Viaje de estudios a Holanda

Dieciochoañeros de viaje de estudios a Holanda. Masajes, sexo...

VIAJE DE ESTUDIOS A HOLANDA

Yo, Alberto, era un chico como otro cualquiera de segundo de bachillerato. No era muy deportista, pero como jugaba al futbol estaba bastante en forma. Era bastante conocido en el instituto y tenía muchos amigos, pero nunca había tenido novia.

Este curso decidimos ir a Ámsterdam de viaje de estudios como hacían en ese curso todos los años. La mayoría quería ir para fumar marihuana, pero a mí me daba igual ya que no fumo.

Entre las chicas de mi clase, había una que me atraía mucho. Ella se llama María, es bajita y de pelo castaño liso muy largo, hasta el culo. Y precisamente su culo era lo que me llamaba más la atención y más me excitaba. Desde primero de bachiller estuve mirándole el culo casi cada vez que la veía, no lo podía evitar. Lo tenía perfectamente redondeado y grande para lo flaca que es. Además, iba al gimnasio y a andar en bici a menudo,  asique lo tenía perfectamente moldeado. Era perfecto.

Las tetas, en cambio, las tenía un poco pequeñas, pero bien de tamaño para su peso y prietitas y bien puestas. A María le gustaba llevar siempre ropa prieta, camisetas hasta el ombligo, shorts que casi enseñaban el culo... pero lo mejor era cuando llevaba sus prietas mallas negras. Le resaltaban un montón el culo y se le notaba todo el tanga... hipnotizador.

María y yo nos llevábamos muy bien, teníamos mucha confianza y me contaba todos sus líos y novios, que eran abundantes. Cuando fuimos a Holanda, me pregunto a ver si quería dormir con ella en el hotel todas las noches. Yo claramente le dije que sí.

La primera noche nos la pasamos hablando de su vida amorosa y no hicimos nada más que dormir en la misma cama abrazados. Yo no podía evitar la erección contra su culazo, y debió notarlo. Además, ella me llevaba las manos hacia sus tetas, y yo note sus pezones duritos en frecuentes ocasiones. Pero, inocentemente, no pensé que fuéramos a hacer nada y seguí como si nada, ya que nunca había estado con ninguna chica.

La segunda noche, en cambio, se puso más interesante. Como a ella le gustaban mucho mis masajes, me pidió que le diera uno en la cama con aceite esencial y todo.

Se quitó la camiseta del pijama y se tumbó en la cama en sujetador y con la parte de abajo del pijama puesto. Ahí ya empecé a excitarme viendo sus bonitas tetas bajo el bonito sujetador negro de encaje.

Se puso boca abajo en la cama y le empecé a masajear los hombros con aceite y ella ya cerró los ojos del placer. Seguí espalda abajo dándole más aceite y ella gemía tímidamente de placer. Le estaba haciendo el mejor masaje de mi vida, y ella me decía "Por favor Alberto no pares, siguee aaaahhh, que bien lo haces".

De repente, me dijo que mejor si se quitaba el sujetador para que le hiciera mejor el masaje. Entonces, se levantó y quito el sujetador sin más delante mía y le vi las tetas al completo y me dijo "Da igual, hay confianza". Seguí haciéndole el masaje y veía sus tetas a los lados de la espalda. Mi pantalón de chándal estaba abultadísimo y trataba de disimular mi erección.

Entonces, me dijo a ver si le podía masajear también las piernas. Le empecé a masajear las piernas y veía como se agitaba su precioso culo de un lado para otro. Y, para mi gozo, me dijo que así no notaba nada, que se tenía que quitar el pantalón.

Se quitó el pantalón y se quedó solo en un tanguita de encaje negro a juego con el sujetador, de los que solía llevar, porque solo llevaba tangas. Yo estaba alucinando, pensaba que estaba soñando. Era más perfecta de lo que imaginaba. Seguí haciéndole el masaje echándole aceite por las piernas, que estaban bastante duras ya que hace ejercicio.

Ya que tenía claro que quería algo, fui subiendo poco a poco por las piernas con el aceite esencial. Me iba acercando a su culo, cada vez más cerca… Hasta que ya acabe masajeándole el culo agarrándolo fuerte con toda la mano. Me pase un buen rato tocándole el culo y ella gemía en bajo.

Y, ya llego la gota que colmó el vaso, se giró en la cama y se puso boca arriba. A la vez, se quitó el tanga, dejando su prietita concha al aire. La llevaba perfectamente depilada, sin notarse ni un solo pelo.

Empecé a masajearle la tripa con aceite, y fui subiendo hacia sus tetas. Llegue a las tetas y se las empecé a masajear concienzudamente llenándolas de aceite. Se las movía en círculos y ella tenía una cara de placer inmejorable, y se mordía el labio inferior constantemente.

Ya pase a la acción, empecé a chuparle los pezones y a tocarle el coño, metiéndole los dedos fácilmente ya que estaba mojadísimo y mis dedos llenos de aceite. Le masajee el clítoris, y ella gemía fuertísimo, tendrían que estar los de la habitación de alado flipando. A continuación le empecé a chupar la almejita, metiéndole bien dentro la lengua. Seguí así un buen rato, mete saca, mete saca… y se corrió en mi cara. En ese momento descubrí que María es muy excitable y se corre con facilidad.

Después de correrse, dijo que era mi turno. Me bajo los pantalones y empezó a chuparme la polla de una manera increíble. Se notaba que tenía mucha práctica para la edad que teníamos, y me daba muchísimo placer. Siguió un buen rato mientras yo me quitaba la ropa, y casi me hizo correrme del placer ya que era la primera vez.

Entonces, cogió un condón que llevaba en su neceser y me lo puso. Yo, directamente, le empecé a meter la puntita en su bonito coño. Ella gritaba “Metemelaaaa yaa por favooorr, aahhh siiii”. Se la metí hasta el fondo, y fue la mejor sensación de mi vida. Llevaba mucho tiempo esperando a esto, y mereció la pena. Seguimos así mucho rato, y se corrió un par de veces, no me podía creer que yo aguantara tanto.

A la segunda corrida, me dijo que se la metiera por el culo. Entonces, empecé primero a meterle un dedo… dos dedos… tres… y se puso de espaldas con el culo en pompa hacia mí y le empecé a dar por el culo suavemente. Sentía las paredes de su culo apretándome fuertemente el rabo y era una sensación increíble. Estuve un buen rato dándole fuerte, hasta que no pude más, saque la polla, me quite rápidamente el condón y me corrí en su espalda. Le cayó la corrida por el perfecto culo y nos tumbamos en la cama exhaustos.

Nos dimos una ducha juntos y nos fuimos a dormir.

FIN