Viaje a Punta Cana 1

Como un viaje con mi marido termino en una serie de desafíos que nos ayudaron a cumplir varias de nuestras fantasías, llevando nuestra sexualidad a niveles que hacia tiempo no explorábamos.

Esta historia tiene un par de años.  Alrededor de 3.

Con mi marido hacía tiempo que planeábamos unas vacaciones solos. La realidad era que la vorágine familiar, y laboral no nos daba mucho espacio para tomarnos unos días, y nunca había pasado de algún que otro intento sin poder concretarlo.

Planificar es siempre importante, pero si uno planifica y no concreta, a veces se transforma en frustración. Tal es así que con el tiempo la idea de poder irnos unos días solos se empezó a esfumar.

Una noche, cenando en casa con amigos, donde ellos habían vuelto hacia un tiempo de unas vacaciones en Punta Cana, la idea comenzó a dar vueltas nuevamente en nuestras cabezas. La fecha de la cena era coincidente con mi cumpleaños, por lo que broma va broma viene, mi marido saco la notebook y en menos de una hora teníamos hotel y aéreos comprados para dentro de un mes.

El mes paso volando, y cuando menos nos quisimos dar cuenta, estábamos dejando a nuestro hijo en lo de mis suegros y yendo al aeropuerto.

El ambiente “novios” realmente me pone muy cachonda. Siempre que podemos estar solos, ya sea en casa o en algún evento o salida, trato de generar ese ambiente “sexual” que tanto nos gusta. Ya sea vistiéndome sexy, provocativa, o provocándolo directamente. La idea es aprovechar ese tiempo solos al máximo, como cuando éramos adolescentes.

Obviamente en mi carry on no había mucha ropa. Solo algunos vestidos para la noche, diferentes atuendos para ir a la playa y bikinis. Muchos bikinis, pero sin la parte de arriba.

Soy de hacer topless siempre que puedo. Ya sea en casa, donde muchas veces quedo a merced de los vecinos o en algunos viajes que he hecho en el pasado.

Ni bien empezamos a organizar el viaje, y una vez que teníamos decidido Punta Cana, una de las primeras cosas que me dijo mi marido fue, “que ganas de verte hacer topless”. Así que, para no tener ningún tipo de excusa, el desafío con mi marido fue que directamente no llevara la parte de arriba de las bikinis.

Para viajar opte por ropa cómoda. Unas calzas, una musculosa negra ajustada al cuerpo (obviamente sin corpiño) y unas zapatillas. Como se que muchas veces en el avión hace frio, me lleve un buzo liviano.

La musculosa, si bien era negra, era muy finita. De una tela que, al estirarse un poco, da cierta transparencia. Por eso, si alguien miraba detenidamente mis tetas, y tenía un poco de imaginación, podía ver claramente mis pezones. Obviamente Julian, que estas cosas no se le escapan, se dio cuenta enseguida y me puso el primer desafío. Cuando fuese al baño, tenia que ir sin el buzo y no al baño que teníamos enfrente, sino a uno que estaba en la otra punta del salón.

Por suerte, cuando me toco ir al baño no había mucha gente, y dada la hora, los pocos que estaban en el aeropuerto ni se percataron del espectáculo que les estaba dando. Había superado el primer desafío.

Antes de subir al avión, en la sala de embarque, empecé a mirar quienes serían nuestros compañeros de viaje. Identifique principalmente parejas de diferentes edades. También había algunos grupos de amigos. Un grupo, de 5 hombres de alrededor de 40/45 años. Es decir, de nuestra edad. Otro grupo de 8 amigos de alrededor de 25 años, y el ultimo, un grupo de chicas, creo que eran 5 o 6, de también alrededor de 25/30 años. también logre identificar algunas personas que aparentaban viajar solas.

Nos tocó en el medio del avión, por lo que al subir pude ver rápidamente quienes ya habían subido, y luego identificar donde se acomodaba el resto de los pasajeros. El grupo de hombres estaba casi al final del avión. El de las chicas había quedado medio dividido, estando dos adelante nuestro, y el resto detrás. Y los chicos habían quedado adelante. Menos uno que estaba justo al lado de mi marido, pero del otro lado del pasillo. Tuvimos tanta suerte que el asiento de al lado mío no se ocupó, y por ser fila de 3 pudimos estar los dos solos.

El viaje venia sin mayores novedades, hasta que las ganas de ir al baño me despertaron. Cuando me quise levantar me di cuenta de que no tenia el buzo. Lo estaba usando Juli de almohada. Hasta ese momento yo no tenia frio, ya que desde que me había dormido, había estado usando la manta para taparme. Ahora era diferente. Solo al destaparme, y más recién despierta, tuve un escalofrió que hizo que mis pezones quisieran romper la musculosa. Me asome como pude y vi que la mayoría del avión estaba durmiendo, así que trate de saltar por arriba de Julian para ir al baño sin despertarlo, pero con tanta mala suerte que mi pie se enredo en la rodilla de Juli y termine arriba del vecino del otro lado del pasillo.

