Veronica 2 - Despues de un rico masaje

Luego del masaje, veronica devuelve el favor a mi esposa y yo salgo ganando...

- Que masaje. Lo tenían planeado?

- No, Vero. No estaba planeado. Pero, veo que ya estas más relajada.

- Bastante. Me encanto. Pero, hermanita tú aun no has tenido tu relax…

- Bien, vamos a la recamara y allí . . .

Camino a la recamara, Verónica caminaba de la mano de su hermana, mi mujer. Yo seguía unos pasos atrás, disfrutando de dos hermosos cuerpos que se meneaban al caminar. Dos culos redonditos que, según lo sucedido hasta ahora, serian míos antes de que amaneciera mañana.

Al llegar a la recamara, las hermanas se sentaron en ella. Verónica tomo la cara de mi esposa entre sus manos y la atrajo hacia la suya, dándole un beso suave y dulce. Sus labios resbalaban entre si y comenzaron a abrirse, dando paso a unos lengüetazos juguetones. Pude ver como sus lenguas se buscaban y entrelazaban mientras mantenían sus ojos cerrados. Disfrutaban de un momento especial.

Las manos de las dos subían y bajaban pos sus costados, se posaban en las tetas de la otra. Frotaban y masajeaban sus tetas, dando pequeños pinchazos a sus pezones ya erguidos.  Las manos bajaban de nuevo, llegando hasta sus nalgas que apretaban y palmeaban. De esto, ellas se percataban solo por lo que sentían sus manos. Yo, lo veía y grababa en mi memoria. Era como vivir dentro de un momento de película porno.

Verónica beso la cara de mi mujer y bajo hasta su cuello. Beso y chupo cada rincón. Continúo su viaje hacia el sur. Llego besando las tetas de mi esposa que ya se había dejado caer sobre la cama, recostada sobre las almohadas. Verónica saco su lengua y con esta rodeo los pezones; primero uno, luego otro. En este segundo, envolvió el pezón, chupándolo y estriándolo hacia arriba. Mi mujer ya controlaba estos movimientos agarrada del cabello de Verónica.

- Mmmm. Qué bien lo haces hermanita. Sigue, Sigue. Chúpamelas como cuando jugábamos a ser mamá …

Una revelación que tendría que investigar después. Así que ya habían estado juntas… Nunca me había contado de esto. Habría que preguntárselo después. Por ahora, estaba contento. Sentado en el sofá que tenemos en la esquina de la recamara, me dedicaba a ver esta escena y a masajear mi verga que ya estaba dura de nuevo.

Mientras Verónica chupaba de las tetas de mi esposa, su mano bajo hasta la panocha de mi mujer. Esta estaba depilada, así me gustaba. Ni un pelo que se interpusiera entre mi lengua y su piel. Que sensación. Verónica introdujo un dedo en la raja, insertándolo en su agujero, Con la palma de su mano, apretaba y estrujaba el clítoris de su hermana. Mi mujer comenzó a mover sus caderas para recibir el mayor placer posible.

Verónica dejo de chupar las tetas y, rápidamente, bajo su cabeza hasta estar entre las piernas de mi esposa. Su lengua jugaba con el clítoris mientras ya introducía dos dedos en el agujero. El clítoris recibía besos, chupetones, mordiscos. Todo al tiempo que los dedos entraban y salían del agujero que estaba más que lubricado. Verónica se enderezo. Tomo sus dedos y los chupo como si fueran una verga deliciosa. Mi esposa abrió los ojos para ver qué pasaba; para enterarse de la razón por la que Verónica se había detenido…

- Que pasa Vero? Porque te detienes? Ya casi me vengo…Por favor…

- No te preocupes hermanita; Yo también estoy por correrme nada mas disfrutando de tu piel, de tus pezones, de tu botoncito de amor.

