Verano familiar en mar del plata

Los placeres morbosos de pasar un largo verano de mar, sol y ocio.

VERANO FAMILIAR EN MAR DEL PLATA.

El verano lo paso en Mar del Plata en una casa alquilada en la que convivimos: mi marido, mi hijo, mi hija, mis padres ( que pagan el alquiler a medias con nosotros), mis suegros, mi cuñada ( la familia política durante el mes de enero)...y yo. Eso lleva a mucha conversación, a no poder estar sola con mi marido y que el sexo se convierte en algo a escondidas, en el dormitorio. En fin en “ amor familiar”, de ley y orden , como dice mi chico, donde el morbo hay que ponerlo con el vicio de la ida cotidiana.

  1. MOSTRANDANDOME . Me gusta jugar con la mirada de los hombres y la playa es un escenario ideal. Uso bikini que me deja los cachetes al aire y top que me levanta los pechos. La tela elastizada, sin armaduras, de un solo color, blanco, negro o azul cielo , también alguno con florecitas. Me recojo el pelo en una colita, sobre todo a la hora de ir a bañarme, primero en el mar, me gusta jugar con las olas, después me meto en la pileta del balneario para quitarme la sal. Tomo el sol, como una lagartija, que se regodea en el calor.

Necesitamos dos carpas, llevamos yendo cuatro años al mismo balneario y conocemos a los vecinos. Y ahí es donde tengo mi club de mirones mayores de cincuenta: seis señores encantadores, un par de ellos en la sesentena larga , de buen ver, un poco pasados de kilos, pero que me devoran con ansias juveniles. Yo les doy el show. Ese que sabemos hacer todas. Boca abajo, soltarnos el clip del corpiño, de modo que cuando nos movemos un poco, los senos quedan casi al aire. Boca arriba , abrirte un poco de piernas para que se note bien la concha y casi se vean los labios. Si añades retirar los breteles del top y respirar hondo para que los pechos suban y bajen, demostrando su encanto y como te sueles poner un poco caliente, encima marcas pezón. Los vecinos de las carpas contiguas y las de enfrente me devoran. Debo reconocer que también los hacen mi suegro … los amigos de mi hijo cuando vienen y también mi propio marido. No lo puedo evitar me encanta lucirme, exhibirme y además me excita.

Alguien pensará que soy un poco puta, cosa que puede ser verdad, aunque lo que yo veo en mi entorno es que todas o casi todas vamos a lucirnos y a que nos miren … con lujuria. Para que nos vamos a engañar, el estar en mercado te hace sentirte más viva y mas mujer.

Y así pasa el día: sol , baño, un poco de lectura, algo de juego de cartas, comida tipo picnic , ducha y a casa. Se sale de vez en cuando a dar un paseo, tomando una cerveza , en Mar del Plata hay muchos bares que la tienen tirada. Normalmente cena en casa, somos muchos para ir a un restaurante, un poco de tele y charla y...al dormitorio.

Y ahí cogida segura pero en silencio.

  1. FOLLAR EN SILENCIO. Coger en silencio tiene su aquel, mas cuando a una le gusta gemir, chillar a veces, que me animen diciéndome palabras fuertes, en fin todas esas cosas que alegran el acto sexual. En silencio te tienes que concentrar más, pasas al susurro morboso, ese en que tu macho te musita al oído: “ putita, ponte a lo perro que te la voy a clavar hasta los huevos”. Y te pones calladita, ansiosa, mojada ,esperando que te la clave, y sigues casi mordiéndote los labios mientras el mete y saca se hace más profundo y más rápido, hasta que te vienes callada , sin gritito de gusto.

Otra cosa que ocurre en este sexo veraniego, es que no te puedes lavar la concha después de coger. Los baños son comunes a varias habitaciones, y no es cosa de salir con una toalla tapándote el chichi, pudiendo encontrarte con los niños o los mayores. Así que …. a veces nos quedamos rendidos dejando que los restos de semen se sequen sobre la piel, otras casi siempre, los lamemos. Debo reconocer que me encanta que después de un buen orgasmo de polla dentro, mi chico me coma el conejito y ¡ ZAS! … otra venida totalmente salvaje. Yo sé recompensar a mi marido, rozando con mis tetas sus muslos y limpiándole la polla con la lengua, los labios, haciendo que la mayoría de las veces se vuelve a correr en mi boca glotona.

Así pasamos los días y las noches, hasta que se va mi familia consorte. Otros años les hemos llevado en coche a Buenos Aires y de allí han volado a Madrid. Este vez lo han hecho desde Mar del Plata y la noche que nos solíamos tomar de vicio en pareja solos, no ha podido ser.

