Viaje crucero con la cuñada

Un joven estudiante se ve sorprendido por la propuesta de su cuñada de que sustituyera a su hermano en un crucero por el Caribe, ya que aquel no podía acudir. La mujer es bastante coqueta y le gusta aparentar ante los demás, lo que la lleva a realizar actos que jamás hubiera pensado. Durante la travesía van visitando lugares paradisíacos, y ante la coquetería de la cuñada, el joven termina yaciendo con su cuñada en plena playa.

Samuel tenía por aquel entonces la edad de 19 años, y aún se encontraba estudiando. Era el benjamín de una familia de cuatro hermanos, dos hermanas y dos hermanos. Su padre decía que había nacido sin estar previsto y cuando su madre ya estaba cercaba a los cincuenta años. Al ser el más pequeño, todos lo tenían por el niño mimado de sus padres, y al cual le consentían bastante.

Ello era cierto solo en parte, ya que Samuel pese a su corta edad, era muy servicial con sus padres y además era un estudiante bien aplicado, y de hecho sus estudios universitarios habían superado el primer año de Ingeniería con excelente nivel académico. Sus padres, especialmente su madre, reprochaban al resto de sus hermanos la forma en que censuran al mismo.

No obstante, era lo cierto que sus padres le consentían bastante, permitiéndole clases de natación y de gimnasia, juego de baloncesto, que conllevaba dinero y pérdida de bastante tiempo de estudios. Esa dedicación al deporte y la natación esencialmente, le habían proporcionado un cuerpo bastante curtido, delgado pero fibroso, que a la sazón,  era el centro de atención de las jóvenes de su clase.  Sin embargo, pese a ese atractivo, lo cierto es que no se le conocía de momento que mantuviera ninguna relación seria con alguna chica. Ello ocasionaba que algunos hermanos echaban bromas a su madre respecto a que “ quizás fuera gay ”.

Su hermano mayor, Felipe contaba ya con la edad de treinta y cinco años. Poseía una muy buena situación económica propiciada por el puesto de ejecutivo de una empresa de rango internacional, que le remuneraba unos buenos ingresos económicos. Se encontraba casado con Felisa, una mujer de apenas los treinta y dos años de edad, muy bien parecida, buen cuerpo, aunque de carácter bastante dominante y sumamente presumida.

Estos llevaban casados cuatro años, y todo parecía ir bastante bien entre ellos, aunque aún carecían de descendencia.

Felisa siempre le reprochada a su marido la pocas veces que tenían para viajar juntos, ya que el siempre estaba ocupado con las tareas de la empresa, a la que parecía estar dedicado en tiempo y alma. Tras tanta insistencia por parte de Felisa, habían por fin logrado contratar un viaje en un crucero por el Caribe, al que acudirían ambos. Felisa estaba tan entusiasmada con el citado crucero, que  constantemente hablada del viaje programado, y además presumía ante sus amigas del mismo.

Un buen día, cuando Samuel llega a su casa, se encuentra con la presencia de su cuñada Felisa, la cual se estaba hablando con su madre muy entretenidamente. El chico noto que algo pasaba, ya que tan pronto como llego ambas bajaron la voz. Tras saludarlas, éste marchó para dejar la mochila en su dormitorio. Al regresar con ellas, su madre le indica: - Samuel, Felisa ha venido a verme. Tiene un problema importante, y que quizás tú podrías ayudar a solucionarlo.

-¿Yo?. L e contesto extrañado el joven.

Entonces tomo la palabra Felisa y le dijo: - Samuel, sabes que tu hermano y yo tenemos programado un viaje desde hace algunos meses por el Caribe. Además tenemos pagado el precio en su integridad, y el mismo, está previsto para dentro de una semana.

-Algo de eso tenía entendido. Le contesta el muchacho.

-Pero, resulta que tu hermano, ahora me indica que no pude acudir. Según parece ha surgido un problema y la empresa le necesita. La verdad es que estaba muy ilusionada con el viaje.

Lo siento. Sí que es una verdadera faena .-le contesto el sin saber que querían del mismo.

- No podemos solicitar la devolución del dinero. Pero, además me causa verdadera rabia perder esa oportunidad.

-Ya, ¿pero en que puedo ayudarte yo? murmuró Samuel.

Ella, nerviosa le indica: - Verás. Sola no me atrevo a ir, y además. Tu hermano tampoco lo consentiría.

-Ya. Pero, no entiendo en que puedo yo ayudarte Felisa. Le contesto el muchacho algo sorprendido, ya que no entendía que tenía que ver aquello con el.

- Tranquilo Samuel. Escucha a tu cuñada .- le dice su madre, a fin de que se calmara.

