Veterinaria ofrece espectáculo con caballo, genial
He sido invitado a un espectáculo... y no me lo pierdo. Una veterinaria es follada por un caballo semental... fabuloso.
De nuevo me encuentro con el miembro totalmente duro, a punto de reventar y con ganas de hacer "algo distinto" a lo habitual, teniendo la esposa que tengo no quise dejar pasar tal opción, así que me masajeé un poco el pene y mientras mis fluidos lubricantes empezaban a alcanzar el súmmum, me pasé un par de dedos por el orificio recogiendo unas gotas del resbaladizo líquido, aproveché que Julia, mi mujer, estaba boca abajo durmiendo plácidamente y unté su agujero anal con lo secretado por mi pene.
Parecía que ese día iba a poder hacerse realidad lo que en tan pocas ocasiones consigo, así que me decidí ir a más, viendo que se dejaba, empecé a meter el dedo en el ano, sólo hizo un leve movimiento de rechazo pero para mi sorpresa se abrió un poco más de piernas, eso me hizo sospechar de que estaba receptiva, mi pene estaba en plena efervescencia, y no quise perder el tiempo.
Nooo, nooo... -empezó a decir Julia cuando sintió la levedad de mi peso cuando me iba incorporando sobre su espalda.
Siii, amor, no quieras perder el tiempo, siente lo que tengo entre mis piernas y verás como no te negarás.
Tomó entre sueños como pudo entre sus manos mi tenso pene y esbozando una dulce y tímida sonrisa volvió a repetir el acto de abrir sus piernas, me hizo el hombre más feliz del mundo, yo, por supuesto, tenía que hacer algo por complacerla en su totalidad, así que entremetí mis manos entre su estómago y la cama y alcancé su órgano más sensible sin apenas dificultad.
Mientras llegaba a su clítoris, iba accediendo lentamente a su estrecho y poco penetrado ano, que con la lubricación de mis fluidos, estaba listo para lo que le iba a hacer.
Ooohhh..., no sabes... amor... cuanto feliz me haces, al dejarme acceder a su angosto ojal.... uhmmm -empecé a perforar con mi duro taladro carnal su "imperforable" culito, estaba sintiendo un placer total.
Despacito cariño... oooh pero no te detengas con tus dedos... me haces muy feliz a mi también... el trato que me das en mi clitoris... ¡ah! -sintió que le había metido la cabeza de mi duro pene, mientras mis dedos le daban todo el placer a su clítoris.
Y así, en un mete saca muy lentamente fui poco a poco penetrando su agujero que estaba casi virginal, hasta que por fin pude alcanzar a sentir mis testículos chocar contra sus nalgas, ya no tenía más que meter.
- Ufff,... pues si que... se siente rico,... oooohhh... tanto por detrás... como por delante, no pares, sigue... que me está llegando...
Era cierto, continué moviéndome despacito, pero ahora penetrándola totalmente, mientras mis dedos alcanzaban una velocidad adecuada para que fuera ella la primera en sentir todo el placer tantas veces como fuera necesario en su clítoris.
Siii, siii... me está llegando el primerooo... sigue acariciándomeee...
Ooohhh que culito mas rico que tienes... a mi también me está llegando... ¿sientes como se llena mi polla de leche... para echártela... dentro?
Tuve que comenzar a ir más lento todavía porque sentía que el semen me subía por su canal, para ser en breve expulsada como es debido a grandes y cortos chorros.
- Mmmm, siento como va impulsando la leche para arriba,... échamela, llénameee... aaahhh que me llega otro orgasmo con tus dedosss...
No podía más, iba a reventar, así que me incorporé y de un fuerte empujón, le encajé del todo mi pene y la llené con el contenido de mis huevos, casi me vuelvo loco al sentir salir los chorros de leche, qué placer estaba sintiendo, cuando finalizó mi polla de descargar, caí rendido sobre su espalda, descansando por un breve tiempo, antes de echarme a su lado y volver a dormirme.
Pero fue poco tiempo el que dormí, escasamente un cuarto de hora, siempre me pasaba lo mismo, eran las 7:30 de la mañana, me encontré totalmente desvelado, como cualquier sábado a esa hora, acostumbrado como estaba a levantarme todos los días de manera puntual para asistir a mi puesto de trabajo, los sábados para no perder la costumbre, también me despertaba temprano, maldita costumbre, que no se me iba ni los fines de semana.