  1. SEXO AL TELÉFONO. Durante casi todo el mes de febrero hemos seguido en la costa. El cambio de gobierno acá y en Uruguay ha hecho que mi chico solo tenga que ir a Buenos Aires dos noches. Me gusta acompañarle, pero la casa es grande, mis padres mayores y no parece lógico dejarles solos con nuestros hijos por lo que he tenido que quedarme con ellos , mientras mi marido iba a resolver asuntos de trabajo.

Una que sabe que hay mucha lagarta buscando macho le hizo una propuesta deshonesta a su santo esposo: Sexo telefónico.

El aceptó al momento.

Quedamos que estaríamos dispuestos a las 11 de la noche, es buena hora para que no pudiera salir de juerga si tenía que trabajar al día siguiente. A esa hora estaba sola en la habitación con los auriculares puestos dispuesta a jugar.

Vibró el celular. Allí la cara de mi chico. Yo hice que se me viera la mía. Y empezó el juego.

  • Gatita, quiero ver como te desnudas.

Lo hice, era fácil, sólo llevaba una remera larga y la bombacha. No quería perder mucho tiempo en el prólogo. Me quedé desnuda. Hice que la cámara recorriera mi cuerpo, con primeros planos de tetas y concha. Me di un buen pellizco en los pezones para que se pusieran mas duros pero casi no hizo falta.

  • Nena, quiero ver como te haces una paja. Apunta el celular al chumino. Y usa bien los dedos ¡ Guarra!.

Decirme eso de guarra y una que estaba ya caliente , comenzó a dispararse.

Me fue indicando como quería que me tocara, como jugar con mi clítoris , como meterme los dedos, yo mostrándolo por el teléfono y el añadiendo palabras sucias, de esas que me excitan. No puedo evitarlo, pero me encanta y me recalienta que mi chico me diga: puta, yegua, perra , gata, cerda, viciosa, potra y más , también en diminutivo como putita, gatita, perrita etc , me pone además muy cachonda la tonada de gallego de mi marido cuando me lo dice .

Yo en silencio, sólo algún pequeño gemido, pero viendo también como Lalo se hacía una paja mientras miraba como me masturbaba yo. Cuando soltó la leche me encantó. Yo había acabado antes pero había seguido el juego recalentándole.

Antes de colgar, me soltó un :

  • Mañana , con el juguete de mi hermana. Como lo que eres un pedazo de puta.

Mi cuñada me ha regalado un succionador de clítoris. Una maravilla, te lleva al mas allá enseguida y además es todo lo incansable que seas vos, y yo soy bastante incansable. Problema de usarlo con gente en casa, es que no podía chillar ni gemir fuerte con tantos orgasmos y además enormes . Mi marido me tapaba la boca y cachondo perdido después me follaba cuando yo estaba medio muerta.

A la noche siguiente y a la hora convenida, le envié un mensaje: “No voy a poder hablar”.

Coloqué el celular de modo que en un solo plano tuviera vista de lo que iba a hacer, quería tener las manos libres. Agarré un pañuelo de cabeza y me amordacé. Así no podía chillar. Quería sentirme muy dominada , la noche anterior había tenido un sueño erótico muy fuerte y necesitaba notar que era una hembra usada.

  • ¡Que puta eres...sabes que me gusta verte así …. como mi sumisa!.- así fueron las primeras palabras de mi marido, que se apunto la cámara a la polla dura.

El succionador empezó a funcionar, lo puse a poco velocidad, quería no perder la noción de las guarradas que me decía mi hombre.

Sus yegua...perra...puta...cerda me iban subiendo la temperatura, porque era como me sentía. Aceleré y llegó el primer orgasmo. Vi que mi macho todavía seguía pajeándose con la verga en alto y fui a por el segundo. La máquina me iba volviendo loca, la pija de mi marido estaba para reventar , se lo notaba, en como se la cascaba cada vez más rápido y sus cochinadas era más fuertes. No sólo adjetivos … eran frases entrecortadas de lo que quería hacerme o que hiciera. Y soltó su leche. Yo me vine por segunda vez.

  • Gatita... mañana estamos juntos y te voy a romper.

Había pasado de la lujuria desenfrenada al mimo de pareja. Me encantaba pero yo seguía con ganas de más. Cuando me envió un beso y yo se lo devolví, ya sin la mordaza, y cortamos la comunicación decidí seguir jugando con mi juguete, bajando eso sí la velocidad para que mi masturbación se fuera convirtiendo en una fantasía de ensueño.

Cuando llegó al día siguiente cumplió, me rompió. Debió tomar una pastillita porque me cogió bien cogida, primero yo arriba, luego en cuatro, chupada de polla para limpiar y cuando la tuvo bien dura, se puso un forro y me rompió el orto. Eso sí él me hizo una comida de concha de volverme loca.