Felisa toma la palabra y le indica:- Mira Samuel. Había pensado que podrías venirte conmigo y “hacerte pasar por mi marido”. Ya sabes que tienesmucho parecido a tu hermano, y mucha gente dice que sois gemelos, pese a que el tenga algunos años más. El viaje no me lo cambian por otra persona, pero seguro que una vez en la República Dominicana, podrías pasar por tu hermano sin problema.

-¿hacerme pasar por mi hermano?. ¡Qué ocurrencia!- Le contesta el joven ante aquella propuesta.

-Ya me han enviado la documentación para acceder, y con el pasaporte de tu hermano, podrás pasar. Mira, he traído el mismo, y como vez nadie diría que no eres tú.

El muchacho quedo sorprendió. Verificó el pasaporte, y la realidad es que la foto del pasaporte no era reciente sino cuando era más joven su hermano y tenían bastante parecido. Sin embargo, el chico le contesta:- No se Felisa. ¿De verdad crees que ello va a funcionar?.. Sé que me parezco a mi hermano, pero de ahí hacerme pasar por el….. No sé.

Entonces intervino la madre y le dijo: Venga Samuel, ya sabes que estos días no tienes exámenes. Además estas en período de vacaciones. ¡Venga hazlo por tu cuñada! .

-Hay Samuel, sabes que me hace mucha ilusión este viaje. Te lo agradeceré eternamente. Además, verás que te los pasaras bien. ¡Es un crucero a todo lujo!. Añadio Felisa con cara de preocupación.

Ante la insistencia de su madre, Samuel, tras pensarlo detenidamente no pudo negarse. Su hermano aceptó que el acompañara a su mujer, a fin de poder contentar a la misma.

Y así, fue como a la semana siguiente Samuel quedó embarcado en un viaje a la República Dominica, viajando con su propio pasaporte. Una vez allí fueron directamente a la zona de la cual partía el crucero. Se registraron haciéndose pasar el mismo por su hermano, utilizando el pasaporte de aquel, el cual coló sin ningún problema. Le hicieron el reconocimiento facial y quedó grabado para el resto del viaje. Una vez identificado, solo era necesario presentar la tarjeta identificativa que le entregaban en el barco.

Una vez dentro de la embarcación, le acompañaron hasta el camarote donde se iban a instalar. El sabía que disponían de un solo camarote para ambos, pero pensaba que había dos camas, como a veces ocurría en los hoteles. Al entrar en el camarote, constato que era magnífico, con vistas y un balcón hacia fuera. Sin embargo se puso algo tenso al comprobar que solo había una cama de matrimonio.

Felisa noto cierto nerviosismo en su joven cuñado, y al saber el motivo de la preocupación, ella la contestó: - Tiene que ser una cama de matrimonio. No podía solicitar dos camas. Podrían sospechar. ¿Tanto apuro te da dormir en una sola cama?

-No claro que no…

Ya puestos en la habitación-camarote decidieron subir a la cubierta. Estuvieron dando unas vueltas por el barco, y al final regresaron para ducharse y acudir a la cena. Tras la misma, volvieron al camarote para dormir, ya que el barco partía esa misma noche. Bastante nervioso, el se puso el pantalón de pijama corto que había llevado y una camiseta. Ella se había colocado un camisón de dormir, y como la cama era bastante espaciosa, nada ocurrió esa primera noche.

Al día siguiente aún en ruta, decidieron ducharse en la piscina del barco, la cual habían constatado que era bastante grande y espaciosa. Felisa llevaba puesto como indumentaria solo un pareo y con el sostén del bikinis cubriendo sus pechos. Al retirarse Felisa el pareo, Samuel se quedó maravillado al contemplar el precioso cuerpo de su joven cuñada, la cual portaba un tenga, que mas bien parecía un pequeño hilo dental, y dejaba a la vista sus preciosas posaderas. No pudo dejar de exclamar “ pero que buena ésta ”.

Samuel noto las miradas de los demás pasajeros hacia el excelente cuerpo de su cuñada. El conocía la fama de coqueta de su cuñada, a la cual le gustaba ser contemplada mientras se contoneaba, sabiendo que ella se esforzaba a fin de ser el centro de atención. Ella pronto entabló conversación con otras mujeres del crucero.

Tal es así, que al rato, ella  comenzó a presentar al joven alguna de sus nuevas amigas. ¡Claro está, ella lo presentó como su joven esposo!. Evidentemente a ella también le gustaba presumir de tener un marido tan apuesto y con un cuerpo tan bien curtido como el de Samuel. La amigas sonrieron mientras saludaban al chico.

