Viaje de placer, regalo de la empresa
Como consecuencia del aniversario de una empresa, se sortean dos viajes a Italia. Roberto, un hombre de sesenta años resulta uno de los agraciados. Durante el viaje conoce a una mujer casada, que viajaba con su esposo, y a la que tras varios acontecimientos logra seducirla y follarla hasta las últimas consecuencias.
La empresa donde trabajaba Roberto había realizado un sorteo entre todos los trabajadores de la empresa como consecuencia de la conmemoración el cincuenta aniversario de la fundación de la citada empresa. El sorteo era para dos personas, pero tras varias propuestas, decidieron que fuera para dos empleados de la misma, lo que conllevaba que aquellos que resultaran agraciados tenían que viajar sin pareja, en el supuesto de estar casados.
Roberto era uno de los empleados con una cierta antigüedad en la empresa, dependiente de unas de las tiendas que regentaba la mercantil en que trabajaba, y que estaba pronto a su jubilación, ya que contaba con sesenta años recién cumplidos. Pese a su edad, era un hombre que se conservaba bastante bien, con pocas canas en su cabello, una altura de casi 1.80, bien parecido, y con un cuerpo más bien delgado aunque fornido. Para ello siempre había mantenido una alimentación sana y practicaba son frecuencia deporte, especialmente el footing. Se encontraba casado y era padre de dos hijos, ya independientes, y se podía decir que era un hombre bastante formal, y al que todos tenían en la empresa por serio y bastante reservado.
Roberto, en ningún momento pensó que pudiera resultar agraciado entre los casi más del centenar de trabajadores de la empresa, pero se vio sorprendido cuando el día del sorteo, durante la celebración del cincuenta aniversario, escucho su nombre tras la primera agraciada. Miro a su esposa, que se encontraba a su lado en la cena, y quedó bastante sorprendido. En ese momento escucho que el premio era un viaje a Italia con todos los gastos pagos. La otra agraciada resultó ser una mujer joven de la empresa llamada Julia. La primera reacción fue indicarle a su mujer que iba a renunciar, ya que no quería viajar sin su compañía. Sin embargo, la mujer le convenció indicándole que ella tampoco podía acudir por su trabajo, y que era una oportunidad para él de conocer Italia.
Posteriormente el indicaron que se trataba de un viaje de unos diez días duración, y que la empresa incluso le pagaría esos días de vacaciones. Así que, casi sin pensárselo, se vio preparando la maleta para el viaje. La salida estaba proyectada desde Barcelona y allí se unirían a un grupo ya programado que les llevaría por varias ciudades del Norte de Francia e Italia. Una vez en Barcelona, Julia y Roberto verificaron que iban a viajar con varias de personas de diversos lugares de la Península. Unos viajaban en pareja, y otros, como ellos, viajaban solos.
Inicialmente Roberto tomo asiento junto a Julia en el autobús. Así fue como el viaje comenzó, y tras casi un día de trayecto en autobús llegaron algo tarde a la ciudad de Niza, en el sur de Francia. Tras asignarles las correspondientes habitaciones en el hotel donde se iban a hospedar esa noche, tras la cena, varios miembros del decidieron recorrer las calles de Niza.
Durante ese trayecto nocturno, Roberto fue conociendo a sus compañeros de viaje, y entre ellos, observó a una mujer de unos cuarenta años que viajaba acompañada de su marido. Esta señora iba en grupo junto con otras parejas, llegando a conocer que se llamaba Lucia. Se percató de que era una mujer elegante, no muy alta, quizás con algunos kilos de más, pero sin resultar gruesa, y con una figura bastante bien configurada, denotando las perfectas curvas, que la hacían realmente bastante atractiva. Sin ser una gran belleza, tenía una cara bastante agradable y con un cutis envidiable. Había algo que, si destacaba en ella, sus hermosos pechos, que sin ser exagerados, si eran grandes, aunque se denotaban bastante firmes.
Después de recorrer algunas calles de la ciudad, se dio cuenta que el marido, bastante mayor que ella, parecía pasar de la misma, lo que intuyó que habían tenido alguna pelea. Tras unas copas aquel comenzó a bromear con otras mujeres del grupo, sin apenas prestar atención a su esposa.
Julia había hecho amistad con otra chica soltera, llamada Blanca por lo que, el iba prácticamente iba solo entre el grupo.
Mientras andaban, Roberto se dio cuenta que aquella mujer, marcha caminando, pero ocupando parte de la calle, sin prestar atención al tráfico. En un momento del trayecto se percató de que un vehículo pasaba cerca de ellos a gran velocidad, y que estaba en la trayectoria, observando que no parecía tener intención de detenerse. Roberto constato que se continuar la marcha el auto iba a llevarse por delante a dicha mujer, que caminaba casi delante de él hablando con otra señora.
