Ventana, desayuno y baño en Gijón
Me levato un domigo resacoso desnudo y empalmado, y miro por la ventana en busca de la vecina del edificio de enfrente. Como otras veces me asomo y ella hoy participa y desnuda se masturba para mí; interrumpidos, bajo la calentura en la bañera pensando en ella
Rebuscando entre papeles, descubrí este relato basado en hechos reales (siempre he querido decir esto, como en las películas) que escribí hará un tiempo y releyéndolo y dado que no lo habíamos publicado, he decidido revisarlo y editarlo para todos vosotros,
Me despertó el roce de las sábanas contra mi piel.¿Qué día era?. Domingo.
El reloj marcaba las 13h30, había salido la noche anterior y pese a haber bebido bastante parecía que no iba a tener resaca. Me removí en la cama y sentí que mi poya rozaba contra las sábanas y es que tenía una enorme erección mañanera. Me levanté ,fui al baño y meé a gusto, pese a lo cual mi empalmazo continuaba; me lavé la boca, y esperé a que aquello bajase, pero no había nada que hacer, seguía más dura que una pared roja ,marcando las venas y ardiendo y me dije que había que hacer algo para solucionar eso, o ni siquiera pdría vestirme
Me allegué hasta la ventana del salón de casa en el séptimo piso y me asomé entre las cortinas, dejando ver sólo mi pecho. Lo cierto es que la playa y el mar de mi ciudad lucían espléndidos.
Hacia la izquierda hay un edificio de unas catorces plantas y en la decimosegunda vive una chica de 27 años que está realmente buena: morena, pechos redondos y rellenos ,bella silueta y lindo rostro; curiosamente bajo ella vive una mujer de unos cuarenta años (una de esas mujeres maduras que se ven realmente deseables), que tiene por costumbre maquillarse frente a su ventana en bragas y sujetador. Miré hacia sus ventanas con la esperanza de ver a alguna de las dos, pero ninguna estaba.
Me volví al baño y por un momento me ví reflejado en el espejo. La imagen me devolvía un hombre de 30 años, de metro setenta y cinco y setenta kilos, musculoso, castaño sin ser un guaperas rompedor, bastante atractivo .Pude ver mi pene que lucía realmente espléndido, pues el día anterior me había cortado a tijera lo más corto posible mi pelo púbico que aparecía como una mera sombra, y me había depilado los huevos y el culo, todo lo cual contribuía a que mi miembro pareciese aún mayor.
No pude evitar acariciar mi cuerpo con las manos, imaginando que era fruto de las atenciones de alguna mujer y de repente sentí una brisa que corría por el baño masajeando mi piel sensible. Algo me hizo ponerme en cuclillas y fue una gozada sentir la brisa correr entre mis piernas acariciando mi polla, mi ano y refrescándome los huevos. Me llevé dos dedos hasta la cabeza de mi pene y con ellos recogí dos gotas de cristalino líquido preseminal y lo llevé hasta mi boca. Estaba dulce y me recordó los jugos del dulce y delicioso chochito de Silvia. Al recordar a Silvia también pensé en mis vecinas .Me levanté, puse a llenar la bañera y me volví al salón (quería que me viesen desnudo, la idea me excitaba sobremanera y eso que nunca me había considerado un exhibicionista).
Esta vez me asomé dejando ver mi pierna, media cintura, el pecho y mi cara, de modo que podía adivinarse fácilmente que estaba desnudo. Miré hacia arriba y allí estaba la chica en su cocina y probablemente acababa de levantarse porque estaba preparándose un desayuno. (curiosamente parecía que los dioses se habían aliado conmigo), y tan sólo llevaba unas braguitas-tanga rosadas, y una camiseta pequeña a juego por debajo de las majestuosas tetas que quedaban al aire para deleite de todo aquel que las pudiera ver. Se inclinó sobre la mesa dándome la espalda lo que provocó que se le subiese la camiseta y allí quedó al descubierto su bello culo en pompa apenas tapado por aquella tela casi transparente. Lo cierto es que ya nos habíamos espiado en otras ocasiones aunque fingíamos no darnos cuenta.