Felisa pronto se hizo notar, y acercándose donde se encontraba le da un beso muy cerca de sus labios, dejando a Samuel petrificado, mientras le susurra de forma bastante coqueta. – Cuñi tenemos que aparentar que somos un matrimonio. Tenemos que darnos unos besitos de vez en cuando. No lo olvides.

-Ah claro. Lo entiendo- le dijo joven bastante nervioso, ante la ocurrencia de su cuñada.

- Le he dicho a mis nuevas amigas que eres mi esposo. Y, ya sabes: los esposos deben mostrar algo de cariño. ¡Anda tu sígueme el juego!. Le susurró ella sonriendo.

Samuel quedo algo encantado con aquello de aparentar ser el marido de su cuñada. Especialmente cuando ella de vez en cuando le daba algún que otro besito, comprobando que en la última ocasión se lo había dado en los labios. Pero aquello tenía una doble vertiente, ya que pronto comenzó a preocuparse al sentir el tremendo calambrazo que recibía en su pene cuando ella lo besaba. Fue presuroso a meterse en la piscina, ante la sonrisa de su cuñada, ya que ella claramente se había percatado de su incipiente erección.

El muchacho al salir, le siguió el juego a su cuñada, y le propinó algún que otro besito cerca de sus labios. En un momento dado, ella, viendo que sus amigas no dejaban de mirarlos le dice:- Samuel. Tienes que mostrarte más cariñoso. ¿No ves que somos el centro de atención?.

Ella desde la hamaca donde se encontraba, lo hace sentarse al lado de la misma, y tira de su cuerpo hacia ella para que la besara en la boca. Esta vez fue un beso en toda regla. – anda Samuel, bésame por el cuello, como si fueras mi esposo de forma cariñosa. ¡Aparentemos que somos un matrimonio de verdad!- le decía mientras se ponía delante de él y hacia que la tomara con sus manos por la cintura.

Samuel se excito, no solo se conformó con besar su cuello y su hombro desde atrás, sino que la atrajo hacía él pegando su verga al trasero casi desnudo de su cuñada. Al sentir el tremendo bulto de su cuñado, ella reacciono y aparentando dulzura se separó del mismo, no sin antes percatarse de la erección que se había formado en el slip bañador del joven cuñado.

Ella sabía que aquel juego era peligroso. Sin embargo, su coquetería, y el querer aparentar ante sus nuevas amigas que poseía un marido joven y esplendido, le llevó a ser algo atrevida. En el fondo sabía que era su cuñado, y que no se propasaría con ella. Es más, tenía fama de ser “ gay ”.

Se fueron a descansar, y ella se metió en la ducha mientras el se hecho una siestas en la cama. Así transcurrió la noche, y al día siguiente llegaron a puerto. Tras desembarcar los llevaron en unos autobuses por unas zonas de playa paradisíacas.

Las playas eran de una arena blanca y con un mar limpió y azul. Pronto todos se metieron en el agua. Samuel se había percatado de que su cuñada llevaba un bikinis bastante ceñido, color blanco, que al contacto con el agua se ponía un poco transparente. Al momento pudo distinguir claramente los pezones de sus hermosos pechos. Para colmo se fijó en la braga y podía constatar que incluso se apreciaba con claridad los labios de la cuquita de la misma.

Aquello causó gran impresión en el muchacho, tanto que su excitación fue fulminante, hasta el punto de que le costó mantener su mandarria tranquila dentro de su slip bañador. Tras un rato descansando en la arena, ambos observaron como algunas parejas se retiraban para meterse detrás de las palmeras o cocoteros que abundaban en aquella zona.

Felisa al darse cuenta de ello, también quiso curiosear. Por ello le dijo a su cuñado: - Te apetece que demos un paseo bajo las Palmeras. Parece que el lugar tiene que estar bien, ya que he visto varias parejas marchar hacia allí.

-Por mí que no quede.

Se dirigieron hacia los palmerales, adentrándose durante un trayecto en los mismos. Al llegar a una zona algo más boscosa, se sorprendieron al escuchar unos gemidos provenientes de entre unos matorrales. Ambos se miraron y decidieron acercarse para verificar cual era el motivo. Al adentrarse entre los matorrales, pudieron divisar unas parejas haciendo el amor.

vaya estos están aprovechando! .- dijo ella con cierta agitación.

Comprobaron que dos parejas se estaban dando el lote. Luego regresaron a la arena y continuaron bañándose y tomando el sol. A medida que regresaban, ella miraba algunas amigas que había conocido en el barco que regresaban bastante acaramelados. Algo celosa, se acercó a Samuel y colocándose casi encima de él, lo comenzó a besarlo con cierta pasión: - no te pongas nervioso. Esas no paran de mirarnos y tenemos que aparentar que somos una pareja normal .