En los últimos instantes, viendo el inminente atropello logró alcanzar a la mujer y tirar de su brazo fuertemente, sacándola de la calle en el momento justo en que el vehículo pasaba dando un bocinado tremendo. Producto de dicha acción, y del impulso se vino contra el hombre, haciendo que ambos perdieran el equilibrio y teniendo que sujetarla Roberto para que no se cayera al pavimento de la acera.
El vehículo siguió su curso sin detenerse comprobando que eran unos chicos jóvenes que tenía todos los síntomas de estar ebrios o bajo los efectos de sustancias estupefacientes.
La mujer se llevó un tremendo susto, al comprobar lo cerca que había estado se resultar atropellada por aquel coche. Los comentarios de todos era que había tenido suerte, ya que sin la acción de Roberto hubiera terminado con una lesión, o quizás la muerte. La mujer había quedado en estado shock. Su cuerpo temblaba, y apenas se mantenía en pie. Roberto observó, por el contrario, que su esposo que iba bastante adelante, ni se inmuto, ni volvió para preocuparse de su mujer.
Al comprobar el nerviosismo de la mujer, localizó un bar cercano, junto con otra pareja del viaje y la hicieron sentar para que tomar un vaso de agua, y le prepararon una tila. La mujer miraba a Roberto, sumamente agradecida. Mientras le servían la tila, la otra pareja viendo que ya estaba mejor continuó su camino, quedándose la mujer con él.
Tras tomar la taza de tila, el color volvió a la cara de la señora. Breves momentos despues, ella se inquietó al ver que estaba solos. Roberto entonces la tranquilizó diciéndola: No se preocupe. Sé cómo llegar al hotel, relájese. Intentaremos alcanzar al grupo.
- Sí. Pero, ¿dónde están? …¿no los veo?. Nos hemos perdido . ¿y mi marido? Respondió ella bastante nerviosa.
El hombre le respondió: su marido parece que no se percató. Pero no se preocupe, tengo localizado el hotel, así que tranquilícese.
Así fue con la mujer se dejó acompañar por el hombre. Durante el trayecto fueron observando el bullicio de la noche en Niza, al tiempo que surgió entre ellos la conversación normal sobre la vida de cada uno. Sin darse cuenta, en medio de la conversación llegaron a un rincón donde estaba tocando una tuna por lo que se quedaron un poco a escucharlos cantar. Tras escuchar algunas canciones cayeron en la cuenta de que eran casi las once de la noche, y decidieron apurar el paso para regresar al hotel.
La mujer expresaba a Roberto su malestar con el comportamiento de su esposo, ya que ni siquiera la había llamado por teléfono para interesarse por cómo estaba. Poco antes de llegar al hotel pasaron por una calle poco transitada y oscura, donde había unos maleantes y chicos jóvenes los cuales le comenzaron a lanzar algunos piropos, y otras obscenidades a Lucia, dado que no aparentaban ser pareja. Ella entonces, reaccionó y con cierto nerviosismo, se cogió del brazo de su acompañante, con la finalidad de que aquellos maleantes se dieran cuenta de que era una pareja. De esa forma cogidos del brazo llegaron al hotel. No obstante, antes de entrar ella se separó del mismo para evitar murmuraciones.
El marido de Lucia se encontraba hablando con otros matrimonios, esperando en los bajos del hotel. Ella le echo una sonora bronca en presencia de todos. El marido apenas se inmuto, ya que tenía evidencias de haber ingerido varias copas de más, dirigiéndose sin más al bar del hotel y dejando a su mujer nuevamente sola. Cansados, ambos decidieron ir cada uno a su habitación, volviendo la mujer a agradecerle a Roberto su gesto con ella.
Al día siguiente, tras el desayuno, Roberto se acercó a saludar a Lucia preguntándole si ya se encontraba bien, respondiendo aquella “que mucho mejor” . Durante el trayecto hasta Milán no volvieron a tener conversación alguna. En la noche volvieron a pasear nuevamente por las calles de Milán, y en ese momento volvieron a intercambiar alguna que otra conversación. Roberto de dio cuenta por el tono de su voz que continuaba bastante enfadada con su esposo, comprobando como él seguía delante sin atenderla y además dirigía palabras pícaras y en forma de coqueteo a otras mujeres, lo que hizo que Lucia como represalia, se mantuviera en todo momento junto a Roberto.
Al tercer día salieron rumbo a Venecia, y tas entrar en San Antonio de Padua, marchamos para el Lido de Venecia. Esa noche el grupo decidió visitar Venecia por la noche, pero el marido optó por quedar con otros amigos en el hotel, concretamente en el bar donde habían comido. Ella, junto a otros matrimonios decidió acompañar al grupo. Durante el recorrido por la plaza de San Marcos, Lucia se volvió acercar nuevamente a Roberto y comenzó a pasear junto al mismo animadamente. Roberto, la invitó a que montaran en una góndola, y aunque inicialmente no aceptó, tras señalarle que no había nada de malo en ello, la mujer termino accediendo.