Obviamente desperté a Julian, al vecino, y a medio avión porque instintivamente pegué un grito. Pedí disculpas tratando de ocultar la vergüenza y enfilé para atrás, donde de encontraba el baño. Al llegar al baño ambos estaban ocupados, por lo que me tuve que quedar esperando en el pasillo, justo a la altura donde estaba el grupo de amigos de 40 y pico. Aparentaban estar todos dormidos, menos uno al que encontré mirándome las tetas casi sin ningún tipo de pudor. Si bien no me gusto como me miraba, no soy de acobardarme y menos en un avión y con mi marido a 5 metros, así que haciéndome la distraída saque un poco mas de pecho, y cambie un poco de ángulo, para regalarme un mejor espectáculo.

No se cuanto tiempo paso, pero no habrá sido mas de 2 minutos de show.

Al salir del baño, y para mi sorpresa, este hombre se había parado como queriendo estirar las piernas, por lo que la única manera de pasar era pidiéndole permiso y haciendo un esfuerzo sobre humano para no tener ningún contacto físico dado la angostura del pasillo. No se que se me paso en ese momento por la cabeza, pero lo que me acuerdo fue que lo encare, y casi sin darle tiempo a correrse, pase por el costado rozándolo con mis tetas en su pecho.

No se que cara puso ni que dijo, ya que, así como lo pase, enfile para mi asiento. No lo voy a negar, toda la situación me éxito.

Al llegar a mi asiento, Juli se había pasado a la ventanilla. Era evidente de que quería dormir y no tenia ganas de que cuando pasara lo volviera a despertar. Así que me senté en el asiento que daba al pasillo, dejándole a Juli la ventanilla y el del medio para que se estirara un poco.

Al rato, y seguramente producto del aburrimiento, decido ir nuevamente al baño. En realidad,

Esta vez mi presa no era el único despierto, sino que estaba charlando con su compañero de asiento. Al verme ir para el baño, enseguida note como le pegaba por lo bajo al compañero, como alertándolo de que estaba pasando por ahí. Instintivamente disminuí mi velocidad, tratando de alargar el trayecto lo máximo posible. Cuando pase los mire a ambos y los dos tenían sus ojos en mis tetas.

De nuevo la misma rutina al salir del baño, solo que esta vez el que estaba parado era el amigo. Hice exactamente lo mismo, pase sin pedir permiso y me asegure de que sintiera bien mis tetas en su pecho al pasar por su lado. La única diferencia fue que ni bien terminé de pasar, me di vuelta para mirarlos.

Si la primera vez llegue excitada a mi asiento, ahora estaba prendida fuego.

El resto del viaje transcurrió sin novedades hasta que llego la hora de bajar del avión. Obviamente no me puse el buzo. Al principio, en esos minutos interminables entre que el avión llega y uno logra bajar, sentí como había al menos 4 o 5 tipos mirándome directamente las gomas. Algunos con disimulo, otros de manera vulgar. No me importo y ayude a darles un buen espectáculo estirando la espalda.

Al bajar del avión, el aire acondicionado del aeropuerto hizo efecto, y mientras esperábamos hacer migraciones, pude ver como entre ellos (el grupo de +40) hablaban de mi y me miraban de arriba abajo. Me encanta ser el centro y esto me estaba calentando mucho.

Ya en la salida del aeropuerto y mientras Julian buscaba a nuestro transfer, mi presa se acerco a conversarme. Era evidente que no sabia como hacerlo, o que estaba muy nervioso, ya que fue muy torpe para arrancar. Lo primero que me dijo fue “Hola”. A lo que yo respondí con otro “Hola”. Se hizo un silencio y me di vuelta para confirmar lo que sospechaba. Sus amigos estaban mirando toda la escena, por lo que posiblemente era una especie de reto o apuesta de macho alfa para ver si se animaba a hablarme cuando estuviese sin mi marido.

Se presento como Diego, y me dijo que estaban de viaje con amigos. Uno se casaba en unos meses y era la despedida de soltero.

Obviamente me presenté, le dije mi nombre, y le comenté que estaba con mi marido (que el ya sabia, pero me hice la boluda) y que era una especie de luna de miel ya que aprovechábamos a tomarnos unos días solos después de algunos años sin poder hacerlo.

La charla siguió unos minutos más, donde le conté que tenía un hijo y que vivía en Capital Federal, que no era mi primera vez en Punta Cana y no mucho más, ya que llego Juli para confirmarme que había encontrado nuestro transfer. Enseguida los presente, se dieron la mano y Juli me apuro porque ya nos estaban esperando en la combi.

