@}}---,--- (vi)
...Sandro empezó a ponerse de pie recorriendo el camino de regreso con besos y me besó más lentamente desde el cuello cuando sentí que se acercaba peligrosamente a la comisura de mis labios, y sólo por hacerlo sentir incómodo, alejé bruscamente mi cara de sus labios...
Previamente en @}}---,---...
~ (...)Harvey, espérate... Hay algo sobre lo que quiero hablarte(...) ~ (...)¿Cuántas veces o con cuántas personas?(...) ~ (...)quería preguntarte si… te gustaría salir hoy, en retribución(...) ~ (...)gracias por regresar la llamada, te confieso que me había asustado un poco(...) ~ (...)¿ustedes son pareja?(...) ~ (...)se fue de ligue(...) ~
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VI
Camilo
-¿Sí?- dije tras abrir la puerta.
-Hola, ¿Estás ocupado?- dijo Sandro fingiendo ternura. “Llegaste tarde querido, será para otra ocasión”.
-Tal vez- dije algo apático.
-¿Tal vez?
-¿Qué quieres Sandro? Sé directo- dije algo molesto por su insistencia.
-Quiero que retomemos lo que empezamos anoche, cuando Harvey nos interrumpió.
-Harvey no interrumpió nada que no pudiésemos retomar, ¡te asustaste!, te apresuraste por correrte y me sacaste de la habitación sin ninguna necesidad- en otras condiciones, me hubiese rendido de inmediato ante él y hubiese corrido hasta su habitación desnudándome sin siquiera pensarlo, pero ya había tenido un orgasmo y eso me daba un poco más de actitud para prolongar la discusión.
-Bueno, te prometo que esta vez será diferente, pondré más de mí, como siempre lo he hecho- dijo guiñándome el ojo, “Aún no Camilo, un poco más de humillación” retumbaba en mi oído.
-Ahora no, Sandro, acabamos de comer, necesito recostarme un rato, vuelve luego… o mejor, yo iré, ¿te parece?
-Vale- dijo algo resignado. Volví a cerrar la puerta, me recosté a ella del otro lado, meditando lo que acababa de suceder, “le dije que no… Soy el mejor”, reí orgulloso de mí.
Las cosas siempre habían sido a su manera, cuándo hacerlo, cómo hacerlo, dónde hacerlo y yo siempre acepté sus condiciones sin poner “peros” siempre mostraba disposición, no importaba cuánto trabajo tuviese o cuán exhausto pudiese estar o cuán enfermo me pudiese sentir, eso a él nunca le importó y yo accedía como un imbécil, por miedo a hacerlo enfadar y que las cosas acabaran, por miedo a perderlo, aunque nunca lo tuve honestamente, era sexo casual y egoísta. Nos recorríamos el cuerpo con la boca pero ellas nunca se encontraban mutuamente por decreto suyo; pero ahora las cosas serían diferentes, las cosas serían ahora a mí modo, sería yo quien sostuviese el sartén por el mango y si a él no le parecía, fácilmente podía mandarlo a la mierda, tenía de igual forma algo mucho mejor, un respaldo, contaba con Harvey, él era todo lo que Sandro no era ni sería, cálido, atento, caballero, tierno, divertido y tenía un físico que cualquiera desearía tener a su lado, no teníamos una relación, pero él me escuchaba, era todo lo que pedía… al menos de momento.
Saqué un poco de papel de baño de mis objetos de aseo personal y procedí a limpiar mi leche de la ventana, hice una bolita de papel y me dispuse a depositarlo en la cesta del baño de la planta, abrí la puerta de la habitación, caminé hasta el baño y me di cuenta de que la habitación de Sandro estaba abierta y divisé una figura sentada en la cama, no miré directamente, lo hice con el rabillo del ojo, entré, deposité el papel y me regresé con el mismo desinterés, abrí la puerta de la habitación y cerré tras entrar “Camilo – 2 Sandro – 0” pensé complacido; saqué mi reproductor del buró, me puse los audífonos y me dejé caer sobre la cama.
No sé cuantas canciones pasaron, quizá unos tres álbumes o más cuando escuché que tocaban la puerta nuevamente, me levanté de la cama y me acerqué a la puerta sin efectuar sonido, esperé que tocaran nuevamente y así fue, conté hasta cinco y abrí, me encontré con Sandro, en bóxers, la imagen me excitó, no lo negaré, pensé que debería aprovechar el encanto de Sandro mientras estaba ahí, ya que los rastros de que alguna vez fue a un gimnasio estaban desapareciendo lentamente, los músculos en su pecho empezaban a verse algo flácidos y algo me decía que no se ponía un límite en la cafetería de su oficina y empezaba a notarse; le dí una ojeada y levanté la ceja con una mueca en la boca, haciéndolo hablar.