Durante el trayecto por los canales oscuros, ella permanecía sentada a su lado como una pareja. Roberto sin poder evitarlo observaba aquella mujer, viendo que le atraía bastante. Pese a que no tenía problemas con su pareja, era un hombre sumamente activo sexualmente, por lo que la cercanía de aquella mujer lo estaba comenzado a excitar, y a veces realizaba esfuerzos para contenerse y evitar que ella pudiera percatarse de su estado. Durante un momento, hablaban tan acaramelados, que el le paso la mano por encima del hombro, y al contemplar que no había nadie cerca, ella no se opuso. Durante uno de los momentos en que observaban los edificios, sus caras llevaron acercarse tanto que un pequeño frenazo de la góndola, llevo sus bocas a juntarse. Ella se ruborizo, pero no dijo nada.
Lucia, comenzó a manifestar a Roberto su tremendo enfado con su marido, al tiempo que ella se notaba bastante agitada y alterada. Roberto trato de consolarla. Más tarde regresaron con los demás al hotel. Al llegar al hall ella constató que su marido estaba bastante ebrio y seguía con los amigos dentro del bar. La cara de la mujer se transformó, y, al verla tan alterada, Roberto le comentó: ¿ te apetece pasear un rato o deseas retirarte a tu habitación? .
Ella, le miro, se sonrojó ante su proposición, ya que era una mujer casada, y no le parecía correcto, pero el enfado con su cónyuge la hizo aceptar, especialmente al comprobar como aquel bromeaba con una mujer del grupo.
Comenzaron a pasear por algunos lugares, algunos de ellos algo ocultos, hasta llegar a un lugar donde observaron a varias parejas besándose y bastante acarameladas. Lucia en el fondo se encontraba atraída por aquel hombre, que aunque ciertamente mayor que ella, parecía bastante distinto a su esposo. Nunca había tenido ningún desliz en su matrimonio, siempre había sido una mujer fiel y bastante pulcra. Pero, aquel hombre le resultaba tan atractivo y tan seductor, que no pudo evitar oponerse cuando el hombre la atrajo hacia él y la besó en los labios.
Ella se quedó algo sorprendida, agitada, respondiendo: - ¿ Porque lo has hecho?,no debemos. Sabes que estoy casada. Y tú también.
-Ya lo sé Lucia. Sé que tienes razón. Pero, fue un acto impulsivo, no puede evitarlo. No sé qué me ocurre contigo, pero, me siento atraído por ti.
Pese a su oposición inicial, al rato aceptó los besos del hombre. Aquel logro por primera vez pasar su mano por los pechos de la mujer percatándose de que tenía los pezones puntiagudos. Las protestas de la mujer poco a poco cedieron, lo que permitió a Roberto palpar con bastante descaro los senos de la mujer sobre la blusa. Tenía unos pechos bastante firmes, y aquello impresionó a Roberto, excitándose con ello.
- oh estás loco. Nos pueden ver. Por favor . No podemos .
-relájate Lucia. solo son unas caricias .
Pero, el hombre no dejó de masajear aquellos pechos aunque solo fuera por encima de la blusa. Aquello motivo que el libido de la mujer se despertara. Lucia llevaba varios días sin contacto con su marido, y menos sexual. Por ello cuanto Roberto dio un paso más y le tomo su mano para colocarla encima del bulto de su pantalón, ella se quedó sumamente impresionada y en el fondo agitada. Era evidente que había palpado las dimensiones de la verga del hombre, y su instinto la llevó a cerrar la mano apretando entre ella el vástago del aquel, comprobando que mantenía una buena erección. Se extraño de la dureza de aquel miembro, pese a la edad de Roberto, ya que sabía que su esposo no solo aparentaba un miembro inferior, sino que además, jamás había detectado un dureza semejante.
- Oh por favor, Roberto. ¿Pero qué haces? ,….¿cómo te atreves? ohhh
Roberto, pese a su edad, aún disponía de una tranca que en plena erección superaba con facilidad los 22 cm y un grosor bastante respetable. La madre naturaleza le había concedido un instrumento algo superior a la media, y unido a su notable vigorosidad destacaba considerablemente.
Sin saber porque, Lucia mantuvo la mano sobre el pene del hombre, durante unos momentos más, notándose excitada y nerviosa. Sabía que debía retirarla, pero aquellas dimensiones del nabo de su acompañante la tenían trastornada. Al final reaccionó retirando la mano exclamando:
- Oh Roberto, ¿que estamos haciendo ? No debemos –
Roberto comprobó la respiración agitada de la mujer y le susurro al oído: -¿ has visto como me pones Lucia?.
-Ya. Pero no esta bien. ¡estoy casada! Oh Dios …nos puedenver. Oh por favor…
Al ver que se acercaban varias personas, Roberto se contuvo y al ver que ella tomaba la dirección de vuelta al hotel la siguió.
Esa noche Roberto esto tentado de tocarse una paja, pero añoraba continuar tentado a la mujer y quizás…Por ello se abstuvo.
