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Siguen las aventuras con mi nueva pareja de perros sumisos y casados.

Siento haber tardado tanto en escribir la continuación de esta historia.

Os recomiendo leer las dos primeras partes:

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Allí estaba yo, en un pedazo de casa que quitaba el hipo de la zona más pija de Barcelona, a las 00:30 horas de la noche, con sus dueños desnudos y a 4 patas en el recibidor.

Yo: Creo que habéis disfrutado bastante hasta ahora, ¿verdad perros?

Clara y Pedro (al unísono): Mucho Amo!!!

Y: Ya me lo imaginaba. Sois unos buenos perros viciosos. Ahora le toca disfrutar al Amo, pero antes quiero que mi puta me enseñe la casa. Tú, cornudo, puedes ir preparándome un Gin&Tonic bien frío. Venga, espabila coño!!!

P: Sí Señor.

Pedro se levantó. Entonces le puse la mano en el hombro y le dije que esperara. Le di dos sonoras bofetadas al perro.

Y: ¿Te he dado permiso para que te levantes?

P: No, Amo.

Dos bofetadas más.

Y: A menos que yo os indique lo contrario seguiréis siempre en la posición en la que estéis. ¿Está claro perros?

C y P: Sí Amo!!!

Y: Pues venga puto, a 4 patas y a prepararme esa bebida que me he ganado por daros tanto placer.

P: Sí Amo.

Y: Tú te puedes levantar, zorra. Quiero que me enseñes toda la casa de pie y desnuda. Quiero disfrutar viendo de tu cuerpo moverse.

Clara se levantó y se quedó delante de mí esperando mis órdenes. Yo la miraba fijamente a los ojos.

Realmente era muy atractiva y además tenía unos rasgos de viciosa que me ponían mucho.

Ella aguantaba la mirada seria. Hacía rato que se había dado cuenta que conmigo no se bromeaba a menos que yo lo indicara.

Y: Me gustas mucho puta. Sé que me harás sentir muy orgulloso de ser tu Amo.

En su cara apareció una sonrisa.

C: Gracias Amo. Espero aprender y ser cada día una mejor puta para mi Amo y Señor.

Le cogí del pelo y le pegué unos largos morreos. Yo tenía la polla como una estaca, a punto de reventar.

Me encantaba jugar con aquella lengua libidinosa y salvaje que momentos antes, había hecho las delicias del amigo taxista.

Le cogí la mano y se la llevé a mi rabo para que notara como me estaba poniendo la muy zorra.

Y: ¿La notas perra?

C: Sí mi Amo. ¿Puedo chupártela? Me muero de ganas de darte placer.

Espere unos segundos antes de contestar, sin dejar de mirarle a los ojos y con su mano en mi polla.

Sonreí. Entonces le di dos bofetones. Ella se quedó sorprendida.

Y: ¿No puedes aguantarte, puta viciosa? Si sigues portándote igual de bien que hasta ahora, quizá te doy la oportunidad de que disfrutes de tu premio y te dejo probarla.

Dos bofetones más.

Y: Por cierto, me hablarás de usted. Que no se te olvide.

C: Perdón. Sí Amo.

Y: Bien. Ahora enséñame la casita de los perros.

C: Sí Señor. ¿En algún orden especial, Señor?

Y: No. Improvisa, puta.

Se puso delante, le di dos sonoros azotes en su precioso culo y empezó a mostrarme todas las habitaciones.

La verdad es que la casa estaba cojonuda, decorada con muy buen gusto, cosa que aprecié desde el primer momento en que les conocí, viendo como vestían y se comportaban. Tenían clase, como yo. Pero además tenían mucho dinero, mucho más que yo.

Cuando llegamos al dormitorio le ordené que se pusiera de rodillas. Me encantaba su sonrisa y ella, estaba claro que también estaba encantada de haberse convertido en mi perra.

Y: Cornudo!!! ¿Viene o no viene ese Gin&Tonic? Puedes ponerte de pie para traérmelo.

A los pocos segundos apareció Pedro con mi copa.