De repente sentí que miraba hacia donde yo estaba y disimulé haciendo como que yo miraba el día que hacía, aunque a un tiempo me las arreglé para separarme un poco más de la cortina por unos segundos y dejar clara mi desnudez.
Sentía que mi polla estaba realmente caliente y unas gotillas de líquido colgaban de ella. Hice como que miraba la calle pero de reojo ví que tenía la vista puesta en mí - ella también disimulando-, y entonces aproveché la ocasión para taparme un poco con la cortina y mirarla. Ahora era ella la que miraba hacia el mar y pude ver cómo mientras una mano se escondía por su espalda y parecía meterse entre sus bragas por atrás, la otra se metía entre su camiseta por delante como si fuese a rascarse la barriga, pero subió más arriba ,se apretó el seno izquierdo y me pareció ver cómo se pellizcaba su pezón.
Decidí corresponder a aquel regalo con otro; me di la vuelta y me situé de espaldas a la cortina ofreciéndole mis piernas ,mi espalda y mi culo (este último según mis amigas muy aceptable) y fingí estar hablando con alguien, de modo que me ladeaba y a un tiempo le mostraba mi pene de perfil que seguía ondeando al viento.
De repente recordé la bañera y corrí a apagarla. Un poco más y el agua se hubiera desbordado. Volví corriendo a mi ventana y cogí una toalla que me anudé a la cintura. Mi polla me hacía daño contra ella.
Ya no estaba, me sentí desfallecer. Me acaricié mi pecho esperando verla aparecer y de repente el milagro ocurrió, volvía de su habitación y se había cambiado: ahora llevaba una camiseta más larga. Como yo estaba tapado por la toalla me permití mirar hacia arriba y por unos instantes me pareció que nuestras miradas se cruzaban y que ella me sonreía. De repente ella se giró, abrió un armario, y se puso de puntillas mientras estiraba los brazos para coger algo del armario-Su camiseta se subió con sus brazos; fui subiendo mi mirada desde sus pies hacia arriba por sus deliciosas piernas y cuando esperaba llegar a sus braguitas, el corazón casi me dio un vuelco. ¡Se las había quitado! y allí estaba aquel glorioso culo en todo su esplendor para mí.
Mi pene dio un bote y mi toalla se cayó, justo en el momento en que ella se giraba con un paquete de cereales en la mano y me veía en toda mi desnudez, me agaché rápido a por la toalla como si se me hubiese caído y esta vez cuando me levanté tan sólo la puse delante de mi polla sin atármela a la cintura y miré hacia arriba. Ella se había sentado frente a la ventana que era una ventana partida (también permite ver las piernas) y pude verla en la silla y cómo había levantado sus piernas como para sentarse sobre ellas. Podía ver su chochito claramente ante mí, mientras ella echaba la leche en los cereales. Me pareció que su coño estaba brillante y me imaginé que sería que estaba húmeda, aunque luego pensé que no podía verla con tanto detalle y que debía ser mi imaginación.
Como si me hubiese leído el pensamiento, se despojó de su camiseta, quedando como dios la trajo al mundo y se llevó una mano a su rajita y pasó sus dedos por ella, para luego llevarla hasta su boca y lamerla ante mis extasiados ojos.
Dejé caer mi toalla y me agarré la poya con fuerza .Quería que me viese y no me importaba para nada que me viesen otros vecinos (en esos momentos ella me dominaba. Cuando lo pienso ahora me muero de vergüenza, espero que no me viesen; aunque no quita que lo repetiría).
Pude ver cómo me miraba, ya sin disimulo alguno y se relamía de un modo no ya sensual ,sino sexual. Yo también mojé mis labios con la lengua como dándole a entender que lo que quería era mojar sus labios. Se puso a comer los cereales y yo no podía apartar mi mirada de ella; mientras con una mano se llevaba la cuchara a la boca con la otra se estrujó sus senos, coronados por pezones de delicioso tono rosado que contrastaban con su blanca piel, y que reaccionaron a las caricias autoprodigadas.
