Veronica (1)
Historia de como entro en mi vida mi prima Veronica y lo cambio todo para mi.
Cuando ocurrió lo que a continuación os voy a contar tenia yo 21 años. Siendo de Córdoba conseguí convencer a mis padres para que me enviaran a Sevilla a estudiar en la universidad, me costo mi trabajo pero mereció la pena, los tres años que llevaba en Sevilla viviendo mi vida los había pasado muy bien. Los dos primeros en una residencia mixta donde, aunque no era virgen cuando llegue allí, si que algunas amigas me hicieron descubrir lo bueno que podía ser el sexo y las cosas que se podían hacer para gozar más del propio cuerpo y del cuerpo de otras personas. El tercer año sin embargo un par de amigos y yo nos buscamos la vida para irnos a compartir un piso. El cambio fue a mejor, quizás perdimos el contacto diario con la gente de la residencia, aunque no del todo y menos con algunas amigas "especiales" que tenia allí, pero la independencia que ganamos mereció la pena. Fue un año fantástico, pero como todo lo bueno se acabó. Uno de mis amigos, Carlos, con el que compartía piso estaba más pendiente de sus juergas y de las amigas que de los estudios. La verdad es que no me importaba demasiado, gracias a Carlos el otro compañero del piso, Luis, y yo tuvimos la oportunidad de participar en juegos donde las ganas de divertirnos, el alcohol y las hormonas eran lo único que importaban. Luis quizás era el más cortado de los tres, y sin duda Carlos el más lanzado que no se cortaba ni un pelo a la hora de proponer locuras con las amigas que se traía, por que lo de tener novia le escocía solo de pensarlo. Ya digo que fue un año genial y quizás otro día me siente a contaros las cosas que hicimos en el, pero hoy no, hoy vengo a contaros lo que me paso en el cuarto año de universidad, de cómo cambio todo para mi aquel año y como una persona puede perder la cabeza por querer tomar a otra.
Como decía el cuarto año todo cambio, Carlos, el juerguista, iba solo regular en sus estudios, pero con el desmadre que supuso el irnos a un piso lo de regular paso a fatal y sus padres cortaron el grifo y se lo retornaron a casa. Al quedarnos Luis y yo nos vimos en la necesidad de ocupar el cuarto que había dejado Carlos, que era el que colindaba con el mío en la casa, lo que era muy de agradecer puesto que en las ocasiones en que Carlos estaba acompañado y yo no, dejando su chica que solo se la follara él, mi buen amigo bien que se preocupaba de hacer que la chica hiciera el suficiente ruido para que yo me hiciera una paja a gusto pensando en lo que estaban haciendo y en lo que me contaría o me enseñaría después sobre lo que había pasado en las cuatro paredes de su dormitorio. Como ya dije Carlos no se cortaba por nada.
El caso es que teníamos un dormitorio libre, un alquiler que pagar y la necesidad de encontrar a alguien para ocuparlo. Para eso habíamos puesto carteles por todas las distintas facultades y comedores, así como por nuestra residencia y alguna más. Sin embargo, mi madre, que sabia lo de Carlos, nos dijo que la hija de su hermana venia a Sevilla a estudiar como nosotros al haber acabado su bachillerato con sus 18 años recién cumplidos, y que ya que teníamos el cuarto libre pues que se lo quedara ella, que así su madre se quedaría más tranquila que si se iba a otra casa o a una residencia sin conocer a nadie.
Si hubieran cogido un jarrón de agua fría, congelada incluso, y me lo echaran encima creo que no me hubiera sentado tal mal como el verano que pase con las expectativas que tenia. No me malinterpreten, con Luis me llevaba, y me llevo aun, genial pero no era un tío que se dijera que era el alma de la fiesta. Siempre nos acompañaba pero cuando se desmadraban un poco las cosas y chocaban con su moralidad pues se iba a su cuarto (seguro que a hacerse una paja puritana jajajaja) y se acababa la historia, y desde luego nunca salió de su boca hacer algún desmadre como montárselo delante nuestra con su chica. A él le iba más el tema de tener novia y entregarse solo a ellas, aunque de alguna de sus novias bien que podría decir tres o cuatro cosas sobre lo fieles que le eran. Por otra parte, a mi prima la conocía más bien poco, de alguna reunión familiar y alguna vez en verano. Por motivos de trabajo mi tía vivía en Ronda (Málaga) así que no nos conocíamos mucho. Se podía decir que estaba rica, era alta, normal tirando un poco a delgada, morena y con una cara graciosa. De ella sabia que era muy formal, buena en los estudios, buena con sus padres, con su novio del pueblo de toda la vida y sin grandes excesos que me hubiera dicho mi madre, la cual estaba encantada de meter a mi prima en la casa en vez de otro que pudiera ser como Carlos, y eso que no sabia ni la mitad de la historia que nos habíamos montado. Así pues, aunque ahora aquel cambio me parezca un bendición en aquel momento me parecía que me iba a cambiar la vida para hacerla más aburrida y con muchas menos locuras. Que poco sabía que la locura se desataría poco a poco dentro de mí.
El curso empezó. Tal y como esperaba las cosas en la casa cambiaron drásticamente. Vaya que si cambiaron si me pongo a pensar en como fue la fiesta de inicio de curso que organizamos el año anterior. Y no lo digo tanto por cosas que me parecían tonterías como tener que llamar a la puerta del baño cuando estaba cerrada porque no tenia pestillo y no era cuestión de molestar a nadie entrando en un momento inadecuado, sino más bien a que faltaba ese picante que tenia con Carlos donde cada día sabia que podía acabar de la forma más insospechada y a veces comprometida. Ahora todo era "normal", que no malo, pero era normal. Luis parecía en su salsa y yo intentaba que Verónica no notara mi malestar con ella, tampoco era justo.
La chiquilla, que de cuerpo no era tan chiquilla y las miradas que le echaba Luis de vez en cuando dan fe de eso, la verdad es que se esforzaba en portarse bien conmigo, incluso más que con Luis, supongo que por los lazos de sangre, aunque sin temor a equivocarme puedo decir que para mi era casi tan desconocida como para él.
Mentiría si dijera que en aquellos primeros meses de convivencia deje de correrme mis juergas, de salir y entrar y de llevarme a amigas a la casa, incluso de aprovecharme de alguna que venia a la casa y no precisamente conmigo. Como mi cuarto pegaba al de Verónica, cuando sabía que estaba ella normalmente, y si no estaba muy pedo, le decía a las chicas con las que follaba que se cortaran un poco a la hora de hacer ruido, aunque sabia, gracias a Carlos, que por mucho que se cortaran como no fueran mudas escuchar se iba a escuchar. Otras veces me daba un poco igual o incluso, por aquel entonces, me hacia gracia el pararme a pensar como se lo tomaría mi prima cuando la chica con la que estaba hacia más ruido.
Luis por su parte tenía una novia, como ya os habréis podido imaginar, y estaba con ella bastante por la casa, aunque alternaban la casa de ella y la nuestra para sus juegos, también buscando las ocasiones que podían estar solos. Por su parte, mi prima, o más concretamente el novio de mi prima que estudiaba en Málaga, pues alguna vez se dejaba caer por la casa, sobre todo fines de semana y cosas así. Pero debido a que era muy recatada la verdad es que pocas fueron las veces que les oí hacerlo en el cuarto, y lo más que se escuchaba era algún gemido, pero muchos más sssshhhhh que otra cosa. Supongo que buscaban estar solos para desfogarse, eso o que eran muy mojigatos en la cama, la verdad es que en aquel momento no sabia por cual de las dos opciones me decantaba más. Ahora pensándolo solo puedo reírme de aquellos pensamientos. Que poco sabia de lo que me quedaba por descubrir.
Respecto de las veces que los escuchaba cuando follaban no he dicho nada pero lo cierto es que echaba mano de mi verga y mi buen meneo no me lo quitaba nadie. Aquello era difícil de explicar. Creo que era más por la inercia que tenia el morbo de cuando Carlos se tiraba a alguna y hacia lo propio para que los escuchara, joder si teníamos hasta una señal para que me avisara las veces que era posible que me uniera a la fiesta de su dormitorio. Prometo que algún día contare más de esto porque me pongo cachondo tan solo al pararme a pensar en ello. Pero retomando el tema, cuando mi prima follaba con su novio, a hacían lo que fuera, pues me los imaginaba en el tema y me entretenía con mi verga durante el tiempo que los escuchaba. Realmente durante aquel tiempo no es que pensara mucho en mi prima, estaba buen y era buena chica conmigo, pero estaba bien servido por entonces y además era mi prima de sangre. Lo de pajearme quizás no cuadra con ese pero soy de carne y quien diga que sabiendo que en el cuarto de al lado esta follando una tía buena y no se ponga caliente . Pues eso.
Aquello continuo más o menos así hasta el mes de marzo si no me equivoco. Luis corto con la que venia siendo su novia, Sandra, afortunadamente sin enterarse de nada de lo que había pasado entre ella y yo evitándome así una situación que hubiera sido muy comprometida entre los dos y que no se como hubiera acabado. Pero quien si se enteró de lo que había era Verónica. Hablamos sobre el tema y ella me dijo que en mis cosas no se metía y menos si tenían que ver con Luis, así que me podía quedar tranquilo que ella no diría nada a nadie. Aquello me dejo muy aliviado y pensaba que ya todo podía seguir igual, de hecho Luis al poco se busco otra novia.
Pero la verdad es que desde que Verónica y yo hablamos ya nada volvió a ser igual, primero fueron cambios sutiles y poco a poco fue a más hasta que al final paso lo que durante mucho tiempo era mi única obsesión. Pero vayamos por partes.
Me costo mucho trabajo armarme para hablar con mi prima sobre lo que sabia de lo mío con Sandra pero necesitaba hacerlo para saber en que problemas me podía meter. Así un día que estábamos los dos solos llame a su puerta y le pregunte si podía entrar. Ella, como normalmente iba por la casa, llevaba un pantaloncito y un de sus camisetas de andar por casa de lo más normal. Creo que habitualmente prefería no llevar sujetador, sobre todo por que había días en que se le notaban más sus pezones sobre la camiseta. Bueno reconozco que quizás si me fijaba más en mi prima de lo que hasta ahora he dicho pero insisto en que estaba buena y no soy de piedra.