La mujer por su parte comprobó al llegar al baño que sus bragas se encontraban húmedas. Sorprendida se dijo: No puede ser. Me he mojado tocando el pene de ese hombre.
Al día siguiente continuaron en Venecia realizando algunas visitas en grupo. Por la tarde, Roberto comprobó como la mujer le decía a su marido que “ no quería ir al centro, que le dolía la cabeza” . El marido, apenas le hizo caso, y casi con cierto desprecio, marcho con otro grupo hacia el centro de la ciudad.
Roberto entonces decidió quedarse. Un tiempo después decidió llamarla por teléfono a su habitación. Lucia al escuchar su voz se quedó alterada. Roberto le propuso dar una vuelta, y ante su negativa, aquel le propuso como alternativa: ¿ Por qué no vienes a mi habitación y hablamos un rato?
-¿ a tu habitación?, estás loco ….! Le contesto ella sumamente agitada ante el atrevimiento del hombre.
Como quieras Lucia. No obstante, te estaré esperando . Y sin más le colgó el teléfono.
Lucia se quedó perpleja con aquella osadía del hombre. Era cierto que le gustaba bastante. Pero, jamás había sido infiel a su esposo. Siempre había sido muy respetuosa. Sin embargo, pensó en el comportamiento de su marido, el cual la había dejado en el hotel sin importarle como estuviera, y recordando los coqueteos con otras mujeres. Esos pensamientos la alteraron. Por otro lado, recordó las dimensiones del pene de aquel hombre y se notó nuevamente mojaba. No sabía qué hacer.
Roberto estaba convencido de que no acudiría. Sin embargo, ante su sorpresa no habiendo transcurrido más de media hora escucho tocar la puerta. No sabía si era ella, quizás fuera algún empleado del hotel. Al abrir la puerta se quedó ilusionado al contemplar la presencia de Lucia.
Lucia venció su resistencia y decidió cometer aquella locura. Se había vestido con una blusa blanca y una falda más bien corta, que le quedaba perfectamente bien y sumamente elegante. El la hizo pasar, y ya dentro ella se sentó junto a la cama.
_ lucia ¡esta preciosa ! - acertó a decirle.
-¿de veras te gusta? ¿Lo dices en serio o solo por alagarme?
- completamente en serio. Estas para comerte. De veras. Eres una mujer muy hermosa - exclamo.
Lucia se ruborizó. Roberto se encontraba con un pantalón corto y una camiseta, que permitía contemplar sus brazos bastante fornidos, y aquello excito igualmente a la mujer.
Roberto se colocó a su lado en la cama, y sin poder contenerse le dio un nuevo beso en los labios, al tiempo que comenzó a acariciarla con mucha delicadeza, sin prisas. Ella, aceptó sus caricias, notando que se comenzaba a excitar. Llevaba más de dos semanas sin follar con su marido por los enfados, y, había visto y tocado el enorme falo del hombre que tenía a su lado, por lo que estaba casi entregada.
Roberto volvió a pasar su mano nuevamente por los pechos de la mujer, percibiendo los gemidos de ésta. decirle nada comenzó a soltar los botones de su blusa comprobando que llevaba un sostén muy provocativo que realzaba sus pechos.
-¡ que preciosidad!. Lucia eres muy hermosa ¿sabes?
-¿lo dices en serio? ¡eres un adulador! – le contesto ella.
- te aseguro que eres un portento de mujer. ¿Has visto como me tienes de excitado? .- le dijo mientras tomaba la mano de la mujer para acercarla nuevamente y depositarla sobre su tranca, aún bajo la tela del pantalón corto.
Tiró un poco del sostén y aparecieron sus enormes pezones negros, puntiagudos, que no tardaron en desaparecer devorados por la boca ansiosa del hombre. Oh por favor oh para… para no podemos ohh
Después de unos buenos chupeteos, decidió meter su mano entre las piernas de la mujer, y pese a los intentos de aquella por impedírselo, pronto se vio como aquella mano accedía sin demora por el interior de sus mulos en dirección a su vagina. Ella sabía que no debía dejarle, pero su calentura era tal, y tenía tantas ganas de cariño que le dejó continuar. Pronto la mano del hombre alcanzó sus bragas. Oh por favor ahí no ¡¡¡¡ Roberto… ohh
El hombre lejos de detenerse apartó la braga hacia un lado, y sus largos dedos alcanzaron por primer la ranura de aquella hembra. Se dio cuenta de que estaba sumamente mojada. Más bien empapada.
- oh por favor ahí no. oh…
Tranquila Lucia. Vamos preciosa. Déjate hacer. Estas muy mojada. ¿Te encuentras excitada verdad? le pregunto ociosamente.
-Ya… Pero… No sé qué está pasando. Me gustas, pero no debemos. Nunca le he sido infiel a mi esposo.
-Lo se Lucia. Pero el ahora no se ocupa de ti. Y, la verdad: ¡te noto muy ansiosa!. ¿Llevas tiempo sin que tu marido de te eche un buen polvo? ¿ me equivoco ? le espetó el hombre con total decisión.
