Viajando en el Bus

Mientras su mano subía por mi muslo, mas eran mis ganas de saber que se sentía ser tocada, que el miedo a que mi mamá (u otra persona) notara lo que ocurría

Viajando en el bus

Mientras su mano subía por mi muslo, mas eran mis ganas de saber que se sentía ser tocada, que el miedo a que mi mamá (u otra persona) notara lo que ocurría

Esto que voy a contar me sucedió cuando tenía 13 años; comenzaban las vacaciones escolares y yo y mi hermana las íbamos a pasar en Caracas en casa de mi tía, el carro de papá estaba dañado, por lo cual no nos podría llevar él, entonces mi mamá decidió llevarnos en bus, era la primera vez que viajábamos en autobús, pues a pesar de que íbamos a Caracas de tres a cuatro veces al año, siempre nos llevaba papá en su carro.

Llegamos al Terminal y subimos al bus, mi mamá y mi hermana se sentaron en sus puestos y yo sola en el puesto siguiente al de ellas, en realidad yo no quería sentarme sola pero mi hermana me gano el puesto al lado de mamá (afortunadamente).

Iban subiendo el resto de los pasajeros y yo ni prestaba atención pues miraba por la ventana, en eso, noto que alguien se sienta a mi lado, un muchacho como de 15 años moreno, el pelo algo largo, yo era muy tímida por lo que me hundí en mi asiento, esperando que no me notara.

Las primeras 2 horas de viaje sin novedad, estaba abstraída en mis pensamientos mientras miraba por la ventana, el bus hizo su parada, mi mamá y mi hermana bajaron pero yo no quise, en realidad era por que el muchacho a mi lado no tenia intenciones de bajar y no quise molestarlo pasando sobre el, así que me quede tranquila en mi asiento, a los quince minutos me ofreció un chicle:

  • gracias – dije (era y soy una niña muy educadita).

  • ¿Vas a Valencia? – me preguntó.

  • no, a Caracas.

  • ah, pensé que ibas a Valencia, el autobús llega hasta allá.

  • no… no, voy a pasar vacaciones en donde mi tía – le dije.

Y pasamos el rato hablando de todo, del liceo, de los amigos, el autobús arrancó y seguimos hablando ya con más confianza como por una hora más, hasta que me preguntó:

  • me das tu número de teléfono – mi mamá volteo y me miro con el ceño fruncido, trague en seco (mi mamá tenía, bueno tiene solo que ahora no le paro mucha bola, un poder, que solo con la mirada nos hacia temblar).

  • nnno… nno… no… tengo… no - le sonreí con nervio y me di la vuelta hacia la ventana.

  • es que te quería llamar… - ni siquiera le respondí, pues mi mamá seguía mirándome.

Mi mamá se acomodo en su asiento, y él me miraba como preguntándome que pasaba, yo para tranquilizarle hice algo que, tal vez sin mala intención mia, pero que un chamito de 15 años y con la cabeza llena de leche no lo pensaría igual: con timidez puse mi mano en su pierna.

El me sonrió y yo le respondí con una sonrisa angelical (¡que inocente era! Jajajajajaja).

Entonces él puso su mano en mi pierna, se me cortó la respiración pues ese movimiento me sorprendió mucho, no me lo esperaba y apresuradamente aparte mi mano de su pierna y con un movimiento rápido me sacudí la de él.

Él me sonrió y volvió a poner su mano en mi muslo.

Aquí me detengo… en ese momento con 13 años yo era delgada pero mis muslos eran y son gruesos y muy bonitos, ese día llevaba una minifalda roja (lo cual se presto a que pasara lo que pasó), blusita blanca y chaqueta roja a juego con la falda.

Su mano en mi muslo, tocaba directamente mi piel, yo tenía mucho miedo y lo mire a los ojos mientras movía mi cabeza.

  • noooo… noooo – dije bajito.

El se puso muy serio pero no retiro su mano, es más comenzó a moverla lentamente hacia arriba, yo casi no podía respirar, pero no hice nada, no me retire ni quite su mano, solo esperaba.

Ya yo tenia conocimiento del sexo, pues hacia unos años atrás había visto unas películas pornográficas que mi papá escondía en su cuarto dentro de una maleta en el closet, y el sexo me daba mucha curiosidad, pues a pesar de tener novio desde hacia un año, era una relación bastante inocente, solo de tomarnos las manos, tardamos 6 meses en darnos el primer beso y otros mes más en aprender a usar la lengua; con mi novio, de sexo nada, a pesar de excitarnos cuando nos besábamos mucho rato, yo lo sentía en él porque se pegaba mucho a mi restregándose contra mi vientre el bulto que se le formaba en el pantalón, y de eso no pasamos, nos tardamos tres años más en atrever a tocarnos, bueno si así se puede decir pues no nos manoseamos mucho, cuando tuvimos la oportunidad pasamos directamente al sexo (esa es otra historia), por lo pronto sigamos con lo del autobús.

