Viaje a TUBBATAHA.
Mi intención en este viaje es primero desconectarme de todo mentalmente, descansar, bucear y a ser posible nada de sexo. Eran mis intenciones y no se cumplen del todo, pero es que además me hacen una proposición, que es la tercera vez que me la hacen en mi vida.
Inicio mi viaje, continuación de mis vacaciones interrumpidas. Lo hago a un lugar que siempre me han hablado muy bien y que es uno de los mejores sitios para bucear. No me quiero hacer muchas ilusiones por si no es lo que yo espero. Es un viaje para aprovechar y despejar la mente, para un reseteo que es necesario, voy hasta sin móvil. Me dirijo a conocer el parque nacional de los arrecifes de Tubbataha.
Aunque me habían dicho que solo se podía bucear en esa zona desde marzo hasta junio, quien se ha encargado de todo el viaje me han asegurado que no iba a haber ningún problema, la agencia que lo lleva todo, es una agencia con mucha reputación y por eso me fie. El viaje iba a ser largo, tedioso y con escalas, algo que me molestaba, pero no quedaba otra. Mis cálculos entre escalas y el viaje en sí, son más de veinticinco o veintiséis horas.
Esperando embarcar en el aeropuerto, coincidimos varios que íbamos al mismo lugar. Todo eran parejas y más de la mitad de las parejas iban de viajes de novios. Una vez embarcados comparto espacio con una pareja nada de recién casados, Chema y Leire. Los dos son médicos y entiendo que es un viaje para hacer lo mismo que voy a hacer yo, desconectar. A ellos les hace mucha más falta que a mí, porque en este tiempo han tenido que hacer un sobreesfuerzo físico y mental.
Son una pareja agradable y de buena conversación, algo que se agradece. Van vestidos cómodos con ropa ancha, lo mismo que llevo yo. Se nota que les gusta viajar y que saben lo que son los viajes largos, más vale ir cómodos que muy arreglados. Más de veinticinco horas dan para mucho. En la última escala coincidimos todos los que veníamos de distintos vuelos y de distintos países para dirigirnos al mismo lugar: Puerto Princesa. Todos vamos por lo mismo por el buceo. Aunque a Chema ni le gustan los aviones ni tampoco le gusta bucear. Lo hace por su mujer que es una buena buceadora según él.
Paso cuando ya estamos en el resort y spa. Hago amistad con una pareja portuguesa, Erico y Jacinta. Con unos suizos, Ruth y Max. A nuestra conversaciones se une Chema que está solo porque su mujer se ha ido a dormir, por lo del cambio horario. Nosotros preferimos adaptarnos y aguantar a que sea de noche. Nos acabamos quedando Chema y yo solos. Hablamos de todo, del COVID, de política, del viaje, de su trabajo y del mío. En algunos momentos me dio la impresión que me interrogaban más que hablar. Pensé que sería el cansancio y al final nos fuimos a dormir.
Por la mañana temprano, me levanté, desayuné, fui al gym del hotel y luego al spa. Donde me encontré con Chema y Leire. Chema era un tío de 1,80 mis cálculos eran que tenía 41 años aunque no los aparentaba, los cálculos fueron por cosas que contó de ellos y me salía que debía de tener 41 y ella 35. Sigo con él, moreno, pelo corto, con barba y un cuerpo marcado, un cuerpo trabajado. Leire estaba en el 1,72, según diera la luz su pelo unas veces parecía rubio y otras pelirrojo. Melena bastante larga y alborotada, con ondulaciones. Delgada, su pecho era de mediano a grande y un culito respingón, duro, forma de corazón invertido y el bikini elegido era perfecto para su anatomía. Menos mal que llevaba gafas de sol, porque la hice una radiografía. Los ojos llamaban mucho la atención, un azul cristalino. Aunque tenía el mejor culo de todas las que se veían por ahí, quise quitármelo de la cabeza y me recordé a mí mismo, que había ido para estar relajado.
Por la tarde vinieron los responsables del buceo de nuestro grupo. Ellos lo llamaban crucero, pero era un barco que se notaba que era antiguo pero reformado. Los camarotes eran de tres o cuatro “camas” por decir algo. Se veía que era una litera lo que tenía el camarote y luego una “cama” añadida. Chema y Leire me decían que no les importaba compartir camarote, los suizos me dijeron lo mismo y al final acepté con Chema y Leire. Fue embarcar y ver el camarote y darme la risa, para Chema que era más bajo que yo se le iban a salir los pies del camastro pues a mi… a ellos también es dio la risa y la más positiva fue Leire, “Venga Chema ahora no te puedes quejar, estos meses atrás hemos dormido en cualquier sitio” dejamos nuestras cosas y recorrimos el resto del barco.
Era pequeño pero me sentía agradable. Como antes de la seis empieza a oscurecer, me puse a escribir en mi libreta, sentado en una hamaca en la cubierta. De pronto un tumulto y no sé lo que pasaba, hasta que llega Chema y me pregunta si me él whatsapp, le digo que no llevo móvil y si lo llevara tampoco le podría decir porque no lo uso. El wifi del barco iba bien y los móviles funcionaban, lo que no iba según decían era el whatsapp, Facebook e Instagram. Por lo que pude ver un drama. Estaban hasta nerviosos, mirando cada cinco minutos si ya estaba arreglada la caída, porque era una caída seguro.
Esto me daba la razón en mi decisión, el único que no estaba alterado era yo. Aprovechamos los portugueses, los suizos, Leire y Chema, para confraternizar y conocernos mejor. Todos querían saber qué era eso tan importante que escribía en la libreta. Se lo dejé ver y decían que eran números y lo que parecían fórmulas. Se creían que estaría escribiendo una novela… “Son nuevas ideas que se me ocurren para nuevos proyectos o ideas de mejoras de los que ya están funcionando. Que luego unas valen y otras no, pero lo que hay que aprovechar es cuando te llega una idea” nos avisaron para cenar y nos reunimos con alguna pareja más que iban en el barco, pero que no querían relacionarse con nosotros. Después de la cena seguían sin funcionar las apps. Me fui a la cubierta de nuevo, hacia una buena brisa. Aparecieron poco después Leire y Chema. Leire llevaba un top y tenía algo de frío, su marido fue a por algo que se pudiera poner y se quedó hablando conmigo, me dio la misma sensación que con su marido, todo un interrogatorio en toda regla. Parte del diálogo fue lo siguiente…
- Te has fijado en una cosa… todos los que estamos embarcados huimos de algo.
- ¿Por qué dices eso? ¿De qué huis vosotros?
