Viaje al sur

Aventura en un viaje

VIAJE AL SUR.

‘’ La mujer ríe cuando puede y llora cuando quiere’’ Proverbio francés.

No había un mes en el que el Scania no pasase por el polígono de Burjassot a descargar contenedores de productos químicos, tantas veces había ido allí y siempre puntual que tanto el personal como la dueña de la empresa, lo saludaban como si fuese un compañero más. Si algun dia tenia que esperarse, la dueña de la empresa se lo llevaba a un bodegón cercano a desayunar. Ella habitualmente vestia con pantalon y jersey negro, esta, en una de las muchas conversaciones, le explico que era viuda desde hace 6 años y que aún le faltaban 7 años para jubilarse, aguantando la empresa hasta que fuese necesario, y como no tenia hijos, llegado el momento la venderia. El chofer la escuchaba atentamente pues ella era un saco de vivencias. Aquella señora a sus casi 56 años aún tenía ganas de vivir, de viajar y a veces, como dijo ella, hacer una locura, en ese momento no precisó de qué clase.

  • Pero no tengo más remedio que quedarme aquí al pie del cañón cada día. - dijo ella con una sonrisa.

Aunque quizá no lo creas, me iría contigo de ruta en el camión.

  • Tengo una ruta hacia Algeciras, es un viaje muy agradable de unos dos o tres días. - Le dijo Adriano - Si quieres puedes venir conmigo.

La dama le miró sorprendida, ya que no esperaba que un joven de 25 años la invitase a un viaje así cuando ella prácticamente le doblaba la edad.

  • Saldré el domingo por la mañana, para dormir cerca de Málaga. Al día siguiente tengo que estar ahí en una refinería cerca de Gibraltar.
  • ¿Lo dices de verdad? - Preguntó ella
  • Sí, lo digo de verdad, y con el placer de tener compañía - continuó este- Así el viaje se me hará más corto, lo único incomodo es dormir en la litera.
  • Me gustaría ir acompañada, supongo que no será mucho peor.
  • Yo estaré sobre las 10 de la mañana en el polígono, a la hora de comer estaremos en Murcia ¿Qué te parece?
  • Me parece que ambos haremos buenas migas -le dijo ella muy contenta.

Adriano, aunque no lo manifestase, llevaba tiempo fijándose en ella, con unas tetas que no cabían en las manos y culo redondo de mujer gozadora, en más de una ocasión se masturbó recordandola, lo que jamas pudo imaginar es llevarla en un viaje con ella. El imagino que una mujer así al irse en camión con un hombre más joven, quería algo más. Aquel fin de semana, pensó en su figura, se preguntó cómo sería esa hembra tan bien dotada.

A las 10 de la mañana, estaba frente a la empresa de su invitada. Ella le esperaba con su equipaje de mano, para aquel viaje. Vestida de negro y con los labios pintados de rojo, contrastaba con su tez blanca, parecia una modelo de revista. Adriano al ayudarla a subir al camión, se sintió tentado a darle un mordisco en el culo. Como si se tratase de una primera cita, no pararon de hablar hasta pasar Murcia. La dama se veía contenta y emocionada.

Al llegar al restaurante donde pararon a desayunar, Adriano fue a abrirle la puerta para bajar de aquella cabina. En vez de hacerlo de espaldas, lo hizo de cara y se apoyó en él, por unos momentos parecía que se estaban besando. La tensión del momento hizo que él tuviese una erección y ella lo notó.

  • Si quieres esta noche podemos dormir en un hostal, cerca de Antequera, quizá mañana toque litera. Frente a este, un número considerable de paquidermos del transporte pernoctaron.

Durante la cena y sin parar de conversar se bebieron una botella de vino. Al pedir la habitación, le pusieron de una sola cama, ninguno de los dos pusieron objeción. Al entrar a la habitación, Adriano le dijo que él podía dormir en el suelo sobre una manta.

  • Vamos a ver - dijo ella- Si yo no quisiera follar contigo, igualmente podría dormir contigo ¿O me tienes miedo? - Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Adriano al verla deshinibida el se fue por la tajante:

  • No sabes la de veces que me he masturbado pensando en tu culo y tus tetas.

Cuando ella salió del baño a él se le abrieron los ojos como platos. A pesar de que le sobran unos kilos, estaba para comersela. Poniéndose encima de este, le dijo:

  • Haber como te portas camionero, pues no tenia yo ganas de joder con alguien con una buena picha - ese tono no era el mismo que las conversaciones que tubieron durante el viaje.

Ella se dio la vuelta y le puso su peludo chocho en la cara, y ella la emprendió con su priapo. La dama sabía lo que hacía, debió tener un buen maestro. De aquel 69 pasaron a hacer el misionero y ahí Adriano no pudo contenerse, él soltó toda su carga dentro de su frondoso chocho.

Adriano estaba satisfecho con todas las mujeres que habían pasado por su cama, pero como ella no recordaba ninguna.

Eran las 4 de la mañana, cuando ella comenzó a chupársela, cuando estuvo dura se puso a cuatro patas y le urgió a que se metiera por su cueba trasera, rugiendo como una leona.

  • Venga camionero también tus huevos - gritó esta cuando estaba a punto de correrse.

Posiblemente despertaron a alguien de la habitación contigua, pues les dieron unos golpes en la pared.

El resto del viaje fue un combate tras otro, ya fuese en la litera, frente a las escalerillas o en el suelo. Todos sus agujeros fueron visitados por la polla del camionero.

Cuando llegaron a Burjassot, esta le dijo que llamase a la empresa que viniesen a buscar el camión que se quedaría allí con ella.

Cuando entraron a la casa, este le quitó los pantalones y las bragas de un tirón y se la metió por el ano. Ambos llegaron a un prolongado orgasmo preludio de otros miles que les faltaba gozar.

FINE