Vestidita en el cine
Ya se han contado infinidad de historias en cine X, pero voy a contar la mia como, sin quererlo me vi involucrada, en un mundo que te puede atrapar
Ya se han contado infinidad de historias en cine X, pero voy a contar la mia… como, sin quererlo me vi involucrada, en un mundo que te puede atrapar…
Mi mente no dejaba de volar, de imaginarme como seria poder salir vestidita a la calle y ver la reacción que provocaba en los hombres. No sabia como ingeniármelas, pues mi falta de valor era tal que me decía a mi misma una y mil veces que no. Pero al final pudo más el deseo y las ganas que tenia de sentirme mujer que cualquier otra cosa.
Ya había oído hablar de las salas X, así que me dije, “vas, lo ves y decides”. Ni corta ni perezosa, me arme de valor y me fui a una que había cerca de la calleLa Ballesta. Fuivestida de chico, pero por debajo llevaba unas medias fantasía de redes y mi tanguita negro de encaje. En una mochila eche un sujetador a juego con el tanguita, las correspondientes prótesis de silicona, una minifalda negra de volantes, (muy mona), una camisa blanca entallada para poder lucir el escote, unos zapatos abiertos, de tacón alto, la peluca negra rizada, maquillaje, sombra, barra de labios, en fin todo lo necesario para la transformación.
Llegue a la taquilla pague mi entrada y con mas miedo que alma… para dentro. Tarde en acostumbrarme a la oscuridad, rota solo por las emisión de la película. Esta ayudaba a la visión, pues según entrabas veías toda la sala dejando la pantalla a mi espalda.
Había varios clientes sentados, dándole, unos al manubrio y otros “ayundando” a los unos, además de los consiguiente espectadores masturbándose. Al fondo había un grupo de paseo de aca para allá, esperando acontecimientos que les “alegrasen” la sesión.
Un poco mas a la izquierda había un grupo que tenían rodeado a uno con los pantalones bajados, uno se la estaba mamando, otro le besaba otro le masajeaba en culo y los mas se la sacudían en honor al susodicho espectáculo.
A la derecha había una especie de salita que conducía a los aseos. Después de varias idas y venidas, miradas y roces, me decidí… Me fui al servicio y como en todos, había gente en los urinarios, mirándose los unos a los otros, esperando que alguien se decidiese y les agarrase lo que ellos tenían en ese momento en la mano.
Me arme de valor y me metí en un individual, me senté en el inodoro y resoplando varias veces me dije: “adelante Alice”, comencé a cambiarme la vestimenta… Creo que estaba guapísima, atractiva y muy puta. Salí y claro todos se quedaron mirándome de arriba abajo, eso a mi me creció y aun faltaba lo mas “esencial” el maquillaje y la peluca. Una vez acabe todos los preparativos, con varios ojos clavados en mi, azotes, insinuaciones y piropos, me lo “CREI” y llena de energías salí a dar una vuelta por la sala. Como es lógico, había corrido la voz y me estaban esperando. Yo me hice la indiferente y con aires de mujer provocativa, contoneándome y sonriendo, iba de un lado a otro. Al final, me pare al fondo de la sala, donde, dentro de la oscuridad, es donde mejor te ven y tú puedes ver, emitían una película etéreo, donde una rubia explosiva se la estaba comiendo a un mulato... que polla ¡Dios mio!, ¡quien fuera la rubia!.
Al principio pasaban me miraban y seguían. Poco a poco alguno se acercaba y me proponía que le hiciese una paja o una mamada, después de adularme y de la consabida ración de “grasa”. Yo, nerviosa, no sabía que camino tomar, que hacer… en fin, estaba ahí, lo había conseguido, pero no me atrevía o no sabía como continuar. Me decía a mi misma: “Ni que fuese la primera vez que estas con un hombre”, “Ya pero no como mujer”, “Decídete”, en esta lucha interna, se acerco un hombre de unos 50 años, vestido de Sport, agradable a la vista… sonrió y me dijo:
EL: Hola encanto, ¿Cómo te llamas?
Yo: Alice mi amor.
El: ¿Qué haces por acá?
Yo: Esperando que alguien interesante quiera estar conmigo
El: ¿Podría ser yo?
Yo: MMMM, depende de ti amor.
El: Te he visto pasear y me encantaría estar contigo, eres alta, delgada y con estilo. Como lo hagas todo asi…
Yo: Seguro que no te arrepientes vida.
El: Eso decís todas, pero luego hay que demostrarlo.
En esto, se me había acercado, me agarro por el talle y me acerco a el, me apretó el culo y parece que le gusto. Olía bien y el aliento no le “cantaba”. Yo ya estaba dejando volar la imaginación, me gustaba y quería estar con el. Yo le eche las manos al cuello y dije:
Yo: Me gustaría poder demostrártelo, hacértelo bien rico, besarte en esa bonita boca, chuparte esa polla… que empiezo a notar y… que me hagas mujer.