- Las parejas recién casadas huyen de un viaje de novios convencional, Érico y Jacinta, Ruth y Max de un hartazgo en sus matrimonios y por otras parejas que he visto por el barco, reactivar sus parejas. Y la pregunta… Un hombre como tú, joven bien posicionado, porque si no es difícil costearse unas vacaciones como estas, ¿Qué hace solo? ¿Recién divorciado? ¿No te tocan los niños esta quincena? (Nos conocíamos hace pocos días y preguntaba demasiado )**
- No es normal esas preguntas conociéndonos tan poco, pero no tengo problema en contestar a tus preguntas… no he venido huyendo de nada, he venido con la intención de desconectar un poco de mi mundo. Para estar divorciado antes hay que estar casado y no lo estoy, para que no hagas la siguiente pregunta, tampoco vivo con nadie. Y como los hijos se pueden tener sin estar casados, no hay quincena que valga, porque no tengo hijos que cuidar. Pero sigues sin contestarme… ¿De qué huis vosotros?
- No huimos de nada, lo nuestro es por dos motivos… demasiado estrés y había que hacer una parada en la vida para recuperarse mentalmente era necesario.
- ¿Y el segundo?
- Jajaja… ese es muy personal, lo mismo en algún momento te lo cuento. ¿Haces mucho buceo?
- Bastante, vivo junto al mar y lo aprovecho siempre que puedo.
- A mí también me gusta mucho a Chema menos y además tiene poca capacidad pulmonar, que hasta hace poco ha sido un fumador empedernido, le tuve que meter en cintura. ¿Qué más deportes haces?
- Cualquier deporte, me gusta todo en general, desde el boxeo, correr, nadar, baloncesto, paracaidismo… Tu marido ya me dijo que no le gusta volar ni el mar en general. Te tiene que amar mucho para venir hasta aquí.
- Paracaidismo… jajaja… se lo he propuesto a Chema y hasta se ha mareado. Se ve que te cuidas. Seguro que eres de los que llevas la alimentación a rajatabla.
- Sí aunque siempre se puede saltar uno la dieta de alimentación. No soy de los fanáticos de la alimentación. Tampoco fumo y alcohol lo justo, de tarde en tarde, pero que muy tarde.
- Seguro que las analíticas las tienes perfectas.
- Pues sí, todos los meses me hacen un control y va como tú dices perfecto y ahora no puedo evitar hacerte una pregunta… como tengo la sensación de que me estás interrogando para algo y antes me la dio con tu marido… ¿Qué es lo que queréis saber de mí y por qué?
- No, no… qué va, no sé por qué me dices eso. Si te he molestado discúlpame. (Cara de sorprendida )**
- Lo digo entre otras cosas porque el barco es pequeño y a tu marido le había dado tiempo a ir y venir siete veces. Pero no me ha molestado, es solo curiosidad porque dos personas que no conozco de nada, que yo sepa, se han interesado por mí. Aunque lo mismo me equivoco.
- Pues te equivocas, lo has interpretado mal, era solo una simple conversación.
Sus gestos me decían que se había puesto a la defensiva y que no me estaba diciendo la verdad, aunque se esforzaba en parecer que sí lo hacía. Es como una partida de póker, hay que fijarse bien en los gestos y en los micro gestos. El cambio en la conversación fue radical y por fin llegó el marido con una pañoleta. Nos fuimos a dormir, porque amanecía temprano y ya nos avisaron que todo empezaba al amanecer. En el camarote que estábamos bastantes justos, había que cambiarse. Solo pensaba que diferencia había de mi habitación en el spa y de ese camarote, era más pequeño que el baño de la habitación.
Me ofrecí a salirme para que ella se pudiera cambiar y conmigo se vino Chema, que me pidió si no me importaba usar la cama de arriba de la litera y así ellos podían estar más cercanos. Iba a ser igual de incómodo una que otra, por lo que me dio igual. Me gusta dormir desnudo y no lo podía hacer, por eso dormiría solo con un pantalón corto ancho para dormir a gusto. Ella se había puesto una camiseta de manga corta y se notaba que no llevaba sujetador y un pantalón muy corto. Chema y yo entramos nos dimos la espalda para cambiarnos, la propuesta fue de él, que a mí no me asusta desnudarme delante de nadie y nos acostamos.
Apagamos la luz principal y automáticamente se encendió una luz indirecta de color cálido. Que no me molestaba para dormir. La luz una vez habituada la vista dejaba ver. Mire hacia abajo y ella estaba girada de lado dándome la espalda, no lo hacía a propósito, es que tenía conectado el móvil para que se fuera cargando y estaba trasteando con él. Se le veía un culito que provocaba bajar de la litera y hacérselo. Con voz muy suave le dice a su marido que está usando telegram y funciona. Ya sé lo que hacen, se están escribiendo para que si estoy despierto no me pueda enterar. Estoy convencido de que hablan de lo que ha pasado cuando él no estaba.
Se puso Leire un bañador de pantalón ajustado, que el hacia una forma llamativa con su culito, le sentaba mejor que el bikini aunque se viera menos. Nos colocamos el neopreno y ella se colocó uno negro con toques rosas. La hacían más guapa y se hizo un recogido de melena, que dejaba al descubierto un cuello tentador. A Chema tuve que ayudarle porque no sabía muy bien como colocárselo. Bajamos a una goma y nos dirigimos a la zona de buceo. En la primera inmersión Chema no estuvo bien y se le noto debajo del agua. Vimos de primeras nudibranquios que solo los había visto una vez, esta era la segunda y distinto a los primeros que vi, eran más bonitos y más llamativos, colores intensos. Chema quería coger uno para hacerse una foto, le tuve que coger para que no lo hiciera. Se disgustó y uno de los que nos acompañaban, se acercó buceando y con gestos serios le decía lo mismo que yo, muy bonitos pero venenosos.
Vimos tortugas, mantarrayas y cuando vimos un tiburón ballena y luego dos más, Chema se puso muy nervioso y tuvieron que acompañarle a la goma. En el momento que ya no podíamos seguir subimos nosotros también. Chema no estaba, se lo habían llevado al barco. Ya en el barco no hablábamos de otra cosa que de lo que habíamos visto, nos habíamos entusiasmado todos. Al vernos Chema que ya se había quitado todo, nos dijo… “Si estoy un minuto más abajo, me hubiera tenido que tomar una caja de loperamida (lo que es el fortasec) no sé cómo no os ha dado miedo” , su mujer no dejaba de decirle todo lo que habíamos visto, hasta donde nos habíamos acercado… él lo único que decía que con él no contáramos para que buceara.
Dos días más de inmersiones y cada día era mejor que el anterior y el último día para mí sería uno de los mejores, bucear en barcos hundidos de la II guerra mundial. Fue una absoluta pasada. A pesar de ser alto, me pude meter por dentro de algunos. Nos hicimos fotos, videos, de todo. Regresamos al spa y mi conclusión fue que no había sido caro para lo que lo disfrute. Nada más llegar nos comunicaron que por la noche nos traerán fotos y videos por si nos interesaban y Ruth la suiza, que era una mujer rubia, gordibuenisima, pecho abundante y de 1,70 de unos 42 o 45 años, no había dejado de entrarme desde que llegamos a Filipinas y su marido Max, que se tenía que dar cuenta, es como si le diera igual. Max 1,74, castaño incipiente calvicie y unos 48 años, pero en el barco llegó a ser más descarada. Pues al llegar al spa me dijo que su marido y ella me invitaban a una copa por la noche. No me quería comprometer a nada, pero estaba claro.