Aunque no me había percatado en aquel momento, al entrar en su cuarto me di cuenta de que Verónica evitaba mirarme a la cara. En aquel momento pensé que era por que se avergonzaba. Pero eso no fue el único cambio que había ocurrido en mi prima como pude comprobar después. Estuvimos hablando durante un buen rato. Le pregunte sobre que es lo que sabia, como se había enterado y que es lo que pensaba ella de todo. Sin apenas levantar la vista me iba respondiendo poco a poco. Estaba roja como un tomate mientras que lo hacia, con la manos entrelazadas y se le notaba muy agitada. Seria la vergüenza, pero aunque no le di importancia había algo que me descuadraba. Al principio de la conversación se le empezaron a insinuar los pezones sobre la camiseta que llevaba, y juro que no era de las más provocativas que tenia puesto que con otras prendas que solía usar los comentarios de Luis sobre sus tetas eran mucho más numerosos. Pero es que conforme ella fue respondiéndome lo que era una insinuación se convirtió en una perfecta silueta de los pezones. Se le habían puesto totalmente duros.
No me pare apenas a pensar en ello por que en ese momento tenía problemas más inmediatos en la cabeza, pero tiempo después Verónica en otras conversaciones si que me llamó la atención sobre sus pezones aquella tarde, y sobre más cosas, pero no nos adelantemos. Lo importante entonces para mí fue que al final de la conversación pude respirar tranquilo puesto que mi prima me prometió no contar nada a Luis de lo sucedido. Para agradecérselo le di un abrazo diciéndole que era realmente buena conmigo y agradeciéndole mucho que fuera tan discreta. Entonces antes de salir de su cuarto le fui a dar un beso en la mejilla por lo agradecido que me sentía. Ella movió su cabeza de tal forma que pose mis labios en la comisura de los suyos. Aquello si que me turbo un poco, incluso más que el contacto que sentía de sus pechos contra mi cuerpo. Sin embargo, como cuando termine de darle el beso ella echo su cabeza sobre mi pecho y no la podía ver no le di mayor importancia. No se que hubiera pensado si llego a saber en ese momento que se puso así solo para que no viera como se mordía el labio después del beso.
Después de aquello todo volvió a la normalidad. Luis tardó poco en quitarse la pena de haber cortado con su novia puesto que empezó una nueva relación con otra chica, Marta, quien al igual que Sandra si bien su cuerpo no era espectacular sus pechos si que lo eran. Tenía buen gusto el amigo Luis y una cierta inclinación por los pechos grandes. En cuanto a mi relación con Verónica, solo tras un par de días volvía a estar normal conmigo, de hecho hubo un cambio entre ella y yo y fue que se había creado como un lazo que nos permitía estar más cómodos el uno con el otro. Empezó a haber muy buen rollo entre los dos, bromeábamos más el uno con el otro, nos dedicábamos a tener alguna que otra charla intrascendente por el gusto de tenerla e incluso nos contábamos alguna que otra confidencia, aunque aquí era yo el que contaba más ya que ella de su relación con su novio contaba más bien poco. Me empezó a gustar aquello y como me iba encariñando con mí prima.
Quizás un cambio más significativo vino con la llegada de Marta. También pasaba cierto tiempo en la casa, y lo que si hacia era quedarse a dormir más noches en la casa. Eso por si solo no tendría demasiada importancia si no fuera por que a diferencia de Sandra los modelitos que elegía Marta para andar por casa eran bastante sugerentes, unas veces por lo transparente de la tela y otras por lo escasa de la misma. Era toda una delicia verla y como a ella no parecía importarle demasiado no me cortaba mucho a la hora de mirarla y de fijarme en su cuerpo, es sus pezones con esa enorme aureola deliciosa para comérsela, en su culito respingón y en la insinuación de su coño que se veía muchas veces a través de las transparencia de sus tangas. Tampoco me cortaba por que estuviera Verónica delante. Mira lo mismo que cuando no estaba y cuando Marta salía de la estancia donde estuviéramos mi prima con una sonrisa se reía de mí diciéndome que era incorregible.
Un día, en una de esas ocasiones mientras Verónica y yo hablábamos en la cocina entro Marta con una camisa de Luis a medio abrochar. Como era mi costumbre no le quite ojo de encima para deleitarme con su cuerpo mientras Marta de vez en cuando me miraba picarona. Como era de esperar por como iba vestida mis ojos se dieron un festín aquel día con su cuerpo. Marta estaba muy picante y parecía con ganas de provocarnos. Se fue al frigorífico e inclinándose hacia delante se puso a buscar algo en él. Claramente nos estaba enseñando su precioso culo y el fino tango de hilo de color azul que tenia puesto. Inmediatamente mi verga se hincho dentro de mis pantalones como respuesta a tal espectáculo. Solo pensaba en ese momento en separar las dos nalgas de Marta y lamerme todo coño justo antes de tomarla. Pero la cosa no acabo ahí. No solo me detenía contemplando su culazo, mientras que se movía Marta pude ver uno de sus pechos dentro de la camisa. Grande, redondo, de lo más apetecible para llevárselo a la boca y atraparlo en ella sin soltarlo. La postura no era la más idónea para verlos en todo su esplendor pero si que fue suficiente para sentir que mi verga me iba a reventar dentro del pantalón por lo excitado que me tenia la picarona de Marta.
Entonces Marta debió de pensar que ya nos había ofrecido suficiente por aquel momento, se incorporo llevándose algo del frigorífico para el cuarto de Luis. Justo cuando salió de la cocina mire a mi prima para ver que cara me ponía, pero en vez de encontrarme con un gesto de reprobación me miro fijamente a los ojos y me dijo muy seria que si tan cachondo me ponía ver a una tía así. No le conteste por que me quede un poco perplejo. Solo le dije que tampoco era para tanto, a lo que ella me respondió que mis pantalones no decían eso mientras que su cara se ruborizaba por completo. Ahora si que no sabia que contestarle, bajando la mirada a mi pantalón por un instante no me quedo otra que hacerle un gesto afirmativo con la cabeza. No se si me quede mas perplejo por el desparpajo de mi prima o por tener una erección así delante de ella. Ella se quedo callada, momento que aproveche para observarla detenidamente. Sus ojos, al contrario que hace un momento, me evitaban, pero en su cara su podía ver la turbación que recorría su cuerpo por dentro. Bajando para ir recorriendo su cuerpo con la mirada sus pezones nuevamente delataban su estado. Que magníficos aliados había encontrado en sus pechos para saber el estado de Verónica. No podía evitar pensar en sus pechos, evidentemente más chicos que los de Marta pero con una forma y una firmeza dignas de el mejor cirujano, pero claro esta, naturales, jóvenes y tersos. La curiosidad por conocer más de ellos empezaba a crecer, lo que al contrario de dejar que mi verga se pusiera por lo menos morcillona hacia que se mantuviera bien firme.
Envalentonándome, para romper ese silencio y aprovechar el momento, no se si como un juego o ya con intención de hacer que se calentara ella como lo estaba yo, le pregunte que si a ella no había cosas que le ponían caliente. Sin mirarme directamente me contesto con un "Vamos a ver " dejando la frase inacabada pero en la expresión de sus ojos pude ver como los abría mucho por un instante ante lo inesperado de la pregunta. Acto seguido en su boca se podía ver una lucha por no dejar salir esa sonrisa que se le empezaba a dibujar y que me respondía un SI alto y claro a mi pregunta. No deje pasar la oportunidad e insistí. "Entonces ?" Desapareció la sonrisa de su boca y desafiante mi miro. "Pues claro que si". Ahora era yo el que sonreía. "Y cuales son esas cosas", fue la inevitable contestación que le dí. Por un momento creí que me las iba a decir pero en vez de eso riéndose de mi me dijo solo que "cosas". Viendo que entraba al juego decidí no pararme y seguir para ver hasta donde estaba dispuesta a llegar. "Así que cosas, Eh? Y cuando piensas esas cosas y no esta tu novio que haces." Aquello la volvió a agitar de nuevo y eso me hacia disfrutar aun más si cabe, no veía el momento de echar mano de mi verga y darme una buena satisfacción puesto que, aparte de mi interés por sus pechos, en aquel momento ni se me pasaba por la cabeza hacer nada con Verónica. A ella le costaba trabajo contestarme y no lo hacia con la seguridad que hace un instante.
Veronica-Mira No te voy a contestar a eso.
Yo- Acaso es que te da vergüenza. No crees que ya somos mayores. Los dos sabemos que del tema ya conocemos algo aunque tu de mi sabes más que yo de ti.
En su cara podía ver como no daba crédito a lo que estaba escuchando. Sus pezones duros y la rojez de su cara eran tan intensos como la erección que estaba teniendo y que tanto me hacia gozar de la situación.
V-Si Me contesto- Pero eso no tiene que ver nada que ver con que yo te cuente nada. Además tu que sabes de lo que hago o dejo de hacer.
Y- Algo se, como ya te dije tu sabes más porque suelo ser más ruidoso pero a ti también te he escuchado cuando estáis en tu cuarto no haciendo nada.
Si mi prima hubiera podido en ese momento hacer algún truco de magia y desaparecer de buena gana lo hubiera hecho por que no sabia donde meterse ni como salir de aquella situación en que nos habíamos metido.
V- Que me has escuchado mientras que en mi cuarto.
Aunque me hubiera gustado seguir metiéndome un poco más con ella tal y como la veía pensé que ya no era cuestión de seguir hablando con ella. Además podría irme a mi cuarto a relajarme un rato mientras me hacia unas buenas pajas pensando en los pechos de Verónica y sobre todo en Marta y su delicioso culo. Así que con toda la hinchazón de mi entrepierna me levante para irme. Cual no seria mi sorpresa al ver que Verónica miraba mi verga como yo había mirado a Marta cuando entro en mi cuarto.
Y-Bueno prima, vamos a dejarlo ya por hoy, que tampoco quiero que te molestes conmigo por nada. Y además tengo cosas que hacer hoy.