Pero, al hacerlo, ella constató como el pene del muchacho se endurecía al contacto con su cuerpo. Al ver la tremenda erección que estaba causando en el joven, se relajó y se retiró dejando al chico con una enorme calentura.

Para colmo, en el barco algunas amigas comenzaron a relatar los momentos vividos en los palmerales, y hasta le hacían preguntas a ella de cómo los había pasado. Felisa era sumamente coqueta, y aquello la llenó de cierta envidia. Esa noche llegó a la cama con cierto mal humor, se acostó sin pocas palabras. En el fondo echaba de menos que estuviera su esposo allí, y podría haber hecho el amor con él entre los palmerales como sus amigas.

Samuel la noto extraña, y  hasta pensó que había hecho algo malo, ante el mal humor de su cuñada.

Al día siguiente continuaron nuevamente la travesía por mar, y algunos chapuzones en la piscina del barco, hasta llegar a otro puerto. Tras el desembarco los llevaron nuevamente a otra playa de aguas transparentes que abundaban en aquella ruta. A medio día, el calor era tan intenso que la mayor parte de los cruceristas comenzaron a refugiarse bajo los palmerales. Ellos hicieron lo mismo, pero al rato de estar sentados a la sombra, ella quiso dar un paseo por el interior, animando a Samuel a acompañarla.

Pasearon durante unos minutos. Cuando llevaban un trecho ella dijo: - espera, me han dado ganas de orinar. Lo intentaré aquí mismo - dijo señalando unos matorrales. Samuel la espero, pero al momento de meterse la misma entre los  matorrales escucha: oh Dios mío... que ..

-¿ te ocurre algo Felisa? . Le pregunta el joven sin atreverse a acercarse más, pero preocupado

No, es que …. le contesta aquella de forma entrecortada.

-me dejas preocupado. Voy acercarme.- Le dijo el, con la intención de que ella en su caso, se subiera su braga si aún no había terminado de orinar.

Al llegar, observa que su cuñada se encontraba aún con la braga del bikinis algo bajada y tenía la mirada fija en algo que le estaba llamando bastante la atención. Samuel no pudo por menos que contemplar el perfecto par de nalgas de su cuñada Felisa, ahora totalmente al natural, perfectamente moldeadas. Aquella se encontraba con una rodilla en el suelo, alongada entre los matorrales observando. Al fijarse Samuel, también observa cual era la circunstancia que había captado la atención de su cuñada: se trataba de una mujer algo madura, totalmente desnuda que estaba con otros dos hombres, uno de cierta edad y el otro mucho más joven, y que estaban practicando sexo. El hombre mayor estaba echado boca arriba sobre unas hierbas, y la mujer lo montaba, al tiempo que ella chupaba la polla del más joven.

Felisa al notar la presencia de Samuel, se apresuró a subirse la braga, sonrojándose al comprobar cómo su cuñado había contemplado todo su trasero desnudo. No le dijo nada, solo se volvió a concentrar en la escena, viendo que el joven ahora se colocaba detrás de la mujer y acercaba su pene al ano de la misma. Felisa sin poder contenerse susurra en voz baja:- ¿no pretenderá metérsela por ahí? ..…oh Dios.. Exclamó al ver como el joven ensartaba completamente su estaca en al ano de la señora y ambos hombres comenzaban a follarla al unísono.

Ante aquella escena, Samuel también quedo bastante excitado, pero no dijo nada, limitándose a ver la escena igualmente. Estuvieron contemplando al trío hasta que vio como ambos hombres se corrían sobre la mujer bañándola de semen por diversas partes del cuerpo. Al retirarse, ella le comentó a Samuel: -¡ que degenerada!. No se conforma con uno, sino que lo hace con dos hombres.

Luego mira a Samuel y verifica la tremenda empalmadura que mostraba en su slip, y le dice:- ¡ joder nene!. ¡Bájate eso……!.. ¡ya veo que te ha puesto en forma esos degenerados!.

-oh lo siento. Lo siento  no he podido evitarlo…. Le contestó el llevándose las manos a sus partes en un intento de ocultar a la misma la visión de su excitación.

- tranquilo. Entiendo que es normal…  Pero,… la verdad, nunca había visto una escena semejante. Y además se la han metido por atrás. ¡Eso tiene que doler…!- se quejó ella.

El chico no quiso hacer comentario. Bastante tenía con intentar ocultar su tremenda erección.

Felisa, mientras regresaban añade: - bueno, veras. … Ya sabes…… Lo normal en un matrimonio feliz de vacaciones, es que “mantengan relaciones sexuales ”.