Me iba a resistir y a pasar de sexo en principio, pero no deja la puerta cerrada a nada. Luego durante la cena y de cómo se desarrollase ya decidiría y reconozco que la portuguesa Jacinta, que era la más menudita, me atraía mucho, morena, 1,65, pelo cortito, muy buen físico, pecho pequeño y no más de 40 años, mayor que su marido Érico 35 o 37 años, moreno, 1,70, melena y una ligera tripa. A pesar de los idiomas nos llegamos a entender todo nuestro grupo, porque nos habíamos convertido en un grupo de “amigos” vacacionales. Por qué los temas eran muy diversos. Érico y Jacinta tenían una empresa importante en Portugal. Max arquitecto y su mujer Ruth criminóloga.
Después de cenar, que lo hicimos juntos, me retiré antes que nadie, por eso de quien evita la ocasión evita el peligro y Ruth decía que lo mismo me secuestraba en la noche, con el único comentario de su marido… “Cuando algo se le mete en la cabeza… no para” y todos nos reímos o sonreímos. Mi habitación daba a la inmensa piscina y tenía dos estupendas hamacas. Me tumbé en una de ellas y poco después Chema salió de su habitación que estaba junto a la mía. En un primer momento pensé que no era casualidad hasta que me enseñó un cigarro y me pidió con un gesto con el dedo en los labios para que no dijera nada y se colocó en la otra hamaca mientras fumaba.
- Mira que bien, te pillo solo y quería que tuviéramos una charla. Del cigarro nada a Leire. (No dije porque era algo innecesario )**
- ¿De qué va la charla?
- Para tener la charla me tienes que contestar a una pregunta, que lo mismo no tiene sentido para ti, pero que según lo que conteste lo tendrá… ¿Te gusta Leire? Se sincero, no me voy a enfadar. (El 99,99% de las veces que me han realizado esa pregunta, sabía lo que venía a continuación )**
- Si me gusta.
- ¿Ya está? ¿Nada más que decir?
- Qué quieres que te diga, que está muy bien, que tiene un culo que me hace tener los pensamientos más indecentes que se pueden tener… ¿Eso es lo que quieres oír?
- OK. Es lo que quería oír y ahora lo vas a entender. Te puede sonar raro, no entenderlo y creer que soy un pervertido o que lo somos. (Ya pase al cien por cien, estaba clarísimo )**
- Chema no nos conocemos casi nada, pero te diré que no me gustan los rodeos, prefiero ir de cara y que me venga de la misma manera. Los preliminares solo para follar. (Se quedó perplejo)
- Pues directo… Mi mujer y yo hemos venido a estas vacaciones, además por lo que te dijimos a que se quede embarazada. Y te preguntarás qué pintas en esto… (Empezó a hablar con nerviosismo ) pues creemos que tú podías ser quien la dejara embarazada. Yo no puedo tener hijos, es largo de explicar y da igual. Pensarás que siendo médicos y existiendo la inseminación artificial… pero no nos convence.**
- Si quieres me contestas… ¿Por qué no os convence y por qué yo? La última pregunta es que luego me preguntan cómo es que se acercan a mí.
- Porque queremos saber de quién va a ser el semen, de cómo es… y el motivo de elegirte… por venir a este viaje lo primero.
- ¿Qué tiene que ver venir a este viaje?
- Lo tenemos todo muy estudiado. Había posibilidades de que viniera algún hombre o algún chico solo. Lo lógico sería un hombre formado. Económicamente con su vida saneada o camino de ello, físicamente tiene que estar bien, porque la segunda parte del buceo, la hicisteis Leire, tú y unos polacos, el resto no pudo. Vuelvo al físico, se ve en tu forma de comer que te importa lo que comes y no dejas el ejercicio. Se te ve instruido en muchas materias y otra cosa que no es menos importante, tienes un físico que gusta, que atrae y un cabello duro y frondoso. Vamos que tienes una genética superior en todos los sentidos.
- Joder me habéis hecho un chequeo completo. Pero… ¿Quién te dice que no es que haya estado ahorrando para este viaje y sea un mequetrefe?
- (Encendió el móvil, busco y… ) Leire que es la que más sabe manejarse con las redes, busco en Instagram, Facebook… y tus páginas, tus perfiles están “capaos” según ella. Pero fíjate que en YouTube encontramos varias charlas que has dado. ( Me enseñó una en concreto ) y seguro que luego no vendrías reclamándonos nada ni pidiendo una compensación económica. Si es necesario podemos formalizarlo en un documento, para que no creas que queremos algo más de ti.**
- Decías que lo mismo pensaba que erais unos pervertidos. Te puedo asegurar que no y tampoco me has sorprendido, porque si la memoria no me falla, sois los cuartos en hacerme esa proposición y tampoco me asusta o me llama la atención, follar con una pareja, casada o no, porque de esas experiencias he tenido varias. Pero lo que te interesa, NO quiero dejar embarazada a tu mujer.
- No sé qué decir. Creía que eras más abierto de mente.
Se quedó en silencio y lo único que añadí era que no se trataba solo de tener la mente abierta, que eran más cosas. No habló nada más y vi que se iba hecho polvo, porque debía de pensar que iba a decir que sí, embobado por el cuerpazo de su bella mujer. Al otro lado de la piscina que estaba a una buena distancia, había penumbra en una terraza. Se veían a dos personas sin poder distinguirlas. Una venía en esta dirección y al pasar por debajo de una farola puede ver o intuía que era Ruth y de la parte que venía, se veía la lumbre de un cigarro.
Ya la veía perfectamente y era ella. La tía no se había cortado, porque llevaba puesto un conjunto de bata de encaje babydoll, como un kimono, trasparente, muy abierto en el frente, adornado con flores, el escote era inmenso en V, era un conjunto corto y de color púrpura, que con el rubio de su melena hacia un contraste bonito. Era una talla grande que la hacía muy morbosa. La pena que su melena tapaba el pecho que se transparentaba. Lo que se veía a la perfección era un mini tanga del mismo color. Su andar era perfecto, a pesar de ir sobre unos tacones de aguja inmensos.
Llego a donde estaba, se apartó con mucho arte la melena y se podían ver con todo detalle sus pechos, que eran casi del tamaño de mi cabeza, los pezones como una galleta y llevaba dos piercings atravesando sus pezones, con unas bolas en los extremos de color a juego con su vestuario. Se acercó a mí, me acariciaba el pecho y le pregunte por su marido, que ya sabía que estaba fumándose un cigarro y ella en un español defectuoso trataba de decirme algo, mezcló el francés y me decía algo parecido a “mari trompe o marie trompe” como no entendía lo que me decía, lo hizo más gráfico, pronunció el nombre de su marido y a continuación con la mano hizo el símbolo de los cuernos.