Verónica se acomodo entre las piernas de mi mujer, entrelazando las suyas. Sus panochas quedaron frente a frente y mi esposa cerró sus ojos de nuevo. Al sentir los labios de la panocha de Verónica sobre los suyos, mi esposa comenzó a mover sus caderas de nuevo. Verónica hacia lo mismo. Se estaban cogiendo una a la otra, haciendo que sus labios y su clítoris se rozaran entre sí. Su velocidad aumento, tratando de recibir el mayor placer posible.

Mi mano también acelero sobre mi palo.

- Ahhh. Ahhh. Me voy a correr Vero…Me voy a correr…

- Mmmm. Mmmm. Yo también hermanita, sigue, no pares. Castiga mi panocha. Castígala.

Se convulsionaron las dos simultáneamente, gritando como locas. Se quedaron quietas por un segundo y verónica cayo rendida junto a mi esposa. Puso su pierna sobre el torso y volvió a tomar su cara, dándole un beso como el primero.

Desde mi posición, podía ver el culo de mi cuñadita perfectamente.

- Bravo, dije. Bravo. Qué buena actuación. Me encantan las estrellas de esta película!

- Ven acá, dijo Verónica. Únete a nosotras. Gracias por compartir conmigo una tarde inolvidable.

Me acerque a ellas y me acosté tras de Verónica, abrazándola por detrás, tomando una de sus tetas en mi mano y colocando mi verga en la raja de su culo.

- Qué bien estas, cuñadito. Y a veo que si te excitamos. Tal parece que necesitas una manita…

Su culo se movía lentamente, atrapando mi verga entre sus nalgas. Yo besaba su cuello mientras mis dedos apretaban sus pezones y masajeaban sus tetas. Mi esposa estaba rendida aun. Se movió hacia el borde de la cama y se sentó. Era ella la que se dedicaba a vernos ahora.

- Verónica, me encanta tu cuerpo. Me encanta tu culo. Me lo regalarías?

- No se cuñadito. Según he oído, duele mucho…

- Mira, tengo una cremita que ayudara bastante. Me dejas probar cuando menos?

- Por ti y por mi hermana haría lo que fuera. Tómame, haz mi culo todo tuyo.

Alcance la crema lubricante. Indique a Verónica que se pusiera de rodillas. Su cabeza reposo en la almohada y su culo quedo frente a mi cara. Antes de aplicar la crema, deje que mi lengua se deslizara sobre su raja, desde su clítoris hasta su culo. Repetí la operación varias veces, introduciendo mi lengua en su panocha con cada viaje. Esto hizo que Verónica se relajara. Gemía con cada embestida de mi lengua, y con cada chupete se su clítoris.

Mi legua dejo su panocha por última vez y llego a su culo. Con ella dibuje pequeños círculos alrededor de su agujero. Trate de empujar mi lengua dentro de el pero no cedía. Verónica gemía con más volumen al sentir su culo agredido por mi lengua.

Tome un poco de la crema lubricante en mi dedo índice y la desparrame en su culo. Al sentir la crema fría, Verónica soltó un ‘Ahhh. ‘Pude ver como su agujero se contrajo para luego relajarse un poco. Metí mi dedo en su agujero poco a poco. Verónica aco9modaba su culo para facilitar la entrada.

- Ahhh. Despacito Mick. Despacito. Ahhh. Que sensación. Ahhh.

- Si Verónica, veras que pronto te acostumbras…

Metí y saque mi dedo despacio, dejando que su culo se acostumbrara. Verónica movía su culo al compas de mis embestidas. Después de unos segundos, saque mi dedo. Tome mas crema y, esta vez, introduje dos. Su culo ya estaba abierto, dejando que los dedos entraran con más facilidad. Al sentirse invadida, Verónica movía su culo, comenzando a disfrutar de lo que sentía.

- Mmmm. Ya creo que está bien esto. Ahhh. Más rápido cuñado, más rápido.