-ay qué cosas dices… Ya sabes que las relaciones con mi esposo no andan muy bien… contesto ella totalmente ruborizada ante el atrevimiento del hombre. Pero en el fondo reconoció que lo que indicaba el hombre era cierto. Llevaba casi más de un mes sin que el marido tuviera acceso carnal con ella.
Por ello añadió: Ya has visto a mi esposo. No solo no me toca sino que se pone a coquetear con otras mujeres. Eso no lo soporto. Reconoció sin saber por qué la mujer.
-Pues quiero que hoy te relajes. Se qué lo necesitas, y yo también. Llevo tiempo sin hacerlo y estoy bastante arrecho.
-Oh Roberto. Pero, … una cosa son la caricias y otra follar. Le contesto mirando el tremendo bulto del pantalón corto, donde el pene del mismo estaba enfilado de tal forma que parecía que pronto rompería la tela.
Las manos del hombre continuaban hurgando entre los labios vaginales de la mujer, notando como comenzó a contraer sus piernas. La cara de excitación le hace mirar a la cara de Roberto, al tiempo que se convulsionaba alcanzado su primer orgasmo de la tarde.
Oh joder …me vengo ooo sii ooooo. Oh Rorberto ooo
Por su parte Roberto, mientras la mujer mantenía los ojos cerrados, aprovechó para bajarse el pantalón y slip, dejando su mandarria al aire, con una empalmadura bastante ostensible.
Lucia al abrir los ojos y comprobar la tranca del hombre exclamo:
- oh Dios mío. Pero…¡¡ Es enorme!! - exclamo sorprendida.
Pero, la mujer estaba tan lanzada que, lejos de asustarse, con mucha excitación decidió tomarla en sus manos y comenzó a masajearla, pasando su mano a lo largo y ancho de toda la polla del hombre, diciendo en voz baja. ¡ Oh joder como la tienes !
¿ Qué te parece Lucia? ¿te gusta?
Ya le contesta mirándolo a la cara, pero la tienes demasiado grande!
Roberto sumamente excitado le dijo: -¿acaso no te gusta bien grande ? ¿ has visto mis testículos ? Anda pálpalos para que veas como los tengo.
La mujer excitada con aquella palabrería volvió a mirar hacia la cara del hombre. En esa mirada Roberto detecto claramente la de una mujer en celo: ¡una autentica loba en celo!
La mujer no paraba de manosear el pene y los testículos del hombre, diciendo- ¡los tienes repletos!.
Anda preciosa. ¿qué esperas para ponerla en tu boca?.
Ella se agito, toda vez que nunca había tenido sexo oral con su esposo ni con nadie. Pero Roberto le animó hacerlo, y, tras indicarle la forma que debía hacerlo, la mujer empezó a lengüetear la polla del hombre y sus testículos como si fuera una experta. Cuando el vío que podía correrse en la boca de la mujer le dijo: ¡para Lucia ! “ Quiero follarte”. Me tienes como una moto .
La mujer dejo de mamar el nabo del hombre, y nerviosa le contesto que aquello no podía ser, y que no quería ser infiel a su esposo, pese a que se lo mereciera.
Roberto la contesto: anda Lucia, estas súper mojada. Has visto que tienes el coño empapado. Llevas semanas sin que tu esposo te folle, y yo llevo varios días sin follar. Ambos lo necesitamos . ¿ De verdad no quieres que clave toda esta tranca en tu coño? Ella le miraba casi sin reaccionar.
Pero el hombre insistió: ¿Cuántas veces has tenido una como esta? Estas necesitándolo. Te voy a echar una follada de envergadura. Anda tócala nuevamente ,
Ella, sin poder resistirse volvió a posar su mano sobre la tranca del hombre emitiendo un suspiro, luego la paso por los testículos escuchando como le decía Roberto: ¿ has visto como tengo los huevos? Lucia…los tengo bien cargados de leche, ¡te voy a llenar tu coño con ella!.
Ella le miro más agitada contestando: ¿ Correrte?? ¡de ningún modo! Deberás hacerlo con condón. No me cuido, y no quiero tener sorpresas .
Roberto se quedo molesto con aquella pretensión. Ahora quería que la follara con condón. Pero el ninguno tenia, por lo que le dice: mira Lucia, ¡no tengo condón!. Pero es que tampoco gusta hacerlo con preservativo. No creo que estes en tus días fértiles. Y mientras le hablaba le había subido la fada, y bajado las bragas, notando claramente primera vez aquella raja del coño de la mujer que tenía delante. Los labios de la mujer se notaban bastante abiertos y brillantes.
Sin esperar su reacción, el hombre acercó su polla pasándola por el coño de la mujer, dándole un par de brochazos, que levantó los suspiros de Lucia, venciendo su resistencia. El hombre se dio cuenta de que era hora de clavarla. Por ello, antes de que la mujer pusiera nuevas protestas, de una estocada, penetró aquel caliente coño, internándose más de la mitad de su nabo en el mismo.
