Verónica y la piloto

Verónica conoce a la hermana heterosexual de su secretaria. ¿Qué ocurrirá entre ellas dos?

Esta es la historia de amor y sexo entre dos mujeres, Verónica una muñeca Barbie poli

operada,

pero para la que las apariencias engañan y Sofía, una piloto comercial que descubre su verdadera orientación sexual.


Habla Verónica

Mi vida comenzó a cambiar en un ascensor; dicho así puede ser un poco extraño, pero ocurrió; ese día yo acababa de terminar una importante reunión en el despacho de un cliente y estaba ya a punto de regresar a mi oficina, situada en la séptima planta de un edificio del Barrio de Jerónimos cuando me encontré con Sofía, la hermana de Inés, mi secretaria, que se dirigía vestida con el uniforme de piloto comercial porque acababa de regresar de un vuelo entre Cancún (México) y Madrid y se disponía a dar una sorpresa a Inés, que no se esperaba la visita de su hermana en la oficina porque en realidad las dos hermanas habían quedado en verse por la noche en el adosado en Villaviciosa de Odón en el que vivía Inés.

Yo no conocía a la hermana de Inés, a Sofía, porque Inés llevaba apenas 6 meses trabajando para mí como mi asistente personal, la contraté cuando me dejó la anterior porque no soportaba mi ritmo de trabajo y no tenía claro que las criptomonedas (El ámbito de trabajo de mi empresa), es un trabajo que nunca cierra, que nunca duerme; además, Sofía se pasaba el tiempo entrenando para ser piloto y solo sabía de ella, por lo que me había comentado Inés, que ya empezaba a hacer algunos viajes internacionales pilotando como ayudante con comandantes más cualificados para ir ganando experiencia.

Sofía y yo llegamos a la vez al portal, yo en un principio solo pude ver a una mujer vestida de piloto comercial, me sorprendió un poco verla por el edificio, pero no dije nada, sin embargo, cuando ya coincidimos en el ascensor y vi que la misteriosa mujer había picado en el mismo piso al que iba yo, el séptimo, y que allí solo estaba mi oficina, empecé a deducir que se trataba de Sofía, así que pronuncié su nombre

¿Eres Sofía, la hermana de Inés?”

Sofía me respondió afirmativamente con una sonrisa y comenzamos a hablar y en primer lugar ella me explicó que quería conocer el lugar donde trabajaba Inés y a su jefa (A mí), que la mantenía siempre ocupada y que no permitía apenas tiempo libre ni para una mísera visita a los padres de Inés y de Sofía, yo pude ver cómo era físicamente Sofía y confirmé enseguida mientras hacía esfuerzos porno delatarme como esa jefa estricta de su hermana, que se trataba del tipo de mujer que me atrae.

Sofía debía de tener en torno a los 25 años, morena de pelo liso y suelto, muy guapa, piel bronceada, tetas naturales, a priori ni piercings ni tatuajes y un bonito culo, parecía que hacía algo de

deporte,

pero tampoco sin pasarse.

Me gustan este tipo de mujeres digamos “naturales” porque yo soy todo lo contrario, en mi familia

tod@s

menos yo se dedican a temas de estética y de ciencias.

Mi tío Lorenzo es neurocirujano (Y me ha ayudado a probar algunos corsés ortopédicos, por ejemplo) y mi padre y mi tía Olga son cirujanos plásticos y me han ayudado a conseguir el cuerpo que tengo, por ejemplo, mis enormes y pesadas tetas, con 3000CC de silicona en cada teta, sí, muy llamativas, pero me encantan,

porno

hablar de mi culo, lo pasé un poco mal después de operarme, pero mereció la pena, para tener un culo grande y llamativo, además llevo siempre un

plug

anal cerrado con llave que solo me quito para cagar.

Mi madre es farmacéutica por lo que puedo disponer con facilidad de medicinas y una de las hermanas de mi madre es óptica por lo que las gafas me salen gratis (Y también he podido probar ciertas cosas como la privación de la vista que me parece muy excitante) y la otra es dentista así que también me regalaron el aparato dental que llevo (Por puro gusto, no por necesidad). Mi prima Sheila es la que se va a encargar de llevar la clínica en próximos años porque también se está formando para ser cirujana estética.

Soy rubia, con una larga melena de pelo rizado voy toda tatuada y con varios piercings, sobre todo en la zona genital, aparte de en mis enormes tetas, por supuesto los labios los llevo también con relleno y me gusta llevar mucho

bótox

porno decir que abuso de él y voy depilada de manera integral para no tener un solo pelo en mi cuerpo y llevo unas uñas perfectas; lo único que no me gusta es tomar rayos UVA, me basta con tomar el sol en verano en la playa nudista acompañada de mi familia.

