Viaje de trabajo 1
Viajar por trabajo y recibir demasiado placer...
Daniel y yo nos conocimos hace unos años atrás, en aquel entonces salimos un par de veces, intentamos tener una relación que al final fracaso, por lo que decidimos distanciarnos, tiempo después él había tomado la fantástica decisión de regresar con una antigua novia, Daniel es 10 años mayor que yo, alto, de pelo lacio negro, de brazos fuertes y de pectorales muy marcados que siempre me gustaron o mejor dicho me encantaron.
Por cosas del destino, Daniel y yo nos volvimos a encontrar una noche, yo salía de una reunión del trabajo muy tarde y con prisa a buscar un taxi en la avenida más cercana, me detuve en el paradero a esperar que algún taxi pueda hacer alto y poder tomarlo, tenía prisa, en segundos un auto gris se asoma y pude percibir que era el auto de Daniel, dude en acercarme sin embargo en ese momento algo más me llevo a tocar su ventanilla, el alzó la mirada, me sonrió y me hizo un gesto para que suba, y de repente ya estaba como su copiloto, él se ofreció a llevarme a mi casa que quedaba de camino a la suya, durante el camino conversamos, nos reíamos, y fue como si no nos hubiéramos separado, seguíamos con la misma confianza de antes.
Al llegar a casa le agradecí y quedamos en volver a vernos, ya que había sido un encuentro agradable, antes de bajar él puso su mano en mi pierna descubierta gracias a que la falda que llevaba se había subido más de la cuenta, se acercó a mi cuello y pude sentir su respiración y el rozar de sus labios cerca de mi oreja, me tomo del cuello y me acercó a él, nos besamos como antaño, un beso largo y húmedo, introdujo su lengua y yo le correspondí sentía su respiración caliente y su deseo, sus manos acariciaban mis piernas mientras él las empezaba a su subir, tuve que parar, me tenía que ir, no quería ceder tan fácil y rápido a un deseo, quería que sea más, y ese beso me confirmaba que nos íbamos a volver a ver y muy pronto, nos despedimos y quedamos en llamarnos.
Un par de semanas después de ese encuentro, Daniel me llamó, la verdad que pensé que no volveríamos a comunicarnos, que quizá él se había arrepentido y yo tenía demasiados proyectos y trabajo que no me daba tiempo en pensarlo, sin embargo, no fue así, me llamo y lo sentí muy deseoso de volver a encontrarnos, días después compartíamos un desayuno, una cena y algunos encuentros que nos llevaban directamente a cualquier hotel cercano, Daniel es un hombre muy sexual y eso me encantaba de él, siempre dispuesto un hombre ardiente, dispuesto a darme placer las veces que yo quería, donde yo quería y como yo quería, semanas después yo viajaba a una provincia del oriente del país, tenía un curso por dictar el cual venía programando hace más de un mes y se lo había comentado a Daniel, él me pidió mi itinerario completo, día y hora de mi vuelo, hotel donde me hospedaría, mi agenda completa, hora de mi curso y fecha y hora de regreso a Lima.
Todo estaba listo para partir el taxi venía a recogerme para ir al aeropuerto muy temprano mi vuelo salía de Lima a las 5:30am, llegaba a mi destino un poco antes de las 7am, para esto, días antes había visto a Daniel el también salía fuera de Lima para atender a un cliente y quedamos en encontrarnos a mi regreso para seguir dándonos más placer.
Al llegar a la ciudad de Iquitos pude sentir de inmediato lo caliente de la ciudad, muy diferente a Lima húmeda y fría, Iquitos se caracteriza por ser una ciudad de alta temperatura, al bajar del avión una gota de sudor corría por mi rostro y pechos, de inmediato me retire la chaqueta que llevaba puesta y deseaba llegar al hotel para quitarme la ropa y tomar una ducha fría, mientras esperaba mi maleta prendí el móvil para comunicarme con el hotel que me recogería, cuando ingresó mensajes y llamadas que Daniel me había hecho:
- ¿Dónde estás?
