Verónica y la piloto capítulo 2
Inés nos pilla follando. ¿Cuál será su reacción?
Recomiendo leer el capítulo anterior para entender mejor la historia.
Inés entró en la habitación de Sofía y no dijo nada cuando nos pilló a las dos casi desnudas por completo y follando, por suerte se lo tomó bien y nos dijo que era algo que se esperaba.
Sofía al principio se tapó un poco su cuerpo desnudo con las
sábanas,
pero Inés le pidió que no lo hiciera, que no hacía falta porque ya se habían visto desnudas muchas veces antes, pues eran hermanas; a mí también me había visto desnuda ya en alguna ocasión, pues no me corto en ir desnuda por casa cuando estoy en confianza y con Inés, lo estaba.
Regresamos al salón, donde estaba nuestra ropa y que Inés había visto y por eso había ido hasta la habitación de Sofía previendo e intuyendo lo que había pasado, aunque en realidad y según nos explicó más tarde Inés, ella ya sospechaba de los gustos reales de Sofía por los pocos novios y de mala calidad que había tenido, que parecían casi más montajes y acuerdos para tratar de dar una alegría a los padres que una realidad.
Inés fue a la cocina y trajo unas copas de vino y un poco de chocolate, queso y de chorizo y durante un buen rato estuvimos hablando de nuestras emociones y de cómo les iba a confesar Sofía a sus padres la situación que acababa de pasar.
Si ya era complicado por el tema religioso de los padres comentar una orientación sexual lésbica para Sofía, más lo iba a ser considerando que yo era la novia de Sofía, los padres podrían sufrir un disgusto serio o incluso algún problema de salud al enterarse.
Yo propuse ir con la verdad, al día siguiente iríamos Sofía y yo a ver a los padres, les contaríamos lo que había sucedido y si nos aceptaban, pues muy bien y si no nos aceptaban, yo al menos la iba a aceptar y estaba segura de que mi familia también, pues siempre habían aceptado mis decisiones como buenos libertarios.
Inés nos propuso llamar a sus padres en ese mismo momento para que Sofía hablara con ellos, quedáramos ya a una hora fija en su casa, situada en San Rafael, en Segovia, y que, simplemente les dijera que tenía una noticia importante pero que ya se la contaría ella misma en persona al día siguiente.
Dicho y hecho, Inés habló con sus padres y luego se puso al aparato Sofía y consiguió quedar con ellos al día siguiente por la tarde en su casa.
Sofía me abrazó luego de colgar la llamada y yo comencé a besarla apasionadamente en la boca, lo que propició que volviéramos a empezar a liarnos, sin importarnos que Inés nos estuviera viendo.
Inés también se estaba divirtiendo porque las dos vimos cómo se quitaba la falda de tubo y de cuero negro que llevaba, se bajaba
el tanguita
de hilo dental y comenzaba a masturbarse mientras Sofía y yo nos liábamos allí mismo, en el
sofá
de cuero del salón.
Le susurré a Sofía al oído si quería probar más cosas nuevas y ella me respondió suavemente que sí, así que le pedí a Inés que fuera a la habitación en la que me quedo yo cuando duermo en esa casa por temas de trabajo y me trajera un
strap-on
, con la polla pequeña, con la idea de follarme directamente a Sofía, si a ella le parecía bien.
Inés no tardó en regresar, había cumplido mis órdenes sin problemas; le enseñé el aparatito a Sofía, le dije que, por supuesto, si en algún momento no se sentía segura de lo que estábamos haciendo lo dijera y me detendría y Sofía sin dudarlo aceptó que lo usara yo en su coño, que empezaba a estar bastante húmedo.
Me puse el
strap-on
y con suavidad, comencé a introducírselo a Sofía por su coño; Sofía solo gimió un poco, fue como un pequeño gritito, pero parecía que le estaba gustando.
Mientras iba poco a poco metiendo y sacando la polla de plástico del coño de Sofía, aproveché para masajear primero y chupar y morder después sus pezones pues estaban muy duros, (Según me reconoció Sofía después, era la primera vez que se excitaba tanto).
Sofía e Inés se corrieron casi a la vez, yo misma me encargué de lamer sus coños, para dejarlas a ambas bien limpias; Inés me lo pidió y a Sofía le pareció bien, pues tampoco le importaba ser espectadora de porno lésbico por unos instantes.
En esas estábamos cuando sonó mi móvil de trabajo, una llamada de uno de mis principales clientes, apodado
Chuspe
y que era un narcotraficante con mucho dinero negro que quería lavar y
que,
gracias a las criptomonedas y a mi pericia, había logrado que su fortuna se incrementara aún más (Y la mía también, para qué engañar).
Chuspe
me citó para vernos a la mañana siguiente en su casa, muy cerca de mi oficina, porque quería ver conmigo unos asuntos de unos negocios que le llevábamos en la oficina.
Antes de colgar la llamada con
Chuspe
, le consulté si podía llevar a alguien a la cita, y
Chuspe
me respondió que sí, así que le ofrecí a Sofía, puesto que no tenía nada que hacer al día siguiente aparte de ver a su familia, que me acompañara a la cita con
Chuspe
y así vería ella con sus propios y bonitos ojos marrones cómo era mi trabajo de tantas horas.
Inés se quedó trabajando en el despacho de la casa y Sofía y yo nos fuimos a su habitación, aunque quedé con Inés en que me avisaría si surgía algún tema de trabajo.
Sofía estaba algo cansada por el viaje, el
jetlag
y por todas las emociones que había vivido ese día, así que decidimos simplemente quedarnos hablando mientras nos tumbábamos en la cama, abrazadas las dos, con alguna caricia, besos, tocamientos en las tetas de ambas.
Finalmente, Sofía se quedó dormida así que le envié un mensaje a Inés para que me ayudara con las cosas de dormir, porque yo también me iba a ir ya a intentar dormir.
Mientras Inés iba a por las cosas que uso para poder conciliar el sueño, me encendí un cigarrillo y me metí una raya de cocaína.
Inés llamó a la puerta, me sonrió y me empezó a colocar los parches en los ojos y el antifaz que utilizo desde hace años para dormir (Cuando estoy fuera de mi casa, porque en mi casa uso una máscara más completa en lugar de un simple antifaz, lo importante es poder tapar y cerrar bien los ojos).
Con esto, Inés me dio un besito en la boca y me dormí en pocos minutos.