Llegamos al hotel en menos de 30´. Lo primero que hicimos fue hacer el check in. Si bien era temprano, nos dieron las pulseras, un lugar para dejar las valijas y nos dijeron que ya podíamos hacer uso de todo el hotel. La habitación iba a estar lista a eso de las 15 hs.

Fuimos a desayunar y recorrer un poco, pero eran las 10 de la mañana y el calor ya era insoportable. Juli fue a buscar un traje de baño a la valija y yo hice lo mismo. En menos de 15´ ya teníamos las toallas y estábamos buscando reposeras para tirarnos.

El hotel estaba bastante lleno, y tenia diferentes sectores. Nosotros estábamos en el “Solo Adultos”, pero teníamos accesos a todos los sectores.

Enseguida encontramos unas reposeras en nuestro sector, y nos instalamos.

Había gente en la playa, pero al ser amplia, no daba la sensación de estar todos encimados. Antes de sacarme la musculosa mire un poco el entorno. Sabia que en breve iba a estar en tetas delante de extraños y sumaba aún más excitación a la que ya traía acumulada, pero de todos modos quería ver que ofrecía el paisaje.

Ayude a ponerse protector a Julian mientras miraba un poco más. La mayoría de las reposeras cercanas estaban ocupadas. Al ser solo adultos, todas eran parejas. Como a 200 mts estaba el sector familiar, donde se veía mucho mas movimiento.

Yo estaba empezando a sentir mucho calor, por lo que tome coraje y me saque la musculosa. Como pude me saqué el short que me había puesto en el baño, quedando en tetas y en tanga.

La sensación de estar en tetas es impagable. Siempre que puedo hago topless. Me encanta. No solo por tomar sol y estar sin marcas, sino porque me encanta sentirme observada. En casa, nos construyeron un edificio en la parte de atrás y otro al costado. Es decir que la pileta perdió privacidad. A mi no me preocupa, y si bien no me tiro en tetas donde me vean todos los vecinos, sigo haciendo topless en algún rincón donde me pueden ver, pero un poco mas oculta. He recibido algunos chiflidos, también algún que otro grito de mujer pidiéndome que me tape, y en mas de una oportunidad senti que algún vecino me sacaba fotos.

Pero volvamos a la playa. Ni bien me quede en tetas Juli se fue al mar y yo me quede tomando sol. Al poco tiempo ya estaba prendida fuego por lo que fui trotando al mar.

Si la sensación de topless es hermosa, la sensación de entrar al agua lo es aún más. Y ni hablar el agua de Punta Cana, que tiene la temperatura justa.

Mientras estábamos en el agua Juli empezó a charlarme. Enseguida me pregunto por Diego y porque se me había acercado. Juli no es boludo, y sabe bien a lo que juego. Así que le conté lo del avión. Se empezó a reír y me dijo jodiendo que era una hija de puta buscona. Lo peor de todo es que tiene razón. Al rato me pregunto un poco mas serio si me habían dado ganas de hacer algo con ese Diego, a lo que le dije que ni se me había cruzado por la cabeza.

Volvimos a nuestras reposeras y el día siguió sin muchas novedades. La vida de playa en all inclusive es comer, tomar mucha cerveza, meterse al mar o la pileta y repetir todo de nuevo.

Como estábamos cansados por el viaje, decidimos ir temprano a buscar las valijas para poder bañarnos y empezar a planificar la noche.

Cuando fuimos a buscar las valijas, nos la dio un morocho que realmente me impacto. Tendría unos 25 años. Alto como jugador de básquet. Se notaba que tenía un lomazo porque la manga de la camisa parecía querer explotar. Juli se dio cuenta enseguida de como lo mire, pero no dijo nada.

Se llamaba Miguel, y fue quien nos acompañó a la habitación. Mientras nos llevaba en el carrito Juli empezó a hacerle preguntas. Me di cuenta enseguida de que Juli estaba planeando algo. Era evidente que había notado como lo había mirado y estaba tanteando el terreno. Al llegar a la habitación nos mostro el frigobar, la caja de seguridad y nos explico el funcionamiento de algunas cosas. Yo me fui para el balcón a mirar el mar, y Juli se quedo hablando en la puerta de la habitación con Miguel sin que yo pudiera escuchar desde donde estaba.

Como me daba mucha intriga, entre a la habitación, pero seguía sin poder escuchar ya que Miguel, cuando nos mostró la habitación, había prendido la TV y tenia el volumen bastante alto. Desde donde estaba, podía ver la espalda de Juli, pero no llegaba a ver a Miguel porque la puerta estaba media entre abierta. Así que me saque la musculosa, y así en tetas como estaba me tire en la cama.

Al rato entro Juli riéndose, y cuando le pregunte de que tanto hablaba con Miguel, me evito cambiando de tema. Si bien quería saber, no le iba a dar el gusto de insistirle en que me contara.

