Verónica y la piloto capítulo 3
Follando con Sofía en el sótano de mi casa. Natalia me confiesa su secreto.
Recomiendo leer los capítulos anteriores para entender mejor la historia.
Eran las 07:15 cuando me despertó un beso en la boca y la voz de Sofía que me daba los buenos días, ella me preguntó por mi antifaz y si me lo podía quitar y le respondí que no, que prefería quitármelo yo, porque hay que hacerlo con cuidado y con poca luz para que los ojos se vayan acostumbrando; Sofía apagó las luces y yo me fui quitando ya el antifaz y los parches, dejando como siempre al menos uno de los dos durante unos minutos, mientras me fumo el primer cigarrillo del día y me meto la primera raya de cocaína de la jornada.
Sofía había dormido bien, pero se despertó antes de lo que pensaba y comenzó a darle vueltas a la cabeza, a acordarse de lo que había hecho y a sonreír porque estaba haciendo lo que le dictaba su corazón, sin importar lo que dijera el resto del mundo.
Inés no tardó demasiado en aparecer por la habitación de Sofía, trajo con ella 3 cafés y venía con ropa deportiva pues acababa de estar haciendo algo de deporte por los alrededores de la casa.
Le pedí a Inés que me fuera informando de lo ocurrido durante la noche con los temas de trabajo y cuando acabó, tomé de la mano a Sofía, que quería quedarse un rato más en la cama conmigo, y le dije que se viniera con nosotras a la ducha. (Con su hermana y conmigo).
Sofía aceptó a regañadientes, pero al final logré convencerla y allá que fuimos las 3, antes de ir a la ducha, Inés me ayudó a quitarme el corsé de cuero que llevo siempre y me quitó también el
plug
anal y me puso un enema para vaciar todo bien, hice también un pis y después nos metimos las 3 en la ducha, cupimos sin mucha dificultad.
Nos estuvimos duchando, nos enjabonamos y le metí por primera vez el dedo por el culo a Sofía, que metió un gemido de placer y de sorpresa, y ella me lo devolvió, aprovechando que aún no me había vuelto a colocar mi
plug
anal.
Cuando ya estábamos bien limpias, regresamos a nuestras respectivas habitaciones a
vestirnos,
aunque antes Sofía, con las indicaciones mías y de Inés, me fue colocando por primera vez el
plug
anal y el corsé de cuero, así como el cierre de los piercings de mi coño, que me iba a impedir mear hasta el día siguiente.
Me empecé a vestir, como me encanta sentirme una puta de polígono al vestir, solo me puse una microfalda de cuadros de tipo escolar sin nada de ropa interior ni tampoco medias, la parte de arriba de un micro bikini negro que tapaba muy poquito y una chaqueta de cuero negro que me cerré bien; finalmente, me puse unas botas al muslo de 18 cm de tacón y sin plataforma.
Tras maquillarme generosamente como hago siempre, me fui hasta la cocina a empezar a preparar algo de desayuno para las chicas.
Hice una buena cantidad de huevos revueltos con un poco de chorizo que encontré por la cocina y preparé más café para las 3.
Sofía no tardó en aparecer, vestía muy normalita, un vestido corto y negro que le quedaba genial y unas botas de tacón fino; al verme, me dio un beso y me felicitó por lo bien que me quedaba lo que llevaba puesto; yo me bajé la cremallera de la cazadora de cuero para que viera el top del minúsculo bikini que llevaba por debajo.
Sofía no esperó a que llegara Inés para comenzar a desayunar, pues reconoció estar hambrienta y no solo de comida, también me quería comer a mí, sentir mi cuerpo por su lengua y saborear mi coño.
Nos estábamos besando cuando apareció Inés, que solo se tomó otro café, despreciando mis huevos revueltos y buscó por la cocina un par de bollos de chocolate con los que acompañó al café.
