Viaje de negocios
La diferencia de idiomas no impide que no entendamos bien...muy bien.
Con tan solo tres meses de antigüedad en la empresa ya me han mandado a una convención en Holanda. Allí me encuentro con representantes de todas las plantas europeas. El primer día es muy denso en charlas y seminarios. De unas cien personas presentes solo cuatro procedemos del país.
Durante el día, cada uno de los cuatro hemos estado separados en distintas salas y nos alegra reunirnos en la cena para poder hablar en nuestro idioma. Nuestro ingles no es del todo fluido, digamos que tenemos un “nivel medio”.
En la mesa contigua cenan otros compañeros holandeses. Entre tanto hombre en la convención destacan las representantes femeninas. En la mesa de nuestros colegas hay una mujer de piel morena, con una abundante melena cobriza recogida en un gracioso moño. En un principio dudo sobre su procedencia, pero tal como desarrolla su conversación deduzco que debe ser holandesa oriunda de algún país asiático quizá.
Es una mujer de edad cercana a los cincuenta, creo yo, muy bien cuidada, elegante de cuidados modales y alto grado de sofisticación. Conserva unos ojos grandes llenos de alegría y una boca que da gusto imaginar que te besa. Podría haber sido un pibón de veinte años, pero no, es una mujer de las que llaman la atención por otros motivos distintos a lo que es puramente el físico.
Durante la cena me aburro un poco pues me resulta cansino seguir hablando de temas del trabajo. Dedico los instantes perdidos entre frase y frase a observar a la dama. Ante la aburrida alternativa con mis compañeros de mesa, me dedico a fantasear con ella, me imagino siendo objeto de sus apasionadas caricias y de su gran experiencia en tratar ciertos temas.
Fantasear es gratis, no haces mal a nadie y te puede sacar del aburrimiento y del tedio. Yo lo practico en las largas esperas en el aeropuerto, en el restaurante mientras traen la comida que nunca llega, o en medio de una reunión de trabajo que el ponente nunca está dispuesto a terminar.
Así que en este caso la fantasía va a más y cada vez me gusta más. La desarrollo asignado a la bella dama el papel de amante apasionada y de buena conocedora de los entresijos del amor. Aunque mis ojos la ven sentada frente a mí, con un vestido oscuro que permite ver su cuello y sus hombros desnudos, mi cerebro la imagina completamente desnuda con una mano tapándose el pubis y con la otra cogiéndose un pecho, así en modo “femme fatal”.
Mis compañeros de mesa ajenos a mis fantasías continúan con sus comentarios acerca del seminario. Yo por el contrario cada vez me siento más atraído por esa dama misteriosa y seducido por mi propia fantasía con ella.
Tras cruzar varias veces las miradas, creo que se ha dado cuenta de mí mal disimulada observación y me dedica una sonrisa. Instintivamente, sintiéndome cazado, cierro las piernas tratando de que no descubra que se me ha puesto bien dura fantaseando con ella. En principio desvío la mirada aunque enseguida asumo la situación y la miro complacido devolviendo la sonrisa. Al fin y al cabo no he hecho nada malo.
En mi interior, lamento estar tan cerca y a la vez tan lejos. Con este pobre nivel de inglés sería mas que complicado poder intimar un poco con ella. La cena termina y todos nos desparramamos por el hotel, especialmente por el bar, antes de encaminarnos como corderitos cada cual a su corral, es decir cada cual a su habitación.
Ya que no hay otra alternativa de diversión, las copas se suceden una tras otra. Poco a poco todos van desfilando hacia las habitaciones, y también me llega el turno a mí, por hoy ya he tenido bastante y el día de mañana se presenta cargado de seminarios y encuentros.
Mientras abro la puerta de la habitación , del ascensor sale mi dama…acompañada de otro hombre… ¡que lastima!. Avanzan por el pasillo hacia donde estoy, se despiden, él se queda más atrás y ella continua caminando hacia mí. Intencionadamente me retraso para saber cuál es su habitación, que resulta ser la contigua a la mía.
