Verano con mi tía.

Un verano mi tía viene conmigo de vacaciones y la relación tía-sobrino se convierte en una vorágine de sexo sin límites.

Empezaba el verano de 2015, yo como todos los veranos desde que cumplí 18 años me preparaba para pasar el verano en la casa que teníamos en el pueblo, que había sido de mis abuelos y donde ahora no vivía nadie. Solía pasar los veranos completamente solo, salvo alguna semana que venían los amigos a verme, dado que mis padres entre trabajo y que preferían pasar las vacaciones en la playa, como mucho aparecían por allí algún fin de semana suelto pero nada más…

Cuando termine las clases de la universidad y los amigos se fueron todos a sus ciudades de origen, decidí que era momento de irme al pueblo. Estaba preparando las maletas y haciendo la lista de las cosas de las que tendría que ocuparme nada más llegar allí cuando me llamo Sara, mi tía. Ella sabía que me iría al pueblo como todos los años, así que me llamo para ver si se podía venir conmigo a pasar el verano en el pueblo y así alejarse de Madrid una temporada, por supuesto acepte.

Al día siguiente pase a buscarla por casa de mis abuelos y nos fuimos directamente al pueblo, cuando llegamos, como siempre me pase los 2 primeros días preparando la casa, la casa era tipo chalet, con dos plantas, jardín, garaje y piscina, al llegar tuve que ponerme a cortar el césped, avisar para que limpiaran y comprobaran que la piscina estaba en buen estado, limpiar la casa entera, hacer compra… por suerte al cabo de un par de días la casa estaba ya perfecta y la piscina preparada para poder bañarnos.

Los primeros días todo fue de lo más normal, Sara se pasaba el día en la piscina tomando el sol o en el salón las horas de más calor, yo prefería cogerme la bici e irme por el campo a hacer alguna ruta que fuera interesante y habitualmente no volvía hasta bien entrada la tarde, después de cenar solíamos salir a tomar una copa al jardín, donde más fresquito se estaba…

Una noche, tomando unas copas en el jardín me atreví, posiblemente fruto del alcohol, a preguntarla por su divorcio, según pregunte temí haberme metido donde nadie me llamaba, pero la verdad es que en absoluto la molesto la pregunta, me explico las causas, totalmente normales, se casaron muy jóvenes y con los años, no funciono, nada fuera de lo normal, gracias a esa pregunta, que hasta ahora era un tema casi tabú en mi familia, nos fuimos abriendo a temas de conversación más personales, así que así a lo tonto seguimos hablando de diversos temas más o menos personales hasta altas horas de la noche.

La noche siguiente volvimos a salir a tomar algo, aunque en este caso fue ella la que empezó a preguntar temas personales.

Sara: Una pregunta, ¿Cómo es que no vienes con alguna “amiga”?

Yo: jajaja, no hay ninguna amiga con la quiera venir…

Sara: Venga… ¿Me vas a decir que no hay ninguna chica que te guste?

Yo: Alguna hay, pero no tenemos tanta confianza como para que se venga aquí.

Sara: No me creo que no haya ninguna chica con la que tengas algún rollo, ¿No te habré fastidiado los planes viviendo contigo?

Yo: jajaja, no me has fastidiado ningún plan, simplemente ahora mismo no tengo nada con nadie.

Sara: Pues me parece raro, eres inteligente, guapo, simpático y como dicen ahora los chavales, estas bastante bueno…

He de decir que me ruborizo un poco que mi tía me dijese eso, no por lo que dijo, si no por como lo dijo, habría jurado que lo decía con mirada picara, aunque como habíamos tomado un par de copas no lo pensé más, el alcohol me la estaría jugando.

A la mañana siguiente me levante y como casi todos los días me fui con la bici, aunque ese día volví a la hora de comer en vez de por la tarde dado que hacia muchísimo calor. Cuando llegue a casa vi desde la cocina que Sara estaba dándose un baño en la piscina con la música puesta, la vi salir del agua, se quitó la parte de arriba del biquini quedándose en topless, sabía que no era correcto, pero no pude evitar mirar, pude ver su cuerpo como nunca lo había visto o intuido antes, su metro sesenta más o menos, guapísima, pelo moreno largo por debajo de los hombros, un cuerpo que deja claro que se cuida bastante, con un culo cerca de la perfección y unos pechos relativamente grandes pero nada afectados por la gravedad.