Tras desayunar, mandé a Inés a la oficina y quedé con ella en que nos veríamos ya en la puerta de la casa de
Chuspe
para la reunión que teníamos prevista con él un rato después.
Yo tenía que pasar por mi casa (Un enorme chalet en la zona de
Campodón
, muy cerca de la casa donde vive Inés), así que me llevé conmigo a Inés para que la conociera.
Tardamos menos de 10 minutos en llegar en coche de una casa a la otra, dejé el coche fuera porque íbamos a estar poco tiempo, porno perder tiempo en el garaje, y entramos.
En el jardín me encontré con dos de los perros que tengo, una pareja de Dóberman, macho y hembra, que cuidan de la casa para que no haya intrusos.
Sofía los acarició sin problema, según me explicó en su casa siempre había habido perros, así es que estaba acostumbrada a ellos.
Entramos en la casa y saludamos a Adela, la asistenta interna, de unos 45 años y que había sido monja unos años
atrás,
pero se había salido del convento y como no tenía a donde ir la acogí en mi casa a cambio de que se encargara del mantenimiento junto con un jardinero.
Aproveché para hacer la presentación de rigor y para acariciar y jugar un poquito con los otros tres perros que tengo, dos de ellos son
golden
retriever
y el otro, un perro de aguas de color canela, y también con los dos gatos.
Dejé a Sofía hablando con Adela y bajé al sótano, a la habitación donde tengo los bichos exóticos, para ver mis serpientes. (Soy una apasionada de ese tipo de animales porque la serpiente es el símbolo de la lucha libertaria)
Mientras estaba dando de comer a alguna de las serpientes, vi entrar a Sofía en la sala de los bichos; yo pensaba que iba a salir de ahí corriendo, pero, al contrario, Sofía se empezó a poner melosa conmigo y a besarme, así que, allí mismo, nos tumbamos sobre el suelo y comenzamos a follar en plan salvaje.
Como estábamos en la planta sótano de mi casa no tenía a mano mi colección de juguetes con los que poder satisfacer mejor a
Sofía,
pero eso no fue óbice para que no pudiéramos darnos placer la una a la otra.
Usando mi lengua en su coño y sus manos y su lengua en mis enormes tetas, pudimos pasar un breve rato de disfrute, fue breve porque el tiempo era escaso ya que nos teníamos que ir a la oficina para desde allí ir a la casa de
Chuspe
tras dejar el coche aparcado en el garaje de la oficina.
Sofía se corrió dejando la mancha de sus jugos en el suelo, le pedí que no se preocupara por ello, porque Adela la limpiaría pasando la fregona, cuando acabamos de follar, nos volvimos a vestir, yo ayudé a vestir a Sofía y le fui dando besos por el cuello que casi supusieron volver a follar.
Eché un rápido vistazo a los bichos mientras se los iba mostrando a Sofía, que fue capaz de acariciar a algunos (Los menos peligrosos, otros ni siquiera yo me atrevo a tocarlos
porno
tener problemas) y salimos las dos de la habitación para poner rumbo a la
salida,
aunque antes pasé por la cocina para avisar a Adela de la mancha del suelo de la sala de animales para que le hiciera una limpieza por ahí.
Salimos a la calle Sofía y yo y subimos al coche para poner rumbo al garaje de la oficina, durante el trayecto tuve que atender algunas llamadas así que apenas presté atención a Sofía, que se puso a escuchar música con auriculares y a darle vueltas a su cabecita, pero noté que sonreía, así que yo sonreí con ella.
Aparcamos el coche en mi plaza de garaje de mi oficina y fuimos caminando hasta la casa de
Chuspe
, un enorme ático en una de las mejores y más exclusivas zonas de Madrid con vistas a El Retiro.
Inés ya nos estaba esperando en la puerta mientras miraba algo de trabajo en su tableta y hablaba por teléfono con otro cliente.
