Viaje con el hijo de mi amiga

Por trabajo tengo que viajar y por circunstancias viaja conmigo el hijo de una amiga, al final entre unas cosas y otras acabo siendo su profesora en el juego del amor

Un lunes acudí a mi trabajo, como si fuese un día normal como otro cualquiera cuando mi jefa me llamó para hablar con ella, nada importante pero debía de acudir tres días a Madrid para impartir unas formaciones, así que nada, me volví para mi mesa y empecé a buscar hoteles ya que el martes tendría que salir y sólo tenía un día para arreglar todo. Por más que buscaba no encontraba un hotel adecuado, o precio demasiado elevado, o completo, o demasiado cutre, así que de pronto me vino a la cabeza Bea y recordé que ella era la dueña de una agencia de viajes, rápidamente la llamé y me dijo de quedar para comer y ya le contase todo lo que necesitase y ella se preocupaba. Quedamos para las dos en un restaurante que ella me indicó cerca de su trabajo.

Le conté mi problema y me dijo que no me preocupase, que ella se encargaba, que tenía contactos a través de la agencia y que por la tarde me llamaría para darme los detalles de lo que me hubiese encontrado. Seguimos tranquilamente comiendo y charlando de nuestras cosas, de la fiesta del club también hablamos, donde yo le conté mis dos caras que viví en la fiesta, tanto mi experiencia negativa con el primer chico como el fin de fiesta apoteósico, ella me dijo que bueno, que como todo, que tiene cosas mejores y peores, hay que quedarse con lo positivo y siempre buscar acabar con un buen sabor de boca. Acabamos de comer y nos despedimos.

Ya por la tarde estaba tranquila en casa preparando presentaciones en el ordenador y demás cuando me llamó Bea al teléfono, me dijo que tenía una reserva espectacular hecha para mí en un hotel, que ya la vería y me encantaría, sin embargo tenía que pedirme un favor, a lo que yo le respondí que adelante. Me dijo que su hijo Jorge tenía que ir en los próximos días a Madrid, para estudiar una oferta de cursos de verano en la Universidad, ella tenía pensado ir con él la próxima semana pero si iba conmigo así no tendría que perder dos días de trabajo para acompañarle, además como agradecimiento no tendría que preocuparme del hotel, ya estaba pagado y todo. Yo le dije que sin problema, que íbamos en mi coche y que encantada. Entonces empezó a contarme sobre su hijo, se llamaba Jorge y tenía 20 años, yo lo recordaba de haberlo visto el día que fui a su casa que nos cruzamos, me contó que era bastante tímido, y que aunque estaba sacando muy buenas notas en la carrera estaba preocupada porque era muy introvertido, no tenía ninguna vida social porque decía que no podía permitirse perder el tiempo hasta que no terminase sus estudios, lo cual en parte los tenía contentos a los padres pero también les preocupaba que no saliese prácticamente de la casa, incluso el chico estaba en buena forma pero se mantenía en un gimnasio que había montado en casa. Bea me dijo que a ver si lo espabilaba y lo sacaba un poco por Madrid a tomar algo si mi trabajo me lo permitía, incluso me daba permiso medio en serio medio en broma por si quería espabilarlo con artes de mujer, que no me cortase. Yo ni me lo planteaba, primero porque yo era feliz con mi pareja y aunque practicábamos los intercambios de pareja, siempre era los dos a la vez, y bueno además era el hijo de una amiga y no se me pasaba por la cabeza, además aunque me mantenía en forma y siempre decían que aparentaba menos edad.

Al día siguiente, después de comer pasé con el coche por casa de Bea a recoger a Jorge, me lo presentó, su madre me dijo que lo cuidase y empezamos la marcha, por delante nos quedaban unas 3 horitas de coche y la compañía era de pocas palabras, intentaba entablar conversación con él pero no era muy hablador, lo poco que me contó eran sus planes de terminar en la carrera, hacer un master, y todo relacionado con eso, yo intentaba hablarle un poco de chicas, de fiestas y demás, pero me decía que no entraban en sus planes, de momento, yo le insistía en que había tiempo para todo, que es bueno el trabajo duro pero también el recompensarse con placeres cotidianos, y bueno, así poco a poco fue pasando el viaje.