Agarre una de las cervezas del frigobar, un cigarrillo y me fui al balcón. La habitación estaba en un segundo piso, y tenia vista al mar. Me senté en uno de los sillones de la habitación a disfrutar de mi cerveza y de mi cigarrillo hasta que se acerco Juli con otra cerveza. Se apoyo en la baranda del balón de espaldas a la playa, pero de frente a mi y nos pusimos a charlar.

Me sentía una pendeja de 20 años. Sentada en tetas en el balcón, tomando una cerveza y hablando con mi marido enfrente. El solo pensar que 24hs antes estaba sentada en el trabajo, me hacia disfrutar aun mas el momento. Juli se acercó. Era evidente de que quería algo, y yo no soy de esquivar las indirectas. Enseguida como pude acerque la silla de manera de que mi cabeza quedara a la altura de su pene. Mientras en una mano tenia la lata de cerveza, con la otra empecé a masajearle la pija por arriba de la malla. No tardo ni dos segundos en estar erecta, así que de un movimiento logre bajarle la malla y dejar la verga a escasos centímetros de mi cara. Estaba sucia, con arena, y con mas de 12 horas de viaje. No me importo. No se si fue el alcohol, la calentura u otra cosa, pero, así como estaba me la puse en la boca. Tampoco me importo si los del balcón de al lado podían vernos, o incluso los que estaban en la playa, solo quería chupar esa pija. Dejé la cerveza en el piso, y con esa mano, agarrando el culo de Juli, lo traje aún más cerca mío. La tenia toda dentro de la boca. Me tome el trabajo de limpiarla y lubricarla totalmente. No se cuanto tiempo la estuve chupando, pero calculo que habran sido entre 3 y 5 minutos. Se cuando Juli esta por acabar, así que la saque de mi boca y seguí masturbándolo con la mano. No tardo en acabar por lo que empecé a sentir como su leche caía en mis tetas, salpicaba un poco mi cara y hasta el pelo. No me importo nada. Cuando noté que ya no salía mas nada, me la volví a meter en la boca para dejarla bien limpia.

La habre chupado uno o dos minutos más. Cuando sentí que ya no había nada mas para limpiar, me levanté, me di vuelta y me fui a tomar una ducha. Antes de entrar a la ducha abrí una Coca para tratar de sacarme el gusto horrible que me había quedado en la boca.

Esa noche transcurrió sin otra novedad. Cenamos en uno de los restaurantes del hotel, y temprano volvimos a la habitación. Obviamente hicimos el amor, pero no hubo nada en especial.

Al día siguiente nos levantamos temprano y fuimos a desayunar.

Para ir a la playa elegí ese día una tanga amarilla y un vestido beige de lino que me marcaba bastante los pezones.

Nos instalamos en la playa a eso de las 09:00 AM aprox. y esta vez Julian decido ir a una zona más cercana a la familiar. Si bien seguía siendo “Solo Adultos”, estábamos en el limite entre ambos sectores por lo que había mucho mas movimiento. Era evidente de que Julian quería exhibirme aún más.

Me quede dormida tomando sol. Al despertarme totalmente acalorada no veo a Julian. Me quedo sentada en la reposera unos minutos mirando a ver si lo veía por algún lado, pero sin éxito. La verdad es que tenía muchísimo calor, y me sentía abombada, por lo que me pare, así como estaba y enfile para el agua. Obviamente me sentí muchísimo más observada que el día anterior. Había mucha mas gente e incluso muchos argentinos.

Me metí al mar y me quedé ahí tratando de refrescar mi cuerpo. Miraba para la playa a ver si lo veía a Juli, pero no aparecía por ningún lado. Había mucha gente en el mar, pero como estaba metida hasta el cuello, me sentía “protegida” por el agua.

En un momento decido salir, y mientras caminaba para nuestra reposera cruzando los brazos adelante para no pasear en tetas como si nada, veo a Juli venir caminando, riéndose con alguien. Era un hombre de edad similar. Medio gordito. Le veía cara conocida pero no podía reconocerlo. Veo que enfilan para donde estaba yo. Me quede parada como estaba, con los brazos cruzados tapando un poco mis tetas pensando que se iban a separar en algún momento, pero no paso. Vinieron hasta donde estaba yo. Julian me lo presento como Pablo, un ex compañero de trabajo. Lo mas gracioso es que se noto que Pablo se puso nervioso al verme así, e instintivamente estiro la mano como para saludarme y yo hice lo mismo. Le di la mano dejando una teta mía a la vista sin darme cuenta. Fue gracioso y todos lo notamos. Pablo mostro cierta incomodidad lo que para mi era muestra de debilidad. Así que aproveche la jugada y baje los dos brazos como si nada. Nos quedamos hablando los tres unos minutos. Pablo, estaba con la mujer, sus hijos y otro matrimonio amigo en el sector familiar y habían llegado hacía ya una semana. Al rato aparece la mujer como buscándolo. Al verme me clavo los ojos como con odio, he hizo lo mismo con su marido. Pablo enseguida se despidió quedando con Julian en tomarse algo mas tarde.