Se metió en mi habitación y fui con ella. Se quedó solo con el tanga y de culito nada, tenía un culazo enorme, pero cuando se lo toqué estaba duro como una piedra. No se quiso quitar las sandalias y fue una buena idea, porque estuvimos de pie besándonos, tocándonos hasta que se lanzó sobre la cama, su culazo era como un imán, le solté unos buenos azotes y más que gemir lanzaba chillidos de placer, no sé cómo eran las paredes, pero si eran finas se iba a enterar todo el mundo. Era bruta como ella sola y eso tenía su punto. Cuando se puso a comerme la polla, parecía que se la iba a comer de verdad, nadie me la había agarrado con tanta fuerza y los movimientos de su mano mientras la tenía en su boca, eran potentes, exagerados pero era por el nivel de excitación que tenía esa mujer.
Cambie de posición para que los dos pudiéramos hacer lo mismo y cuando sintió mi lengua en su abultado coñito, se volvía más feroz, se descontrolaba, bufaba, chillaba y otras cosas no se le entendían porque mi polla ocupaba su boca. Lo extraordinario vino cuando se iba a correr, que apretó con furia su coñito contra mi boca, fue una bestialidad, que la llevo a un orgasmo inhumano, por la escandalera que monto y aunque ya me lo olía, no era una mujer de un solo orgasmo, se levantó con una velocidad formidable y mas para su peso.
Se apoyó sobre una butaca que estaba junto a un aparador con espejo enorme, que se debía usar para maquillarse y con las sandalias era una visión perfecta. Si ella tardó poco en levantarse y colocarse, tampoco tardé nada en ponerme un preservativo. No eras una mujer para follar con suavidad y no me hacía falta tantearla. De entrada le metí la polla de golpe, que le sacó un chillido y desde ese mismo momento, la empotraba con fiereza y a cada empotramiento un chillido mayor que el anterior y solo de su boca salía distintos SI, en distintos idiomas.
Era de las mías, le gustaba verse follando en un espejo. Ponía toda mi fuerza y toda mi potencia para que se sintiera a gusto, para que gozara y por su cara, por los sonidos que emitía lo estaba logrando. Me gache y agarre sus dos grandes tetas, acariciaba sus pezones y movía los piercings, de tal manera que el causara un placentero dolor y lo conseguí, eso se me daba bien. Como también lo intercambia con unas fuertes azotes, que en esas nalgas duras sonaban y resonaban por toda la habitación, con los consiguientes chillidos pidiéndome que no parara.
En una de mis embestidas, se le rompió un tacón de las sandalias, retorciéndose el tobillo. Tenía que haberse dañado bastante, pero lo único que hizo fue quitarse la otra y agarrarme la polla para metérsela. Poco a poco ella iba notando el dolor en el tobillo. Pero le dio igual, me senté en una silla y ella se puso encima, podríamos follar sin que ella se hiciera más daño. Follamos hasta corrernos los dos y bien que nos sentó. Una vez que nos habíamos corrido, ella sí mostró gestos de dolor. Intentó levantarse, vestirse e irse a su habitación. No podía y por eso hice que se pusiera un albornoz de mi habitación. Recogí su ropa y sus sandalias, luego la ayudé a caminar hasta su habitación. Su marido seguía fumando y cuando llegamos, Max me ayudó a dejarla sobre la cama y ya me marché.
Me acosté y me quede dormido nada mas tumbarme. Me tuvieron que despertar por la mañana, porque me había apuntado a una excursión y no quería faltar. Desayunaba deprisa y corriendo, cuando me fije que Chema y Leire lo hacían con mucha parsimonia… “¿No venís a la excursión?” y me contestaron… “No, viene una amiga que es de aquí y nos quedamos a esperarla” nos fuimos a la excursión que como estaba previsto fue una pasada y regresamos después de comer. Aparte de ellos quienes faltaron también fueron los suizos. Me pase todo el tiempo con Érico y Jacinta, que en esta pareja estaba claro que la que mandaba era ella. Lo que pasa que lo hacía de una forma sutil y parecía que era él quien llevaba la voz cantante.
Después de lo de Ruth como ya había incumplido mis intenciones, me daba todo igual y la pareja portuguesa me contaron mucho de ellos, llevaban quince años casados y era como un viaje de novios, pero distinto. Se les podía aplicar mi teoría, de que cuando se casan jóvenes y como máximo a los quince años, tienen la necesidad de “experimentar” nuevas sensaciones. Si a mi teoría le sumaba que le tiraba ficha muy discretamente a Jacinta y ella me seguía la corriente, estaba claro o así lo creía de que solo quedaba un paso o eso me parecía a mí. Aparte de disfrutar de la excursión lo que hice fue mandarle las suficientes señales, de tal manera que si quisieran algo, supieran de mi predisposición. Esa noche o como muy tarde al día siguiente algo se vislumbraría.
Al llegar Érico y su mujer dijeron que iban a descansar un poco. Vi en la terraza de la cafetería que estaban Chema y Leire, me acerqué a saludarles y me presentaron a una mujer de rasgos asiáticos. Que me llamo la atención nada más verla. 1,69 de altura unos 50 o 52 kg. de peso, ojos color café una melena larga, ondulada y de color castaño oscuro. Eso es lo que vi de frente porque se pusieron de pie cuando llegué. Hablamos después de que me la presentaran y no les fue difícil convencerme para que me sentara con ellos. Se llama Shaina (nombre real).
Toda ella tenía un halo de timidez o eso parecía. Una sonrisa preciosa y una dentadura blanquísima y perfecta. Hablaba el español con fluidez y me enteré de que se conocían, había estudiado medicina con Leire en España. Se levantaron las dos para ir al aseo y por fin la puede ver por detrás. Si Leire tenía uno de los mejores culitos que había visto, Shaina no tenía nada que envidiarle. La diferencia era que a ella la había visto en bikini y a Shaina solo con el pantalón que llevaba, que le hacía el culito respingón y de una forma similar al de Leire. Por Chema supe que tenía 34 años y que era una chica muy conservadora, no se refería a políticamente si no a las costumbres de donde vivía.
En la conversación, la primera impresión fue que era una mujer muy equilibrada. Hablaba con mucha serenidad y se reía discretamente porque se acordaba de España, donde se habla de tal manera que en muchos casos parece que te están regañando y que te costó entenderlo. A una pregunta de Leire si ya tenía una pareja, porque en España no salía con nadie, ella le contesto… “Tengo cuatro pretendientes, pero…” puso cara de resignación. Fue Leire quien me lo explicó delante de ella, no solo tenía que ganarse a ella, también a la familia. Daba la impresión de que seguía siendo virgen, algo que me resultaba chocante a sus 34 años, nos fuimos a cambiar para cenar y ya hablando Chema y yo solos, le comente que parecía demasiado tímida y me contesto… “Dicen que es muy normal aquí, pero Shaina, por lo menos en lo que respecta a ella, es a mi juicio, bastante sumisa, resignada… porque en España hubiera tenido un buen trabajo y no quiso dejar a su familia, también puede ser porque no le cuadró ningún tío” quedamos en media hora y me fui pensando en ella.
