Verano

Un chico de pueblo, confuso e inseguro va descubriendo más de sí mismo después de su primera vez. Un relato sobre la juventud, zonas erógenas, incomprensión y sexualidad. "... besaba mis labios mientras punteaba mi culo, instintivamente abrí más mis piernas...".

PARTE 2

Hola, te sugiero leer la primera parte del relato en el siguiente link

https://www.todorelatos.com/relato/141467/

LA CANCHA

Siempre que iba a comprar casa de Ñani, la bodega más popular de la zona debía pasar por la cancha, mi mamá no me permitía estar en ella sin mis amigos pero siempre que podía pasar y observar a los muchachos mayores quedaba hipnotizado, no lo entendía o tal vez no me quería dar cuenta.

De pequeño sentía un malestar tremendo cuando pasaba por aquella zona, sentía que me miraban, me sentía intimidado pero solo eran cosas mías.

Jugué muchas veces cuando estaban mis amigos y vecinos ya que me sentía protegido, no me gustaban algunos mayores que veían los juegos, eran muy crueles con las bromas y siempre con términos sexuales tan comunes de esa edad.

Recuerdo que estábamos jugando futbolito una de esas tantas veces, eran para 10 goles, acepto que no era el mejor jugador me faltaba mucha malicia y Edu, un niño de mi edad de la cuarta calle, se aprovechaba de mi empujándome, golpeándome y recuerdo muy claro cuando en un arranque de rabia con toda mi fuerza hice que el balón le pegara en toda su cara.

-“Me la vas a pagar pedazo de maricón”-Gritó Edu mientras todos reían.

Vino hacia mí, yo quede paralizado cuando un golpe en mi estomago me dejo sin aire, quedando arrodillado para recibir una serie de patadas.

Nadie se había metido en la pelea, Edu era conocido por ser hermano de uno de los chamos más problemáticos en la zona, se conocía por ser hasta mala conducta.

Entre el dolor y gritos vi que el único que me ayudaba era Luis, uno de los mayores y que también era respetado, algunos decían que sus largas desapariciones eran haciendo trabajos sucios en otras ciudades.

Luis lo hizo caer de un empujón y comenzó una pelea entre varios, lo que me ayudo a salir de la cancha de mano de mis amigos que me acompañaron a casa.

Mi mamá se entero por unas vecinas lo que había pasado, pase mucho tiempo sin poder salir, un complot entre las vecinas de la cuadra le reportaban si salía de la casa o no.

Meses después cuando iba al mercado junto con mi madre, vi a Luis fumándose un cigarro en la esquina y me saludo, yo le respondí con un apretón de manos y seguí mi camino ya que la mirada que me había lanzado mi vieja era de asesina.

-“¿Quién es ese y de qué lo conoces?”-Preguntó, viéndome con mala cara.

Yo quería ser como él.

EL AYUDANTE

-“Pásame la llave”-Pidió mi tío Gilberto. Estaba debajo de una camioneta.

Esa semana memorice demasiados nombres de herramientas, ahora trabajaba por toda la ciudad. Mi tío era mecánico de algunas familias de clase alta y su agenda era bastante movida ya que debía hacerle mantenimiento a muchos carros, era un trabajo con buena paga.

Pasábamos mucho tiempo en la calle, cuando llegábamos a su casa yo estaba hecho nada, un buen baño, comíamos casi siempre comida de la calle, televisión y a dormir hasta el siguiente día.

El primer fin de semana averigüe que mi tío hacia con el dinero, eran las 3 de la tarde y estábamos en una licorería, me obligaba a beber aunque no a su ritmo.

Lo bueno es que la mayor parte del tiempo él hablaba, yo no era tan bueno haciéndolo. Así me enteré que la llamada que había escuchado de mi madre no era la primera, que estaban muy preocupado por mi ya que parecía un poco “afeminado”.

Luego me hablo de su ex esposa, lo había dejado por un amigo hace más de un año pero al parecer no la superaba, así que las cervezas iban y venían. La alegría vino cuando se unieron unos amigos aunque yo ya estaba algo afectado.

