Viaje a Madrid (8ª parte y fin)
Se acaba la serie, siento la tardanza
Siento haber tardado tanto en escribir el final, he estado algo ocupado, entre el trabajo que me quita muchas horas y que no he visto hasta hace poco a la chica que me inspira los sueños más calientes … Espero que os guste
Esto ocurrió un par de semanas después de regresar….
- Hola Irene.
- Hola José.
- Adelante estás en tu casa. Gracias por venir, mi amigo me ha enviado el video de la fiesta de estas tres mierdas para que la veamos y además quiero hablar contigo.
- ¿de qué quieres hablar conmigo, de lo de Madrid?
- No, tranquila, pero hablaremos después de ver el video.
- Vale, te pido perdón de nuevo por no haberte llamado antes para terminar la pesadilla de Marta. Y ella ¿no está en casa?
- No, hemos pensado que era mejor que estuviese solo yo, y a ella se ha ido a comprar ropa. Mientras voy a por unas cervezas puedes ir desnudándote y siéntate en ese sofá.
- ¿Desnudándome? José, por favor siento lo que paso pero me dijiste que no me harías nada.
- Se lo que dije y te lo vuelvo a repetir, yo no te hare nada malo, no te tocare si no lo deseas, pero por lo que se ve y por lo que me ha dicho Marta, tienes un cuerpo muy bonito y quisiera verlo, es lo único que te pido.
- Lo hare pero con la condición de que lo del viaje quede olvidado.
- Por mi parte lo está.
Regrese con un par de cervezas
- Vaya Marta tenía razón, tienes un cuerpo de escándalo…
- Vamos José, no empieces que me vuelvo a vestir.
- No de verdad. Tienes un cuerpo muy bonito, se nota que las horas que pasáis en el gimnasio sirven para algo.
- Pues no sé, yo quisiera tener más pecho.
- ¿Como marta?
- Si, puede que no tan grandes pero si algo mas que mis dos mandarinas.
- Jajá. Pues yo creo que son preciosas. Voy a poner el video que me estas poniendo a cien.
Le di al play y aproveché para desnudarme yo también, Irene hacia lo imposible para no mirarme por lo que yo le pregunte si le gustaba mi cuerpo. Ella me miro de reojo y dijo que está bastante bien, yo tratando de que se calentara un poco le pregunte sobre que le parecía mi polla comparándola con los que ella había probado, ella se puso algo colorada y me respondió que estaba en la media, ¿solo en la media? – Dije yo – con un poco de amor crece cariño, - y nos reímos. Ella cortando el rollo me dijo que ya empezaba la fiesta de los chicos y nos pusimos a verlo. En el video el señor Martínez les estaba explicando en qué consistiría la fiesta.
- Hoy las putitas sois vosotros, lo que le habéis echo a mi querida marta lo vais a pagar con vuestros culitos – dijo el señor Martínez.
- Pero que os habéis creído, nosotros no somos unos maricones de mierda. - Dijo Leo
- Veis como era verdad que hoy podrías disfrutar de unos culos vírgenes¡¡¡ Y a vosotros tres os lo voy a decir una sola vez, estos amigos míos y de marta, han venido hasta aquí desde muchos sitios, algunos desde países extranjeros para disfrutar de la fiesta, ¡¡¡ASI QUE NO ME TOQUEIS LOS COJONES!!! Quitaros la ropa de una puta vez porque si no os venderé a alguna mafia asiática y no volveréis jamás a casa, lo habéis entendido, pues venga que empiece la fiesta.
Irene estaba flipando viendo como los tres cabrones se desnudaban y se les acercaban un montón de hombres, les comenzaron a meter mano por todas partes, en las caras de los tres se notaba el miedo, mientras las lagrimas caían por sus rostros. Una vez todos los tipos aquellos habían tocado cada parte de sus cuerpos el señor Martínez puso algo de orden. Les dijo a seis hombres que los llevasen a los potros y que los preparasen sus culos ya algo abiertos por los toqueteos anteriores. Los ataron de pies y manos a los potros e introdujeron sus pollas en unos agujeros del potro, estos estaban colocados de tal manera que sus caras quedaban a escasos centímetros, para que entre ellos pudieran mirarse mientras eran enculados. Los seis hombres les untaron los culos con lubricante y comenzaron a introducirles un dedo, después dos, una vez dilatados les metieron unos consoladores, mientras hacían esto el resto de hombres sacaban bolas negras, rojas y azules de una caja, cada bola tenía un numero Estuvieron así hasta que sacaron la última bola, el señor Martínez dijo a los que estaban preparando a los tres que era suficiente , que empezara la fiesta. Los hombres se fueron acercando, los seis hombres que los habían atado se pusieron de rodillas chupando las pollas de los numero uno y dos, debían trabajar en algún club del señor Martínez. Cuando los nº uno se pusieron a todo se acercaron a sus respectivos culos y al grito de 3, 2,1 introdujeron sus pollas en los culos vírgenes, el resto aplaudía, silbaba y gritaba. Cuando iban a correrse se salieron y lo hicieron en unos cubos de los 3 colores. Así fueron pasando uno tras otro, mientras el resto esperaba bebiendo algo en una pequeña barra que había montada, era más como una reunión de amigos salvo por los tres a los que estaban enculando. Yo por mi parte ya me había pegado al cuerpo desnudo de Irene, ya llevábamos varias cervezas por lo que ella no dijo nada de mi mano colocada tras su cuello y rozando su pecho.
- ¿No tienes otra cosa que no sea cerveza? Me pregunto.
- Solo tengo tequila. Conteste.
- Bien, necesito algo más fuerte para ver esta guarrada de video.
