Verónica, mi nueva vecina. Parte 1

Conozco a mi nueva vecina, Verónica. Una chica muy guapa, sexi y lo mejor de todo, con un gran corazón.

Hacía unos meses que vivía en ese piso. Por desgracia tuve unos vecinos de planta muy fiesteros y maleducados, pero en Junio se marcharon al finalizar el año de estudios. A la vuelta de las vacaciones el conserje me dice que ya han alquilado el piso. Días después, al aparcar el coche en el garaje después volver del trabajo, me encontré a una chica descargando cajas de un coche. La vi agobiada. Me acerqué y la ofrecí mi ayuda. Llevamos varias cajas al ascensor y subimos. Cuando terminamos me presenté. Resultó que era mi nueva vecina.

­             - Soy Juanjo, tu vecino de enfrente.

  • Encantada. Soy Verónica. Muchas gracias por tu ayuda.

  • Es casi la hora de comer. Espero que no pienses mal, pero me gustaría invitarte a comer

  • No quiero molestarte, déjalo.

  • No es molestia. En una media hora vente.

Os describo a Verónica. De unos treinta años, morena, melena larga, delgada, pecho mediano y de unos 1,70 m de altura, buen culo que se marcaba en sus pantalones cortos y muy guapa de cara. ¡Vamos, que tiene las mediadas perfectas y muy guapa! Parecía una modelo de portada de revista. Yo vivo enfrente y la planta tiene solo dos pisos. Preparé dos tortillas de patata y una ensalada de lechuga, tomate, zanahoria y maíz, sin aliñar y cada uno se la aliñe como le guste.

El día de trabajo, subir las cajas y cocinar hizo que estuviera sudado y oliera un poco a choto. Me fui a duchar antes de que ella viniera. Al llegar a mi dormitorio me desnudé y me quedé de piedra. Ella había pensado lo mismo y estaba saliendo del baño desnuda recién duchada con una toalla envuelta en la cabeza. Los dos dormitorios dan a un patio interior y tienen un gran ventanal de suelo a techo.

Ella aun no ha puesto visillos y yo los tenía entornados, por lo que podía ver su dormitorio. Me quedé de piedra mirando lo guapa que era y su cuerpazo. Era tan sexi que mi polla empezó a crecer. De repente ella entra en el baño, y vuelve con una toalla pequeña y un espejo. Se sienta en la cama encima de la toalla y con una cuchilla se perfila el vello púbico. Lo tenía depilado dejando una tirita fina de pelos por encima del clítoris. Cogí mi móvil y la hice algunas fotos mientras la otra mano cogía mi polla que estaba ya bien gorda. Empecé a acariciármela. Después empezó a ponerse crema por todo el cuerpo, más que darse crema parecía que se estaba acariciando con ella. Me senté en mi cama y masturbé. Sin apenas acariciarmela me corrí lanzando chorros de semen al suelo. Ella se levantó, se giró hacia la ventana, no sé si me vio y empezó a vestirse.

¡Joder! casi me pilla, pensé. Entré rápido en la ducha. Cuando estaba terminando de vestirme sonó el timbre de la puerta todavía. Me peiné a toda prisa y fui a abrir. Cuando ella entró y bajé la mirada muerto de vergüenza. Me dijo que me notaba nervioso como si hubiera visto algo que no debiera. Por suerte había dejado la mesa preparada y empezamos a comer.

Puso buena cara a la comida que preparé, pero también tuvimos nuestro primer desencuentro. Para ella la tortilla de patata es con cebolla y yo defendía que no. Por lo menos me dijo que la comida le gustó mucho. Mientras tomábamos café en el salón me preguntó cómo podría ir al Ikea de Madrid, por que en unos días vendrían unos amigos suyos y tenía que comprar camas para ellos. Me ofrecí a llevarle al de Sanse ya que no tenía nada que hacer. Me dijo que si creía que por ser joven y de fuera de Madrid no sabría llegar. La pedí disculpas por haber dado a entender eso. La expliqué que era porque ese mueble lo tenía cuando estuve casado y en su coche no iba a caber. Y porque no tenía nada que hacer esa tarde y no me importaba ayudarla. Me dijo que en ese caso que sin problema la dejaría que me llevara. Antes de irnos me pidió ir al baño y a la vuelta me dice que ha visto unas manchas blanquecinas en el suelo de un dormitorio. Me puse rojo, me sonríe y me dijo susurrándome al oído:

  • No te preocupes. Me gusta saber que te excito y que te gusta verme.

