Veterinaria puta
Relato de una fan
Comenzare diciéndoles que ni nombre es Norma, actualmente tengo 43 años, y desde hace 2 años soy la putita de mi hijo y sus amigos, jamás imagine que todo esto sucediera. Pero debido al abandono total en que mi esposo me ha tenido por años y años, me deje envolver por la situación que vivía a diario con los chicos. Llevándome a experimentar muchas cosas que nunca espere vivir, como el incesto, la zoofilia, sexo en grupo, masturbación grupal, intercambio de parejas y demás…
Soy médico veterinario, poseo mi propio negocio una pequeña clínica veterinaria en la que laboro junto a mi hermana y una chica que nos ayuda. Adrián es el nombre de mi hijo. Fabian y Alejandro, son como mis hijos adoptivos y los mejores amigos de Adrián. Pasan mucho tiempo en la clínica ayudándome o en casa con mi hijo.
La relación entre mi esposo y yo, es bastante sosa e insostenible en ocasiones, constantes peleas, mal sexo, infidelidades de él y demás actos me habían llevado a sentirme con un auto estima muy baja, descuidándome a mí misma, vestía con atuendos de una cincuentona olvidada, hasta que me armé de valor y decidí divorciarme, el proceso no fue nada fácil, para nadie, por lo que mi hijo y sus amigos me levantaban el ánimo con comentarios inocentes como: ¡qué guapa se ve hoy doc!, ¡ese vestido le queda muy bien!, ¡con ese peinado se ve más joven!, etc…
Todos esos comentarios me hacían sentir muy bien, ya que, durante años, para mi esposo, solo era la molestia que vivía con él en casa, quejándose de todo y por todo.
Unos meses después de haber superado apenas el proceso de mi divorcio, comencé a arreglarme de nuevo, mostrándome que aún era una mujer guapa y podía seducir al hombre que yo quisiera, dejé los atuendos de cincuentona, para volver a los vaqueros juveniles, ajustados, que mostraban que aun tenia las cosas en su lugar, las blusas, camisetas de tirantes, etc. Por si no lo había dicho, soy una mujer promedio, no una súper modelo de revista, mucho menos una estrella porno. Mido 1.75 de estatura, soy morena clara, cara ovalada, bonita, al menos eso creo, ojos cafés, nariz de bolita, boca pequeña, con labios delgados, cabellos castaño obscuro ondulado y largo hasta los hombros, complexión delgada, senos pequeños, cintura pequeña, cadera mediana, trasero pequeño, pero parado y piernas delgadas.
Con todo ese cambio, muchos clientes comenzaron a rondarme, pero había un problema, eran casados y no quería más problemas en mi vida, con lo que comencé a poner el ojo en los jovencitos que frecuentaban la clínica, pero ninguno me llenaba el ojo para los fines que yo tenía en mente.
Hasta que una tarde mientras los amigos de mi hijo estaban en la clínica, los escuche hablando sin que ellos se percataran de que lo hacía.
Alex: ¡wey! ¡no mames, no has visto cómo ha cambiado Norma, desde que se divorció del jetas!…
Fabian: ¡sí! La neta se ve cada día mejor… creo que se apuesto hacer ejercicio…
Alex: ¡no mames! Es la mama de Adrián… wey… pero la neta debo reconocer que si esta buena la doc…
Fabian: ¡pues será la mama del papa, pero de que esta buena, esta buena!
Si había buscado un chico que me diera lo que me faltaba, aquí tenia no solo uno, sino tres. La pregunta era como lograrlo, los chicos me veían como la madre de su mejor amigo, así que tenía que poner en practica toda artimaña aprendía en mis años de juventud.
La seducción comenzó como cualquier otra, mostrándoles mi trasero de forma sugerente, o mis bubis al inclinarme frente a ellos, notaba que me miraban con los ojos bien abiertos y después disimulaban que lo hacían. Poco a poco las poses sugerentes, pasaron a los roces de manos, un toque en la mejilla, un beso de despedida cachondo y demás…
Con 19 años, aquellos chicos eran pura adrenalina, morbo, virilidad y juventud. Las miradas que le daban a mi cuerpo, pensando que yo no me daba cuenta, los nervios que mostraban cuando me les acercaba, todo aquel jueguito me encantaba.
Una noche viernes mientras me encontraba cerrando la clínica, recibí un mensaje de Adrián, pidiéndome permiso para que él y sus amigos, se reunieran en la casa después del entrenamiento de futbol americano, para jugar un poco de PlayStation y tal vez pasaran la noche ahí. Mi respuesta fue si, pasados unos 45 minutos, los cuatro chicos llegaron a casa, la cual está ubicada justo arriba de la clínica, el sonido de sus zapatos de juego, me lo anunció.