El tiempo había transcurrido muy rápido, ya eran casi las 8 pm y viendo que me reía por todo, además que apenas podía hablar bien, me llevo de vuelta a la casa.

Entre a la casa riéndome, como pude me acosté en la cama medio quitándome el jeans. Lo que yo no sabía es que estaba en una trampa.

-“Agarra”-Dice mi tío dándome una cerveza de las que traíamos y se recuesta del espaldar de la cama dejando una pierna afuera-“Entonces sobrino, ¿Cómo dejaste a las novias?”.

SED

Después de llegar de Caracas, todas las mañanas antes de que calentara el sol me gustaba dar un paseo. La tranquilidad, el aire limpio, los amigos, mi mamá, eran tantas las cosas que extrañaba y que ahora volvía a recuperar.

La ciudad me había hecho crecer mucho y mi tío me había ayudado tanto pero extrañaba mi tierra aunque a veces quisiera escapar.

Subí la montaña y admire el paisaje debajo de un árbol. Me gustaba como hacía sentirme aquel sitio lástima que mis amigos estuvieran durmiendo, el horario de la capital era muy diferente y ya me había acostumbrado en los casi dos meses que estuve por allá a madrugar.

Cada mañana iba y algunas veces aprovechaba de fumarme un cigarro, una mala costumbre que aprendí de mi tío, lo que me hacía sentir un poco rebelde hasta que un día apareció detrás de mi Luis, aquel superhéroe en la cancha, casi ruedo por el cerro del susto cuando interrumpió mi soledad.

-“Tranquilo, soy Luis”-Grito riéndose-“¿Qué haces aquí?”.

-“Casi me matas del susto”-Reí después de recuperarme-“Nada aquí viendo el paisaje”.

-“Te acompaño si quieres”-Dijo viéndome el cigarro.

-“No hay problema”-Respondí.

-“No deberías estar fumando y menos tan temprano”-Soltó.

-“Tu tampoco”-Rió.

Desde aquel momento entablamos una amistad aunque él me llevaba 5 años, yo tenía 16. No era una gran amistad pero si lo suficiente para ser panas.

A veces coincidíamos en el cerro, donde teníamos vista del pueblo y todos se veían como hormigas. Otras veces lo veía en la esquina habitual cerca de la cancha cuando pasaba.

El siempre estaba en la esquina, lo veía tan normal como los señores mayores que se reunían todos los días en la plaza a jugar domino o las mujeres que se sentaban en sillones a hablar y observar quien pasaba.

Recuerdo que un día descubrí algo que me decepcionó, sentí mucha molestia porque de una u otra forma, empezaba a gustarme ya que siempre me trataba bien y me enseñaba algo, parecía ser una enciclopedia de la vida.

Sus manos entregaban pequeñas bolsas a personas que lo saludaban como si fueran amigos, todo disimulado por un pequeño puesto de llamadas. Me sentía decepcionado y a la vez algo intimidado, no debía ni hablar con alguien así.

Desde el momento que lo había visto en sus andanzas, mis saludos empezaron a ser más fríos y algunas veces cuando nos reuníamos allá arriba en el lugar mañanero yo estaba un poco a la defensiva y un día él lo noto.

-“¿Qué te pasa conmigo?”-Me vio directo a los ojos.

-“Nada”-Respondí.

-“Háblame claro, tu eres malo disimulando”-Volteo su cara al paisaje y exhalo una nube de humo.

-“Nada vale, ya te dije”-Subí mi tono de voz.

-“¿Sabes? Yo se que te pasa algo, yo no te hice nada”-Luis dijo calmado.

-“Ya sé lo que haces”-Le recrimine-“Yo te vi”.

-“Ajam ¿Qué hago?”-Soltó, atento a mi respuesta.

-“Vendes drogas”-Susurré.

-“¿Y qué? Yo no te he hecho nada malo”-Sonó sincero.