Decidí que la mejor opción era irme otro rato, para que no se diera cuenta de que podía haberla visto, así que cogí la bici y me fui a dar otra vuelta, para hacer tiempo a ver si se cansaba y se ponía el biquini y ya de paso para que se me bajara la erección que me había provocado. A la media hora volví a casa, pero esta vez entre dando portazos, metí la bici en el garaje haciendo todo el ruido que pude con la puerta y salude varias veces diciendo “hola” a voces, subí a mi habitación y subí la persiana que daba a la piscina, me puse el bañador y volví a bajar la persiana, más ruido no podía hacer sin tirar la casa abajo… entre al jardín diciendo “hola” con una voz cercana al grito y aun así seguía tumbada haciendo topless, cuando me vio se incorporó y me saludo, quedándose durante unos segundos frente a mi sin nada de cintura para arriba, entonces se dio cuenta de mi incomodidad mientras me acercaba a la piscina y se puso el biquini, aunque ya era tarde, tuve que tirar la toalla al suelo y correr hacia la piscina de cabeza para que no se me notara de nuevo la erección.

Al rato salí del agua y nos fuimos a preparar la comida, no hicimos ningún comentario al respecto y nos comportamos como si nada. Por la tarde nos fuimos a un pueblo que había cerca con un pequeño centro comercial a ver tiendas y a cenar, cuando volvimos, como todas las noches, nos salimos al jardín a hablar y a tomar unas copas, parecía que no íbamos a comentar nada de lo acontecido por la mañana, lo cual era perfecto por mi parte, pero esa no era su intención…

Sara: ¿Por qué te has ido esta mañana?

Yo: ¿Cuándo?

Sara: Volviste de montar en bici, entraste en casa y te volviste a ir al poco tiempo, para volver a la media hora…

Yo: No… bueno… es que… a ver… me hacía un ruido raro el freno de la bici y volví para arreglarlo, luego volví a salir a comprobar que estaba solucionado el problema…

Sara: Ah, vale, podrías haber dicho que te incomodo mirarme desde la ventana haciendo topless, pero has sacado una buena respuesta…

Yo: Si sabias que te había visto, ¿Por qué cuando volví haciendo ruido no te pusiste el biquini?

Sara: No me pareció algo importante, pero está claro que a ti si, ¿Te incomoda que haga topless?

Yo: No, en absoluto, si a ti no te incomoda que te pueda ver las tetas, a mí me da igual, al menos me alegro la vista.

Seguramente no debería haber dicho eso, estaba entrando en un juego del que igual salía mal parado, pero tal vez fruto del alcohol, me estaba gustando el juego.

Sara: Así que te alegran la vista las tetas de tu tía…

Yo: A ver, soy tu sobrino, pero también soy hombre, si tienes unas tetas bonitas y no te importa enseñarlas, quien soy yo para quejarme de las vistas.

Sara: Entonces no entiendo por qué te fuiste esta mañana…

Yo: Normalmente vuelvo mucho más tarde, no sé si lo haces todos los días sabiendo que yo no estoy o era el primer día, no me pareció apropiado entrar y sorprenderte.

Sara: Al menos ha quedado claro que no te molesta, así que lo seguiré haciendo tranquilamente.

Habiendo terminado la copa y siendo bastante tarde, decidimos dar por terminada la noche e irnos a dormir.

A la mañana siguiente cuando me levante ella ya estaba levantada, estaba preparando el café, no pude evitar fijarme en que solo llevaba una camisa suelta que dejaba ver que no llevaba sujetador y la parte de abajo del biquini, intente que no se notara que me había fijado, así que actué con normalidad y como todos los días me fui con la bici, aunque avisando que iba a hacer muchísimo calor y que volvería para comer.