Estaba dándome una ducha y tuve una erección al pensar el contraste de tener en una misma cama a Shaina y a Leire. No me demore para ir a cenar y me lleve un tremendo chasco cuando aparecieron Leire y Chema solos. Su amiga se había ido. Disimule lo que pude y más tarde por lo que les escuche ella regresaría al día siguiente para quedarse unos días. Nada más acabar de cenar nos fuimos a tomar unos combinados que podían ser con alcohol o sin él y estaban muy buenos. Leire dijo que se iba a descansar, porque quería estar fresca para el día siguiente que iríamos de buceo, su marido dijo que pasaba de sumergirse y estando solos después de llevar un buen rato hablando de lo que ya habíamos visto del lugar…
- Carlos me persigue la duda contigo.
- Pues si te puedo solucionar la duda, adelante…
- No es porque Leire sea mi mujer, pero reconocerás que es una mujer diez en todo.
- Un poco apocada es, pero si quitas eso estoy totalmente de acuerdo contigo de las que hay en el resort la mejor de todas y la siguiente a mucha distancia.
- Deja de ser apocada cuando hay que dejar de serlo, pero como en el resto coincidimos… ¿Me puedes decir como poniéndotela en bandeja ni lo has querido intentar? Porque cualquier otro hubiera dicho que sí.
- Creía que iba a ser más preocupante… Mira en mi vida y más en estos momentos no me es necesario follarme todo lo que se me presenta. Lo que no quiero es un tira y afloja, para ver si en un momento delicado por estar cachondo cedo y al final embarazo. Tengo un concepto de tener hijos que no casan con esa realidad que vosotros queréis.
- Si, pero te podíamos decir que ella tomaba anticonceptivos y ya estaba.
- No estaba. Porque para evitar momentos no deseados el que pone los medios soy yo.
- Pero… ¿No te ha dado ninguna tentación?
- Jajaja… claro que sí y más cuando la he visto con vuestra amiga Shaina, que hacen un contraste excitante.
- No me digas que has pensado en las dos… a la vez.
- No te voy a mentir, si se me ha pasado.
- Jajaja… tienes más posibilidades con Leire que con Shaina, no te extrañe que todavía sea virgen.
- ¿Por temas religiosos? Porque he visto que hay diversidad religiosa.
- Ella es católica, pero no es sólo la religión, son también las costumbres familiares. Pero vamos que es que tampoco habla de su intimidad, en eso es muy reservada. Poco exterioriza y es bastante sumisa, o me lo parece.
- Ya que me has preguntado sin tapujos… ¿Tu mujer qué piensa de mí, de lo que te respondí?
- Jajaja… sí que me comprometes. Pero tú has sido sincero. Dijo que era una pena, porque eras un “ejemplar” digno para procrear y pinta de empotrador indómito.
- ¿Solo eso?
- JAJAJA… lo último y no preguntes más. Que se había quedado con las ganas. ¿Ya te vale?
- No te pregunto más que el resto ya me lo imagino.
- ¿CÓMO? ¿Qué es lo que te imaginas?
- Pues que cuando te ha dicho eso, tú le has dicho pues que adelante, ella te habrá dicho que si estabas loco, tú le has vuelto a insistir y al final pegaríais un polvazo a costa de esa conversación. Más o menos ha tenido que ser así y no hace falta que me lo confirmes. Que sepas que no me importaría.
- ¿Siempre eres tan seguro?
Si contestar se quedó la conversación en ese punto. Sabía que la falta de respuesta confirmaba lo que había dicho y que tampoco quise extenderme. Por la mañana en la jornada de buceo que fue en un lugar cercano, tuve bastante complicidad con Leire, pero solo en el momento de sumergirnos, porque después a excepción de alguna mirada que considere interesante, no hubo nada más, más que apocada puede ser que fuera reservada. Llegamos y ya estaba Chema con Shaina.
Estaba Shaina tratando de convencer a Chema de algo y este se resistía. Leire le preguntó a su amiga… “Que le estoy diciendo que podíamos ir dos o tres días a un sitio que conozco a hacer snorkel y buceo libre” Leire dio unas palmaditas de aprobación y me preguntaron a mí que de inmediato dije que sí, ya que bucear a pulmón me parecía más natural. No quedamos en nada porque Chema no se decidía.
Ese día había quedado en ir a cenar con uno de los guías con el que había hecho amistad. Me llevo a unos lugares exóticos y fuera del círculo turístico. Probamos distintos platos típicos, desde un guiso de carne marinada, en concreto de pollo que era para chuparse los dedos y otro de los platos que saboreé era un alga marina que parecía caviar pero verde, junto a una ensalada de cebolla y tomate. Para finalizar un postre que parecía de lo más simple ya que era hielo raspado, leche evaporada, coco, maíz, frijoles pero dulces y helado. Me lleve la receta de todo y me la dieron muy detallada, repetiría algún día más. Luego me quiso llevar a tomar una copa a un sitio muy “especial” al que no quise entrar cuando vi lo que había, me refiero que era un club y que había gente de todas las edades.
Me pidió disculpas y regresamos al hotel. Donde estaban esperando Leire, Shaina y Chema. Querían que fuésemos al día siguiente a lo del buceo, Chema había tragado pero él no bucearía. Luego hablamos de dónde había ido y Shaina se comprometió llevarnos a un mercado que nos iba a gustar, donde podríamos degustar de productos típicamente filipinos. Al día siguiente nos fuimos a bucear. En snorkel buceamos muy bien los tres y lo pasamos sensacional. Luego nos movimos un poco hasta llegar a otro lugar espectacular, donde bucearíamos a pulmón. En ese tipo de buceo soy muy bueno, porque tengo una buena capacidad pulmonar.
Me quedé sorprendido por el estilo de buceo de Shaina y por lo que duraba. La primera en ascender y duro mucho fue Leire, después lo hice yo y la última Shaina, que seguro que hubiera podido estar más tiempo. Al subir estaba quien llevaba el barco y Chema que estaba roncando. Verlas a las dos en bikini era de lo más tentador, era una imagen de lo más erótica. Me pillo mirando embobado Leire, que le costó aguantar la sonrisa. Buceamos un poco más y regresamos. Al día siguiente y siguientes fuimos a otras zonas e hicimos lo mismo. Con Shaina empezaba a tener más conexión que con Leire.