Me había encantado todo lo que había pasado. Que Pablo se pusiera nervioso, mostrarme desinhibida delante de él y que la mujer me mirara con odio. Todo eso había generado cierto morbo dentro mío y una adrenalina extraña que me había puesto cachonda.

Juli se dio cuenta y sabe que cuando estoy así puede exprimirme al máximo. Solo era cuestión de aprovechar el momento.

Lo primero que me pidió Juli fue una cerveza. Eso me obligaba a caminar hasta el bar de la pileta. Pero obviamente me pidió que fuese sin el vestido. Así que me puse los anteojos, tome coraje y encare para el bar de la pileta. Para llegar hay que cruzar toda el aérea de reposeras de playa, por lo que fue como un desfile en tetas. Al llegar a la barra del bar, como pude me tapé con un brazo. El barman amablemente me atendió, y me dio las dos cervezas. Cuando me estaba yendo me dijo, en voz baja ,que en ese sector no estaba permitido el topless, pero que el amablemente podía alcanzarme las cervezas a la reposera así no tenia que caminar hasta ahí. Así que le indique en cual estaba señalándosela, y quedamos en que durante el día nos iría a visitar para ofrecernos de beber. Se llamaba Mario y si bien no tenia el lomo de Miguel, también me dio una muy buena impresión.

Al volver con las cervezas a nuestra reposera, me sentí aún más expuesta que a la ida, ya que ahora venia con los dos brazos extendidos. Fue muy gracioso ver como todos los hombres, de una manera u otra, trataban de mirarme.

Segunda prueba superada.

Mario vino varias veces durante el día a ofrecernos bebidas. Con lo cual a media tarde ya estaba mas que mareada. Juli no se como hace, pero toma y no le pasa nada. Yo tomo y enseguida empiezo a marearme. De tantas visitas entablamos una buena relación con Mario.

Nos conto que trabajaba en el hotel desde hacia 2 años, tenia 28 años y vivía con la novia en la ciudad. La novia también trabajaba en el hotel, pero como mucama.

Cada vez que venía podía notar como me miraba las tetas. Obviamente yo estaba con los anteojos, por lo que él no podía saber si yo lo estaba mirando o no. En mi cabeza los ratones estaban dando vueltas. Estaba muy tomada, bastante excitada, por lo que empecé a imaginarme como seria la pija de Mario. Tenía un pantalón blanco medio ajustado, pero no lograba imaginar si tendría un pene grande, como dicen que tienen los morochos, o algo normal. En uno de los momentos en que nos quedamos solos con Juli le comenté sin vueltas lo que estaba imaginando. Juli se empezó a reír y me dijo que seguro antes de volvernos a Buenos Aires iba a tener oportunidad de sacarme la duda.

Esa noche decidimos ir a uno de los restaurantes mas formales, por lo que nos tuvimos que vestir de manera acorde.

Juli de pantalón largo y camisa, y yo me puse un vestido de gasa negro muy al cuerpo. Muy elegante. Al pasar para el restaurante nos cruzamos con Miguel en el lobby. Miguel me miro de arriba abajo, con disimulo, pero me miro, y se quedo hablando con Julian. Yo me senté en la barra a tomar una cerveza, pero no me resistí y me acerque para ver de que hablaban. Cuando llegue ya se estaban despidiendo. Esta vez no le iba a dar el gusto a Julian, así que no le pregunte nada.

Cenamos normalmente, y volvimos a la habitación después de tomar algo en el bar del hotel.

De nuevo hicimos el amor, pero esta vez en mi cabeza estaba la pija de Miguel o de Mario. Estaba decidida a que quería una pija negra en ese viaje.

El día siguiente fue similar. Juli volvió a buscar reposera cerca del sector familiar. Un sector esta separado del otro por una soga. En esta ocasión agarramos reposeras pegadas a la soga, que encima esta cercana a la cancha de beach vóley. Es decir, estaba en uno de los sectores con mas trafico de la playa.

