Venus a la Deriva [Lucrecia] (41).
La Isla de Lesbos
Capítulo 41.
La Isla de Lesbos
El día en que pude trasladarme a mi nuevo departamento, Lara me ayudó a mudar mis pertenencias, que no eran muchas. De todas maneras me agradó contar con su apoyo. Todavía me sentía culpable por lo que había ocurrido con Anabella y estuve evitando entablar cualquier conversación seria con mi novia, principalmente porque no sabía cómo abordar el tema.
El departamento estaba prácticamente vacío, sólo contaba con lo básico que debía tener una vivienda a la hora de ser alquilada.
Lo que más me sorprendió fue que en uno de los dormitorios hubiera un colchón completamente nuevo, con sábanas y almohadas incluidas. No había cama, solo colchón. ¿Por qué alguien se tomaría el trabajo de dejar un colchón tendido en un departamento vacío?
Sospeché que, en un destello de humanidad, mi madre se había apiadado de mí y lo compró para que al menos tuviera un sitio donde dormir. Pero no eso tampoco tiene mucho sentido, Adela hubiera comprado la cama completa, y una muy buena. Lo hubiera usado como medio de mandarme un mensaje: “Yo tengo dinero y vos no”.
Un detalle que sí me gustó fue que el departamento cuenta con una cocina prácticamente nueva. Sin embargo aún no tengo heladera donde guardar mis alimentos, los cuales no sé si voy a poder comprar si no consigo un trabajo urgente.
Bien Lucrecia, ya te deprimiste otra vez.
Busqué refugio en mi novia, para que me ayudara a levantar mi ánimo otra vez.
―¿Qué te parece? ―Le pregunté, abrazándola por detrás. De paso le regalé un suave beso en el cuello.
―Es muy lindo, lo digo en serio. A pesar de ser un departamento, es más grande que mi casa. Se nota que es uno de esos edificios para “gente de buena posición económica”. Yo nunca podría alquilar algo así, mucho menos comprarlo.
―Yo tampoco, por eso lo elegí. Era uno de los departamentos más caros que tenía mi mamá en su agencia inmobiliaria. Sé que lleva mucho tiempo sin alquilarse ni venderse, así que prácticamente le hice un favor al quitárselo. Ahora estoy tranquila, porque ya tengo un sitio en el que vivir; pero me preocupa mi situación laboral.
―Miralo de esta manera, Lucrecia. Si no conseguís trabajo, podés alquilar el departamento. Estoy segura de que con eso ganarías más que suficiente para vivir.
―¿No escuchaste lo que acabo de decir, Lara? El departamento lleva mucho tiempo sin alquilarse, como cinco años. Evidentemente es muy caro y nadie lo puede pagar.
―No creo que sea por eso, Lucre. Si este departamento no se alquiló durante tanto tiempo, es por otra cosa.
―¿Y por qué cosa?
―¿No te resulta obvio? Pensá un poquito.
Estrujé mi cabeza y no llegué a ninguna conclusión clara. A pesar de que estaba muy cómoda abrazando a Lara, la solté para mirar bien el departamento. No había manchas de humedad, ni señales de que aquí hubiera ocurrido un asesinato, o algo parecido. Todo estaba en perfectas condiciones. Parecía un departamento a estrenar. Además ubicado en el cuarto piso de un lujoso edificio que tenía un total de veinte pisos, con dos departamentos en cada uno. No creo que los demás departamentos hayan tenido problemas para ser alquilados.
―No se me ocurre nada ―dije, dándome por vencida.
Lara puso los ojos en blanco, como si dijera: “¿No te das cuenta? ¡Es obvio!”.
―En una de las piezas hay un colchón, con sábanas incluidas. ¿Para qué carajo alguien querría poner un colchón en un departamento vacío si pretende mostrarlo en una inmobiliaria? Es de mal gusto. Eso me dice que tu mamá no tenía intenciones de alquilar o vender este departamento… porque lo usaba para otra cosa.
Abrí tanto mis ojos que casi se me caen al piso. En ese momento entendí todo.
―¡Es verdad! Seguramente la muy yegua usaba este departamento para encontrarse con sus amantes. Puede que se haya revolcado acá con varios tipos.
―Eso mismo estaba pensando yo… y también con varias mujeres.
―¿Te parece?