P: Es que a 4 patas no sabía cómo traerlo…

Y: Está bien. Ya lo he pensado. Tardabas mucho. Pero no pasa nada, es tu primera vez, ya aprenderás. Ponte a 4 patas sobre la cama, perro.

Pedro obedeció sin rechistar mientras Clara no perdía detalle.

Y: La manera para que aprendáis más deprisa es mediante la técnica castigo-premio. Ponte de pie, perra.

La volví a coger del pelo y me la llevé hasta la altura de la cara del marido, para que así nos viera bien.

Empecé a morrearla de nuevo y a magrear sus pechos. Tenía los pezones duros como el diamante.

Pasados unos minutos y poniéndome muy caliente, le sobe el coño para ver cómo iba el tema.

Y: Parece que tienes problemas de humedades por esta zona.

Ella sonrió.

Y: ¿Por qué estás tan caliente, cerda?

C: Porque mi Amo sabe muy bien como calentarme. Me pone a mil todo lo que me hace, Señor!!!

Yo solté una gran carcajada, al estilo Al Pacino en la película “Esencia de mujer”, donde hace el papel de un coronel ciego.

Y: ¿Has oído a tu mujercita, perro cornudo? Por fin ha encontrado un macho que sabe cómo tratarla y ponerla en su sitio.

P: Si Señor!!!

Y: Bien. Ahora ha llegado la hora de tu castigo, perro. Es por no haberme preguntado que tenías que hacer cuando has acabado de prepararme la copa. ¿Te queda claro?

P: Totalmente, Amo.

Y: Pero no te voy a dar yo el castigo, va a ser esta perra tragasables con la que estás casado.

Pude ver como a mi perra se le dibujaba una sonrisa en el rostro y que mi perro no las tenía todas consigo.

Y: A ver puta, quiero que le des 10 azotes en cada nalga de ese sucio culo.

C: Si Amo. ¿Con la mano, no?

Y: Sí perra, hay que ir poco a poco en vuestra educación. Y tu puto, quiero que cuentes cada azote que te dé.

Mi perra Clara se puso a darle los azotes. Yo no sabía si lo había hecho antes, pero se le veían maneras. Lo estaba disfrutando. El culo del cornudo se iba poniendo rojo por momentos.

P: 17, 18, 19, 20.

Y: Muy bien los dos. Sois unos perros muy obedientes.

C: Gracias Señor.

P: Gracias por su castigo para corregir mis faltas, Amo.

Y: Ahora perro, ponte de rodillas en el suelo. Te dolerá un poco el culo, así recordarás mejor tu castigo.

P: Si Amo.

Una vez colocado en esa posición, le dije a mi perra que se acercara a mí.

La cogí del pelo y le di un buen morreo.

Y: Lo has hecho muy bien puta.

C: Gracias Señor.

Y: Pero ahora tengo que castigarte a ti.

Se puso seria.

C: Si Amo.

Y: Es por tu bien. Para que aprendas. Te castigo por no haberme llamado de usted desde el principio y por haber disfrutado tanto comiéndote una polla que no era la mía. ¿Está claro, zorra viciosa?

C: Si Señor!

Y: Bien.

Me senté en el borde de la cama y le dije que se pusiera bocabajo sobre mis rodillas.

Y: ¿Estás preparada, perra?

C: Sí Señor.

Y: Te voy a dar unos azotes y quiero que los cuentes. Además me darás las gracias por cada uno.

C: Sí Amo.

Empecé a azotarla y ella iba respondiendo muy bien. En algún momento le di alguno más fuerte y no pudo contener soltar algún grito.

Entonces desplacé mi mano hasta su coño y noté que todavía estaba más mojado.

Y: Lo estás disfrutando, ¿verdad putita?

C: La verdad es que mucho, Señor.

Comencé a pajearla. Me encantaba sentir como aquella mujer, mi puta, lo estaba disfrutando de verdad.

Y: Nunca debes correrte sin mi permiso.