El: Mmmmmm, me estas poniendo…
Yo: Pues decídete y yo te relajare amor.
El: ¿Cuánto me va a costar todo eso que me estas contando?
Me quede helada, ni por asomo se me había ocurrido cobrar, cobrar por hacer lo que mas me gustaba. El debió de entender que estaba pensando cuanto le iba a cobrar y se arranco diciendo…
El: Te daré 20 euros y si te portas tan bien como dices, te daré propina…
No me lo podía creer, estaba cumpliendo mi fantasía, iba a gozar y encima me iban a pagar… Le bese en los labios, me agarro de la mano y me llevo al servicio, a una cabina individual, entramos, cerro la puerta y empezó a besarme en la boca y a recorrerme con las manos todo, lo que le daban…
El: Que rica estas… Dios…
Sin dejar de besarnos, comencé a desabrocharme mi camisa, luego la suya, el comenzó a morderme el cuerpo a masajearme el culo, me apretaba contra la pared como si me quisiera taladrar… le separe de mi, sin dejar de besarle en los labios y en el cuello, le desabroche el pantalón, masajeándole sin parar su bien parada polla, fui bajando por su peludo tórax, chupándole los pezones, recorriéndole con mi lengua hasta que me senté en el inodoro y bajándole los slip comencé a chupar aquella bonita polla, poco a poco, suave, recorriendo alrededor del glande con la lengua, viajando toda la polla desde arriba hasta abajo, picoteándole los huevos, metiéndomelos uno a uno en la boca, volviendo hasta arriba y metiéndome la polla en la boca, con los labios haciendo una ligera presión, tragándomela entera… el no dejaba de jadear, de agarrarme la cabeza y follandome cada vez con mas fuerza…
El: Como la chupas, jamás me la habían mamando asi, sigue mi putita, sigue asi.
Sin dejar de chuparla le arañaba suavemente, el pecho, los pezones, los costados le apretaba las nalgas, el seguía folllandome la boquita… a veces con demasía fuerza, tanto… que me ahogaba…
El: Quiero follarte, quiero follarte sin parar…
Me quite el tanga e incorporándome dándole un beso en los labios, me di la vuelta, me agache, levante una pierna, apoyándola en el inodoro y me dispuse a esperar la acometida de mi amante. Este levantándome la falda, me apretaba las nalgas, se dejo caer encima de mi espalda y me apretaba las “tetas”, jadeando y llamándome lo que le vino en gana, acerco su glande a mi colita y con suavidad, comenzó a meterme su miembro, yo no cabia en mi de gozo, me agarro, ahora por las caderas, ahora por los hombros y comenzó el bombeo, suave un par de veces y luego… a lo salvaje… hasta dentro, sentía como los huevos golpeaban en mis nalgas… una y otra vez, que maravilla, yo intentaba sujetándome en la pared que no me derribara…
El: Sufre puta…
Yo: Dale mi amor, asi, asi, no pares…
El: Te gusta, eh,
Yo: si mi vida, siiiii
El: ¡que culo tienes! ¡Qué zorra eres!
Yo no dejaba de contraer mi ano, para asi, sentir mejor y dar placer a esa polla que me hacia mujer… ¡Que no se acabe! pensaba yo. Seguía y seguía bombeando, me azotaba las nalgas, jadeaba como un poseso…
El: ¿Dónde quieres que me corra?
Yo: donde quieras mi amor…
El: quiero correrme en tu boca…
Yo: siiiiiiiiiiiii
El: Toma puta, toma, asi, toma…
Yo: Mi… vida
Entonces, después de no se cuantas embestidas y azotes, empezó a jadear mas fuerte… a darle con mas ímpetu, si cabe y comenzó a corredse dentro, volcado encima de mi espalda, jadeaba en mi oreja y decía
El: ¡que maravilla¡
Yo: No te salgas amor… sigue un poco más
Pero los hombres, son hombres y una vez que han acabado… se salio, me di la vuelta, le quite el condón y le limpie esa linda polla, relamiéndome, mirándole a los ojos, viendo como se mordía los labios, hasta que dijo:
El: ¡basta zorra!, déjalo ya…
Me levante, le rodee el cuello y le di unos piquitos en el cuello y luego en los labios… me separo, comenzó a vestirse y besándome en la boca me dijo:
El: si no estuviera mi mujer, te llevaría de puta conmigo a mi casa.
Y abriendo la puerta, se marcho. “Los hombres son asi”.
Como es normal, observe que habíamos tenido radioyentes… dejando la puerta abierta, para que se regocijaran, dándome la vuelta a posta, acabe de vestirme, no sin antes haber sentido varias manos en mi culito. Salí al espejo, me retoque mientras me decía a mi misma:
¡Qué puta eres¡ sonreía para mis adentros…
Me fui a relajarme a la sala… a recordar todo lo que me había pasado, no sabia que hacer, si seguir o marcharme… tome la decisión, fui a desvestirme de mujer y me marche...