliera hasta que acabara de cocinar y la obedecí sin rechistar.
Me subí a dar una ducha fría y cuando acabé me acordé del tanga de mi hermana que había escondido en mis cajones. Entré en mi cuarto tapado con una toalla roja y con todo el cuerpo aun mojado, y me tumbé un rato en mi cama, que también era la de María, y para no mojarla extendí la toalla sobre ella, quedándome desnudo. Tenía muchas ganas de hacerme otra paja, pero me había corrido dos veces en una hora y mi cuerpo no daba para más así que cogí el tanga de mi hermana y me restregué un poco sobre la cama sin hacerme nada, cuando alguien abrió la puerta sin que me diera tiempo a taparme. Era Bea, la amiga de mi hermana, que antes que me diera cuenta había pegado un grito sorprendida y había cerrado la puerta. Yo no había tenido tiempo para reaccionar, estaba en estado de shock, y solo esperaba que no hubiera visto que tenía en la mano en tanga de María.
Me vestí rápidamente y salí del cuarto, buscando a las chicas. Me llamaron desde arriba, dónde estaban echando un billar. Temía lo que les hubiese podido decir Bea, pero a juzgar por la cara de mis hermanas no le había dicho nada.
- Tío, pero ¿dónde te metiste?- me dijo María- Estuve esperando que trajeras el bikini, menos mal que Bea tenía uno de repuesto. Por cierto, ésta es Bea, la amiga que te dije antes.
- Encantado, soy Jaime.
- Jaimín- dijo María.
- ¡Hola! siento lo de antes- rió
- ¿Lo de antes?- preguntó Ana.
- Si, es que entré en la habitación y se estaba cambiando- volvió a reír Bea.
- Buenoo haha!, pues te habrás fijado en lo bueno que está nuestro hermanito.
- Anda, calla- me quejé- ¿Dónde fuisteis antes? Cuando llegué ya os habías ido.
- Nada, a dar un paseo. ¡¡Mierda, la toalla!! Se nos olvidó en la playa- dijo Ana
- Aquí no creo que nos la roben- se burló María- Igual, ¿vamos por ellas?
- ¿Os importa que os espere aquí?- preguntó Bea.
Mis hermanas se fueron a la playa, y nos quedamos Bea y yo solos. Bea parece una chica muy agradable, tiene cara de chica buena, también tiene buenos pechos, un poquito más pequeños que María y redonditos, que con ese vestido se dejaban ver muy bien. Es casi de mi altura, rubia, con ojos azulones y lo mejor de todo es su culo, nunca he visto uno igual. Tiene un año menos que mi hermana y uno más que yo y cuando nos quedamos solos pensé que sería una situación incómoda, pero para nada lo fue y nos pusimos a jugar un billar. Me contó historias de donde vivía, las amigas que había hecho, pero que había algunas cosas que echaba de menos de donde vivía antes. Cuando ya llevábamos un rato hablando, se acercó y con una sonrisa que denotaba complicidad, me dijo que estuviera tranquilo que no iba a decir a mis hermanas de lo que había visto, pero a cambio le tenía que hacer un favor que no le podría contar nunca a nadie.
Su teléfono móvil sonó y me dijo que se tenía que ir. Me propuso que fuera con ellas de fiesta al pueblo esta noche y me dijo que ahí me va a contar lo que quedaba pendiente.
Y aquí estoy, en mi cuarto con el portátil escribiendo este relato para que nunca se me olvide ningún detalle, aunque siendo sinceros no creo que se me vaya a olvidar igual. Me voy, que acabo de oír la puerta de la entrada, deben haber vuelto mis hermanas.
CONTINUACIÓN: ESO ESPERO. REZARÉ POR ELLO