Me di la vuelta y mientras que me giraba la escuche decir. "Se nota que tienes cosas que hacer." Nos miramos a los ojos, nos sonreímos pícaramente y me fui a mi cuarto con la alegría de pensar que no se había molestado conmigo por lo que le dije. Mucho más contento me puse cuando me corrí varias veces pensando en el cuerpo de Marta, pero, para mi sorpresa, también en mi prima. No era como cuando la escuchaba a través de las paredes con su novio, ni tampoco pensaba en cogerla como lo hice con Marta. Me imaginaba como serian sus pezones, en como se le marcaban más o menos dependiendo de la camiseta que llevara puesta y en lo mucho que deseaba robarle un descuido que me dejara ver sus pechos desnudos. No podía evitar pensar en como se lo montaría con su novio, en su cuerpo desnudo moviéndose y sudando. Su tacto, su sabor, su olor. Me sentía raro por pensar así en ella pero no me parecía mal, al fin y al cabo esto solo era entre mis pensamientos, mi mano y me verga, no podía ser malo ni imaginaba que fuera a mayores.
Con el paso de los días la primavera se metió de lleno en la ciudad. Yo seguía con mis historias, Luis encantado de la vida con Marta y ella encantando a quien estuviere en la casa con sus modelitos. Verónica estaba más o menos igual conmigo, de lo que me alegraba sin duda. Seguíamos con nuestras conversaciones intranscendentes y nuestras bromas, aunque ahora ya se atrevía más a bromear conmigo sobre las amigas que traía a casa y también sobre Marta y sus modelitos. Pero este no fue el único cambio que note en ella. Empezó a vestir para estar en casa de una forma más sexy de la que nos tenía acostumbrados. Seguía con su sana costumbre de no ponerse sujetador y empezó a ponerse camisetas con tirantes que se ajustaran a la forma de sus senos, otras que eran mas ajustadas a su cuerpo para que no dependiera de la postura que tomara el que se marcara su silueta y, en general, todos ellos de una tela más fina y moldeable para marcar sus pezones con poco resquicio para la imaginación. También empezó a ponerse shorts más ajustados a sus piernas y su culito y alguna que otra vez se dejaba ver con braguitas, pero esto era algo fugaz y no solía andar así por la casa. Lo que desde luego no hacia era andar por la casa con ropa transparente ni con tangas, ropa que gracias a la colada sabía que tenía y que había incrementado en número. Su novio tenia que estar bien contento con eso, al igual que lo estaba Luis y también yo.
La alegría del novio lo pude comprobar la primera vez que volvió a la casa un mes después de la conversación que tuvimos Verónica y yo en la cocina. Se habían visto antes pero fue ella quien iba a visitarlo a él. Ese fin de semana no tenía ningún plan en especial así que el sábado lo pase en la casa haciendo quehaceres variados, jugando a la consola y viendo el futbol. Verónica mientras que estaba con su novio por la casa se vestía más recatada, como antes de la conversación, lo cual entendí que era para que su novio no se molestara con ella por ir tan provocativa, aunque él, como todo buen hijo de vecino a Marta si que le dio un buen repaso a la primera que tuvo ocasión sin que se diera cuenta mi prima. Como siempre que venia aprovecharon el día, que era soleado, para darse una vuelta por ahí, volviendo únicamente para cenar y coger fuerzas para salir un rato por la noche.
No se puede decir que volvieran muy tarde así que me pillaron justo cuando salía del baño para irme a la cama. Les desee buenas noches y ellos a mi, pero en la mirada de mi prima vi un brillo que no supe interpretar bien, me dije que estaba algo achispada sin darle mayor historia. Como os podréis imaginar, ante la coyuntura de tener a mi prima contenta en el cuarto de al lado y sabiendo que todavía no habían intimado fue automático tumbarme en la cama y que mi verga me pidiera algo de guerra. La parejita no me defraudo y nada más cerrar la puerta se escuchaban los besuqueos que se daban y el sonido de la ropa al caer al suelo. Estaba encantado, sobre todo teniendo en cuenta que estaban siendo menos cuidadosos que otras veces y se les podía escuchar más.
Mientras mi mano subía y bajaba lentamente recorriendo toda la verga me reía pensando en como le afectaba el alcohol a mi prima y como le hacia volverse más descuidada, si hasta me parecía escuchar como el le estaba chupando alguna zona sensible del cuerpo, que yo inmediatamente adjudique a esos pechos que tantas veces tenia en mi cabeza. Y digo que era su novio el que chupaba por que de la boca de Verónica claramente como salía un "uuuuhhhhmmmm cariño" de vez en cuando. Esos juegos terminaron pronto y tras algún que otro ruido sin sentido escuche la voz de Verónica decir "Esta vez déjame a mi encima". Vaya subidon me dio, por un momento sentí que me iba a correr, pero deje de tocarme al momento, el corazón me latía a mil por hora y ya si que no podía quitarme los pechos de mi prima de la cabeza moviéndose al ritmo de su cuerpo mientras satisfacía a su novio. Tenia que verlos, tenia que tocarlos, quería chuparlos y sobre todo comérmelos enteros los dos.
Mis manos volvieron a la cabeza de mi verga, solo jugaba con ella, mi recreaba en tocarla tanto como en mi cabeza lo hacia con mi prima. Además empezaron los gemidos. Primero suave pero a cada instante más y más fuertes. El mundo empezaba a desvanecerse para mi, ya no estaba en mi cuarto, ni Verónica era mi prima, no había tiempo ni nada tenía importancia. Solo estaba su voz, esos gemidos, la imagen de su cuerpo en mi mente, la veía totalmente desnuda para mi, no podía darle una imagen concreta porque era como una diosa encarnando el deseo para mi solo, y para mi diosa tenia a mi verga a punto de explotar. Movía mis manos con el ritmo de sus gemidos, solo sentía que era yo el que la penetraba, que era mi verga la que estaba dentro de ella llenándola mientras subía y bajaba una y otra vez, cada vez más rápido, más intenso. No me pude aguantar más y tuve una corrida enorme. Que placer más grande sentía en ese momento. A los pocos segundos la escuche a ella cambiar sus gemidos por un grito y entonces se acabo todo, ella había llegado al orgasmo y se pararon. Eso me hizo volver a estar a mil por hora y esta vez me hice una paja rápida buscando satisfacer el animal que mi prima había despertado.
Después de aquello no me podía dormir y no quería estar en el dormitorio junto a ellos, así que me fui un rato a la cocina para intentar calmarme y reflexionar sobre lo que me acababa de pasar en el dormitorio. Maldita sea, era mi prima, la hija de la hermana de mi madre y no iba a ninguna parte por el camino que se acababa de abrir ante mi. No se cuanto tiempo pude estar así pensando sobretodo aquello. Un ruido fue lo que me saco del ensimismamiento en el que me encontraba. Era una puerta abriéndose, diría que del cuarto de Verónica.
Enseguida pude comprobar que tenia razón, era mi prima que había salido de su cuarto para ir al servicio. Después de salir del baño vino a la cocina para coger algo de la nevera. Como estaba a oscuras al encender la luz ella se sorprendió de verme allí, sentado en la mesa, solo. Nos cruzamos un hola y no nos dijimos nada más. Estaba salvaje como nunca antes la había visto con los pelos revueltos y en la cara una expresión de satisfacción por lo que acababa de suceder en su dormitorio. Llevaba puesto un pequeño batín de seda con estampados que supongo habría comprado para estas ocasiones. Lo tenia cruzado en su cintura con el lazo que traía. Era definitivamente corto y se ajustaba a su cuerpo como una segunda piel. Verla así solo hacia que no pudiera dejar de mirar.
Por un momento pensé que me iba a decir algo, pero en vez de eso se acerco a la nevera, la abrió y se quedo mirándola por un momento. Yo seguía recorriéndola y aunque ella lo supiera me miro para cerciorarse de que me comía su cuerpo con los ojos. Cualquier duda que pudiera tener, cualquier atisbo de cordura que quedara en mi desaparecieron aquella noche. Verónica consiguió volverme loco, desearla de tal forma que no pude detenerme hasta que no lo hiciera mía. Soñar despierto con ella y solo saberme satisfecho cuando ella era quien estaba en mis pensamientos, fuera de quien fuese el cuerpo que tuviera a mi lado.
Quizás os parezca desproporcionado, y no espero comprensión, pero ya dije que soy débil y el imán que usaba ella conmigo era demasiado poderoso. Lo que me hizo perder mi cabeza y el sueño hasta que la pudiera hacer mía fue lo que paso en la cocina, estando yo sentado a la mesa y ella de pie frente a mi junto al frigorífico. Como acabo de decir, la estaba devorando con los ojos y ella era plenamente consciente de ello. Sin que se lo pidiera, sin entender porque lo hacia, sin poder creer que aquello era cierto y no un simple sueño. Ella dejo de mirarme, subió las manos por sus caderas hasta las puntas de su lazo y aflojo el nudo de forma en que no se deshizo pero si que permitió a los pliegues de su batín separarse lo justo para no enseñarme sus pezones pero si gran parte del interior de sus pechos. Su silueta era deliciosa, tersos como me imaginaba, redondos como una fruta madura lista para ser comida. Así permaneció el tiempo que creyó necesario para que la memorizara por completo y entonces, exactamente igual que Marta se agacho de espaldas a mi para mirar dentro del frigorífico y sobre todo enseñarme su culo desnudo, sin ninguna prenda por pequeña que fuera que lo tapara lo más mínimo. Pero aquello duro poco, se dio la vuelta poniendose enfrente de mí, acercándose lo suficiente como darme un beso en la mejilla. Quizás el mas dulce de mi vida. Se incorporo y al hacerlo un pecho quedo al descubierto. Todo lo que había dicho antes es poco. Era perfecto, su aureola era mil veces mejor que cualquiera que hubiera podido imaginar, se ajustaba al tamaño del pecho como un guante a una mano y el pezón desafiante solo pedía a gritos que lo chuparan una y otra vez. Ella no hizo ningún gesto brusco para robarme aquella visión pero entendí que se fuera, al fin y al cabo su chico la esperaba en el dormitorio.
Después de aquello tarde bastante en volver al dormitorio pasando la noche en vela de lo turbado que me dejó mi prima, repasando incesantemente los acontecimientos que acababan de suceder y dejando que mis manos me dieran una satisfacción que en lo hondo de mi ser empezaba a ansiar encontrar en mi prima.
Recuerdo que me dormí ya con las primeras luces del día, quedándome dormido hasta bien entrada la tarde, por lo que no me despedí del novio de mi prima cuando se fue.
La semana siguiente pasó como un suspiro para mí. No se si era la excitación que tenia cada vez que veía a mi prima o por la vergüenza que pasaba cada vez que estábamos en la misma estancia a solas, pero para alejar ambos pensamiento no pare de hacer trabajos que tenia atrasados de la facultad pasando tanto tiempo en la biblioteca como pude, casi más que en la época de exámenes o cuando conocí a Leticia en mi primer año de carrera, quien desde entonces se convirtió en mi amanta ocasional.