El día que Shaina se tenía que marchar, me encontraba en el gimnasio del hotel, me hizo una seña por la cristalera, salí fuera y me dijo que por unas urgencias se tenía que ir y que se había acercado para despedirse. Hubo un momento “critico” porque ella dudaba entre darme la mano, dos besos… y le quite las dudas, porque le di un beso en la boca que se convirtió en un buen morreo. Cuando paramos, me miró con intensidad y agacho un poco la cabeza como con algo de vergüenza, pero sin arrepentimiento. Me quedé con ganas de más con ella, era una mujer muy especial, lo note el mismo día que la conocí.
Después de comer me encontré con Chema y lo primero que me soltó nada más verme… “Ya me han contado el morreo que le has dado a Shaila, que por lo que se ve fue tremendo” , no le pregunté cómo se había enterado, pero si hice una reflexión, por lo que él me dijo cuando hablamos de ella… “Pues menos mal que no le gustaba hablar de su vida íntima” y el rápido me dijo que fue Leire quien nos vio y no quiso interrumpir. No se tocó más ese tema ni solos ni delante de Leire. Pero eso sí, ella me miraba de forma diferente, lo que no quiere decir que me mirara de mala manera. Decidí “tirarme” a la piscina en el momento que se diera la oportunidad y ese momento se dio cuando Chema dijo… “Aquí la verdad, que después de todo lo que hemos pasado en España, estoy durmiendo como un niño chico… ¿Y vosotros?” y le digo delante de su mujer… “Hombre si yo tuviera a Leire en la cama, lo que haría no es precisamente dormir, pero desde luego me sentaría mejor que doce horas de sueño” y después de decirlo me quedé tan fresco.
Al observar sus caras, los dos se quedaron perplejos y fue Chema quien primero reacciono… “Por mí no habría ningún problema, aunque eso sí, me importaría menos si estuviéramos todos juntos” y si conmigo estaba perpleja Leire, al escuchar a su marido, su cara era de no creerse lo que estaba escuchando. Se puso nerviosa y sonrojada, apretaba las mandíbulas, como queriendo decir algo y que no encontraba las palabras adecuadas. Hasta que miras a su marido y le dice más a él que a mi… “Como broma ya ha estado bien, aunque no me ha hecho nada de gracia” , Chema trata de quitarle importancia a lo que ha dicho… “No te vayas a mosquear ahora, somos tres personas adultas y libres. Nadie nos está escuchando, se puede hablar de todo” y Leire para cortar en seco a su marido… “Te has empeñado y no paras. Pues está bien si queréis marcha, primero que te den a ti por el culo y luego lo que queráis” ya no estaba tan apocada, se había destapado y mostró que tenía mala leche.
El órdago de Leire hizo enmudecer a Chema, que ahora puso cara de susto, cuando respondí… “Por mi…” que lo hice para que Leire no se sintiera triunfadora total de la noche. Esa noche no pasó nada y lo que estuvimos juntos hubo algo de “tensión” entre los tres. La tercera noche antes de regresar a España, se dio la carambola y desde antes de la cena supe que algo iba a pasar. Fue en la piscina del hotel, porque me daba la impresión de que ella se estaba mostrando más receptiva en la distancia, porque estábamos en lados opuestos de la piscina. Llegué a cenar antes que ellos y cuando lo hicieron ellos se sentaron cerca de mí, quedando ella en mi punto de visión.
Iba muy guapa y vestida de forma insinuante. Una minifalda que dejaba ver sus largas y torneadas piernas, que están morenas y brillan con un color especial. Se ha puesto un top blanco que hace que le resalte un buen pecho, una tripa plana y marcada por unos suaves abdominales. Su melena suelta y que le hacen cara de fiera. La minifalda es ceñida y marcan con relieve su culito. Me lanza una sonrisa a forma de saludo, él se gira como si no supiera que estaba allí y me saluda con la mano. Leire antes de que les sirvan la cena juega con sus labios y su lengua, aunque no me mira a mí, pero sabe que la estoy mirando.
De vez en cuando hace que mira a otro lado, pero sé que me mira, se le nota demasiado aunque se crea muy astuta. No quiero ir a su mesa y como ellos se han limitado a un saludo simple, de cortesía. No quiero molestar y me limito a hacer lo que hizo Chema, alzó la mano para decir adiós en la distancia. Luego me marcho a la zona de copas del resort, donde me pido un combinado sin alcohol. Ellos pasan por delante y se van a otra de las cafeterías. No llega a ser las doce de la noche y me voy a descansar. Una vez que estoy en mi habitación abro el ventanal que da a la zona de la piscina, en la habitación hay una cafetera para hacer café de cápsulas y poder hacerse una infusión, me gusta tomarme alguna y me preparo un té rojo. Mientras reposa el té, me desnudo y me pongo un pijama, que porque dicen que es un pijama, que podría ser ropa normal.
Camiseta y pantalón cortos. La camiseta de color amarillo piolín y el pantalón azul náutico, son de tacto suave. Me salgo a una hamaca y me siento con mi libreta, para tomar notas de ideas y de momentos vividos. Llega cierto rumor de música y me parece escuchar golpes suaves en la puerta de la habitación. Son Leire y Chema, ella se ha quitado el top y se ha puesto una camisa blanca, que en vez de llevar abotonada, la lleva atada, se distingue que no lleva sujetador y se le transparentan los pezones. Les iba a hacer la pregunta tonta de que sucedía, pero Leire no dio tiempo.
Entró muy decidida, me dijo… “¿Qué pasa que si no me decido yo, tu no hubieras hecho nada…?” y me soltó un beso de tuerca, metiéndome la lengua que le sabía dulce hasta la garganta. Respondí a su efusividad con más efusividad y mientras nos morreábamos, agarre su culito con mis manos. Pudiendo comprobar lo que ya había supuesto, tenía una piel suave y un culito muy duro. Lo siguiente que me dijo, que había demasiada luz. Apague todo y solo deje encendida la de la terraza, que era lo suficiente para verla bien y sin que le molestara.
Lo primero que le quité fue la camisa y luego me puse a comer esas tetas que tanto había deseado. Chema no se mete, nos deja hacer a nosotros. Se queda en un segundo plano. Le quito la falda que dejamos caer al suelo y luego voy bajando su tanga, que está bastante mojada y cuando lo voy a echar a un lado, ella lo coje y con cara de vicio se lo lanza a su marido que lo coge al vuelo. Acaricio su coñito y en especial su clítoris, sacándole el primer gran gemido de la noche.
Leire me quita la camiseta y luego, bajando sus manos hacia mi polla, me dice a mí pero también para que lo oiga su marido… “A ver que me encuentro por aquí…” y me acaricia por encima del pantalón mi polla, que ya ha llegado a la plenitud de la erección y a continuación mete una de sus manos por la cintura y luego la otra, baja un poco el pantalón y agarra con ganas mi polla diciendo… “UUUHHHMMMMMM… Chemita ni te imaginas lo que me acabo de encontrar… tu estas bien dotado pero hay alguien que te gana…” se puso de cuclillas y poniéndose de lado se quitó una goma que llevaba en la muñeca de la mano, se recogió el pelo y con la goma se hizo una coleta.