- oh no que grande ohhhh Dios…. Oh desapcio oooo.
Lucia, se dio cuenta de que aquella polla no era como la de su esposo. Era mucho más grande y gruesa. Por ello, al no haber tenido hijos, las paredes de su vagina se tuvieron que dilatar al máximo para permitir el paso de aquel vástago. Pese sus quejas por lo grande que era, Roberto lejos de sacársela, se retiró un poco, pero lo suficiente para tomar nuevo impulso y terminar por dejársela ir hasta el fondo Oh noooo me revientas oooo noooo sacala oo
El hombre notó la fuerza y contracciones que la mujer ejercía sobre su nabo como intentando expulsarla. Pero aquello, lejos de conseguir su propósito, lo excitó aun más. Y sin más comenzó a bombearla poco a poco para luego ir aumentando el ritmo de la penetración.
Oh Roberto…. Oo si cabron… me la has metido oooo siii
La mujer ahora se sentía totalmente llena. El pene del hombre la llenaba por completo. Nada que ver con la de su esposo. ¡ Roberto era un auténtico semental !
Pero lejos de detenerse, la comenzó a perforar con ganas tomando los muslos de la mujer y clavándola una y otra vez con mayor decisión, logrando alcanzar el segundo orgasmo en aquella fémina.
Oh me vengo otra vez ooooo
Roberto la continuó bombeando, pero esta vez tomo las piernas de la mujer y la hizo doblar sobre su propio estómago, con lo cual la vagina de aquella quedó a plena disposición del mismo, quien apuró su penetración al máximo, hasta hacerla alcanzar un tercer orgasmo. Y antes de que la mujer se recuperara, el hombre decidió descargar en ella. Por ello, apoyando todo su cuerpo sobre ella, logró que la penetración fuera bastante más profunda, y al momento comenzó a lanzar sus primeras lechadas. Cuando la mujer noto el semen dentro de ella exclamo como alocada: Oh …te has corrido dentro. No puede ser oooo
-no te pasara nada. ¿No creo que estes ovulando ¿verdad? Uf preciosa tenía bastante leche, y necesitaba descargarla.
-¡estás loco. ¿Cómo has podido?... Ella se para, aún con toda la lanza del hombre dentro de su vagina, y le dice: Y .. encima me has llenado. ¡que bárbaro!
Tras acabar, se quedaron en la cama abrazados por primera vez. Y así paso más de una hora. Cuando se recuperaron, el quiso continuar, pero ella lo detuvo y le dijo : ¡estás loco!... que puede llegar mi esposo. ¡Debo marcharme!
Al día siguiente llegaron a Florencia. La primera noche en dicha ciudad Lucia intento esquivar a Roberto como pudo, y ni tan siquiera le permitió hablar con ella. La segunda noche fueron a un restaurante, y al terminar la cena su marido se quedó con otros amigos tomando unas copas.
Pese a los intentos de ella por evitarlo, Roberto logró acercarse a la misma, y al ver su decisión salieron fuer y caminaron un rato, aunque intento evitar hablar de lo ocurrido.
Al siguiente marcharon para Roma. Llegamos casi anocheciendo, por lo que terminaron de cenar cerca de las once de la noche. Algunos quisieron ir a ver la Plaza de San Pedro de noche. El marido de Lucia dijo que se quedaba en el hotel, por lo que Lucia ella se quedó igualmente.
Al día siguiente visitaron la ciudad y museos del Vaticano. Por la tarde dejaron libre. Entonces, Roberto aprovecho para seguir de cerca a Lucia que iba con su esposo. Sobre las cinco de la tarde, entraron a un bar y, los otros maridos de las mujeres que iban con Lucia empezaron a pedir copa tras copa, hasta que comprobó que estaba ya bastante tomados. Observó la cara de Lucia y notaba su desesperación. Ella intentaba evitar la mirada del hombre. Ella se notaba ese día agitada y al tiempo ansiosa. Sabía que al día siguiente harían el viaje de regreso a Barcelona. En el fondo deseaba tener un nuevo encuentro con aquel semental. Necesitaba tener su leche otra vez dentro, aunque sabía que esta vez era peligroso. Notaba que podía estar en sus días fértiles. En un momento dado, cuando se apartó del marido, Roberto estuvo pronto al lago. Al verlo ella se agito. El la pregunto: ¿ porque estas tan nerviosa?
Ella le mira, sonrojada y le dice: ¿ cómo quieres que este? Mi marido está nuevamente cargado.
Tras insinuárselo varias veces ella aceptó dar una vuelta. Estuvimos solo paseando. Tras una hora ella le dijo: Me encuentro muy cansada ,
Roberto le dijo: ¿ quieres marchar al hotel ?
Lucia asintió con la cabeza. Tomaron un taxi y llegaron al hotel sobre las 6.30 horas. Él le dijo: ¿ Quieres que te acompañe a tu habitación? , pero se negó.