Misma rutina, solo que esta vez no tuve que ir a buscar las cervezas. Al poco tiempo de instalarnos, Mario ya nos estaba visitando para ofrecernos algo. Esta vez decidí que la vedette de la tarde no iban a ser mis tetas, sino mi culo. Así que le pedí a Juli que me acomodara la reposera de manera de que mi culo quedara apuntando al sector familiar. Es decir, el lugar por donde pasaba la gente caminando. Me acomodé boca abajo y me puse a tomar sol. Como hacia mucho calor, me tiraba 20 minutos y me levantaba corriendo al mar. Así estuve durante toda la mañana. En un momento veo que en la reposera de al lado se instala un hombre de unos 50 años. Muy buen mozo y con muy buen cuerpo. Era evidente que no estaba solo ya que cargaba un par de bolsos de playa con juguetes. Pero también era evidente de que había elegido ese lugar para verme a mí. Al poco tiempo llego el hijo, con una nena. Y unos minutos más tarde la mujer, de alrededor de 45 y otra nena. La mujer ni bien me vio le dijo algo al marido, quien poniendo cara de boludo me dio la sensación de que le decía que si quería podían cambiar de lugar. Pero no paso. Se quedaron ahí, así que decidí jugar mi juego. Me di vuelta y me puse a tomar sol boca arriba. Podía ver a través de los anteojos como el marido y el hijo me miraban. Mario venia y me traía mas cerveza, por lo que yo empezaba a desinhibirme aún más. En un momento me voy al mar y al rato me doy cuenta de que tengo al marido a unos metros, también en el agua. Me regalo una sonrisa que respondí secamente. Decido salir del agua, y regalarle la mejor postal de mi culo. Cuando me tiro en la reposera, Juli que había visto todo, me dice, “porque no jugas mas fuerte?”. Era evidente de que era un nuevo desafío. Así que abriendo un poco las piernas me corro un poco la bikini dejando que uno de los labios se escape levemente, y el otro quede medio pellizcado con el elástico de la bikini. Juli me vio y se acomodo para ver el espectáculo. Me acosté boca abajo de manera de que mi culo apuntara hacia las reposeras de la familia. Abrí las piernas levemente para que quien estuviese en ese ángulo, pudiera ver mis labios vaginales. Le pedí a Juli que disimuladamente, y con la excusa de ponerme protector solar, chequeara que efectivamente se viera todo. El hijo de puta al ponerme protector solar aprovecho y me corrió aun mas la bikini. Podía sentir la brisa en mis partes intimas y lo peor de todo es que me sentía mojada.

Me quede en esa posición donde yo no podía ver si me miraban, pero Juli sí. Juli empezó a comentarme quienes me miraban, y que en un momento no solo era el hombre de la familia de al lado, sino que se había parado un grupo de 4 amigos a conversar en un lugar estratégico para verme. Seguramente alguno se había percatado, y por eso se habían quedado todos ahí. El juego me gustaba, pero como yo no podía ver nada empezó a aburrirme. Así que decidí darme vuelta y ponerme boca arriba. De todos modos, deje las piernas medias abiertas, por lo que el show continuo, y de paso podían ver mis tetas.

No sé cuántas cervezas me habre tomado, pero estaba bastante mareada, excitada y muy mojada. Cada vez que iba al mar, sentía como todos de una forma u otra trataban de mirarme. Me encantaba ese juego.

En un momento al volver del mar, estaba Mario hablando con Juli. Juli estaba sentado y Mario parado. No se si fue la calentura o que, pero al llegar abrace a Mario por atrás, apoyándole todas mis tetas mojadas en la espalda. No se lo esperaba, por lo que reacciono con un salto para adelante. Al darse cuenta de que era yo medio que se tranquilizó, pero yo lo corrí diciéndole, ¿“tan fea soy que te asustaste?”. Mario, que no dejaba de ser un empleado del hotel, trato de arreglar la situación diciéndome que estaba muy fría y eso lo hizo reaccionar así. Yo devolví la pelota y le dije que estaba muy lejos de estar fría. Se hizo un silencio de unos segundos donde Mario entendió todo. Juli seguía sentado observando la situación sin decir nada. Mario, sin perder la cordura, y como tratando de tantear el terreno, me pregunto en que habitación estábamos, así le podía decir a la novia que nos dejara algún regalo extra y esas cosas. Pero la realidad era que el único fin de preguntar la habitación, era saber donde encontrarme. Yo no quise darle el numero de la habitación, ya que esperaba que Julian lo hiciera. Y así fue. Juli le dijo el número de habitación. Antes de que Mario se fuera, me acerque y al oído beboteandolo le pedí si me traía otra cerveza en un rato. Quería saber si por “un rato” entendía que lo esperaba en la habitación.

Ya era tarde y decidimos volvernos a la habitación. Juli se fue a bañar y yo me senté nuevamente con una cerveza a fumar un cigarrillo en el balcón. Al sentarme me di cuenta de que todavía tenia la bikini corrida, y al tratar de acomodarle note como un moco gelatinoso se despegaba de parte de la tanga. Indudablemente estaba empapada.

Mientras terminaba el cigarrillo y la cerveza siento que golpean la puerta de la habitación. Me tapé como pude y fui a abrir. Era una mucama. Muy bonita, de unos 25 años. Se presento como Irene, la novia de Mario. Nos traía unos chocolates, un champagne en una frapera y unos toallones. Me dijo que nos los mandaba Mario de regalo y se fue.

