Verano Caliente II
Nico, un chaval hetero aburrido de vacaciones con sus padres, es también un cabrón que me usa para satisfacerse. Con el paso de los días me está dominando. (Fetichismo y morbo gay).
Día 3.
Me despierto hoy sin dudas de donde estoy. Tengo su sabor en la boca y su olor por dentro y fuera de mi cuerpo. Esto es lo más parecido a una pasión sexual que nunca he vivido.
Pego un salto en la cama para ver si está en la suya pero no. Su habitación está vacía.
Son las 11 de la mañana y se han debido ir ya a la playa. Medio dormido voy al baño y mientras me lavo los dientes escucho ruido a lo lejos. Nico está en su habitación rebuscando en su maleta.
Me mira y puedo ver sus ojos hinchados así que creo que se he levantado poco antes que yo.
Vuelve a darse la vuelta para seguir buscando en la maleta y la vista de su culo me recuerda cómo lo devoré a noche.
Hoy lleva un slip blanco que deja ver todavía alguna zona más blanca de su piel. Es increíble cómo le sienta y como se nota su culazo y su rabo. Es casi como verlo en pelotas.
Se gira hacia mí y por fin la señal que esperaba. Camino rápido hacia la terraza. Él llega hablando por el móvil.
Vale pues eso me doy una ducha y voy para allá pero yo no voy a la cena-. Me indicó que me acercase a su cuerpo como siempre con la verja de círculos en medio.
Porque no me caen bien mamá. Prefiero dormir o leer un rato- Me indicó que le tocase por encima del slip. El bulto crecía rápido y comenzó a dejar un rastro en forma de gota en la zona donde se alojaba el enorme capullo.-
¿Eco? No sé. Será que estoy en el baño- Mientras dice esto yo libero su polla del slip. Él por su parte me inmoviliza y tras un segundo noto un líquido mojado en mi mano y en las piernas. El cabrón me está meando. Su cara de hijo de puta me pone cachondo perdido. Dejo que su presión en mis hombros venza y me arrodillo. Sigue meando ahora también en mi pecho y hombros. Me aparto para que no me moje la cara. Él pone cara de desaprobación pero por más caliente que estoy no puedo acceder.
Vale, hasta ahora- Son de las pocas palabras que le he oído en mi presencia estos días. Cuelga el teléfono.
Se aleja un poco y me mira. Vuelve aproximarse y me mira de pie con su rabo todavía echando alguna gota de meada.
Quiero mearte en la boca y que me la limpies después- Yo que estaba haciendo un esfuerzo para establecer mis límites respondí.
Ni de coña. Eso no me gusta. Creo que vomitaría- Sin embargo le miraba arrodillado meado de cuello para abajo y esperando instrucciones.
Te doy dos días más- Se giró y tras un par de pasos se tiró un sonoro pedo.
Espero a que se vaya y digo en voz baja. – Gilipollas. ¿Tú de qué coño vas?.
Estoy en la ducha quitándome sus olores de ayer y de hoy. Por un lado me da morbo pero por otro lo último que ha hecho no me gusta. Nunca he hecho nada parecido a ser sumiso pero este tipo parece que sólo quiere usarme sin el más mínimo respeto.
Pienso en pasar el día fuera pero después acabo yendo a la piscina del edificio. No hay demasiada gente. Nado un rato y no puedo evitar empalmarme recordando a ese hijo de puta hablando yo creo que con su madre y meándome en la terraza.
Paso el resto del día bajando y subiendo para comprobar si ha vuelto a casa. Este cabrón me ha emputecido.
A las 10 de la noche estoy hasta con dolor de huevos de esperar todo el día que ese macho me deje darle placer un rato.
A las diez y media entra por la puerta todavía con el bañador y las Converse que lleva a todas partes.
Aunque ya no me tengo que esconder me gusta observarle desde la oscuridad. Saber que me he comido esos hermosos sobacos o que he lamido su culo peludo.
Se ha puesto una peli porno. No se pajea, sólo la mira. Yo hago lo mismo, no llego a oír pero el argumento parece simple: una chica deja a su novio y ante el portal encuentra un macarra que la sigue. Ella le invita a su casa y al momento está chupándosela. Llegados este punto Nico se baja el bañador y se pajea dándome la espalda.