Ahora sí, me baja el pantalón corto hasta dejar a mi polla libre. El pantalón cae al suelo, ella se pone a acariciar mi polla y también la lame. Hasta que se pone a hacerme una mamada. Empieza a meterse la polla con lentitud y hasta donde puede que es bastante. Ha sido como si tomara medida, porque una vez que lo hace tres veces, se folla ella misma la boca de manera fiera y teniendo que parar alguna vez porque le da alguna arcada. Se vuelve desconocida, por lo menos para mí, porque me mira y me dice… “Necesito que alguien me folle y ¡¡YA!!” . Se pone de pie y me va empujando hacia la cama, hasta que me dejo caer.
Antes de que se siente sobre mí, sacó un preservativo de la mesa de noche, ella misma me lo coloca y después se pone a horcajadas, colocándose la polla en la entrada de su coñito y se va sentando muy suavemente, ver la expresión de placer de su cara es super excitante. Sube despacio y baja de la misma manera. Hace un movimiento ostensible, supongo que para que Chema desde donde estaba pudiera ver con todo detalle cómo le entraba y salía la polla. Pero por su cara no era solo eso, es que lo estaba saboreando una follada lenta.
Hasta que di dos movimientos intensos con mi cadera, introduciendo mi polla más “agresivamente” y eso provocó que empezara a moverse con más intensidad. Ponía cara de estar a punto de correrse y sin esperármelo, se quedó parada, me pidió que no me moviera. Suspiro y resopló. “Cari acércate que quiero sentirte también. Quiero que me folles tú también” y se puso a morrearme y Chema se puso detrás de ella, iba a follarse su culito. Leire paró de besarse conmigo… “Joder Chema, con suavidad, no seas bruto” y Chema que estaba también bien dotado, aunque la gran diferencia es que la tenía bastante más delgada, era torpe para follarse el culito de su mujer.
Le propuse que cambiáramos de sitio y ella con cierta cara de susto me decía… “¿Seguro? Que la tuya es más gorda…” y le dije que no se preocupara que me dejara a mí. Tome el mando y le dije que se moviera lo justo y a Chema que si era necesario que ni respirara. Fui al baño y traje una crema hidratante que es bastante aceitosa. Empecé a preparar su culito en condiciones y sin prisas. A los diez minutos más o menos, sus gemidos eran sonoros y cada vez más continuos, lograba meterle hasta tres dedos y no protestaba. Desde el principio noté que era bastante estrecha y había que tomarse el tiempo adecuado.
Ya estaba, porque mis dedos entraban y salían con bastante facilidad. Pringue también mi polla aunque llevaba preservativo. Estaba muy resbalosa y ya me coloque detrás de ella, que empezaba a contener la respiración. Me quedé en cuclillas y una vez que agarre mi polla la puse en su culito. Ella empezó a respirar rápido, nerviosa y para que se relajara azote su culo un par de veces, cuando fue a protestar se la metí como dos dedos. Se quedó quieta, su marido se quejó porque le clavaba las uñas en el pecho y continúe suavemente. Ya notaba la polla de su marido, que se aprovechaba y se movía. Le dije que se quedara quieto, que me dejara a mí.
Poco después tenía toda mi polla dentro de su culito y ella al notarlo, que no hizo falta que le dijera nada, se agacho hasta poder besar a su marido. Que se daban un beso muy intenso y largo, mientras aprovecho y voy follándome ese culito tan precioso. Ella ya no se queja y extrañamente, porque era nuestra primera vez juntos, Chema y yo encontramos a la primera una sincronización perfecta. Lo que hacía que Leire se volviese loca de placer. Lo que no sabía que era multiorgásmica y vaya manera de correrse y de disfrutarlo. Su marido no tardó mucho más que ella en correrse y cuando yo estaba a punto de correrme, ella quería que me corriese fuera pero en ella.
Dejé de follarla y Leire se acercó a mí, quiso hacerme una mamada y esta vez la hacía con más pasión. Quería retrasar mi corrida aún más, por el placer que me estaba dando con la boca. Aunque llegó un momento que ya no pude más y me corrí en su boca, es que ni la avisé. Solté todo lo que tenía que soltar lanzando un grito de mucho placer. Hizo algún sonido gutural pero la dejó sin mancha, luego se relamió los labios obscenamente, lo que nos puso cachondos a su marido y a mí. Se puso hasta roja y cuando su marido le preguntó si estaba bien, ella que recuperó parte de su recato… “Chema estoy muy bien, solo que con una décima parte de lo que ha eyaculado deja embarazada a muchas a la vez, QUE ANIMAL” y se levantó bebiéndose parte del té que me quedaba.
Mi polla ya estaba preparada para continuar sin descanso y por lo que veía la de Chema también, por lo que me extraño que le entraran las prisas por irse. Aunque Leire no expresó nada, supe que ella estaba contrariada también, pero se vistió sin decir nada más y se marcharon. Dormí bastante bien esa noche, bueno y las anteriores también, que era un lugar para estar muy relajado. Al día siguiente era la víspera para irnos. Ese día no iba a hacer nada en particular, salvo hacer las maletas. Fue un día extraño para mí, porque no madrugue. Fui a desayunar y solo había una pareja y yo. Por lo que se ve el resto ya habían desayunado. Algunos se fueron de compras y yo como ya había comprado lo que tenía que comprar, me fui a dar un baño, donde después de llevar un rato me encontré a Chema.
Mantuvimos un pequeño diálogo y todo fue por lo que sucedió por la noche. Todo lo que me dijo me era ya conocido. La extrañeza de ver a su mujer con otro, del doble sentimiento de celos y excitación. Que a pesar de ello a los dos les había gustado mucho y que había salido mucho mejor de lo que lo habían pensado. Que a los dos les pareció increíble que hubiera podido follar el culo de su mujer y no sentir el dolor que sentía cuando lo hacía él, pero lo que más la cantidad que eyacule. Le aclare que era normal en mí y para lo del sexo anal, le recomendé mucha paciencia y usar un buen lubricante, por lo menos hasta que se acostumbrará.
Quedé con él en cenar esa última noche juntos, pero me pidió que ni intentara ni insinuara nada durante la cena, que él no quería nada esa noche. Recordé que un amigo mío siempre me decía que si en algunos de mis viajes pasaba por Filipinas le comprara una talla en concreto y de un material que se llama kamagong. De ese material había muchas cosas pero no lo que yo quería. Acudí a mi guía habitual, me dijo que haría unas averiguaciones y poco después ya tenía donde podíamos acudir. Fuimos en un “vehículo” (por llamarlo de alguna manera) y lo que decía que estaba cerca era en un lugar perdido de la mano de Dios.