El chico la miró anonadado por lo que acababa de escuchar.  No entendía lo que quería decir su cuñada: ¡ Que pretendía! ¡Que la hiciera el amor !.

- No te preocupes ,-le dijo ella al comprobar el rubor de la cara del muchacho. No te voy a pedir que me hagas el amor, ja ja

El muchacho tampoco dijo nada. Sin embargo, Felisa llevaba varios días sin hacer el amor. Confiaba en su joven cuñado, ya que todos pensaban que era “gay”, sin embargo ahora, eso no lo tenía nada claro. La tremenda erección que en varias ocasiones había contemplado en el muchacho evidenciaba que de gay nada. Cuando lo abrazaba o lo besaba notaba su erección, y ella percibía que igualmente se excitaba, incluso en ocasiones había contemplado que había mojado su braga.

Esa noche en al barco, la cena era de gala, y habían montado una fiesta. Durante la misma, ella comenzó a beber, mezclando con otros licores, siguiendo el juego de sus amigas hasta el punto que pronto apenas sabía dónde se encontraba. Al ver como sus amigas se pegaban los lotes con sus parejas, besándose y metiéndose mano sin miramientos, su calentura, su coquetería y el estado de alcohol en el cuerpo, le hizo querer imitar a las mismas. Por ello, pronto se vio besando al joven con extrema sensualidad, hasta el punto que sus lenguas jugaban una dentro de la otra.

El muchacho estaba más cuerdo, pero evidentemente aquel juego le estaba causando una excitación incontrolable, ya que su cuñada lo abrazaba y besaba con ardor. En un momento dado, la calentura de Felisa fue tal que sin saber cómo, se vio palpando el bulto de su joven cuñado. Este se encontraba sentado, y ella casi apoyada sobre él, al tiempo que lo seguía besando, manteniendo entre sus manos apretado el pene del joven sobre el pantalón. Samuel se dio cuenta de que su cuñada estaba fuera de sí.

Aún así no dijo nada. Pero su sorpresa fue mayor al contemplar como la mano de su cuñada había logrado bajarle el cierre del pantalón, y ahora palpaba abiertamente su tranca. Mientras lo hacía, notaba la excitación de la misma. Además la mujer aun bajo los efectos del alcohol se vio sorprendida de la dimensiones de la vara del joven, y le dijo:- Joder sí que es grande…¡madre mia…!

Ante aquella acción, el chico se animo y pronto se atrevió a meter su mano por entre las piernas de Felisa, para pronto alcanzar las bragas de aquella. Al momento se dio cuenta de que la misma estaba muy mojada.

En ese momento, Samuel se dio cuenta de que se estaba propasando. ¡Era la mujer de su hermano!. Por ello se retuvo, e intentó que ella desistiera. Ella lo miro a la cara, con enfado,  como si la hubiera despreciado. Luego miro hacia el resto de comensales que estaban en la fiesta, y sumamente agitada, y enfadada procedió a recoger como pudo su bolso y se marchó solo hacia su camarote. El muchacho, nervioso, sin saber qué hacer, la siguió al poco rato. Al llegar al camarote, verifica que ella ya se encontraba metida en la cama. Se echa a su lado y se deja dormir hasta el día siguiente.

El se levantó primero, y tras arreglarse al ver que ella no se incorporaba le dice: - Felisa, tenemos que bajar a desayunar .

Ella se incorpora con un tremendo dolor de cabeza, diciendo que no recordaba nada. Como pudo se arreglo y bajo a desayunar. Ese día era de recorrido por el mar, ella en la cubierta estuvo hablando con varias amigas. En ese momento alguna le pregunto si ya se le había ido el cabreo con su marido, ya que en la noche se había marchado bastante enfadada.

Felisa apenas recordaba esa escena. Algunas le dijeron: - ja ja ¡si que estabas ebria!. Pues bien le quisiste meter mano a tu marido en su bragueta, pero el se ve que es bastante tímido y se negó.

-¿de verdad. Pues no lo recuerdo de veras…? Mi esposo suele ser bastante activo en la cama. Pero anoche.. ni me entere.

Le contesto ella, viéndose sumamente dolida porque le recordaran aquella escena. Ella era bastante coqueta y que le dijeran aquello, había herido sus sentimientos y su ego. Cuando estuvo a solas en el camarote con su cuñado le dijo:- Samuel ¿Qué paso anoche?...yo estaba tan bebida que no me acuerdo de nada.

- Anoche… ja..ja tenias alguna copa de mas. Pero… no ocurrió nada. Le contesto el queriéndole restar interés.

-¡Me estas mintiendo!. Mis amigas me dijeron algo que me ha dejado preocupada: ¿te estuve metiendo mano?.. No me mientas .- le insto ella.