En la pantalla la follada de boca cada vez es más bestia. La tía saliva como loca y él la escupe y le clava la polla hasta correrse. Después espera que se la limpie y se va al servicio. Ella le sigue y se mete en la bañera. Se arrodilla y abre la boca para que él se vacíe.
Este cerdazo me está enseñando su puta fantasía. Y la quiere hacer realidad conmigo. Soy su puto juguete. De nuevo me indigno un rato pero pronto se me pasa. Más o menos cuando se levanta con el pollón tieso y me hace el gesto más esperado. - ¡A la terraza!-.
Entra con las zapatillas puestas y el bañador por las rodillas. El rabo lo tiene ya muy duro. Me indica con su mano que me arrodille y comienzo a lamerle el mástil. Por fin puedo probar su sabor salado a macho. O a mar porque ha venido de la playa ahora que lo pienso.
Poco a poco va metiendo su rabo más en mi garganta y comienzo a tener problemas para respirar. Me mira divertido, me da dos segundos y me la vuelve a meter.
En un momento me coge la cabeza, se acerca y me escupe en la boca. Y claro, me vuelve a follar la boca hasta que siento mi nariz en su pubis. Me he saltado algunos límites y creo que me ha gustado.
La segunda vez que me atrae hacia él abro la boca y saco la lengua esperando su lapo desafiándole con la mirada. Me escupe de nuevo y me folla la boca hasta que comienzo a llorar literalmente. Me mira satisfecho y sin saber cómo me coloca dando la espalda a la reja y apoyando mi culo en un círculo de hierro que lo enmarca.
Siento su capullo húmedo jugar en la entrada de mi culo. No estoy preparado para que me folle así sin más. Sin embargo poco a poco mi culo se relaja y noto como entra su rabo algo curvado hacia arriba.
Deja un tiempo para que se acostumbre y comienza a follarme despacio pero de forma contundente.
Con lo excitado que estoy me cuesta mantenerme en pie pero entre su polla y sus brazos me mantienen vertical.
Notó su respiración en la espalda. El sudor de su pecho y sus cojones que ya llegan a tocar los míos. Me tiene empalado y me vuelve loco la sensación de tenerle dentro. Me vuelve a follar sacando y metiendo toda la polla.
- No veas lo abierto que tienes todo el ojete- Que me lo diga a mí que cuando saca su polla siento un vacío brutal. Me la vuelve a clavar y no para de castigarme el culo en 5 minutos. Seguro que se quiere correr. Noto como se tensiona ahí atrás.
En otro movimiento rápido me ayuda a darme la vuelta y arrodillarme. Se pajea en mi cara y el olor que me llega me hace salivar. Le miro y saco la lengua. Como él me dijo el día anterior. Sigue dando caña a su polla hasta correrse en mi lengua y cara. Me limpia un ojo. Me sonríe y mientras todavía gime me intenta meter la polla en la boca. Al final accedo y pruebo su leche. Le miro mientras repaso su rabo morcillón. Dejo caer la leche por la barbilla y hasta el pecho. Sigo limpiando su rabo también los cojones y muslos que tienen restos de leche. Y de nuevo la dejo caer sobre mi pecho.
- No te limpies. Y no salgas que igual te necesito después- Y me deja de rodillas y lleno de leche. Tengo que hacerme un pajote o reventaré.
Fui a la habitación y vi a Nico comer algo ante el ordenador. El muy salido estaba viendo porno de nuevo. Eso si en versión original para no perderse lo matices.
Decidí no correrme por si podía volver a follar con aquel cabrón así que yo también acabé viendo la película en la distancia. Una chica sumisa había pasado por todo tipo de pruebas con su amo. Desde mearla hasta sentarse en su cara pero ahora llegaba la última prueba. El amo iba a disponer de ella y cederla un colega para demostrar su sumisión.
Llevamos 45 minutos de película y el cabrón ni me mira. No puedo más y me acabo corriendo al mismo tiempo que el mensajero al que se la mama ella por indicación del amo.
