Viaje a otra ciudad
Como un mal comienzo puede acabar con un buen final
Viaje a otra ciudad
Lo habíamos hablado infinidad de veces.
El argumento que ella utilizaba y por el cual me ganaba en todas las conversaciones es que yo no lo tenía tampoco claro.
Que sí, que una cosa era el reino de la fantasía y otro el de la realidad, que seguro que si yo la veía con otro en vivo y en directo, los celos me matarían y tal vez acabara con nuestra relación.
Yo la verdad, es que mientras me la imaginaba en un intercambio en el cual, aunque estuviésemos juntos, cada uno de nosotros estaría con otra persona, me sentía muy bien y me gustaba imaginarla en un montón de posturas de esas que se ven en las fotos de parejas de intercambio.
Sin embargo en cierta ocasión que nos habíamos visto con una pareja muy maja y que nos habían gustado a los dos, cuando la vi besando al otro participe y como se metían la lengua el uno al otro, no lo pude soportar y la mucha calentura que llevaba se me bajó de golpe y fui incapaz de seguir besando a la chica de la otra pareja.
En otra ocasión con esa misma pareja habíamos estado los cuatro en la cama, pero cada uno con su pareja y, aunque no os lo creáis, no nos llegamos ni a tocar, tan solo vimos como ellos jugaban y ellos vieron como lo hacíamos nosotros, pero sin llegar a rozarnos.
Hasta el final en el que de una manera fuera del guión y creo que por los celos de los besos de la ultima vez yo bese a la chica de la otra pareja a pesar de que habíamos quedado en no hacer semejante cosa.
Esto trajo consigo que cuando volvíamos a casa mi chica y yo tuviésemos una tremenda discusión en la cual fui bárbaramente sacudido por los argumentos de ella.
Pero creo que me he ido liando y no me he presentado.
Yo soy Anxo un hombre maduro, calvo, de 168 de altura y unos 65 kilos de peso, no es que sea un Adonis, pero las chicas me encuentran simpático, muy sensible y con un gracejo y una sonrisa que las anima a conocerme un poco mas. Mi peor defecto,” en estos menesteres” de los que hablamos es que no tengo un “arma” excesivamente grande ni gorda, tan solo algo muy normalito de unos15 cm. aproximadamente.
Ella se llama Teresa, es una castaña de pelo muy cortito, como se suele decir a lo“garçon”, con unos ojos grandes y descarados con los cuales puede decir desde el “te amo” mas cariñoso y dulce, hasta el “olvídame” mas odioso y sombrío. Su boca es un volcán de pasiones y sensaciones y su lengua es capaz de hacerte sentir mil y una delicias desde el más inofensivo de los tormentos a la pasión mas enfermiza porque aquel suplicio al que te somete no termine nunca.
Tiene un talle estrecho y unas caderas amplias, aunque no prominentes y a pesar de sus tres embarazos, un pecho pleno, un poco caído, pero precioso y que por ello la hace que sea aun más mujer si eso fuese posible.
Su pubis suele estar rasurado, aunque desde hace una temporada y por indicación mía se ha dejado un penacho de pelillos que se tiñe primorosamente de rubio y que contrasta con su blanca piel, lo cual me encadena mas aun a ella.
Tiene unos labios no muy gruesos pero cuando se abren y dejan ver su “flor” realmente dan ganas de quedarse en ellos tanto chupando como mirándolos durante toda la vida.
Con cuarenta años recién cumplidos pasa por una treintañera ante cualquiera y cuando se lo propone atrae las miradas de todos los hombres a su paso, cosa que me molesta y a la vez me produce un orgullo especial cuando lo noto.
Todo esto nos lleva por fin a la narración de lo que nos sucedió una tarde noche en la cual no esperábamos mas que tomar unas copas con los amigos con los que habíamos estado en otras ocasiones y que desde aquella noche en la que nos habíamos visto jugar en la misma cama no habíamos vuelto a saber nada.