El hombre algo enfadado le dijo –como quieres. Voy a estar en mi habitación, Si deseas venir, ya sabes dónde está la misma .
Paso más de media hora, el ya se había duchado, y estaba en slip viendo la tele sobre la cama. Había descartado que ella viniera. Sin embargo, contra todo pronóstico, volvió a escuchar que tocaban a la puerta. Al abrir ella le pregunto. – ¿ Qué haces? -
Le contesté: pues viendo la televisión.
Ella llevaba puesto un traje de una sola costura más bien bajo, pero con una gran raja a un lado. Roberto se percató de que no llevaba sostén, ya que sus pezones estaban en punta, y afloraban bajo la tela de su vestido. Se sentó en la cama a su lado. El hombre comprobó que ella no hacia sino mirar de reojo el bulto de su polla que estaba nuevamente en pie de guerra al tenerla tan cerca.
Roberto se acercó más a ella, y, sin decirle nada volvió a besarla, pero esta vez ardientemente. Se percató de que boca de la mujer desprendía fuego. Y era manifiesto ya que ella respondió a mis besos metiendo la lengua, y empezando a morrearse. Era manifiesto que ¡Lucia estaba muy caliente!, su temperatura era mucho mayor a la de los otros días.
El le logró bajar su traje por los hombros y comenzó a lamer y chupar los grandes pechos de la mujer, los cuales devoraba como un crio. Luego le recostó en la cama, y le retiró completamente el traje dejándola solo con su tanga.
-¡ Que pedazo de hembra eres Lucia!. ¡estas para comerte enterita!
Se metió entre las piernas de ella y comenzó a comerle aquel conejito de una forma sumamente romántica, haciéndola correr en dos ocasiones en su boca.
Ella luego buscó con avidez la polla del hombre bajando el slip y tras quitárselo, se lo metió en la boca. Le dio una mamada de campeonato. De pronto se detiene y le comenta ¡he traído unos condones que he adquirido en una farmacia! , y, continuo: creo que estoy ovulando y no puedo correr riesgos. Necesito que me folles. pero, debo tener cuidado. Ya he visto cómo te corres.
Cuando abrió uno de ellos, Roberto comprobó que eran de la marca normal, y el llevaba como mínimo la xxl; no le dijo nada e intentó que me lo pusiera.
La tranca del hombre, sabiendo que Lucia podía estar ovulando se endureció de tal forma, que hasta le dolía. Evidentemente ni el prepucio pudo entrar. Ella exclamo con cara de enrojecimiento: .. , son muy pequeños. Le he pedido la marca mayor que tenía.
Luego se le quedo mirando y le dijo: ¡ a pelo no podemos hacerlo! ¡Bajo ningún concepto me la vas a meter así! . Le dijo sin el articular palabra.
Entonces el hombre el dijo: ¿ has hecho el sexo anal? ,
Ella me miro como si hubiera visto al mismo demonio y le respondió: C laro que no, nunca. ¿No pretenderás metérmela por detrás? Ni lo sueñes, con la pieza que tienes ni de broma.
Roberto la siguió morreando y calentándola, comprobando que estaba cada vez más caliente, hasta que le dijo, anda hagámoslo pelo, y “cuando me vaya a venir te la saco”.
Pero ella se negaba indicándole sabes que no. Es muy peligroso , pero cada vez aquella le tocaba más insistentemente la polla el hombre.
El entonces le dijo: ¿ de verdad me vas a dejar así, no ves como tengo la polla? Vamos Lucia estas deseando que entre en ti. Has venido para eso . Ella no se hablaba, pero continuaba con la polla en la mano y al propio tiempo tocaba sus testículos. Al ver la cara de sorpresa de la mujer el hombre él dijo: llevo sin correrme desde hace tres días. ¿te das cuenta de la leche que tengo acumulada? Además, con tres días sin correrme mi leche estará bastante espesa .
Ella le mira, y afloran más sus colores. Roberto se había dado cuenta que aquello excitaba a la mujer. Y ante sus palabras ella le contesta: Oh Roberto…. estoy ovulando ¿y si se te ocurre correrte dentro? No quiero ni pensarlo con la leche que tienes acumulada. Seguro que me dejas embarazada.
Pero el la seguía insistiendo: -¡ venga Lucia. sabes que ese coñito está deseando que entre en él! ¿De verdad no me deseas? Ella le comenta: claro que te deseo, pero como estoy es muy peligroso. Sé que si lo hago: ¡me vas a preñar!
Entonces el la pregunto: ¿ cuántos hijos tienes? , ella le mira algo extrañada y le contesta: ya te dije que ninguno.
Roberto le dice : No lo acabo de entender , ¡ con lo buena que estas, ¿no entiendo como tu marido no te ha hecho un par de hijos?. Porque ¿tu pareces sana y, fértil seguro?
Ella afectada en su ego le contesta: ese cabron siempre está borracho, y cuando estoy fértil no lo hace .