―Sí, Lucre. Se nota que todavía no miraste los videos que te pasé con la tablet…
―No tuve tiempo para mirarlos tranquila. Bah, en realidad me dio miedo lo que podría llegar a encontrarme.
―Bueno, deberías mirarlo, al menos date una vuelta por la carpeta que armé para vos con fotos y videos míos. Así no me vas a extrañar tanto cuando estés sola acá.
―Ay, gracias. Sos un amor ―le di un dulce beso en los labios.
―Y aunque te genere rechazo, tendrías que ver un poco de lo que estuvo haciendo tu mamá. Ahí vas a entender mis sospechas. Estoy segura de que ella usaba este departamento para encontrarse a solas con algunas de sus amigas.
―Tiene todo el sentido del mundo ―aseguré―. Acá nadie las puede molestar, y la inmobiliaria de mi mamá trabaja con varios departamentos de este edificio. Seguramente ella puede entrar y salir todas las veces que quiera, sin levantar sospechas. Ay… ahora me da un poco de cosa vivir en el mismo lugar que mi mamá usaba para garchar con sus amigas.
―Y algo me dice que vos lo vas a usar para hacer lo mismo. Este lugar va a parecer la isla de Lesbos.
Nos reímos las dos de su ocurrencia.
Todavía tengo muchas cosas para procesar, sin embargo estoy contenta con este lugar. Hay sitio de sobra para vivir. No sé qué voy a hacer con cuatro dormitorios. Solo necesito uno para dormir. Comencé a recorrer las distintas habitaciones, pensando qué podría hacer en cada una de ellas. Pensé en transformar una en un estudio, con una bella biblioteca y un elegante escritorio, pero descarté esta idea cuando encontré un sitio mucho mejor para esto justo al lado del comedor. Allí armaría lo que sería una amplia sala de estar y un estudio a la vez y lo mejor es que contaba con un balcón, en donde podría sentarme los días de verano. Todo en este departamento me tiene fascinada, aunque esté vacío y el blanco de las paredes y los pisos me provoque náuseas. Sé que esto fue idea de mi madre. Quizás algún día le ponga un poco de color a las paredes. Ya no quiero vivir en una casa que sea totalmente blanca, como si se tratase de un hospital.
―¿Cómo vas a hacer para amueblarlo? ―Me preguntó Lara.
―Para eso hay tiempo, lo haré de a poco, cuando consiga algún trabajo; por ahora soy feliz sabiendo que nadie puede sacarme de acá.
―Y si vos sos feliz, yo también ―al decir esto se me acercó y me dio un tierno beso en la boca.
No pude hacer más que sonreír y sentirme tremendamente culpable, en algún lugar dentro de mí sabía que le había fallado a esta chica, aunque yo misma buscara convencerme de lo contrario.
Preparamos una cena ligera, mejor dicho, calentamos la comida que nos dio la madre de Lara, que es una excelente cocinera. Nos sentamos sobre almohadones en el piso y mientras comíamos le conté sobre mi inesperada visita a la casa de Alejandro, aunque no mencioné la escena con Lorena. También decidí pasar por alto la conversación que Lorena tuvo con un tal Luciano Sandoval, porque conozco a Lara, si de pronto comenzaba a hablar de un complot en mi contra, ella me trataría de paranoica y me diría que estaba exagerando. Me centré en la improvisada entrevista en la que participé con Alejandro y le conté las ideas que teníamos para exponer a la administración de la universidad.
―Esperá Lucrecia, no pueden hacer eso.
―¿Por qué no? ―pregunté mientras llevaba un bocado de quién sabe qué deliciosa comida kosher.
―No hay dudas de que vos merecés justicia y nada me encantaría más que verte de nuevo en la universidad. También estoy muy enojada con Jimena y me importa poco si ella termina perjudicada; pero si este asunto sale a la luz, todo el mundo va a saber que sos lesbiana.
―Eso ya no me importa, que se enteren.
―El problema es que si se enteran se va a correr el rumor de que soy tu novia y a mis padres les costaría poco trabajo deducir que pasa algo raro entre nosotras.
―Después de lo que pasó con tu mamá… ¿realmente creés que te odiaría si le dijéramos que somos pareja?
―Sí. Mi mamá es una persona… muy particular. No creas, ni por un momento, que ella aceptaría una relación lésbica entre nosotras. Sé que suena contradictorio, después de todo lo que pasó… pero aunque hayan pasado… cosas raras con mi mamá, ella no podría vivir en un mundo en el que su única hija es abiertamente lesbiana. ¿Me explico?