Mientras despertaba el resto de la familia, como no me apetecía estar más en la cama, decidí encender el ordenador, a ver qué había de nuevo por el mundo de las cosas que visito. Lo primero que consulté fue mi cuenta de correos, por si había alguna novedad notable que tener en cuenta para ese fin de semana.
Lo que menos me imaginaba era que me iba a encontrar lo que me habían enviado, un correo anónimo, con el título "Adriano. We invite you to a spectacular zoo fuck" (te invitamos a una espectacular cogida zoo) no sabía de qué manera lo habían logrado pero alguien consiguió mi cuenta de correos para "invitarme" a algo que sabían que me gustaba, eso me puso a cien para empezar, pero por otro lado, me dio un poco de miedo no fuera a ser un virus, lo raro es que no se había ido a los correos maliciosos, spam, ni nada de eso, la verdad es que teniendo un buen antivirus decidí abrirlo a ver qué había, siempre había opciones para arreglar el ordenador.
Empecé a notar como se me endurecía el pene de nuevo al pensar que podía asistir a una cogida real de una mujer siendo follada por un perro, no me lo terminaba de creer, miraba a mi esposa que estaba totalmente desnuda, todavía le salía un poco de semen por la reciente sesión de sexo anal que habíamos tenido, y se encontraba abierta de piernas como... invitándome de nuevo... pero estaba dormida... dormida y relajada... pero a mi se me ocurrió que podría volver a repetir la experiencia..., pero antes tenía que saber qué era esa invitación y esperar y recuperarme un poco por si acaso.
Abrí el mensaje y era cierto, estaba siendo invitado a un rancho, un famoso rancho conocido por todo el mundo, a escasos 20 kilómetros de mi ciudad, donde iba a ver algo muy especial si es que asistía, y al final del mensaje ponía, "no tiene nada que ver con perros, ¡¡anímate!!" y había un número de teléfono por si quería comprobar lo real de dicho mensaje.
Eso fue lo que me hizo decidirme, no podía dejar pasar una experiencia así, le tuve que contar a mi esposa una milonga que terminó por creerse y aceptó el que me fuera a visitar a un amigo que hacía tiempo que no veía y requería mi ayuda para colocar un poste en su chalet.
Tomé mi vehículo y me planté en el rancho, ahí me presenté y me contaron como fue que dieron conmigo, evidentemente fue por Todorelatos, y me indicaron qué es lo que iba a presenciar por si acaso no estaba conforme lo que me esperaba ver, yo sólo pregunté si podría masturbarme o cabría la posibilidad de una buena follada, a lo que me contestaron afirmativamente a las dos cosas.
Me llevaron a una especie de plazoleta donde había cómodos sillones, cada uno con un rollo de papel higiénico al lado y un montón de asientos para bastante público, que poco a poco íbamos tomando nuestras posiciones y me sorprendió el ver que asistía tanto público masculino como femenino, y nos fueron colocando de forma alternativa, por lo que cada uno estaba flanqueado por ambos lados por personas del otro sexo, existiendo gente de todas las edades, siempre mayores de 18 años, y entró una chiquita como de esa edad que no encontraba su lugar hasta que por fin se sentó... a mi lado, venía con una minifalda muy ceñida que tuvo que amoldarse para poder sentarse plácidamente, me saludó con un sensual "hola" y se sentó, tenía unas tetas hermosas, con unos pezones totalmente tiesos, por supuesto no llevaba sujetador.
En la plazoleta, existía en el centro un poste que sujetaba una carpa que evitaba las miradas de furtivos no invitado y los fenómenos meteorológicos, en el poste también había colocadas dos pantallas de ochenta pulgadas cada una, sospeché que allí se organizarían campeonatos deportivos de otra índole.
Una vez estábamos todos ubicados hizo aparición la veterinaria del rancho, vestida únicamente con un abrigo de pieles, pero nadie lo sabía, y comenzó a darnos una charla sobre la zoofilia y el sexo en general, había gente que con el paso de los minutos comenzaba a acariciarse por encima de sus ropas, la joven de mi lado, que llevaba un colgante con el nombre de Soraya, se metió la mano... bajo su minifalda, se le notaba ardiendo, esa actitud hizo que se me pusiera duro el pene y me lo tuve que acomodar, sacándomelo de su escondrijo, y no era el primero que había hecho eso, ya observé a varios tíos que lo tenían fuera, al verlo Soraya dijo:
- Eso es amigo..., relájate..., como hago yo...
