Verónica, la maestra del amor
Verónica y yo trabajamos en la misma escuela, mis recuerdos y experiencias con ella.
Verónica, la maestra del amor.
La historia que les narro es 100% cierta. Soy profesor en una secundaria técnica en México. Me llamo Mario.
Cuando Verónica llegó a la escuela, tenía 35 años, tenía dos hijos pequeños.
Es de piel blanca, cabello ondulado a los hombros, ojos claros, nariz un poco aguileña, labios carnosos que se antoja besar miles de veces. En resumen, una cara bonita.
Mide como 1.65 m. de estatura, tiene cuerpo de mujer, caderas un poco caídas por los partos, pero anchas y paraditas, piernas largas y bonitas, senos también un poco caídos, pero abundantes y generosos, se antoja mamarlos, la cintura un poco ancha, pero muy atractiva.
Era retraída, no hacía amistad ni plática con los demás profesores. Me fui haciendo su amigo poco a poco hasta ganarme su confianza. Empecé dándole aventones a recoger a sus hijos a la escuela a la salida del trabajo.
Yo era soltero y como no tenía otro compromiso, la llevaba a su casa. Poco a poco me platicó su vida con su marido. El la trataba mal y además Vero sospechaba que la engañaba.
Un lunes que la llevé a su casa me invitó a comer.
-Gracias Vero, pero no creo que le guste a tu marido que llegues con un amigo a tu casa y lo sientes a la mesa con el.
-No hay problema, el desgraciado está trabajando y va a llegar hasta tarde.
-Pues entonces acepto. Pasamos al comedor y después de comer me platicó entre sollozos que el fin de semana al poner la ropa en la lavadora, había salido flotando de entre la ropa de su esposo un condón.
-No llores Vero, ese maldito no lo merece.
-Para ti es muy fácil decirlo, no sabes como me duele.
Al ver su carita toda llorosa, la abracé, ella no opuso resistencia y estuvimos abrazados unos minutos. Entre sollozo y sollozo le empecé a besar la frente y a acariciarle la espalda. Sentía su aliento en mi cara y no aguanté más y le besé con ternura la boca.
-Que haces Mario? Estás loco?
-Discúlpame, eres muy linda y me gustaste desde la primera vez que te vi.
-Déjame ver a mis hijos y ahorita vengo. Subió a la recámara de sus hijos y regresó a mi lado.
-No hay problema, los niños están en su recámara viendo una película.
Nos sentamos en la sala, la volví a abrazar y a besar. Me encantaba su boca. Su saliva salía miel, muy dulce. Metía mi lengua con furor dentro su boca y ella hacía lo mismo. Nos besamos hasta que nos cansamos.
Le besé sus orejitas con ansiedad y besé su hermoso y perfumado cuello. Me arrodillé en el piso frente a ella y desabroché su blusa temblando de emoción y excitación. Tenía puesto un hermoso sostén de media copa con encaje de color blanco.
Lo desabroché y olí sus senos, olía a mujer excitada. Metí sus pezones en mi boca chupándolos como si fueran un delicioso dulce. Se veían hermosos. Los pezones eran de color café y contrastaban con lo blanco de su piel.
Mientras besaba y mamaba sus senos, metí mis manos bajo su falda. Con la mano izquierda le acariciaba las nalgas y con la derecha las piernas.
Solo se oía nuestras respiraciones aceleradas.
-Espera, me voy a levantar.
Se levantó y desabrochó su falda dejándola caer al suelo, la hice a un lado y me quedé como hipnotizado viendo su bikini blanco con encajes a los lados.
Estaba a la altura de mi cara. La abracé por las nalgas y me acerqué su sexo cubierto con el lindo bikini a mi boca babeante de excitación. Le pasé mi lengua por todo el contorno del bikini. Dios mío, que hermoso olor!
Ella me abrazaba por la nuca y me apretaba a su sexo. La retiré un poco y le bajé el bikini.
Me quedé embobado viendo su sexo cubierto por sus vellos. Lo olí con desesperación y con mi lengua le recorrí sus labios mientras ella se retorcía de pasión.
-No te detengas mi vida, no te detengas!!!
Subió su pierna izquierda sobre mi hombro y metí mi lengua y uno de mis dedos dentro de su vagina. Estaba empapada por sus jugos y mi saliva. Mi dedo entraba y salía. Metí otro dedo. Ella se tapaba la boca tratando de ahogar sus gritos. Yo me tragaba todos sus fluidos. Después de algunos minutos, aflojó su cuerpo y se dejó caer en la sala.
Me levanté, me dolían las rodillas.
Me desabroché el pantalón y me lo bajé con la trusa.
Me miró a los ojos y me sonrió.
-Que rico mi amor, ya me hacía falta!
La tomé de su carita y la acerqué a mi pene. Lo olió y se lo metió poco a poco a su sensual boca.
Era una verdadera experta. Tomó mi pene con su mano derecha. Con la lengua acariciaba la punta y lo saboreaba como si fuera un helado. Todo mi cuerpo temblaba de la emoción. Después de saborear la cabeza, se lo metió poco a poco a su boca hasta que sentí que sus dientes chocaban contra mis testículos. Se metía y sacaba la verga con una lentitud que me volvía loco. Me empezó a besar y lengüetear los testículos. Lo hacía despacio y de vez en cuando, alzaba la mirada y me veía a los ojos y sonreía.
La tomé por la nuca con mis dos manos y me empecé a mover como si la estuviera cogiendo. Mi pene entraba y salía de su boca con velocidad. No aguanté mucho tiempo y al sentir que iba a eyacular, la apreté contra mi pene. Eyaculé tres chisguetazos. Me empujó para separarse de mi e hizo el intento de vomitar. No lo hizo, tomó aire y con sus manos recorrió su carita recogiendo el semen y saliva que tenía embarrados en la cara y se lo metió a la boca.
Nos sentamos en la sala y la senté en mis piernas como si fuera una bebé-
Poco a poco tomamos aire y la volví a besar con ternura. Después de un momento, me dijo:
.Gracias por estos momentos Mario. Hace como tres meses mi marido no me toca, pero ahora te tengo a ti.
Le sonreí y mientras le acariciaba el cabello le contesté:
-Siempre voy a estar contigo mi amor.
Quise voltearla y sentarla frente a mí, pero se levantó y me dijo:
-Por favor, vístete y vete. Tengo me hacer la tarea con mis hijos.
Me sentí frustrado y molesto, me tomó de la cara y mirándome fijamente me dijo:
-No me hagas dramas, mañana nos vemos en la escuela y te voy a recompensar.
Nos besamos y de paso le acaricié las nalgas.
Feliz me vestí y me fui, esperando con ansia el siguiente día de trabajo a ver que pasaba con mi amada Verónica.
Prometo escribir la continuación de mis vivencias con Vero, por desgracia ya no está en mi escuela.
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