Mientras su mano subía por mi muslo, mas eran mis ganas de saber que se sentía ser tocada (no me masturbe hasta los 27 años), que el miedo a que mi mamá (u otra persona) notara lo que ocurría, sentí la necesidad de levantar las barreras, arranque el letrero que decía "CUIDADO, NO PISE LA GRAMA" instintivamente abrí las piernas, puse mi mano sobre la suya y la guíe hacia el rincón inexplorado, sólo sentir el ligero toque de sus dedos sobre mi pantaleta de algodón y todos los músculos desde la cintura hasta la punta de los dedos de los pies se me contrajeron, mi corazón latía con tanta fuerza que pensé que saldría disparado de mi pecho.

Saco la mano bajo mi falda, lo que me hizo reaccionar, lo vi buscar entre sus cosas.

¿Qué había pasado? quería que me siguiera acariciando, necesitaba que me tocara y que llegara más allá

Esta vez, con toda la mala intención y sin timidez puse mi mano en su muslo, justo en ese momento coloco una chaqueta sobre su regazo y volteó a mirarme, bajo la vista hasta fijarla en mi mano y sonrió, tomó mi mano y la puso sobre su bulto, apreté su verga por sobre el Jean, luego con mi mano extendida lo acariciaba mientras hacia presión con mis dedos hacia adelante y hacia atrás, él echo su cabeza para atrás, levanto las caderas y desabrocho su pantalón, mi mano temblaba mientras se metía bajo el elástico de su ropa interior, y ahí estaba, la primera verga que tocaban mis virginales manos (en realidad mi mano izquierda), mi primer instinto fue el de apretarlo, no fuerte, pero si lo suficiente para notar lo duro que era, no me atreví a sacarlo de su prisión de algodón, solo lo estrujaba suavecito mientras él cerraba los ojos y suspiraba quedo, lo que me hizo pensar que le gustaba, con el dedo pulgar le acericie la cabeza, la que para mi sorpresa estaba húmeda, entonces con mi dedo hacia círculos en la punta de su pene… no sabría decir de que tamaño era, ni como era, nunca se la vi, solo la acariciaba a ciegas, el metió su mano y la puso sobre la mía, guiando mis movimientos la hacía subir y bajar mientras se la apretaba, me hizo acelerar el meneo.

Yo estaba calladita y sentada derecha en mi puesto, casi no me movía para que mi mamá no sospechara nada, solo mi brazo, estirado hacia un lado y mi mano perdida dentro del interior del chamo sentado a mi lado, mientras hacia la primera paja de mi vida.

Hasta que un suspiro mudo y estalló, sentí mi mano mojada pero no era agua, quería sacarla rápido y ver como era el semen, quería olerlo y hasta tal vez probarlo, pero el no me lo permitió, rápidamente limpio mi mano con la chaqueta que tenia sobre su regazo y me regalo una sonrisa.

  • Gracias – dijo bajito.

  • A la orden – le respondí con una sonrisa picara.

Se puso de lado en su asiento dando la espalda al pasillo y tomo mi mano me la acariciaba y yo solo sonreía casi sin moverme.

-Mari – me llama mi mamá (tremendo susto) como un resorte me moví hacia delante en mi asiento y me pare un poquito para mirarla por sobre el espaldar del asiento de mi hermana – ¿metiste en el bolso la pijama?, ve que después te estas muriendo de frío

Y siento una mano bajo mis nalgas, buscando entre mis piernas, las cuales abrí con algo de sorpresa y mucho gusto, apartó la panty e inicio su exploración, ni siquiera entendía que me decía mi mamá, pero no me quería mover, sentía su mano hurgando en mí y separé mas las piernas y su dedo se poso sobre mi clítoris.

  • aaajjaa… sssiiii… – le respondía a mamá Dios sabe que, mientras movía las caderas buscando el roce en esa divina pepita.

Él movía su dedo en círculos sobre mi clítoris y me estaba llevando al cielo, yo abría mis piernas lo más que me permitía la situación y el lugar mientras, ahora él me introducía un dedo en el coño que me hizo saltar.

-¿Qué pasó? – preguntó mamá.

  • naada… mme picooo uuuunaa hormiga… creo

Estaba sintiendo cosas tan ricas, que no quería que parara, movía suavemente mis caderas mientras el metía y sacaba su dedo en mi, ¡me estaba masturbando… y era divino!.

Pero, para mi frustración estábamos entrando a Caracas, así que el resto de los pasajeros empezó a despertar y a desperezarse, por lo que se acabo la diversión, rápido saco su mano de mí y yo me senté como una niña buena.

En lo poco que quedo de viaje, hablamos bajito, yo le dije que venia mucho a Caracas, el me dijo que vivía en Valencia, a lo que yo le respondí que nunca había ido a Valencia, antes de bajar del bus él me regalo un anillo de plata muy lindo, y me dijo:

  • No me olvides

Han pasado casi 20 años y no lo he olvidado y aun guardo su anillo.

Espero les haya gustado, si es asi o igual si no, espero sus comentarios.

Chaito