-Pensé que te habías dormido.
-Bueno, ya ves que no es así- dije cortante.
-Ya Camilo, discúlpame, me asusté cuando Harvey dijo que la Sra. Elaine pudo haber escuchado ¿bien?, quiero arreglarlo ¿me dejas?
-¿Qué hora es?
-Las 21:30.
-¿Y si Harvey aparece?
-Esta vez será diferente ¿va? No puedo componerlo si no me permites hacerlo- dijo en un tono suplicante. Abrí la puerta por completo, apagué el reproductor y lo lancé sobre la cama de Harvey, la más cercana a la puerta, avancé unos pasos y cerré la puerta de la habitación detrás de mí, Sandro me tomó de la mano y llevó hasta su habitación puso tranca a la puerta y se fue sobre mí y me desnudó ; empezó dándome besos en la mejilla, pegándome a su velludo torso, rozando nuestras vergas sujetándome del trasero, respiraba hondo en mi mejilla, me lamía, me sentía en total control de la situación, él estaba más receptivo, más dedicado a mí, sin mucho esfuerzo los papeles se habían invertido, un simple “ahora no” fue suficiente para asustarlo, ahora era él quien daba su 100% por mantener la relación que vagamente existía entre nosotros, mientras yo me mantendría indiferente, daría un… ¿40% de mí? Quizá menos.
Los besos de Sandro empezaron a descender por mi cuello, los roces entre nuestros miembros se hacían más intensos, y yo involuntariamente empecé a responder a la fricción, me estaba empalmando nuevamente, tenía una de mis manos en su cabello, mientras la otra descansaba en su brazo, empezó a descender nuevamente hasta mi pezón, donde se quedó un largo rato, al tiempo que hacía círculos con sus manos en mi culo, teniendo mis nalgas entre ellas, mi interés había empezado a despertar, bajé mi mano desde su cabello hasta su espalda donde empecé acariciarlo, el se trasladó rápidamente hasta mi otro pezón, al tiempo que yo trasladé mi mano libre hacia el suyo y comencé a pellizcarlo gentilmente, se arrodilló frente a mí y empezó a meter su lengua en mí ombligo mientras me pajeaba y me masajeaba los huevos, eché mi cabeza hacía atrás, cerré mis ojos mientras acariciaba su cabello en retribución, cuando de pronto empezó a mamármela, ¡cosa que jamás había hecho! Me dejó sorprendido tuve que enderezar mi cabeza y verlo con mis propios ojos, se la llevaba toda a la boca con avidez, lo hacía bien no lo negaré, me gustaba mucho su desempeño, empecé a respirar profundo y a lanzar profundas exhalaciones, pero no gemiría, eso no pasaría por mucho que estuviese disfrutando.
Sandro empezó a ponerse de pie recorriendo el camino de regreso con besos y me besó más lentamente desde el cuello cuando sentí que se acercaba peligrosamente a la comisura de mis labios, y sólo por hacerlo sentir incómodo, alejé bruscamente mi cara de sus labios, me miró confundido –Estuvo cerca- comenté haciéndome el tonto, no dijo nada; ahora era mi turno, delicadamente me acerqué a su oreja y la mordisqueé con ternura, lo que provocó que el soltara el primer gemido, descendí lentamente hasta su cuello, besé algunas zonas sensibles que había descubierto con anterioridad, sus manos se movían inquietas en mi espalda, gemía quedamente, descendí aún más hasta su pecho, me detuve en uno de sus pezones por un momento, para lamerlo y besarlo y él me sujetó de la cabeza y me hundió en su pecho, lo que provocó que yo lo lamiera con más rapidez, cuando me liberó inicié un camino de besos que se detuvo en su ombligo “nah, hoy no habrá mamada para ti” pensé y lentamente lamí el camino de regreso a él, pasé por el camino de vello en su abdomen, subí por entre sus pectorales en línea recta, pasé por su tráquea y me detuve en su mentón, nuestras miradas se encontraran y le dirigí una mirada de superioridad, cuando de repente me sujetó de la nuca y me dio un beso en los labios, “ya es un poco tarde para eso, Sandro, ya no eres una prioridad para mí” pensé.
