Verano con Isabel 2
Unos días más tarde llego el abuelo del hospital, una buena noticia sin duda, pero ahora ya no podía seguir observando a Isabel, mi mundo se venía abajo.
Unos días más tarde llego el abuelo del hospital, una buena noticia sin duda, pero ahora ya no podía seguir observando a Isabel, mi mundo se venía abajo.
Me pasaba las noches rebanándome la cabeza para ver que podía hacer había disfrutado tanto que perder aquellos momentos de lujuria era muy duro. Si, disfrutaba aun de las bragas y el aroma de mi prima, pero aquel momento mágico en que la veía desnudarse o vestirse ya no estaba.
La habitación de Isabel también tenía una cerradura, pero esta sí que tenía la llave, la cogí una tarde para ver si la echaba de menos y un par de días después Salí a hurtadillas de mi cuarto con toda la casa a oscuras a observar, lamentablemente estaba tumbada en la cama leyendo, así que no era muy excitante.
Otro día cambie de hora, nos acostamos un poco más tarde, al momento de meterse en el cuarto en lugar de ir a mi habitación me di la vuelta, cuando oí abrirse un cajo me asome, había sacado un pijama de él, bueno un camisón de esos que son una camiseta larga, se quitó en pantalón y la blusa y se quedó en braguitas, unas azules con lunares que no había visto antes, enseguida se enfundo el camisón, pero me sirvió para excitarme e ir a buscar entre la ropa sucia unas braguitas de mi prima, además me ponía cachondo pensar que al día siguiente disfrutaría de las braguitas que la había visto puestas.
Al día siguiente hice lo mismo, pero Isabel me oyó y salió disparada de la habitación enfadadísima, yo intente meterme en el baño disimulando, pero no llegue muy lejos, me dio un bofetón que me volvió la cara.
No sé porque se dio cuenta de que le faltaban unas braguitas, desde luego las tenía yo, puestas para más señas, entro en la habitación sin llamar me llamo guarro, cerdo y muchas cosas más y me reclamo la prenda, yo negué tener nada que ver pero entonces me dijo que seguro que la tenía en la cama, que había notado en las demás que tenían manchas sospechosas y que seguro que yo era el responsable.
Sin mediar más palabras tiro de la sabana, y claro hay estaba yo vestido solo con sus braguitas, me hizo levantar, no te da vergüenza, me pregunto, se lo tendría que decir a la abuela, dámelas ahora mismo.
Y sin más me las tuve que quitar y quedarme totalmente desnudo delante de mi prima, ella se quedó mirando mi erección, pues a pesar del bochorno no se me había bajado, le dije que haría lo que quisiera pero que por favor que no se lo dijera a la abuela.
La cosa empeoro unos días más tarde, llego una amiga suya a pasar unos días con nosotros, ya ni hablaba, no me permitían acercarme a ellas ni al cubo de la ropa.
Pero una noche estaba yo ya acostado cuando entraron Rosa, la amiga de mi prima y ella. Isabel se quedó atrás con los brazos cruzados y cara de enfado, pero Rosa se acercó a mí y me dijo, me ha dicho tu prima que para lo pequeño que eres tienes un aparato muy grande, yo no sabía dónde meterme estaba rojo como un tomate, pero no te preocupes, me dijo, me ha dicho Isabel que te gusta vestirte de chica, y que te sienta bien, yo seguía rojo como un tomate, y que has prometido obediencia, hay ya empecé a ponerme morado porque no sabía cómo acabaría aquello, espéranos, me dijeron.
Al cabo de un rato aparecieron con unas braguitas de Rosa, por lo visto Isabel no quería que me pusiera su ropa, un sujetador una falda y una camiseta. Me ordenaron ponérmelo todo, me di la vuelta y me desnude, luego empecé a vestirme de nena, las chicas que solo me veían por detrás se burlaban y me decían, vaya culito que tiene la nena, que peludito. Después me pintaron los labios y los ojos y se rieron de mi todo lo que quisieron. Rosa que era la más atrevida no hacía más que pasar la mano por la falda diciendo, mira que arruga… y me empujaba la poya para dentro, yo cada vez estaba más nervioso pero a la vez mas excitado, a veces Rosa levantaba la falda y le mostraba a Isabel el espectáculo, mira mira si ya no le cabe, además tiraba del elástico de las braguitas como intentando meter dentro de la tela lo que ya no cabía y aprovechaba para rozarme con la mano mis vergüenzas, note que estaba tan excitada como yo, Isabel también empezó a mirarme diferente.
