Viaje a Valencia

Un encuentro inesperado en la carretera

Yo tenía que ir a Valencia desde Madrid por cuestión de trabajo, así que una mañana bien temprano salí conduciendo con intención de hacer el viaje tranquilamente aunque tenía que estar allí por la tarde. Yo soy de poner el regulador y viajar tranquilamente, cambiar de ritmo sólo por alguna incidencia.

A partir de donde sale la radial ya empezó a haber menos tráfico, y lo típico que hay varios coches que acabas manteniendo las distancias, y parece que vas en grupo. Hubo uno con el que durante un buen rato estuvimos casi jugando a adelantarnos uno al otro. Una vez que le adelanté me fijé en el conductor, un chaval joven con barbita recortada, que me miró y se sonrió. Se veía muy bien, un tipo normal, podía tener como entre treinta y cuarenta. En otro juego de adelantamientos que me pasó él, yo también sonreí. Hubo ratos que íbamos solos por la carretera, manteniendo la distancia.

Yo tenía pensado hacer una parada ya, y se me ocurrió la gracia de acelerar y adelantarlo y al ponerme a su altura le mire y le hice un gesto de beber y una seña como de "ahí delante" pero tampoco quise pasarme, así que le adelanté y al poco saqué el intermitente y vi que también el lo ponía. Si era por seguirme o coincidencia iba a ser fácil de comprobar, porque yo pasaba de largo la gasolinera y cruzaba al otro lado para ir al Autogrill, quien lo conozca. Él hizo la misma maniobra, así que no había duda. Aparcamos al lado.

Para hacéroslo corto, nos presentamos con un apretón de manos (era antes del covid) y fuimos a desayunar. Fuera del coche éramos parecidos, altos, delgados pelo corto, yo algunos años más que él. Era de conversación fácil (era vendedor) y entramos hablando de cómo habíamos venido por la carretera. Cuando nos sentamos, yo comenté que necesitaba un café para estar activo, y él preguntó:

-y antes de tomártelo cómo estás, ¿pasivo?"

(Yo pensé "vamos a jugar") y respondí:

  • yo siempre estoy versátil, más pasivo o activo según el día... y el café! ¿Y tú?

  • A mí me pasa igual

Y seguimos desayunando como si nada, aunque las miradas habían cambiado de tono (y mi entrepierna también).

Perdón que me alargo demasiado...

Cuando acabamos, él dijo que si me apetecía podíamos hacer otra parada un poco más adelante para ver si me había hecho efecto el café... Me dijo la salida y nos subimos cada uno a su coche.

Lo seguí algún kilómetro por carretera secundaria hasta que se metió por un camino de tierra que iba hacia unos árboles. La verdad es que el sitio era perfecto. Me suele dar un poco de corte el espacio público, pero allí estaba claro que no había nadie en kilómetros. Salimos del coche y yo iba bastante caliente, así que me acerqué a él, que se estiraba desperezándose al lado del coche, como esperando. Puse las manos en el techo una a cada lado de él,y apreté mi cuerpo contra el suyo. El también tenía la polla tiesa debajo del pantalón. Nos comimos las bocas jadeando y yo agarré su culo y me apreté más a él. Me dio el apretón y la verdad es que pensé que me corría sin sacármela. Me quité el polo de un tirón y me puse a desabrocharle el pantalón mientras él se reía de mi ansiedad. Me dejó hacer hasta que nos dejé a los dos desnudos, y le dije que creía que me iba a correr enseguida.

  • Ya veo, ya, dijo él, por eso me tomé el café solo, para tomar la leche aparte...

Se agachó y sin preámbulos se la metió en la boca. Yo sentí que se me aflojaban las piernas y le avisé que me corría ya, se la sacó de la boca y me apretó y yo eché una corrida enorme que voló hasta el suelo. Me la volvió a chupar y casi ni se me bajó.

  • Bueno, y yo qué, preguntó, al poco.

-Dime qué te apetece

-¿te importa que me siente? dijo.

Su coche tenía puerta corredera detrás, abrió, se sentó en el asiento de atrás con la polla apuntándome y yo tenía sitio cómodo desde fuera del coche. Le empujé hasta que se tumbó de espaldas y yo tuve su rabo para mí. Se la chupé a conciencia, y en un momento dado el levantó las piernas y me dejó ver un culo rosadito al que también le di trabajo con lengua, lo que le puso a mil y también exclamó con voz entrecortada que como siguiera así se corría.

Yo le hice caso y seguí, y cuando ya me pareció que estaba a punto me metí su polla lo más adentro que pude y se corrió dentro apretándome la cabeza con sus manos.

Estábamos jadeando, en pelota picada un medio de ninguna parte, había estado fenomenal.

Si os interesa ya os contaré otro día qué pasó después