Viaje al centro de una morocha infernal

Vestía un pulóver rosa y un jean azul, que marcaba muy bien las curvas de su culo. Apenas el tren partió de la estación comenzaron a circular ideas por mi cabeza. El morbo se adueñó de mí y mi mano izquierda se acerco lentamente al hermoso culo. Hasta que hizo contacto, muy suavemente.

Hola fieles seguidores, en esta ocasión decidí narrarles uno de mis más calientes viajes en tren. Espero que lo disfruten al igual que lo hice en aquella aventura (tenía 20 años).

Esa mañana subí como todo los días, y como viajo en la hora pico, los vagones están repletos de gente. Me ubiqué por la mitad del vagón, y noté que a mi izquierda había una mujer muy linda (aunque en ese momento sólo podía verla de espalda a mí). Tenia pelo negro y lacio, cuyo largo se extendía por su espalda por debajo de los hombros. Vestía un pulóver rosa y un jean azul, que marcaba muy bien las curvas de su culo. Apenas el tren partió de la estación comenzaron a circular ideas por mi cabeza. El morbo se adueño de mí y mi mano izquierda se acerco lentamente al hermoso culo. Hasta que hizo contacto, muy suavemente.

Mi respiración se empezó a acelerar, al igual que mi corazón, que latía cada vez más rápido. La chica (tendría unos 24 años, estatura: 1,69) no realizó ningún movimiento, lo que me motivó a seguir con el juego. Seguí con la mano apoyada pero la moví muy lentamente en forma circular, sobre su nalga más cercana a mí (la derecha, ya que ambos estábamos ubicados de cara a las ventanillas, aunque yo me puse un poco más hacia atrás para poder verle bien la colita). A medida que intensificaba los movimientos de la mano, subía el nivel de mi excitación. La calentura que tenía me incitó a seguir tocando su culo, pero seguí también con su otra nalga, hasta que me animé a meterle un par de dedos en ese hermoso canal que separaba sus redondas y tiernas montañas.

El frío que traía por las bajas temperaturas del ambiente externo ya se me había ido por completo, ahora sentía un fuego que cubría mi interior y mi cara, sobre todo después de haber notado que la muy perra también se había excitado y respiraba agitada. Comencé a colocarme cada vez más detrás de ella, hasta dejar mi boca a la altura de su nuca, permitiéndole de esa manera sentir mi respiración exaltada. Al notar mi tremenda calentura la gatita se fue acercando disimuladamente hasta pegar su colita con mi ya en ese instante súper parado pene.

En ese momento creí morirme de placer, el sentir mi pija apoyando a ese culo grande y parado una y otra vez con cada movimiento que hacia el tren. Primero lo hacíamos discretamente para que los pasajeros que nos rodeaban no lo notaran, pero a medida que nuestra excitación aumentaba nos fuimos olvidando de ellos.

Y llegamos a un punto en el que mi pija y su culo no se podían despegar y nos presionábamos uno al otro cada vez más. De vez en cuando me separaba un poco para ver su reacción, lo que me excitaba más al notar como me buscaba, como una perra en celo, acercándome su colita hasta pegarse de nuevo a mi verga. El tren lentamente se acercaba a la terminal. Aparentemente las personas que estaban alrededor nuestro no se habían percatado de nada porque estaban concentrados en sus asuntos, aunque no descarto que nuestros rostros rojizos por el calor no nos halla delatado. Cuando estábamos por llegar al final del viaje, saqué mis manos (que se encontraban agarrando los mismos pasamanos que ella) de las suyas y las llevé hasta sus piernas, las acaricie ya no lentamente ni suavemente, sino presionando y con movimientos rápidos, llegando a los laterales de su delicioso culo, el cual se deleitaba con las suaves embestidas de mi erecto y bien crecido pene.

Finalmente después de los 50 minutos de viaje, el tren se detuvo en la estación terminal. Pero no estaba dispuesto a dejar ir esa gata tan caliente. Yo me dirigía a la universidad y por lo visto ella también (llevaba un cuaderno y unos apuntes), pero eso podía esperar.

La gente descendió en su totalidad, dejándonos solos. Cuando bajó la última persona, la ardiente joven sorpresivamente dio media vuelta y dándome la espalda comenzó a caminar, queriendo alejarse de mi. Pero la seguí y antes de que bajara la tomé de la cintura desde atrás y le dije (fueron las primeras palabras):

M _Vení acá mi amor, no me podés dejar así, ¿cómo te llamas?_le dije con voz baja y entrecortada_

F_Florencia_me respondió con voz seductora pero algo tímida_ ¿Y vos?

M_ Matías

La tomé de la mano y la llevé rápidamente al último vagón, donde por un largo rato no habría gente, ya que el tren volvería a salir en 40 minutos. Nos detuvimos. Por fin pude mirarla de frente, pero no hubo tiempo para romanticismo. Le comí la boca, sacándole casi la respiración, al mismo tiempo que le apretaba bien el culo con las manos. Florencia respondió con un profundo beso. Nuestras lenguas jugueteaban y mi calentura me estaba haciendo explotar de deseo. La recosté sobre un asiento (son para dos personas, lo que permite que una persona se acueste allí), le levante un poco el pulóver y la remera que tenía debajo y comencé a besar su ombligo. Le dije que se incorpore para sacarle la ropa, a lo que accedió parcialmente, ya que se puso de pie y se quiso ir, claro que no se lo permití.

M_ ¿Qué pasa, no querías esto gatita?

F_ No me digas así, no soy lo que pensas, soy una chica tímida.