Nico coge una botella de agua del suelo y se la toma de un solo trago. Después eructa de forma ostentosa.
-¿Será chulo de mierda?- Se me escapa un poco más alto de lo que quería.
No sé si me ha oído pero me sonríe con la polla en la mano. Y de nuevo su señal.
Llego a la terraza y me arrodillo directamente esperando poder mamar su rabo. Como siempre sonríe con picardía al verme esperando. Me la enchufa en la boca y vuelve a follarme sin miramientos como unas horas antes.
Yo quiero seguir mamando todo lo posible pero la garganta ya me molesta.
- Te la vas clavar tu solo- y apoya sus manos en las caderas. Yo sigo mamando, metiendo y sacando su polla hasta el final. Le veo como resopla y mira al techo. Sin aviso noto su leche en la garganta y en la boca. Sigo mamando con un perro hambriento mientras me mira con ojos de vicio y me suelta un lapo en la boca.
Su rabo decrece pero yo sigo lamiendo y sacándole sabor. Siento sus dedos que recorren mi cara y me acercan la leche a la boca. No tengo fuerzas para resistirme. Abro la boca y trago.
- Buen perro. Veo que vas aprendiendo. Deberías ver más cine- Como siempre me dejó de rodillas y lleno de leche.
Día 4.
Me despierto con el insistente sonido del timbre. Medio dormido veo por la mirilla que es Nico. Tiene la puerta de su apartamento abierta y una bolsa a su lado. Abro la puerta.
- Buenos días. Que venía por si podía poner en un momento una lavadora. Mis padres dicen que tienen ropa para la semana pero yo con lo que sudo…-
Cierra la puerta de su casa y deja de hablar alto como para que le oiga su madre.
Entre hasta mi habitación, suelta la bolsa y me dice. – Así que desde aquí te pajeas mirándome, pedazo de cerdo- Yo asiento con la cabeza.
Coge la bolsa y la vacía sobre mi cama revuelta. Calzoncillos, camisetas sudadas y calcetines.
Coge unos slips blancos y los lleva a mi boca metiéndomelos mientras un sabor a macho me llega al paladar. Después unos calcetines de correr son su característico olor. Y sigue con 10 prendas.
Se le notaba empalmado, calentón y hasta sudoroso. La habitación empieza a oler a vestuario entre tanta hormona suelta.
Se sienta en mi cama sobre la ropa. Se baja el calzón de deporte y saca su rabo que huele a sudor de la noche cálida. Ya sé lo que tengo que hacer y me pongo a lamer notando como se va poniendo dura.
Me gusta estar de rodillas para darle placer. Me gusta lamerlo entero y me gusta comerme ese pollón que no para de echa líquido. De vez en cuando recoge con el dedo su precum y lo lleva a mi boca. Yo lo lamo y lo paladeo y veo cómo crece su cara de vicio.
Me pone las manos en la nuca y aprieta para meterme todo su rabo en la boca. Ahueco la garganta y lo encajo como puedo. Sigue un mete-saca que me hacer llorar.
Ahora se pajea con una mano y con la otra me mantiene inmóvil la cabeza. Yo le miro y adivino lo que quiere. Intento alcanzan su capullo con la lengua pero no me deja.
- Dame leche- Le digo sin pensar.
Sigue daño caña a su nabo hasta que salen varios chorros que van a parar a mi cara y lengua. Me quedo quieto mientras sigue meneándose el rabo y lanzando gotas. Por primera vez puede gemir más alto y lo hace.
Abro los ojos y encuentro los suyos. No puedo mantener la mirada y me dedico a seguir lamiendo su polla ya a medio empalmar. Me encanta chupársela así.
Se pone de pie, coge un slip usado y se seca mi saliva del rabo.
- Bueno pues ya me paso por la noche y si no te da tiempo mañana-
Me paso la tarde en la cama pajeándome con sus gallumbos y sus camisetas sudadas. Llevo varios días cachondo perdido pero ahora con todo este arsenal de esencia de macho no puedo parar.
Son las 9. Nico no ha venido a por su ropa. Decido llamar en su cara con la disculpa de devolvérsela pero no está. Su madre me dice que no volverá que ha salido a cenar con unos amigos de la infancia.