-“No sé, pensé que eras alguien bueno”-Voltee a verlo.

-“Es cierto, hago cosas para vivir que no son buenas pero yo te trato bien, hasta te defiendo y no hablo mal como algunos cuando se burlan de ti”-Respondió.

El silencio invadió el lugar, no podía dejar de ver el horizonte. Sabía que él esperaba una respuesta pero había tocado una tecla que me afectaba.

-“Ya que estamos en confianza entonces vendo drogas y a ti te gustan los chamos ¿No? He visto como Toni saltaba a tu casa algunas tardes”-Rompió el silencio.

Mi repuesta fue solo una sonrisa de medio lado bastante incómoda, estaba paralizado ya que tenía miedo de lo que sabía, Luis inspiraba algo de miedo a todos aunque a mí no y me trataba bien pero ahora me sentía descubierto.

-“Si, me gustan los chamos”-Respondí harto de todas esas veces que se burlaban por ser algo diferente-“¿Y qué? Ahora golpéame como lo hacen en clases”.

EL REINICIO

Días después de llegar de viaje, Toni había saltado el muro del fondo de mi casa que coincidía con la suya. Al verme no vio a los lados ni reviso si alguien estaba en casa ya que siempre le avisaba que podía venir.

Mi madre había salido con su nuevo marido que se había mudado cuando estaba en Caracas sin consultarlo, estaba solo en casa con Astro y no lo esperaba.

Extrañaba su sabor y de forma automática, caminamos a la sala. El me empujo hacia abajo y yo baje su ropa hasta los tobillos. Había quedado su verga frente a mí con algo de olor que me llamaba a mamarla.

Hambriento por Toni, me metí su glande probándolo con ganas, sentía como palpitaba levemente y lo caliente que estaba su sexo, como extrañaba esto, siempre estaba caliente en la casa de mi tío.

Cuando logre meterme un buen trozo, el me agarro por la cabeza y me obligaba a tragar, su bestialidad no ayudaba aunque me excitaba.

Mis babas caían al piso y sus gemidos denotaban el placer que le estaba dando. Paró en seco e hizo levantarme, empujándome al mueble y bajándome todo aquello que impedía ver mi culo.

-“Quiero acabar en tu culo”-Sonó desesperado.

-“Eso no, me duele demasiado”-Me resistí.

-“Yo se que quieres, déjate”-Me empujo fuerte y me volví a resistir.

-“No, hazlo en mi boca”-Respondí.

Su cara de decepción se hizo notar pero no deje que lo pensara mucho ya que me metí su chorizo hasta la garganta y empecé a moverme.

-“Mierda, si lo mamas rico nojoda”-Gritó.

Toni me lo dejaba adentro por unos segundos, forzándome con sus manos en mi cabeza y luego la sacaba viendo mis babas unidas a su verga pero no tardo mucho cuando empezó a cogerme como si se tratara de un culo, yo me ahogaba.

Los sonidos de mis arcadas y los movimientos inundaban la sala, Astro empezó a ladrar pero lo ignore. No podía ver nada solo me centraba en darle placer a Toni con mi boca.

-“Aaffff no aguanto más”-Gritó.

Me dejo pegado, casi que me trago sus bolas, estaba  acabándome en la garganta y yo estaba desesperado por respirar. Cuando me soltó, caí al suelo tosiendo. Había perdido práctica.

La puerta sonó, alguien estaba afuera tocándola.

Toni salió corriendo dejándome asustado y tratando de recomponerme.

-“Ya voy”-Respondí.

Me quite la camisa y limpie mis babas que me bañaban la cara, la lance fuera de mi vista y fui a abrir la puerta. Astro seguía ladrando y ahora más fuerte.

La ventana que daba hacia la calle estaba levemente abierta pero no había nadie.

CONFESIONES

-“Yo no quiero que me gusten los hombres pero no puedo evitarlo”-No podía dejar llorar.

-“Tranquilo Javi, eso es normal no llores”-Decía mi tío.