Nos pusimos en marcha hacia el Ikea. Por el camino fuimos charlando y oyendo música. Me dijo que había estudiado informática y que la había contratado una empresa tecnológica. Y preguntó por mis cosas. Dije que era ingeniero y que estaba divorciado porque mi ex me estaba engañando con su jefe. Me dijo que vaya putada te hizo. Pero creo que a medida que pasa el tiempo ha sido un alivio. Llegamos al Ikea. Nos lo recorremos entero viéndolo todo y pensando en más muebles que la podrían interesar. Compramos la cama diván que se convierte en una cama de matrimonio lo cual vendría bien a sus amigos ya que son pareja, una cómoda y otras cosas de casa para almacenaje y la cocina, quedándose ella con ganas de comprar más cosas.

Metimos todo en mi coche con dificultad abatiendo todos los asientos salvo el del conductor. No me acordaba que, con los dos muebles, se ocuparían todos los asientos y no quedaría sitio para sentarse ella. Como no había comprado aún nada de comida decidió que se quedaría en el Carrefour mientras yo llevaba las cosas y las  subía a su casa. Me dio sus llaves. Nos dimos los números de móvil por si algo pasaba. Y me fui para volver cuanto antes. Pasada más o menos una hora llegué a recogerla, cargamos la compra y nos volvimos a casa.

Subimos las cosas. Fui a mi casa a por el atornillador eléctrico y alguna que otra herramienta. Mientras tanto ella se puso más cómoda, un short y una camiseta holgada sin sujetador. Montar la cama no era difícil pero si llevaba su tiempo. Cuando la terminamos de montar nos pusimos a descansar y me invitó a una coca cola. No pude tomar cerveza porque ella no compró ya que no bebe alcohol. Pasado un rato se levanta y se pone a buscar entre las cajas y disgustada me dice:

­           - No encuentro mi cargador de móvil y lo tengo casi sin batería.

­           - Tengo uno en casa. Voy y te lo traigo.

­           - Déjalo, ya voy yo. Déjame tus llaves y vuelvo en un instante. Tú quédate descansando que te has dado una buena paliza.

­           - Vale. El cargador está en una de las mesillas de mi dormitorio.

Pasado unos minutos me llaman al móvil.

­           -  Juanjo, perdona, soy Vero. Es que no encuentro tu cargador. ¿Dónde lo dejaste? No lo veo. Por favor acércate a la ventana de mi dormitorio y me indicas.

Entro en su dormitorio hablando con ella por el móvil y me quedo de piedra cuando miro hacia mi ventana. Verónica está desnuda y me dice.

­           - Antes me miraste después de ducharme. ¿Te gustaría verme desde más cerca?

Me puse nerviosísimo. Mi polla empezaba a moverse. Salí corriendo con tan mala fortuna que tropecé y me di un buen golpe, pero me dio igual. Cerré su casa y paso a mi casa que tenía la puerta abierta. Entro, cierro la puerta y cuando voy por el pasillo me dice que cierre los ojos y que me deje guiar. Me venda los ojos y me coge de la mano. Tiene una manos fina con dedos largos y más que cogérmela siento que me la acaricia. Mi corazón se está acelerando, noto mis latidos y siento su aroma. Oigo su respiración que lo llena todo, me embriago de su aroma.

­           -  ¿Te gusta mi colonia? Es L'eau de Paille de Serge Lutens. Antes de salir de casa me la di para oler bien. Huele de maravilla y viste maravillosamente mi cuerpo.

Me lleva a mi cama y me hace sentar en ella. Empieza a acariciarme la cara con sus dedos pasándolos por mis labios. Quiero besárselos pero no me deja. Me dice que la deje hacer. Mi corazón parece quererse salir del pecho.

Siguió jugando con sus dedos por mi cara y empezó a bajar por el cuello. Me fue poco a poco abriendo los botones de mi camisa y siguió bajando los dedos por mi pecho. Se me pusieron los pezones duros y me los pellizcó. Siguió bajando sus manos, abrió el cinturón y metió su mano y se puso a acariciar mi polla. Su aroma me embriaga. Intentó acercarme a ella para besarla pero me empuja suavemente para que me tumbe en la cama. Me quita el pantalón y los calzoncillos. Mi polla salta y golpea mi vientre. Dice susurrándome al oído:

­           -  Me gusta lo que veo. Normalita, ni muy gruesa ni muy larga pero parece juguetona.