Nosotros suponíamos, que ellos a los cuales llamaremos Jaime y Lucia y que tenían mas experiencia que nosotros en estas lides se habían hartado de lo novatos que éramos y por lo tanto no querían saber nada con nosotros
Cierto día, por cuestiones de trabajo Teresa y yo fuimos a la ciudad donde ellos viven para asistir a una reunión
Esta terminó antes de lo esperado y por “matar el tiempo” antes de volver a coger el coche le pregunte a Teresa:
“¿Que te parece si llamamos a Jaime y Lucia y nos tomamos un café con ellos?”
¡Cielo!, contestó ella, no me parece mal siempre y cuando solo sea un café y no la liemos, yo tengo que llegar temprano a casa que aun me queda mucho trabajo que hacer.
Dicho y hecho.
Llame a Jaime y le dije que estábamos en el hotel NH de su ciudad, que habíamos tenido allí mismo una reunión y que si les apetecía que se acercaran y los invitábamos a un café.
“Espera un momento Anxo”, dijo Jaime tapando el auricular con la mano y le oí cuchichear con alguien.
Al instante retomo la conversación diciendo”Le estaba preguntando a Lucia que estaba aquí conmigo y me dice que le deis diez minutos para cambiar la ropa de casa por ropa de salir y que nos vemos en media hora en el hotel donde estáis, así no cogeis el coche vosotros que no conocéis esta ciudad”.
¡Ok, contesté, pues os esperamos en la cafetería, venga, hasta dentro de un rato!
Y nos dispusimos a esperar tranquilamente mientras llegaban nuestros amigos.
Hablamos Teresa y yo sobre la reunión que habíamos tenido y sobre las tareas que teníamos que hacer en la oficina cuando llegásemos a nuestra ciudad y mientras se nos paso el tiempo rápidamente.
Oímos un “Hola, chicos” y allí estaban ellos con una sonrisa resplandeciente y como acabados de salir de una revista de modas.
Jaime debe medir 1,80 y tiene una complexión fuerte, dedicado al deporte es un buen ejemplar masculino, pelo blanco y una perilla que le confiere un aire muy interesante además de que es un buen conversador y hombre gentil y sensible con las chicas, he de decir en honor a la verdad y visto por mi en la anterior ocasión en la que estuvimos juntos, pero no revueltos, que también goza de una poderosa “arma” bastante mayor que la mía y mucho mas gruesa.
Llevaba unos pantalones chinos y una guayabera de color beige acorde con los pantalones que le conferían un aire informal y dejaba al aire parte de su musculoso pecho. Su edad es similar a la mía.
Lucia venia con un vestido de color negro que le marcaba su silueta, aunque un poco más baja que Jaime también gozaba de una buena estatura y es poseedora de unos ojos verdes de infarto un bonito rostro y una media melena tirando a rubia.
Tiene un buen tipo, aunque quizás un poco mas ancha de lo que es estéticamente correcto, posee un busto pequeño pero con unos pezones que en cuanto se excita se le ponen totalmente puntiagudos y le sobresalen un centímetro del pecho.
Su pubis se mete entre sus piernas y no se deja ver a menos que estés en una situación privilegiada entre ellas.
Así y todo visto en conjunto es una mujer de infarto.
Al igual que su marido traía pintada una sonrisa de oreja a oreja y parecía que realmente se alegraba de vernos.
Tras los saludos de rigor y el que tal os va y la charla intrascendente en la cual consumimos mas de una hora, Jaime se acerco a la barra y pidió que nos trajesen una botella de cava para celebrar nuestro reencuentro.
Yo me opuse por dos razones, una que tenia que conducir de vuelta a nuestra casa y la segunda es que. aunque ellos no lo sabían porque nunca había salido en ninguna conversación, yo era total y absolutamente abstemio.
No solo soy abstemio sino que pregono las bondades de no beber alcohol bajo ningún pretexto ni condición, con lo cual me opuse tajantemente a que se trajera la botella, pero era tarde, el camarero ya estaba acercándose con ella, la cubitera y toda la parafernalia que conlleva el tomar una botella de cava.
Tras aprobar Jaime la marca, el camarero abrió la botella y escanció el líquido en las cuatro copas.