En medio de dicho espacio había una estructura o maniquí con forma de caballo, pensé que debía ser un adorno, y la chica se dirigía a el mientras nos contaba alguna cosa, algún chiste caliente, nos animaba a relajarnos, a quitarnos... prendas, a bajarnos cremalleras, los pantalones, y... alguna que otra también aprovechó para quitarse la braga, como hizo Soraya con mucha calma y soltura, levantándose y tirando de la prenda sutilmente, cuando se deshizo de ella, abrió bien sus piernas y se penetró con un dedo, mirándome se pasó la lengua por los labios, al ver mi tremenda erección provocada por ella.
La veterinaria seguía con su charla caliente y todos estábamos en cierta manera, ardiendo, yo me empezaba a masturbar, imaginando esa joven boca comiéndose mi pene mientras le acariciaba su clítoris... pero eso era mucho imaginar...
Fueron pasando los minutos y entraron dos fuertes jóvenes que iban a ayudar a la veterinaria, cuyo nombre era Esperanza, éstos entraron acompañados de un caballo semental negro, de grandes proporciones, al que le asomaba un poco la punta de su pene, en ese mismo instante, que había finalizado su charla Esperanza, se deshizo de su abrigo de piel y mostró su espectacular cuerpo totalmente depilado mostrando una preciosa raja brillante, era evidente que ella también se encontraba mojada por las intenciones que tenía y el espectáculo que nos iba a dar.
Uno de los ayudantes, con un ambientador, esparció lo que se supone, según comentó la veterinaria, era un olor afrodisíaco, pero no tenía olor, mientras tanto, el público seguía con sus caricias, y Esperanza comenzó a meterse un dedo, tiró de la manta que escondía el maniquí e hizo aparición los cuartos traseros de algo parecido a una yegua, abierto por la mitad del cuerpo con espacios para meterse una persona y un agujero donde dejar a la vista el sexo de dicha persona, tanto vaginal como anal, según se colocara, dejaba a la vista lo correspondiente a cualquiera de los dos orificios. Aclaró que el ambientador, era para estimular al caballo, que no era peligroso para los humanos.
Soraya, que estaba a punto de alcanzar el clímax con sus propias caricias, al ver el cipotillo del caballo, que empezaba a asomar, se acomodó entre mis piernas y tomó con su dulce y tierna boca mi duro pene, mientras acariciaba sus partes íntimas, me empezó a hacer una mamada gloriosa, tragándose mi miembro por completo, sentía como le atravesaba la garganta y veía como se le saltaban las lágrimas al no poder engullir tan grueso cuerpo de carne pero no dudaba en sacarlo y meterlo de nuevo en su boca...
Mmmm, que buena... mamada... me estás proporcionando, Soraya..., que me gusta que me hagan esto..., la corrida... se espera inminente como sigas así.
Mmmm... mmm... mmm... -es lo único que salía de su boca entre medio de mis suspiros y con mi polla dentro.
Mientras, observaba como sus dedos aparecían y desaparecían del interior de su mojada vagina, se veía que disfrutaba por todos lados, sólo le faltaba por ocupar el culito que lo tenía abandonado.
Al mismo tiempo que todo esto ocurría, Esperanza, alcanzó con sus manos desde el interior de la hueca pata de la yegua-maniquí, un consolador de dimensiones increíbles, parecidas a la tremenda polla de un caballo, tanto de largo como de ancho, comenzó a acariciarse la vagina con semejante instrumento de placer y hacía gestos de sentir que le gustaba cuando le pasaba por los labios vaginales y alcanzaba su clítoris, como ya estaba lo suficientemente mojada, intentó algo más...
- Seguramente... -hacía gestos por introducirse la punta del dildo- habréis visto como una mujer... es follada por perros..., pero no todo el mundo ha tenido ocasión... de tener esta vista que os voy a proporcionar de manera tan gratificante... -para ese momento ya había conseguido penetrarse con la punta del pollón de mentira.