Cuando iba a contestarla me vuelve a susurrar que me calle. Con su aliento empieza a recorrer mi cuerpo bajando a mi polla. Con su lengua recorre toda la longitud de mi polla y me la coge con una mano. Yo vuelvo a suspirar. Me chupa todo el tronco de mi polla y acaricia el glande con su lengua y sus dedos. Juega con mis huevos mientras sigue chupándome la polla como si fuera un caramelo. Con la lengua me da pequeños golpecitos en el glande. Poco a poco se va metiendo la polla en su boca y la vuelve a sacar. Se mete mis huevos en su boca y los va lamiendo uno a uno mientras me pajea. Noto como me salen gotitas preseminales y ella con la punta de la lengua las coge y después me da un beso. Nuestras lenguas se funden en un beso largo. Su mano izquierda me acaricia la polla. Vuelve a bajar y se la mete entera en su boca asta el fondo. Es la primera vez que me lo hacen. Noto mi polla encharcada de su saliva. Mi polla está durísima.

Se para y noto como se sube a horcajadas encima de mí. Acerca sus labios a los míos y me da un beso suave. Yo reacciono buscando sus labios sacando mi lengua y lo que encuentro es uno de sus pezones. Lo lamo con pasión y la cojo por la cintura pero me retira las manos. Ella mueve su pecho para que chupe y lama ambos pezones. Tiene el pecho bien firme. Cojo sus pezones suavemente con mis dientes mientras los acaricio con la punta de mi lengua. Hago que suspire de placer. Rodeo con mis labios su pezón y lo succiono. Por fin me deja que la coja por la cintura y la acaricie su culo. Es duro,  firme y muy suave. Me quita la venda y veo por fin su sonrisa y su cara de placer.

Se mueve y me pone su coño encima de mi boca. Está muy mojado. Con mi lengua empiezo a acariciarlo y a succionarlo con mis labios. Noto que empieza a temblar de placer. Con sus flujos lubrico mis dedos y la penetro vaginalmente con ellos. La tiene muy prieta. Su musculatura atrapa mis dedos y los muevo dentro para alcanzar su punto G. La vuelve loca. Sigo lamiendo su clítoris. Uno de mis dedos lo deslizo hacia su ano y hago una ligera presión sobre él y entra un poco. De repente se empieza a mover frotándose contra mi cara. Se está corriendo e inunda mi boca con sus jugos. Veo como se agitan sus pechos con el orgasmo y se los acaricio lo que hace que vuelva a agitarse más fuerte.

La levanto y la tumbo sobre la cama. Aún no se ha repuesto de su primer orgasmo y vuelvo a lamer su clítoris y sus labios. Con mi polla golpeo suavemente su clítoris.

­           - ¡Fóllame! Quiero sentir tu polla bien dentro de mí.

Se la voy metiendo lentamente. Noto como su vagina rodea mi polla. Su calor me abrasa con un calor que me hace sentir sensaciones nunca conocidas. Entra hasta el fondo y empiezo a sacarla y meterla cada vez más fuerte y rápido y otras más despacio. Miro su cara con los ojos semicerrados por el placer y oigo sus jadeos. Me pide que la folle más rápido y con sus piernas me empuja para que la meta fuerte. La sujeto las piernas mientras la meto y saco rápidamente. Con su mano se frota su clítoris cada vez más fuerte hasta que  tiene un gran orgasmo se corre de manera ruidosa. Yo sigo follándola y cada vez mi polla está más mojada por los flujos de su corrida. El calor que siento en su coño es impresionante. Yo tampoco puedo aguantar más y me corro dentro de ella . Noto como mi polla suelta sus chorros dentro de su coño y como ella sigue agitándose de placer con una sonrisa en su cara. No me suelta y me retiene con sus piernas. Quiere sentir dentro mi polla hasta el último momento de sus múltiples orgasmos. La acaricio sus pechos con mis boca succionando sus pezones. Me acerco a besarla. Ella se mesa el pelo, me mira y sonríe. Saco por fin mi polla, ya desempalmada y bajo besando todo su cuerpo. Me pongo de rodillas, subo sus piernas a mis hombros y empiezo a limpiar su coño con mi lengua y mi boca de sus flujos y mi semen que se le escurre por su vagina. Me pide que la deje también a ella limpiarme la polla. Me pongo encima de ella a cuatro patas y empieza a lamerla dejándomela bien limpia.

Ya es muy tarde y la pido que se quede a dormir conmigo. La dejo una camiseta y yo me pongo un pantalón de pijama. Nos acostamos mirándonos a la cara. La doy un beso y se gira pegando su cuerpo al mío. En seguida nos dormimos abrazados.

Lo que ocurrió al día siguiente en la siguiente entrega.