Aprovechando su contestación le dijo: pues, ¡creo que de esta noche no vas a escapar! De verdad Lucia, …”si no quedas con la leche que te voy a dejar dentro”, nunca quedarás preñada! Ella se revolvió mirándolo a la cara y exclamando contrariada: ¡ estás loco, lo dices en serio!: ¿pretendes preñarme?
Él le contesto: No es que yo lo pretenda. ¡Es que tú lo estas desando! Anda preciosa, ¡te voy a echar el polvo que necesitas!, y de “paso de dejo bien embarazada”. ¿Has visto como se me ha puesto de pensarlo?
Ella mira el falo del hombre y exclama: ¡ dios mío te ha crecido mucho más! .
Sin pensarlo la echo sobre la cama, y antes de que pudiera decir nada, se logró introducir entre sus piernas y presionó para que ellas las abriera al máximo, con lo que su vagina quedó a su completa merecer. Lucia tenia los labios de su coño brillantes y se notaba totalmente mojada. La miro y le dijo: Lucia ¡hoy te voy a echar el mejor polvo que te han echado! Y sin más contemplaciones, le clavó de una fenomenal estocada todo su falo hasta la misma base.
Ella suspiro, retorciéndose, aunque exclamando: oh noooo a pelo nooo oh como me llenas..,.
Le dijo: L ucia “tienes el coño como una caldera”. ¡¡Te aseguro que hoy quedas preñada mi amor! ¡¡Parece que tengas fuego en el coño!
En lugar de asustarla, aquellas palabras lograron que la mujer se abriera más por la excitación, y entonces el hombre comenzó a perforarla con gran excitación. Se la estuvo metiendo hasta los huevos, la sacaba casi completa y luego nuevamente al fondo, mientras veía que entraba en otro orgasmo. El continuó, pero esta vez con más presión y más fuerte, notando que el coño se abría totalmente para recibirle. La mujer estaba entregada.
Sus penetraciones fueron tales que pronto vio que se iba a venir. Por ella sujetándola bien le dijo: ¡ ábrete más Lucia!, ábrete más para que pueda entrar más adentro. Quiero descargar toda mi semilla bien adentro. Anda preciosa, “hoy te voy hacer un hijo”. Al ir sus palabras, ella sin poder contenerse empezó a convulsionarse, por lo que Roberto aprovechó para dejarle ir su nabo totalmente al fondo, y, sin poder contenerse más, comenzó a vaciarse en ella. Parecía un manantial, al tiempo que la mujer se contraía una y otra vez, apretando sus piernas contra el trasero del hombre en forme de tijera, haciendo que la penetración fuera mas profunda. Roberto se deslecho.
- oh Dios Lucia. Qué buena estas. recibe toda mi lechita… ohh siii oooh
Ella totalmente entregada le dijo: oh ¡te estás corriendo dentro de verdad!...¡ Oh…siento como me llenas!... ¡dios mío me vas a preñar de verdad …. ohhhh.!
Tras permanecer varios minutos con toda su polla dentro, se la sacó y se puso a besarla nuevamente. Le dijo: mi amor esta noche quedarás preñada, porque de aquí no te vas sin que te llene nuevamente con mi semen tu coñito . Ella suspiro ante aquellas palabras. Sabía que esa tarde iba a salir preñada de aquella habitación.
Dirigió su mirada hacia su coño totalmente inflamado, y observo como una hilera de mi semen salía de la misma. Le mira y le dice: - joder me has llenado con tu leche. Seguro que me has dejado embarazada.
Veinte minutos después ya estaba nuevamente dentro de ella fallándola, y cuando estaba a punto de correrse, la mire a los ojos, y le dice: te voy a llenar nuevamente, oh…la sientes…sientes mi leche.
Ella respondió: Oh como te vienes…ooo me llenas.
Tras aquellos dos polvos, se quedaron agotados y dormidos. Tras una hora ella le dijo:
- me tengo que marchar ya.
Pero en el momento en que comenzaba a vestirse, Roberto se incorpora la vuelve a echar sobre la cama, y desde atrás la atravesó como su polla nuevamente:
- ooggg cabrón que grande. Las vuelves a tener a punto.
¿Quieres que la saque? Le dijo morbosamente.
-No sigue. Dame fuerte. Métela toda.
- Quiero regarte ese coñito otra vez. Esta vez quedarás bien preñada. ¿Pero nena estas hirviendo?. Qué coño más caliente ….
Varios minutos después, tras el orgasmo de ella, volvía a lanzar su preciada carga dentro de la caliente vagina de la mujer. Tras asearse ella marcho de la habitación. Ya en la suya se dio cuenta de la cantidad de semen que aún escurría por sus piernas. ¡ Este cabronazo seguro que me ha preñado ! Se dijo.
Sin embargo, el viaje concluyo, y ambos volvieron a sus respectivos domicilios. Ninguno se había dado el número de teléfono por lo que jamás volvieron a saber uno del otro.
Roberto siempre quedó en la duda si había preñado aquella portentosa hembra o no. ¡quizás algún día los descubra!