Yo me negué a tomar la mía pero en ese momento Lucia me dijo: “Anxo, te ruego que tomes una sola copa, nada mas, pero es que queremos celebrar que gracias a los consejos que nos diste la ultima vez que nos vimos sobre el negocio que teníamos en marcha y siguiendo tus indicaciones hemos ganado un verdadero dineral y por eso estábamos deseando veros para celebrarlo con vosotros. Así que, y levantando la copa continuó, ¡por ti Anxo que además de un buen amigo eres un hombre que sabes muy bien lo que hay que hacer en algunas ocasiones!.
Terminó de decirlo y se tomó todo el líquido que tenia en la copa.
Al mismo tiempo y sonriéndome, Jaime hizo lo propio y por último lo remató Teresa, con lo cual y sin pensarlo mucho me eché mi copa al coleto.
No me gusto el sabor pero si me hicieron gracia las burbujitas que me resultaron muy parecidas a las de las coca-colas a las cuales soy tan aficionado.
¡Por Anxo!, volvieron a repetir mientras me llenaban nuevamente la copa y uno tras otro se la tomaban con una sonrisa y yo para no ser menos hacia lo propio.
Fue tomar la segunda copa y caer redondo, sentí que el suelo subía y que el techo bajaba a una velocidad vertiginosa, me llegó inesperadamente un calor enorme por todo mi cuerpo a la vez que sentía un tremendo mareo.
Vi como la mesa en la que estaban las copas subían hacia mi cara y como de pronto estaba en brazos de Jaime que rápidamente se había percatado de mi borrachera y me había conseguido sujetar antes de que mis dientes diesen contra el cristal de la mesa, salvándome de una buena factura del dentista.
Mientras me agarraba Jaime y las dos chicas se acercaban hacia mi, para reconfortarme y ver que me estaba pasando, mi estomago no pudo mas y se abrió a través de mi boca salpicando de todo lo que llevaba dentro a diestro y siniestro, poniendo perdido de vomito tanto a Teresa como a Lucia y su impecable traje como la guayabera de Jaime siendo yo el único que no salio rociado de aquella fuente que manaba por doquier unido al resto de alimentos y los jugos gástricos que hasta entonces habían estado en mi estomago.
Tras poner perdidos a todos y todo lo que encontré a mi paso conseguí llegar a un baño, pero ya era inútil, todo lo que llevaba en mi estomago había quedado esparcido a través de un reguero que indicaba perfectamente el camino realizado y quienes eran o habían sido hasta entonces mis amigos.
Cuando el mundo dejo de dar vueltas y conseguí sosegarme y que mis ex amigos se calmaran un poco decidimos coger una habitación donde poder recomponer un poco nuestro aspecto y yo descansar un rato antes de volver a nuestra ciudad.
Pedimos y subimos a nuestra habitación, tras pagar en la cafetería, y dejar una buena propina, pues el trabajo que les quedaba tanto al camarero como al departamento de limpieza no era muy agradable.
La habitación era la tipica de todos los hoteles NH con dos camas unidas y un baño.
Me tire en una de las camas totalemente desfallecido y sin ganas de nada, ni de abrir los ojos,
Las chicas se metieron en el baño y Jaime se quito la ropa para ver si se podía limpiar algo todo el desaguisado que yo había provocado. Se quedo en slips y toda la ropa la enrollo y metió en una de las bolsas de la lavandería, las chicas salieron ambas envueltas en toallas y también metieron la ropa en la misma bolsa de la lavandería.
Tara contactar con el servicio de habitaciones nos dijeron que en un par de horas tendríamos la ropa de todos impecable y vista para revista, con lo cual acudieron a llevársela y allí nos quedamos los cuatro.
La visión era cómica sino fuera tan patética, yo echado en la cama totalmente ido, hecho polvo y con dolor por todo el cuerpo, aunque eso si, completamente vestido de la cabeza a los pies con mi arrugado traje azul marino, mi camisa celeste y mi corbata roja.,
Las dos chicas envueltas en toallas del hotel y dejando ver parte de su ropa interior según la forma en la que se sentasen y por ultimo Jaime tan solo con un slip de color negro.