No me cuido en exceso porque la buena genética, el apoyo de la cirugía, el corsé negro que siempre llevo y hacer algo de deporte 3 o 4 veces por semana, es suficiente como para ser llamativa. Me gusta mucho fumar (Mi tía Olga se encargó de educarme en eso junto con el tema de mi sexualidad que más tarde explicaré), y me meto unos 4 o 5 gramos de cocaína diarios para aguantar mi ritmo de vida y de trabajo.

Me encanta maquillarme y también la moda, debido a mis tetas, la ropa que uso suele ser muy corta y muy escotada para que se me vean bien, me encanta el color rosa y el negro.

Aunque pueda parecer que soy una muñeca, la típica rubia tonta, todo lo contrario, soy Ingeniera de Caminos y de Informática y también estudié Matemáticas, además de Criminología y Psicología (Esto ya online porque empecé a disponer de menos tiempo al meterme con las criptomonedas).

El tema de las criptomonedas me ha ayudado para conocer gente metida en el mundo del narcotráfico y ganar bastante dinero lo que me permite vivir una vida en la que no me puedo quejar.

Pero regresando al tema que nos ocupa, que no todo es hablar de mí y de mi persona, Sofía y yo subimos en el ascensor y llegamos a mi oficina, llamé a la puerta y la recepcionista nos abrió y al verme dijo ¡Hola jefa!, provocando cierta mirada de sorpresa de Sofía hacia mí.

Sofía: -” Así que tú eres Verónica, la jefa de Inés que no le da nada de tiempo libre”

Verónica: -” Sí, esa soy yo” Dije con una media sonrisa.

Fuimos hasta mi despacho donde ya nos estaba esperando Inés, que se sorprendió un poco al ver a su hermana allí, casi incluso diría que se preocupó y pensó por unos instantes que había pasado algo, tal vez con sus padres y tenía que salir urgentemente, pero no, simplemente Sofía pasaba para saludar y conocer(me).

Me ofrecí para darle un tour a Sofía por las instalaciones de mi oficina y cuando acabamos, Sofía quedó con Inés en que se verían en casa.

Yo vi ahí la oportunidad y le pregunté sin demasiado interés a Sofía si tenía medio de transporte para ir hasta su casa, algo alejada de la oficina (30 minutos en coche más o menos).

Sofía me reconoció que no porque había llegado hasta las puertas de mi oficina en un microbús de su compañía aérea para los empleados e insistió en tomar un taxi para llegar a la casa de Inés, pero yo fui más insistente y la convencí para llevarla yo misma en mi coche.

Me despedí de Inés, que se quedó muy tranquila al ver que nos íbamos las dos juntas hasta la casa y volvimos a bajar en el ascensor hasta la calle.

Como aún teníamos tiempo, decidí invitar a Sofía a tomar algo en la terraza del bar de al lado de la oficina (Para poder fumar), antes de ir hasta la casa de Inés, por suerte Sofía aceptó, pues quería hablar conmigo a solas de las condiciones de trabajo de Inés.

Nos sentamos en la terraza del bar, me encendí un cigarrillo y le ofrecí uno a Sofía, pero me lo rechazó porque por temas de revisiones médicas tenía prohibido fumar, pedimos dos pinchos de tortilla y un par de zumos de naranja y esperamos charlando tranquilamente a que nos sirvieran.

Yo comencé a explicarle con calma el mundo apasionante de las criptomonedas y el hecho de que nunca descansa, de ahí que siempre haya que estar con un ojo abierto pendiente de que pueda haber una bajada o una subida en cuestión de segundos.

Sofía me escuchaba, pero me miraba las tetas en vez de a los ojos, es algo que me pasa a menudo (Y no sé por qué será ¿?), en un par de ocasiones le tuve que decir donde estaban mis ojos porque ya digo, la caché mirándome las tetas como si nunca hubiera visto unas o ella no tuviera las suyas propias.

A la tercera ocasión que la caché, le propuse ya en serio,

que,

si quería vérmelas en vivo, en cuanto que llegáramos a la casa donde vivía Inés, yo no tendría ningún problema en desnudarme y enseñarle mi anatomía.

Sofía se puso roja y musitando, decidió aceptar mi propuesta, pues me reconoció que le daba cierta curiosidad semejante tamaño de tetas.

Pagué las consumiciones y salimos Sofía y yo del bar, pusimos rumbo al garaje de la oficina donde aparco mi coche, un Mercedes GLS, y pusimos rumbo a la casa donde vivía Inés.

Por el camino, aprovechamos para conocernos un poco mejor, puesto que nos íbamos a ver desnudas (O, al menos, ese era mi plan, pues a cambio de enseñarle mi anatomía, consideré que lo justo sería pedirle a Sofía que también me mostrara la suya).

