Viaje de de negocio y placer
Mi parte de la historia
Lo que comienzo a escribir no hace muchas horas que ha ocurrido, Marta se me ha adelantado y acabo de leer su relato. Debo reconocer que desde lo sucedido la noche de fin de año empecé a maquinar como podía resarcirme de sentirme algo ninguneado en la decisión que tomó mi esposa sin consultarme. Por otro lado alguno de los comentarios a que han dado lugar los primeros relatos en principio me molestaron pero Marta me ha convencido de que se debe asumir todo tipo de opiniones. En eso consiste este juego que hemos iniciado los dos, disfrutamos del placer del sexo y posteriormente de morbo que no produce leer nuestras vivencias.
No repetiré parte de lo que ha escrito Marta pues coincide con lo que yo hubiera relatado, solamente aclaro que conozco a Aníbal hace algunos años pues me ha acompañado en algún viaje de trabajo que he realizado por el Golfo Pérsico, le tengo por un buenísimo relaciones públicas. A Arkia la conocí a finales del año pasado durante una feria en Madrid aunque ya hacía varios años que es socia de Aníbal pero no habíamos coincidido anteriormente. Cuando la vi por primera vez me recordó a la cantante Sade pues es de un parecido físico increíble y el propio Aníbal reconoció que más de una vez se lo habían comentado. Aquellos días me acompañó Marta que coincidió conmigo en reconocer la belleza de Arkia aunque ella como mujer hizo más incidencia en la elegancia y lo muy guapo que era Aníbal, acordamos asistir juntos a la feria de Lyon pues es de las más importantes de nuestro sector.
Ya durante este mes recibí una llamada de Aníbal para concretar datos sobre el viaje y nuestra relación se intensificó sobre todo vía e-mail aprovechando para lanzarnos puyas sobre nuestras compañeras, en uno de ellos le propuse pensando que se lo tomaría a broma que no me importaría cambiarle la mujer por una noche poniendo como excusa que jamás me había acostado con una mujer a la que yo llevaba casi 30 años. Sorprendentemente su respuesta textual fue que él si se había follado muchas veces a mujeres 30 años mayores pero ninguna estaba tan buena como Marta. Pensé en una respuesta para zanjar el cruce de mensajes pero no la encontré y simplemente puse: ya hablaremos. Acordamos llegar el día 27 y encontrarnos en un hotel que elegiría él ya que tenía importantes descuentos por sus frecuentes viajes.
El hotel elegido era el Carlton situado en una plaza del centro de la ciudad y junto al rio. Como he dicho no repetiré aquí lo que ya ha relatado Marta, solamente decir que el asunto del intercambio de parejas no se tocó en momento alguno hasta que durante la cena las dos mujeres fueron juntas al baño, fue en ese preciso momento cuando Aníbal con una tranquilidad pasmosa me dijo que pensaba que yo deseaba follarme a Arkia tanto como él a Marta. Le di la razón pues la tenía. Durante el viaje de vuelta al hotel estaba excitadísimo y no encontraba el momento de proponer la idea a Marta hasta que me decidí y mientras me mostraba muy cariñoso con ella mordisqueando su nuca le hice la propuesta.
Ya en el hotel mientras tomábamos una copa y Aníbal y yo fuimos juntos al aseo y me preguntó si sabía la respuesta haciéndole saber que Marta había estado de acuerdo y fue cuando dijo que prefería que cada pareja lo hiciera en una habitación. Dudé pues no sabía si Marta aceptaría la condición y sarcásticamente me dijo que así podría concentrarme más en Arkia.
La puerta del ascensor se cerró y tras ella desapareció Marta. Las puertas se abrieron en la quinta planta y busqué la habitación 502. Se iluminó cuando puse la tarjeta en el interruptor, Arkia que no había hablado en momento alguno fue directamente a buscar la cama y yo le dije que necesitaba ir al baño. Cerré la puerta con el pasador busqué el cepillo de dientes y me mire en el espejo. Vi mi imagen reflejada en el espejo y pensé que ya había pasado de los cincuenta años y aunque me conservaba bien mi rostro ya tenía signos de madurez. Pensé en Marta y en lo que estaría haciendo en ese momento, no eran celos más bien deseo de verla disfrutar. Salí del cuarto de baño y la estancia estaba a oscuras, solamente la tenue iluminación que daba la pantalla encendida de la televisión permitía ver algo. No apagué la luz del cuarto de baño y dejé la puerta abierta para tener más visión. Arkia estaba desnuda sobre la cama, sentada apoyaba su espalda en la cabecera de terciopelo rojo, las piernas abiertas y su piel negra resaltaba sobre el blanco nieve de las sabanas. Me paré delante de ella y la miré detenidamente, sus grandes ojos resaltaban dentro de su delgada cara, los pechos apenas se distinguían en su toras a no ser por unas grandes aureolas más claras coronadas por desproporcionados pezones, su sexo totalmente depilado ya estaba abierto y parecía pintado de color más oscuro que el resto de la piel con una punto rosado en el centro y las piernas larguísimas y delgadas casi acababan a ambos lados de los laterales de la cama.
