Viaje con mi tío Carlos (1)

En un viaje que hicimos solos mi tío y yo, mis hormonas de 16 años estallan de una forma indisimulable. Pajas entre machos, enseñanzas de un hombre con experiencia a un pendejo pajero. VEA LA PARTE 2 en otra categoría.

Hola esta historia transcurrió en un viaje que hicimos mi tío y yo solos a su casa quinta.

Los dos somos argentinos, pero la historia intenté escribirla en español español, para que más gente la entienda.

Yo tengo 16 años, 1,8 m, 70 kg, cuerpo de gym, ojos verdes, soy virgen (mi tío no lo sabe).

Él tiene unos 52 años, 1,85m, 87 kg, pelo negro ojos marrones, barba candado y si bien tiene panza, fue jugador de vóley, por lo cual tiene una gran espalda. Además tiene cara y movimientos (ese ir y venir de piernas) de pajero, yo creo que tiene mucha experiencia sexual, pero que jamás abandonó la paja, ya que una vez encontré en su PC fotos pornográficas y fotos de minas en bolas.

Después del viaje de una hora, con mucho calor, llegamos a la casa quinta de mi tío Carlos. La temperatura alanzaba los 35° C, por lo cual, al no poder usar la piscina ya que antes había que pasarle el barrefondo y hacerle el filtrado de agua, lo cual demoraría una hora, mi tío me ofreció una fresca ducha en el baño. Acepté y me dirigí hacia adentro de la casa. Entré al baño, abrí la ducha fría, me desnudé. Entré a la regadera, que estaba separada por un vidrio transparente. Empecé a enjabonarme, cuando llegué a la verga, empezó a pararse poco a poco. El jabón me excitaba más y más. Cada vez estaba más cachondo. Mis 17 cm de pija estaban brillantes y espumosos por la acción del jabón. Decidí hacerme una paja. Comencé lentamente. Imaginaba cómo una chica podría chuparme bien la verga. Comenzando suavemente pasando la lengua por la cabeza, el frenillo, metiéndose sólo la mi roja glande en la boca, luego bordeándola con la lengua entre la unión de ésta con el tronco y con la otra mano tocándome los huevos, alternando con los abdominales y los pectorales, y después apretando fuertemente la zona entre los huevos y el ano.

Esto me excitaba mucho. Ya no había nada que detuviese mi solitaria diversión. Mis ojos estaban entre abiertos del placer. El hecho de sentir mi mano en la verga y mi verga en mi mano me excitaba cada vez más. De repente sentí que la puerta se abría. Era el viento. Mi tío estaba en el parque, por lo que él no podía ser. Mi pija empezaba a derramar el líquido pre eyaculatorio sin parar. De repente gracias a la puerta entreabierta, escuché a mí tío que acababa de entrar a la casa. Entró a su cuarto, y el baño donde yo estaba quedaba allí adentro. Yo seguía tocándome el miembro. De repente entró al baño. Inmediatamente dejé mi mano y paré de tocarme. Tenía una obvia y justificada erección total, de imposible disimulo.

Me estoy meando.- dijo él mirándome. Obviamente había visto mi verga durísima, pero por suerte mía no dijo nada. Yo intente relajarme, pero fue imposible, así que seguí bañándome como si nada pasase. Él bajó el cierre del jean, bajó su slip, sacó su gran verga y sin pudor comenzó a mear. Mirándose la pija exclamó:- Ahhhahahahahahahah, ¡qué placer es mear! – inmediatamente miró otra vez mi figura, como para que yo le respondiese.

Más cuando uno tiene ganas –respondí obligado si saber qué decir- ... ¡cuántos placeres nos da! –intenté justificar mi erección de alguna forma.

Él rió falsamente o irónicamente mientras sacudía fuertemente su verga para limpiarla después de una larga meada. Parecía estar pajeándose. Se acomodó notoriamente el bulto, subió el slip, el cierre del pantalón y se fue sin cerrar la puerta.

Mi calentura no se había perdido con esta interrupción, es más, se había duplicado, por lo menos. Seguí pajeándome, rápidamente. Cuando me vine, mis ojos se desviaron para arriba, los párpados cayeron, la cola se contrajo, y la verga se movía de adelante hacia atrás, como en las mejores pajas. Intenté ni pensar en lo que pensaría mi tío de mí al verme cachondo en su bañadera. Me sequé rápidamente, me coloqué un bóxer y salí a la habitación de él.