Dilan
-Mi mamá mi va a matar, amor, le dije que volvía a las 20:00 y me pasé por dos horas y media, casi tres- decía Sonia entre risas, mientras sostenía mis manos en la entrada de su casa, yo sólo pude atinar a sonreír, estaba terriblemente frustrado, no pude estar solo con Harvey ni un momento, únicamente en el taxi de camino al centro comercial, y justo en la entrada me encuentro con Sonia y una amiga suya que era casualmente amiga de Harvey también, Miranda, y lo que se suponía sería una noche de dos se convirtió en una cita doble, incluso hubo un momento en el que nos separamos, Miranda y Harvey se fueron en una dirección y Sonia y yo en otra y durante ese lapso de tiempo no tuve paz, me imaginaba lo peor.
El cine, los bolos y el helado fueron terribles, en primera estancia las mujeres se sentaron entre nosotros en el cine, y equívocamente escogimos una película de acción en las que también hay sexo… en muchas escenas, Miranda no paraba de restregársele a Harvey durante la película “que empalagosa es” pensaba; jugamos en pistas diferentes pero contiguas, se le iba encima a cada lanzamiento de la bola sobre la pista, muchas veces pretendió no saber lanzar la bola sobre los pinos para que Harvey la sujetara desde atrás y le enseñara a lanzar; nos sentamos en mesas diferentes en el puesto de helados, en la que Harvey se sentó de espaldas a nosotros y yo sólo podía ver a Miranda, sonreírle y mandarle indirectas con la mirada.
Al final de la salida, propuso que las parejas se fuesen en taxis separados, a lo que Harvey argumentó que lo mejor era que nos fuésemos en el mismo por asuntos de economía y que él y yo vivíamos cerca, cosa me tranquilizó, ya que lo vigilaría, o más bien a ella, por un poco más de tiempo; al menos fue de la primera de la que nos deshicimos, ya sólo faltaba Sonia y se rehusaba a entrar, necesitaba saber que había pasado con Miranda cuando tomaron otra dirección.
-Deberías entrar ya, no quiero que te metas en problemas con tu madre, va a pensar que soy una muy mala influencia.
-¿Y eso es mentira?- dijo dándome un beso, luego de un momento se separó y miró sobre mi hombro.
-¿Qué está haciendo?- giré para ver que sucedía y encontré a Harvey, mirando al cielo, moviendo su cabeza al ritmo de música que sonaba sólo en su mente, tenía las manos guardadas en sus bolsillos y marcaba el compás de la música con su pie.
-¿Así de mal te dejó Miranda, Harvey?- gritó Sonia, a lo que el dejó caer su cabeza más hacia atrás, curvando su espalda hacia adelante, hasta que nos encontró, tenía una sonrisa dibujada en su rostro y de inmediato regresó a su posición anterior.
-Que loquito- dijo Sonia en voz baja.
-Te llamo cuando haya llegado a casa, ¿vale?
-Vale- dijo dándome otro beso y girando en dirección a su puerta, esperé a que si figura se desvaneciera detrás de esta y me volví a Harvey, necesitaba saber que había sucedido, sentía miedo, mucho miedo.
-¿Y?- me acerqué a él por su espalda.
-¿Ya?- me preguntó con una sonrisa.
-¿Así de bien te fue con Miranda?- le lancé con una sonrisa fingida.
-¿Miranda?
-Sí, se desaparecieron por un largo rato, ¿Qué hicieron?- me estaba cansando de fingir que me emocionaba su lejanía de nosotros y la sonrisa se hacía cada vez más difícil de sostener.
-Ah, eso- dijo con la cabeza gacha apenado –nada que valga la pena reportar- dijo encogiéndose de hombros y levantando una ceja con una sonrisa tímida.
-Ah, pero sí sucedió algo entonces.
-Miranda me llevó hasta la fuente y… nos dimos un beso- al escuchar esto, tuve que guardar mis manos en los bolsillos traseros de mi pantalón, apreté los puños con frustración, mi temperatura se incrementó, sentía una presión en el pecho, pero sostuve la mentira un rato más.
-¿En serio?
-Sí, pero no quiero entrar en detalles, no me gusta hablar de eso, Dil- dijo mirando hacia otro lado.
-¿No? ¿Por qué no?- pregunté confundido.