Se sentaron todos a mí alrededor y tras hablar un ratito, comenzamos a reírnos de la situación y de todo lo que había ocurrido.
Se empezaron a comentar aspectos cómicos de las caras que se nos habían puesto a unos y a otros cuando ocurrió el desgraciado accidente y poco a poco empezamos a tranquilizarnos hasta que me quede completamente dormido.
Cuando di una vuelta me tope con que estaba alguien durmiendo a mi derecha, suponiendo que seria Teresa y sin pensarlo demasiado eche el brazo y la pierna por encima, tal como duermo siempre y me acomode para seguir durmiendo. Me percate enseguida que aquella no era Teresa, pero la pereza pudo mas que mi sentido del pudor y seguí durmiendo sin reparar en lo que estaba haciendo.
Al fin abrí los ojos y me encontré con que Lucia me miraba a mi altura mientras yo le tenía echada una pierna por encima de la suya y un brazo que la agarraba y no la dejaba moverse, la toalla se le había bajado y estaba solamente con su sujetador de color negro y un tanga que dejaba mas a la vista de lo que tapaba
Jaime y Teresa desde los pies de la otra cama miraban sonrientes la escena.
¿Qué, estas cómodo? pregunto Teresa, mientras sonreía socarronamente
¡Déjalo, contestó Jaime, después de todo lo que ha tenido que hacer para poder meter a Lucia en una cama, creo que algún derecho tiene!, comento riéndose a carcajadas.
Me separe a toda velocidad de Lucia balbuceando algún tipo de excusa sin que se me notase demasiado avergonzado.
Cuando ya estaba sentado y trataba de acomodar mi chaqueta totalmente arrugada y pestilente, se acercó Teresa y me dijo al oído: “Anxo, todos creemos que sería una buena idea que te dieses una ducha y mandases tú también la ropa a la lavandería pues llevas un pestazo que no sabemos cómo fue capaz Lucia de dejarse abrazar por ti sin sucumbir al olor que despides”.
Nuevamente muy digno me levante y me fui al baño donde me quite toda la ropa y me di una ducha a conciencia que duro diez minutos, pero de la cual salí limpio y reconfortado.
Mi sorpresa llego cuando me di cuenta de que lo único que tenía para secarme era una de las toallas de lavabo, más bien escuálida que habían dejado los demás.
Me seque y me la enrolle en la cintura y abrí la puerta del baño pensando que después de todo no estaba tan mal ya que al fin y al cabo Jaime estaba en slips y las chicas poco menos que solo en ropa interior.
Al entrar en el dormitorio las risas no se hicieron de rogar ya que mi aspecto era poco menos que turbador, la toalla apenas cubría mis vergüenzas y ni siquiera se quedaba agarrada a mi cintura. Yo también me uní a las risas de los demás y me senté en la cama al lado de Lucia que era la que estaba más cerca a la puerta del baño.
“Anxo, me dijo Teresa, te voy a poner al día de lo que hemos estado hablando durante los diez largos minutos en los que te has dedicado a acicalarte y ponerte decente”.
“¿Recuerdas la promesa que te hice hace un par de meses, siguió diciendo mi chica, sobre que yo buscaría una pareja para realizar un intercambio?; pues bien ya la he buscado y la he encontrado, quiero que probemos hasta donde somos capaces de llegar con Jaime y Lucia y hacer realidad nuestra fantasía o mejor dicho tu fantasía de estar con otras personas. He hablado con ambos mientras tu dormías y están de acuerdo en que llegaran solo hasta donde nosotros dos decidamos y que si decimos hasta aquí será hasta aquí y no habrá más, sin discusiones ni recriminaciones”
“Así pues, la pelota está en tu tejado y tú eres el que decide si seguimos adelante o lo dejamos aquí”.
Yo estaba totalmente anonadado, no me podía creer lo que estaba oyendo y menos de mi chica que por más que yo lo había intentado ella siempre se había mostrado remisa a este tipo de acciones.