Sin embargo, yo que no creo en el destino, en aquella ocasión bien que parece que los astros estaban conjurados para que Verónica y yo tuviéramos que estar solos dejando que la locura nos consumiera por completo. Como digo todo se conjuró para que nos quedáramos solos en la casa todo el fin de semana. Ella en principio se iba a ir con el novio, pero a él le surgió no se que cosa y pospusieron la visita, cuantas más no se pospondrían después a causa de lo que paso en este fin de semana. Por su parte, Luis y Marta tenían planeada una escapada asi que se fueron sin más. Y por mi parte estaba tan metido en los estudios que ni me molesté en quedar o preparar algo.
Así, de esta forma, llego el sábado por la noche. Eran ya cosa de las nueve y estaba yo en mi cuarto tumbado en la cama leyendo no se que cosa cuando Verónica llamó a mi puerta. Al decirle que pasara abrió la puerta quedándose a la entrada dejándome verla tan maravillosa como venía. Tenía puesta una camiseta interior blanca de tirantes sin nada debajo que convertía en una mancha más oscura sus dos lindos pezones. Como complemento llevaba un culot verde de algodón perfectamente adaptado su figura para marcar el contorno de su vientre y de sus labios vaginales. Sacándome del hechizo en el que había caído al verla me pregunto que si me apetecía cenar con ella, a lo que le respondí que si, siendo lo más natural al estar los dos solos.
Una vez en la cocina, y para no quedarme embobado mirando sus preciosas nalgas mientras que se movía por la cocina le ayude a preparar la cena. Apenas si intercambiamos palabra mientras que cocinamos la comida, y menos aun durante la cena, tras la cual nos fuimos al sofá a ver lo que ponían en la televisión. Para relajarme un poco de la tensión que tenia saque un resto de una botella recordaba tener y nos pusimos unas copas.
Ya con los primeros sorbos la idea surtió efecto y Verónica empezamos a hablar camino de la perdición, sin que desde aquel día hayamos dado jamás un paso atrás desandando lo caminado:
V- Gracias por la copa primo. Sabes que llevas una semana evitándome?
Y- No es cierto es solo que tenia mucho que hacer en la facultad.
V- Si tu lo dices. Pero creo que me evitas, quería hablar contigo desde el sábado pero no me has dado oportunidad.
Y- Mira realmente es que he estado muy liado y no creo que haya mucho que contar del sábado le dije mintiéndome a mi mismo y a ella mientras ya notaba el pulso acelerado, la boca empezando a resecarse y mi verga ensanchándose dentro de mis pantalones.
V- Te quería pedir perdón si te moleste con algo que hice.
Y- No pasó nada, si acaso la próxima vez avísame de que quieres un poco más de intimidad y salgo por ahí para que no te tengas que preocupar de tenerme al lado.
En ese momento, justo antes de que me respondiera pude ver como sus pezones ya no eran una simple mancha en su camiseta. Ahora se marcaban perfectamente sobre la tela bien duros, como se estaba poniendo por momentos mi verga.
V- No me refería al ruido que hice en mi cuarto primo, eso me gus . No me importa que lo escucharas.
Y- Lo que paso en la cocina no fue nada Si fuera verdad por que estaba así, por que me pase toda la semana pensando en el cuerpo de Verónica, porque no terminaba aquella conversación. Estabas algo contenta y muy descuidada. Tanto como para haberse desatado ella misma el nudo que impedía que pudiera verla desnuda por completo.
Debió de hacerle gracia aquella mentira que ambos sabíamos que estaba diciendo por que me sonrió en ese momento.
V- Te acuerdas cuando me preguntaste que cosas me ponían cachonda?
Haciendo memoria de aquella conversación le respondí con un gesto afirmativo.
V- Cuando me lo preguntaste me dio vergüenza responderte pero después me puse a pensar en que cosas me ponían realmente cachonda.
Y- En serio? No se por que pero en aquel instante ella parecía dispuesta a abrirse ante mi y mostrar lo que había en su interior para mi inmenso goce y tortura por no poder sacar mi verga, que ya estaba en todo su esplendor, para saciar su apetito.
V- Al principio pensé en las cosas normales que te dan morbo, pero las deseche por que realmente no me llenaban.- Mientras hablaba sus pezones seguían queriendo salir de la camiseta, duros y desafiantes.
V- Entonces me pare a pensar en todo lo que te paso con Sandra y fue como si se abriera un fuego en mi interior. Descubrí que me gusta lo prohibido, hacer lo que no se debe, salirme de convencionalismos y rasgarme las vestiduras para probar todo lo que no se muestra, lo que hay que buscar pero que esta ahí esperándote.
Su franqueza me tenia sin aliento, todavía no encajaba que papel tenia yo en todo aquello pero en pensar en esa segunda iniciación que deseaba Verónica no hacia más que avivar mi propio deseo lujurioso.
V- La otra noche, recordando nuestra conversación me excite mucho pensando que tu te acababas de meter en tu cuarto mientras que yo iba al mío con mi novio a follar. Me excitaba pensando que nos escucharías y que te pondrías como el otro día en la cocina . Así que para darte las gracias de lo mojada que estaba decidí no cortarme en absoluto. hizo una breve pausa y con un aire picaron me pregunto Dime, te gusto mi regalo?
Y- Mucho Me la quería comer entera en ese momento, con esa cara de chica traviesa que había adoptado.
V- Y tuviste otra igual que en la cocina con Marta.
Y- Si y ahora también, y toda la semana cada vez que pensaba en ti. En ese momento creía que no podía estar más cachondo ni excitado. Pobre iluso de mi, Verónica estaba dispuesta a quitarme el aliento hasta que cayera rodando por el suelo.
V- Tengo que decirte que después de aquello me sorprendió verte en la cocina.
Y- Tu también me sorprendiste.
V- Por un momento me quede muy parada, pero me sentía lanzada, dentro de mi algo me pedía que te provocara. Quería que me vieras, enseñarte parte de mi cuerpo, ver tus ojos clavados en mí y tu pantalón reventando. Soy idiota y no tenia que haberte provocado así.
El brillo y la fuerza que tenía en los ojos al decir eso se borraron, y aunque no sabía si aquello estaba bien o mal lo que si que tenía claro es que no podía permitir que Verónica se sintiera mal, y menos aun por despertar aquel fuego en mí que me consumía. Ese era mi pecado no el suyo.
Y- No has hecho nada malo. se lo dije mientras con una mano cogía su cara para que me mirara. Tienes un cuerpo precioso y no tienes por que avergonzarte de mostrarlo tal cual es. En realidad toda tu eres preciosa.
Al decirle aquello se echo encima mío para darme un abrazo. Quedamos así por un instante fundidos el uno con el otro. Era algo precioso pero no podía evitar sentirme turbado al notar sus pechos sobre mi cuerpo, su contacto con mi piel y su perfume que inundaba mis sentidos. Ella sin soltarme me miro y cuando quise darme cuenta le estaba dando un beso en la boca. No fue ni largo ni corto, ni obsceno ni infantil, eran mis labios contra los suyos, mi boca junto a la suya sin que ninguna de las dos dudara que ese era su lugar.
Cuando nos separamos nos quedamos viendo algo en la tele sin decir nada muy juntos los dos. Al levantarnos para irnos a dormir nos dimos un pico en la boca, cosa que a partir de entonces haríamos para saludarnos y despedirnos siempre y cuando estuviéramos solos los dos, y antes de desaparecer ella en su cuarto me dijo
V- He pensado mucho en todo lo que aun me queda por descubrir y si no te importa me gustaría que me ayudaras se que somos primos y que hay cosas que no pueden ser pero en otras si que me puedes ayudar.
No le respondí, de hecho todo lo que paso después simplemente paso, pero si en aquel momento tenia que pensarlo la contradicción entre lo que pensaba que debía ser y lo que desde mis entrañas deseaba era demasiado fuerte para decidir que camino andar. No le dije ni si ni no, tan solo "buenas noches Verónica".
Esta claro que mi silencio Verónica lo acepto como un si puesto que a la mañana siguiente salió más despampanante que nunca y era solo para mi. Esta vez llevaba puesto un tanga rojo de encajes que solo dejaba entrever unos pocos pelos recortados que tenia en su monte y el nacimiento de su rajita. A juego llevaba la parte de arriba del camisón, toda transparente excepto la parte que cubría sus pechos que era de encaje y al igual que el tanga solo dejaba entrever el tesoro que guardaba. Se notaba que estaba feliz vistiéndose así y sin ningún tapujo mientras que desayunábamos iniciamos una conversación picante. Se podía decir que estaba empezando el descubrimiento del nuevo mundo.
V- Dime que te parece.
Y- que me parece el que
V- mi conjunto, que va a ser, no dejas de mirarme con el puesto pero no me has dicho nada.
Y- Eso no es cierto, pero te queda muy bien.
V- Gracias y tienes razón, a mi no me miras, solo miras ciertas partes.
Como no iba a dejar de mirar sus pechos y su coño, la única parte de su cuerpo que no me dejaba ver y que era la que más deseaba ver. Como si me leyera la mente empezó a acariciarse el pecho por encima de la ropa cada vez acercándose más al pezón que ya se notaba de punta.
V- Te gustan mis pezones.
Y- Claro que si.
V- Dímelo de verdad no por compromiso- me decía mientras que ya si estaba jugando con un dedo sobre su pezon.
Y- me encantan.
V- Por el bulto de tus pantalones no se si te gustan mis pezones o ver como me los acaricio.
No me había dado cuenta de que ciertamente tenia una erección de aúpa, más si cabe teniendo en cuenta que no me la había colocado para disimularla y el bulto que hacia en el pantalón era muy evidente.
Y- me gustan tus pezones y me gusta ver como te los acaricias.
V- Me alegra mucho saberlo.- Ahora metió la mano por debajo de la ropa para cogerse el pecho y acariciarlo con su mano.- Por que me gusta mucho tocarlo delante de ti, de hecho estoy
No me podía creer que mientras se acariciaba un pecho no fuera capaz de decirme que estaba mojada pero así era, por lo que decidí ayudarla.
Y- Mojada?
V- si, mojada.
Era el momento de ser atrevidos así que le dije
Y- Quiero verlo.
