Verano inolvidable

El machito de Carlos no para de discutir con su prima Raquel. Su tía Sabela pondrá fin de un modo gracioso para ellas y horrible para él.

Este relato es muy similar a otros que ya he hecho pero este es una petición para un seguidor que me lo pidió. Un regalo ;)

Le encantaba hacer aquello. Ahí parado, estaba el machito de Carlos mirándose en el espejo completamente desnudo. Era guapo, un poco alto, poco bello en su pecho hasta llegar a su entrepierna donde una túpida y gran mata recortada levemente dejaban su enorme polla al descubierto. Le medía unos quince centímetros flácida así que cuando se ponía tiesa era mucho mayor. Debajo de esta, unos huevos más pequeños pero gruesos y con abundancia de leche.

Ese verano lo pasaba con su hermana de quince años, su prima de diez y ocho junto a su tía de unos cuarenta y cinco muy bien llevados. Le hubiera gustado mucho pasearse desnudo, pero estando su familia allí no quería por no escuchar sermones. Como era habitual por la diferencia de edades, él tenía veinte, había ciertas discusiones con ellas y siempre discutían sobre lo mejor que era este en todo.

-No me extraña que no ligues, con esas tetitas tan pequeñas-dijo sabiendo lo mucho que le dolía ese comentario a su prima Raquel.

-Eres un gilipollas y un puto picha corta-replicó esta.

-Por favor parad, no discutáis-intentó intervenir su hermana Mercedes.

-¡Tú calla enana!-dijo dando un pequeño capón a esta.

-¡Que es una cría!-Raquel y Carlos se enzarzaron en una pequeña disputa a golpes.

La cosa terminó cuando su tía entró a la zona de la piscina escuchando tal griterío.

-¿Qué pasa aquí?-la pequeña le contó todo y esta les soltó un sermón.

Carlos gruñendo le dijo tetas pequeñas a su prima que al escucharlo le replicó en voz alta.

-¡Tú la tienes tan pequeña que tienen que sacar la lupa!.

Este, molesto por el comentario y sin pensarlo, se desprendió de su bañador delante de las tres mujeres enseñando su miembro. Mercedes abrió la boca y los ojos al ver por primera vez un pene de aquel calibre. Pero su prima y su tía se quedaron más impresionadas.

-¡Ale, a la próximas te metes con esto!-dijo agarrándose el miembro antes de volver al interior de la casa.

Raquel maldijo por lo bajo.

Al día siguiente, se quedaron a solas su tía Sabela y él. Estaba por meterse en la ducha cuando entró su tía. Sus padres estaban fuera por negocios.

-¿Qué ocurre?-preguntó.

-Vengo a bañarte y a limpiarte bien, parece que no lo haces adecuadamente-dijo ella.

-Ya soy mayor-dijo este sorprendido.

-Serás mayor de ahí-señaló su pene-pero las sábanas están sucias.

No supo como y porque, pero en unos momentos se vio de pie con la espalda pegada en la pared, siendo enjabonado y limpiado por su tía la cual llevaba un precioso escote aquel día.

-Joder...no mires...no mires...pufff-aquellas grandes tetas eran preciosas, incluso se asomaban los pezones de lo duros que estaban.

Su enorme y vigorosa polla se alzó ante la mirada de esta. Y ella, en lugar de sorprenderse, hizo como si no pasase nada. No solo eso, sino que llevó sus manos mojadas a sus huevos. Los dedos de Sabela resbalaban por toda la superficie del escroto, desde el perineo hasta la base del pene, que palpitaba esperando un poco de atención.

Con cada caricia, el pulso del joven se aceleraba más y más, sentía que en cualquier momento iba a estallar. Miraba al techo con los ojos casi en blanco mientras ella se echaba una crema ''especial'' en las manos para luego pasar sus dedos por toda la uretra y prepucio provocando una sensación que le hizo temblar las piernas como nunca.

-Voy a soltar la mayor carga de mi vida-pensó con una sonrisa a punto de estallar.

Fue entonces cuando las caricias cesaron para sorpresa de Carlos que miro a su tía lavarse las manos con la alcachofa para quitarse el jabón y pasarlo luego por todo el cuerpo de este. Aplicó el agua fría en la polla y huevos hasta que el empalme cesó y volvía su estado de flácidez siendo negado de un orgasmo.

-Ale, listo-dijo mientras se levantaba para irse de allí.

Al cerrar la puerta, apretó los puños y soltó un taco en voz baja. Había estado sumamente cerca de correrse, seguramente le hubiera llenado la cara de leche.

Tocaron a la puerta, tenían visita de unos amigos de su tía. Se secó y se vistió rápido para salir a recibirlos.

La realidad es que Sabela había escuchado muchas discusiones de ambos y no le gustaba como se refería él a las chicas. Por lo que lo del día anterior fue la gota que derramó el vaso.

Ese día, ambos estaban discutiendo de nuevo y peleando como nunca antes. Carlos iba ganando terreno y le quitó la parte superior del bikini. Pero ella, desde el suelo y con el talón, impactó un golpe en su punto débil haciendo que la soltase y se retorciera de dolor.

-¿Qué ha pasado?-preguntó su tía saliendo a ver. Su hermana estaba medio dormida y también salió.

Al ver su posición supo que había ocurrido. Fue entonces cuando preocupada, le retiró el bañador para ver sus pelotas. Estallaron de risas al ver el estado de aquel escroto, pero sobretodo, por su tamaño de huevos ya que estaba tan encogido que parecía el de un niño pequeño.

-Que colita-dijo Mercedes.

-Dios...mira al pajarito-le hizo una foto Raquel mientras este lloraba al ver su pene tan pequeño y por el dolor.

Este no comprendía absolutamente nada pero era tal la humillación que estaba teniendo que solo quería despertar de aquella pesadilla.

-Ay sobrino, que cosita-le dijo unos tironcitos del prepucio ante la risa de estas.

-Mis pezones son más grandes-Raquel, con orgullo meneó sus pequeñas pero preciosas tetas.

Fue llevado hasta una tumbona donde le pusieron aún riendo, una bolsa de hielo en las pelotas.

-No entiendo nada-pensaba mientras lloraba.

Mientras su hermana vigilaba que estuviera bien, Sabela y Raquel entraron y la mujer le contó a su hija lo que había hecho. Esta, sorprendida, solo pudo esbozar una sonrisa al ver como su madre la había vengado.

-¿Cuanto tiempo estará así?-preguntó feliz.

-¿Ya quieres que vuelva a tener su gran polla?-dijo sujetando un platano.

-No, que se quede así...un tiempo...y quiero que este desnudo o de lo contrario enviaré estas fotos a sus amigas-una sonrisa malvada se dibujó en su rostro.

-Esa es mi chica-chocaron palmas y volvieron a salir riendo para ver el pito de Carlos.

Siempre he soñado con que haya una crema que les encoja el pito, especialmente a los machitos con su gran pene. Sería gracioso y divertido de ver.