- ¿Ya llegaste?
- Por favor apenas llegues avísame
- Llámame
Y fue cuando ingreso su llamada, le conteste y le empecé a contar que recién había llegado, que el calor estaba muy fuerte en Iquitos, que deseaba darme un duchazo lo más pronto y que ya iba camino a mi hotel, Daniel me contesto que cuando llegue a mi habitación lo llame, para poder seguir hablando más tranquilos.
Mi hotel ya estaba reservado y me esperaban en el aeropuerto, llegué me dieron la bienvenida con un rico coctel de uvas combinando con sus tragos exóticos típicos de esa ciudad tan caliente, muy famosos por ser afrodisiacos y por causar las mejores sensaciones de placer, me registré en el counter, tome mi llave y el botones me acompañó a mi habitación cargando mi maleta, al llegar me acordé de llamar a Daniel, tome mi movil y le marque, le comenté que ya estaba por fin en mi habitación y que estaba muy acalorada y que solo quería quitarme los jeans y las zapatillas y tomar una ducha – ¿En qué habitación estás?, me preguntó – 302 le dije ¿por qué? le pregunté Y al instante tocan a la puerta de mi habitación, era Daniel.
Daniel había organizado su viaje según el mío, ahora ya entendía por qué pidió mi itinerario, y los mensajes insistentes que me comunicará con él apenes aterrice, Daniel estaba ahí y yo que había deseado mucho darme esa ducha con él, apenas abrí la puerta él se abalanzó hacia mí, y me empezó a besar como si fuera la última vez, metía su lengua, tan húmeda, tan deliciosa, con esos labios carnosos, que yo mordía, me quitó la camiseta, estaba ardiendo, me empezó a besar el cuello, los besos no paraban, nos queríamos comer, le quite la camisa con desesperación, y empecé a lamer esos pectorales que siempre me han fascinado a recorrer con mi lengua ese pecho, hasta llegar a su ombligo, Daniel me excitaba demasiado yo estaba muy mojada, sudando, queriendo devorarme a ese hombre, me lanzó a la cama y me quitó los jeans y con una mano me quitó la ropa interior, los besos cada vez eran más calientes, no podíamos más, el acariciaba mi cuerpo entero, sus dedos presionaban mis pezones y me hacían gemir más, mordía mis pezones, lamía mis tetas, las tomaba con sus manos y las presionaba, yo pude quitarle la hebilla de la correa y abrir el pantalón, ya podía ver y sentir su miembro completamente duro, pidiendo a gritos ser liberado, me gustaba mucho rozarlo con fuerza y presionarlo, me puse encima de el antes de quitarse el pantalón y le rozaba cada vez más para sentirlo a través de su ropa lo duro que estaba, mientras el presionaba mis tetas, me cogió por la cintura y se puso encima de mí otra vez, se quitó el pantalón y el bóxer que ya estaba muy húmedo, me abrió de piernas, bajó su cabeza hasta mi entre pierna y su lengua empezó a darme placer, su lengua húmeda, chupaba y chupaba como si se fuera a acabar, yo me retorcía en la cama, cogía su cabeza, jalaba de sus cabello, el seguía chupando, introduciendo sus dedos y frotando mi clítoris que estaba por estallar, sentía un dolor agradable, me comía toda, yo mordía las sábanas blancas para que no escuche el hotel enteró de lo que yo estaba disfrutando y del placer que estaba recibiendo, pude escucharlo decir que estaba demasiado mojadita, yo mientras tanto le suplicaba que entre, que me lo meta todito:
Por favor, mételo, lo quiero adentro, por favor te lo pido, mételo, ya no doy más…
Pero mis suplicas eran en vano, el me dio la vuelta y ahora era yo la que tenía que devolverle esa dosis de placer que él hace unos segundo me había dado, acerque mi boca a la suya y empecé a besarlo mientras mi mano ya estaba en su miembro súper duro, largo, no puedo mentir quería ponerme encima de él y meterlo hasta los más profundo de mi, pero aún no era el momento, empecé a bajar, hasta llegar a su sexo, lo empecé a lamer, desde la punta hasta los huevos, lo chupaba, y jugaba con mi lengua en su glande, el cerraba los ojos y me pedía que siga y que no pare:
Que rico, sigue, sigue no pares, chúpalo todo, mételo todo en esa boquita, mi amor, no pares.