V- no te pases.
Y- No lo hago, no tienes por que enseñármelo, solo tienes que pasarte un dedo por ahí y enseñármelo bien mojado.
La propuesta le sorprendió y como tenia una mano libre, mientras la otra seguía cogiendo su pecho y acariciando su pezón, la fue bajando hasta hacer que desapareciera dentro de su tanga. La idea debió de parecerle muy bien por que no la saco al momento si no que se recreo un poco tocándose. También yo quería tocarme pero no quería romper aquel momento en el que una mujer espectacular vestida con lencería tocándose para mis ojos. Ya tendría tiempo de soltar todo lo que iba acumulando y que me hacia sentir como si fuera a estallar debajo de mis pantalones.
Cuando por fin saco la mano tenía todo un dedo impregnado de sus flujos. Dejando de tocarse vino hacia mi con un gesto victorioso preguntándome que si tenia alguna duda. Como respuesta de un gesto rápido cogí su mano y metiéndome su dedo en la boca lo chupe entero, notando a través de su brazo como su cuerpo temblaba mientras lo hacia.
Y- si era cierto que estabas mojada. Y además debo de añadir que estas muy rica.
Sin mucha dificultad podía ver como había una parte de ella que no entendía ese juego queriendo terminarlo al instante pero había otra que pedía más, no le bastaba aquello y tenia un hambre voraz. Finalmente gano esa parte. Se agacho junto a mí hasta poner su boca junto a mi oído. Desde esa postura veía perfectamente sus pechos al desnudo y se me hacia la boca agua pensando en saborearlos también. Notaba su aliento en mi oreja y su cercanía me aceleraba el pulso. Realmente iba a explotar sin remedio de seguir así. Entonces me susurro
V- Dame un capricho más primo. Vete a tu cuarto, desnúdate y tócate hasta que te corras. Yo hare lo mismo en mi cuarto y te prometo no callarme los gemidos. Tras lo cual me dio un mordisco en la oreja, paso por mis labios el dedo que había estado dentro de ella y quitándose la parte de arriba mientras la miraba se encerró en su dormitorio.
De un salto me fui al mío y de otro me quite todo lo que llevaba y apenas sin tocarme tuve una corrida bestial llenándolo todo de semen. Como me hubiera gustado que ella lo viera, incluso que ella misma recibiera toda la leche en su cuerpo. En el dormitorio de al lado Verónica cumplió con su parte del trato y ya podía oír sus gemidos y jadeos. Tan excitado me tenia que apenas si bajo la erección de mi verga la cual empecé a manosear con calma, disfrutando cada una de sus gemidos como si fueran una lengua que me recorriera el miembro rítmicamente. Finalmente oí como llegaba a su orgasmo y seguidamente hice lo propio por volver a correrme.
Me quede un rato tumbado en la cama sin moverme, prefería no hacerlo, solo quedarme pensando en Verónica y en lo mucho que me gustaba aquello que estábamos haciendo. Mientras tanto escuche como ella salía de su cuarto y se fue al cuarto de baño. Aproveche para ir a la cocina para tomar algo viendo como se había dejado la puerta del baño abierta oyendo el agua de la ducha correr. Quería entrar en el baño para ver como el agua recorría su cuerpo desnudo, como pasaba entre sus pechos y caía desde sus entrepierna, otra vez empezaba a alegrárseme la verga pensando en como se enjabonaba todo su cuerpo y como se tocaba igual que lo había hecho un momento antes en frente mío. Aunque parezca extraño decidí no entrar, prefería no forzar a Verónica a nada que no quisiera respetando su intimidad.
El resto del día fue de lo más normal y no voy a aburrir a nadie con detalles sobre eso. Entrada la noche volvieron Luis y Marta para mi tristeza puesto que Verónica retorno a un modelito sexy pero sin pasarse, que para eso ya estaba Marta, aunque ahora ya no me fijaba tanto en ella, prefería pensar más en Verónica.
Los momentos picantes nos los guardábamos para cuando estábamos un momento a solas sin nadie que pudiera escucharnos o vernos. A veces me acercaba a ella y le decía que el modelito que llevaba era poco insinuante para provocarla, a lo que me respondía cambiándose de ropa o si tenia suerte poniéndose en una postura en la que pudiera contemplar mejor las curvas de su cuerpo. Otras veces era ella la que venia a provocarme sin contemplaciones, cuando no me había fijado en ella me preguntaba que si transparentaban mucho los pezones en tal o cual camiseta o si el short era muy corto, o si la ropa que llevaba era más o menos sexy, pero lo que hacia que me tuviera que ir pitando a mi cuarto era cuando estábamos en alguna estancia y veía como se acariciaba buscando los pezones o moviendo las manos por los muslos hasta casi llegar a su sexo. Como me castigaba con eso pero como me gustaba.
Una tarde se dio la casualidad que nos quedamos los dos solos. Fue ella quien se sabía que no vendría nadie puesto que Luis le había dicho que se iban al cine y a cenar por ahí después. Ajeno a todo aquello estaba en mi cuarto repasando unos apuntes en la cama cuando desde fuera Verónica me dijo que cerrara los ojos.
Y- para que quieres que los cierre.
V- Si te lo digo pierde la gracia.
Sin darle mayor bola accedí a la espera de alguna broma que quisiera hacerme. Cuando me dijo de abrirlos la broma se convirtió en una diosa vestida con un vestido negro ajustado, con medias y tacones y el pelo perfectamente recogido en una coleta. Me pregunto que como le sentaba el vestido y aunque una vez más el principio de mi erección era evidente le respondí que estaba para comérsela.
V- El otro día me quede esperando a que entraras en el cuarto de baño para ver como me duchaba. Pensaba que tenías ganas de verme desnuda.
Ante aquella declaración mi verga salto como un resorte poniéndose completamente lista para la acción. Dejo la puerta abierta para que la viera y deje pasar la oportunidad como un idiota. Aquello me prometí que no volvería a pasar.
Y- Pensé que fue simplemente un descuido.- Le dije para salir del paso.
V- Pues yo creo que es que no me quieres ver desnuda.- Me decía mientras se subía un poco la falda para mostrarme que eran medias lo que llevaba puesto en vez de pantis.
Y- De ninguna manera, si lo hubiera sabido hubiera estado allí sin dudarlo.- Como me subía la excitación de verla insinuante, sabiendo que me provocaba y el efecto que eso causaba en mi.
V- No te creo. Hablas mucho pero no tienes tantas ganas como dices de vérmelas.- Se refería a sus pechos que en ese momento acariciaba con sus manos.
Y- Si me las quisieras enseñar ahora me encantaría verlas.
V- Quizás lo haga, pero si te perdono la falta del cuarto de baño, como se que no volverá a pasas?- Como jugaba conmigo y como me gustaba que lo hiciera.
Y- Que puedo hacer para demostrarte que hablo en serio.- La muy picara se mordía un dedo mientras que le decía esto.
V- Tu me vas a ver desnuda cuando termine, lo justo es que tu estés desnudo para mi mientras lo hago.- Me miraba a la verga mientras me decía esto y la verdad es que me parecía bien. Ella ya sabia que me ponía cachondo viéndola y pensando en ella, incluso veía como en mis pantalones aparecían bultos a su paso por que no mostrarle mi cuerpo, máxime cuando a cambio tendría el suyo.- Pero no será tan sencillo, además quiero que te masturbes para mi y no te puedes correr, por que si te corres o paras dejare de desnudarme y me iré a mi cuarto.- Como tantas otras cosas no le respondí, no sabia que pensar pero si sabia lo que quería y la posibilidad de verla quitarse la ropa para mi no dejaba lugar a dudas. Me desnude tambandome en la cama con la verga preparada, sabiendo que no debía forzar mucho la maquina si no quería correrme demasiado rápido.
Al mismo tiempo que puse mi mano sobre la verga Verónica empezó a moverse contoneándose para mí. Lo primero que se quito fue su vestido dejándome ver que efectivamente llevaba medias hasta un poco más de la mitad de sus muslos. También tenía puesto un finísimo tanga transparente de color negro y un sujetador a juego de encaje. Tras algún que otro movimiento que hacia para deleitarme con su magnifico vientre liso y sus largas piernas cubiertas por las medias fue precisamente el sujetador la siguiente prenda en caer al suelo. Era delicioso ver sus pechos moverse al ritmo de su cuerpo, ver como desaparecían entre sus manos cuando los acariciaba y los apretaba hasta terminar pellizcando sus pezones. Que trabajo más arduo el mío al no poder dejarme llevar y saltar para llevarme a la boca sus pechos ni poder terminar la agonía que me causaba estar tan excitado sin poder correrme aun.
Como estaba cumpliendo con mi parte de castigo el estriptis continúo. Se decidió por juguetear con su tanga antes de quitárselo, lo mismo se lo subía haciendo que se perdiera entre los pliegues de sus labios que poniéndose de espaldas y en pompa se lo bajaba hasta debajo de su cachete volviéndoselo a subi a continuacionr. No se como pude aguantar todo aquello sin correrme, varias fueron las veces que sentía que estaba apunto pero me daba pánico pensar que aquello se acabara sin que Verónica me enseñara todo su cuerpo.
Por fin se decidió a bajar por completo su tanga dejando su coñito totalmente al descubierto. Ciertamente tenia pocos pelos y recortados pero lo que no había podido saber es que la parte de los carnosos labios si que la tenia totalmente depilada, lista para que una lengua la recorriera a placer. Siguió moviéndose y tocando su cuerpo dejando alguna vez las piernas bien abiertas para que pudiera contemplar completamente aquella raja tan deliciosa. Ya no podía soportarlo más, tenía que correrme sin poder retrasarlo por un solo segundo. Ella se debió de dar cuenta por que de inmediato se acerco a la cama poniendo su cara muy cerca de mi verga. Iba a darle las ultimas sacudidas a mi verga cuando sentí que ella rodeo la mano con que me masturbaba con sus dos manos pero sin que me tocara en ningún momento la verga. De esta forma, apretando mis manos fuertemente, me ayudo a subir y bajar a lo largo de todo la extensión del miembro haciéndome tener una inmensa corrida que bien nos salpico a los dos. Incorporándose se dispuso a recoger su ropa y a salir del cuarto, no sin antes lamer sus dedos completamente cubiertos por mi leche y decirme que también yo estaba muy rico.