Una vez introducida la punta del pene de caballo artificial, que tiene un parecido razonable al de un hociquillo de cochinillo, lo demás entraba con facilidad, así que comenzó a masturbarse con el gigantesco dildo, disfrutando de todo el placer que le proporcionaba, hasta donde alcanzaban sus manos, casi le cabía entero, se agachó un poco para llegar al final del dildo e introducírselo en su totalidad, era sorprendente que un chisme tan largo cupiera en la vagina de una mujer, yo me quedé asombrado, y Soraya al observar la situación comenzó a sentir que se corría, y dándose fuerte con dos dedos en su vagina, sintió que se mojaba toda, yo pude ver como le corría un reguero de sus fluidos por las piernas, al estar arrodillada con mi polla en su boca, le caían por los muslos, una vez conseguido su orgasmo, se empeñó más a fondo con mi polla, mientras miraba de reojo lo que la veterinaria nos mostraba con todo el placer.
El resto de los espectadores estaban mezclándose unos con otros, había ya hasta quien no miraba lo que se le ofrecía porque estaba en tareas más acogedoras y placenteras.
Los auxiliares de Esperanza comenzaron a pasear al caballo, cerca de la "yegua", y a menudo oprimían el ambientador, para que se fuera entonando, cuando pasaba por la trayectoria de lo expulsado por el spray se le notaba que le crecía el miembro, estaba cada vez más excitado.
Soraya seguía en su tarea de mamadora, qué bien me mamaba la joven, yo estaba encantado y de vez en cuando, le hacía que se detuviera para que no me hiciera eyacular tan pronto.
A estas alturas, Esperanza ya conseguía con facilidad meterse todo el consolador en su vagina, lo puso en el suelo sobre un postecito, sobre el que lo había apoyado y ella subía y bajaba, hecha toda una atleta, con sus pies en el suelo conseguía sacarse y meterse el consolador en toda su integridad mientras flexionaba sus rodillas para agacharse y subirse de nuevo con la fuerza muscular que poseía, y disfrutaba totalmente tiesa, al tener tamaño aparato que supongo que le llegaría al estómago, si no le rozaba el corazón, lo único que podía hacer era mantenerse firme y únicamente subir y bajar...
La escena en general era una auténtica orgía, donde todo el mundo miraba a todo el mundo y parece ser que yo me llevé la mejor parte, a la jovencita, pues todos estaban atentos a la labor que realizaba Soraya.
En cierto momento, Soraya abandonó su posición y totalmente desnuda, se puso a hacer el pino, con sus manos en el suelo, izó las piernas caminó con sus manos, se posicionó delante de mi, dejó caer las rodillas sobre mis hombros y puso exactamente su clítoris donde deseaba, en la punta de mi lengua, ufff, qué bien olía esa vagina, empecé a lamerle el clítoris, ella con temblores me demostraba lo que estaba de nuevo a punto de pasarle, disfrutando, le venía otro orgasmo, como pudo, alcanzó mi pene otra vez y siguió con su tarea de buena mamadora, parecía que tenía bastante experiencia, mi pene no paraba de estar en erección, dentro de su boca y su lengua hacía un trabajo genial, mientras lo hacía entrar y salir de su boca, yo estaba que no podía más, sobre todo al estar saboreando un clítoris tan rico, hermoso, mojado y perfecto.
Oooohhh, que me voy a correr... qué rico tu clítoris... nunca había comido carne... tan fresca ni tan rica... uauuu, me está llegando...
Siii, me está temblando todo ¿lo sientes? Yo también me voy a correr con esa lengua que tienes tan experta... ooohhh, ooohhh, mmm... -y seguía mamándome la polla que en breve la iría a llenar de leche.
Y mientras me comía la polla y yo su clítoris, sentía los temblores de los que me hablaba, se iba a correr, en breves instantes.
El caballo, mientras paseaba, le daban un pequeño lavado con esponja a su tremenda polla que ya mostraba su gran longitud, pero todavía no estaba erecta del todo, pero tampoco terminaba de crecerle, era algo inconcebible.
Por su parte, Esperanza ya sentía que estaba preparada para el siguiente paso, una vez que su vagina estaba dilatada por esa polla de mentira, se dispuso a instalarse en la estructura con forma de yegua, abrió los cuartos traseros del maniquí al máximo, introdujo las piernas, una en cada pata y en medio, había algo parecido a un vibrador pequeñito del tamaño justo que alcanzaba su clítoris y un poco más abajo, lo puso en marcha y se terminó de acomodar, al sentir tan rico vibrador se movió inconscientemente hacia atrás, al sentir el repeluco que le dio la primera vez, después puso cara de placer y siguió acomodándose.