-“No, no lo es. Todos se burlan de mi”-Casi no podía hablar por el efecto del alcohol y mi llanto.

-“No le pares a eso, tus eres quien eres y nadie debería juzgarte por eso”-Me abrazo mi tío.

-“Mi mamá no le gusta como soy, siempre esta regañándome y no puedo estar tranquilo, prefiero estar solo”-Solté-“Mi papá tampoco me quiere”.

-“No digas eso Javi”-Mi tío trataba de calmarme.

-“Nadie me quiere”-Grité-“Ayúdame a ser normal tío”.

-“Yo te quiero y tu mamá también”-Me abrazo más fuerte-“No digas eso, tu eres normal”.

Al día siguiente amanecí con un terremoto en la cabeza y la luz que entraba por la ventana era un foco de luz puesto para aumentar mi dolor. Cuando llegaron los recuerdos del día pasado quería morirme. Él lo sabía todo.

EL ESCAPE

Eran las 11 de la noche, el silencio reinaba en el pueblo y tuve cuidado de no hacer ruido ni dejarme ver por nadie. Había salido por la ventana de mi cuarto y Astro me vio casi que sorprendido.

Camine varias cuadras para llegar al punto que él había asignado, estaban reunidos bebiendo preparándose para la fiesta fuera del pueblo.

Cuando llego la hora para irnos parecía que no íbamos a entrar en el carro, María y su novio Raúl adelante, Toto que era el chofer, Carlos, Clau, Tomas, Luis y yo.

Como era el menor y no pesaba tanto, Luis me dijo que me fuera en sus piernas así como lo estaba haciendo Clau y salimos del pueblo y la alegría se hacía sentir con la música bastante alta.

Yo estaba sudando y reía para disimular lo incomodo que estaba, Luis tenía su verga parada entre mis nalgas. A su lado estaba Tomas, me parecía demasiado loca la situación. Estaba con las malas conductas del pueblo y Luis se aprovechaba de mí en ese momento.

Cuando llegamos al sitio, me sentí aliviado pero mi verga estaba parada así que tuve que disimular aunque me ayudaba que estaba abarrotado de gente, era un boulevard frente a la playa, varios carros con música sonaban y me sentí fuera de onda.

Estacionamos cerca de una casa donde un amigo de Luis estaba celebrando su cumpleaños y la fiesta de la casa se unía con la de la calle que eran todos los fines de semana. Tenía una cara de malandro que me asusto un poco pero era de entender con la gente que estaba.

El olor a cigarro era espeso dentro de aquella casa, varias personas bailaban en la sala y parte en la calle, varias parejas casi que tenían sexo en público, ya el ambiente estaba prendido.

Yo bebía con cautela y caí muy bien en el grupo por mi edad, varias chicas bailaron conmigo y decían que era “bello”. Luis me veía con cierto brillo y me tenía como su hermanito, lo mejor fue cuando me pasaba uno de sus brazos por mis hombros.

Pasada la madrugada, había ido a mear y en un descuido me jalo de la mano, lo seguí y caminamos un tramo largo. Llegamos a un sitio oculto del bullicio frente al mar y me beso, su aliento era a puro alcohol pero no me importó.

Metió sus manos por debajo de mi jean, apretaba mis nalgas y aunque tenía miedo que nos vieran quería más. Apretaba su bulto que se notaba bastante grande mientras seguíamos besándonos.

-“Mamalo anda”-Ordeno.

Yo me agache y el puso su glande en mis labios, yo solo abrí mi boca y empecé a chupar en la oscuridad de ese callejón, me estaba comiendo un pedazo de carne más grande que el de Toni y curvado hacia arriba.

-“Así chamito”-Susurro.

Besaba sus bolas enormes llenas de leche y subía por su tronco como saboreando y sintiendo cada una de sus venas, casi no podía verla pero si sentirla y mi boca se ocupaba de eso.