Me he precipitado. He lavado toda su ropa y ahora no tengo ninguno de sus olores y tampoco lo tengo a él.
Apenas consigo cenar porque lo que quiero es lamerlo sin parar y volver a llenarme de su sabor y su olor.
A las 12 noto que se enciende la luz de su habitación. Me siento en la cama y le veo como saca dinero móvil y otras cosas de su pantalón corto. Lleva sus Converse habituales y una camiseta blanca que de tirantes que dejan ver parte del vello de su pecho y sobacos.
Se queda solo con un slip azul marino como siempre ajustado. Pone una porno en silencio y se echa en la cama. Se baja los gallumbos y comienza un lento pajote.
No sé si piensa que no estoy o es que no quiere que le ayude pero yo me estoy derritiendo de verle tan cerca y no poder tocarle.
Hace un gesto sin demasiado convencimiento y sale a oscuras hacia la terraza. Cuando me ve entrar sonríe y abre la boca sacando la lengua. A estas alturas ya se interpretarle. Me arrodillo junto a la verja y abro la boca. Se mantiene a medio metro de mí pajeándose cada vez más fuerte. Me llega su olor, ese del que ya nunca voy a poder olvidarme. Intento atrapar la esencia de sus cojones.
Se acerca lentamente y el olor también aumenta. Se mantiene a pocos centímetros de mi cara mientras yo sigo sacando la lengua y emitiendo algún gemido mudo por lo cachondo que estoy.
Comienza a sacudirse y veo su leche saltar hasta mi lengua y cara. No me quiero perder su cara sudorosa cuando se corre. Le miro y él sonríe complacido.
Se queda quieto con su rabo morcillón. Yo muy despacio para no molestarle cuando el rabo está sensible le lamo el rabo para dejárselo limpio. Sabe a leche pero también a sudor y meado. Sabe a macho. Este cabrón que me ha convertido en un perro todo día pensando en sexo.
Su polla se ha bajado y yo sigo lamiendo despacio mirándole a los ojos. Sus pelotas siguen duras y mojadas por el sudor del pajote. Lamo también sus ingles y trato de llegar a la parte de atrás de sus huevos donde el olor a macho es más intenso.
Pone la palma de su mano sobre mi cara y me esparce la leche que aún queda por la cara. Yo le lamo la palma de la mano húmeda y con mucho sabor a polla porque es con la que se la peló. Me mete un dedo en la boca y yo lo chupo a fondo. Dos dedos y su rabo comienza a ponerse gordo de nuevo.
Sin venir a cuento me saca los dedos y me pega un hostia sin hacer mucho ruido con la mano abierta. Yo me quedo paralizado.
Se coge la polla, se tira para atrás de la piel y comienza a mearme. Su meada hierve y contagia calor interno. Me mira fijamente y cuando le mantengo la mirada menea su polla para lanzarme un chorro a la cara. Yo me agacho instintivamente y me sigue meando la nuca. Noto su calor cayendo por el cuello y la espalda. Cuando logro reunir fuerza levanto de nuevo la cara y siendo su polla que se apoya en mi nariz. Aprieto la boca y me lleno del olor de su meada. No me creo lo que estoy haciendo pero siento mucho placer por satisfacerle.
Por fin deja de mear. Yo abro la boca mirándole y él me suelta un pequeño chorro que cae directamente. En mi boca. Noto su sabor amargo y no me desagrada. Seguro que por lo caliente que me pone este pedazo de cabrón salido.
Veo su sonrisa de triunfo y me acerca la polla. Yo me resisto un poco pero la final la acojo entera en mi boca lamiendo para dejarla bien limpia.
De rodillas, meado entero y con sabor a su rabo sé que de un momento a otro va a desaparecer.
- Mañana sobre las 11.30 me esperas en piscina. He comprobado que no la cierran. Lleva sólo un bañador y una toalla y yo me paso cuando vuelva de correr-.
Aún mojado por sus fluidos ya estoy saboreando sus sobacos húmedos cuando mañana llegue de correr.
(Gracias por dejar tu opinión en los comentarios. Escribo para ti)