Como hacía ya bastante buen tiempo yo iba bastante cómoda para el viaje, con unos pantalones cortos y una camiseta sin mangas, y me llenó de satisfacción como en varias ocasiones sorprendí a Jorge mirando de reojos mis piernas, por dentro de mí sonreía, pues me alegraba que un chico de 20 años me encontrase atractiva, así que el sentirme deseada me fue llenando cada vez más mi autoestima, haciéndome sentir relajada y poco a poco tomando una situación de más y más dominio de la situación y control de la cortita relación que teníamos entre los dos.

Ya por fin llegamos al hotel, no cabe duda de que Bea tenía buenos contactos porque el hotel era una pasada. Nos dirigimos a hacer el checking y para mi sorpresa los dos teníamos la misma habitación, de eso no me había dicho nada Bea, la muy zorra, pero bueno al llegar a la habitación me quedé sorprendida porque era una pasada, no me la imaginaba así, era una suite, la cuál tenía una habitación y un saloncito con una gran tele, en el cuál había un sofá cama y Jorge me dijo que él dormiría en él, así que bueno, pegué un salto sobre la cama y caí sobre ella, diciéndole que parecía muy cómoda, que  él se la perdía. Como era tarde le dije de salir a tomar algo para cenar, tomamos un par de cervezas y un par de tapas y me hizo gracia como con las dos cervezas se le soltaba la lengua y se volvía más hablador. Nos fuimos prontito de vuelta para el hotel porque al día siguiente teníamos una jornada un poco larga, sobre todo yo, pero lo prometí que el próximo día saldríamos más rato. De vuelta ya al hotel, él fue directo a sentarse al sofá, yo desde la habitación empezó a quitarme la ropa, pero me aseguré de quitármela desde un ángulo en el que él me viera, quité mi camiseta, mi sujetador, mi pantalón, dejé solo mi tanguita, sentía por mi espalda como sus ojos estaban clavados en mí, tampoco quería ser demasiado directa, así que me puse una camiseta cortita, y con camiseta y tanga crucé por delante de él para ir al baño, notaba como me seguía su mirada, tras lavar mis dientes volví para mi habitación, plantándole antes un beso en la cara y diciéndole buenas noches. Me acosté y no tardó ni cinco minutos en encerrarse en el baño, despacito me levanté, pegué mi oreja a la puerta y escuché el ruido de su fricción, estaba masturbándose y eso me calentó, sin embargo sé que él necesitaba tiempo y yo necesitaba descansar así que contenta volví a la cama y me acosté contenta sintiéndome deseada y trazando en mi cabeza un plan para el próximo día.

La mañana siguiente empezó acelerada, me levanté mientras Jorge seguía dormido, me duché, y cuando él se despertaba yo ya me tenía que ir, nos deseamos buen día y ya no nos volvimos a ver hasta la tarde. En cuanto volví al hotel Jorge ya estaba allí también de vuelta, le dije que lo invitaba a cenar, así que nos cambiamos de ropa, yo me puse un vestido corto rojo que me encanta y a Jorge se ve que también le encantó a juzgar por la cara que puso al verme. Se quedó allí pasmado hasta que yo me acerqué a él, lo agarré por la cintura y le dije, vamos que hoy eres mi pareja.

