Viaje a Argentina (2)

Continuación de la segunda parte se aquella noche maravillosa

VIAJE A ARGENTINA (2)

Para intentar relajarme me metí en la ducha, el agua caliente relajaría mis músculos, María se quedó en la cama pero cuando me estaba enjabonando sentí como entraba en el baño, me preguntó si podía orinar y dándome la espalda se puso frente a la taza con las piernas entreabiertas y meó, su polla asomaba entre sus muslos, y la visión de su duro culo y la pose me puso a cien otra vez, María terminó y se sentó en la encimera del lavabo con las piernas abiertas, una apoyada en el bidet y la otra toda larga en la encimera. Me miraba de forma lasciva y sus manos empezaron a recorrer su cuerpo, una a garró la polla y haciendo el recorrido de abajo a rriba se comenzó a masturbar mientras me miraba.

Mis manos enjabonaban mi cuerpo y sobre todo mi erecto miembro una y otra vez ante la visión de María masturbandose frente a mí.

Me aclaré totalmente y me sequé un poco con la toalla, salí de la bañera y me acerque a María con la polla apuntando hacia su entrepierna, cogí un condom que tenía en el baño y sin dificultad la penetré en aquella posición, mirandonos a los ojos, mientras María se la seguía cascando arriba y abajo, una de mis manos se la agarró también, entre las dos manos aún sobraba polla para que otra mano la agarrase, que enormidad, María quería correrse y me pedía que la culeara más fuerte, su mano frotaba el capullo con fuerza y entre gritos de placer un gran chorro de semen salió hacia arriba de su polla seguido de varios más cayendo entre los dos, nuestras manos se enzarzaron en recogerlos y estenderlos sobre nuestros vientres, María disfrutó de lo lindo y yo se lo agradecí acercandomé a sus labios para besarla, la verdad es que nunca pensé que fuera tan comprometida y cariñosa.

Nos movimos del lavabo y nos metimos en la ducha, bueno la verdad es que abrimos el grifo a tope y mientras nos besábamos y nos metíamos mano por todo el cuerpo la bañera se llenó y los dos juntos nos tumbamos en el jacuzzi, no podía dejar de tocarle el rabo era superior a mis fuerzas, aun en reposo era enorme, estaríamos como media hora sin parar de morrearnos y meternos mano, yo llavaba los huevos otra vez apunto de explotar y la verdad es que la queía volver a follar.

Me levanté un poco y me senté en el borde que pegaba a la pared, me apoyé y María me comenzó a comer, le dije que no quería correrme todavía a sí que me la comió muy suave con pequeños mordisquitos, desde la punta hasta mi ano, pasando por mis duros huevos.

Se levantó y dandome la espalda se sentó sobre mí, insertandosé entera mi polla en el culo, su contoneo era encantador y sentir su polla morcillona dando suavecitos golpes en mis huevos casi me hace correr, que maravilla, mis manos agarraron sus enormes tetas, y una de ellas bajó hasta su polla, María volvia a gemir como una auténtica perra otra vez, sus movimientos se fueron acelerando arriba y abajo, alante atrás, en circulo, mi polla palpitaba cada vez con más fuerza dentro de su culito, la avisé que me iba a correr, María se levantó y arrodillandose me quitó el condom y se la metió entera en la boca, me corrí directamente a su garganta, no dejó escapar ni una sola gota, con una sonrisilla maliciosa tiró de mí metiendome en la bañera otra vez y me beso, nos quedamos otro buen rato relajandonos en el jacuzzi, salimos de la bañera y nos metimos en la cama a dormir.

Cuando los primeros rayos de sol llenaron la habitación mis perezosos ojos se entreabrieron y la visión no pudo ser más perfecta, María con mi polla en la boca a cuatro patas me la comía como una posesa, su boca tragaba y tragaba una y otra vez no tardé ni dos minutos en correrme otra vez en su boca, más que nada en su lengua justo cuando dos pequeños chorritos de semen salieron de mi dura polla sacó su lengua y cayeron sobre ella, subío hacia mi boca, aprovechando la posición subío mis piernas con sus antebrazos y besándome los compartimos en un salado beso, en aquella posición comprendí enseguida lo que quería, su polla buscó facilmente mi todavía dilatado agujero y de un solo golpe me penetró mientras seguía besándome, estabamos los dos excitadísimos y a ella se le notó enseguida quería correrse yá, pasó una de mspiernas por delante suyo y poniendonos de lado sin sacarla me siguió zumbando, en cuatro fuertes empujones se corrió dentro de mí, nos quedamos quietos los dos abrazados, todavía penetrado, fué en ese momento cuando me dí cuenta de lo que la iba a echar de mnos cuando en unos minutos se fuera y no la volviera a ver, iba a guardar un gran recuerdo de este encuentro.

Mientras María se vestía yo la observaba serio sabiendo del fin de nuestra pequeña “relacción”, de todas formas no me quise quedar con mal sabor de boca y cuando se disponía a salir de la habitación le pedí un último beso, sus labios se encantraron con los míos y muy suavemente mis manos recorrieron por última vez sus curvas...