¡hola chicos! ¿Cómo fue todo? – pregunte mientras servía un vaso con agua –
¡bien! ¡ma! Todo bien… ¡bien gracias doc! – respondieron –
No pude dejar pasar la oportunidad de míralos con el torso enfundado en pequeñas camisetas de lycra, las cuales se ajustaban muy bien a sus atléticos cuerpos, notando que Alex, era quien tenía menos masa muscular, pero no por eso un cuerpo hecho a mano. No sé si debido a los protectores que usan debajo de las denominadas fundas, sus paquetes se veían enormes, y lo apretado de las mismas marcaba perfectamente sus delineados traseros. Fue este juego quien los convirtió en amigos, desde los 8 años de edad. El remordimiento de ver a mi hijo con ojos de morbo, hizo que me sacudiera un poco los pensamientos pervertidos y retomara el papel de madre.
¿quieren algo de cenar? ¿pido una pizza? – pregunte –
¡si, gracias mama! ¡gracias doc! – dijeron todos –
¡oigan! Ni crean que los voy a dejar sentarse a así en mi sala… ¡vamos! ¡a bañarse todos! – exclame –
Como unos niños pequeños, los cuatro tomaron sus cosas de nuevo, tomando rumbo a la habitación de Adrián. Tomé el teléfono para ordenar la pizza, mientras que ellos se preparaban para ducharse, nunca tuve el deseo de mirar o espiar a mi hijo cuando se cambiaba de ropa, duchaba en la casa, pero esa noche no se trataba de él, más bien de sus amigos, pero haría un descubrimiento que tornaría las cosas aún más complicadas y morbosas.
La casa cuanta con un balcón que rodea la misma, por lo que Salí por el ventanal de mi habitación, dando la vuelta hasta llegar al ventanal de la habitación de Adrián, agazapada en medio de la obscuridad de la noche justo en la esquina del ventanal, me dispuse a mirar dentro de la habitación.
En un principio los chicos, estaban sentados en la cama, hablando y riendo, uno a uno comenzaron a levantarse de la cama, comenzando a quitarse las camisetas de lycra que cubrían sus torsos, admirar sus cuerpos desnudos, me hacía sentirme perversa y caliente, incluso a Adrián, mi hijo. Siendo el primero en entrar a la ducha dejando a sus amigos en la habitación, los minutos pasaban y los chicos seguían charlando con los torsos desnudos, hasta que Alex fue el primero en quitarse la fundas, dejándome un panorama más claro de su paquete, solo cubierto por un suspensorio deportivo, unos segundos bastaron para que lo que había dentro se mostrara ante mis ojos.
Alex es un chico de 1.80 aproximadamente de estatura, piel morena clara, cara redonda con facciones bonitas, ojos cafés, cuerpo delgado extremadamente atlético, siendo le menos musculoso de todos, pero no por ello el menos atractivo, trasero paradito y un paquete bastante bueno, cubierto de vello del color de su cabello.
El segundo en quedar desnudo, fue Fabian, siendo el más alto de todos, con 1.90 de estatura, piel morena muy obscura, de ahí su mote del negro, cara redonda, ojos cafés, sus músculos son grandes, más bien todo en él es grande, sus nalgas parecen melones partidos a la mitad, y por dios, un enorme pene negro con la cabeza casi morada, junto a dos enormes testículos colgantes llenos de vellos púbico.
La mayor sorpresa, fue cuando mi hijo Adrián, salió completamente desnudo del cuarto de baño de su habitación, Adrián, es el más pequeño en estatura con solo 1.78, su piel es blanca, herencia de su padre, su cuerpo marcado por el ejercicio, sus rasgos faciales muy parecidos a los míos, pero lo mejor de todo, su genital, un impresionante pene colgante grande y ancho, junto a unos testículos grandes y llenos de vello. Había dejado de ver a mi hijo desnudo desde los 12 años, jamás espere que lo tuviera así de enorme, aún más grande que Fabian.
El timbre de la casa me obligo a dejar, los pensamientos impíos a cerca del cuerpo de mi hijo y sus amigos, la cena había llegado. Durante el tiempo en que los muchachos se tomaron para bañarse, en mi mente solo existía un pensamiento, los pedazos de carne que los tres tienen entre las piernas.