Lo invité a cenar a un mexicano que había visto cerca del hotel, me estuvo contando todo su día, lo que había visto de los cursos, lo que iba a hacer y todo eso, con dos cervezas ya se encontraba más relajado, y para acabar nos pedimos 2 tequilas, Jorge ya parecía otro, diciéndome que su madre tenía unas amigas muy guapas y cosas por el estilo, pedí otro tequila y le hice que tomase la sal de mi cuello y el limón de mis labios, aceptó y cogió la sal con un lengüetazo rápido por mi cuello y el limón como si tuviese prisa y quisiese evitar el roce de mis labios por si me molestaba, luego llegó mi turno, acercándome a su oído le susurré,  te voy a enseñar cómo se toma el tequila, con mi lengua bajé desde su oído por su cuello lentamente, disfrutando de su inocencia y sorpresa, tomándome la sal con tranquilidad, con mis manos agarré sus hombros y mirándole a los ojos cogí el limón, lentamente, casi rozando sus labios. Cuando me retiré su cara era un poema, yo me reí y le dije de ir a tomar algo y bailar a un local de al lado en el que ponían salsa.

Yo no es que sea una gran bailarina de salsa, pero me gusta el toque sugerente y el erotismo que se puede exhibir bailando, Jorge era un auténtico palo bailando pero me divertía bailando a su alrededor, cogiendo sus manos, haciéndole que me diese vueltas  y juntándome a él restregando mi cuerpo. En una de estas, bailando, metiendo mi pierna entre las suyas me percaté de lo excitado que estaba y el bulto que había entre sus piernas, yo decidí pasar al ataque y ser más atrevida, sin disimulo puse mi mano en su paquete y le dije, vaya parece que te ha salido aquí algo. Él no sabía dónde meterse, yo lo tranquilicé, cogí sus manos y las coloqué sobre mis nalgas, y con mis manos rodeé su cuello, quedándonos los dos pegados, intentaba poner mis ojos dulces, me puse de puntillas y lo besé suavemente en la boca, le pregunté si quería volver al hotel y él asintió.

Fuimos camino del hotel agarrados por la cintura, el hotel estaba cerquita y ya en el ascensor que subíamos solos de nuevo volvía  rodear su cuello con mis brazos y comencé a mover mi cintura con ritmos lentos y sensuales a la vez que tarareaba una canción, no me recuerdo ahora cual.