De pronto se levantó, me dio la espalda y bajó su cabeza hasta sus pies sin doblar las piernas (como una bailarina o una contorsionista); mientras con sus manos abría sus nalgas ,me miraba entre sus piernas con la sonrisa más insinuante que jamás haya visto y ofreciéndome su culo en todo su esplendor. Además para que no cupiese ninguna duda, apareció un dildo plateado en sus manos, que me pudo aún más cardíaco
Yo seguía sujetando firmemente mi polla y podía notar mis venas hinchadas y las pulsaciones en ella .Comencé a masturbarme para ella. Me senté en el suelo con las piernas separadas y comencé a machacármela, soltándola a intervalos para que ella apreciase lo grande y dura que me la ponía.
Entonces ella volvió a ponerse frente a mí, se agarró sus tetas con las dos manos y se chupó los pezones con la lengua .Cuando vio mi cara de asombro se rió y me mostró sus dedos índice y medio derechos abiertos en V .Los llevó a su boca y se los humedeció y luego los remojó en el bol de cereales-Puso una pierna en una silla y sin más se llevó sus dedos a sus agujeros , uno a su coño y el otro a su ano, y los dos entraron hasta el fondo. Empezó con un ritmo suave que pronto se fue acelerando ,y podía ver el placer en su rostro.
De pronto se paró, me miró sorprendida y sacándose los dedos se precipitó a por su camiseta .Se llevó los dedos a la boca, me sonrió mandándome un beso de despedida y corrió a su cuarto. Decepcionado cogí rápidamente la toalla y me tapé como pude; apenas unos segundos después sus padres y su hermana entraban en la cocina .Ella debió de oírlos llegar en ascensor y se había vuelto a su habitación. A mí me dio el tiempo justo a taparme y correr las cortinas.
Si me había levantado caliente, os podéis imaginar cómo estaba ahora. Me la machaqué a conciencia pero no conseguía correrme, pues en el fondo sólo pensaba en ella. Decidí sumergirme poco a poco en el agua (aún caliente) pero seguía muy excitado, y mi erección sobresalía entre la espuma. Notaba la cerámica de la bañera contra mi piel y me imaginaba que estaba con ella en la bañera, sentada frente a mí y pajeándome con sus pies mientras yo masajeaba sus deliciosos pechos, y nuestras lenguas se fundían en acalorados besos.
Cogí el bote de gel y me llené las manos de él, comenzando a masajear mi cuerpo con él. Con las dos manos llenas de gel agarré mi polla y me la meneé suavemente, deslizándola entre mis manos y pensando que era su coñito el que estaba penetrando con suma dulzura. Me puse en pie en la bañera y cogí más gel para limpiarme y de repente recordé cuando se había metido los dedos, entonces en esos momentos que estaba masajeando mi culo con gel, deslicé mi dedo lubricado dentro de mi agujero, y entró entero sin dificultad de lo excitado que estaba.
Me imaginé que era su culo y lo cierto es que la sensación era muy agradable, y me veía a mí mismo clavándosela y dándole placer. Me metí otro dedo lubricado en gel y mi polla pareció crecer aún más, lo cual era difícil pues estaba más dura que una viga e incluso me dolía de lo tirante que la tenía. Cambié de posturas mientras movía sacando y metiendo los dedos de mi culo, imaginando que en realidad era a ella a la que penetraba y sintiendo su interior y con la otra mano me la machacaba. De repente un chorro de leche blanca saltó hacia arriba seguido de más y más leche blanca. Mi orgasmo duró lo que me pareció una eternidad y eché tanta leche que me quedé seco, pues hasta me dolían las pelotas tras eso.
Me quedaría quince minutos en el agua pensando en ella, espero que ella hubiera estado pensando en mí aunque sólo fuera un poquito. Cuando salí del baño volví a la ventana, pero ella no estaba allí.
Esto me pasó ayer y sé que voy a pasarme toda la semana oteando su ventana. Aunque algo me dice que ella y yo sabemos que este próximo domingo tendremos una cita ante la ventana.
Bueno y hasta aquí la historia que jamás pensé que me pudiese ocurrir a mí. Al final resulta que es cierto eso de que la realidad supera a la ficción; en todo caso y tras esto no me puedo quejar.
Si queréis hablar sobre este relato o cualquier otro tema os animamos desde la redacción a escribirnos a