Miré el plato de comida sin prestarle la más mínima atención a su contenido. Candela es una mujer muy extraña y es difícil comprender por qué se metió en esos jueguitos sexuales con nosotras. Sin embargo, es muy distinto juguetear con una mujer a escondidas, en tu propia casa, a que se entere todo el mundo. Además Lara tenía razón en otra cosa: la emoción de la entrevista me cegó. No analicé la situación con detenimiento, no podía hacerle eso ni a Lara ni a sus padres.
Este asunto podía ocasionar mucho ruido y por primera vez veía que hasta Samantha podría verse perjudicada de alguna forma… ¿quién sabe? Tal vez hasta Anabella podía terminar pagando algunos platos rotos.
―No lo había pensado de esa forma ―mi euforia se apagó en un parpadeo―. Tenés razón Larita, no puedo hacer eso.
―Sé que te resulta difícil de entender lo de mi mamá...
―Pero lo entiendo. Al fin y al cabo mi mamá se acuesta en secreto con mujeres y me odia por ser lesbiana. Es irónico… o ridículo, como quieras verlo.
―Tenemos madres muy complicadas ―aseguró Lara.
―Al menos la tuya te quiere mucho.
―Y espero que siga siendo así.
―Y quedate tranquila, porque mañana mismo hablo con Alejandro y le digo que cancele la entrevista, seguramente se va a desilusionar.
―¿Vos creés que va a parar con todo? Los periodistas suelen tener fama de seguir adelante sin medir las consecuencias con tal de conseguir una buena nota.
―No creo que él sea de esa clase de periodistas, además podría hacer algún artículo sobre la vida lésbica en la ciudad o en la misma universidad sin necesidad de exponer a nadie. Podría dar algunos testimonios anónimos, hasta vos podrías dar alguno.
―Eso me parece mejor idea. Estoy dispuesta a ayudar, siempre y cuando mi nombre no quede publicado en ningún lado; pero que no sea nada muy explícito ni detallado.
―No, la idea es contar que a veces se sufren malos tratos y discriminación, lo que es la pura verdad.
―Perdón Lucre… sé que estabas entusiasmada con todo eso de exponer a esta gente…
―No pidas perdón, mi amor. No es tu culpa, es culpa de la sociedad de mierda en la que vivimos. De todas formas la idea no era solucionar mis problemas, ellos ya no tienen solución, solamente quería exponer a unos cuantos dentro de la universidad, pero bueno eso ya no importa, lo importante es que estamos juntas y que nos amamos mucho.
Nos dimos otro beso, aunque fue un tanto frío. Supongo que se debió a lo amargo de la situación.
―Por cierto, tengo que decirte otra cosa ―Lara me miró con ojos de perrito mojado.
―¿Qué pasó? ¿Es algo malo?
―No, nada malo. Solo que no sé cómo te lo vas a tomar.
―Simplemente soltalo de una vez, porque me irrita mucho que la gente dé tantas vueltas para decir algo importante.
―Lo sé. Se trata de Samantha, la pelirroja con la que… con la que cogimos la vez pasada.
―¿Qué pasa con ella?
―Es que… me invitó a su casa, a mirar unas pelis, a pasar un rato juntas.
―Ajá…
―¿No entendés, Lucrecia?
―¿Qué tengo que entender?
―Lo de “pasar un rato juntas”.
―¿Qué tiene de malo?
―Ay, Lucre… ¿todo te lo tengo que explicar con lujo de detalles?
―Si eso me ayuda a entender mejor, entonces sí.
―Lo que quiero decir es que Samantha me invitó a coger. Date cuenta.
―¿No dijo que iban a ver una película?
―Ay, nena… tus viejos te arruinaron la vida al tenerte encerrada tanto tiempo en su casa. Te falta calle. Obviamente lo de la película es una excusa. La colorada quiere cenar concha. Y el problema es que… yo quiero ir.
―¿De verdad? ―Pregunté abriendo mucho los ojos.
―Sí, y no pienses mal de mí. Intento ser muy sincera con vos. No quiero engañarte… vos sos mi novia, sos preciosa, te amo mucho y me calentás un montón. Pero… la colorada… creo que no existe ser humano en el mundo que pueda rechazar una noche de sexo con ella. Incluyendo a las mujeres heterosexuales y hombres gay. Es… demasiado linda. Tiene un
Sex appeal
del carajo. Te excita con solo mirarte.