Los juegos entre nosotros se seguían sucediendo, siempre teniendo cuidado de no ser pillados en una situación que seria bastante difícil de explicar. Luis y Marta seguían a lo suyo sin darse cuenta de nada, si acaso era Marta la que notaba algo raro pero solo lo enfocaba en que yo le hacia menos caso a sus modelitos y mi prima se ponía prendas algo más atrevidas, a lo que ella respondía con otras que a veces dejaban nada a la imaginación. Verónica seguía cumpliendo con su novio manteniendo en casa esa doble impronta para mi, recatada en el vestir pero fogosa en la cama, y yo por mi parte, aunque mi cada vez mayor obsesión por Verónica me hacia desearla a ella más que a cualquier otra persona, tenia que satisfacer ciertas necesidades y de vez en cuando salía a ver si conocía a alguien que quisiera ayudarme o echaba mano de la agenda de teléfonos para alcanzar el mismo fin.
Los juegos en casa entre nosotros subieron un pequeño peldaño, siempre sin sobrepasar una línea que sin apenas decirlo nos habíamos marcado por nuestros lazos de sangre. Además de los besos que nos dábamos a escondidas Verónica me había designado su critico de moda personal, cuando la ocasión era propicia para ello no dejaba la oportunidad de preguntarme si el modelito que tenia para salir ese día a la calle le quedaba mejor o peor, incluso cuando tenia tiempo y no había moros en la costa se iba cambiando distintas prendas para que decidiera cual combinaba mejor, demorando la decisión lo más posible para que no terminara aquello nunca. Cuando se cambiaba de una prenda a otra se cuidaba mucho de solo dejarme ver su ropa interior, casi nunca la veía desnuda, pero no os penséis que era por pudor, al contrario como veréis en un momento, formaba parte de la tortura a la que me sometía pues si era fácil enseñarme su cuerpo al natural que placer encontraría en ello, estaba claro que lo mejor era la provocación. Mis momentos preferidos eran cuando se vestía para salir con las amigas o para algo más formal. Gustaba de ponerse minifaldas y faldas para una y otra situación. Entonces era directamente ella quien tiraba más de armario para hacerme ver como se probaba mil combinaciones distintas llegando a cambiar hasta cinco o seis veces por completo de ropa, desde su tanga hasta los zapatos, todo, claro está, únicamente para ir bien conjuntada. Además, bien que podía decir que los días que me enseñaba modelito iba más sexy que los que no, aunque a estas alturas mal no la veía ninguno de los días, si acaso mal por llevar ropa, por no estar desnudándose para mi.
Respecto del pudor ya dije que ella ya no lo tenía para enseñarme su cuerpo. En su repertorio de provocaciones en la casa cuando había más gente bien que había añadido mostrarme un pezón en cualquier momento o cuando se estaba acariciando el pecho. Tampoco me cortaba yo tanto y a la menor ocasión le pellizcaba las nalgas o me metía en el baño mientras sabio que era ella quien estaba en la ducha y otras cosas por el estilo. Cada vez era mayor la complicidad que había entre nosotros, cosa que se podía notar en que algunos días esos picos que nos dábamos pasaban por ser unos besos de pocos segundos pero con una pasión escondida en ellos que nos iba arrastrando inexorablemente.
Por las noches rara era la ocasión que estando los dos solos, cada uno en su cuarto, no nos masturbáramos al mismo tiempo siguiendo la voz proveniente del dormitorio contiguo. Esa costumbre que fuimos tomando junto con la idea de que mi prima si me había visto tocarme pero yo a ella no fue formando una bola que se fue agrandando hasta hacerse insoportable no poder ver como se tocaba mientras que la estaba escuchando. Tenia que ver como se acariciaba, como los dedos pasaban por entre los pliegues de los labios humedecidos por sus propios fluidos y como los hundía en su interior. Tenía que verla y ya no podía esperarme mucho más.
Con esta resolución me tarde poco en decidirme a profanar su dormitorio una noche que fuera tarde y estuvieran ya todos bien dormidos y ella ya en faena. Como era de esperar aquella noche no tardo en llegar. Verónica empezó a gemir en el dormitorio de al lado. La deje disfrutar por unos minutos, pensaba que seria mejor que si entraba desde el principio. Solo me puse unos pantalones para disimular por si salían Luis o Marta al pasillo. Temblando de arriba abajo ante su puerta me arme de valor y sin avisar me metí en su dormitorio. Normalmente entraba allí para los pases de modelos que me hacia Verónica pero ahora para mi todo era diferente. El cuarto esta a oscuras, apenas si había un poco de luz que entraba por la ventana. Sobre la cama tumbada estaba Verónica, desnuda, magnifica, callada, atravesándome con la mirada y sin moverse lo más mínimo. Sabia que la había profanado en lo más intimo de su ser, su mano permanecía sobre su raja expectante a que su cabeza le diera la orden de continuar o de dejar su labor, y su cuerpo solo estaba arropado por ese tenue luz que lo hacia brillar por completo al mezclarse con el fino sudor que se había escapado por el calor que sin duda estaba desatado en su interior.
No quise besarla por miedo a que me rechazara en aquel momento pero si había entrado en el dormitorio no era para irme sin más, tenia que intentar ver como se tocaba para mi fuera cual fuese el precio que después tuviera que pagar. Encendí una pequeña lámpara que tenia en su mesita para iluminar un poco más el dormitorio, acerque la silla que había junto a su mesa de estudio a la cama y quitándome mi única prenda me senté en frente de ella de forma que pudiera ver perfectamente lo que estaba apunto de hacer. Aunque por dentro estaba helado por el miedo a molestarla y que me rechazara mi verga estaba grande como un mástil esperando a desplegar todo el velamen. Sin pensarlo mucho empecé a masturbarme mirando a su mano por no querer ver su rostro no fuera a encontrarme una mirada de desaprobación en el. Sin embargo su mano permanecía quieta sin moverse en el mismo lugar, en el nacimiento de su raja donde sin duda antes se había estado moviendo libremente. La mano que tenia libre la lleve hasta la rodilla de Veronica que estaba más cerca de mi y con suavidad la intente mover hacia mí para separar sus piernas y poder ver mejor su coño. Ella no reacciono, estaba como una estatua que puedo se puede contemplar pero sin el fuego que me habia venido mostrando que ardia en su interior. Muy desanimado estaba apunto de levantarme e irme del cuarto cuando ella se incorporo, girando su cuerpo hacia mi para quedar sentada al borde de la cama justo en frente de mi. Sin decirme nada me dio un beso. No sabia que pensar por lo que pare de masturbarme. Entonces ella por segunda vez puso su mano sobre la mía y me hizo seguir subiéndola y bajándola a lo largo de mi verga. Cuando se percato de que ya vuelvia a mastúrbame sin su empuje me suelto la mano y se echo un poco para atrás en la cama, lo suficiente para subir también las piernas que de inmediato abrio dejándome contemplar toda su rajita. Sus manos bajaron por los muslos hasta el centro de su cuerpo apoderándose cada una de ellas de uno de los labios, los cuales separaron dejando totalmente al descubierto su rosada vulva. Mientras que un líquido blanquecino se caia desde su interior un dedo se escapo del resto para comenzar a frotar el clítoris. Nunca había visto a una mujer enseñándome de esa manera como se masturbaba y de muchas personas en quien había pensado en como lo harian mi prima no estaba incluida, era toda una sorpresa para mi. Mientras seguía acariciándose el clítoris desde la otra mano un dedo tambien se escapo hasta la entrada del agujero de su vagina describiendo círculos sin llegar a meter dentro más que la primera falange de su dedo. Pero estaba claro que quería más que eso, ya no quería enseñarme más sus labios abiertos, ahora prefería tocarse con mayor intensidad que la que le proporcionaban un par de dedos. Al tiempo que metía por completo un dedo en su interior estaba frotando su clítoris con el resto de dedos de la otra mano. Era todo un espectáculo y aunque estaba más concentrado en no peder detalle de lo que veía mi mano daba buena cuenta de darme ese punto de placer que deseaba me lo diera la mano de mi prima. Una de sus manos paso a sus pechos agarrándolos con una fuerza que antes no le había visto, como si quisiera arrancárselos, la otra alternaba entre recorrer toda la parte exterior de sus labios y meter un para de dedos dentro de si también con fuerza, como con rabia. Era tan excitante que notaba como mi verga estaba a punto de lanzar toda la leche que había estado acumulando y quería que la corrida cayera sobre la piel de Verónica. Sin avisarla me levante y me puse de rodillas en frente suya de forma que mis rodillas tocaban sus glúteos. Ella se paro de golpe bajando sus manos hasta las sabanas de la cama y agarrándolas con fuerza como si temiera que la fuera a penetrar. Nada más lejos de la verdad en aquel momento, mi corrida llego al instante con fuerza, tanta que sus pechos quedaron totalmente bañados mientras que en su vientre caían las últimas gotas. Sus manos se relajaron al descubrir cual era mi intención al ponerme en aquella postura y se dedicaron a extender toda mi leche sobre sus pechos y su vientre, lamiéndose la mano después de haberlo extendido bien. Me levante para irme a mi dormitorio, Verónica también lo hizo abrazándose a mi. Su cuerpo estaba pegajoso y sus pezones siempre reclamaban mi atención, pero nada tenia importancia en comparación del beso que me dio antes de irme. Por primera vez nuestras lenguas se cruzaron. Fue fogoso, húmedo y muy intenso. Cuando se separo de mi me dio la espalda quedándose de pie claramente en señal de que esperaba que me fuera y así lo hice.
Los días siguieron pasando. Cada oportunidad que tenia para estar cerca de verónica no la desaprovechaba para robar algún vistazo a las partes de su cuerpo que tenia reservadas para mí y para que nuestras pieles entraran en contacto ya fuera a través de un ligero roce con las manos como mediante un apasionado beso, de esos que nos dábamos cuando siendo críos aun no habíamos pasado de meterle un poco de mano a la novia de turno siendo cada beso prácticamente la parte más importante de nuestra relación carnal. Así estábamos, como dos críos descubriendo nuestra sexualidad, con el aliciente de no poder ser descubiertos por miedo a que tacharan nuestros juegos de impúdicos.