Era un pueblo muy sencillo, nada turístico y donde trabajaban la talla y la cerámica. Encontré fácilmente lo que buscaba y aproveche para comprar unas tallas de máscaras tribales, que me gustaron mucho y que ampliarían la colección con otras de otros países. Nos fuimos bien cargados. Regresamos prácticamente a la hora de la cena. Voy con todo a mi habitación y me acompaña el guía. Nos encontramos a Leire y Chema que salen de su habitación, aunque no he llegado tarde les pido que me disculpen y que en media hora estaré en el restaurante. Dejé todo en la habitación y me di una ducha rápida, porque había mucha humedad y parecía que venía sudado.
Llaman a la puerta y tal como llaman, con mucho ímpetu, pienso que es el guía y que trae algo que se me haya olvidado. Me pongo una toalla en la cintura y abro. Es Leire que me empuja hacia adentro de la habitación y me dice… “Solo tengo diez minutos” y me quita la toalla, a duras penas le pregunto por su marido, si lo sabe y ella sin dejar de acariciar mi polla me responde… “Eso ya lo arreglaré después con él, ese es mi problema” , la toco y lleva las braguitas húmedas, las apartó y está muy mojada. Se da la vuelta, se apoya sobre un mueble de la habitación donde también hay un espejo. La cara se le refleja en el espejo y es una mirada de querer que la folle sin miramientos.
Quiere que la folle a pelo y le digo que no, tampoco se molesta mucho, me pongo un preservativo y la follo sin ningún tipo de miramientos. Lo más excitante que la follo bestialmente y no deja de mirarme desafiadora por el espejo, esta vez sin su marido delante, azoto continuamente su culito y no muestra ningún rechazo. Es tanto ímpetu el que ponemos que en nuestros movimientos son tan apasionados y bruscos, que tiramos al suelo y sin querer varios objetos. Lo que no nos impide seguir follando como salvajes. Ella se corre varias veces y al principio se cortó, pero luego gimió y gritó como quiso. Mientras le decía que era una cachonda y muy puta. Mirándome al espejo… “Si lo soy y tú me lo provocas mas, CABRONAZO, que es verte y mojarme entera, no lo puedo evitar” , me lo decía con la voz temblorosa por sus orgasmos.
Después de correrme también, Leire se vistió a toda rapidez, cuando suena su móvil y es su marido preguntando por ella. Leire sale por la zona de la piscina y oigo que llaman a la puerta. Me pongo la toalla en la cintura y es Chema. Me pregunta si me falta mucho y veo que está tratando de ver si está su mujer, le digo que cinco minutos, que me espere. Y tardo lo que he dicho, vamos a ir para el restaurante cuando le llama su mujer diciéndole que donde está. Él le responde que ya vamos los dos para allí. Ella está en la mesa como si no hubiera pasado nada. Siempre digo que las mujeres disimulan mejor que los hombres. En la cena hablamos de lo que había comprado, del sitio a donde había ido y luego del viaje de regreso, que a él le ponía malo el avión y que era un viaje demasiado largo. Prácticamente se dopaba hasta quedarse noqueado. Según lo contaba miraba a Leire y lo que pensaba era muy “malo” pero mucho y creo que ella pensaba lo mismo.
Regreso a España, vamos a hacer prácticamente el viaje de regreso juntos. El avión hasta la primera escala iba lleno y aunque nos veíamos estábamos separados. Después de la primera escala, nos sentamos juntos y nos iba a coger la noche. Había mucho menos pasaje y Chema estaba bastante pálido. En la escala ella y yo aprovechamos para comer algo. Chema se limitó a tomarse un zumo, una patilla y una cápsula. Que no sé de que eran, pero decía que con eso se le pasaban todos los males.
Casi al embarcar Chema se quedó roque. Estuvimos un rato en pista pero sin despegar y cuando lo hicimos es que ni se enteró. Esperamos hasta que avisaron de que las luces se iban bajar, que se respetara a los que querían descansar. Leire llevaba unas mallas y un blusón ancho. Puso una manta de viaje a su marido y ella se puso otra. Cuando vi que no había nadie deambulando y se oía algún que otro ronquido suave, era mi momento de actuar. Puse atención en Chema que no roncaba, algo mejor resoplaba y tenía una respiración suave, profunda y que no se puede fingir.
Lo que no sé es si Leire con tanto esperar se ha quedado dormida, porque no se mueve y se ha quedado de medio lado, dándome prácticamente la espalda. Paso mi mano izquierda por debajo de la manta y empiezo a acariciar su lado izquierdo. Subo un poco más y logró meterla por debajo del blusón, hasta llegar a su pecho izquierdo y me encuentro que no lleva sujetador. Su pezón está durísimo. Saco la mano, me chupo bien dos dedos y vuelvo a acariciar su pezón. Leire sube su mano por encima de su blusón y me acaricia la mano. Bajo la mano acariciando su tripa. Hasta llegar al borde de su malla. Meto la mano y llego a sus braguitas.
Leire se gira un poco para facilitarme que la pueda tocar. Su clítoris estaba duro, pero al acariciarlo se pone mucho más. Poco a poco su respiración va aumentando. Está con los ojos cerrados y la mascarilla puesta, lo que me impide ver los gestos de su boca, que esos gestos dicen mucho en cualquier persona. Pero da igual sigo con mis caricias y estoy atento a cualquier cosa que me indique que va a tener un orgasmo. Cuando lo noto, paro y retiro mis dedos. Esto hace que abra de golpe los ojos y me lance una mirada de asesina. Una vez que se tranquiliza, vuelvo a repetir todo y antes de que llegue al final, se lo vuelvo a hacer.
Vuelco con mis caricias y esta vez ella, cambia de posición sus brazos y cuando le voy a hacer lo mismo, por encima de su ropa aprieta mi mano contra su coñito. Muevo mis dedos con más rapidez y eso hace que tenga un orgasmo brutal, pero que logra controlar y esta vez me sonríe con su mirada. Me pone la manta por encima y me desabrocha el pantalón, me empieza a hacer una paja y según la va haciendo veo que se excita más. Hasta el punto que después de estirar el cuello mirar para todos los lados, intenta hacerme una mamada, pero el espacio no es el suficiente y que ella medía más de 1,70. Traté de convencerla para ir a los aseos y me miró con cara de susto y me decía que no con la cabeza.
No quiero pringar todo y no le dejo continuar con la paja. Pero lo que sí hago es seguir tocándola a ella y logro que tenga hasta cuatro orgasmos más. Me pide que pare y saco mis dedos completamente mojados se los doy a chupar por debajo de la mascarilla y al final se la baja, para darnos un morreo espectacular. El resto del viaje dormimos muy a gusto, hasta que su marido nos despertó a los dos porque ya estaban avisando de que pronto aterrizaremos. Después de llegar cada uno se fue para un sitio diferente y nos intercambiamos números de teléfono Chema y yo, que además del móvil, le pase el del trabajo por si alguna vez surgía les surgía pasar por Valencia que me llamaran. Quien sabe lo que pueda pasar, la vida da muchas vueltas.