Por fin llegamos a la suite y lo conduje hasta el dormitorio, me puse de espaldas a él y apartando mi pelo le pedí que bajase la cremallera de mi vestido, en cuanto estuvo abajo lo separé de mis hombros y el vestido se deslizó hasta el suelo, de nuevo comencé a contonear mi cuerpo mientras iba desabrochando mi sujetador que enseguida lo lancé lejos, solo me quedaba el tanguita pero decidí darme ya la vuelta, me encantó su cara, no la olvidaré jamás, comencé a desabrochar mi camisa, mientras mis labios iban besando por los lugares que iba despejando de su cuerpo, quité su camisa, desabroché su cinturón y se lo saqué de un tirón, seguí por sus pantalones, vi que en sus calzoncillos su joven polla iba a reventar, ansiaba salir de los calzoncillos, los liberé y salió con una gran energía, casi dándome en la cara, quedó frente a mí y la besé suavemente, agarrándola con mi mano me puse en pie, comencé a besarlo mientras lo iba guiando hasta que lo empujó y cayó sentado sobre la cama, la situación de llevar las riendas en todo momento y poder hacer con él lo que quisiera me estaba excitando de sobre manera, tomé su mano y la introduje por mi tanguita para que viese lo mojadita que estaba, le dije que me lo bajase, me lo bajó hasta donde pudo en esa posición, le dije que acariciase mi coñito, cogí su mano guiándosela, haciéndole que moviese sus dedos en círculos, que sus dedos me exploraran, él obedecía como un robot, me di la vuelta poniéndome de espaldas a él y acabé de quitarme el tanga, aproveché para poner mis manos en sus rodillas y bajar lentamente, comencé a acariciar suavemente su prepucio con mi sexo, haciendo círculos sobre él lentamente, me giré de nuevo y me arrodillé delante de él, mirándole a sus ojos tomé su polla con mis dos manos, le pregunté si la noche anterior había pensado en mí, el asintió, yo le dije me encanta y mientras lo masturbaba despacito comencé a jugar con mi lengua por su sexo, no tardó ni 30 segundos en correrse, no sabía donde meterse, repitiendo una y otra vez lo siento. Yo lo limpié rápidamente con una toallita y me senté a su lado, tranquilizándolo, diciéndole que no pasa nada, que ahora aguantaría mucho más y sentada a su lado comencé a masturbarlo mientras mi lengua se fundía con la suya, le pregunté que si le había pasado antes, me dijo que no, que yo era su primera chica, tranquilo, yo te enseñaré le respondí. ¿Quieres follarme le dije? Sí, respondió él. Tomé de nuevo su mano y la conduje otra vez a mi entrepierna, le dije, no hay que tener prisa, tienes que hacer que la chica te desea, calentarla, ponerla húmeda, hasta que esté deseando de tenerte dentro, me tumbé y él a mi lado, sigue jugando con mi coñito le decía, acarícialo, explora con un dedo, ábrete camino despacito con dos, si te atreves con la lengua haz de  centrarte aquí, le señalé donde me gustaba, él como buen alumno aplicado acudió, luego cogí su mano mientras su dedo estaba dentro de mí se la giré, si acaricias hacia arriba ahí nos encanta a todas las chicas le dije, y si a la vez te centras con tu lengua aquí, las dos cosas a la vez no habrá chica que se te resista, bien, me estás volviendo loca Jorge, creo que ha llegado el momento. Le pregunté si tenía preservativos, me dijo que no, yo tampoco tenía, pero estaba tomando anti conceptivos así que nos atrevimos a hacerlo a pelo en su primera vez. Me tumbé boca arriba abriendo mis piernas, lo invité a echarse sobre mí, despacito, acomodándolo para que no me hiciese daño, cogí su polla con mis manos y la acaricié un poco, pero estaba más que a punto, la guie hasta la entrada a mi cueva y le dije que fuese empujando muy despacito hasta estar toda dentro de mí, una vez toda dentro de mí lo rodeé con mis brazos, hundí mi boca en la suya y comenzó su vaivén, torpe al principio, voluntarioso, te ayudo le dije, puse mis manos en sus caderas y comencé a marcarle un ritmo lento, cuando quería más deprisa subía mis manos a sus espaldas y él lo estaba haciendo muy bien, yo quería más y más y con mis piernas también lo rodeé para hacerlo sentir dentro de mí, en una de sus embestidas en las que yo estaba apretando fuerte con mis piernas contra mí noté como me inundaba de calor  por todo mi interior, yo le correspondí abrazándole fuerte y fundiendo mi lengua con la suya. Yo le dije que había estado genial, que había sido un gran alumno. Se tumbó a mi lado, me miraba con mezcla de admiración y agradecimiento, mis dedos empezaron a juguetear por su pecho, mis piernas acariciaban las suyas, vi que su joven polla, manchada aún de semen seguía bastante firme, dije, vaya parece que alguien se ha quedado con ganas de más, así que rápidamente lo limpié con toallitas, y me tumbé a su lado, besando sus labios mientras mi mano comenzaba a masajear nuevamente su miembro, suavemente, pero notando como se ponía poco a poco de nuevo al cien por cien, mis labios fueron bajando recorriendo todo su pecho, entreteniéndose en sus pezones, siguieron bajando y finalmente se encontraron con su miembro  totalmente en forma, comencé a chupárselo, suavemente, mirándole de reojo y sonriéndole, tampoco quería abusar de mi lengua porque deseaba cabalgarlo y no quería que acabase demasiado pronto, finalmente me senté sobre él, despacito, hundiéndomela poco a poco, quedé anclada sobre él, apoyé mis manos en su pecho y comencé mi lento vaivén, sus manos recorrían mis piernas mientras yo me  iba dando el gusto de buscarme mis ritmos, adelante y atrás, arriba y abajo, me dejé caer sobre él mientras aceleraba mi ritmo, mi boca buscaba la suya mientras sus manos acariciaban mis cadera, siguiendo mi ritmo y apretándome contra él, estaba a punto de correrme cuando noté como él me apretaba más fuerte contra él y de nuevo me inundaba, yo no paraba, seguía y seguía porque yo también estaba en mi punto álgido y seguí hasta que también estallé de placer.