Su culo se movía para recibir mis dedos. Era tiempo que estrenara mi verga este culo que nadie más jamás había disfrutado. Me baje de la cama. Estire de sus piernas hasta que estas estuvieran apoyadas en el suelo. Su cabeza seguía en la cama, su culo en el aire, presentando la mejor posición para lo que seguía.

Tome un poco de crema y cubrí la cabeza de mi verga. Tome el palo y apunte al agujero de Verónica. La metí despacito y me detuve una vez adentro. Solo la cabeza estaba ya dentro del culo de mi cuñadita.

- Ahhh. Esta muy grande. Ahhh. Duele un poco.

- Pronto te acostumbraras a mi verga. Agarra tu clítoris. Esto ayudara.

Verónica comenzó a masajear su clítoris.

Continúe insertando mi verga en su culo y estaba ya adentro. Me detuve, dando tiempo a que su culo se acostumbrara. Fue ella la que comenzó a mover su culo despacito. Yo solo seguí su ritmo, meneando mis caderas en forma circular. Mi verga estaba rodeada por las paredes del culo, y parecía que estas apretaban contra mi palo. Que túnel tan apretado. Que rico se sentía.

Saque mi verga tan lentamente como la había metido. Al sacarla, note que su culo se mantenía abierto. Volví a meterla con más facilidad. Comencé un mete y saca aun lento, dando oportunidad que Verónica se acostumbrara. Sus caderas ya se movían a buen ritmo, invitándome a darle duro.

Saque mi verga una vez más para admirar el túnel. Y así, ante esta vista magnifica, apunte y metí mi verga en ese agujero deseado una vez más. Entro fácilmente y la enterré hasta que toparon mis huevos en su panocha. Verónica soltó un  grito de dolor mezclado con placer.

- Ahora sí, Verónica. Hasta que te llene el culo con mi leche. Agárrate.

- Ahhh. Mas, mas rápido. Que rico. Más, dale más!

- Hasta que llenes, cuñadita. Mmmm. Qué rica estas.

Mi mujer se pajeaba sola, en la orilla de la cama. Me veía de manera que asentía lo que hacía. Ella nunca antes me había dado su culo pero, ahora que me veía ensartado en su hermana, me daba la esperanza que pronto podría…

- Mira, mi amor. A tu hermana le encanta.

- Ya veo. Rómpele el culo. Dale hasta que se rinda. Dale duro.

- Mas cuñadito, mas, mas, mas.

Aumente mi ritmo. Embestí con fuerza. Mi verga se endurecía mas con cada mete y saca. Verónica seguía masajeando su clítoris y ya gritaba de placer. Mis huevos endurecieron y se preparaban para echar mi leche.

- Verónica, aquí voy. Mi leche es toda tuya!

- Si cuñadito, lléname en culo con tu leche. Dámela toda. Ahhh. Me corro.

Sus caderas se convulsionaron. Agarre a Verónica lo mejor que pude y le metí mi verga hasta no dar más. Sentí como mi leche salía a gran velocidad, llenando ese túnel prohibido. Una y otra vez salía el chorro de mi verga. Una y otra vez gritaba Verónica.

- Ahhh. Ahhh. Que delicia. Dame mas, Dame. Ahhh.

- Mmmm. Ten. Exprímeme todo. Que no quede una gota en mis huevos.

- Ahhh. Me corro yo también. Que espectáculo. Ahhh. Dijo mi esposa que se había metido tres dedos en su panocha mientras disfrutaba de nuestra actuación.

Deje caer mi cuerpo sobre el de Verónica. Mi verga ensartada en su culo. Mi esposa se unió a nosotros, abrazándonos. Pasaron un par de minutos y mi  verga salió del culo de Verónica. Una tirita de leche la seguia, corriendo por su muslo. Mi verga cansada brillaba. Al verla, mi esposa se lanzo sobre de ella y la tomo en su boca para limpiarla y así disfrutar de la leche que había quedado embarrada en mi palo.

- Mmmm. Que rico sabe mi amor. Ponte duro de nuevo que te quiero dentro de  mí. Dentro de mi culo…