Toni me había amaestrado y Luis me gustaba más, su cara de chico malo me hacia fantasear con él siempre por lo que su verga la devoraba con total gusto.

Cuando pude absorberla por completo hasta mi garganta me sentí triunfador, no pensé que podía hacerlo  pero el alcohol me tenía un poco más dispuesto.

-“Si antes hubiese sabido que la mamas así…”-Dijo mientras empujaba con sus caderas su plátano hasta el fondo.

-“¡Sinvergüenzas!, ¡Sinvergüenzas!”-Fuimos interrumpidos por una señora mayor gritándonos desde su ventana.

Luis se subió el blue jean, pero antes le mostró la verga a la señora haciendo como si la saludaba, yo aproveche para quitarme un poco de mis babas de la barbilla, luego salimos corriendo y riendo. Se escuchaban varios intentado abrir las puertas y algunas luces que se prendieron.

Cuando llegamos a la fiesta, fuimos directo a buscar algo de beber y no encontramos al grupo con el que habíamos venido así que fuimos en busca del carro. Encontramos a Toto con Clau cogiendo en los asientos de atrás sin miedo a que los vieran.

Nos fuimos en busca de lo demás, estaban sentados en el malecón pero no los habíamos visto. Estaban demasiados borrachos, así que fuimos los niñeros mientras Toto terminaba sus negocios.

Llegamos como a las 4 de la mañana al pueblo, la oscuridad y el silencio reinaban todavía y con el mayor cuidado entre a mi cuarto. No había sido descubierto aunque tenía que cubrir algunas huellas según me había dicho Luis.

LA CENA

Estábamos todos sentados en la mesa, mi madre, Willy y yo, por alguna razón notaba cierta alegría y nerviosismo de mi madre. Había hecho hamburguesas con papas fritas, mí comida favorita así que devoramos la comida como si no hubiera un mañana.

-“Tengo un anuncio”-Dijo mi mamá al finalizar al acabarse la comida.

Me preocupe por un momento, ya había tomado la decisión de que Willy se mudara sin decirme nada, solo me podía esperar que se casaran.

-“Tengo dos meses de embarazo Javi”-Dijo emocionada.

Estaba sintiéndome como si fuera parte de una verdadera familia, la abrace y Willy que ya sabía también me abrazo, el me agradaba un poco más. Me sentía feliz.

EL CERRO DE LOS SECRETOS

Mi corazón latía acelerado mientras yo caminaba siguiéndole el paso, no podía esconder mi erección.

El camino seguía pero él cruzó, subimos por unas raíces donde no se notaba ningún rastro de que alguien haya pasado y caminamos por unos minutos, llegamos a un pequeño claro rodeado por bastantes plantas y una pared del cerro que se notaba erosionada.

En el suelo estaba una colchoneta, se veía algo vieja supongo que aquí traía a sus novia cuando no tenia sitio.

Luis se quito la franelilla penetrándome con su mirada, se veía seguro y ansioso por comerme.

Mi corazón se aceleró mientras me quitaba toda la ropa, lo deseaba. Me incomodaba estar en ese lugar un poco pero la excitación era mayor y quede como Dios me trajo al mundo con una gran erección, acostado en la colchoneta.

No me había sentido tan vulnerable, ni siquiera en mi primera vez. Al aire libre sentía que muchos ojos me miraban, él noto que estaba un poco incomodo y ansioso a la vez.

En un segundo se quito la ropa, pude ver perfectamente su musculatura bañada por una leve capa de sudor que lo hacía ver más definido. Era flaco bien formado por el ejercicio y de piel muy oscura que me atraía.

Vino hacia mí y no había podido detallar su verga, era negra y parecía un plátano por el grosor, daba la impresión de ser más grueso con una curva hacia arriba que se coronaba con un glande morado. Se tiro a lo colchoneta quedando sobre mí con sus brazos flexionados.

Cuando rozó mi cuerpo y mordió mi labio inferior, no estaba preparado para sentir esto, nadie me lo había hecho y yo correspondí con un beso desesperado, quería probarlo.

