Viaje de a tres

Para sacar la angustia de viajar, se pueden comer buenas vergas, mucha leche y lindos culos.

Nada

Tenía yo que viajar a Córdoba a visitar unos familiares que hacía mucho no veía. Un conocido me dijo que unos amigos de él viajaría para aproximadamente la misma fecha en que tenía pensado hacerlo yo. Yo dije, genial, porque seguramente me iba a salir más barato el viaje, además viajaría más cómodo, en lugar del típico colectivo, lo haríamos en una camioneta tipo traffic (van). Me puse en contacto telefónicamente con el tipo y me dijo que seríamos tres viajando. Llegó la fecha de viajar y pasaron a buscarme por mi casa. Ahora van las descripciones. Yo tengo 27 años, soy rubio, de ojos claros, mido 1,78 y soy flaco. El tipo que manejaba la traffic, tendría 32 años, morochito, pelo corto, delgado, después nos contó que iba seguido al gimnasio. Y el otro chico era más pendejo, 23 años, con carita de ángel, lindo cuerpo también, y una sonrisa que era para desmayarse. Yo no podía creer que iba a viajar cerca de 20 hs con éstos bombones. Bueno, el viaje comenzó sin problemas, es más, la verdad la estaba pasando muy bien, contra mis expectativas, porque debo reconocer no me gusta viajar demasiado. Esteban, el que manejaba era de lo más gracioso, y yo evitaba mirarlo a los ojos, tenía miedo que se diera cuenta que me estaba cautivando. Martín, el más pendejo, dijo a las tres o cuatro horas de viaje que estaba algo cansado y que se iba a acostar a dormir un rato, ya que como la camioneta tenía atrás un colchón aprovecharía un rato para descansar. Así que tranquilamente se pasó a la parte trasera.

El flaco para dormir se sacó toda la ropa, quedando solo en calzoncillos, eran bastante ajustados, y se le marcaba un lindo bulto, no tenía casi vello en el cuerpo, excepto en el abdomen, una fina fila de pelitos oscuritos que seguían hasta esconderse en el slip azul oscuro. Vi también que Esteban lo miraba por el espejo retrovisor. Como hacía mucho calor, era verano, ni se tapó con alguna manta, así que era un lindo espectáculo verlo semidesnudo. Junto a Esteban, seguíamos charlando de cualquier pavada, para amenizar el viaje. Cómo a la hora, se me ocurre mirar a Martín, que seguía durmiendo, porque empezaba a murmurar algo, y pensábamos que nos estaba hablando a nosotros. Nada, estaba soñando, y seguramente por eso hablaba por lo bajo, lo que sí miré es que estaba con el calzoncillo muy marcado, el flaco estaba con la pija al palo, se le marcaba tan hermosa que no podía dejar de mirarla. Se le acomodaba hacia un lado, y por la tela del slip se podía descifrar todo su contorno, las venas y cuando comenzaba a aparecer la cabeza hinchada. Esteban se dio cuenta que yo estaba mirando al pendejo, y me dijo:

Parece que Martín está caliente…no?

Sí, le digo yo, está al palo.

Me fui hacia delante, yo ya estaba muy caliente, y Esteban me dice:

Pobre flaco, debe hacer bastante que no la pone.

Seguramente, le contesto, se nota que está bien caliente.

Tiene buena pija?

Yo no sabía que decirle, la conversación se estaba poniendo muy caliente.

Parece que sí. Se le marca bastante.

No creo que se moleste si se la tocás un poco.

Me paso para atrás de la camioneta, y empiezo a acariciarle la pija al pendejo por sobre el slip. Tenía miedo yo que se despertase y me mandase a la mierda, o me de una trompada. Pero la calentura que tenía yo hizo que se me vayan esas preocupaciones, y comencé a recorrerle la verga con la mano, el flaco hizo un movimiento, y se acostó boca arriba, quedando un poco con las piernas abiertas, toda una invitación a que siguiera con mi trabajo. Mientras Esteban miraba atentamente por el espejo retrovisor, y yo lo miraba de tanto en tanto. Suavemente baje el slip de Martín, y salió su pija bien dura, apuntando levemente hacia su ombligo. La pija era mucho más linda de lo que yo podía sospechar. Tenía muchos pelos oscuros en la base y en las bolas, y la pija le mediría unos 17 cm y de grosor era normal.