―Sí, lo sé muy bien.
―Lo que no entiendo es porqué me invitó a mi sola, y a vos no.
―Yo sí lo entiendo. Con vos la pasó muy bien; pero tuvo que compartirte conmigo. En cambio conmigo ya pasó una noche a solas… fue cuando estábamos distanciadas. Quizás ahora quiere tener ese momento a solas con vos.
―Tiene sentido. Además si es cierto que hace poco empezó a acostarse con mujeres, entiendo que tenga ganas de coger con una todas las noches. Bueno, solo eso quería contarte. Quedate tranquila que no voy a ir, entiendo que si estamos en pareja es para que hagamos estas cosas juntas, no separadas.
―Quiero que vayas ―le dije, sin dudar.
―¿Qué? ¿Estás segura?
―Sí, muy segura. Porque quiero que vos también disfrutes de una noche a solas con Samantha. Todo lo que dijiste sobre ella es cierto, es una bomba erótica. Sé que la vas a pasar muy bien, y me alegra que me lo hayas contado.
―Pero, Lucrecia… la vez que estuvimos con ella… vos te pusiste un poquito celosa… y eso que estabas ahí.
―No importa. No quiero que mis celos sean un impedimento para vos. Andá a verla y espero que disfruten mucho.
En realidad dije esto porque me siento culpable por todo lo que pasó con Anabella. Vi esta invitación como una oportunidad para equiparar un poco las cosas y así reducir mi culpa. Como si estuviera balanceando el karma.
―Mirá Lucrecia… quiero que estés muy, pero muy segura, de lo que estás diciendo. Porque si me decís que sí… yo voy… y no me voy a medir con Samantha, ni un poquito. Me la voy a coger toda. Eso no quiere decir que vaya a dejar de amarte, ni nada eso… solo que le voy a dar hasta que la concha le quede colorada, de tanto roce.
Solté una risita.
―Está bien, Lara. Podés ir. Lo digo muy en serio. Pero… ¿te puedo pedir un favor?
―¿Cuál?
―Que grabes y saques fotos de todo lo que hagan… si ella lo permite, claro está. Me gustaría ver esas imágenes… ya sabés, cuando esté sola en este departamento tan grande.
―Me parece una idea genial ―me dio un fuerte beso en la boca―. Sos la mejor novia del mundo.
―Lo sé.
――――――――――――
Cuando me quedé sola en el departamento me envolvió una fuerte sensación de libertad. A pesar de que todas las habitaciones no eran más que espacio vacío, era mi espacio. Ya no tendría que vivir presa de las estrictas reglas de mis padres, ni tampoco tendría que pedir que me dejaran pasar un par de noches en algún sitio. No tengo trabajo, pero al menos tengo un techo. Me dije a mí misma que me daría unas semanas más para probar suerte con algún empleo, mientras tanto voy a usar el poco dinero que tengo, para subsistir. Si no consigo trabajo dentro de un mes, entonces voy a poner el departamento en alquiler, y con ese dinero alquilaré algo más pequeño y económico. Lo que me sobre lo usaré para vivir, tal como sugirió Lara.
Fui al dormitorio que tenía el colchón, me acosté y me quedé mirando el techo, sin saber qué hacer.
Nota mental: tengo que conseguir muchos libros… sin gastar mucho dinero.
Por puro aburrimiento hice lo único que podía hacer: mirar las fotos y videos de la tablet que me dio Lara.
Antes de empezar a mirar, me desnudé completamente. Lo hice por dos motivos: porque estoy sola en mi propia casa y porque, siendo honesta conmigo misma, sé que ese material me va a llevar a hacerme una paja. Y es justamente lo que quiero hacer ahora. Especialmente después del intenso manoseo que me dio mi novia antes de marcharse… y justo antes de decirme: “No me puedo quedar, mi papá me está esperando para ir a la sinagoga”.
Enana maldita, me dejó con una calentura tremenda y se fue.
En la galería multimedia de la tablet había dos carpetas. Una decía Lara y la otra Adela. El mensaje era muy claro. Ahora mismo no me apetecía ver nada que estuviera relacionado con mi madre, por eso fui directamente a la carpeta con el nombre de mi novia.