La saludo con mi ingles de andar por casa. Ella me contesta algo que no entiendo y me sonríe. La sonrío y hago ademan de no haberla entendido. Ella me vuelve a sonreír y se despide de nuevo en holandés. Ambos atravesamos nuestras respectivas puertas y entramos en nuestras respectivas habitaciones.
Ya dentro pienso que debería haber sido más simpático y haber tratado de decirle algo en inglés. Si hubiese conseguido estar unos minutos a solas con ella me habría complacido mucho y solo la remota idea de que hubiera podido suceder, me pone a cien.
Pasan unos minutos y me arranco. La temeridad puede más que la prudencia. Voy a su puerta y llamo… toc, toc…
Se oye su voz al otro lado, dice algo que no entiendo. Contesto alterado que necesito su ayuda para solucionar un problema con el teléfono, (vaya excusa más estúpida). Se abre la puerta, en español y en ingles le explico que no sé cómo conseguir línea hacia el exterior, procuro dar la imagen de joven inexperto que ha salido poco a ver si se compadece de mí.
En principio me recibe contrariada, poco a poco logro hacerme entender y parece que tolera mi intromisión. De lo que ella me dice yo no entiendo nada de nada. Cierra la puerta y me lo vuelve a explicar con el teléfono en la mano. Sigo sin entender absolutamente nada, ella se ríe de mi torpeza. Yo me sonrojo con la situación, aunque eso no me echa para atrás.
Lleva una toalla rodeando su cuerpo por debajo de las axilas, lo que le permite lucir unas bonitas piernas.. “Si…si tu ríete de mi…pero si supieses como se me ha puesto”, pienso para mi o quizás lo he dicho en voz baja. Estoy un poco aturdido, desbordado por mis fantasías y en una situación totalmente fuera de control.
El bulto no se puede disimular, ella con disimulo ya lo ha mirado un par de veces. Creo que no le desagrada después de todo. Cómo mi estado de excitación a ella no le importa, me animo y trato de sacar partido de la situación. Se que no me entiende, aprovecho la circunstancia para decirle a la cara, como si de otra cosa se tratase, lo mucho que me atrae y lo dura que la tengo.
Yo mismo me sorprendo de las cosas que se me ocurren para decirle. Supongo que siempre las quise decir a alguna mujer pero no me atreví. Ella se hace la desentendida, de vez en cuando sonríe y parece hacerle gracia mi colección de piropos y frases picantes aunque no entienda nada de lo que le estoy diciendo.
- “Vaya nochecita pasaríamos tu y yo…con ese cuerpo…y vaya culo….mira…mira que cosita tengo aquí…seria toda para ti…a que te gusta…”
- “Tienes una boca muy sensual… me dejas que beba en ella…también me gustaría comerte los pechos… y jugar con tu culito…después con tu rajita…”
De vez en cuando, me interrumpe y parece querer responderme…pero lo hace en holandés y no entiendo nada de nada. Hablamos y no nos entendemos ¡Vaya fastidio!.
Yo solo sé que cada vez esto más cachondo y que me encanta decirle, mirándole a la cara, lo mucho que me gusta y las cosas tan ricas que estaría dispuesto a hacerle. Poco a poco el repertorio va subiendo de tono y me encuentro prácticamente haciéndole el amor con mis palabras subidas de tono.
- “ven aquí amor…siente mi polla…¿no quieres sentirla dentro de ti?…¿quieres tenerla entre las manos?…. ven que quiero recoger esa miel que sale de tu rajita…
Ella me responde encogiéndose de hombros, sonriendo y escuchando atenta mis más atrevidas frases sin saber que me la estoy follando con la lengua. Ante su inacción y fruto de mi descontrol, siento una imparable tentación de pasar de las palabras a los hechos, y tímidamente alargo la mano y tiro de la toalla. Mientras nos miramos en silencio, la toalla cae a sus pies.
