Viaje a la aventura con mi novia (1)

Os cuento el viaje en que nos volvimos un poco locos pero disfrutamos a tope. Esa dividido en tres partes ya que el viaje fue una autentica maravilla.

Esto sucedió en uno de los viajes que mi novia Clara y yo solemos hacer a través de España una vez al año. Mi novia Clara es un bellezón de cabello castaño oscuro, del mismo color de sus ojos, y un cuerpazo que cuando lo resalta con modelitos algo provocativos, me hacen ser la envidia de los hombres con que nos cruzamos.

Habíamos llegado a una ciudad andaluza en Semana Santa, sin reservar habitación en ningún hotel bajo nuestro lema de "siempre habrá cancelaciones de ultima hora". Y al final tenia que pasar. Mas de veinte establecimientos habíamos recorrido entre hoteles pensiones, posadas, tanto en la capital de provincia como en las ciudades dormitorio de alrededor. Y nada.

Este año no íbamos a tener hotel. Nos resultaba divertido salir sin destino fijo confiando en que a ultima hora siempre se podría encontrar algo, fuese lo que fuese nos daba igual, pero algún sitio donde pasar unos pocas noches refugiados de la intemperie, donde hacer noche mientras durante el día visitábamos todo aquello que la ciudad nos podía ofrecer. A altas horas de la noche, ya haciéndonos a la idea de que tendríamos que dormir como bien pudiésemos arropado en nuestro coche vimos un cybercafé abierto. Era una posibilidad, recopilar números de teléfonos de otros sitios donde no hubiésemos encontrado.

Allí nos metimos. Clara no perdía el buen humor. En su PC junto a mi aun encontraba momentos divertidos buscando algunas webs de adultos y mostrándome algunas fotos. Supongo que ya nos habíamos hecho a la idea de pasar la noche en el coche así que era mejor tomarlo con sentido del humor. En una de estas bromas estábamos cuando nos sorprendió la encargada del cyber para comunicarnos que iban a cerrar.

Hablaba con acento extranjero, del norte de Europa. Le pedimos como favor que nos dejase un rato mas ya que la situación era desesperada y le explicamos que estábamos buscando y muy amablemente se puso en la computadora de al lado a buscar mas direcciones donde pudieran atendernos.

Guías de hoteles, donde dormir, anuncios clasificados e incluso chats. Los tres reíamos porque en todos los chats encontrábamos fácilmente alojamiento para Clara… muchos cibernautas le ofrecían cama y calor humano pero no estaban de acuerdo en dármelo también a mi. Laura, que así se llamaba la chica del cyber, se mostró muy amable al cerrar el local mientras nosotros seguíamos buscando una solución. Pero lo que no puede ser, dicho está, no puede ser, y no pudimos encontrar un sitio donde dormir. Ya dispuestos a salir del local pagamos a Laura dejándole 10 € de bote… la niña lo había merecido. Ella nos miro, titubeo un poco y nos ofreció su casa. Nos negamos ya que no queríamos abusar de su generosidad pero a cambio podíamos pagar el mes entero de alquiler, que para ella representaba mucho gasto y a nosotros nos vendría bien. Nos dijo el precio, que era muy bajo, y a nosotros nos pareció justo.

Al llegar a su casa entendimos porque era tan bajo. Siquiera íbamos a tener una habitación para nosotros solos ya que la casa se componía de una habitación que hacia de dormitorio y sala de estar, un pequeño baño y una cocina. Laura nos explicó que aquella zona antes era comercial y aquello era el despacho de una abogada.

Cuando llego a España con su novio lo alquilaron para vivir los dos, pero hacia unos meses había descubierto que otra mujer compartía las sabanas de aquel piso y había hecho que su novio se marchara. La habitación disponía de la cama y un sofá que se convertía en cama de matrimonio. La idea de compartir habitación no era muy agradable porque nos iba a romper con esos momentos de intimidad, que queríamos tener pero pensamos que si de día ella trabajaba la casa sería solo para nosotros y podríamos revolcarnos bien a gusto. Me distraje viendo el ordenador laura nos contó que era informática de profesión en Rumania, su país y que había conseguido conectar la línea de banda ancha del cyber también desde su casa, así que por la noche podía conectar para charlar con gente de su país. Vi que tenía también una webcam. Me encanta hacer videoconferencias. Alguna vez las he hecho con Clara pero eso es otra historia que ya os contaré.

A Laura no le costaría encontrar a alguien para hacerlas. Morena, con ojos azules, labios gruesos, usaba gafas pequeñas que le daban cierto aire de intelectual y en general es bastante atractiva. Nos cambiamos cada uno en el baño. Nos recostamos en las camas y estuvimos charlando aun un par de horas antes de cerrar la luz. Hablamos de nada en particular y de todo en general, de su exnovio por el que había venido a España, de su país, de lo bien que vivía aquí, etc… Cuando al fin apagamos la luz trate de acariciar a Clara por debajo de su pijama pero me aparto la mano y nos fuimos a dormir.

Al día siguiente me desperté cuando Laura ya había ido a trabajar. Estaba, al fin, solo con mi novia y no iba a tener escapatoria posible. Ahí si que ya no iba perdonar la ocasión. Mi novia dormía y yo sabia como iba a despertarla. Ella cuando duerme tiene la extraña característica de que actúa casi como si estuviese despierta. Puedes pasarte mucho tiempo hablando con ella y ella te contesta en incluso te obedece físicamente

Yo iba a aprovecharlo ahora. Le quite los shorts del pijama y el tanga de un tirón. Directamente al grano, con mis dedos en su clítoris la fui calentando. Poco a poco sus movimientos y su humedad me delataban que lo estaba consiguiendo. Sin dejar de mover mi dedo me aleje de ella todo lo que pude. Me gustaba verla durmiendo y disfrutando sin ser consciente siquiera de que yo estaba allí. Sus dos manos agarraron la mía y apretaron fuerte entre sus piernas. Estaba cerca del orgasmo. Decidí sustituir mi dedo por mi boca. Me puse en posición de 69 y termine el trabajo.

Ella al empezar los espasmos de su cuerpo se despertó. No tardo en percatarse de lo que pasaba al ver mi polla delante de su cara y mucho placer entre sus piernas. Me pidió que parara y se la metió enterita en la boca. Tras dos lengüetazos como yo no quería desperdiciar ni un ápice de de potencia Salí de su boca, la puse a cuatro patas sobre el sofá cama y se lo hice fuerte. Alargando las manos a cada movimiento llegaba a tocarle sus pechos. Caímos exhaustos y así desnudos reanudamos el sueño un ratito mas.

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