Cuando volví para comer, entre con total normalidad, deje la bici tirada a la entrada y me fui a poner el bañador para estar en la piscina un rato antes de comer, cuando baje a la piscina Sara volvía a estar haciendo topless, empezaba a tener un problema, me gustaban demasiado esas tetas…

La tarde la pasamos cada uno a lo suyo, ella en salón y más tarde en el jardín cuando empezó a refrescar y yo en mi cuarto durmiendo la siesta y por la tarde cuando dejo el salón libre Sara me puse a jugar a la consola.

Por la noche como ya era costumbre nos volvimos a salir al jardín a tomar algo y a conversar.

Yo: ¿Qué tal te lo estás pasando por aquí? ¿Es como esperabas?

Sara: Muy bien, me encanta estar por aquí, va a ser un verano genial. Tú estás acostumbrado a estar más solo por aquí, ¿Te estoy molestando mucho?

Yo: No, en absoluto, me ayudas con la casa, eres buena compañía y además ofreces unas vistas mejores que el propio campo, ¡cómo vas a molestar!

Sara: Jajaja, como eres…

Yo: Ahora ya fuera de bromas, ¿puedo preguntarte una cosa?

Sara: Claro

Yo: ¿Cómo llevas el primer verano sin marido?

Sara: Bien, la verdad es que al final estaban tan mal las cosas que no le echo de menos en absoluto, bueno, casi…

Yo: Supongo que es normal que sea solo “casi”, estuvisteis entre novios y casados casi 15 años juntos.

Sara: A ver, a él no le echo de menos, lo que echo de menos es el sexo.

Yo: ¡Wow! ¡Esa no la he visto venir! Tenía entendido (por otra de mis tías) que hacía tiempo que no lo hacíais, pero claro, ya sabes que todo el mundo habla…

Sara: Es verdad, hacía tiempo que no lo hacíamos, pero cuando todo iba bien o solo medio mal que aun teníamos sexo éramos bastante… … … apasionados.

Yo: ¿Cuánto llevas sin sexo? Si no es meterme donde no me llaman.

Sara: No te preocupes, algo más de un año, la verdad es que estoy que me subo por las paredes…

Yo: Podemos bajar al pueblo una noche, seguro que encuentras algún tío al que no le importe hacerte el favor.

Sara: Jajaja, ¡pero que clase de guarra te crees que soy! Yo ya tengo una edad para hacer esas cosas…

Yo: Mujer…, 35 años, ni que fueras una abuela… no sales, en el divorcio tu ex se quedó con los amigos y tú con las amigas, ahora dices que ya tienes una edad… pues como no te pases al otro lado y busques a alguna amiga…

Sara: ¡No te creas que no lo pensé! Tengo una amiga bisexual, pero ni en broma me atrevería a plantearlo…

Yo: Pues tú me dirás… si no sales a conocer gente y no quieres nada de una noche, ¡te vas a quedar con las ganas!

Sara: Hombre, tengo puesto el ojo en uno, pero no creo que me hiciera el favor…

Yo: ¿Está casado? ¿Tiene pareja?

Sara: No

Yo: ¿Es homosexual?

Sara: Jajaja, no creo que sea homosexual, sé que alguna novia ha tenido y sé que le gustan mis tetas, pero no creo que quiera…

Yo: A ver, sin ánimo de parecer un pervertido, tú, como dirían los jóvenes de hoy, estas muy buena, si sabes que le gustan tus tetas, no entiendo dónde está el problema.

(En aquel momento, no me imaginaba que hablaba de mí, he de admitir que los últimos días, desde que la vi en topless y me fije en su cuerpo, alguna vez me había masturbado pensando en ella, pero no pensaba ni por un segundo que pudiera pasar algo nunca.)

Sara: Entonces, tú crees que si me lanzara, ¿no podría resistirse?

Yo: No sé dónde ves el problema, no creo que ningún hombre soltero pudiera resistirse…

Sara: Bueno, si tú crees que sí que podría pasar, me lanzare, como me rechace, ¡te enteras!

Sara se fue a preparar otra copa mientras yo me quede en el jardín pensando en qué clase de hombre podría resistirse a semejante mujer, a mí, aunque sea mi tía, no me importaría acostarme con ella un par de veces.