-Porque es machista, Dilan, odio eso, si ella quiere hacerlo público será su decisión- dijo volviendo su mirada hacia mí, mi pulso se aceleró, sus ojos ámbar brillaban a través de las porciones de cabello que los cubrían, no era fan de peinarse decentemente; entendí que no obtendría más información por más que le sacara el tema –es tarde, deberíamos irnos ya- dijo mirando su teléfono, asentí, tomamos un taxi, que nos dejó en casa de mi tía, avanzamos hasta la entrada para despedirnos.
-Bueno, en casa, sano y salvo- dijo con una sonrisa.
-Sí, fue divertido.
-Supongo que lo fue.
-¿Supones? Te fue muy bien a mi manera de ver las cosas- asumir el papel de chico seductor y compañero de conquistas machista nunca había sido mi fuerte.
-Bueno, no quiero que ella piense mal, no quiero que piense que habrá algo entre nosotros, fue ella quien me besó, y sé que suena algo extraño, pero, yo no siento nada por ella, independientemente del hecho del beso.
-Eso sí estará algo complicado.
-Cuento con que ella haga eso con todas sus citas- dijo algo preocupado.
-Bueno, es algo tarde- dije despidiéndolo, no quería que se fuera, pero sabría que no se quedaría conmigo y que intentaría llegar a su casa por su cuenta, además el ambiente desolado y su cercanía me impulsaban a hacer cosas que deseaba más que nada, pero el beso de Miranda me confirmó que Harvey y yo a lo máximo que podríamos llegar a aspirar sería a amigos, y si me lanzaba de pronto, tal vez ni eso me permitiría ser.
-Nos vemos mañana entonces, Dil, descansa- dijo con una sonrisa.
-Sí- regresé la sonrisa, estrechamos las manos y él se dio vuelta, emprendiendo el camino de regreso a la casa de huéspedes, me quedé viéndolo alejarse hasta que dobló la esquina, procedí a entrar a casa, estaba algo exhausto y afligido, Sonia y Miranda nunca debieron aparecer; me senté en el sofá a meditar un poco y a prepararme para ir a la cama.
Camilo
La mano de Sandro recorriendo mi torso desnudo y la otra pajeándome con desesperación, mientras me penetraba adherido a mi espalda y me besaba con lujuria me acercaban cada vez más al orgasmo, me sentía orgulloso de mí, no había lanzado gemido alguno, sólo respiraciones profundas, pude sentir cómo Sandro empezaba a tener contracciones detrás de mí, al tiempo que su ritmo disminuía, jadeaba con cada disparo de leche, a mí me faltaba un poco más, pero escuché el sonido de unas llaves abriendo un candado y el chirrido de una reja abriéndose, “Harvey” pensé, y vino a mí la imagen de Harvey en ropa interior nuevamente; la reja fue cerrada y escuché unos pasos escaleras arriba, que a medida que se acercaban, me excitaban más, acompañado de la paja que me hacía Sandro y el video de Harvey vistiéndose reproduciéndose en mi mente, exploté en cinco trallazos; caímos juntos en la cama, al tiempo que escuchaba la puerta de la habitación del fondo abrirse y cerrarse, tomé un poco de aire y me incorporé, me senté en el borde la cama y me incliné para tomar mi ropa.
-¿Te irás ya?- preguntó Sandro detrás de mí.
-Sí- respondí sin voltear.
-¿Por qué tan rápido?
-No entiendo por qué te molesta, de cualquier forma ibas a sacarme eventualmente, por mi voluntad u obligado, el resultado no cambia Sandro, tuvimos sexo, era lo que queríamos, no hago nada más aquí- me volteé algo molesto por su insistencia, “¿Por qué ahora sí y antes no? ¿Por qué ahora que ya no me interesas me buscas?”. Se quedó callado mirándome, cualquiera pudo haberse dado cuenta que el motivo por el que me iba era Harvey, pero él no se percató del evento, no notó que había una nueva incógnita en la ecuación.
-Iba a dejarte que te quedaras conmigo hoy- la frase se repitió en mi mente “que petulante es”, me vestí haciendo caso omiso del comentario, mientras él se quitaba el condón y lo anudaba para evitar el escape de líquido, me puse de pie, caminé a la puerta y me giré a él.