Estaba decidido, porque seguir buscando en otro lado, teniéndolo tan cerca de mí. esa noche me dedique a pasearme frente a ellos, dejando ver mi colita debajo de un vaquero apretado, Fabian y Alex me miraban esperando que Adrián no lo notara. Todos usaban bermudas y camiseta, la noche era fresca, después de cenar los tres se instalaron en el sofá de la sala, comenzando a jugar sus video juegos. Me despedí de ellos después de unos minutos más, entrando en mi habitación, me senté sobre la cama, respirando hondo, me sentía caliente y deseosa, pero había algo que no me dejaba en paz, la idea de que me excitaba con mi propio hijo, eso sí era inesperado.
me dispuse a dormir, intentando no pensar más en los chicos, me coloqué un pijama, que consta de short y camiseta de tirantes, satinado color blanco, entrando en la cama, las risas y ruidos en la sala, siguieron por unos minutos más. Después todo quedo en silencio, el calor de la noche, no hacia fácil conciliar el sueño, por lo que me levante de la cama, con algo de sed.
Salí de mi habitación, solo con el pijama, entrando a la cocina sin hacer mucho ruido, tome un vaso con agua, cuando de pronto, el susto, excitación y deseo legaron de golpe.
¡doc! Hace calor, verdad… – dijo un susurro detrás de mí –
Gire despacio para ver quién era el que hablaba, se trataba de Fabian, quien se había despertado ya que dormía en la sala de la casa, de inmediato sus ojos y los míos se tomaron su tiempo en analizarnos.
¡tenia sed! Lo siento si te desperté… – susurré –
¡no hay problema! También tengo sed… – dijo caminando hacia a mí –
Su gran silueta, cada vez se hacía más grande, mientras se acercaba. Mi corazón se aceleraba con cada paso que el daba, tomo un vaso con agua, recargándose justo a mi lado.
¡Fabian! ¿tienes novia? – susurre comenzando el juego de la seducción –
¡no! Las chicas me ven como un niñote tonto… – dije en voz baja –
¿Qué? Niñote tonto… por favor… deberían verte como un chico guapo y buen partido… eres inteligente, alto, con buen cuerpo, ya sabes… justo lo que toda chica quisiera… – susurre –
¿usted cree? – pregunto con voz baja –
¡si! Eso creo… – respondí de la misma forma –
Fabian, me miraba fijamente, hasta que la voz de Alex, desvió nuestras miradas.
¿Qué hacen? – susurro –
¡nada! Tomando agua… ¿quieres? – pregunto Fabian –
¡si! ¡hace mucho calor! – susurro de nuevo Alex –
Cuando estuvo junto a nosotros, Alex también dio un vistazo a mi atuendo y cuerpo. Creo que debido a lo adormilado que estaba Alex en ese momento se le escapo decir.
¡doc! Esta usted muy guapa… – susurro dejándonos con la boca abierta –
¡que pedo wey! ¡no manches! – susurro Fabian –
¡perdón! ¡perdón doc! – dijo Alex algo avergonzado –
¡ah! No te preocupes, y gracias por el cumplido… a una le hacen falta de vez en cuando… – dije girando dándoles la espalda a ambos –
¿y usted, porque no tiene novio, doc? – susurro Fabian –
Su pregunta ya era en tono cachondo, por lo que tome unos segundos para elevar el suspenso.
¡ah! Pues porque no quiero uno… ¿Por qué uno? Si puedo tener varios… – dije vuelta una puta –
¡vaya! ¡por eso me cae bien! – susurro Alex –
El calor en mi entrepierna, aumentaba con cada segundo que pasaba en la cocina con los dos amigos de mi hijo. En un segundo me convertí en la mujer más desinhibida del mundo y dije.
¡apoco ustedes no quisieran ser mis novios!… ¡yo sé lo que dicen de mí, los he escuchado!
Ambos se miraron con asombro, regresando sus miradas a mí, respondieron.
¡claro! ¡que sí! – dijeron en un susurro al unísono con voz temblorosa –
Deje mi lugar, para acercarme un poco a ellos.
¿habla en serio doc? – susurro Fabian tartamudeando –
¡si! Pero tienen que prometerme que serán discretos y no andarán contando nada a nadie… y yo les prometo que hare lo que ustedes quieran… – susurre muy cerca de ellos –
Ambos se quedaron sin habla, note que estaban asustados en demasía, por lo que yo también entre en pánico, queriendo dar marcha atrás.
¡saben que, creo que me equivoque, lo lamento…! Hagamos de cuenta que nada de esto paso… será mejor que me vaya a dormir… estoy diciendo tonterías… – dije dando vuelta para salir de la cocina –
No alcance a dar ni dos pasos, cuando los enormes brazos de Fabian, me rodearon por la cintura, mi cuerpo pequeño era una pluma para tan enorme chico.