Unos minutos después volvió con las copas, pude ver que se había puesto más cómoda, llevaba unos pantalones cortísimos, muy por encima de los muslos y muy sueltos, cuando se movía, podías ver su ropa interior, una camiseta que la quedaba suelta y sin sujetador, se había soltado colocado el pelo en una coleta que la quedaba genial, la verdad es que estaba preciosa. Continuamos hablando mientras nos tomábamos la que era la 4-5 copa y yo ya empezaba a estar un poco tocado.

La quedaría como ¼ de copa cuando se la termino de un trago, se levantó de su tumbona, se acercó a mí, inclinándose y besándome con una mezcla de pasión, dulzura y dudas.

Yo: (aparatándome ligeramente) ¿Qué es esto? ¡Me has besado!

Sara: Si, voy a volver a hacerlo…

Yo: (cuando paro) Esto no está bien, soy tu sobrino…

Sara: ¿No te ha gustado?, tu eres el hombre en el que me había fijado, ya te dije que no creía que fuera a querer, mejor me voy a la cama.

Aun no sé por qué tome esa decisión, no pude evitar cogerla de la mano mientras se iba y acercarla de nuevo a mis labios, sentándola encima de mí y continuando ese beso que nunca debió darme.

Después de un rato besándonos en la tumbona nos fuimos a mi habitación, cuando quisimos llegar nuestras camisetas ya habían desaparecido. Nos tiramos en la cama continuando el apasionado beso durante un buen rato, comencé a bajar besándola el cuello hasta llegar a sus preciosos pechos, los cuales bese, chupe, mordisqueé y saboree antes de seguir bajando por su vientre para llegar a sus pantalones, los retire junto con el tanga y continúe besando y acariciando sus piernas, cuando me pidió desesperada que fuera al grano fui a por ello, acerque mi boca a su coño dejándola sentir mi cálido aliento, la fui besando con el cariño que se merecía hasta que ya estaba totalmente empapada por la excitación, fue entonces cuando fui a por todas y la comí el coño con ansia hasta que tuvo el primer orgasmo en mi cara.

Fui subiendo lentamente, besándola el vientre, los pechos, el cuello hasta llegar de nuevo a su boca para fundirnos en un dulce y apasionado beso, me dio la vuelta, tumbándome en la cama, fue repitiendo el mismo camino que había tomado yo con ella, besándome todo el pecho hasta llegar a mis pantalones, los cuales tenían un prominente bulto y una pequeña mancha producida por los líquidos preseminales, me quito los pantalones y la ropa interior de un movimiento, haciendo saltar mi dura polla como un resorte, me miro relamiéndose y comenzó a dar besitos en la punta, para poco tiempo después meterse entero el capullo en la boca y comenzar una mamada tremenda, llegados a un punto se metía hasta la mitad de mi polla en la boca, estaba cogiendo un ritmo con la mamada frenético y yo estaba cerca de correrme, así que la pedí que parara, pero continuo a un ritmo aun mayor hasta que me corrí en su boca, de la cual no escapo ni una sola gota de mi semen, se lo trago y volvimos a besarnos mientras la introducía primero uno y luego dos dedos en su empapado coño.

Cuando había pasado un rato y ya me había recuperado de la primera corrida me empezó a acariciar la polla haciéndome casi una paja, cuando la volvió a poner dura saco un preservativo del cajón y según me lo termino de colocar se sentó en mi polla, introduciéndosela entera casi de un solo golpe, comenzó lentamente a subir y bajar, cambiando de ritmo, introduciéndosela entera o solo parte, sacándola del todo para volver a meterla, estaba claro que sabía lo que hacía, la cogí por la cintura y la tumbe en la cama, colocándome encima suya, continuando con el ritmo de penetraciones para poco después darla la vuelta y colocarla a cuatro patas, aumentando el ritmo con cada embestida, a la par que yo empujaba ella movía su culo contra mí, haciendo que la diera unos golpes tremendos con cada empuje, a ese ritmo no tarde demasiado en correrme, dado que tenía preservativo, me corrí mientras se la seguía clavando, hasta que no pude más y me tumbe en la cama a su lado, empapado en sudor. Antes de tumbarse a mi lado, me quito el preservativo y me chupo durante unos segundos la polla, dejándome totalmente relajado y limpio, se tumbó a mi lado, con la cabeza en mi pecho y así nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente me desperté como siempre, muy temprano, me levante sin despertarla, me duche y me fui con la bici, en parte para huir de allí y pensar sobre la conversación que debíamos tener y en parte por costumbre. A media mañana Sara me envió un mensaje preguntándome si iría a comer o volvería por la tarde, ya más despejado y habiendo pensado sobre lo que paso la otra noche la dije que en una media hora volvería a casa y así lo hice.