C: Ahhh, ufff, mmmm, no Señor, mmmm, mmmm, ahhhh…

Seguí mezclando los azotes con la masturbación. Todo ello sin dejar que mi bonita perra se corriera.

Y: Bueno ya está bien. Espero que hayas aprendido con tu primer castigo, puta. Ponte de rodillas.

Le acaricie la cara dulcemente y le volví a dar un buen morreo.

Pedro tenía una buena erección después de haber disfrutado con el castigo de su mujercita.

Y: Veo que te ha gustado lo que has visto puto.

P: Sí Amo. Me ha puesto muy caliente.

Y: Así me gusta, que todos lo pasemos muy bien. Además la noche es larga y promete.

Clara sonreía.

Y: Bueno puta, ¿crees que te has ganado el premio de disfrutar de la polla del Amo?

Se le iluminaron los ojos, estaba pletórica.

C: No lo sé Amo, eso debe decidirlo usted. Pero la verdad es que me encantaría. De verdad.

Yo volví a soltar una carcajada como antes.

Y: Creo que te lo has ganado y quiero disfrutar de tu, bueno ahora es Mi boca en Mi polla.

C: Gracias Amo.

Y: Desnúdame puta.

C: Si Amo.

Una vez desnudo me estiré en la cama y le dije que podía empezar.

Y: Una cosa puta. Como es la primera vez, quiero que me demuestres tus habilidades, ahora no te voy a follar la boca. Quiero que me lo lamas todo: los huevos, el culo, la polla. Pero tienes que hacerlo superlento, quiero disfrutarte de verdad. Muy despacio. Y sólo lamer, de momento nada de chupar.

C: Sí Amo.

Clara siguió mis instrucciones al pie de la letra. Lo lamía todo con una exquisita lentitud y entrega.

Yo lo estaba disfrutando de verdad. Tenía toda la zona llena de saliva de mi puta viciosa.

Y: Así, así puta, sigue… Lo haces muy bien. Me encanta. Sigue lamiendo así perra…ahhhh, uffff…

Pasado un rato me incorporé, la cogí del pelo y la traje hacia mi boca. Me encantaba besarla y jugar con aquella lengua que me estaba dando tanto placer.

Y: Me gustas mucho puta. – Le di un bofetón suave y seguí con el morreo - ¿Lo sabes verdad? Me encanta que seas mi puta. – Otro bofetón y más morreo. Me gustaba de verdad!!!

Ella también disfrutaba de lo lindo jugando con mi lengua y la suya.

Y: Ahora quiero que me chupes bien los huevos…

C: Si Amo – Con una gran sonrisa.

Empezó a chupar y lamer, que gusto que me daba, vaya gran perra, ufffff, sólo recordarla…

Y: Ahora a por tu polla, cerda!!!!

Siguió chupando y lamiendo, yo le hacía parar, jugaba con sus pezones, le azotaba el culo, le pajeaba, le cogía del pelo… Finalmente…

Y: Bueno puta, voy a darte el desayuno de mañana por anticipado, la leche calentita del Amo toda para ti.

Me puse de pie y cogiéndola del pelo le hice ponerse de rodillas en el suelo.

Y: Toma puta!!! Toda para mi niña viciosa!!! Agggg. No te la tragues. Quiero que la mantengas en la boca…siiiiii, ahhhhh, mmmmm, iffffff. Si, todaaaaaaaa. Diossssssssssssss!!!!

Me vació enterito poniendo cara de niña buena.

Y: A ver puta, abre la boca. Así me gusta. Ahora le vas a dar un beso blanco al perro. Venga.

Dicho y hecho. Clara le paso toda mi leche al puto.

Y: Tú no te la tragues Pedrito, guárdala en la boca también. A ver enséñamela… Bien ahora, vuélvesela a pasar a mi puta… Enseña… Ya te la puedes tragar toda. Abre. Muy bien. Ven aquí puta.

La cogí del pelo y le di otro morreo.

Y: Os habéis portado muy bien. Estoy muy contento con los dos. Intuyo que pasaremos grandes momentos juntos.

CONTINUARÁ.