Sofía era una de las dos hijas de un matrimonio ultracatólico, de misa diaria, y había sido educada junto con su hermana Inés en un colegio también acorde a la religión, por lo

que,

en su familia, ser lesbiana no iba a estar nada bien visto, por desgracia.

Sofía había estudiado primero Ingeniería Aeronáutica y Aeroespacial y se había formado como piloto comercial porque desde pequeña le apasionaba ese mundo, además del mundo del motor (Coches, camiones, motos...)

Llegamos a la casa donde vivía Inés, aparqué el coche en la puerta y entramos en la casa, pasamos al salón y una vez que Sofía se puso cómoda y se había servido un vaso con agua y yo me había quitado el abrigo de PVC que llevaba y encendido otro cigarrillo y me había metido una raya de cocaína (Le ofrecí de nuevo a

Sofía,

pero me la rechazó por miedo a dar positivo en un control de drogas en su compañía aérea), comencé a quitarme inmediatamente el vestido de PVC negro, escotado y corto que llevaba, dando paso a mis tetas enormes y al tanga minúsculo que llevaba y que también me quité, quedándome ya solo con las botas de estilo stripper y las medias de red que me faltaban por quitarme.

El corsé de cuero siempre lo llevo y también va cerrado con candados, solo me lo quito para la ducha, así que ese no me lo quité.

Tomé con suavidad la mano derecha de Sofía y la coloqué sobre una de mis tetas, para que ella me la pudiera tocar; Sofía se puso roja, pero empezó a tocarla y después fue ella misma la que usando sus dos bonitas manos, comenzó a masajearme las tetas.

Roja como un tomate y en el mismo tono bajo de voz que empleó en el bar, me preguntó si me las podía lamer, y yo le di luz verde, así que, sin decirle yo nada, Sofía comenzó a desnudarse con la excusa de estar más cómoda y a la altura de cómo estaba yo para empezar a lamer mis tetas con su lengua.

He de reconocer que Sofía no lo hacía nada mal, yo estaba disfrutando, me excitaba ver a una mujer lamiéndome mis tetas y que ella también lo pasara bien haciéndolo, sin pararse a pensar o a cuestionar su orientación sexual.

En ese momento me sonó el móvil de trabajo, era Inés que me preguntaba si habíamos llegado bien pues estaba algo preocupada al no saber nada de nosotras dos desde hacía ya casi 2 horas entre unas cosas y otras.

Inés confirmó que estaba ya casi de camino a la casa y que nos veríamos en un rato allí.

Al colgar, Sofía me propuso que fuéramos a la que era su habitación cuando se quedaba en la casa de su hermana, para tratar de acabar de la mejor manera posible lo que habíamos empezado en el salón.

Le pregunté a Sofía si estaba segura de lo que íbamos a hacer, ella me respondió que sí, porque a ella le gustaba aprovechar las oportunidades y no sabía si iba a tener la oportunidad de volver a estar con una mujer en estas circunstancias, ella siempre se había sentido atraída por la posibilidad de probar a follar con una

chica,

pero le echaba para atrás ser rechazada, así que, ahora que me tenía delante, iba a aprovechar.

Nos levantamos del sofá y fuimos hasta la habitación que usaba Sofía en la casa de Inés, pude ver que en la espalda Sofía llevaba un pequeño tatuaje de un avión, un Airbus A380, porque era el que más le gustaba y soñaba con pilotarlo algún día.

Ya en su habitación, decidí que tenía que ser yo la que llevara la iniciativa para empezar a enseñar a Sofía lo que era estar con una mujer, pues hasta ahora, solo había follado con hombres y me confesó que había sido desastre tras desastre.

Mis experiencias sexuales han sido solo con mujeres porque fue mi tía Olga quien me explicó muchos años atrás (Yo era una niña pequeña) que me pasaba lo mismo que a ella, que era lesbiana y que no iba a disfrutar si me acostaba, si era follada por un hombre y que era mejor que lo aceptara cuanto antes y viviera mi sexualidad y mi vida con total libertad. (Por suerte mi familia siempre me ha educado con libertad, pero con responsabilidad en mis decisiones, fueran las que fueran).

Sofía se tumbó en la cama y yo me tumbé sobre ella y comencé a besarla, ella respondió a mi beso lamiendo mi cuello y bajando hasta llegar a mis enormes tetas, que lamió, mordisqueó y chupó durante un largo rato, aparte de sobarlas con quizás no demasiado cariño y acabó bajando con su lengua en mi coño, lleno de piercings y que suele estar cerrado incluso con candado, pero lo abrí con rapidez, lo que supuso que las ganas de hacer pis llegaran de golpe y mojaran toda la cara de Sofía, que se sintió un poco asqueada, pero comenzó a reír y yo con ella.

Sin embargo, la risa no nos duró demasiado pues escuchamos unos pasos e Inés apareció en la puerta de la habitación de Sofía, pillándonos en plena escena...