Verano en Ibiza 2

Continúa calentandos mi verano junto a mi tía y hermana

4.

La escena previa consiguió romper mi tranquilidad estival y hacer que me pusiese nervioso con la mera visión de mi tía y mi hermana. La buena onda entre los tres se mantenía, pero yo notaba que había algo más que empezaba a flotar en el ambiente y que tenía que ver con mi calentura y una cierta energía sexual que desprendían las chicas.

Dos días después de la escena en la terraza, Claudia y Ana me dijeron que se iban de tiendas en busca de "algo bonito que ponerse". Yo me quedé solo en casa durmiendo la siesta, luego me desperté y como estaba con pereza total me puse a ver un partido de tenis en la televisión del salón. Estaba en éstas sentado en el sofá, cuando entraron las chicas, riendo y con un montón de bolsas con ropa nueva.

Se las veía felices y radiantes. Guapísimas. Parecían más hermanas o amigas que tía y sobrina. Me saludaron efusivas, se burlaron de que pasase toda la tarde tirado en el sofá y me dijeron que estaban muy contentas por las cosas que habían comprado y que querían mostrarme para saber mi opinión.

-¿Mi opinión? Sí, como no, seguro que es ropa muy bonita. Con gusto os digo lo que me parece, aunque no sea la persona que más sepa de moda...

-No importa –dijo mi tía—para nosotras lo importante es que te guste y que nos veas guapas, así que te vamos a mostrar las prenditas que hemos comprado.

Se metieron las dos en el dormitorio de Claudia, y en seguida vi como salía ésta con un vestido blanco que tenía un suave escote en la espalda. Lo más llamativo del vestido era que transparentaba muuucho, y que a través suyo se podían ver bastante bien los pezones oscuros de mi tía y las braguitas negras que estaba usando en ese momento.

Me quedé parado y se me hizo un pequeño nudo en la garganta. Qué buena que estaba la cabrona!! ¿Y qué coño pensaba que estaba haciendo dándome este pasecito de modelos?.

Mientras, Claudia giraba con el vestido sobre las puntas de sus pies descalzos de bailarina. Ana le aplaudía el modelito. Pero mi tía me preguntó a mí: "¿No es demasiado atrevido? ¿No se transparenta demasiado?"

Esteee... –le dije-- la verdad es que algo transparente sí que es, pero cuando una está tan buena como tú, tía, creo que es una pena esconderlo... (¿de donde cornos saqué la cara dura para decirle eso???).

Ella se alegró por el piropo. Se miró en el espejo, y entonces dijo como pensando en alto: Hummm, creo que está muy lindo, pero que no acaba de quedar bien con las bragas negras tan anchas que llevo puestas. Me parece que le van a ir mejor las braguitas blancas que acabamos de comprar. ¿Verdad que sí, Anita? ¿No me las acercarías?

Claro que sí tía! Me parece que tienes razón –dijo mi hermana. Y se fue al dormitorio a buscar las braguitas blancas de las que hablaban.

Cual no fue mi sorpresa cuando se las entregó allí mismo, mi tía las agarró, se levantó la base del vestido con total naturalidad delante nuestro, se quitó las bragas negras (con lo que tuve la oportunidad de ver brevemente un precioso coñito arrubiado), las dejó caer al suelo, y se puso las braguitas blancas. Se volvió a mirar en el espejo, dio un par de vueltas, y me preguntó mirándome a los ojos: ¿Mejor así verdad?

Yo no acerté a emitir una repuesta inteligible, más allá de algunos balbuceos.

¿Cómo? ¿no sabes si te gustan estas braguitas más que las otras? –me decía--. Las otras son de vieja. ¡Éstas son mucho más sexys y bonitas¡.

Y para reforzar su punto, se levantó el vestido por arriba, se lo quitó entero y se quedó ante mí en bragas y con las tetas al aire, dio un par de vueltitas en puntillas, y me volvió a preguntar: ¿te gustan más éstas o no?

No sé si fue mi boca o mi polla quien contestó antes, pero creo recordar que le dije con una voz un poco más alta de lo normal: "¡Fantásticas, tía! ¡Éstas te quedan fantásticas!"

"¡Qué bueno, sobrino, tu entusiasmo me hace sentirme guapa y deseable!" Y me guiñó un ojo.

En esas estábamos, cuando mi hermana, que se ve que no quería quedarse fuera de juego, dijo que iba a probarse el nuevo traje de baño que se había comprado para que le diera mi opinión. Antes de que pudiera reaccionar, mi tía se sentó al lado mío (en tetas y bragas) para poder presenciar el desfile de mi hermana, levantando sus maravillosas piernas y apoyando sus pies sobre la mesita del salón. ¡La vista de sus piernas desnudas y lo que podía ver de reojo me estaba poniendo a mil!.

¿Tenían estas dos mujeres idea de lo que estaban haciendo conmigo? ¿Sabían hasta que punto me estaban poniendo caliente con este pase de modelitos? Si lo sabían lo disimulaban muy bien, porque se comportaban con total naturalidad, como si aquí no estuviera pasando nada fuera de lo normal.