Cuando salió Juli del baño me encontró tomando una copa de champagne y comiendo chocolates desnuda en la cama. No lo podía creer.

Decidí ir a bañarme ya que nos teníamos que preparar para ir a cenar. Solo al entrar en la ducha logre darme cuenta de lo mareada que estaba y de la excitación que arrastraba. Mientras me bañaba empecé a tocarme. No soy de masturbarme seguido, pero ese día lo necesitaba. No se que paso que me interrumpió, por lo que no logre acabar, pero alcanzo para dejarme aún más excitada.

Cuando termine de bañarme me dio la sensación de escuchar a Juli hablando con alguien. Supuse que estaría hablando con nuestro hijo por teléfono, o que seria la tele.

Me envolví la cabeza en una toalla y decidí salir desnuda del baño. Quería que Juli me garchara ahí mismo. No aguantaba un minuto más. Hasta la cabeza me dolía de tanto alcohol, pero también excitación.

Al salir del baño casi me paralizo. En uno de los sillones de la habitación estaba Mario sentado. Enfrente a Mario estaba Juli tomando champagne. Al verme, Mario se paró, y yo instintivamente trate de taparme con las manos. Fue solo una reacción de segundos, ya que enseguida baje las manos y tome una postura normal. Juli se acerco y me dio una copa de champagne y le agradecimos a Mario por el regalo. Juli de a poco se fue alejando y se termino sentando en el sillón donde antes estaba Mario, quien a su vez comenzó a acercarse. Yo tome la copa de champagne de manera brusca dejándola vacía en un segundo, a lo que Mario reacciono rápido y tomando la botella volvió a llenarla. Y yo volví vaciarla.

Se me acerco y me tomo por la cintura. Mario no tenia el cuerpo de Miguel, pero era grandote y eso me gustaba. Se notaba fuerte. No tardo dos segundos en comenzar a besarme, a lo que yo respondí apasionadamente. Como pude empecé a desabrocharle la camisa. No tenía un pelo en el pecho y si bien tenia pancita, tenia unos pectorales fuertes y grandes. El seguía besándome y empezó a tocarme el culo. Tenia manos grandes, por lo que, con la mano abierta, tapaba casi la totalidad de mi nalga. Yo quería tocarle la pija. Quería revelar el misterio. Así que como pude me agaché para empezar a desabrocharle el pantalón. El solo hecho de tener mis manos y mi cara cerca de esa zona, hizo que sintiera como desprendía jugos en mi vagina. En un momento mire y entre mi vagina y el piso de la habitación había un hilo de líquido. Corrí la cara para ver a Julian, quien estaba con su copa de champagne mirando el espectáculo desde el sillón.

Empecé a masajear la pija de Mario por arriba del pantalón. Para mi decepción, no parecía ser gran cosa.

Como pude desabroche el pantalón, y logre meter la mano para tratar de dejar la pija al aire. Cuando metí la mano no podía creer lo que estaba tocando. Si bien no estaba totalmente erecta, parecía un antebrazo mas que un pene. Baje el pantalón de Mario, quien en un rápido movimiento termino sacándoselo, quedando solo con la camisa desabrochada.

No podía creer lo que tenía adelante mío. Sin dudas el pene más grande que jamás había tenido. No era muy largo, diría que un poco mas de lo normal. Lo que me llamo la atención fue el tamaño de la cabeza. A medida de que comenzó a erectarse, la cabeza empezó a tomar un tamaño importante. Lo mismo el ancho. Sin temor a equivocarme, el largo parecía un rollo de papel de cocina, el diámetro una botella de gaseosa y la cabeza no estaba muy lejos de una ciruela.

Comencé a masturbarlo. Quería saber que tamaño era capaz de tomar eso. Julian también miraba hasta que en un momento me pregunto sin muchas vueltas si era lo que quería. Sin responderle me la metí en la boca y empecé a chuparla. Creí que era la mejor manera de responder. El diámetro hacía que tuviera que esforzarme un poco mas de lo habitual, haciendo que se me cansara la mandíbula. Chupaba un rato, descansaba mientras lo masturbaba y volvía de nuevo con la boca.