Tras digerir la noticia y en vista de que todos se mostraban expectantes a lo que yo dijese mi ocurrencia fue “Ok, vale de acuerdo, pero ¿Cómo lo hacemos?, Con una sonrisa encantadora en sus labios Jaime ya estaba preparado para dar respuesta a mi pregunta. Muy fácil, contesto, vamos a jugar a las cartas al siete y medio y el que vaya perdiendo se va quitando la ropa, como tú y yo solo tenemos una prenda mientras que las chicas llevan tres y eso no sería justo, yo propongo que si nosotros perdemos podemos elegir hasta dos veces más entre quitarnos una prenda o cumplir una penitencia.
Mientras Jaime decía esto Lucia ya se había enrollado la toalla nuevamente y Teresa se había hecho un nudo al cuello con ella ante la risa de todos.
¡Vale, yo me apunto!, dije yo pareciendo totalmente desinhibido, pero… ¿Dónde acaba el juego?
El juego termina, dijo Jaime, cuando uno de nosotros diga “basta”. En ese momento volvemos todos a la formalidad sin malos rollos ni discusiones. ¿todos de acuerdo?
Si, contestamos los tres al unísono, adelante empecemos.
¡Jajajaja!, comenzamos a reírnos sin poder evitarlo.
En ese momento llamaron a la puerta: “Hola, buenas tardes, servicio de habitaciones”. Abrió Jaime la puerta, y se encontró con una camarera que llevaba toda la ropa de ellos, limpia y planchada, a la vez le dimos mi traje y ella recogió todo sin que se le notara la más mínima perturbación por habernos visto a los cuatro medio desnudos.
Cuando ella se marchó, Jaime “cogió el toro por los cuernos”, por decirlo con una expresión castiza y sacando del bolso de Lucia una baraja de cartas comenzó a barajarlas. Nos sentamos en la cama y a mi derecha se sentó Lucia, a mi izquierda Teresa y frente a mi Jaime.
Comenzó la partida y la primera mano la perdí yo, nada más empezar y ya tenía que pagar prenda, como solo llevaba la toalla si me la quitaba me quedaría sin nada mientras que los demás iban más o menos vestidos, así que pedí penitencia.
Esta, tras mucho meditarlo entre los tres, consistió en que me vendarían los ojos y alguien, cualquiera, podría tocarme por debajo de la toalla y yo debería adivinar de quien era la mano que me tocaba; si acertaba seguía jugando, en caso contario volvería a pagar otra prenda y esta vez no me quedaría mas remedio que quitarme la toalla.
Efectivamente me taparon los ojos con un pañuelo de una de las chicas y cuando no podía ver nada me pusieron de pie y tras un momento en los que escuche las risas de los tres, note una mano que subía por mi pierna y se acercaba peligrosamente a mi sexo. Este respondió inmediatamente levantándose y poniéndose en guardia para las caricias que se aproximaban. Tras una dilación, note la mano que me agarraba el pene, me daba un pequeño masaje y se retiraba. Tras pensarlo un momento y notar que mis compañeros de juegos seguían riéndose, me lance a dar mi repuesta. La mano que me toco fuela de Jaime, dije. Me quite la venda y los vi a todos riendo a carcajadas.
Se acerco mi chica a mi y me dio un beso en los labios y me dijo: “Disculpa la maldad, pero es que nos pareció divertido y que no lo ibas a adivinar”. Jajaja ¿Cómo lo supiste?
Bueno, la mano de Jaime es bastante mas ruda que las vuestras, dije yo sin sentirme retraído porque me hubiese tocado un chico.
Pero ahora a ver si le toca a otro, opiné mientras me volvía a sentar y se reiniciaba el juego.
Se volvieron a repartir cartas y la mano que perdió fuela de Lucia, y tras un pequeño forcejeo entre nosotros resolvió quitarse las bragas, pero dejando por encima la toalla con lo cual nos quedamos un poco desengañados, tanto Jaime como yo.
Nueva mano y perdió Teresa. Volvemos a discutir pero ella erre que erre también se quita el tanga, pero dejando la tolla por encima, con lo cual nueva decepción para los dos varones, pero el juego era el juego.