M_ ¿Tímida? mmmm… No parecías tímida recién, yo te vi gozando, o ¿me vas a negar que te gustó todo lo que te hice en esa colita?

F_ Mmmmm… La verdad que me gustó mucho, pero no se que pasó por mi cabeza, yo no soy así, y ni siquiera se que hago acá con vos, apunto de hacer algo que jamás haría en un lugar como este.

M_ Yo se como sos, una reprimida, que aparenta ser un angelito pero que en realidad se muere de ganas por coger con el primer hombre que se le cruce. Pero a mi no me engañas, y en cuanto al lugar vas a ver que lo disfrutas el doble, adrenalina pura gatita.

La tomé de la cintura y la empujé hacia el asiento, quedando sentada.

F_ Bastaa, dejame ir, no quiero.

M_ Shhhh, cerrá esa boquita y gozá.

Me tiré encima y le besé la boca, presionando su cabeza contra la mía. Al principio se resistió un poco haciendo fuerza para que la dejara de besar, pero le saqué por completo el pulóver y la remera, no llevaba puesto corpiño (o sujetador) y al sentir mi lengua sobre sus pechos se liberó. Sus tetas eran en forma de cono, no muy grandes pero bien paraditas. Sus pezones, grandes, de color morado oscuro, en ese momento estaban bien duritos, esperando que se los coman. Y lo hice, comí sus tetas, las apreté con mis manos y les pasé mi lengua con lujuria, arrancándole un gemido muy placentero.

F_ Ahhhhh…. Ahiiimmmmm

Eso me calentó mucho más, bajé mi cara a la altura de su concha, le desabroché el botón y con mi boca bajé el cierre del jean. A la vista tenía una tanguita de color gris casi transparente, que dejaba ver la inundación que padecía la zona, y que despedía un adictivo aroma a hembra. Cuando le saqué la suave y húmeda tanguita pude ver por fin esa conchita, rodeada por un mar de líquido, el que me encargué de absorber con la lengua en segundos. Estaba toda depilada la perra.

F_ Mmmmmmmmmmmmiiiiii conchhhh ahhhhhhhhhh queee le hacessssss uyyyaaa

M_ Mmmm que rica, te gusta no bebita??Querés tener mi pija perrita???

F_Ahhhh me encantaa, que biennn lo hacesss, tengo hambre, quiero tu pija, dámela yaa

M_ Tomala mi amor, cométela toda

Me bajé el pantalón y ella se encargó de sacarme el bóxer que estaba empapado, yo me habia puesto de pie y ella se habia sentado. La agarró salvajemente, tiró la piel para atrás y le dio unos tiernos besitos en la cabeza, tocandola con la punta de la lengua. No se resistió más y se la introdujo en la boca toda entera, haciendo presion con los labios.

Eso me probocó un placer inmenso, que aumentaba cuando veía como me miraba de reojo con cara de nenita inocente.

No faltaría mucho para que me hiciera acabar, asi que le saque el juguete y después se sacarle del todo el pantalón, le separé bien las piernas largas y tan bien torneadas para meterle por fin mi verga. Se la introduje toda entera de una sola embestida, sin dificultad alguna debido a lo mojada que estaba, aunque era bastante estrecha, lo que me dio un mayor placer. Pero eso no duró mucho porque lo que más deseaba era romperle el culo, metersela bien por esa zona que tanto me habia calentado. Le pedi que pusiera las rodillas en el suelo y que apoyara sus brazos y su cara en el asiento. Se colocó en esa posición, levantando lo más que pudo su culo para que me fuera menos dificultoso cojerla.

Cuando lo tuve frente a mi, primero le di muchos besos cortos en las nalgas y después le pasé la lengua, sintiendo su piel extra suave y ardiente. Apunté mi pija hacia su agujero, me recosté sobre su espalda y antes de penetrarla le tapé la boca para que no gritara.

M_ No grites bombón porque sino nos van a descubrir

F_ Mmmm, me va a doler tanto? Esto ya va en contra de mi voluntad, me va a violar si lo hace_ lo dijo con un tono juguetón

M _ ¿Quiere que la viole putita?? ¿Le esta gustando mucho como la cojo no perrita??

F_ Siiiii me encantaa, cojeme todaa, violamee yaaa

Mi cabeza ancha trató de entrar en el primer intento pero no lo logró, debió probar otras veces hasta que lo consiguió. Florencia trataba de gritar con toda su fuerza, pero no se lo permití, la seguí culeando cada vez con mayor intensidad, metiendo mi pija por ese pequeño orificio anal que tanto deseaba. En ese momento comenzó a forcejear para que la dejara de penetrar, pero la mantuve contra el asiento todo el tiempo y metiéndosela sin darle respiro, violándola como ella me había pedido. No aguanté más y le descargué casi todo el semen en su culo, en sus entrañas para que siente bien caliente la lechita. Le desparramé un poco por las nalgas y el resto me lo extrajo con su boquita, lamiéndomela como una desesperada. Después nos dimos un beso muy apasionado con su boca llena de semen y la mía con el gusto de sus jugos.

Respiramos profundamente, había sido una experiencia increíble. La ropa había quedado tirada a un costado del asiento y este último se encontraba bañado en semen y líquidos vaginales de Flor, así que nos vestimos (me regaló su tanguita empapada y yo mi bóxer) y antes que la gente llegase a ese vagón (en el de al lado ya había gente) fuimos camino al subterráneo

Bueno queridos lectores amantes del sexo, espero que les haya gustado y sobre todo que les haya sido útil… Después me cuentan en el comentario, que les pido por favor que me dejen, tanto en este como en mis otros relatos. Muchas gracias. Un beso.