Ventosa 2. Contra el espejo.
¿Qué pasa cuando una mujer tiene ganas de follarse y tiene un espejo delante suya y su juguete? Pues eso, que al final se da tanto placer que quiere más.
Hoy voy ha hablaros de mi amiga Laura, una mujer de los pies a la cabeza y de uno de sus juguetes preferido.
Laura ya no cumple ni los treinta y los cuarenta tampoco pero los cuarenta y dos le quedan unos cuantos meses por tanto ya sabéis que edad tiene. Sobre su estado civil no pienso contarlo ya que para ella es estar feliz y sin ataduras por tanto para mí ya me es más que suficiente.
Ella como toda mujer se suele auto satisfacer de varias maneras, ya sea manual o con sus juguetes sexuales. Como tenemos la manía de contarnos las cosas como si fueran normales ya que lo son para nosotros, pues os contaré lo que ella me dijo un día de como se da placer con el preferido que tiene para ciertos momentos.
Laura puede poner su juguete que para eso tiene una ventosa en su base, en cualquier pared o puerta o sitio que sea ante todo liso y pueda hacer el efecto que ella desea, pero le encanta o digamos que la pone súper cachonda perdida hacerlo en su espejo que tiene en la pared de su habitación.
Por lo visto muchas veces cuando está en su cama le encanta verse como se da placer y además porque le encanta verse abierta de piernas y disfrutando de su sexo y lujuria. También me ha comentado que cuando se liga a algún hombre intenta acabar en su cama y ver a través del espejo como ese hombre arremete contra ella estando en la posición de misionero, pero cuando está en la posición de a 4, la pone perraca perdida ver como su cuerpo recibe las embestidas que cada hombre que ella considerablemente apto para follarla note como se pone mirando el espejo. Es por ello que también disfrute tanto cuando se masturba sola.
Me indico ayer, que estando en un estado de alto de sexualidad enervada pues llegará incluso a tener algunos orgasmos brutales, pero empezaré por como me lo contó ella cuando hablamos por teléfono y que creo que volvió a repetir de nuevo porque note como su voz cambiaba, pero es que Laura es así de excitable, con nada que se le diga y sabiendo que decirle se puede poner tan excitada que si se da la ocasión pues se folla a si misma, o dicho de otro modo, se auto complace.
A veces estoy con unas terribles de satisfacer mi cuerpo y mente y claro para ello tengo varios juguetes porque no siempre un hombre o mujer me pueden dar el placer que mi mente y cuerpo piden, es por eso que estando en este estado de excitación me puse delante del espejo que tengo en la puerta de mi armario, totalmente desnuda. Cerré los ojos y vi lo que deseaba y era verme desde atrás como me daban caña y por eso ni lo dude. Agarre mi juguete con ventosa. Calcule bien a que altura necesitaba tener para que me follará y cuando lo coloque a mi gusto, solo con pasar la punta de mi ventosa por entre mis labios y mi clítoris no pude evitar soltar un gemido de placer y solo hice lo que me pedía en ese momento mi cuerpo.
Me giré.
Me puse de espaldas al espejo.
De pie.
Pegue mi culo al espejo y note como quería ya entrar mi juguete dentro de mí.
Coloque la punta en la entrada de mi coño y solo me deslice lentamente que me vino una oleada de sensaciones que no pude hacer otra cosa que echar mi cuerpo hacia atrás para frenar todo mi impulso lento contra el espejo y entonces fue cuando solté un jadeo.
Ya estaba penetrada por mi juguete y claro como yo estaba muy mojada pues apenas tuve que hacer nada para que me entraran los casi veinte centímetros de mi juguete que nunca me falla pero si me folla de lujo.
Tras estar completamente taladrada por ese monstruo que me gusta tanto, gire mi cabeza hacia el espejo y vi en mi rostro y mirada esa cara de zorra que pongo cuando me dan el clímax que deseo, por tanto, poco a poco empecé un lento y suave salir y empujar hacia el espejo.
No te voy a mentir con nada de lo que sentí, pero casi recuerdo como notaba tus manos cuando me empotras de esa manera contra la pared y es por eso que empecé a realizar el movimiento que muchas veces te hago cuando me follas y es echarme para atrás o como te gusta a ti decirme, culeo para que me entrará toda, tanto fue las ganas que tenia de que no quedara nada fuera que abriendo mis nalgas dejaba que entrar un poco más.
A ver, en este estado ya de solo recordarlo me mojo enseguida y ya tengo ganas de hacerlo otra vez, por eso notaras que mi voz cambia y se entre corta y es porque me pone tan mala y cachonda mi juguete ventosa como tu voz cuando hablamos por teléfono que no puedo evitar hacer siempre lo mismo, follarme contra el espejo, viendo como me entra y sale de mi coño, totalmente empapado y jugoso por lo que me haces.
Por eso, no para de ir y venir, lentamente al principio para luego ir subiendo el ritmo, y lo bueno de está postura es que apenas tengo que hacer esfuerzos o posturas raras, estando de pie, de espaldas al espejo, metiéndome mi ventosa toda dentro de mi coño hace que sienta ganas de que me folles continuamente y aunque tenga un orgasmo sigues dentro de mí y no paras, sigues estando duro, sigues dándome caña en mi coño que echa fuego y jugos.
Tanto es el estado de cachondez que tengo que incluso suplico porque no pares de moverte, aunque en realidad soy yo la que muevo mi cadera para que no se salga nada de dentro de mí.