Según entre en casa me entro un pánico terrible, no sabía cómo iba a actuar ella, si en el peor de los casos se arrepentía y quería contarlo, estábamos los dos jodidos, ese pensamiento me aterrorizaba, por suerte estaba a pocos segundos de descubrir que pasaría ahora.

Cuando llegue a la cocina, salude como cualquier otro día, intentando parecer lo más normal posible, pero ella estaba tensa, según me vio, dejo lo que estaba haciendo y se sentó a la mesa, haciéndome una señal de que me sentara yo también.

Sara: A ver, no sé cómo enfocar esto… ¿tú qué opinas de lo que paso ayer?

Yo: Pues la verdad es que esperaba que dieras tu primero tu opinión…

Sara: Vale, lo primero es que lo que paso anoche quedara entre nosotros, nadie puede enterarse, sé que no fue correcto, pero llevaba mucho tiempo sin sexo y verte por aquí sin camiseta, saber que te gustaban mis tetas, me puso muy cachonda, no es algo que hubiera pensado antes, pero no pude evitar sentirme así. La verdad es que no me arrepiento, fue algo maravilloso, realmente lo necesitaba y lo disfruté muchísimo,  no sé qué te pareció a ti…

Yo: La verdad es que me encanto, tampoco lo había pensado antes, pero desde que te vi salir de la piscina y ponerte a hacer topless, deseaba acostarme contigo, desde luego no me arrepiento y obviamente es algo que debe quedar entre nosotros, lo que no se es como vamos a actuar a partir de ahora…

Sara: Yo veo tres opciones. La primera es que actuemos con normalidad, como si nada hubiera pasado y continuar disfrutando del verano, está la veo difícil… la segunda es que me vuelva a Madrid y nunca más volvamos a hablar de ello, la tercera seria tomarnos las vacaciones como lo que son, un tiempo para disfrutar, disfrutar del mes y medio que nos queda por aquí los dos juntos y disfrutando el uno del otro. ¿Tu como lo ves?

Yo: Tu primera opción es imposible, la segunda la verdad es que no me gustaría, aunque sería la más razonable, la tercera no sé si hablas en serio o si me estas probando a ver que digo…

Sara: No te estoy probando, es lo que he pensado desde que me he levantado, si quieres ir con la tercera, encantada, es la que más me gusta de las tres.

Yo: Vale, me gusta la tercera opción a mí también, ¿ahora qué?

Se levantó de la silla y se sentó en mis piernas, quedando encajada entre la mesa y yo, rodeándome con sus piernas me beso, fue un beso dulce, con cariño, mucho cariño, pero sobre todo deseo.

Inmediatamente me empecé a empalmar, dado el poco espacio que había, notaba sus pechos apretándose contra mi pecho, empuje la mesa alejándola y le quite la camiseta a Sara, dejando libres sus preciosos pechos, la separe hacia atrás arqueando su espalda y comencé a besarla los pechos, dando mordisquitos y succionando sus pezones ya completamente duros, no tarde mucho en levantarme con ella encima y ponerla encima de la mesa, antes de darse cuenta ya no tenía los pantalones y la estaba comiendo el coño mientras la hacía un dedo, con mi lengua jugaba con su clítoris mientras con mi mano la introducía los dedos, girándolos dentro, con sus piernas sobre mis hombros, no tardó mucho en apretarme la cabeza con sus muslos por el orgasmo al que llego…