El chico se quedó algo preocupado, al final nervioso le contesta:- bueno un poco. Pero seguro que por la bebida no sabías lo que hacías.

-Ya. Pero ¿de verdad te baje la bragueta y ….No me lo puedo creer. ¿De verdad lo hice? Insiste ella.

El chico se quedo enmudecido, nervioso y enrojece, y no le contesta. Pero más nervioso se pone cuando ella le dice: pero … me indicaron que tú te negaste y me rechazaste…¿es cierto eso?

- Bueno.. cuñi. Eras mi cuñada.. Me di cuenta de que no sabías lo que hacías .- le contesto el.

- Ya.. Pero todos los presentes se quedaron extrañados al ver que me rechazaste y que yo me marche enfadada… ¡quede en evidencia ante todas las amigas!. Dijo ella algo enfadada y herida en su orgullo.

- Bueno Felisa. ¿Que querías que hiciera?.. ¿Qué te metiera mano yo también allí?...¿ante todos?- le pregunta él.

- Ya sé que hiciste lo correcto. Pero, ello no es muy normal siendo marido y mujer. Recuerda que en este crucero todos creen que eres mi esposo .- le dice ella.

El chico se quedo preocupado. No comprendía a su cuñada. ¿No pretendería que le metiera mano ante todos?. Se dio cuenta que para su cuñada el “quedar mal ante los demás” era algo que no podía soportar.

Felisa le dijo: tendremos que enmendar lo que paso, y mostrarnos más cariñosos ante los demás. No quiero que puedan seguir sospechando. ¡Debemos comportarnos como dos esposos cariñosos!.

Sin comprender que pretendía, Samuel subió a cubierta y cuando ella llegó, ante todos ella le besó en la boca y luego se marcho con el resto de amigas. Al día siguiente llegaron a otra de esas bellísimas playas. Como en otros días, se tumbaron bajo el sol. La playa era inmensa, y con dunas. Algunas parejas pronto se pusieron a tontear y hasta se metieron mano, viendo como las más atrevidas pronto estaba follando a plena luz del día. Felisa observo, como algunas amigas de las que había conocido la observaban a ellos con detenimiento y hablaban entre ellos. ¡Aquello era algo que ella no podía soportar!. Estaba claro que estaba hablando de ella. Ante ello le dice a Samuel:

- Cuñi. No te pongas nervioso. Pero algunas parejas nos están mirando. Creo que sospechan de que realmente seamos marido y mujer. El joven la miro como esperando a ver que le proponía. Ella continua: ¡ Tenemos que aparentar que hacemos el amor! No podemos quedar en evidencia.

Samuel se quedo pasmado. - pero … ¿de verdad pretendes que hagamos el amor?

Ella le mira, y despechada le dice:- Porque Samuel. ¿Tan mal me ves como mujer para hacerme el amor?

No es eso cuñi. ¡No he querido decir eso!. ¡Eres una mujer a la que cualquier hombre, daría lo que fuera por hacerte el amor!.. ¡Pero eres mi cuñada! Le indica el mismo algo nervioso y sin saber cómo actuar.

- Ya. Pero aquí no soy tu cuñada. ¡Soy tu mujer!. Debemos aparentar al menos que lo hacemos.

-Y.. ¿Cómo pretendes que lo hagamos? Le dice el expectante.

Ella le sonríe y le dice: - Bueno..Reconozco que será un poco complicado. Aunque, tendremos que desnudarnos un poco y aparentar que estamos follando. Anda toma la toalla y vamos un poco más alejados entre esas dunas. Se verá menos pero al menos podemos aparentar que lo hacemos.

El chico no salía de su asombro, pero le siguió el juego.

Al llegar al lugar indicado, tienden las toallas de nuevo, y ella se acerca hasta Samuel y comienza a besarlo en la boca de forma ardiente. Se trataba de aparentar, pero los besos eran totalmente reales y ardientes. Pronto ella, se coloca sobre el cuerpo de Samuel, y continúa con los besos. En el fondo, pese a hacerlo como un juego simulado, también ella se encontraba excitada con la situación. Al rato, le dice al oído:- anda cariño, debemos mostrarnos más activos. “Destrábame el sujetador”. Debemos continuar aparentando

Samuel se quedo anonadado de nuevo ante la petición de su cuñada. Pero solícito le destrabó el sujetador, y al retirarlo, aparecieron ante el mismo un par de senos grandes, firmes, con aureolas en sus puntas y rematados con pezones bastante negros . El chico se quedo estupefacto: ¡ que pechos tenía la mujer de su hermano!. Se quedo maravillado.