Ambos sabemos que vamos a hacer el amor…aunque no podamos entendernos. Me acerco más a ella, giro un poco la cabeza y la beso dulcemente en los labios. Pone cara de sorprendida pero no hace nada para evitarme. La abrazo y la vuelvo a besar.
Mis manos se deslizan lentamente sobre sus hombros y su espalda acariciando su piel. Se deja caer sobre la cama y permanece tumbada y en silencio mientras me desnudo y me reúno con ella. Entre besos y caricias le susurro al oído:
- ”cariño…aunque no me entiendas…me haces muy feliz…y tengo muchas ganas de tenerte…..para darte toda mi pasión”.
A continuación empiezo a contarle todas las cosas que le voy haciendo…explicándole lo mucho que me gusta hacerlo y lo que espero que sienta con mis caricias.
- “Ahora mi mano te recoge el pecho….y lo aprieta levemente…mientras mi lengua se pasea por la aureola de tu pezon..”
- “…te pongo la mano en el vientre y la desplazo buscando debajo de tus braguitas…”
- “…uhmmm que culito….y las piernas… y esta almejita tan rica…”
- “¿quiere mi nenita que le acaricie por aquí?…¿aprieto mas?…¿mas despacio? ¿o deprisa?”
Hace rato que mi bella dama se ha abandonado a mis caricias y disfruta tanto con el sonido de mi voz anunciando la próxima travesura, como con las caricias de mis dedos o el roce de mi cuerpo contra el suyo.
Estando encima de ella, le anuncio cada vez si la voy a penetrar lentamente o deprisa…suave o con energía…varias veces seguidas o muy pausadamente…Algunas veces la engaño…y cuando le digo despacio…cambio el ritmo y la follo deprisa.
Es un juego para mi, ya que ella solo me escucha y me siente dentro, pero no me entiende. Sus gemidos y jadeos pronto se mezclan con mis palabras…por fin nos entendemos y “mantenemos una conversación” como dos buenos amantes que han sintonizado.
Esto me estimula mucho y le hago el amor hasta sentir como su cuerpo es sacudido por una oleada de placer y luego vienen unos temblores imparables que la estremecen. Cuando recupera la calma, reanudo el tratamiento, palabras, susurros, caricias, mi pene que entra y sale, más palabras, más caricias para sus oídos…Su flujo vaginal es intenso…su chochito está ardiendo y la punta cabezona de mi pene insiste en frotar entrando y saliendo sin descanso.
Le anuncio que me voy a correr…”ya…me viene….me vieneeee”…no lo puedo retrasar más. Un chorro de leche sale disparado y mi pene se convulsiona violentamente. Antes de que mi placer se agote, un nuevo orgasmo de ella me acompaña…entre suspiros le hago saber lo mucho que me ha gustado. Estoy eufórico. La beso en la cara y los labios, y trato de agradecerle el soberbio polvo que me hemos disfrutado juntos.
Ambos nos sentimos adormecer. Recojo mis cosas y con muchos besos y caricias me despido de ella. Mañana será un día pesado y debemos descansar unas horas. Le dedico todos mis elogios y cumplidos; ella también parece satisfecha. Nos decimos cosas que suenan muy bonito y agradable…lastima no saber holandés para poder responderle.
Al día siguiente me levanto con gran disgusto. Me espera un día agotador de cursos y conferencias y apenas he tenido tiempo para dormir. A media mañana tengo el seminario titulado “Servicio post-venta. Reclamaciones”.
El monitor del grupo presenta en ingles al conferenciante.
- “Ahora nos hablara la directora general para atención del Cliente…la Sra. Teresa Fernandez.…que aunque es mexicana, desde hace unos años trabaja en nuestra central en Holanda”.
Levanto la vista con curiosidad y veo a mi silenciosa amante de ayer dedicándome una amplia sonrisa. ¿Por qué no me lo dijo?... quizás habría sido bonito, pero seguro que no tan morboso de como realmente fué.
Deverano.