Me dejaron, pero me dijeron que me tenía que quitar la ropa y llevársela a su cuarto bien doblada y en calzoncillos, no dijo Rosa en bragas, total ya no me las voy a poner sin lavar, pero por la mañana las revisaremos y que no estén sucias o te castigaremos.
Me acerque a la puerta de ellas enseguida, con las braguitas verdes de lunares de Rosa puestas, debí llegar antes de tiempo porque aún estaban comentando la situación, tía decía Isabel, no me digas que te vas a hacer cosas, tía lo necesito decía Rosa, me meteré bajo las sabanas y no te darás cuenta, como n me lo voy a dar si me lo has dicho, jo tía pues tócate tú también tienes la ropa húmeda, no me digas que no te apetece, en esto que me oyen, las dos se meten corriendo bajo las sabanas y me ordenan entrar, asi que no has aprendido, le tendríamos que contar a los abuelos que te dedicas a espiarnos, yo le vuelvo a decir a Rosa lo mismo que a mi prima que me pida lo que quiera pero que no se lo diga.
Rosa se fija en que he mojado las bragas y me recrimina, “será guarro el niño, pues no me ha ensuciado la ropa, en esto me ordena ir al baño a lavarlas inmediatamente pero, quítatelas aquí mismo, ella hace lo mismo, se quita las bragas debajo de la sabana y me las pasa, ponte estas me ordena, no lo puedo evitar antes de ponérmelas me las paso por debajo de la nariz.
Isabel ya estaba un poco cortada, pero Rosa estaba claramente desatada, percatándose del detalle, me pregunta, te ha gustado el olor, a lo que digo que sí.
Entonces se destapa y me muestra su coño peludito y húmedo, me ordena, si tanto te gusta chupa, no pierdo tiempo y me lanzo por el manjar, la cabrona me ordena que solo la toque con la boca y que ponga las manos detrás de la espalda, sujétalo le dice a Isabel, que no me toque con las manos.
Isabel se levanta y me agarra las manos detrás de la espalda mientras yo le chupo el coño a Rosa arrodillado en el suelo al lado de la cama, ella esta tirada encima con las piernas bien abiertas para darme acceso, deja caer una mano por mi lado de la cama y me agarra la poya, lo hace sin miramientos, la aprieta con fuerza, a veces llega a los huevos y también los aprieta.
Mientras Isabel me tiene casi inmovilizado, pero poco también se va calentando y noto como me acaricia las nalgas, gimo, estoy en la gloria, entonces Rosa le dice a Isabel, a este cerdo encima le estamos haciendo un favor, pégale.
Los cachetes de mi prima aún me excitan más y entonces Rosa le dice que me meta un dedo en el culo, se lo lubrica con mi precum y me lo mete sin miramientos, la sensación es extraña. Al principio me hace daño y me siento muy indefenso, pero luego me da mucho morbo, la cabrona se da cuenta y me mete dos, es una sensación rara, me duele y lo pago lamiendo y mordiendo más fuerte el coño de Rosa que se corre casi al instante, gime y se arquea, cierra las piernas pero yo no suelto mi presa y sigo atacando con la lengua el clítoris los labios y todo a lo que llego, tiene un orgasmo fuerte y largo y acaba agotada.
Isabel es la que ahora está fuera de sí, yo caigo al suelo con toda la cara llena de los efluvios de Rosa y ella se quita las bragas y me pone de rodillas frente a mi su sexo delante de la cara, yo que también estoy fuera de mi la empujo hacia atrás y la ensarto, mi poya entras si problemas en el encharcado coño, no se queja, me cabalga como una loca y en pocos empellones se corre, la empujo de lado y de varios envites me corro yo también.