Me excitaba que fuera más alto que yo, que fuera más acuerpado que yo, que de alguna forma ya no sintiera mil ojos viéndome y solo me importara ser de él. Me tenía loco su forma de ser.

Me besaba con ganas, naturalmente fue bajando y acomodándose entre mis piernas que se abrían, rozando nuestros cuerpos y sintiendo la dureza de su cuerpo y masculinidad.

Me sentía deseado con sus besos y caricias, nadie me había besado el cuello ni mordido mis tetillas lo que causó sensaciones que me dejaba más dispuesto a ser cogido por este macho pero cuando subió y besó mis labios mientras punteaba mi culo, instintivamente abrí más mis piernas, temí a ser cogido aunque estaba excitado.

Yo no me había sentido tan caliente, sentía mi verga lubricando, era exagerado. Y las caricias de su glande llenándome de ese líquido en mi entrada me ponían más caliente, más duro.

Fue bajando por mi cuello, siguió a mis tetillas de nuevo y en un lento pero excitante camino llego a mis nalgas. Con una palmada y una señal de su cara, fue suficiente para entender que me quería boca abajo y aprovechó para besar mi espalda lo que causó que mil demonios del placer salieran en corrientazos no conocidos por mí.

Cuando amasó mis nalgas, un leve sentimiento de inseguridad cruzó por mi cabeza de nuevo pero cuando metió la lengua entre ellas pensé que acabaría, la electricidad que emanaba de mi anillo era algo inusual. En ese momento creo que perdí el control, quería sentir más y más.

Cuando puso sus manos en mi cintura echándola hacia atrás y coloco su verga en mi culo, que lo sentía expuesto y mojado, ya tenía esa sensación de estar preparado y con miedo, recordaba mi primera vez.

-“Ahora si vas a sentir lo que es un macho, no como al bobo de Toni”-Dijo Luis, burlándose de mi iniciador. Una de las pocas frases que había pronunciado en todo ese rato,.

En el sexo su personalidad cambiaba, desesperado pero sutil, dominante y callado, todo eran acciones.

Punteaba en mi culo, me aceleraba más el corazón, había llegado el momento. Sentí algo líquido en mi agujero, no sabía lo que era pero sus dedos casi me infartan en esa danza que duró poco.

-“Siénteme-Afinco su glande y empezó a entrar”-Aguanta.

Cuando lo sentí, el dolor fue inmediato y trate de ser lo más sumiso posible, me dolía demasiado y el no paraba de entrar.

-“Tranquilo, no te haré daño solo relájate-Su pelvis pego con mis nalgas pequeñas pero redondas.

-“¡Ay!”-Fue lo único que salió de mi boca. Yo sabía que gritara o no, el no me dejaría salir de allí, ya me lo había dicho.

Besó mi cuello sin despegarse de mí, yo solo trataba de relajarme y fue curioso como sentía su olor penetrar en mis fosas, olía a macho.

Estaba paralizado, empezaba a sacar y meter muy lentamente, sentía que me llegaba demasiado adentro y las paredes se expandían demasiado. Luego reposaba unos segundos, haciéndome sentirlo completo.

No me dolía como con Toni pero era demasiado para mí, baje mis brazos y pegue la cara al colchón mientras me lamentaba en silencio.

-“Arquea la espalda”-Me dio instrucciones con sus manos dándome golpes suaves, me sentía algo incomodo pero lo deje hacer. Entró mejor.

El me agarraba por la cintura, se escuchaban sus gemidos ahogados a mis espaldas, le gustaba mi culo casi virgen y aumentó poco a poco sus embestidas.

Mis experiencias anteriores no habían pasado de aquel dolor que no era eterno pero esa incomodidad interna me había marcado, algo me decía que podía encontrar más.

Me abandone y en cierto momento sentí como algo en mi se movía. Él lo supo con mis gemidos y aumento su ritmo.