Subimos en el ascensor y llegamos hasta el ático, al ser vivienda única por planta no había dudas así que Sofía hizo los honores y llamó al timbre.
Pasados unos segundos se abrió la puerta y nos abrió la asistenta, de algún país latino y con unas tetas bastante grandes, el uniforme le quedaba bien, calculé que tendría unos 50 años.
La asistenta ya nos conocía tanto a Inés como a mí, así que nos dejó pasar y con una mirada de cierta sorpresa y fugaz hacia mis tetas, como casi siempre que solía hacer cuando me (las) veía, pasamos al salón del ático donde estaban
Chuspe
y su familia, ya esperándonos.
Chuspe
, de unos 50 años, es alto y
delgado,
aunque no está en forma física porque tiene alguna enfermedad que le impide hacer deporte con normalidad, no es muy atractivo y a priori no parece que sea lo que es, todo un narcotraficante de éxito.
Covadonga, su mujer, tiene apenas 32 años, las tetas operadas, pero con forma más natural que las mías, su culo es natural y destaca por sus ojazos, que llaman la atención de cualquiera que la mire; fuma un montón, casi más que yo porque pasa más tiempo en lugares donde, por suerte, aun se permite fumar y en el tema de las drogas, en varias ocasiones ha estado cerca de irse por sobredosis, con eso lo digo todo.
Natalia es la única hija de la pareja, tiene 18 años, lo que supone que Covadonga la tuvo realmente muy jovencita (
Chuspe
y Covadonga se enamoraron el día que se vieron por primera vez por pura casualidad a la salida del colegio,
Chuspe
andaba perdido, le preguntó a Covadonga por una dirección mientras ella estaba fumando, comenzaron a hablar y surgió el amor y los problemas, pues Covadonga acabó saliéndose del colegio sin ni siquiera obtener la formación básica, la ESO y ya tampoco se habla con nadie de la familia por todo lo que ocurrió con su embarazo tan temprano y boda a los 18 años)
En cuanto al físico de Natalia, sus tetas están casi recién operadas, regalo de los 18 años de sus padres, y es la típica niña pija universitaria (Estudia Economía en una universidad para pijos) que gusta a todos los tíos, pero ella pasa de eso porque le gustan mayores, o, al menos, eso dice (Hasta ahora, es lo que me ha dicho cuando hemos cotilleado sobre el tema).
Pelo castaño, liso, en torno al 1.65 de altura y ojos negros. Covadonga fue quien la inició en fumar. En su fiesta de 18 cumpleaños probó la cocaína por primera vez y cada vez consume más,
como su
madre.
Natalia se sorprendió y no puso demasiada buena cara cuando vio a Sofía, no se cayeron nada bien, me di cuenta enseguida de que podrían saltar chispas si no tenía cuidado, aun así, tras tomar un café
tod@s
junt@s
, dejé a Sofía con Natalia y Covadonga para que hablaran de sus cosas y yo me fui al despacho de
Chuspe
a hablar de nuestros negocios.
Un par de cigarrillos después y ya con la cantidad suficiente de cocaína como para poder pasar un mes, salimos los dos del despacho de
Chuspe
y cuando ya nos íbamos, Natalia nos propuso ir a dar una vuelta por El Retiro aprovechando que había salido el sol.
Sofía aceptó sin dudarlo mucho, Inés se disculpó y dijo que tenía un cliente esperando y que ya llegaba tarde a la cita, pero yo dije que sí, teniendo en cuenta que no iba a dejar a Sofía a solas con Natalia más tiempo por si acaso.
Natalia y Covadonga tomaron sus abrigos, ambos de visón negro y cortos, y bajamos los 5 en el ascensor hasta la calle.
Ya en la calle, pasé un momento por el garaje donde dejo el coche para dejar a buen recaudo la bolsa con la cocaína, aunque antes de irme, me metí una raya para iniciar la bolsa.
