Viaje a Santiago de Compostela
Un chico de 17 años viaja a una reunion del colegio con sus profesores de mates y de ingles, alli pasa una noche de folladas y devirgamiento, primero con uno de los profes y despues con los dos.
Sin saber como ni porque me tocó a mi el viajar hasta Santiago con el profe de mates y la de inglés.
Bueno me presentaré, me llamo Christian y soy un estudiante de 17 años, estoy en el último año antes de entrar en la Universidad y siempre he sido un buen estudiante con buenas notas, practico un poco de deporte y voy al gym varias veces por semana, por eso tengo un cuerpo bien. Estudio en un instituto gallego cerca de Santiago de Compostela y como decía me tocó ir con el profe de mates que siempre me ha parecido un poco amanerado y la de inglés que la considero lesbiana. No es que a mi me importe su inclinación sexual. El instituto había reservado dos habitaciones, una doble y otra individual, la última para mi , pensé y la otra para los profes. Pues no, me había equivocado, a la profesora de ingles (Leonor, "Leo") le tocó la individual y a mi compartir con Juan (así se llama él). Al llegar a la habitación me esperaba otra sorpresa la cama era de matrimonio, la miré pero no dije nada. Era viernes y después de cenar nos acostamos temprano, mañana teníamos mucho trabajo. Dormimos juntos Juan y yo.
No se que hora era cuando noté una mano en mi culo, Juan me estaba tocando sin ninguna clase de disimulo, pasó su mano adelante para tocar mi polla que ya empezaba a estar algo mas que morcillona y al mismo tiempo noté algo duro en mis nalgas. Aquello no me molestaba, el profe realmente lo hacía bien y me gustaba, ya tenía mi polla en su mano y la acariciaba. Lentamente me di la vuelta y nuestras bocas se encontraron de frente y sin saber porque se abrieron y las lenguas se buscaron. Fue una pelea lo que iniciaron ellas dos, se entrelazaban, salían, entraban, intercambiaban saliva.
Paramos y él me quitó la ropa, empezó a recorrer mi cuerpo con su lengua, me lamió las tetillas poquito a poco, las rozaba con su lengua, eso me volvía loco de placer, que bien lo hacía el muy cabrón. Y fue bajando, metió su lengua en mi ombligo y de allí hacia abajo. Tenía el pene completamente erecto y el capullo rosado y mojado. Con su lengua lo lamió con fruición, se lo metió en la boca, primero un poco , después fue bajando hasta que me pareció tocar sus amígdalas con la punta. Era maravilloso. Seguro que nadie se va a creer que era mi primera vez con un chico. Bueno con un chico y con una chica.
Me chupó, lamió y comió la polla de todas las maneras posibles, estaba en el cielo. Me dio la vuelta y me hizo levantar el culo, estaba semi arrodillado, y empezó a meter su lengua en mi ano, le dije que lo hiciera con cuidado que yo era virgen, no te preocupes que te gustara, me dijo. Aquella lengua que se metía cada vez mas adentro, me lamió todos y cada uno de los pliegues, me volvía loco, después sacó la lengua y empezó a meter un dedo. Ooh aquello era la locura, mi culo virgen penetrado de aquella manera, pensaba que me moría de gusto, después metió dos dedos, los metía y sacaba con dulzura. Le pedí gritando que me metiera de una vez su polla y me dijo que todavía no estaba preparado. El muy cabrón sabía bien lo que hacia. Sacó los dedos y volvió a meter su lengua, mientras con su mano cogió mi polla y me hizo una paja lentamente, si antes creí estar en el cielo, esto no se ya lo que era, pero era delicioso, maravilloso.
Mi polla estaba toda mojada por el presemen que iba soltando y sus dedos se recreaban en mi capullo todo mojado. Estaba a punto de correrme y así se lo dije. No quiero que lo hagas todavía, me dijo, y paró sus movimientos. Me dio la vuelta y quedé tumbado de espaldas en la cama, él se puso encima de mi y juntó las dos pollas y las pajeó. Dios como me gustaba sentir su carne junto a la mía y su mano en las dos. Me levantó las piernas y me untó de crema el ano. Puso su capullo en la entrada y empujó con suavidad. El dolor fue terrible en su primer momento. Me mordí los labios para no gritar. Metió la mitad de su polla y la retiró un poco y otra vez la metió casi toda. El dolor iba remitiendo y daba lugar al placer. Creí morir de gusto. El tío sabía como hacerlo.
Empezó lentamente y fue aumentando el ritmo hasta que al poco rato me corrí sin remedio y de una manera abundante. Mi culo recogió los espasmos de mi polla y él también se corrió. Nos quedamos los dos tumbados en la cama y miré su cuerpo desnudo, estaba super bueno, cuando lo veía vestido no imaginaba que pudiera estar tan bien. Descansamos un rato y otra vez rozó mis genitales, que respondieron al instante y me dijo, ahora te toca a ti follarme, me la tienes que meter toda. Se metió otra vez mi polla en su boca y la ensalivó bien, cuando estaba bien dura se sentó encima de mi y se fue metiendo mi polla en su culo, que entró sin ningún problema y me cabalgó, y me cabalgó, y me cabalgó durante un rato, al mismo tiempo me pellizcaba las tetillas. Otra vez me estaba volviendo loco de placer. Y me corrí... y me corrí, le llené su culo de mi semen. Otra vez nos besamos con pasión y nuestras manos recorrieron todo el cuerpo y gozamos.