¿Por qué huye? ¿piensa que no podemos darle lo que quiere? – dijo Fabian en mi oído –
Su enorme paquete se embarro en mi espalda, mientras sus brazos me sostenían con fuerza, mis ojos se cerraron disfrutando de aquel bulto en mi espalda. Mis ojos se abrieron de nuevo cuando sentí unas manos en mis tetitas.
¡hemos fantaseado por mucho tiempo con esto! – susurro Alex mientras sus manos se apoderaban de mis senos pequeños –
¡chicos! ¡ah! ¡no hagan ruido! ¡uhm! – dije gimiendo disfrutando del momento –
Mis pequeños montes, eran apretados con fuerza por Alex, mientras que Fabian, metía su mano enorme dentro de mis pantaloncillos del pijama.
¡que ricas nalgas doc! ¡suaves y duritas! – susurro en mi oído –
¡y estas tetas! ¡quiero chuparlas! – susurro Alex –
Las manos de Fabian en mis nalgas y las de Alex en mis montañitas, me llevaban a la locura. Hacía años que no sentía tanta energía sexual. Mis manos no aguantaron más, tomando ambos bultos por encima de sus bermudas.
¡a ver! ¿Qué tenemos aquí? – dije palpando sus penes –
Los chicos disfrutaban de mi cuerpo, mientras yo me volvía loca sintiendo sus enormes paquetes en mis manos.
¡doc! ¡quítese la ropita! ¡déjenos verla en cueros! – dije Alex bajando mi pantaloncillo –
Sus palabras me llevaron al éxtasis total, un chico de 19 años, quería verme desnuda, los enormes brazos de Fabian dejaron de apretarme justo después de escuchar a su amigo. Los dos se apartaron de mi un poco dándome un poco de espacio. Mi pantaloncillo del pijama, estaban en mis muslos, por lo que mi sexo estaba expuesto a sus miradas, tomándolo lo baje de prisa sacándomelo por debajo de los pies. Mis manos tomaron mi camiseta, sacándola por encima de mi cabeza, con lo que mis senos pequeños se mostraban duros por la excitación del momento. Mis manos después de haberme dejado con las carnes a la vista de los chicos, se posaron encima de mi abdomen, cubriendo la gran cicatriz de mi cesárea y su adiposidad inherente. Lo único que odio de mi cuerpo.
Permanecí, de pie frente a ellos sin hacer ruido, solo nuestras respiraciones se escuchaban agitadas y en aumento. Los dos muchachos caminaban a mi alrededor, admirándome desnuda.
¡está bien buena, Doc! ¡lo vamos a gozar todos! – susurro Fabian pegándome una nalgada suave –
¡uhm! ¡ohu! ¡nunca me habían nalgueado! – exclame con voz baja –
Claramente esa fue la voz de ataque para ellos, comenzado a turnarse para nalguearme suavemente. Mis leves gemidos apenas se escuchaban en la casa, mientras ellos se ocupaban de mi trasero, empecé a caminar hasta la sala, cuando llegamos los tres me senté en el sillón y dije.
¡quiero ver sus penes! ¡déjenme verlos!
La suave luz de la calle iluminaba la sala de la casa, sin más vergüenza de por medio, los chicos se bajaron las bermudas, dos gordos y apetitosos penes brincaron de dentro.
¡wow! ¡qué cosotas! – susurre mientras los tomaba con ambas manos –
Las caras de aquellos muchachos se notaban llenas de morbo y deseo, al sentir mis manos sobre sus penes, frotándolos lentamente. Poco a poco aquellos penes poco duros, se endurecían, levantándose justo frente a mi cara, mis manos aceleraban el jaloneo, viendo como sus testículos se balanceaban.
¡doc! ¡doc! ¡así, mas! ¡uh! ¡qué rico! – gemían suavemente ambos –
Pasaron algunos minutos antes de que mis labios fueran directo al enorme pene de Fabian, dejándole un suave chupetón en su glande, haciendo lo mismo con el de Alex. Los dos chicos se estremecían por la descarga de placer. Poco a poco mis labios dejaron que sus penes se introdujeran en mi boca, comenzando a darles una mamada a ambos.
¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Ahhh! ¡ssshh! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Ahhh! – se escuchaba mientras me encargaba de sus penes duros –
Las manos de los dos, se turnaban para tomarme de la cabeza, halándome suavemente por los cabellos, cada que su pene entraba en mi boca. Mientras sus manos restantes amasaban mis pequeños senos.