Me tumbé a su lado y ambos abrazados y besándonos caímos rendidos los dos y nos quedamos durmiendo.

A la mañana siguiente despertamos los dos, pegajosos del sudor y los jugos de la noche anterior, esa mañana ya teníamos que volvernos para casa, nos quedaban un par de horas para abandonar el hotel así que tampoco había mucho tiempo que perder. Lo invité a ducharse conmigo, él parecía otro, solo quería darme besos a lo que yo rehuía, finalmente sujeté su cara con mis manos y le dije, eh, que esto es solo sexo, no somos más nada tú y yo aparte de amigos y sexo, él me dijo que sí, sí, sin problemas. Ya en la ducha por suerte era bastante amplia, nos metimos los dos, mojados los dos le eché jabón en sus manos ofreciéndole mi cuerpo, él comenzó a untarme el jabón por todo el cuerpo, no era el mismo Jorge de la noche anterior, ya era bastante más descarado, se recreó un buen rato masajeando mis pechos con el jabón, luego con una mano en mi trasero y otra en mi sexo también se entretuvo un rato, noté como el solo se iba excitando, su pene iba creciendo a medida que me iba acariciando,  yo quería seguir llevando las riendas del juego así que lo empujé contra la pared, llené mis manos de jabón y empecé a enjabonar su pecho, me arrodillé y enjaboné sus piernas y por último su polla, que empecé a masajearla con fuerza, mientras lo miraba a sus ojos y le decía dime que quieres, él no contestaba, yo le decía, dilo, di que quieres follarme, finalmente ya lo dijo él, quiero follarte. Me puse de pie, lo aparté de la pared y apoyé mis manos contra ella, inclinándome un poco y ofreciéndole mi trasero le dije, demuestra lo que has aprendido. El se agacho y metió su lengua entre mi sexo, lo cual me sorprendió y alegró mucho, pensé que iba a ir más directo pero había atendido bien la noche anterior, cuando yo dije bien Jorge, así, así, él entendió que ya estaba lista, se incorporó, agarró mis caderas y yo le ayudé a que entrase bien por donde tenía que entrar, empezó despacito, muy bien, yo tomé una de sus manos y la subí hasta mis pechos, me los empezó a acariciar mientras me seguía empujando despacito, y su boca recorría suavemente mi cuello jugueteando con su lengua, reconozco que estaba muy sorprendida y me encantó, estaba tan excitada que le pedía más y más, deseaba correrme y con mis brazos hacia atrás empecé a empujar su trasero pidiéndole más, finalmente me corrí como jamás hubiese pensado que me lo haría hacer este chico solamente un día antes, le dije que si quería acabar en mi boca, me dijo que sí, me agachó y la metí en mi boca, mientras mi mano le pajeaba rápidamente, enseguida noté todo el sabor de su leche en mi boca. Me puse de pie y le dije que eso sí se había ganado un beso y lo besó profundamente durante un buen rato.

Finalmente, ya casi con la hora encima salimos del hotel y procedimos al viaje de vuelta, sin duda mucho más animado que el de ida. Eso sí, este chico joven era demasiado enamoradizo, tuve que aclararle algunas cosillas durante el camino, como que tenía pareja y que esto no volvería a pasar, al menos planeado.

Al llegar a su casa nos despedimos amistosamente, Bea nos preguntó que qué tal el viaje, ambos dijimos que genial y todo quedó ahí. A los dos días Bea me llamó y me preguntó que qué le había hecho a su hijo que parecía otro, yo solamente le dije que lo que ella me había dicho y ambas nos reímos mucho.