- Lo tienes en el armario bajo la tele. – ella se levanto hacia el armario y lo abrió agachándose sin doblar las rodillas, dándome una maravillosa vista de su culo y su coñito. Cuando volvía hacia el sillón le dije
- Cariño saca también los vasitos que están en el mismo sitio.
- Beberemos de la botella. – contesto.
- La verdad es que lo decía para poder ver tu culazo, me da igual como beber.
Ella completamente desinhibida por el alcohol, se acerco a mí, abrió la botella y le dio un trago, se giro, se agacho poniéndose a noventa grados y dijo
- ¿Así lo ves mejor?
- Dios que culo tienes. – respondí acercando mi lengua hacia ese precioso agujero.
Del video ya nos habíamos olvidado, me levante, le quite la botella y la recosté sobre el reposabrazos del sillón, volví a posar mi lengua sobre su culo mientras pasaba mi mano por su coñito. Introduje un dedo en el agujero, luego otro y otro más, ella solo gemía. La di la vuelta, y la arrodille, ella sin pensárselo empezó a pasar su lengua por mi polla, mientras yo le cogía sus pechos, tirando de sus pezones, pellizcándoselos. Ella se acariciaba el coño mientras me la chupaba.
- Date la vuelta . – le dije.
- Rompe mi culito. Me dijo mientras se giraba.
Le puse un poco de lubricante y fui acercando mi polla a la entrada de su ano. Le metí la punta y se la saque, le metí esta vez hasta la mitad y la volví a sacar, a la tercera se la metí entera y la tuve un rato dentro hasta que su agujero se acostumbro al tamaño de mi polla. Aunque su agujero estaba suficientemente dilatado lo tenía estrecho, comencé con el mete- saca, lo hacía muy despacio, no quería que fuese un polvo rápido, quería disfrutar de ese culo, de esa mujer. Ella se acariciaba el clítoris mientras yo me la follaba por el culo, note que se corría pues sus gemidos y además su agujerito comenzaba a abrirse y cerrarse de manera que mi pene era apresado dándome un placer increíble. Me recosté sobre ella y le agarre de sus pechitos mientras le daba los últimos empujones hasta que acabe dentro de su culo. Acabamos tumbados sobre la alfombra con mi pene aun dentro, no quería sacarlo de ese agujero. Una vez ya flácida saque mi polla y comenzamos a besarnos.
- ¿Qué ha pasado con ellos? – me pregunto.
- ¿con quién? – conteste.
- Con leo, Jorge y Álvaro.
- Nada, después de la fiesta el señor Martínez les ofreció un trabajo que no pudieron rechazar, están trabajando por algún país sudamericano.
- ¿Lo dices en serio?, no los matarían.
- Jajá, tranquila, el señor Martínez es algo mafioso pero no asesina a nadie. Lo que pasa es que no queríamos que volviesen por aquí y os pudieran molestar. En eso estábamos cuando alguien grita - ¿Qué coño hacéis desnudos?, salgo un rato y me ponéis los cuernos. Nos giramos y era Marta, Irene tratando de taparse un poco con sus manos de puso de pie y balbuceaba
- lo siento, lo siento, entre el video y que hemos bebido más de la cuenta.
Marta y yo empezamos a reírnos mientras Irene nos miraba con cara de no entender nada.
- Tranquila, antes te he dicho que tenemos que hablar contigo y mira a Marta le gustaste en Madrid y aparte las aventuras tuyas que le has solido contar sabe que disfrutas del sexo, y por lo que he podido ver es verdad. – ella continuaba algo liada por la pillada de Marta.
- Mira, - dijo Marta, - yo siempre te he solido contar nuestras aventuras pero nunca te he dicho todas, somos una pareja liberal, nos gusta ir a fiestas donde practicamos el intercambio de parejas o en orgias de todos con todos. También, si nos apetece follar con alguien lo hacemos pero siempre con el permiso del otro.
- Cuando fuisteis a Madrid ella tenía mi permiso para disfrutar y si ellos no la hubiesen drogado podrían haberla follado todo lo que quisieran. – dije yo. Lo hemos estado hablando y nos gustaría que te unieses a nosotros, tanto en las fiestas como en nuestras relaciones personales.
- Pues no sé, Marta me encanta y follar contigo ha sido un placer, pero unirme a vuestra pareja y ¿que tengo que vivir aquí? – dijo Irene.
- No, no, tú vives en tu casa, solo cuando nos apetezca tanto a nosotros o a ti. A las fiestas lo mismo. – dijo Marta.
- Bueno tú te lo piensas y nos contestaras. Dije yo.
- De acuerdo.
- Y tú que, ¿y las compras que tenías que hacer? - Pregunte a Marta.
- Solo he traído leche. – contesto ella.
- ¿Y donde esta?
Marta con su picara sonrisa se giro y se quito el vestido, enseñándonos el dildo metido en su culo, se acerco a Irene y le dijo
- ¿Te importaría sacármelo? Y si quieres puedes beberte toda la leche.
Irene cogió el dildo y tiro poco a poco de él, cuando estaba ya casi fuera se arrodillo frente al culo de marta, dio un ultimo tirón y al instante introdujo su boca y empezó a succionar el semen que salía de dentro, llego un momento en que ya no quedaba nada dentro y pero Irene siguió limpiándoselo. Marta se tumbo en el sillón boca arriba mientras Irene le comenzó a lamer su coño, yo viendo la escena me puse cachondo de nuevo me acerque a Irene por detrás y tras darle un par de lametazos en su coño ya húmedo se la metí de golpe. Estuvimos así hasta que nos corrimos los tres Irene nos dijo:
- Chicos, ¿seguro que no queréis que me venga a vivir con vosotros?, porque ya me lo he pensado bien y acepto.
P.D. : se acabo la historia del viaje a Madrid pero la nuestra continuara