Tras seguir con la partida, pierde Jaime y le toca pedir prenda o penitencia. Se inclina por lo fácil y se quita los calzoncillos que llevaba quedándose desnudo y con el miembro en posición de firmes.
“A que tanta tontería dice, si lo que queremos es quedar todos en pelotas” jajaja.
Nueva jugada, tras las miradas subrepticias de las dos chicas al miembro de Jaime que se lo acomoda como puede entre las piernas cruzadas y nueva carta que esta vez vuelve a recaer en Lucia; esta pide prenda y siguiendo a su marido, decide quitarse la toalla, con lo cual, por fin le vemos el coñito con una pequeña mata de vellos que se mete entre sus piernas y a mi me pone francamente cachondo.
Teresa también lo mira y sonríe al notar la turbación de Lucia tras sentirse observada por todos.
Nueva ronda de cartas y esta vez le cae a Teresa que siguiendo a su amiga, también se quita la toalla y nos deja ver su coño con sus pequeños pelos rubios que primorosamente se recorto por la mañana y que hace que a Jaime se le salten los ojos y su miembro de un salto también de alegría al verlo.
Las chicas se quedan ambas con sus sujetadores que mas que tapar lo que hacen es mostrar lo que hay debajo y que siguen haciendo que tanto a Jaime como a mi nos siga subiendo la temperatura.
Mientras ellas, mas alegres y después de haberse quitado un poco la vergüenza de sentirse objeto de la curiosidad y el morboseo masculino, proponen que sigamos con el juego hasta ver donde somos capaces de llegar.
Yo me siento un poco celoso al notar los ojos de Jaime clavados en el pubis de mi chica, pero como yo también los tengo clavados en los de su chica, decidimos seguir adelante.
Vuelta a lanzar las cartas y pierde Teresa pide penitencia en lugar de quitarse el sujetador.
Rápidamente Jaime dice: Teresa... te pondrás de espaldas, y alguno te rodeara con sus brazos y colocara sus manos justo a la altura de tus pechos, rozándolos. Deberá besarte el cuello apasionadamente durante un minuto, sin mover las manos.
Ella así lo hizo y Jaime sin dar tiempo a nada se levanto y se puso a hacer cumplir la penitencia a Teresa.
Esta se dejaba hacer y mientras Lucia y yo mirábamos embelesados lo que estaba ocurriendo
Termino el minuto y volvimos todos a nuestras posiciones, aunque eso si bastante mas excitados.
Nueva ronda de cartas y en este caso, supongo que por los nervios, perdió Jaime. Aquí el más rápido fui yo y dado que estaba sin ropa y por lo tanto le tocaba penitencia le mande salir de la habitación al pasillo del hotel durante un minuto y sacarse una foto al fondo del mismo con su móvil.
No le hizo mucha gracia pero allá que el hombre salio de la habitación y se fue corriendo hasta el final del pasillo, tan solo con su móvil en la mano mientras los demás lo mirábamos sonriendo desde la puerta.
Al regresar, venia con una sonrisa en la boca, una foto en el móvil y una tremenda erección.
Volvimos a dar una nueva mano de cartas y esta vez la que perdió fue Lucia, las cosas se iban poniendo cada vez mas excitantes y todos esperábamos la nueva prueba para saber hasta donde seriamos capaces de llegar, pero a la vez nadie se arredraba y ya la familiaridad de vernos todos desnudos nos hacia cómplices y nos rozábamos los unos a los otros sin recato.
Lucia pidió su prueba y esta consistió en: Anxo te hará una sesión fotográfica sin ropa alguna durante cinco minutos y tu deberás colaborar en todo lo que el fotógrafo te pida.
Así pues me armé de mi móvil y durante cinco excitantes minutos le saque a Lucia fotos de toda su anatomía, haciendo lógicamente hincapié en aquellas partes menos conocidas por mi de su cuerpo y mientras mi cuerpo se excitaba mas si es que aquello fuese posible, a la vez que miraba como su marido y mi chica no dejaban de ver por una lado lo que yo hacia y por otro el reloj para enterarse de cuando terminaban los cinco minutos.
Nuevo juego de cartas taras recomponernos todos y volver a usar el mini bar de la habitación y le vuelve a tocar perder a Teresa.