¡uh doc! ¡Qué bien la chupa! ¡sigua no se detenga! ¡oh! – decía Fabian mientras trataba de tragar más de esa cosa monstruosa –
¡te imaginas, si así la chupa! ¿cómo se ha de menar?… – susurro Alex –
¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Ahhh! ¡ssshh! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Ahhh! – seguía mamando pene por turnos –
No paso mucho tiempo antes de que Alex buscara obtener algo más que una mamada o masaje de tetas. Colocándose de rodillas, tomo mis piernas abriéndolas y jalándome hacia el frente un poco. La enorme cosa de Fabian salió de mi boca, debido al jalón de Alex, obligándome a recargar mi espalda sobre el sillón. Fabian subió una de sus rodillas en él apoya brazos del mismo, dándome su cosota otra vez. En ese momento comprendí que los chicos no eran tan inexpertos como yo creía, y lo confirmé cuando Alex se metió entre mis piernas dándome una buena mamada de chango.
¡oh! Alex… ¡qué bien chupas chango! ¡mmh! ¡así nene! ¡no pares! ¡uhm! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Ahhh! ¡ssshh! ¡mmh! ¡Doc! ¡Que rico chango! ¿te gusta nene? ¡aja! ¡me gusta! – decíamos mientras lamiamos nuestros sexos –
La lengua de Alex, lamia mi vagina, con gran maestría, pasando por el largo de mis labios vaginales, coronándolo con ligeros chupetes a mi clítoris, por momentos entraba en mi cavidad vaginal, haciéndome sentir ligeros espasmos de placer. Mientras que mi boca se deleitaba con el monstruoso órgano sexual de Fabian, mientras le masajeaba ligeramente los testículos. Mismo que me introducía en la boca, como cualquier comida exótica.
¡uhh! Doc… ¡uh! ¡si! ¡así! ¡uh! – gemía Fabian mientras le comía los huevos –
Minutos después los chicos, decidieron cambiar lugares, ahora quien me lamia el chango era Fabian, mientras que Alex, me daba como cena salchichón con huevos.
¡oh! Doc… ¡uh! Que bien la chupa… ¡mierda! Quiero metérsela… hasta el fondo… ¡uhm! – gemía diciendo Alex, mientras me sobaba las bubis –
La boca de Fabian se desplazaba con destreza por el largo de mi raja, mientras su lengua me hacía sentir el cielo, siempre me ha gustado el sexo oral, pero a mi ex esposo, no, por lo que deje de experimentarlo por años.
¡si! ¡doc! Queremos metérsela… ¿podemos? – susurro Fabian dejando mi chango por un segundo –
Deje de chupar pene, mas no de frotarlo despacio, levante un poco la cabeza para ver a Fabian, quien me miraba con ojos de “por favor”.
¡hay chicos! Es que… uh, soy algo escandalosa, en eso… y ya saben Adrián, podría vernos… – dije en susurro –
Fabian, tomo su tronco, poniéndolo justo encima de mi raja empapada por mis fluidos y su saliva, suavemente comenzó a palmear su cosota contra mi monte venus, la decisión era fácil, como no querer sentir esos dos penes apetitosos y duros dentro de mí.
¡ok! ¡bien, métemela… pero sin hacer ruido! ¡caray, aunque eso será difícil, con lo que se cargan chicos!… ¡la verdad la tienen muy grande!… – dije en voz baja –
¿si, cree? ¿su ex la tenía así? – pregunto Alex mientras me pegaba ligeros golpecitos en la cara con su tronco –
¡uh! ¡no! ¡para nada! – respondí susurrando –
Fabian apunto su cosota, a mi entrada; se masturbo un poco mientras sus dedos palpaban mi sexo, tratando de encontrar el hueco ansiado. Después de eso, coloco su glande justo entre mis labios vaginales, empujo un poco, dejándome sentir su enorme miembro dentro.
¡oohhh! ¡oohhh! ¡uhmmm! Fabian… estas muy grande… nene… ¡Uhh! ¡despacito nene! – decía mientras Fabian seguía presionando para lograr clavarme por completo –
Su cara reflejaba placer en grado máximo, sus ojos se cerraron, su boca se abría con cada centímetro que recorría su pene dentro de mí. Sus manos me sujetaban con fuerza de las caderas, mientras que Alex me amasaba las bubis, y mi boca seguís disfrutando de su delicioso pene. Los ojos de Alex, buscaban la forma de mirar como el pene de su amigo, me penetraba despacio. Pasados unos segundos el miembro de Fabian, estaba totalmente incrustado en mi cavidad vaginal.