Me lo metí entero a la boca lo succionaba, y empecé a seguir el movimiento de mis manos de arriba abajo, mientras mi boca chupaba y chupaba, y me lengua se enroscaba en su miembro caliente, ese líquido que salía era un elixir, yo estaba demasiado mojada, demasiado excitada y no dejaba de chupar, presionaba y chupaba con más fuerza.
Daniel gemía, me tomo del cabello y me levantó, me mordió las tetas una vez más, nos comíamos como animales salvajes, como si se acabará el mundo, estaba demasiado caliente, su cuerpo estaba ardiendo, me dio de nalgadas, me mordió las nalgas, y me puso de espaldas a él, puse mis rodillas sobre la cama y sabía que lo mejor estaba por venir, sentí como el entro de una sola embestida, con fuerza, entraba y salía, una y otra vez, yo no daba más, su mano izquierda estaba delante frotando mi clítoris, esas embestidas eran fuertes, deliciosamente fuertes, yo le pedía que no pare, que siga y que me diera más fuerte,
Dame más, dame más fuerte… no pares, dame más, eres demasiado rico, dame más por favor, esas suplicas salían de mi boca, mientras frotaba mi clítoris no pude más y tras una larga espera vino mi primer orgasmo, que delicia, el cuerpo me tembló, y me susurro al oído, “Esto aún no acaba”.
Daniel me tiro a la cama me abrió las piernas, y volvió a entrar y a embestirme con la misma fuerza, igual de duro como me gusta, puso mis piernas en sus hombros, y siguió, el sudor recorría nuestros cuerpos, completamente mojados, mis uñas las presionaba sobre su pecho, que delicia, hace mucho que no sentía a Daniel así, no existía nada más en ese momento, cada embestida era más deliciosa, y más fuerte… una y otra vez, ese hombre era inagotable, entraba y salía de mí, mientras yo arqueaba mi espalda, y gemía de placer, sus respiraciones se hacía más fuertes, y sus embestidas más rápidas y duras, me encantaba, le pedía a gritos que no pare, puse su mano en mi clítoris y le pedía me dé duró, pude escuchar que él me día que se venía:
Su voz se entrecortaba entre su fuerte respiración, sus gemidos y entre su ritmo rápido:
Yo movía mis caderas contra él y presionaba quería más, quería más…
Daniel susurro, me vengo… me vengo…
Lléname todita le respondí mientras presionaba mi pelvis a la suya con fuerza y moviendo mis caderas en forma circular, cuando gimió con fuerza ahhhhhhhhhhhhhhhh, cerró los ojos y me dio un beso rico yo mordía sus labios, su lengua entro en mi boca, más suave pero igual de deliciosa, se quedó dentro mío unos momentos más, se acostó a mi costado ambos mojados, pero más que satisfechos, sin aliento, cansados, jadeando aún, me mordió los pezones una vez más y me acariciaba todo el cuerpo, rozaba mis tetas y pezones, mordía mi espalda, acariciaba mis nalgas que le encantaban y no perdía la oportunidad de rozar suavemente sus dedos sobre mi sexo aún mojado…
Ese fue el primer encuentro que tuve con Daniel ese día, yo solo me quedaba en Iquitos un día, regresaba a Lima al día siguiente muy temprano, Lo que paso después fue más delicioso… Daniel no iba a dejar pasar ni un minuto sin darnos el máximo placer.