En un momento ya me dolían las rodillas de estar en cuclillas, por lo que me pare y Mario aprovecho para tirarme en la cama. Empezó a chuparme las tetas mientras que con la otra mano jugaba con mi vagina. Enseguida me metió uno o dos dedos, a lo que yo repsondi con un gemido y apretando las piernas. Creo que no habran pasado más de uno o dos minutos, que tuve un orgasmo interminable. Sentí como un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, y lo libere con un grito. Un grito que hizo que Julian saltara del sillón para tratar de taparme la boca. Fue un orgasmo reprimido. Un orgasmo que quiso salir durante todo el día y por fin lo lograba. Mario lejos de parar siguió. Me pellizcaba los pezones y me los mordía un poco. Se notaba que mi orgasmo le había dado mas confianza, por lo que empezó a tomar el control. Me pellizcaba y mordía fuerte. Me gustaba, pero me hacía doler. En un momento bajo. Mientras me besaba el pecho se freno unos instantes en mi piercing de ombligo. Se quedo jugando con la lengua unos segundos, lo que hizo que me excitara nuevamente. Siguió bajando y llego a mi vagina. Mi vagina era un lago. Hacia tiempo que no externalizaba tantos fluidos. Como pude mire a Julian quien estaba todavía en el sillón, pero ahora con su pija al aire masturbándose. Le hice un gesto para que se acercara, pero me negó con la cabeza. Era evidente que él quería que esa fuese mi noche. Mi fantasía.

Mario parecía experto con la lengua. Mientras me chupaba, con un dedo jugaba con mi vagina. Al rato siento que empieza a jugar con otro dedo en mi culo. La excitación que tenía, sumada a la lubricación que emanaba mi vagina, hacia toda tarea de penetración mucho mas sencilla.

Yo con una mano trataba de masturbarlo, pero la posición era incomoda.

En un momento siento que me da vuelta y con una mano me levanta la cola. Por unos instantes no supe con que me estaba penetrando, pero después me di cuenta de que era con uno o dos dedos. Me estaba masturbando de manera magistral, lo cual hizo que me sacara otro orgasmo. Esta vez no fue tan intenso y controle los gemidos, pero lo disfrute muchísimo.

Ahora quería que me penetrara esa verga enorme. En mi interior tenia miedo. Miedo de que me lastimara. Pero no quería perdérmela.

Sin cambiar de posición Mario intento penetrarme. En algún momento se había puesto un preservativo y yo no me había dado cuenta. Primero entro la cabeza. Me pareció suficiente, pero se ve que a el no. Por lo que la saco y de nuevo volvió a meterla. Esta vez entro, calculo que, la mitad. No sentía dolor, pero sentía que me estaba abriendo de par en par. Me gustaba. La sensación era que estaba totalmente llena, como cuando tengo sexo anal. Mario empezó a bombear lentamente. Al principio yo me tiraba para adelante por miedo, pero luego me relaje. Los movimientos eran cada vez mas fuertes. Yo no me podía mover así que Mario se encargaba de todo. Que manera de gozar. Mario en un momento paro el ritmo, lo que me dio la señal de que estaba por acabar. No quería que acabe, así que cuando freno, como pude me moví y lo hice salir. Me acomode y lo agarre de la mano para que se acostara en la cama. Ni bien se acostó me subí encima de él y con una mano me metí la pija nuevamente. Ahora el control lo tenia yo. El ritmo lo manejaba yo. Mario me pellizcaba los pezones y cada tanto yo me tiraba para adelante para que me los pudiera morder o chupar. Cuando podía lo miraba a Julian, que no podía creer lo que estaba viendo. Vi que tenia su mano toda llena de leche, señal de que había acabado mirándonos a nosotros.

Seguí montando a Mario quien me regalo otro orgasmo. Este fue intenso nuevamente. Cuando estaba acabando me deje caer sobre su pija, lo que me hizo doler ya que entro totalmente dentro mío. Me la aguante y me quede en esa posición mientras acababa. Cuando terminé de acabar salte de arriba de Mario, y sacándole el preservativo empecé a chupársela de nuevo. Quería hacerlo acabar. Quería ver cuanta leche podía sacarle a esa verga enorme. Se la chupé durante un minuto ayudándome con la mano, y empecé a notar como el cuerpo de Mario se tensaba. Señal de que se venía. Seguí hasta que sentí la primera descarga en mi boca. No me gusta tragar, pero se que a los hombres les encanta. Seguí un poco más con la mano, alternando boca y mano. El gusto era horrible, como todas. Pero seguí y tragué lo que pude. Mario se relajó, pero seguía con la pija erecta. Yo tenia leche en la boca, en la cara, y un poco en el pelo. Había acabado mucho, pero también había quedado bastante en mi boca, por lo que me termine tragando un montón.

Como pude me tiré al lado de Mario en la cama. Nadie decía nada. Lo mire a Juli quien se acerco y me trajo una latita de Coca. Sabía que me quería sacar ese gusto de la boca.

Como pude me levante y tome un sorbo. Después me quede sentada unos segundos hasta que recobre fuerzas y me fui al baño a lavarme.

Sentía que los pezones me ardían y lo comprobé al verlos en el espejo. Los tenía hinchados y rojos.

Me quede en el baño unos minutos higienizándome. No habrán pasado más de 5 minutos.

Al salir del baño Mario ya no estaba. Solo estaba Juli tirado en la cama con una sonrisa de oreja a oreja. Me tire al lado de el y me dormi.

SIGUE