Se bajó de la mesa y estando ya de rodillas me bajo los pantalones, saltando mi polla directa a su cara, puso saliva sobre ella y comenzó a pajearme mientras seguía poniendo saliva para lubricar, se metió el capullo en la boca y comenzó una mamada en la que cada vez se la iba metiendo más profunda, hasta que la dio una pequeña arcada, entonces la levante y la apoye en la mesa, dejándola sola un segundo, mientras iba a la habitación a por un preservativo, cuando volví, seguía apoyada en la mesa, con el culo en pompa, me coloque el preservativo y comencé a clavársela en el coño igual que la otra noche, sin piedad, de duros golpes, al cabo de un rato de penetración no pude evitar ver el sudor caer por su espalda y resbalar hasta su ano, así que ni lo pensé, puse saliva en la entrada de su ano y comencé a meter un dedo, dado que no dio signos de inconformidad continúe hasta que ya tenía dos metidos, los saque recostándome sobre ella para preguntar si era territorio prohibido o podía entrar.

Con su consentimiento cogí los líquidos que emanaban de su coño y lubrique bien la entrada, comencé a empujar, estaba realmente apretado, pero iba entrando, no tarde mucho en tener el capullo completamente dentro y poco después tenia media polla dentro de su culo, entonces comencé un lento mete-saca, cogiendo ritmo según iba pudiendo, poniendo saliva y recogiendo con la mano los líquidos de su coño para usarlos como lubricante, en un agujero tan pequeño no tarde mucho en correrme, sacándosela y quitándome el preservativo para correrme en su boca, sin poner ningún problema se lo trago todo, enseñándomelo primero…

Totalmente empapado en sudor, la dije que me iba a dar una ducha, a lo cual me indico que venía conmigo, al llegar al baño, me dirigí al urinario para hacer pis, rápidamente me agarro de la polla y me llevo a ducha sin dejarme decir nada, entramos en la ducha y se sentó a un lado de la ducha, colocándome a mí, justo a sus pies, delante de ella, entonces me dijo, “ahora puedes mear”. Sin rechistar empecé a mear, por la posición, todo caía sobre sus pechos, entonces se incorporó y dejo que parte le entrara en la boca, sin tragárselo, pero dejando que rebosara por los bordes, se lo escupía por los pechos, por el coño… cuando termine, se levantó y me beso, girándome y empujándome para que me sentara en su posición anterior, según me senté se colocó encima mía, orinando por todo mi cuerpo, por mi cara, mi boca, en mi polla…

Cuando termino volvía a estar completamente empalmado, me levante y se colocó de rodillas, chupándomela de nuevo hasta que me corrí en sus tetas, acto seguido nos dimos una ducha más que necesaria.

A la mañana siguiente nos fuimos a Madrid a pasar el día, ella quería pasar por el médico para que la volvieran a dar la píldora anticonceptiva y así no necesitar preservativo, esa misma tarde, con todo listo nos volvimos al pueblo, sabiendo además que mis padres no irían hasta un par de semanas después.

Durante las semanas siguientes todos los días follábamos un par de veces mínimo, en todas partes de la casa, en la piscina, jardín… entonces llegaron mis padres a pasar el fin de semana.

El viernes por la tarde/noche fue bien, hablamos, salimos a cenar todos juntos y volvimos a casa tarde, así que nos fuimos a dormir sin más. El sábado al levantarnos, mi padre y yo nos fuimos con las bicis y no volvimos hasta casi la hora de cenar. Durante la cena mi madre no pudo evitar hablar de lo contenta que veía a Sara, de lo feliz y relajada que se la veía, haciendo comentarios del tipo: “no sé qué le haces a tu tía, pero esta genial, hacía años que no la veía tan bien”, comentarios completamente inofensivos ante cualquiera que no supiera lo que estaba pasando, pero tremendamente incomodos para nosotros. Ya bien entrada la noche, decidimos irnos a dormir, cuando llevábamos un buen rato todos en la cama, recibí en el móvil un mensaje de Sara, “ábreme la puerta”.