Una nueva postura: el 69. Hicimos un giro él se puso debajo y yo arriba de manera que su polla quedaba a la altura de mi boca y la mía al revés. Me la metí toda en la boca, la sacaba, la lamía, la chupaba, la volvía a meter y sacar, chupar, lamer y volver a empezar.. mientras tanto él se cuidaba de mis genitales. Se metía mis huevos en la boca, los tiraba para abajo, se comía mi polla, me lamía el culo, me metía un dedo, después dos, entraban y salían y volvía a empezar, la polla, los huevos, el culo. Aquello no se podía aguantar. Mi cuerpo se estremecía de placer, de gusto. Sentía un hormigeo en todo el cuerpo. Sentía como que la cabeza me iba a estallar de tanto placer. Había un momento en que tenía dos dedos metidos en el culo, entrando y saliendo, y al mismo tiempo la polla en su boca. No me pude aguantar mas y me corrí. Dos, tres, cinco y ... mas trallazos de leche que le solté en su boca que él se tragó sin ningún problema. Después descansamos y nos dormimos hasta el amanecer.
A las ocho sonó el teléfono, era de la recepción del hotel, Juan había dicho que nos despertaran. Del recuerdo de la noche anterior quedaban unas sabanas manchadas y nuestros cuerpos desnudos. Ninguno de los dos dijo nada. Nos duchamos por turnos. El día se me hizo eterno, yo solo pensaba en que llegara la noche y se repitiera lo de la noche anterior.
Era sábado fuimos a cenar, de marcha y de copas hasta la tres. Regresamos al hotel y al llegar a nuestras habitaciones, veo que Leo se mete en la nuestra. Sin ninguna vergüenza y sin preguntar, se desnudó completamente y se metió en nuestra cama, Juan hizo lo mismo y me dijo, venga a que esperas, no te gustó anoche, pues hoy será doble.
No lo dudé, me desnudé y me metí en medio de los dos. Empezaron las caricias a cuatro manos y dos lenguas.
Juan me chupaba la polla y Leo me besaba en la boca, después bajó hasta mis pezones ( soy completamente lampiño, no tengo un solo pelo en el cuerpo, bueno los necesarios en la cabeza y los genitales) así que Leo me fue besando por todo el pecho y bajó hasta encontrarse con la boca de Juan y se besaron.
Después los dos me comieron la verga, que placer dos bocas para mi, para hacerme gozar y vaya si lo conseguían, tenía la polla que pensaba me iba a estallar de tiesa que estaba, y que práctica que tenían los dos en comer pollas, eran fantásticos.
Después me tumbaron de espaldas y Juan se clavo mi verga y Leo se sentó en mi cara para que le lamiera el coño mientras ellos dos se besaban. Al rato cambiamos de posición, Leo se tendió de espaldas en la cama y Juan le metió la polla en la vagina, mientras yo le metía el pene en el ano de Juan. Cuando Juan se la metió toda a Leo, me dijo ahora tú y yo me arrodillé detrás de él y poniendo la punta del capullo en la entrada de un golpe le metí media polla y con varios movimientos de cadera ya se la había metido toda entera. Después él se paró y yo comencé el vaivén de mete y saca, pasados unos cinco minutos yo estaba a punto de correrme, Juan hacia un rato que también estaba suspirando y decía que gusto me das , metela mas adentro, mas, mucho mas, que gusto estoy pasando, mi polla en un coño y otra polla metida en mi culo, me corro, me corro no puedo mas, y se corrió y en este mismo instante yo me corrí en sus intestinos.
Descansamos un rato. Juan había dicho que nos subieran cava catalán, que estaba bien frío en la nevera del mini bar. Bebimos los tres y después me echaron un chorro en el pecho y bajo hasta mis genitales y allí lo recogieron los dos con su boca. Fue una experiencia fenomenal. Que dos noches había pasado, cuando salí de mi pueblo nunca imaginé que podía pasar esto. Y no había terminado aún.
Me tumbaron de nuevo de espaldas y me levantaron las piernas, Leo se puso otra vez para hacer un sesenta y nueve y aguantó mis piernas levantadas, yo le lamí de nuevo el coño, ella me lamió la polla, con su boca rodeó mi capullo, se metió la verga toda entera en la boca, lamió mis huevos, los chupó, pasaba del capullo a la polla entera y de nuevo a los huevos. Mientras Juan me lamía el culo, su lengua tenía un arte que para si querrían muchos, recorría todos y cada uno de los pliegues, su lengua entraba y salía y se volvía a meter, era una gozada. Hasta que les dije que pararan que sino me iba a correr y no quería todavía. Luego Juan le dijo a Leo que se montara encima mío y se clavara mi polla y me cabalgara un rato, así lo hizo hasta que Juan le ordenó que parara y nos dijo a los dos que no nos moviéramos y él le clavaría su polla por el culo a Leo. Así lo hizo, que bueno sentir el roce de la verga de Juan y en medio la piel que separaba el culo del coño, lo disfruté de un modo extraordinario. Dios como disfrutaba, hasta que Leo dijo que se iba a correr y Juan me pidió que si estaba preparado para correrme, le dije que si. Y de esta manera nos corrimos los tres casi al mismo tiempo. Dios que gozada, estaba cansado pero feliz, mas que cansado estaba agotado. Había sido mi primera vez, pero que primera vez mas buena, seguro que la recuerdo toda mi vida. A las nueve en punto estábamos en el comedor con un hambre de náufragos. Dios como comimos, sobre todo yo que todavía estoy en edad de crecer. De regreso al pueblo les dije que no les haría chantaje para que me subieran las notas y Juan me dijo que no hacia falta , si tu siempre sacas notables y sobresalientes. Pero, le dije, no estaría mal que alguna vez sacara matricula. O mejor pensado si que les chantajearía, pero para repetir lo de estas noches.
Espero vuestros comentarios, me los podéis mandar a mi msm. Gracias.