Cuando saco su verga, me quedo un vacio y fue un choque mental, creo que me estaba gustando. Me ayudo a colocar mis piernas abiertas, boca arriba y rodeando su cintura.

La metió y volví a sentir con mayor intensidad que tocaba algo en mí, yo disimule pero era nuevo y cuando volvió a la carga con toda su fuerza perdí conexión con el mundo.

-“No puede ser”-Salió de mi boca como un reflejo.

El acelero y fue cuando sentí que mi verga empezaba a ponerse dura de nuevo, no sabía lo que me estaba pasando pero me gustaba, era raro pero me gustaba, quería más.

-“Así, disfrútame chamito”-Acaricio mi cara con su mano.

No podía disimular que me gustaba y su verga ya me entraba completa de un solo empujón aunque me sentía estallar las paredes, me tenia erecto y ahora si estaba sintiendo lo que era el placer de ser penetrado.

Controlaba mis piernas uniéndolas y hasta poniéndolas en su pecho,  yo ya estaba ido eran demasiado intensas las sensaciones que estaba descubriendo.

-“Así, apriétame que me gusta, sabes que te voy a dejar abierto”-Me metía un dedo en la boca.

Yo note de nuevo el charco de preseminal que estaba en mi abdomen, me tenía demasiado excitado y quería más verga. Sentía sus gotas de sudor caer en mi cuerpo.

Dejando una pierna elevada y la otra entre sus piernas me penetró, cada posición era un sentir diferente, quería conocer todos los lugares dentro de mi culo y aunque ya me empezaba a arder un poco, quería que me rompiera y me convirtiera en lo que quisiera.

Acelero y solo me quedo gemir a todo volumen, me gustaba que lo hiciera que me hiciera sentir estas cosas nuevas, este dolor en constante debate con el placer.

-“Dame asi Luis, me gusta”-Le dije.

El puso su mano en mi cara y puso la sonrisa de maldad que me gustaba, su cara de disfrute me prendía más.

Empezó a darme más duro y con una de sus manos empezó a masturbarme, lo que me llevo a otro nivel.

-“Voy a acabar”-Le grite desesperado quitándole la mano porque quería seguir disfrutando más, la estimulación hacia que mi ano se cerrara y sentía demasiadas cosas que quería seguir sintiendo.

-“No quiero que acabes todavía”-Gritó y acelero sus movimientos en mi culo.

-“Pero… afff… no por favor… afff… ayyyy…”-Esa sensación me invadía, demasiado era demasiado. Me puso en 4 de nuevo.

-“Aguanta que quiero disfrutar más de ti… no quiero que te toque nadie más que yo ¿entendiste?”-Gritaba.

-“Me vuelves loco”-Dije entre gemidos.

-“Acaba rico así, dale”-Luis me incitaba pero siempre me ha costado eyacular rápido y menos sin ningún tipo de roce pero sentía demasiada estimulación.

Acelero tanto sus movimientos que sentía desfallecer, ya que no me limite en dejar de expresar lo que sentía.

-“No aguanto más”-Grito Luis-“Te voy a acabar adentro”.

Sentía como me abría el culo y afincaba mas dándome con todas su fuerzas, hasta que sentí que su ritmo paró y me dio embestidas más duras y concisas, después supe que estaba soltando su leche dentro de mí.

No me soltaba y ya podía sentir mis bolas mojándose de su leche, me volteo sin sacarme su verga y siguió dándome mientras me masturbaba como loco. No sabía como prepararme para sentir esto, me sentía débil y sobreexpuesto con lo que estaba sintiendo.

Una corriente eléctrica proveniente de mi verga se convirtió en mi todo y vi las estrellas de día, sentí el chorro saliendo de mí y como las paredes de mi culo iban a explotar cuando apretaban aquel intruso.

Un segundo chorro más intenso me invadió rápidamente y grité de placer, no podía ocultar lo que estaba sintiendo mientras veía los ojos penetrantes de mi amante. El tercero solo me llevo a otra etapa de relajación y los demás me siguieron arrastrando.