Las visitas a los dormitorios nocturnas se volvieron naturales entre nosotros. El frio que recorría mi cuerpo la primera vez que profane su cuarto desapareció con el hábito que fuimos adquiriendo de contemplar nuestros cuerpos desnudos mientras uno y otro o solo uno de los dos se masturbaba enfrente del otro. A veces durante el día también ella se acercaba mucho a mi para que notara el contacto de sus pezones y de igual forma yo me pegaba a ella cuando tenía una buena erección y quería que la notara entre sus nalgas a través de la ropa. Estos juegos hicieron que nos atreviéramos a usar nuestras manos para tocar algo más que nuestros propios cuerpos. Todo empezó en una de esas veces que me pegue a ella por detrás para que notara como de recia estaba mi verga. Era tanta el ansia que tenia de que notara como estaba y de restregarme con ella que con mis brazos rodee su cuerpo y como si lo llevara haciendo toda mi vida cogí uno de sus pechos en mi mano acariciándolo mientras que con la otra la apretaba contra mí. Lejos de reprocharme el atrevimiento movía su culo dando mucho más gusto mientras que sujetaba su cabeza con una de sus manos y hundía en sus braguitas la otra mano. Le subí la camiseta hasta dejar al descubierto los dos pechos y empecé a jugar con mis dedos con sus pezones dándole algún que otro pellizco que bien me agradecía con un pequeño empujón de su culo en mi verga bien hinchada. Pena que aquello terminara con el ruido de la puerta de la casa habiéndose. Inmediatamente los dos nos compusimos lo mejor que pudimos. Verónica me brindo una nueva oportunidad de saborear sus dedos empapados por sus fluidos, creo que no era consciente de cómo me gustaba aquello y como alimentaba así el deseo de romper los pocos prejuicios que quedaban en mi cabeza para dejar que mi lengua la penetrara empapando mi boca entera como lo hacían sus dedos. Para cuando asomo Luis Verónica ya estaba en el baño y yo encerrándome en mi cuarto para terminar lo que el culo de mi prima había empezado.
Pasados algunos días de aquello llego el cumpleaños de Verónica para el que organizamos una fiesta antes de que se fuera a casa con sus padres y novio. Por su cumpleaños, cuando supe que podría abrir mis regalos sin que nadie la viera, aparte de los regalos que ya le di en la correspondiente fiesta, le regale un kit de juguetes eróticos en el que iban incluidas un dildo, un vibrador y unas bolas chinas. La noche termino con todos en una discoteca hasta la madrugada. Como era el cumpleaños de Verónica tenía claro que esa noche era para ella aunque solo pudiera dedicarme a mirarla. Estaba preciosa y al tiempo parecía como ida mientras bailaba, ensimismada, parecía que no notaba la gente que la rodeaba. Al llegar a la casa pude entenderlo todo. Luis y Marta se encerraron en su cuarto con más ganas de fiesta como se podía entender dados los ruidos que se oían desde fuera de su dormitorio. Por nuestra parte nos dimos un beso y nos fuimos cada uno a nuestro dormitorio. Sin embargo, en pocos minutos Verónica entro en mi cuarto llevando puesta únicamente la bata con la que me dejo ver por primera vez sus pechos. También la llevaba abierta por el medio dejándome ver su coño totalmente desnudo y parte de la aureola de los pezones. En la mano llevaba algo que no sabía muy bien que era pero parecía que era para mí. Se agacho para darme un beso y acercándose a mi oreja mi dijo "Me ha encantado tu regalo. Muchas gracias." Dejando encima de mi pecho el tanga que sabía que había llevado puesto (lo sabía porque tuve ocasión de verla probarse más de un modelito para la fiesta y fui yo el que se decidió por la ropa que llevaba) y envuelto en el estaban las bolas chinas. Cuando vi lo que me dejaba oí como se marchaba riéndose y al mirarla me guiño un ojo diciéndome "No quiero que vengas, pero no dejes de estar atento"
Creo que no ha habido ninguna mujer en mi vida que haya logrado excitarme como lo hacía Verónica, cada cosa que hacía, cada palabra que depositaba en mis oídos, cada mirada que me brindaba hacia que me encendiera inmediatamente. Ni que decir tiene como me puse yo y como se puso mi verga cuando descubrí que el tanga estaba completamente empapado en la zona de la entrepierna desprendiendo un fuerte olor a ella. Había estado toda la noche llevando metidas dentro de su vagina las bolas chinas que le había regalado. No sabía cuando había abierto su regalo y menos aun como se le ocurrió estrenar así ese juguete pero ya estaba masturbándome mientras disfrutaba de ese olor tan intimo de mi prima pensando en ella en la discoteca, en como cuando estaba moviéndose en la pista de baile su tanga se iba empapando debido a la excitación que le producían las bolas, incluso en cómo era posible que el brillo que note en sus piernas no fuera simplemente sudor si no también parte de sus fluidos que se derramaban por sus piernas al ser incapaz el tanga de absorberlos.
La atención que me reclamo Verónica en la puerta encontró su justificación en el ruido de motorcito que empecé a escuchar a través de la pared. No habiendo tenido suficiente con las bolas parecía que también quería probar el vibrador, y quién sabe si el dildo. El caso es que el ruido en poco tiempo quedo oculto tras los gemidos que escuchaba. Debía de estar super excitada pues no aguanto mucho antes de que cesara todo ruido. Seguramente era mucho para una sola noche. Por mi parte yo sí que continúe tocandome corriéndome más de una vez lamentando únicamente que Verónica no estuviera delante mío para derramar toda mi leche sobre ella.
Puedo dar fe que utilizo todos los juguetes aprendiendo a hacer muy buen manejo de ellos. Por desgracia el curso empezaba a llegar a su fin. Nuestros juegos se empezaron a ver disminuidos por noches de estudio y temporadas alejados por pequeños periodos de ida a nuestras casas. Ambos sabíamos que el curso se acababa, y con el llegaba un verano incierto y próximo curso alejados el uno del otro, puesto que había solicitado una beca Erasmus que me habían concedido y de la que pensaba sacar buen provecho, cosa que ciertamente hice y que sería también digna de contar algún día. No hablábamos mucho del tema, aunque se notaba que ambos estábamos algo de capa caída. Mientras que en nuestros encuentros antes siempre tenían un sabor a pasión ahora por el contrario se sentía melancolía, lo que producía que no nos buscáramos tanto como antes para estar a solas los dos.
Aquella inercia, sin embargo, quedo rota la semana de antes de marcharme de Sevilla por la sorpresa que me preparó Verónica. Dos días antes de aquello me dijo que la tarde del miércoles no hiciera planes puesto que tenía que hablar conmigo a lo cual accedí sin rechistar. Por la mañana me dio un sobre pidiéndome que lo abriera después de comer. Así lo hice. Dentro había una tarjeta de las que se utilizan en los hoteles para abrir las habitaciones y una nota indicándome una dirección con el numero de habitación a que se correspondía la tarjeta y la hora a la que debía de estar allí, añadiendo al final "te espero". Puntual estuve allí y sin llamar a la puerta hice uso de la tarjeta para entrar en el dormitorio. Era una típica habitación de hotel de categoría media alta. Pude ver que las puertas del armario eran grandes espejos donde se veía reflejada toda la enorme cama de matrimonio sobre la que me esperaba sentada Verónica. Iba con un vestido muy ajustado a su piel que no le recordaba de habérselo visto antes. Tenía que ser nuevo puesto que de haberlo visto antes seguro que lo recordaría por cómo se pegaba a su piel perfectamente marcando cada una de sus curvas. Para terminar la descripción debo decir que llevaba medias de las que se ajustaban a sus muslos y unos preciosos zapatos rojos de tacón de vértigo.
Al ponerme a su altura se pudo de pie y me beso largo y profundamente hasta que me pareció una eternidad el tiempo que nuestras lenguas estuvieron entrelazadas. Al separar nuestras bocas me pido que la escuchara sin decir nada.
V- Tú mejor que nadie sabes lo que este año ha significado para mí, sobre todo lo mucho que he ido descubriendo por mi misma y aquello que me has ayudado a descubrir a tu lado. Te juro que no me imaginaba a donde llegaría con esto cuando empezamos nuestros juegos pero hoy por hoy no desearía que fuera de ninguna otra forma y volvería a hacer todo como lo he hecho. En mi cabeza ya no sé si está bien o mal lo que hacemos, pero no puedo dejar de hacerlo. Quiero a mi novio y disfruto mucho con él pero es contigo como se desata mi lujuria y mi cuerpo se desenfrena sin límites. Sin embargo no puedo seguir así, queriendo cada día más de ti, deseándote por completo sin poder tenerte entero. Por mucho que lo ansié no puedo tenerte dentro de mí, pero tampoco puedo estar ya sin ti. Hoy va a ser para nosotros prácticamente nuestra despedida. Tú te vas lejos de mí y no sé si será un punto y aparte o un paréntesis. Sea como fuere te quiero para mi, quiero gozarte y que me goces y no me perdonare si pudiendo no satisfago el deseo que arde en mi interior por mí. Tienes que comprender que lo que no puede pasar es que me penetres, eso no puede ser, ni yo entiendo porque, pero no puedo hacerlo. Sin embargo todo lo demás que quieras hacer conmigo quiero, necesito que lo hagas y tiene que ser hoy, ahora.
Fue entonces cuando se cayó y las paredes son testigos que hasta después de abandonar aquella habitación ninguno de los dos pronunciamos ninguna palabra más. Me abrazo pareciéndome su cuerpo liviano como si le hubieran quitado una pesada carga que venía arrastrando pesadamente. Empezamos a besarnos saliendo fuego de nuestras bocas mientras que nuestras manos recorrían los cuerpos ansiosas por abarcar cada centímetro. Me sentía salvaje y quería arder con el calor que salía del cuerpo de Verónica. Poco tardamos en quitarnos la ropa quedándonos rápidamente desnudos, lo que en su caso no era difícil puesto que tan solo llevaba el vestido y las medias. Se echo a mis brazos subiendo sus piernas de forma que rodeaban mi cintura. El roce del glande con su concha me estaba matando de placer y frustración al pensar que no podía introducir toda mi verga hasta el fondo de su vagina que ya notaba bien humedecida y que me procuraba de tener abierta al tirar de sus nalgas hacia afuera con mis manos al tiempo que la sujetaba.