¡aaahhuu! ¡aaahhuu! ¡déjalo ahí, no lo saques ni te muevas! ¡mmh! ¡oohhh! – gemía disfrutando de la penetración de Fabian y el tronco de Alex –
Fabian no decía nada, pero su cara me decía lo que su boca no. Sus ojos cerrados, su boca abierta, la respiración agitada, sus manos asegurando a la presa, para que no escapara, todos eso me daba a entender que lo disfrutaba tanto como yo. Mientras que mis paredes vaginales se adaptaban al grosor del tronco de Fabian, me dediqué a darle una buena mamada al de Alex, hasta que por fin dije.
¡ya, nene! ¡dale despacito! ¡oh! ¡carajo! ¡qué pijota! – susurre mientras Fabian sacaba y volvía a meter su tronco en mi –
Me sentía como una muñeca chiquitita, frente a esos dos chicos atléticos y musculosos, Alex me sujeto de los cabellos, dándome más y más miembro en la boca. Debido a que su pene no es tan gordo y grande como el de Fabian, logre tragarlo casi por completo, las arcadas que me producía su tronco, comenzaban a ser más sonoras. La penetración que me daba Fabian, eran lentas por lo que podía disfrutar cada centímetro que su miembro recorría dentro de mí. Saque el tronco de Alex de mi boca, escupiéndolo unas veces, mientras mi mano quería arrancárselo a jalones.
¡oh! ¡mi dios! ¡jamás pensé estar haciéndolo con dos, y menos con ustedes dos!… ¡uhm! ¡que rico! ¡me gustan sus pijas nenes! – decía agitada y volviéndome toda una puta –
¡y a mí su boquita! ¡doc! ¡mmh! ¡y este chango tragón! ¡está bien rica doc! ¡oh! – decían ambos mientras todos disfrutábamos del momento –
¡mmh! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Ahhh! ¡ssshh! ¡ah! ¡ahu! ¡que rico! ¡me dicen si quieren cambiar lugar o posición! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Mmmg! Mmmg! ¡Ahhh! ¡ssshh! ¡ouh! ¡ouh! ¡ouh! – gemia mientras les susurraba –
¡quién lo diría! ¡doc, usted resulto ser toda una putita! ¡y me encanta! – susurro Fabian dejándome ir todo el tronco en la vagina –
¡ohhhuuu! – gemí al sentir su animal entrar por completo –
Alex comenzaba a apretarme algo fuerte las bubis, por lo que lo mire con cara de satisfacción y un poco de dolor.
¿Qué pasa nene? ¿ya quieres cogerme? – pregunte en tono cachondo –
¡no, bueno si! ¡pero doc… creo que me voy a venir!… – susurro Alex –
¡oh! ¿ya? – dije asombrada –
¡aja! ¡es que está bien rica, y la chupa bien rico! – susurro Alex –
Su rostro reflejaba las ganas que ponía Alex en no dejar salir su carga.
¿quieres venirte en mi boca o dentro de mí? – pregunte siendo una puta sucia –
¿dentro de usted? – respondió preguntando –
¡aja! ¡ahí adentro! – dije señalando mi vagina –
¿eso es posible doc?… – susurro Fabian –
¡si! Ya no voy a tener más bebes… – exclame en voz baja –
Los testículos de Alex, se mostraban muy arriba, sabía que en cualquier momento descargaría en donde fuera.
¡Muy bien mi nene, déjalos salir! ¡dámelos! – susurre masturbándolo con fuerza –
Unos segundos bastaron, para que Alex descargara una gran cantidad de semen caliente y espeso dentro de mi boca. Mientras que Fabian seguía dándome lento y constante.
¡mmh! ¡mmh! ¡sabe rico! – susurre mientras degustaba el semen de Alex –
Para mi asombro el pene de Alex, siguió duro y listo para entrar en mí, por lo que haciéndole una seña a su amigo pidió el cambio de lugares.
¡ven Fabian! Dame ese monstruo tuyo… – pedí en un susurro –
¡doc! Póngase de perrito… – pidió Alex –
En cuanto Fabian, retiro su gordo pene de mi vagina, di la vuelta, colocándome con los brazos sobre el respaldo del sillón, las rodillas sobre el asiento, quedando con las nalgas levantadas lista para que Alex, me penetrara, al mirarlo de reojo, pude ver como su mano masturbaba su pene manteniéndolo duro y listo. Fabian se colocó frente a mí, debido a su estatura su pene enorme quedo justo frente a mi cara, mientras comenzaba a lamer el glande del animal de Fabian, sentí como el pene de Alex se incrustaba en mi vagina sin problema, ya que la bestia de su amigo había dejado el camino listo para su amiguito. Mismo que no es pequeño, pero no tan grande como el de Fabian.