-Si hubieses usado “pedirte” en lugar de “dejarte”, hubiese hecho que al menos me quedara hasta que te estuvieses dormido- dicho esto cerré la puerta sin darle tiempo a responder “Camilo – 3 Sandro – 0” se me dibujó una sonrisa de superioridad que no pude ni quise ocultar, caminé hasta la habitación, abrí la puerta y ahí lo encontré, tendido de forma perpendicular en su cama, con la camiseta recogida, mostrando su escultural abdomen y los brazos estirados, en cuanto entré me dirigió una sonrisa que me hizo sentir cálido por dentro “le agrada mi presencia” pensé, me acerqué y me senté junto a él, se irguió un poco apoyándose sobre sus codos en el colchón, provocando tensión en su torso.
-¿Cómo te fue?
-Bien, ¿y a ti?- dijo fingiendo visión de rayos X apuntando a la habitación de Sandro.
-Bien, también- dije riendo y poniendo mi mano sobre sus ojos.
-No no, a mí me fue bien y yo no tiré, tú sí tiraste, eso quiere decir que te fue más que bien- dijo sin quitar mi mano de sus ojos.
-Bueno, diré entonces muy bien, ¿mejor?
-Seh, algo- en esa ocasión sí tomó mi mano y la retiró suavemente, clavando sus ojos en mí, resplandecían en la oscuridad de la habitación como los ojos de un felino, con la ayuda de la luz que se filtraba a través de la puerta abierta, dada por el bombillo en el pasillo. Tuvimos una conversación corta, no quería alargarla porque él tendría que levantarse temprano, yo quería tenerlo para mí igual que hoy, pero no si eso le perjudicaba.
-Es tarde, deberías ir a dormir- Harvey asintió resignado –hasta mañana, Harvey- me acerqué y le di un beso en la mejilla, tenía un olor tenue y embriagante a perfume y su mejilla era suave y tersa, como seda; tras alejarme de su rostro me miró y sonrió nuevamente.
–Hasta mañana, Cami.
–Te faltó algo- dije girando mi cara hacia un lado y apoyando mi dedo índice en mi mejilla, él se acercó a mí y pegó sus labios en ella, sus labios eran suaves y delicados, hundía su nariz lentamente en mi mejilla y sopló con los labios cerrados, provocando que se escapara un sonido como un pedo, me produjo un cosquilleo y que me ruborizara, se alejó y nos lanzamos una sonrisa mutua, “ya sé qué es lo que tanto me gusta de su sonrisa, sus ojos se cierran a medida que esta se hace más grande” eso lo hacía ver tierno, noble, inocente; me puse de pie y caminé hasta mi cama, me desnudé y me acosté, giré hacia él y vi como se desnudaba de espaldas a mí, se cubrió con las sábanas hasta el ombligo, posó un brazo sobre su pecho y el otro sobre su cabeza, lo observé por largo rato hasta que me quedé dormido.
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La próxima semana...
~ (...)Pues entonces sigue viéndola, saliendo con ella, que te emborrache, te ponga un condón roto y te cague la vida(...) ~ (...)no quiero presionarte ni nada por el estilo pero ¿Qué has pensado? Sobre lo que hablamos(...) ~ (...)Entonces… no te molestaría si yo me acercó a él ¿cierto?(...) ~ (...)Dakota, es una legenda(...) ~ (...)¿Sabes que puedo matarte ahora mismo y no tendría consecuencias de ningún tipo?(...) ~ (...)Hola, ¿Hace cuánto llegaste?(...)
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Y bueno... Aquí está el sexto capítulo, no salió tan extenso como los demás y me disculpo con ustesdes por ello, es que como se habrán dado cuenta, muchas de las situaciones en los relatos, ocurren en un día, es decir, el capítulo inicia y termina en el mismo día y... pues... como el capítulo anterior terminó en la noche, no quedaba mucho tiempo para este, de cualquier forma espero que les haya gustado ^^ Uhhh... ¡Ah sí! En comentarios acerca de el capitulo cinco leí que pedían un especial de dos capítulos, lo tendré cuenta, pero para ello, necesitaría un motivo... ¿cierto? Una razón por la que ese día sea especial, así que esperaremos un miércoles que sea festivo y... Tal vez lo haga xD, así que sólo nos queda esperar que ese festivo llegue ¿no? ^^ Y pues... no siendo más, los invito a comentar y valorar el relato, por favor no dejen de hacerlo, me interesa mucho saber lo que piensan acerca de la historia y el rumbo que esta toma, gracias; nos vemos en una semana ^^