Viaje de fin de carrera III

Erik, mi amigo hetero, se echa un amigo con el que follarme

  • Erik, de qué te ríes?
  • Yo?? de nada...
  • A ver, qué le dijiste al camarero?
  • Jajajaja... nada. Cuando llegamos a la recepción del hotel nos preguntó si nos podía ayudar en algo, y como íbamos borrachos y metiéndonos mano le dije que si podía subir a ayudarme a acostarte... nada más.
  • Nada más? Qué vergüenza... a saber cómo se lo dirías.

Terminamos de tomar el café y nos fuimos a la playa a tumbarnos en una tumbona y pasar la resaca lo más dignamente posible. Yo me quedé profundamente dormido hasta que una música de aerobic me despertó...

  • Pero qué cojones?
  • Hombre, por fin despierta la princesa...

Erik y algunas compañeras de clase estaban ya tomando mojitos de nuevo. Vaya tolerancia al alcohol tiene el cabrón! La música que me había despertado era porque el resort ponía a nuestra disposición una sesión de gimnasia en la playa. El monitor que la impartía no podía ser otro que nuestro pluriempleado mulato. Había cambiado su pantalón corto por un bañador todavía más corto y una camiseta de tirantes que dejaban ver unos brazos musculados y bien definidos. Estaba buenísimo y claramente lo sabía. Se fue acercando a los grupos de jóvenes que estábamos por la playa a ver si nos apuntábamos a hacer gimnasia con él, pero como ninguno parecía estar interesado nos propuso un partido de rugby. A mí no hay cosa que me pudiera dar más pereza, pero Erik se empeñó y tiró de mí hasta que me obligo a levantarme.

  • Venga, un poco nada más. Será divertido y así hacemos algo de ejercicio.

y acercándose a mi oído me dijo:

  • Que parece que lo único que quieres mover es el culo.
  • Qué cabrón eres. Venga, que te voy a dar una paliza.

  • Ah! que no quieres ir conmigo en el equipo?

  • Ni hablar... te voy a machacar.

No se qué cojones estaba hablando. Erik era bastante más alto, fuerte y atlético que yo. Si quisiera me podría reventar... tal y como llevaba demostrando desde anoche.

El mulato hizo dos equipos con los que nos habíamos apuntado. A mí me tocó en uno y a Erik en otro. Como éramos 11, el mulato que en principio iba a hacer de árbitro se puso en el equipo de Erik. Durante el partido vi que Erik y el mulato, que se llamaba Jose, hablaban mucho y ser reían. Las carreras y placajes se estaban haciendo un poco peliculeros. Mucho amontonamiento de tíos unos encima de otros... Llegó el momento en que me pasaron el balón y me tocó correr hasta el campo contrario. Detrás de mí vinieron Jose y Erik, uno por cada lado y rápidos como liebres. Se me tiraron encima justo a la vez que yo conseguía pasar el balón y desviar la jugada a un compañero, pero ya les tenía encima. Primero Jose, que me agarró de la cadera, lo que me hizo caer a la arena y a él encima mío, y luego Erik se tiró medio encima de Jose y mío. Los dos empezaron a reir mientras jadeábamos después del sprint que habíamos dado. Nuestros cuerpos sudorosos estaban en contacto total, y sus paquetes se apretaban contra mi como si nada, lo que hizo que me pusiera cachondo y mi polla comenzase a empalmarse. A los pocos segundos, y no sin antes restregarme bien sus paquetes, se levantaron entre risas y me tendieron la mano para ayudarme a levantar pero les hice gesto de que no hacía falta.

  • A ver si te vamos a haber hecho daño... - dijo Jose riéndose-.
  • No, estoy bien. Solo dadme un segundo.
  • Lo digo porque veo que se te está hinchando algo ahí.

Dijo eso y los dos se dieron la vuelta partiéndose de risa porque se habían dado cuenta de mi erección. Qué hijos de puta... qué esperaban...

A los 5 minutos terminamos el partido. Encima su equipo había ganado y ahora les tenía que aguantar recordándomelo, algo que seguramente no pararían de hacer toda la tarde. Erik y yo nos fuimos al bar a tomar una cerveza para reponer líquidos y le dijimos a Jose si quería acompañarnos.

  • Claro... si soy el camarero!
  • Pero este pluriempleo en régimen de esclavitud qué es?
  • Jajajaja no hermano, ya he terminado por hoy, era broma. Así que sí, tomémonos una cerveza sin problema. Hasta mañana por la tarde no tengo que volver a trabajar.
  • Qué horarios más raros.

Nos pedimos una ronda de cervezas y nos sentamos los tres en los taburetes de que había en la barra. Entablamos conversación con Jose, y de vez en cuando participaba su compañero Manuel, otro mulato que estaba igual de bueno que él. Poco a poco fue pasando el día sin darnos cuenta hasta que comenzó a atardecer. Al irnos levantando para ir al servicio notábamos los efectos de la cerveza, y seguramente del alcohol de anoche. El suelo comenzaba a moverse y nos daba la risa tonta. En uno de mis viajes al baño Jose vino detrás pudiendo comprobar como me tambaleaba.

  • Cuidado hermano, que como sigas bebiendo vas a acabar como anoche.
  • Jajajaja si... íbamos muy borrachos... - cláramente su comentario iba con segundas intenciones. Entré al baño y el se puso en el meadero de al lado, mientras yo meaba distraído tambaleándome de lado a lado.
  • Oye, parece que vas en un catamarán con el movimiento que llevas. - En ese momento miré hacia Jose y le vi meando con todo un pollón negro en la mano, retirado a un palmo del urinario, y sonriéndome de oreja a oreja-.
  • Joder, pues eso debe ser el mástil. - Jose dió una fuerte carcajada y se guardó la polla. Al pasar por detrás de mí me agarró el culo y acercándose a mi oreja me dijo:
  • Si quieres quieres luego te dejo trepar por él.

