Vesper Lynd: Pecado Original
Un fanmade de la hermosa doble agente Vesper Lynd, del universo de Ian Fleming creador de James Bond, a mi estilo, lleno de sordidez y erotismo.
Capítulo I
El olor a humedad, sudor, y el humo de cigarro barato en las instalaciones subterráneas de la Primera Dirección General de la KGB era nauseabundo, sobre todo en la madrugada, era una especie de nube negra cargada de miedo y la propia oscuridad humana, llena de demonios que no solo podían aflojar los esfínteres de cualquier niño, sino de sus padres.
Vesper se dio cuenta que no solo estaba cansada, sino que dentro de ella el miedo era total, tanto que a pesar de su máscara de fría tranquilidad exterior, estaba abrumada.
-Cálmate Vesper.- Se repetía una y otra vez mientras seguía caminando hacia la oficina privada de Vladimir Kryuchkov, seguida de cerca por dos de sus compañeros del Spetsnaz que la custodiaban.
Llegaron frente a una pesada puerta de acero reforzado sin custodia, por la mente de Vesper pasaban mil escenarios posibles, la habían desarmado nada más llegar a Moscú con su pelotón de una misión en Afganistán, y ahora estaba a punto de conocer a uno de los hombres más poderosos del Politburó, solo por detrás de Yuri Andrópov.
Nada más entrar a la oficina de Kryuchkov, Vesper pudo darse cuenta que era el sitio más limpio y lujoso en el que había estado desde que era una niña, en total discrepancia con las instalaciones fuera de ella, las paredes estaban pintadas de un color crema y el piso de un negro impoluto brillaba a tal punto que su podía ver su reflejo.
La decoración, a pesar de ser minimalista, era de calidad, un enorme escritorio de Abedul, y detrás de él, una chimenea estaba esculpida con el mejor mármol blanco de Koyelga.
Vladimir Kryuchkov estaba de pie esperándolos, a pesar de no ser un hombre grande, y de tener un rostro que podría ser considerado como afable, su presencia tenía algo que lo hacía intimidante, además que su fama de ser violento lo precedían.
Les dio la orden de retirarse a los que la acompañaban, dejándola sola mientras tomaba de la mesa un expediente. -Vesper Lynd, veintiséis años, 1,68 Metros, 53 kilogramos, ojos azules, nacida el nueve de Julio de 1949, de familia acomodada que terminó en la ruina luego de que su padre británico las abandonara cuando eras una niña, te enlistaron en el ejercito con quince años, y desde entonces has ido subiendo hasta convertirte en una Spetsnaz, pero lo increíble de tu expediente es que jamás has sido herida en combate, y has estado en muchos, además, hablas ingles con un perfecto acento británico.- Exclamó Kryuchkov con la tranquilidad del hielo, Vesper se había cambiado su apellido por el de su madre pensando que nadie se enteraría de su pasado, pero ya sabían todo de ella.
Vesper intentó por todos los medios controlar su respiración, y mantener su máscara de calma, pero empezó a transpirar, cosa que notó de inmediato el Jefe de la Primera Dirección General de la KGB. -Tranquila, si dudáramos de ti, ya hace mucho estarías muerta, te mandé a llamar porque necesito que hagas algo por nosotros.- Al escuchar esas palabras, el aire de sus pulmones regresó, pudiendo por fin calmarse un poco.
Carraspeó un poco para remedar su garganta seca, y se animó a preguntar.- Estoy a sus ordenes Señor, dígame qué es lo que necesita.- A pesar del hilo inicial de su voz, pudo reponerse y escucharse más decidida de lo que en realidad se sentía.
-Dejaras a los Spetsnaz, y te unirás a mi división de espionaje, borraremos todos los registros de tu carrera en el ejército soviético, y te convertirás en una agente encubierta para nosotros.- Contestó Kryuchkov tranquilo, a sabiendas que no era una petición que pudiera ser rechazada, menos por alguien como ella.
Tragando grueso, Vesper asintió con su cabeza, intentando mostrar confianza, sabía que el porcentaje de muertes que tenían dentro de la división de espionaje de la KGB, incluso triplicaba a las unidades de asalto de los Spetsnaz, aunque la posibilidad de morir nunca había sido algo que le quitara el sueño a la nueva agente secreta.
-Pero, antes, quiero confirmar que tienes lo necesario para, digamos, lograr nuestros objetivos.- Exclamó Kryuchkov mientras todavía con su fría y calma mirada dejaba el expediente sobre el escritorio.- Desnúdese Señorita Lynd.- Cuando Vesper entró en esa oficina jamás hubiera imaginado que estaría en esa situación, no era la primera vez que un superior le pedía algo semejante, pero nunca había sido alguien que en sus ojos no mostrara ni un ápice de deseo sexual o siquiera una emoción distinta al escrutinio, era casi como si una especie de maquina se lo estuviera pidiendo.
Sin perder mucho tiempo, Vesper comenzó a quitarse su uniforme, primero su chaqueta, luego sus botas de campaña, su camiseta, y sus pantalones, cuando quedó en ropa interior dudó un segundo si debía seguir, pero un sutil movimiento de cabeza de Kryuchkov le hizo reaccionar y terminando de quitarse su ropa interior.
El cuerpo de la Vesper era pura poesía, firme y fibroso por su entrenamiento como Spetsnaz, pero muy estilizado, adornados por grandes y suaves senos con pezones rosados y delicados, anchas caderas, su piel era blanca e impoluta, mientras su sexo estaba tapado por una fina capa de pelo azabache como su cabellera, que aunque corta, seguía siendo lisa y hermosa.
Era una fuente de pecado, y eso con precisión era lo que buscaba el Jefe de la Primera Dirección General de la KGB, ya habían fracasado con casi todos los agentes enviados luego de que el Círculo de Cambridge y sus integrantes habían sido descubiertos, por lo que tenían que dar un golpe de efecto y ella era su arma secreta.
Con extrema tranquilidad, Kryuchkov rodeó su lujoso y firme escritorio sentándose en su sillón de cuero tintado, mientras tomaba otros documentos que estaban sobre la fina madera.- Puede retirarse Señorita Lynd, la están esperando fuera de estas oficinas para instruirla en lo que necesitará para poder llevar a cabo tu misión, pero recuerde, su madre se volvió a casar, y tiene una adorable hija de apenas seis años a las afueras de San Petersburgo, sería una verdadera lástima que algo les pasara.- Exclamó, levantando sus ojos al decir lo último, haciendo que la amenaza llegara directo a la espina dorsal de Vesper, que se vio tan impactada que solo pudo asentir, tomar su uniforme del suelo y retirarse de las oficinas casi corriendo.
Pero justo cuando estaba a punto de abrir la pesada puerta de acero, Kryuchkov sin alzar la voz exclamó.- ¿No preguntará a donde será asignada Señorita Lynd?- La malicia en la voz del Jefe de la Primera Dirección General de la KGB era evidente, y por primera vez, se le podía ver un brillo de diversión en sus oscuros ojos, mientras que sin esperar que se Vesper se volteara se lo dijo.- Iras a Inglaterra.