Allí dentro me encontré con muchas otras carpetas que estaban prolijamente numeradas. La primera llevaba el número doble cero y se titulaba “Empezá por acá”. Esto me hizo sonreír, al parecer Lara se había tomado el trabajo de ordenar todo el material que recopiló para mí. No sabía por qué lo había hecho, pero tratándose de ella estoy segura de que hay una buena razón.
Empecé por esa primera carpeta. Los archivos dentro también estaban prolijamente ordenados y numerados, pero estos eran archivos de imágen y video. Pulsé el primero y un video comenzó a reproducirse.
―Hola, mi amor ―me saludó Lara, desde la pantalla.
―Hola, enana ―le respondí, a pesar de que ella no podía escucharme.
―Me tomó mucho trabajo ordenar todos este material para vos, me gustaría que, al menos la primera vez, respetes el orden. Más adelante vas a entender por qué lo hago así. Después, si querés, podés mirar todo en el orden que se te antoje. En fin, solo quería decirte eso… espero que disfrutes de todo. Te amo mucho.
Con una sonrisa en los labios pasé a la primera imagen y me encontré con un culo perfecto. Lara se había retratado dándole la espalda a un espejo y con una tanga diminuta que se le encajaba entre los labios de la vagina. Una delicia. Las siguientes fotos eran similares, el culo de mi novia me tenía maravillada. Siempre consideré que las nalgas femeninas tienen una estética superior; pero ahora ya no me siento culpable al admitir que me excita verlas.
Por supuesto, las fotos en tanga se convirtieron en pornografía explícita cuando la ropa interior desapareció. Allí pude ver a Lara abriéndose la concha para la cámara, y sin miedo de mostrar la cara. Eso me gustó mucho, significa que confía en mí. Sabe que jamás le voy a mostrar estas fotos a nadie.
A estas imágenes las acompañaban varios videos de Lara masturbándose de forma muy sensual, y por supuesto, mientras miraba, yo hice lo mismo. Fue agradable, como si de alguna manera nos estuviéramos masturbando juntas, al fin y al cabo ella grabó esos videos pensando en mí.
Entre tanto toqueteo empezó a subirme la calentura… y con la calentura llegó la curiosidad, mi gran enemiga. Fue como la vez que revisé el celular de Lara, antes de que fuéramos pareja. No sé por qué lo hice, y ahora mismo tampoco podría dar una respuesta. Pero esa sensación de curiosidad se volvió tan grande que me arrastró a actuar contra mi propia voluntad.
Entré a la carpeta que llevaba el nombre de mi madre y reproduje el primer video que encontré.
En seguida me quedó claro que se trataba de un ambiente festivo, había strippers bailando y algunas de las amigas de mi madre se reían mientras les miraban el bulto. Estuve a punto de cerrar el video, ya que una parte de mí no quería saber lo que había ocurrido esa noche, cuando Adela apareció en pantalla.
Mi mamá estaba desnuda de la cintura para arriba, sus tetas rebotaban mientras bailaba… era raro verla así, por lo general siempre está seria, solo sonríe (y es una sonrisa falsa) cuando quiere quedar bien con alguien. Sin embargo ahora parecía feliz. Uno de los strippers se puso a bailar detrás de ella, frotándose contra sus nalgas… si hay algo de lo que mi madre puede estar orgullosa es de su enorme culo.
El baile siguió durante unos segundos hasta que Adela se puso de rodillas, bajó el slip del stripper, y sin que nadie se lo pidiera, agarró esa gran verga y se la llevó a la boca. Sus amigas aplaudieron al unísono y celebraron la intrepidez de mi madre. Este video demostraba que nadie la forzó a hacer nada, ella fue la primera en ponerse a chupar pija.
Me resultó sumamente incómodo ver a mi madre practicando sexo oral; pero estaba muy excitada, y no pude dejar de masturbarme. Le echo la culpa a Lara por eso, ella me dejó así de caliente.
Reconocí a varias de sus amigas, al menos de vista, porque soy pésima para los nombres. Todas las que pude ubicar son “miembros respetables de la iglesia”. Y esas respetables mujeres no tuvieron ni un poco de vergüenza cuando otro de los strippers pasó frente a ellas ofreciéndoles su verga erecta. Una a una, las santas putas empezaron a chupar esa pija. Por la naturalidad con la que se dio todo, me dio la impresión de que ésta no era la primera fiesta sexual en la que participaban. Una mujer que nunca estuvo en una de estas fiestas no se mandaría a comer pija a la primera… mucho menos tratándose de mujeres tan religiosas como mi madre.