Mi polla se volvió a poner dura mientras le veía salir del baño. Qué bueno estaba...

Al volver al bar ya se había hecho de noche y Erik y Jose apuraban sus cervezas mientras Manuel comenzaba a recoger.

  • Nos vamos a duchar a la habitación y nos preparamos para cenar? - me dijo Erik.
  • Ok, pero nos tomamos una cerveza mientras en la habitación, no?
  • Venga, perfecto. Jose, quieres tomarte otra cerveza tu también?
  • Bien lo sabes mi hermano sueco.

Los dos pusieron sonrisa complica y nos despedimos de Manuel en dirección a la habitación. Al subir al ascensor Jose y Erik comenzaron a sobarse el paquete descaradamente y mirándome como mira un león a su presa. Yo, borracho como iba, me quedé un poco embobado mirando como crecían sus pollas dentro de sus bañadores.

  • Creo que hoy vas a tener servicio de habitaciones. - dijo Erik.

Los dos se echaron a reír como locos mientras se habría el ascensor en nuestro piso. Erik salió primero y abrió la puerta de la habitación. Yo entré detrás de él y Jose detrás mío cogiéndome por la cintura. Nada más cerrar la puerta Erik se sacó la polla y me dio un beso. Por detrás noté como Jose también se la había sacado y la apretaba contra mi culo mientras me besaba el cuello. Estaba que iba a explotar. Agarré la polla de Erik con una mano y la de Jose con la otra, y comencé una lenta masturbación dejándoles que me comiesen el cuello a besos. Erik me puso las manos en los hombros y me bajó para que le chupase la polla. Jose, poniéndose a su lado, juntó su polla para que las chupase a la vez. Yo miraba la escena de los dos desde abajo. No se tocaban entre ellos. Erik me cogió la cabeza y me folló violentamente la boca. Me separó, me escupió en la boca y me volvió a meter la polla. Jose mientras se masturbaba atónito a su lado viendo como Erik me utilizaba como quería. Yo de rodillas intercalaba la mamada de uno a otro. La polla de Erik era inmensa, pero la de Jose era como un bote de desodorante: gorda, larga y negra. Jose se puso detrás mío y empezó a comerme el culo. Notaba su lengua entrar dentro de mí mientras Erik me miraba desde arriba y disfrutaba de verme arrodillado ante su polla. José no tardó en meterme su glande y arrancarme un gemido de puta como no había dado nunca. Mi ojete ya estaba dilatado de la mañana anterior, así que al notar su polla entrando en mí me eché hacia atrás para terminar de metérmela entera. Por un momento tuve que dejar de chuparle la polla Erik debido al intenso placer de estar ensartado por el pollón de Jose. Erik me agarró del pelo y se acercó a mi cara:

  • Te he dicho que pares? Pues sigue chupando puta. - y me volvió a escupir en la boca y a follármela violentamente.

Joder, qué estampa. Estaba a cuatro patas con un mulato y un sueco follandome la boca y el culo a lo bestia. Las embestidas de Jose contra mi culo me hacían meterme la polla de Erik más profundamente. Notaba como entraba y salía completamente de mi culo. Jose le sacaba entera y la volvía a meter de un solo golpe provocándome un placer que me hacía gemir como lo zorra que estaba siendo, lo que les encendía aún más. Jose me azotaba el culo con esas manazas que tenía mientras me montaba y yo veía como Erik disfrutaba con cada azote que me daba tanto o más que yo. En un momento Jose la sacó y dijo que como siguiese follándome se iba a correr ya.

  • Cambiamos?
  • Bien lo sabes. - dijo Erik.

Y sacando su polla de mi boca cambiaron posiciones. Erik me metio su polla de un solo golpe y cogiendome del pelo me obligo a meterme la polla de Jose hasta la garganta. Me dejó ahí sin poder moverme mientras me follaba con fuerza una y otra vez.

  • Te voy a volver a preñar como esta mañana, que sé que te encanta tener mi leche dentro tuyo.
  • Si por favor, correte dentro mío.

Jose se estaba volviendo loco al ver lo dispuesto que estaba a que hicieran lo que quisieran conmigo. La escena le puso tan cachondo que me sacó la polla de la boca dejándome solo el glande para que lo chupase mientras el se hacía una paja para terminar de correrse. Yo saqué mi lengua y mirándole desde abajo me predispuse a que me diese toda su leche. Aceleró la intensidad y con un fuerte bufido comenzó a correrse en mi boca. No sé cuantos chorros de lefa fueron, pero me llenó la boca a vez que me volvía a meter la polla para poder saborearla toda. La escena puso tan cachondo a Erik que también intensificó el ritmo y después de un fuerte golpe de cadera volví a notar el palpitar de su polla en mi ojete. Se había corrido otra vez en mi culo y con sus golpes había hecho que yo también me corriese.

Los tres nos quedamos en esa posición unos segundos, descansando del tremendo polvo que acabábamos de echar. Sus pollas aun estaban metidas en mi culo y mi boca, pero ya empezaban a deshincharse. En ese momento escuchamos que llaman a la puerta:

  • Buenas noches. Servicio de habitaciones.

Alguien llamaba a la puerta y a Erik y a Jose les dio la risa, mientras yo seguía ensartado y a cuatro patas.