Me desnudé totalmente, fui en su busca y pedí que me dejara ocupar su lugar y ella se colocara entre mis brazos. Accedió y quedó entre mis brazos, su espalda descansaba sobre mi pecho, las piernas se rozaban a todo lo largo y me pene flácido descansaba entre el línea de separación de sus nalgas. Era delgadísima y mis brazos la rodeaban totalmente, mis manos acariciaban su abdomen y ocasionalmente buscaban sus pechos que apenas se distinguían a no ser por los pezones. Le pedí que me hablara, con su suave voz me pregunto de qué deseaba que me hablara, contesté que de ella. Habló de sus padres, de Etiopia, de Sudáfrica, de Méjico, de Uruguay, de viajes, de joyas y de Aníbal. Yo escuchaba sin mucha atención mientras mis manos acariciaban su fina piel que era firme como la superficie de un cristal. Mientras hablaba encendió dos cigarrillos de los que me ofreció caladas que acepté aunque no suelo fumar, yo de vez en cuando giraba la cabeza buscando el pasillo de acceso a la puerta y una de estas veces Arkia interrumpió su relato y me dijo: ella vendrá cuando Aníbal decida entregárnosla, yo no entendí el significado de sus palabras y pregunté qué quería decir a lo mientras se giraba para ponerse frente a mí, dijo: Aníbal es así, comparte lo suyo y también lo de los otros, no te preocupes y disfrutemos nosotros, quiero follar contigo.
Me besó en la boca y junto su cuerpo tanto al mío que parecía pretender traspasar mi piel con su delgadez, la lengua se movía en mi boca como una serpiente que intentaba provocar a otra no tan ágil. Los dientes se rozaban y sus labios absorbían los míos. Mi sexo estaba alcanzando el máximo de su dureza y supongo que cuando ella lo notó dio un pequeño saltito y se lo introdujo en la vagina iniciando un suave movimiento. Los primeros signos de humedad llegaban, el silencio era absoluto y la habitación se iluminaba ocasionalmente según el reflejo de la televisión. Al fondo en el espejo del tocador yo distinguía el reflejo de la espalda oscura de Arkia que bailaba lentamente delante de mí, nuestra piel estaba en total contacto, su postura difícilmente la podía conseguir una persona que no tuviera su flexibilidad, mis manos nerviosas buscaban cada vez acariciar su piel, la escena se alargaba y los primeros signos de placer aparecían, ella me pidió que aguantara un poco más, acelero sus movimientos y pareció desbocarse en la búsqueda del clímax máximo, no pude más y dejé salir todo el semen que tenía acumulado mientras ella continuaba acelerando sus movimientos hasta que quedó inmóvil respirando con tal fuerza que sus costillas golpeaban mi tórax.
Mantuvimos la posición algunos minutos en silencio, nuestros sudores se mezclaban y recordé a Marta deseando que estuviera disfrutando igual que yo. Con una agilidad pasmosa Arkia se incorporó, sujetó mi mano y me arrastro al centro de la cama, no puse resistencia, me estiró y busco mi pene que dormía ausente sobre mi vientre, lo cogió con sus labios y sin soltarlo lo introdujo en su boca, lentamente llegó la erección y ocupo toda su boca, comenzaba a sentir placer, pensé que era especialmente hábil en dar placer de esa manera, yo estaba inmóvil con los ojos cerrados para concentrarme en el placer que me daba jovencita que además era mi primera amante de color. Me encontraba muy a gusto disfrutando el momento. De repente sentí que mis labios se humedecían, abrí los ojos y un primer plano del coño totalmente abierto de Arkia ocupaba mi campo de visión, lo alcancé con mi lengua y decidí regalarle el mismo placer que ella me estaba dando, todo era controlado, todos los movimientos eran para intercambiarnos sensaciones de placer, por mi cara corría el sudor mezclado con el líquido que dejaba ir la vagina de Arkia y los dos nos conteníamos en volver a llegar nuevamente a un nuevo clímax final, pero el placer era continuado. Ella se movió hacia adelante y se desembarazo de mi lengua dentro de su coño en lo que entendí que era una invitación a que lamiera su ano, reto que acepte sin contemplaciones. Poco a poco el agujero se iba abriendo mientras había dejado de mamármela.
Fue ella la que decidió cuando estaba a punto y me exigió que la follara por detrás, se puso en la postura adecuada y busqué su culo con mi pene que la fue penetrando no sin algo de dificultad, llegué hasta donde pude pues mis testículos chocaron contra sus nalgas. Me movía suavemente pues no tenía prisa en correrme, el ambiente de la escena era un silencio que dejaba escuchar claramente la respiración de los dos actores hasta que se oyó que la puerta de la habitación se abría, apareció Marta que nos miró durante un buen rato, el resto lo ha explicado ella en su relato…..
Yo mismo me pregunto por qué escribimos estas vivencias y no encuentro un motivo concreto, puede ser que sea para pasar más momentos juntos Marta y yo haciendo algo que no sea trabajar o quizás revivir experiencias como esta última que hemos contado. Puedo decir que disfruté y lo mismo me ha dicho Marta de su experiencia, además de que con más de cincuenta años he visto cumplir un sueño erótico que tenía habitualmente de acostarme con una veinteañera.
Saludos, Alberto