Ya de la punta le salían gotitas de líquido preseminal, eso me calentó tanto que pasé la lengua por esas gotitas, tenía un sabor extremadamente rico, el flaco se notaba que se había bañado antes de emprender el viaje. Luego suavemente comencé a chuparle la cabeza, y en eso siento una mano que me presiona hacia abajo, era el pendejo que estaba despierto, y ahora quería que se la chupase entera. Eso exactamente hice, comencé lentamente a meterme esa verga en mi boca, mientras el flaco se movía al compás de cada chupada. Tenía un sabor muy rico. Yo estaba tan abocado en mi trabajo que nunca me di cuenta que Esteban había estacionado en una parada solitaria, estaba ahora mirando con suma atención. Martín le hizo señas y le dijo:

Te vas a prender o que?

Sí, ya voy, le dijo, mientras yo seguía chupándole la pija al pendejo.

Esteban se pasó donde estábamos nosotros y comenzó a sacarme la ropa, y me empezó a tocar el culo, y después de haberse desnudado él, me chupaba el culo como un desaforado. En eso el pendejo se da vuelta y me chupa la pija a mí, con muchas ganas. Me la mamaba muy bien, yo sentía los lengüetazos en mi pija, y en mi ojete los dedos de Esteban estaban abriéndolo. Me di vuelta y quedé con el culo hacia arriba, y ahora me metí la pija de Esteban en la boca, que tenía una pija mucho más grande que las nuestras, le mediría cerca de 20 cm, y la tenía muy dura. Mientras la chupaba, siento que el pendejo empieza a presionar con la cabeza de su pija en mi culo, yo me abro un poco el culo, y el hijo de puta de un solo golpe me la enterró. Se quedó quieto para que me dejase de doler, y luego comenzó a empujar y sacarla lentamente, me estaba gustando mucho lo que estaban haciendo. Yo seguía chupándole la pija a Esteban que miraba atentamente como me rompía el culo el pendejo. Ëste comenzó como un loco a moverse y me hacía gritar, pero sus gemidos eran tan fuertes que de solo escucharlos te calentaba mucho más, estuvo cogiéndome como diez minutos.

Esteban se dio cuenta que el pendejo estaba por acabar en cualquier momento y lo hizo salir. Yo me acosté boca arriba, y Esteban se sentó sobre mi pija, y se la metió él solo hasta mis bolas, comenzó a moverse mientras Martín me acercó nuevamente para saborear su pija, cosa que hice con muchas ganas. De tan bien que se movía, le dije que iba a acabar, el se salió de mi verga, y me la comenzó a chupar, hasta que largué mucha leche en la boca y labios que se tragaba y el pendejo comenzó a acabarme en la boca, me encantó porque mientras me chupaban la pija acabando, yo me tragaba la leche caliente del pendejo. Esteban se paró, y le chupamos la pija con Martín, hasta que se vino en nuestras bocas, largando al leche muy pegajosa. La chupamos y yo le pasé la lengua en la pera de Martín, que tenía hilos de semen de Esteban.

Con una toalla nos limpiamos como pudimos y seguimos con el viaje, todos pegajosos, y con un olor a guasca impresionante.

Luego en el viaje, y ya en la cabina de conducir, volvimos a chuparnos las pijas y a meternos dedos en el culo, y así, como dos veces más tragamos semen, hasta se la chupábamos a Esteban mientras manejaba y lo hacíamos acabar, cosa que dijo que nunca se lo habían hecho. Llegamos a destino con retraso, después de tanto polvo. No los he vuelto a ver, pero espero tener que viajar nuevamente al menos con alguno de ellos.