Felisa se dio cuenta de la admiración y efecto que sus desnudos pechos habían causando en su cuñado, y se sonrojó.  Sumamente excitada, le dice:- ¿Qué te parecen mis pechos Samuel?..¿Te gustan?

-Joder Felisa. Son maravillosos. ..

Me alegro que te gusten. Ahora deberíamos actuar como cualquier pareja. Y sin decirle nada mas, ella le pasa sus pechos por la cara del joven, quien a la vista de ello, abre su boca y comienza a chuparlos. El muchacho no se creía lo que estaba ocurriendo: su propia cuñada le ponía sus pechos en la boca para que se los succionara.

La forma deliciosa y sensual en que el joven la comenzó a lamer, chupar y succionar sus senos, enardeció a la mujer. Llevaba días sin follar, y encima ahora su joven cuñado, al que todos creían gay, le estaba dando un tratamiento mamatorio a sus pechos como jamás su marido nunca lo había hecho:- oh chico, que bien lo haces… joder… sigue nene… así… que bien..

Ella ya sentía la verga del joven puyar contra su pubis debajo suyo. Ante ello, tomo la otra toalla, y colocándola encima de ellos cubriendo su parte baja, le dijo al chico: ¡ ahora vamos hacer que estamos follando! .

Felisa, aun con su braga se coloca justo encima de donde se localizaba la verga del muchacho, y comienza a restregarse contra éste. Como la toalla estaba cubriéndolos no se verificaba si estaban desnudos o no.

Ella comenzó a simular que cabalgaba la polla del joven, restregando su tanga por encima del slip el muchacho. Aquello inevitablemente enardeció al joven, y mucho más a su verga, que pronto creció tanto, que apenas le cabía dentro del slip y amenazaba romper éste o salir fuera. Las fricciones de la cuñada, hacia delante y hacia detrás, lograron que en un momento dado, el pene del joven se saliera de su encierro. Felisa se dio cuenta de dicha circunstancia, y se quedo como paralizada.

Se percató de que aquel juego se le estaba saliendo fuera de madres. No esperaba que aquello ocurriera. No obstante, continuo morreando al chico queriendo dar la apariencia de que estaba echando un polvo de verdad. Samuel se dio cuenta de que su cuñada se encontraba agitada, por lo que era evidente que aquella situación también la tenía bien caliente.

La visión de los pechos desnudos de la mujer de su hermano añadía mayor mordiente. El joven la contemplaba extasiado,  fijándose detenidamente en sus areolas y los pezones empitonados. Sin duda, su cuñada estaba cachonda .  Evidentemente Felisa se percató de las miradas del chico. Observo la cara de admiración y perplejidad del joven, teniendo en algunos momentos que sonreírle. Era espectacular observar el precioso cuerpo de Felisa, con toda su parte superior desnuda, mostrando aquellos pechos que además le gustaba exhibir, deseosa de que los que la miraban pudieran darse cuenta.

Notaba la polla del joven ahora fuera de su encierro, que puyaba directamente contra la tela que cubría su raja. Eso también la tenía bastante excitada. Frotaba su sexo contra la polla del joven, realizando movimientos hacia delante y hacia atrás, viendo que le gustaba sentir el pene del hermanito de su marido entre sus piernas. Pero todo tiene un límite, y con tanto roce, en un momento dado, sin preverlo, en una de las fricciones que la misma realizó la verga del joven al ella arrastrar su cuerpo sobre el del joven, se incrustó por un lateral de la tanga y al momento alcanzó los labios ya mojados del coño de la mujer.

- oh … …- exclamo ella sorprendida. Se quedó parada, sin decir nada. Ahora tenía la tranca de su cuñado a la puerta de su vagina. Incluso notaba como sus labios vaginales atrapaban el glande del mismo.

Ambos se miraron a la cara. El joven no sabía cómo reaccionar, pero su erección era de caballo. La mujer miro hacia donde se localizaban las amigas, y observó que estaban siendo el centro de atención. ¡ Ahora no puedo echarme para atrás! - se dijo. Para ella, el quedar bien ante los demás era algo innato. No podía defraudar a sus amigas y aparecer como una mojigata.

Miro hacia su joven cuñado, y contemplar su cara de deseo la excitó aún más. –¿ Joder nene has visto donde tienes tu pene?..¿No pretenderás metérmela Verdad?

-Felisa. Dime qué quieres que haga. ¡Será mejor que lo dejemos!- le insinuó el joven.

No, ahora podemos!. Somos el centro de atención de todos. ¡Te has fijado!. Si ahora nos echamos atrás van a sospechar y quedaré como una mojigata. Le contesta ella.

-¿ Entonces qué quieres hacer?. Le pregunta el joven sin saber a qué atenerse.