Sus ayudantes cerraron por completo los cuartos traseros de la yegua, que ahora se llamaba también Esperanza y acomodaron el agujero que existía a la altura de los labios vaginales de la veterinaria, agujero por el que tendría acceso la polla del caballo, evidentemente.
El caballo se hacía esperar, seguía paseando y dejando crecer su pene, que empezaba a mostrar ya endurecimiento, la veterinaria, con las caricias de su vibrador, sentía un orgasmo cercano, y no iba a parar hasta que lo consiguiera, y así sucedió en cuanto el rocín consiguió montarse por vez primera en lo alto de la estructura donde iba a producirse la cópula animal, esperaba que en segundos el equino la traspasara y en ese momento tuvo un orgasmo que todo el mundo presenció, puesto que segundos antes, conectaron las pantallas para que desde una se visualizara la cara placentera de Esperanza y desde la otra, se viera la penetración en su chochito preparado para tal acto sexual.
Todos presenciamos como se corría la buena dama.
Tras varios intentos fallidos, en un momento dado, el caballo mostrando su pene totalmente erecto, consigue encajar su polla en el chocho humano, a lo que Esperanza da un pequeño gruñido y se ve como es desplazada unos centímetros hacia delante, en la pantalla se vio como claramente la punta del pene había dado en toda la diana, había empezado a follarse a la veterinaria, en cuestión de quince segundos, se bajó de su cubículo y empezó a dar vueltas otra vez, alrededor de su yegua-humana.
En ese pequeño instante, Soraya, recibe los chorros de mi polla en su boca, con todo el placer, sin dejar caer ni gota, noto como se lo traga todo enterito, me dejó muy relajado, con avidez le chupé el clítoris y conseguí que se corriera de nuevo en mi boca, me dejó un sabor por toda la cara exquisito, pensaba en no lavarme el rostro en todo el día, pero si mi esposa me oliese, seguramente sospecharía.
Una vez que terminamos de corrernos, nos acomodamos como los demás espectadores, para ver el espectáculo que nos prometieron, y... como era de esperar, Esperanza, volvía a orgasmar con el vibrador que no paraba de menearse y tras los primeros embites disfrutados, pero ya olvidados, dados por el caballo, ansiaba terminar de nuevo llena de semen de caballo, eso impresionaría de veras a sus espectadores, y así fue.
El caballo seguía con sus paseos y oliendo del spray que cada vez era más frecuente su existencia en el ambiente al ir apretando el bote el ayudante, la polla se le veía totalmente endurecida de nuevo, se posicionó y... esta vez no falló en ningún momento, por la pantalla se pudo observar que la polla le entraba fácilmente en su vagina, le llegó hasta los huevos, fue algo impresionante, y empezó a menearse, con toda la longitud de esa polla se la sacaba y se la metía sin parar, estuvo así como aproximadamente treinta segundos o poco más y ella tenía cara de estar disfrutando como loca, no paraba de gemir, las lágrimas se le saltaban parecía que le iba a salir por la boca tremenda polla, pero al cabo de los segundos que tarda el caballo en eyacular, se le puso fláccida y se le salió de la vagina que tenía para inundar de semen, el semental.
Una vez que le salió la polla de su interior, salieron varios chorros de esperma animal de la vagina de Esperanza, no había sitio para quedarse con todo, y salió una cantidad bastante grande, la corrida que había sentido en su interior había sido brutal, ella había gozado tanto que vimos como acomodaba su cabeza en una especie de almohadón que tenía para ello y se quedó dormida al instante, seguro que tanto trajín le había dejado agotada.
Por consejo que nos dieron los ayudantes, salimos en cuanto íbamos acabando con nuestras pajas y folladas, totalmente en silencio y muy agustito, ya le agradeceríamos vía e-mail el espectáculo observado en ese momento.
Esa noche, después de haber quedado bastante impresionado por lo sucedido a lo largo del día, me sentí un caballo y disfruté a mi esposa como hacía tiempo que no disfrutaba, eso si, antes, me lavé la cara para no levantar sospechas.