La imaginación de cada uno corre por todas partes y aquí es Lucia la que se apresta a decir: Teresa, acaríciate sensualmente los genitales y la entrepierna sin penetrarte durante un minuto ante Anxo y Jaime, haz que disfruten del espectáculo. No pueden tocarte… sólo mirar
Entre risas y después de hacernos levantar a los tres de la cama, Teresa se tumbo sensualmente y abriendo sus preciosas piernas dejo al descubierto su “cueva del tesoro” y metiendo dos dedos en su boca los llevo a su entrepierna y comenzó a masajearse con ellos.
El espectáculo era sin igual y todos los congregados estábamos con la boca abierta sin perder ni un ápice de lo que Teresa nos estaba regalando.
¡Un minuto!, gritó Lucia que era la única que había seguido viendo el reloj, con lo cual termino el disfrute y volvimos a nuestras posiciones anteriores, aunque el ambiente era ya prácticamente irrespirable y todos queríamos ir mas lejos.
Nuevo juego de cartas y nuevamente pierdo yo.
Me ponen la venda en los ojos y cuando no veo nada, siento que alguien se me acerca, me agarra por la cabeza y mete su lengua en mi boca, eso si sin que yo pueda tocar a esa persona, me besa durante un minuto y luego se retira.
Me quedo con una sensación agridulce al no saber quien ha sido, me quito la venda y entonces comprendo por su sonrisa que ha sido Lucia la que tan sensualmente me ha besado.
¡El juego se pone cada vez mas interesante!
Nueva partida de cartas y pierde Jaime.
Le ponemos la venda en los ojos y le obligamos a que se tumbe en la moqueta, desde esa perspectiva y todos mirándolo le decimos que debe masturbarse durante un minuto mientras todos lo contemplamos.
Jaime se resigna, pero esta tan caliente que para el no es obstáculo ninguno.
Otra vez las cartas.
¡Oid, chicos, digo yo, creo que esto ya esta al rojo vivo, porque no subimos un poco mas el nivel y vemos que mas ideas se nos ocurren!.
Todos asienten y la siguiente en perder vuelve a ser Teresa
Lucia le dice:
“Deberás ponerte a cuarto patas con los ojos cerrados y alguien se pondrá por debajo y te lamerá el clítoris durante un minuto y tu tendrás que saber quien fue.”
Teresa acata el pacto y se pone a cuatro patas.
Lucia se puso de espaldas en el suelo y reptando entro por debajo de Teresa y comenzó a lamerle el clítoris, mientras Teresa gemía de una manera muy suave.
Termino el minuto y la visión que los dos varones habíamos tenido se notaba al ver nuestros dos miembros completamente turgentes y dispuestos al combate en cuanto nuestras chicas lo pidieran.
Tras un breve descanso en el cual calmamos nuestros temperamentos, retomamos las cartas
Pierde Lucia y Jaime propone: Anxo, tumba a Lucia bocarriba, introduce tu dedo índice en su ano con la palma mirando hacia ti y acaricia su Punto G como si quisieras rascar hacia arriba. Busca durante un minuto, si te detienes antes, deberás regalarle a Lucia dos minutos de sexo oral.
Por supuesto me detengo antes del minuto y como ya sé cual va ser mi castigo me acerco ávido con mi lengua a recoger todos los flujos que Lucia esta derramando, me coloco en posición y me pongo a hacerle sexo oral mientras mi chica y mi amigo miran sin perder detalle.
Pasados los dos minutos y con Lucia pidiéndome mas, me levanto y me vuelvo a sentar en la cama para seguir con lo que la nueva ronda de cartas nos proponga.
Se tiran nuevamente las cartas y pierde Teresa. Jaime se apresura a decir que el quiere repetir el mismo juego que hemos hecho anteriormente Lucia y yo, como es justo, no me queda mas remedio que ver como mi chica se tumba, abre sus piernas y Jaime se acerca a ella y le mete el dedo índice en su ano y ella al principio muy seria se deja hacer, pero luego siente el cosquilleo y comienza a moverse y a excitarse.