El video terminó de forma abrupta, pero pasé al siguiente.
En esta ocasión pude ver a Adela ya completamente desnuda, acostada boca arriba en una mesa, con la concha abierta. No es la primera vez que veo desnuda a mi madre, pero sí la primera que veo cómo le meten una verga hasta el fondo de la argolla.
Por más que se tratase de mi propia madre, la escena me excitó mucho… no sé por qué. Ni siquiera tengo ganas de acostarme con un hombre… pero me resultó morboso ver cómo penetraban a Adela. Quizás porque ella siempre se hizo la santa… o tal vez porque justo después de la penetración una de sus amigas le echó una espuma de crema sobre las tetas y le lamió los pezones.
Nota mental: tengo que hacer eso con alguna de mis amigas.
Estas señoras religiosas sí que saben divertirse.
Este video se extendió durante unos minutos, durante los cuales mi mamá recibió una enérgica cogida. El stripper no se detuvo ni por un segundo. Y cuando su amiga dejó de chuparle las tetas, otro tipo se acercó y mi mamá empezó a comerle la verga. Me quedé impactada. La madre que me crió parecía una actriz porno.
Cuando este video terminó, inmediatamente pasé al seguiente.
En esta ocasión encontré a una chica joven, de buen culo, vestida con una pollera sumamente cortita y taco aguja, no tenía ropa interior y, definitivamente, no era ninguna de las amigas de mi madre. Seguramente era una de las mozas del lugar. Adela se arrodilló detrás de esa chica y directamente metió la lengua entre las nalgas. ¡Le chupó el orto! Y no solo eso, su lengua también pasó varias veces por la concha.
Mi madre estaba descontrolada, chupaba cualquier cosa que le metían adelante… y me dio un poco de envidia, se estaba comiendo una concha muy rica. Yo también tenía ganas de hacer lo mismo.
En ese momento empecé a extrañar a Lara, por lo que volví a su carpeta, al fin y al cabo tendría mucho tiempo para revisar con tranquilidad todos los videos de la particular fiesta en la que participó mi madre. Además ya me estaba sintiendo un poquito rara al pajearme mientras veía a Adela en pornográficas interacciones sexuales.
Cuando volví a la carpeta de Lara me llevé otra gran sorpresa. En una de las fotos la que aparecía vistiendo una diminuta tanga que se le encajaba bien en la concha no era mi novia, sino su madre. Me pregunté cómo había conseguido convencer a Candela de dejarse fotografiar en esas condiciones, pero allí estaba. Y no era la única foto. Había otras en las que Candela aparecía en tetas… e incluso completamente desnuda. Hubo un par de fotos de primeros planos de culos y conchas y se me hizo un lío bárbaro. Esas dos son tan parecidas que me costó diferenciar cuál era el culo de Lara y cuál el de Candela. Lo que sí pude deducir es que madre e hija se turnaron para fotografiarse los culos y las conchas. Eso me dio más morbo. Me encantó saber que Candela había sido partícipe de esa erótica sesión de fotos.
Ahora entiendo por qué Lara me pidió que siguiera el orden, así el nivel de las imágenes iba en aumento. Me di cuenta de que a medida que avanzaba en la galería, el contenido se volvía más morboso y explícito. Vi fotos de Candela metiéndose los dedos en la concha y mirando a la cámara fijamente… y luego un hermoso video, de apenas unos segundos, de ella masturbándose… tal y como lo había hecho Lara en un video anterior.
¡Tengo un video porno de mi propia suegra! ¡No lo puedo creer!
La calentura que me provocó esto fue tremenda y la paja que me estaba haciendo se volvió sumamente gratificante. Las olas de placer invadieron mi cuerpo.
Cuando terminó esa secuencia, reproduje el siguiente video. Vi a Lara acostada bocarriba en su cama, filmó todo su cuerpo para mostrarme que estaba completamente desnuda, y luego enfocó a su derecha… allí estaba acostada Candela, tan desnuda como su hija.
―Mamá, ¿querés decirle algo a Lucrecia? ―Esa pregunta me hizo estremecer, con eso Lara confirmaba que Candela sabía perfectamente que esas fotos eróticas y los videos eran para mí.