Cuando llegué lo vi a él recostado en su cama, en cuero, con la mano por dentro del pantalón jugueteando con su verga, como hacemos todos los hombres al acostarnos, pero con el agregado de tener la televisión prendida, viendo una película.

¡¿Qué tienes?! ¿La pija dura? –me preguntó mi tío al ver esa semi erección normal después de haber estado cachondo que levantaba levemente mi bóxer. Me sonrojé. No respondí- Está todo bien, estamos los dos solos. Respóndeme, somos machos, no te voy a retar, al contrario, te voy a felicitar. Conmigo está todo bien, puedes ser sincero, puedes quedarte en bolas frente mío, somos machos, como en un vestuario, los machos andamos desnudos frente a frente, como algo natural. –Mi pija empezaba a levantarse cada vez más-

Es que no estoy acostumbrado.- Respondí. Ya la erección generaba una carpa en mi bóxer.

Chabón, conmigo no disimules una erección, si yo tengo una, está todo bien, a todos los hombres se nos pone la verga dura. –Dijo con el pecho mojado de sudor, con un leve pelaje, que siempre se lo acariciaba al charlar ¿Cuál es el problema? ¿Ver a tu tío en bolas y de que yo te vea a vos? ¿nunca viste a tu papá? ¿o a un amigo? ¿en el vestuario de gym? –Y se bajó el jean quedando totalmente desnudo frente a mí, para darme confianza- A partir de ahora, vamos a andar en bolas por todos lados, igual, no hay nadie. Es sano estar desnudo. A ver quítate el bóxer. –Amagué con ir al baño para hacerlo- Quítatelo acá, haz de cuenta que es un vestuario... además ya vas a ver qué bueno que está meterse en la piscina en bolas. -Yo estaba empalmado otra vez.- Hazte una paja. – dijo señalando la televisión donde se veía que al final la película había resultado ser porno.- Nos hacemos una paja.

Él no estaba empalmado, yo ya estaba en bolas, pero rápidamente traté de evitar cualquier tipo de miradas, por lo que me senté a su lado y veía la película, sólo movía la vista para ver si él estaba en la misma situación que yo, a la que poco a poco fue llengado.

Una vez que estábamos los dos con nuestras vergas duras, él miró la mía, abrió el cajón de la mesa de luz, y sacó un gel lubricante íntimo, el cual, al abrirlo colocó generosa cantidad a lo largo de sus 20 cm, y sin pedir permiso hizo lo mismo con la mía, se sentía frío ese producto. Dijo:

Vas a ver qué bueno que se siente. Bueno, a peajearse.- empezó lentamente a distribuirse la gran cantidad de líquido por todo su pene. Era un enchastre, yo comencé a mirarlo para imitarlo, él miraba mi verga para ver si me sentía cómodo. - masajéate con la yema de los dedos... -él comienza a hacerlo y pone una cara que es digna de verla, se muerde los labios y tira los ojos para arriba-

¿Así -le pregunto yo.

No, así, -y me toca con sus dedos te tal forma que no puedo ocultar el placer que me da.- ¿Nunca te la chuparon?- me preguntó mientras en la película se veía una hembra de puta madre chupándole la pija a un sex symbol, y mientras seguía con mi verga en su mano.-

No.

Bueno seguí vos, o si quieres, no lo tomes a mal, yo cuando tenía tu edad me pajeaba con un amigo, yo a él y él a mí, como vos quieras.

Le pongo las yemas en su pija imitando los movimientos que él me hace a mí. La sensación era fabulosa, ambas, la de tener una pija que no era mía entre mis manos y la de que otro tipo, que sabe de placer masculino te toque tu verga. Seguimos así unos 30 minutos, hasta que al momento que ya nos veíamos venir, él me soltó la verga, yo hice lo mismo y cada uno comenzó a paejarse por sí solo. Nos pusimos de rodillas en la cama de dos plazas en la que estábamos y, medio enfrentados, medio mirando la película seguimos con más entusiasmo que antes pajeándonos. Acabamos sobre el cubre camas el cual luego lo puso a lavar, y de la misma forma en la que estábamos, desnudos, transpirados, y extenuados, nos acostamos y dormimos una siesta de unos 20 minutos...