No podía creerlo.

Me desperté, había sido demasiado para mí. Luis seguía a mi lado fumando. Cuando se dio cuenta que me había despertado me miró y sonrió, sentía mis nalgas húmedas siendo acariciadas por él. Lo besé.

-“Mamamelo”-Empujo mi cabeza hacia su verga pero me di cuenta que el sol había bajado demasiado y entré en pánico. Me aparté y lo entendió aunque podía ver su verga rogando mis caricias.

-“No puedo, no puedo, no puedo…”-Repetía nervioso.

Bajé el cerro solo, creo que nunca en mi vida lo había hecho tan rápido, ese era el día de las primeras veces. Con paso acelerado cruce las calles, rogando a todos los santos que no estuviera en la casa mi madre.

Pase por la cancha, hice contacto visual con Fede que estaba sentado y vi que surgió una interrogante en su cara pero lo ignore. Estaba apurado, demasiado apurado, era cuestión de vida o muerte.

Cruce la esquina, visualice a las vecinas que me juzgaban con la mirada.

-Ellas lo saben, maldita sea, ellas saben que me han roto el culo-Pensé dentro de mi estupidez. Mi corazón se acelero para segundos después encontrar a mi madre que salía a regar las plantas del frente de la casa.

-“¿Dónde estabas?”-Me miró fijamente, yo quede paralizado y sentí correr un poco de leche por una de mis piernas.

-“La cagué”-Pensé.

-“Fede no sabe nada de ti”-Su mirada penetrante me intimidaba demasiado.

-“Estaba con… con… Toni el hijo de Doña Candelaria”-Solté.

No me creyó, yo lo sabia pero me dejo pasar a la casa y pude notar una chispa de preocupación en su cara.

-“Anda a bañarte que hueles a mono”-Señalo mis axilas sudadas.

Respiré y corrí al baño, me senté en el inodoro y boté la semilla de quien era mi macho.

RASTROS

Era un sábado soleado, ideal para aprovechar lavar la ropa con un cielo azul desde tempranas horas de la mañana y uno de esos vientos de la cuaresma.

Javi jugaba con sus amigos en la cancha, desconectado totalmente de lo que estaba a punto de suceder en su casa. Su madre había amanecido con energía y recolectando ropa, entró al cuarto de su hijo.

Recogió media docena de calcetines del suelo y una montaña todavía húmeda de ropa por el sudor.

-“Este muchacho ya huele a hombre, que rápido pasa el tiempo”-Pensó mientras visualizaba la habitación hecha un desastre.

Salió rumbo hacia la lavadora y selecciono la ropa que estaba más sucia, para luego meterla en la lavadora, echar un poco de detergente y apretar el botón para iniciar.

Visualizó una escoba y con algo de molestia por el desorden de su hijo, entro de nuevo a la habitación pasando el utensilio enérgicamente por el piso. Abrió la ventana para sacar un poco ese olor a cuarto encerrado y empezó a tender la cama para luego llevarse de la mesa unos vasos en la mesa de noche.

Ya casi se sentía satisfecha viendo que la habitación había tomado otra forma, con un trapito limpiaba una figura del Power Ranger rojo y sin querer resbaló de sus manos.

Un pequeño grito pego aquella mujer y vio cuando la figura tocó el piso, cambió de dirección y siguió hasta debajo de la cama, muy cerca del espaldar.

Se acerco a la cama y se arrodilló, no había hecho énfasis en aquella zona por lo que no había visto una prenda de color blanca que llamó su atención.

Recogió la figura y la colocó en su lugar, la prenda blanca la llevo al lavandero y la estiro para agregarla a la carga de ropa blanca que ya estaba en proceso. Sintió un dolor en su pecho, no era un dolor físico era psicológico por lo que había visto.

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras soltaba aquella ropa interior llena de semen, algo de mierda y sangre en la parte posterior.

Regálame un comentario si te gustó esta historia.

Recuerda seguirme en twitter @cacaoskin.