-Joder cuñi. No esperaba esto. Ella miro hacia abajo, y observó la enorme tranca del joven a las puertas de su coño, y exclama: - pero nene. ¡La tienes enorme!... ¡no creo que eso me entre!

Sin embargo, antes de que el chico pudiera contestarle, ella hace un movimiento hacia delante, arrastrando con ella la tranca del joven, la cual se incrustó más de la mitad dentro de su vagina.- oh … que grande…..¡como me abres!….

En ese momento el joven, se dio cuenta de que no había marcha atrás. Era la mujer de su hermano, pero ahora su pene estaba ensartado dentro de su vagina. La excitación pudo con él, y olvidándose de sus prejuicios tomo a la mujer por las posaderas de la misma tirando del cuerpo de la misma hacia él, clavándole la casi totalidad de su mandarria. – oh … . despacio…me abreesss oooo deja que me acostumbre…. Jo nene

Felisa quedó sorprendida. Ahora el joven había tomado la decisión y le había envainado la casi totalidad de su tranca en su coño. ¡ Se sentía atravesada, como si una barrena se hubiera clavado en su vagina. Se notaba llena! . Sentía como las paredes de su vagina se estiraban al máximo para poder albergar aquel monstro. El joven tenía una mandarria muy superior a la de su esposo, y sobre todo mucho más gruesa.

- oh chico me la tienes toda metida. ¡Me llenas !

Ella sentía las contracciones de su vagina intentando soportar aquella daga en su interior. Casi desmayada se dejó caer sobre el cuerpo del joven. Su cara quedo a la altura de la del joven. Al recuperarse un poco, Samuel la tomo y comenzó a besarla en la boca. Aquello animó a la mujer, que veía como su vagina se dilataba y apenas le dolía. Su vagina se había adaptado a las dimensiones de aquella verga.

Poco a poco tomo ella de nuevo el control, y se incorporó comenzando a realizar una especia de cabalgada sobre el pene del muchacho. Excitada retira la toalla quedando ambos al desnudo. La pequeña tanga que tenía apenas le molestaba, ya que estaba a un lado, mientras la tranca del chico seguía en vertical como un mástil, al tiempo que ella realizaba vaivenes moviéndose con ella dentro, subiendo y bajando. Obviamente, aquello ya no era una simulación: ¡ estaban follando de verdad !.

La mujer tardo poco en alcanzar el primer orgasmo de la tarde, al que siguió un segundo y un tercero.

- oh joder voy por otro… oh nene me vengo otra vez …. Dios mio

Sus pechos completamente desnudos, a un palmo de la cara del joven, con los pezones como puntas, eran objeto de los labios del joven, lo que enardecía más a la mujer. Ella se movía como una autentica jabata, mostrando a los que les estaba observando que era un polvo real.

Tras el tercer orgasmo ella quedo agotado. Se dio cuenta de que el muchacho estaba por venirse. Pero ¡no podía hacerlo dentro!, lo estaba haciendo a pelo, y era peligroso. Estaba muy cerca de sus días fértiles y ella no se cuidaba.

- Samuel… tienes que hacerlo fuera. ¡no me cuido!...

El chico logró descabalgar a la misma a tiempo, mientras lanzaba ingentes lechadas que se expandieron por el cuerpo de su cuñada y en la propia toalla. Felisa quedo maravillada al ver la forma de eyacular del hermano de su marido:- joder nene que forma de correrse. Si lo haces dentro me llenas… vaya vaya…. Sois hermanos, pero en esto no os parecéis.

Felisa quedo contenta, ya que notaba la cara de admiración de sus amigas. Luego se quedó abrazada a Samuel, dejándose dormir por un buen tiempo. Tras el paso de un cierto tiempo, ella le dijo sonriendo:- será mejor que vayamos al agua. Me has dejado pringada por todo el cuerpo .

Ya en la tarde volvieron al barco. Durante el trayecto hasta el mismo, Samuel observó que era objeto de la conversación de Felisa con sus amigas. Las miradas que le echaban así lo demostraban.

Al llegar al camarote, ella le dijo:- Samuel… se que hemos cometido una locura que no tenía prevista. ¡Pero de esto nada a nadie!.

-por supuesto cuñi. Quizás se nos fue de las manos.

Ella le mira y le pregunta: -¿ te arrepientes?

Samuel la mira y le contesta: - sé que está mal. También se que eres la mujer de mi hermano. Pero jamás de arrepentiré del polvo que echamos. Eres toda una mujer. ¡Mi hermano no sabe lo que tiene en casa!.

Ella se acercó y lo beso en los labios, diciéndole: - me voy a duchar.

continuara