Natalia, Covadonga y yo nos encendimos unos cigarrillos y fuimos caminando hasta la entrada más cercana del parque, la que da a la Puerta de Alcalá.
Sofía y yo fuimos tomadas de la mano mientras paseábamos, hasta que a Sofía le sonó su móvil, la llamada era de una amiga azafata que quería saber si podían verse para ir a tomar algo y charlar un rato, como hacían habitualmente cuando ambas coincidían en Madrid.
Natalia me propuso que fuéramos también nosotras dos solas a tomar algo mientras Sofía y su amiga hablaban de sus cosas, así ella y yo podríamos hablar de las nuestras;
Chuspe
y Covadonga se despidieron de nosotras y siguieron su paseo por El Retiro.
Sofía tomó un taxi en la calle y se fue al bar donde había quedado con su amiga, y Natalia y yo fuimos caminando hasta el primer bar que vimos que estaba más o menos bien y nos sentamos en la terraza (Para poder fumar mientras hablábamos).
En cuanto que nos sentamos, Natalia comenzó a hablar, con un nudo en el estómago y a preguntarme por Sofía, en plan dónde la había conocido, si me gustaba realmente, si ya me la había follado o no.
Tuve que pararle los
pies,
pero fui contestando con sinceridad a todo lo que me iba preguntando Natalia, cuando terminó de avasallarme a preguntas, yo solo le formulé 1, le pregunté el porqué de tanto interés en mi relación con Sofía.
Natalia, algo turbada, me respondió:
-” Porque tú me gustas, me gustaste desde la primera vez que nos vimos y cada vez que te veo, con tu físico de muñeca y tu actitud de empresaria de éxito, me pareces un modelo a seguir, no sé si soy lesbiana o no, eso es lo de menos, pero el caso es que me gustas y no me he atrevido a decirte nada hasta ahora porque no sabía cuál iba a ser tu reacción”.
Yo sospechaba algo porque siempre que nos veíamos, la actitud de Natalia conmigo era muy cariñosa, nunca dejaba que me fuera cuando acababa las reuniones con su padre, con
Chuspe
, y siempre apoyaba mis decisiones y mis cirugías.
Le propuse a Natalia que regresáramos a su casa, una vez allí, le daría la oportunidad de follar conmigo, y si a las dos nos gustaba la experiencia realmente, veríamos lo que se podía hacer; eso sí, le dejé bien claro a Natalia que no le prometía nada con eso, simplemente era una prueba.
Natalia me dio un beso en los labios, pagó ella misma las consumiciones y salimos disparadas hacia la casa de
Chuspe
, con la idea de follar en cuanto que llegáramos.
Estábamos a punto de llegar al portal de la casa, cuando sonó mi móvil, era mi tía Olga, que me llamaba para recordarme que habíamos quedado para comer, con todo el lío, se me había pasado por completo y no podía fallar, así que, le tuve que ofrecer a Natalia quedar para cenar las dos solas por la noche, y, tras la cena y una buena charla, tal vez follar.
Natalia aceptó, dijo que buscaría una excusa para que sus padres salieran a cenar los dos solos de modo que dejaran la casa solo para nosotras dos y no habría problema.
Me despedí de Natalia con un beso en la
mejilla,
aunque antes de irme a toda prisa, ella me dijo que si quería algo en especial para esa posible noche de pasión se lo hiciera saber y ella me lo conseguiría, y tomé un taxi para ir al restaurante donde había quedado con mi tía Olga (Así podría beber vino sin problema durante la comida).
Llegué al restaurante, Olga (Que llevaba un bonito vestido corto de color rojo intenso y que dejaba ver sus tetas operadas y unas botas de cuero del mismo color) iba ya por la segunda cerveza y estaba fumando mientras me esperaba en la terraza (Para fumar, obviamente), me disculpé con ella por llegar tan tarde y enseguida notó mi cara de cierta felicidad, aunque no del todo completa, se dio cuenta de que algo ocurría...