Lucia y yo no podemos mas y sin mediar palabra nos acercamos y nos comenzamos a besar ardientemente mientras veo que Jaime también se acerca a Teresa y le besa en los labios y como esta abre su boca y deja entrar la lengua de Jaime.
Siento unos celos enromes al ver como mi chica es besada por Jaime, pero me controlo y me doy cuenta de que yo hago lo mismo con su mujer, así pues continuamos todos, Alargo mi mano y se la doy a Teresa que me la aprieta y me mira dándome permiso para continuar, con lo cual ambos caemos los unos en los brazos de los otros en un frenesí de sexo compartido, nos besamos y nos tocamos entre los cuatro, sintiendo y acariciando tanto las pieles de las chicas entre si como las de ellas con nosotros,
Las sensaciones van y vienen en un no parar.
En unos momentos me concentro en la mujer que tengo entre mis brazos y siento su cuerpo alrededor del mío, como ella va explorando todos mis recovecos y me dejo llevar y me ensimismo con su cuerpo.
Siento latir su corazón y como su pecho se excita y como sus pezones se ponen erectos y acarician en mi pecho.
Noto el sexo de ella entre mis piernas y percibo su humedad y sobre todo percibo como su boca, generosa, se abre y hace que mi lengua penetre dentro de ella en un simulacro de acto sexual.
Pero mientras todas estas sensaciones me recorren, allá en el fondo de mi alma veo a mi chica como goza con otro hombre, noto, porque la conozco muy bien, como su boca también se abre al placer que le da otra lengua, como su sexo debe estar húmedo y deseando ser penetrada, como gime al sentir el abrazo y las atenciones de otro hombre, de Jaime, y eso resulta paradójico dentro de mi ser, por un lado deseo de todo corazón poseer a la mujer de Jaime y que mi chica sea poseída, pero por otro siento unos celos tremendos.
La dicotomía se va diluyendo en un sinfín de pasiones que terminan por reinar dentro de mi cerebro. Sigo pensando en mi chica, en Teresa, pero al verla gozar como lo esta haciendo, sin soltar mi mano en ningún momento me noto reconfortado y alegre y me concentro en Lucia y pienso en que yo también debo hacer algo para que esta mujer, que tan generosamente se me ha entregado sea feliz, así pues desecho todas mis inhibiciones y me dispongo a sumergirme en Lucia una y otra vez, notando como ella al darse cuenta del cambio producido en mi, también reacciona y se abre aun mas a la experiencia que estamos compartiendo.
De esta manera nos fuimos adentrando en la noche mientras Jaime y Teresa follaban en mil y una posturas y de la misma forma lo hacíamos Lucia y yo.
Oíamos como tanto Jaime como Teresa se corrían una y otra vez y como les llegaban los orgasmos y Teresa, como es habitual en ella, pedía mas y mas.
Yo también me corría dentro de Lucia mientras ella pedía que no la dejase así, que bajase mi lengua y la hiciese gozar como nunca con una comida de coño, cosa que hice encantado hasta que sentí una mano en mi cabeza que me la apartaba y a Lucia diciendo que ya estaba bien, que necesitaba un descanso.
Nos quedamos dormidos los cuatro hasta que llego la mañana.
Cuando amaneció Jaime y Teresa se marcharon pues no habían dicho nada a sus hijos y tenían que llegar temprano a sus trabajos.
Teresa y yo nos hicimos los remolones y tras las consabidas frases de “esto hay que repetirlo”,nos volvimos a la cama y como ya estábamos despiertos nos dispusimos, a hacer el amor y me di cuenta de que a pesar de mis celos e inseguridades iniciales cada día quiero mas a Teresa, que es lo mejor que me ha pasado en la vida y que jamás la cambiare por ninguna otra y que al menos por mi parte la experiencia había sido positiva y me había unido mas a mi pareja.
De esta forma abrazados, contentos y muy enamorados nos pusimos a hacer el amor, sintiendo cada uno los besos y los sentimientos del otro y fue lo mejor de la fiesta.
Con lo cual estamos deseando volver a repetir la experiencia