―Bueno sí… ―dijo mi suegra―. Lucre, quiero decirte que te extrañamos mucho y que esperamos que la pases muy bien en tu nuevo departamento. ―La dulzura de su voz me llenó de amor―. También espero que disfrutes de las fotos y los videos que hicimos para vos. Estoy convencida de que te van a ayudar en esos momentos que empieces a fantasear con mujeres. No es lo mismo verlas en fotos que hacer esas cosas personalmente. De otra manera Lara no habría podido convencerme de hacer esto. ―Ahora entendía por qué Candela accedió.
―De paso yo también quiero agradecerle una vez más que me haya ayudado a despejar mis dudas ―dijo Lara―. La pasé muy bien. Sos mi mejor amiga y una mujer muy sexy, me alegra haber tenido esa experiencia con vos.
―Y a mí me alegra que ustedes hayan tenido esa experiencia juntas ―dijo Candela―. Porque, seamos sinceras… eso de acostarse con mujeres no está bien, pero si vas a hacerlo al menos una vez, lo mejor es que sea con una mujer hermosa y sensual. Yo también la pasé de maravilla, pero es importante no confundir esas emociones.
―Mamá, ¿y vos pensás que Lucrecia la pasó bien conmigo? ―Me sorprende la enorme capacidad que tiene Lara para hacerse la boluda.
―¿Pero cómo preguntás una cosa así, hija? ¡Por supuesto que la pasó bien! ¿Acaso no te miraste al espejo? Mirá lo linda que sos… ―la mano de Candela pasó por el pecho de su hija, incluso por encima de las tetas. Primero acarició una, luego la otra. Siguió camino hacia abajo, acariciando el vientre―. Vos también sos una mujer muy sexy, y estoy segura de que Lucrecia la habrá pasado de maravilla lamiéndote toda. ―Eso es muy cierto―. Para ella habrá sido todo un privilegio meterse entre tus piernas y admirar de cerca lo que tenés acá ―los dedos de Candela se posaron sobre los labios vaginales de su hija―. Con esto habrá disfrutado mucho.
Aún me cuesta comprender cómo funciona la mente de Candela, para ser una mujer que no tolera el sexo lésbico, habla muy bien de eso. O quizás solo estaba intentando hacer que su hija se sintiera mejor. Si ese era el caso, puso mucho esmero, porque lo siguiente que vi fueron los dedos de Candela acariciando la concha de Lara, lentamente y de forma sensual, como yo misma lo había hecho tantas veces. Unos segundos después pude ver cómo uno de esos dedos se abría paso hacia adentro.
El espectáculo fue fantástico. Lara colaboró, procurando que la cámara enfocara bien su concha. Los dedos de Candela hicieron el trabajo como si se tratase de su pareja, y no de su hija. Al principio la masturbó lentamente y luego fue acelerando el ritmo. Lara separó las piernas y, por sus gemidos, me di cuenta que lo estaba disfrutando mucho.
Yo también lo disfruté… esa escena tan morbosa y sorprendente me llevó al orgasmo en pocos segundos. Este video es hasta peligroso, si alguna otra persona llegara a encontrarlo, Lara y su madre deberían dar muchas explicaciones. Pero a mí me produjo un morbo increíble poder verlo. Al fin y al cabo también tuve situaciones similares con mi madre. No es algo en lo que me guste pensar; pero Adela se puso muy minuciosa conmigo las veces que quiso averiguar si yo había tenido relaciones sexuales. Aunque este contexto era diferente… la intención era diferente. Me quedó muy claro que, durante todo el proceso, Candela se preocupó por hacer disfrutar a su hija.
Estoy segura que voy a mirar este video un millón de veces, sin embargo en ese momento tuve que dejar la tablet de lado y seguir con mi paja, ayudándome con las dos manos.
Tuve un orgasmo muy intenso, seguido de una extraña ola de calor que no sabría muy bien cómo explicar; pero sé que se originó por el morbo de ver a una madre masturbando a su propia hija.
Esta fue una de las pajas más libres de mi vida, porque la hice en mi propio departamento, sin siquiera molestarme en cerrar la puerta de la habitación. Ahora mismo está todo vacío y no tengo ni siquiera los muebles básicos, pero en cuanto pueda hacerlo, invitaré a mis amigas a celebrar mi independencia… y tengo la excusa perfecta, ya que faltan pocos días para mi cumpleaños.