¡oh! ¡doc! ¡que rica esta! ¡su chango, está bien rico y calientito! – decía Alex mientras me daba con cadencia y suavidad –
Mis manos acariciaban y sobaban los huevotes de Fabian, mientras su pene se introducía en gran medida, dentro de mi boca. Las embestidas de Alex a mi vagina comenzaban a aumentar en la dureza y constancia, por lo que mis nalguitas comenzaban a ser masacradas por su pubis.
¡plap! ¡plap! ¡plap! ¡plap! ¡plap! ¡plap! – se escuchaba en la sala –
¡mm! ¡mm! ¡mm! ¡mm! ¡mm! ¡mm! ¡despacio nene! ¡mm! ¡mm! ¡mm! ¡mm! ¡mm! ¡mm! ¡mm! – gemía al ser penetrada duramente –
La velocidad y dureza de las envestidas de Alex, disminuyo. Sus manos me acariciaban las nalgas y bubis, mientras que Fabian, me tomaba por los cabellos con fuerza, haciendo que su enorme pija se diera gusto con mi boca.
¡awwggh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡plap! ¡plap! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡plap! ¡plap! – era el sonido de mi garganta y culo al ser penetrados por los chicos –
En ese momento solo importaba una sola cosa, el placer que los amigos de mi hijo me daban, había que recuperar tiempo perdido, nunca antes había imaginado, estar en una situación como esta, pero me encantaba, empezando a actuar como una mujer necesitada de pene.
¡awwggh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡plap! ¡plap! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡plap! ¡plap! ¡mmh! ¡así! ¡así nenes! ¡uh! ¡mmh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡plap! ¡plap! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡plap! ¡plap! ¿le encanta la pija verdad doc? ¡aja! ¡mmmh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡plap! ¡plap! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡plap! ¡plap! ¡que ricura de mujer! ¡uh! ¡doc! ¡nos vamos a divertir de a madres con usted! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡plap! ¡plap! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡awwggh! ¡plap! ¡plap! – decíamos todos –
Olvidamos por completo que Adrián dormía en su habitación, dedicándonos a darnos el mayor placer posible, las manos de Alex me abrían las nalgas imagino que sus ojos querían ver su pene hundiéndose dentro de mí, Fabian seguía envistiendo mi boca a placer, mientras que yo experimentaba el mayor placer de mi vida, una de mis manos sujetaba a Fabian de una de sus ricas nalgas, mientras que la otra hacía de tope, para que no me ahogara con su animal, con una mano me sujetaba de la cabeza, mientras la otra pasaba por mi espalda una y otra vez.
El placer experimentado era tal, que por momentos pensé en desmayarme, minutos después Alex me llenaba de semen la vagina.
¡uhhh! ¡doc! ¡uh! ¡Ahhh! ¡no mames! ¡que rico! ¡Ahh! – decía Alex mientras se venía dentro de mí –
Mientras que Fabian, no se veía con ganas de descargar, me saco el pene de la boca, dejando hilos de baba en mi cara y sillón.
¡voy de nuevo! – dijo gustoso Fabian –
Alex saco su pene de mi vagina, cediéndole el lugar a su amigo, quien caminaba agitando su enorme pene, pensé que Alex me daría su pene en la boca de nuevo, pero esto no ocurrió, ya que Fabian pidió que lo montara. Incorporándome, deje que Fabian se sentara en el sillón, su pene no perdía la dureza, bendita juventud, colocando mis piernas a cada lado de él, monte su animal, sin mayor resistencia logro entrar casi por completo. Empecé a subir y bajar, clavándome aquel miembro gordo y duro, los brazos musculosos de Fabian, me rodearon por la espalda, pegándome a el.
¡vas Alex! – dijo en voz baja –
El temor se apodero de mí, acaso Alex me penetraría por el ano, por lo que dije asustada.
¡por el culo no! ¡por favor muchachos! ¡por ahí no!…
¿Por qué no? ¿nunca lo ha hecho por ahí, doc? – pregunto Alex –
¡no! ¡nunca! – respondí asustada –
Fabian ladeo un poco la cabeza para ver a su amigo, unos segundos después asintió, al tiempo que Alex dijo.
¡ok! ¡doc! ¡entonces le vamos a dar algo que, imagino nunca le han dado!