Continuo acelerando mis movimientos de mi culo contra el espejo, y sigo follándome sola que es lo que en estos momentos deseo, incluso puedo pellizcar mis pezones, tocar mis tetas con mis dos manos que están libres y también masturbar mi clítoris, porque ya estoy tan perraca que me da igual todo.
En estos momentos me olvido de todo, solo siento como me penetras una y otra vez, tantas como te da la gana a ti, mi vicio sexual y es por eso que ni sé si tengo un orgasmo detrás de otro o si encadeno los orgasmos pero lo que si sé es que me estas follando mi coño como a mí me gusta.
Acelero más, incluso oigo el ruido que hace mi culo al chocar contra el espejo y eso incluso me pone más puta de lo que ya estoy. Me hace que continuamente mi coño vibre por dentro, con todas las metidas y sacadas que me das, y claro ya ni te cuento cuando empiezo a jadear que no pares, que sigas porque me corro viva, y lo bueno de todo es que no paras de hacerlo. Sigues tan duro dentro de mí. Me aguantas todo lo que te hago con mi coño. Sigues queriendo más y más, solo te faltan tus manos agarrándome de mis caderas, pero da igual, en estos momentos no necesito tus manos, solo necesito que sigas rompiendo mi coño por dentro con tu dureza, con tu pene totalmente duro, entrando y saliendo por culpa de mis fluidos, y sigues follándome como la perra que estoy siendo.
Quiero más por eso sigo culeando contra ti, mi chico que nunca me dice que no, que nunca se agota, que nunca me deja insatisfecha.
Cuando ya me tiemblan mis piernas, hago un descanso, pero mi excitación no me aparta de ti, y por eso, estando sudando del sexo que me estas dando me pego al espejo, dejando incluso una silueta de sudor, pero chico es que me follas también que no me puedo apartar de ti. Me agarras por dentro de mi coño de tal manera que es imposible que me salga de ti y por eso no quiero hacerlo, quiero seguir con la follada que me metes.
Por eso vuelvo a culear tan rápido o tan lento como me apetezca, y entonces vuelvo a tener las mismas sensaciones que antes, no son cosquillas, sino algo que toda mujer siente dentro de ella y que pocos hombres pueden explicar.
Y cuando empiezo a tener de nuevo la oleada de espasmos es cuando agarro del móvil y te llamo como ahora. Notas que mi voz está algo alterada, pero nunca te digo lo que estoy haciendo porque me gusta picarte y hacer que pienses un poco, pero me conoces también que sabes que al menos me estoy follando mi cuerpo, para ser exacta, mi coño y con un juguete mío.
Me excita sobremanera que no sepas con cual es, pero como tienes un buen oído, solo con notar mis culetazos en el espejo ya sabes que estoy follándome contra mi espejo de mi habitación.
Sin apenas decir nada y moverme lo justo para no perder la excitación, sabes que estoy haciendo, con que movimiento y porque lo hago y te digo siempre lo mismo. Que si estuvieras delante de mí seguiría follándome pero me inclinaría para comerte y tragarme tu polla que no es del mismo tamaño que mi juguete, pero incluso es más gorda que lo que me folla mi vagina en estos momentos, y sabes que eso a ti te pone muy cabrón pero a mí me pone muy zorra, solo de pensarlo, solo de querer tenerte delante mía para que veas que la chica tímida en su intimidad es la más zorra y guarra y que quiere sexo contigo, con mi juguetes o con ambos, pero hoy no estas cerca de mí y quiero que estés.
Sigo follándome.
Sigo pellizcando mis pezones.
Sigo masturbando mi clítoris.
Sigo follando mi coño.
Sigo masturbándome porque no estas conmigo.
Sigo.
Sigo y no paro.
Vuelvo a tener otro orgasmo y ya no sé cuantos llevo, porque como bien me dices muchas veces, una mujer está bien follada cuando después del tercer orgasmo no se acuerda de cuantos tiene, solo que nota que su coño quiere más y su cuerpo no para de tener más y más.
Por eso, cuando ya apenas puedo mantenerme de pie, es cuando me salgo o me quito de estar pegada contra el espejo. Es cuando al fin te libero de mi cueva. Es cuando me giro y me veo completamente sudada, con esa marca que ha dejado mi sudor como silueta en el espejo. Es cuando veo que mi ventosa está casi blanca y es de color carne.
Entonces me arrodillo y lentamente me voy metiendo toda esa polla de látex en mi boca, para saborear los jugos, mis orgasmos y todo el liquido que mi coño ha sacado con cada orgasmo, con cada follada y no paro de chupar, de lamer, de saborear cada milímetro de mi ventosa hasta dejarla reluciente, para que pueda volver a servir.
Es cuando te digo que hasta la próxima, porque ahora me voy a tirar en mi cama para descansar de la follada que me has metido, y antes de colgar la llamada te digo que gracias por darme estos momentos de placer y que te añoro de que no estés conmigo, que sabes que eres el único que es capaz de arrancar la guarra que tengo dentro de mi coño y que siempre sale de la misma forma, de color blanco. Si.
Tu zorra ha vuelto a salir porque tú me has follado, mi ventosa caliente y cachonda que nunca me dice que no y nunca me folla distintamente.
Y a ti, mi amigo, te doy las buenas tardes o noches, porque has vuelto ha hacer lo que tanto me gusta y tanto quiero y es follarme tanto la mente que hagas que mis juguetes me follen tanto mi boca, tetas, coño y cuerpo, como siempre me dejas con ganas de más pero ahora tengo que recuperar algo de fuerzas, que te gusta empotrar mi coño con muchas ganas y tengo que descansar para cuando vengas a darme más caña.