Desesperado por no poder penetrarla le hice bajar de aquella postura momento que rauda aprovecho para arrodillarse junto a mí cogiendo todo el miembro en su mano. Sin embargo sus intenciones eran otras. Primero empezó a jugar con la lengua en el glande probando la mezcla de sus propios fluidos con aquellos que iban saliendo de la punta. Cuando se dio por satisfecha empezó a introducírsela en la boca suavemente. Que sensación más cálida tenía en su boca y que gusto me daban los juegos que sus labios y lengua me daban en la corana de mi verga, tanto es así que casi me dio pena cuando continuo metiéndosela dentro de su boca que parecía no tener fin. Realmente mi prima no dejaba de sorprenderme. Tal era la excitación que me estaba provocando con sus subidas y bajadas que notaba cerca el momento de soltar toda la leche en su boca. Ella debía de notarlo también porque el saco de su boca sin soltarla moviéndola suavemente, lo justo para no bajar ni un ápice de excitación pero sin que me terminara. Aquella deliciosa tortura no duro mucho y su mano se empezó a mover frenética recorriendo todo la extensión de mi verga haciendo que no pudiera aguantarme ni por un segundo más, momento en el que apunto la descarga hacia su boca sin dejar escapar ni una sola gota fuera de ella.
Para corresponderle la tumbe boca arriba sobre la cama y empecé a bajar por su cuerpo llenándola de besos en todas partes. Me hubiera gustado quedarme más tiempo en sus pechos, chupando y mordiendo los pezones pero eran más las ganas de meter mi cabeza entre sus piernas para poder saborear su coño tanto como quisiera. Así pues no me tarde mucho en seguir bajando por su vientre liso hasta llegar al inicio de sus labios. Fui besando el contorno de sus labios dándole algún que otro lametazo de vez en cuando hasta llegar al final de su raja. Por el hilo blanquecino que salía de sus labios sabía que estaba esperando que mi lengua abriera en dos su vagina para lamerla hasta llevarla al séptimo cielo. En vez de eso empecé a morder la cara interna de sus muslos mientras que con un dedo le acariciaba el clítoris. Los gemidos que tantas veces le había escuchado ahora salían de su boca provocados por mi lo cual me excitaba hasta tal punto que de nuevo volví a tener una erección. Aquel dedo juguetón lo deslice a lo largo de sus rosados labios hasta que lo metí entero dentro de su vagina, acompañándolo de un segundo dedo en apenas un instante. Verónica se retorcía de placer según el movimiento de mis dedos llevando las manos desde mi cabeza hasta sus pechos y de allí a la almohada.
Para saciar mi sed, mientras que mis dedos seguían moviéndose dentro de ella sin descanso, lance mi lengua directa a su clítoris chupándolo como si fuera un bebe con la teta de su madre. Aquello debió de gustarle mucho pues puso todo su cuerpo en tensión arqueándolo de forma en que dificultaba mi labor, pero no estaba dispuesto a permitir que se acabara sin haber alcanzado Verónica un orgasmo. Con las manos cogí fuertemente sus muslos para que no pudiera escaparse comenzando a mover frenéticamente mi boca por todo su coño. Gritaba de placer mientras lo hacia lo cual me animaba a seguir sin darle tregua hasta que soltó el grito más fuerte y seco de los que hasta entonces había entonado y se tumbo en la cama como si su ser en aquel momento estuviera fuera de su cuerpo.
Entendiendo que aquel momento era de los que exigía un reposo me tumbe a su lado abrazándome a ella. Para facilitarme el rodearla se puso de lado dándome la espalda de forma en que no tuve dificultades en colocar mi pecho contra su espalda. Dada mi excitación y el estado en el que se encontraba mi verga de una forma absolutamente natural quedo encajada entre sus muslos, rozándose contra sus vagina, cosa que, aunque me turbaba intensamente, intentaba sacar de mi cabeza pues expresamente me había pedido Verónica que respetara su cuerpo sin penetrarla como un hombre hace con una mujer. Sin embargo a ella sí que le causaba un gran placer sin recatos el roce de nuestros sexos puesto que movía su culo para provocar la fricción entre ambos. Viendo que necesitaba menos tiempo del que imaginaba para recuperarse del orgasmo al que había quedado sometido su cuerpo comencé de nuevo a acariciar sus pechos con mi mano de una forma suave besando a la par su cuello dándole algún que otro mordisquito.
Seguimos así un buen rato, luchando constantemente en mi interior por no moverme de tal forma en que cumpliera mi anhelo de introducirme en su vagina y hacerla por completo mía. Era evidente que ambos lo deseábamos, yo porque mi verga no tenía capacidad de crecer más allá de donde ya estaba y ella porque me tenia completamente empapado como aquel tanga de su fiesta de cumpleaños después de usar mi regalo toda la noche. Sin embargo en nuestro silencio, mientras que movíamos nuestros cuerpos de forma acompasada, se podía sentir como para fundirnos en uno solo no éramos aun fruta madura, nuestras conciencias aun no estaban listas para dar ese paso.
Verónica se levanto de la cama para ir un momento al baño dejándome tumbado en la cama con la verga tan levantada como cubierta por sus flujos. No se tardo mucho en volver del baño y no había escuchado el sonido del wáter o de la ducha, no pudiendo entender a que había ido entonces ella hasta allí. La cuestión era que aunque yo era el mayor de los dos, el supuestamente más experimentado, ella iba conmigo un paso por delante de mí, lo que me hacía sentir a veces su marioneta, pero no os equivoquéis, la marioneta más feliz del mundo cuando su dueña movía los hilos.
Se volvió a tumbar de lado aunque un poco separada de mí y abriendo bastante sus piernas para que pudiera observar perfectamente lo que iba a hacer a continuación. Untando ambas manos en el bote llevo una hasta mi verga cubriéndola de esta nueva sustancia al igual que me había cubierto por completo anteriormente. Su otra mano apenas si empezó a acariciarse su raja cuando la bajo hasta la entrada de su ano donde, tras alguna caricia en su contorno exterior, metió uno de sus dedos. Mi erección, que apenas si había bajado cuando se fue al baño, volvía a tener el mismo esplendor que mientras nos rozábamos, pero no era porque me estuviera tocando, que también ayudaba gracias a la maestría que tenían sus manos, eran mis pensamientos sobre lo que podía pasar lo que me tenían taquicardico otra vez. Por conversaciones sabía que su culo aun era virgen y no me podía imaginar que aunque me negara su vagina me ofreciera tan claramente poder penetrarla por detrás. Mientras que empezó a meterse un segundo dedo seguía pensando en que mi prima no sería la primera persona a la que me follaria por su ano, ni siquiera sería la primera vez que desvirgara a alguien así, pero con ella todo era especial, la idea de poder estar dentro de ella me causaba una alegría que pocas veces había sentido en mi vida.
Sacando sus dedos se acerco a mí, soltó también mi verga para cogerla con su otra mano, encaminándola a descubrir el interior de su cuerpo. Rápidamente pude comprobar cómo ciertamente era totalmente virgen su ano dada la resistencia que ofrecía a dejarme meter la punta de mi verga en ella, aunque también era cierto que no me podía quejar de estar mal dotado y que la excitación que tenia, aun habiéndome corrido ya una vez, me hacían tenerla regrande. No obstante la determinación de Verónica a ofrecérseme era absoluta y nada iba a impedir que aquello sucediera. Tras varios intentos fallidos la invite a ponerse a cuatro patas para facilitar la penetración a lo cual accedió de inmediato. Untando mis dedos en el bote que había sacado aproveche para penetrarla con uno y después dos dedos a fin de dilatar un poco más el ano. Podía notar cómo le causaba dolor todo aquello pero no abandonaba aquella postura, ya dije que su determinación era absoluta.
Dado mi estado tenía mis dudas sobre si continuar o no por el dolor que podía causarle. Verónica noto entonces mi vacilación. Aunque dijera al principio que aquella noche no se dijo nada hasta el amanecer no es cierto, si que hubo una palabra pronunciada por sus labios ante mis dudas "Tómame". Como podía desobedecer aquella orden pronunciada con aquella voz cargada de deseo. Aleje de mi cualquier duda y acercándome a ella logre introducir toda la punta en su interior. Aquello le dolió puesto que era evidente como se agarraba a las sabanas conteniendo las ganas de gritar o de pedirme que me saliera. Con suavidad comencé a moverme dentro de ella, iba muy despacio para no lastimarla pero aun así ella no podía evitar soltar alguna exclamación de dolor. Así continúe sin atreverme a penetrarla demasiado pero extasiado del placer de penetrar aquellas paredes tan estrechas. Quería más y me deje llevar empezando a moverme a cada instante un poco más rápido hundiéndome más en su interior. No es que no me importara ya Verónica, al contrario, notaba como su ano se iba acostumbrando al invitado que acogía y eso le permitía disfrutar más de mi penetración, además con una de sus manos se acariciaba su vagina lo que indudablemente le causaba un placer que ayudaba a mitigar el dolor del desvirgamiento.
Seguía penetrándola hasta que llego el punto en que lo hacía como si de su vagina se tratara, no tenía ningún reparo en meterme hasta el fondo o en darle fuerte acometidas cuya respuesta eran gritos en los que se mezclaban por partes iguales placer y dolor. Pero aquello no podía durar mucho, ya estaba bien excitado por todos los juegos previos que habíamos hecho y la estrechez de aquel agujero no me permitieron aguantar mucho así que nuevamente me dispuse a correrme en su interior con una acometida bestial que la obligo a quedar tumbada en la cama boca abajo mientras que terminaba de depositar toda mi lefa dentro de ella. Al sentir que empezaba a relajarse mi verga me salí de ella contemplando como el agujero de su ano tardaba en volver a cerrarse tras haberme acogido. Me eche a su lado y ella se volcó sobre mi quedando ambos abrazados. Dándonos besos en aquella postura fue como nos quedamos dormidos hasta la mañana siguiente en que me despertó dándome un beso y diciéndome que me quería.
Volvimos a la casa haciendo como si hubiéramos pasado una noche de juerga sin más aunque en nuestro interior supiéramos que habíamos destapado el jarrón de los deseos y que nunca más lo volveríamos a cerrar. La despedida fue normal. Sabiendo lo que nos esperaba al año siguiente nos ahorramos vanas promesas, pero sin cerrar ninguna puerta entre nosotros que impidiera que nuestra historia siguiera teniendo más páginas que rellenar. Pero no será ahora cuando lo haga, la que paso a mi vuelta merece ser contado aparte y en otra ocasión, así que por ahora me despido de ustedes hasta más ver con un cálido saludo.