Fabian me apretó con fuerza, haciendo que no pudiera moverme. El miedo de ser penetrada analmente, seguía latente, el pene algo flácido de Alex, paso justo encima de mi asterisco, resbalando hasta llegar a mi vagina, fue entonces que comprendí lo que los chicos harían, estaba a punto de ser doblemente penetrada por la vagina. Me preparé para tal hecho, cerré los ojos y apreté la mandíbula. El pene de Alex, comenzó a empujar, en mí ya dilatada vagina, el dolor se hizo presente cuando su glande logro entrar.
¡ah! ¡mmm! ¡despacio! – gemí delicadamente –
Mis fluidos, sudor y semen mesclados hicieron que poco a poco mi cavidad vaginal se dilatara aún más, dándole vía libre al pene de Alex. Fabian dejo de apretarme, para solo sostenerme, mis ojos se mantenían cerrados, mis mandíbulas dejaron de apretarse, al sentir como estaba siendo doblemente penetrada.
¡oh! ¡doc! ¡uhm! ¡que chingon se siente! ¡uhm! ¡aja! ¡despacito nenes! ¡uhm! ¡ah, sí!
¿le gusta doc? ¿le gustan dos pijas en su agujero? ¡aja! ¡dios! ¡se siente tan rico! ¡umh! – decíamos los tres –
¡doc! ¿nos va dejar abrirle el culito? – pregunto Alex –
¡me da miedo! ¡dicen que duele mucho! ¡y ustedes no están tan pequeños, que digamos! – susurre –
¡bueno, al menos un dedo o varios! – susurro Fabian –
¡ahu! ¡no se! ¡ok! ¡pero si me duele lo sacan! – dije vuelta loca –
A pesar de que la idea de ser cogida analmente, me daba terror, debo aceptar que también me causaba morbo, despertando en mi cierto deseo por probar, sin perder tiempo, Alex metió un dedo en mi ano, Fabian busco mi culito e hizo lo mismo, aquellos chicos eran unos verdaderos depravados, me estaban penetrando por cuatro, dos pijas en mi vagina y dos dedos en mi asterisco.
Mientras sus dedos hurgaban dentro de mi culo, sus pijas se movían despacio dentro de mí, la lengua de Fabian lamia mis pezones, mientras que Alex besaba mi espalda. Todos gemíamos casi al parejo, el dolor que sentía por ser penetrada por ambos agujeros, desapareció, dando paso al placer total.
Para ese entonces yo había experimentado varios orgasmos, pero el más impresionante de todos estaba por venir, cuando los amigos de mi hijo, descargaron de nuevo dentro de mi vagina, inundándome por completo de semen. Nunca espere que Alex terminara una vez más, pero así fue.
Un gemido largo, profundo y algo sonoro, se escuchó en la casa. Cuando yo termine por última vez. Las piernas me temblaban, la cabeza me daba vueltas, mi respiración y corazón parecían detenerse por instantes, los chicos exhaustos y sudorosos, respiraban con dificultad, el primero en extraer su pija de mi vagina y dedo del ano, fue Alex, quien se tendió sobre la alfombra jadeando exhausto. Fabian, por el contrario, espero un poco más, hasta que su pija comenzó a perder dureza, fue hasta ahí que me levanto con sus fuertes brazos, poniéndome de pie; las piernas me fallaron por lo que una vez más me sujeto, dejándome sobre el sofá. El volvió a sentarse en el sillón agitado como todos.
Los tres permanecimos así unos minutos, hasta que mi voz se escuchó de nuevo.
¡dios! ¡dios! ¡que locura! ¡chicos! ¿están bien? ¡porque yo, no se! ¡uh! ¡me fascino, me encanto! ¡dios! ¡mío! ¡que rico estuvo! – dije jadeante y susurrando –
No recibí respuesta, fue entonces que, incorporándome un poco, logré percatarme de que ambos dormían como unos bebes. Levantándome aun con las piernas temblorosas por los efectos de la buena sesión de sexo recibida, caminé hasta donde había dejado mi ropa, tomándola me perdí dentro de mi habitación.
A la mañana siguiente, al levantarme, pensé en la noche que había pasado con los amigos de mi hijo, de inmediato me sentí húmeda y deseosa de nuevo, al salir de mi habitación, miré a los tres chicos en la cocina, preparaban el desayuno.
¡buenos días muchachos! – exclame al llegar hasta la puerta –
Los tres me miraron, sonrieron, respondiendo de la misma forma. Pero los tres tenían algo diferente, algo extraño, mismo que estaría por averiguar… pero esa ser otra historia…