Mi habitación por suerte estaba en dirección contraria a todas las demás habitaciones, así que nadie oiría mi puerta abrirse, entro rápidamente, vestida únicamente con una camiseta que la llegaba un poco por encima de la mitad de los muslos, sin ropa interior. Según Sara cruzo la puerta cerré con llave mi habitación, sin darla tiempo a nada, la empuje a la cama, quedando tumbada boca arriba en mitad de la cama, con las piernas colgando por el lateral, me lance directamente a comerla el coño, sin juegos previos, fui directo a degustar el manjar que se me había negado desde el día anterior, no pare de meter mi lengua, mis dedos y de dar mordisquitos a su clítoris hasta que se corrió mordiendo mi almohada que se había colocado en la cara para amortiguar los sonidos que pudieran escaparse.

Se bajó de la cama y se puso de rodillas, bajo mi pantalón y empezó a chuparme la polla con ansia, metiéndosela casi entera dentro de la boca y masturbándomela mientras chupaba solo el capullo, con el ritmo de la mamada no tarde demasiado en correrme en su boca, corrida que se tragó entera sin dejar escapar una sola gota.

Nos tumbamos en cama, ya empapados en sudor y estuvimos hablando mientras la masturbaba hasta que ya estaba preparado para un segundo asalto. Se colocó encima de mí, restregando su coño contra mi polla, haciendo que empezara a coger tamaño y dureza, cuando aún no estaba completamente dura, la levanto y se sentó, introduciéndosela entera, empezó a subir y bajar, a un ritmo muy lento para poder controlar los gemidos, aumentando el ritmo o parando, según lo que necesitara para controlarse, me mantuvo con esos movimientos durante casi 45 minutos, hasta que ya no pude evitarlo más y me corrí en su interior.

No podía quedarse a dormir, dado que con mis padres aun en la casa, habría que dar demasiadas explicaciones si por la mañana nos vieran salir de la misma habitación.

Por suerte ya era domingo, ese día se iban mis padres de vuelta a Madrid, Sara y yo volveríamos a ser libres para follar cuando nos apeteciera, donde nos apeteciera. El día se pasó rápido, entre salir a tomar algo antes de comer, la comida y la sobremesa, cuando nos dimos cuenta estábamos viendo alejarse el coche y volvíamos a estar solos.

Fue esa tarde, viendo con Sara una película X en la que había una escena de un trio con 2 mujeres, cuando se me ocurrió que podría convencer a Sara de que invitara a venir unos días a la amiga suya bisexual de la que me hablo, ella había pensado en estar con una mujer y como hombre, estar con 2 mujeres es una de mis fantasías, así que se me dispuse a proponérselo…

Yo: Esta escena está muy bien…

Sara: La verdad es que es excitante, como se lo montan los tres juntos.

Yo: Tú llegaste a pensar en acostarte con una mujer, ¿te excita ver a dos mujeres montándoselo?

Sara: Bastante, no me importaría probarlo, ya sabes que me lo pensé, pero ¡qué vergüenza!

Yo: Tienes una amiga bisexual, no perderías nada en intentarlo, no creo que rechazara estar con un bombón como tú.

Sara: ¿Estas proponiéndome un trio con otra mujer sobrino?

Yo: Depende, si te parece bien, si, si te molesta la proposición, entonces no.

Sara: No, no, yo sé cuál es mi respuesta, pero tienes que elegir, o me lo estas proponiendo, o no, hasta entonces no sabrás mi respuesta.

Yo: Vale, ¿te gustaría hacer un trio con tu amiga y conmigo?

Sara: Sí que me gustaría, pero tú me dirás como lo hacemos…

Yo: Lo primero, tu amiga, ¿esta soltera?

Sara: Si, no quiere saber nada de pareja estable.

Yo: ¿Sera atractiva?

Sara: Sí que lo es.

Yo: Vale, de momento, invítala a venirse unos días aquí, ya veré como hago el resto…

Esa misma tarde, Sara llamo a su amiga, invitándola a venir cuando tuviera unos días libres, así que una semana después su amiga llegaría a casa.

-Continuara-