En ese momento salió mi hermana con una tanga de color verde eléctrico que apenas le cubría los pezones y la rajita del culo. Ana se disculpó tímida, diciendo que le parecía un poco demasiado exagerado pero que Claudia le había convencido de que le quedaba muy bien.

Y no se equivocaba. Mi hermana estaba de infarto. Sus curvas rotundas parecían salirse del bañador y atacar al espectador con una belleza y sensualidad que quitaban la respiración.

Ahora fue su turno para dar vueltecitas delante del espejo y mirarse.

"¿Qué te parece, hermanito? ¿No crees que me he pasado un poco con el tanguita?"

Yo no pude decir nada. Claudia lo halagó enfáticamente al lado mío.

Y en ese momento, Ana le preguntó si no era un poco incómodo ese tipo de hilos dentales, ya que éste se le metía por la raja del culo y casi le entraba por el "coñito". Mientras decía esto, y como para apoyar su punto, mi hermana se puso de espaldas ante mi tía (y ante mí, inevitablemente), se agachó un poquito y se hizo de lado la parte trasera del tanga como para mostrar hasta que punto se le llegaba a meter por esas partes. Ni que decir tiene que me ofreció una vista espectacular de un coño casi totalmente afeitado y su ojete.

¡La puta madre! ¡Si no fuera porque estaba totalmente petrificado ante la escenita, creo que hubiera saltado ahí mismo, me hubiera puesto de rodillas y hubiera empezado a meterle la lengua al coño y el ano de mi hermana en ese mismo momento!

No sé muy bien cómo, pero logré hacer dos cosas. Primero evitar correrme en ese mismo momento, y, segundo, ser capaz de mantener la compostura y decir la siguiente frase: "La verdad, hermanita, creo que la tía tiene razón y que este tanga te queda fenomenal y resalta el cuerpazo que tienes. Los vas a volver locos"

Mi hermana se río, y mi tía contestó: "hay que ver con tu hermanito, la habilidad que tiene con las palabras y cómo hace que una mujer se sienta guapa. ¡Si incluso va a lograr que yo no me sienta como una vieja!"

"¿Viejaaa?? –la pregunta me salió del alma--, ¡pero si estás buenísima tía!. De hecho nadie diría que sois tía y sobrina, cualquiera pensaría que sois dos amigas... y cada cual más guapa y atractiva. La verdad es que estáis de infarto las dos"

"Ja, ja, ja! -Mi tía se reía mientras se levantaba del sofá—Así que te gustamos, sobrinito. ¡Pues cuanto me alegro!" Y en ese momento se puso al lado de mi hermana que todavía estaba de pie con el tanga. "¿ Y cual de las dos te gusta más?" Y se quedó mirándome con los brazos en jarras.

Y en ese momento, no sé como logré tener la sangre fría y caradura como para decirles con la voz ronca y el corazón a cien: "La verdad es que no sabría qué decir. Las dos me parecéis tan guapas, que me costaría mucho elegir... pero, quizás lo que me ayudaría sería dejar afuera el factor ropa y veros al natural, tal y como sois".

Las dos se miraron incrédulas ante lo que acaban de oír, y mi hermana dijo: "Hermanito, ¿nos estás pidiendo que nos pongamos en pelotas delante de ti para que nos puedas decir cual te parece más guapaaa?"

-"Pues sí. Sé que suena algo atrevido, pero por un lado me ayudaría a contestar mejor la pregunta de la tía, y además, de todos modos, casi me habéis enseñado todo hace un rato. Además, hay suficiente confianza, ¿no?" (¡Aún no me creo que pudiera decir aquello!!)

Las dos se miraron; se sonrieron; y primero mi tía y luego mi hermana se desprendieron de la poca ropa que les quedaba y se quedaron en bolas delante de mí, con total naturalidad y cierto aire de desafío, como queriendo decir: "¿querías ver a un par de hembras de bandera, pues aquí las tienes?"

La vista que tenía ante mí era apabullante. Creo que nunca he vuelto a tener dos mujeres tan hermosas desnudas frente a mí. La visión me sirvió además para ver que mi hermana tenía unas tetas más grandes y firmes de lo que pensaba, y que éstas estaban adornadas por grandes pezones rosados. También puede ver como tenía su pubis adornado por una matita de pelos de color casi negro en lo que era un coño casi completamente depilado. En lo que respecta a mi tía, las novedades fueron menores, más allá de constatar que tenía un precioso coñito rodeado por una prolija y cuidada mata de pelos castaños claros.

Se ve que me quedé con cara de pasmado total, porque ambas se rieron al mismo tiempo, y en ese momento, mi tía señaló al bulto que había en el medio de mis shorts, y dijo: "Sobrino, se ve que realmente te gustamos. Ten cuidado con eso que tienes en las piernas, no vaya a ser que nos vayas a herir con ello, o, peor aún, ponernos contentas" Y ahí empezaron a reírse en serio y se fueron las dos para el dormitorio a donde fueron a ponerse algo de ropa de nuevo. Cuando cerraron la puerta todavía podía escuchar sus risas y en ese momento me di cuenta que de mis pantalones no sólo estaban abultados, sino que tenían una pequeña mancha de humedad en el centro.