Venta de esclavo

Engañado por sus compañeros, David participa en un evento, convirtiendose en un esclavo para un desconocido.

VENTA DE ESCLAVOS

  • QUE!!!... QUE DIJISTE?!

  • Que haremos una ¨ venta de esclavas ¨... – dijo Luis terminando de escribir algo en la hoja.

David quedó con la boca abierta. No podía creer lo que había escuchado, mucho menos asimilarlo. Hacer una venta de esclavas como un evento de fiesta colegial, no era algo normal, al menos eso pensaba David.

  • Cuál es el problema?... – preguntó Joan carcajeándose por la cara tonta de su compañero.

  • Cuál es el problema?... Cuál es el problema?. Me están preguntando cuál es el problema a mí?! – gritó David con toda su ira – Quieren saber el problema?... Bueno, el problema es el problema. Nunca nos dará permiso para hacer una locura como esa!

  • Pero el comités de centro de estudiante ya nos dio el permiso – dijo Pedro acercándose junto a ellos. – Animate. Ganaremos mucho dinero. Es mejor que vender comidas caseras. Recuerdas lo del año pasado?. Fue un fracaso total.

  • QUE?! – exclamó David sentándose en la silla. Que el tonto comités haya dado el permiso de hacer dicha locura, lo dejó más que impresionado, sino impactado. Aunque fuese sólo un simbolismo, venda de esclavas sonaba como un negocio de prostíbulo o algo parecido.

  • Si... lo de la cantina con comidas caseras fue una idea muy mala – opinó Luis.

  • Pero esta vez, conseguiremos... – dijo Joan con un rostro lleno de confianza.

  • Pero el curso... Ya están enterrado de la locura que están planeando ustedes? – preguntó el atontado suspirando.

  • Si... Hicimos una votación y todos están de acuerdo. Tú no estabas en la elección porque faltaste ese día – dijo Joan sacudiendo la espalda caída de su amigo.

  • Dios, todos ustedes están locos – afirmó David poniéndose una cara adolorida.

  • Tú despreocúpate. Tenemos todo organizado – expresó Luis levantándose de su asiento. – Mañana haremos carteles de propaganda. Tú te encargarás de hacer publicidad. Luego hablaremos, debo entregar ese papel al organizador de la fiesta.

Sin otra excusa, David asintió con su cabeza. Sabía que de balde estaría en contra de ellos. Eran más tercos que el propio burro en persona. Cuando planean algo, sin importar lo cual difícil que sea, ellos hacen. Bueno, al menos sonaba mejor que la cantina con comidas caseras, pensó David. Y si llegara tener éxito el evento, ganarían mucho dinero. Un punto interesante para el fondo del curso que estaba por el piso para no decirlo vacío.

  • Bueno, que sería malo todo esto... A final es sólo una venta temporal. Y yo estoy involucrado nada en esto – pensó David. – Pobres aquellas chicas que serán designadas en la lista...

Cuando llegó el día de la fiesta, David y sus amigos llegaron temprano al colegio para decorar el estante de su curso. Bueno la verdad, sólo necesitaban un escenario y un altavoz para realizar el remate. Nadie estaba enterado lo de la lista de los posibles esclavas, sólo los organizadores quienes eran Luis y Joan y algunos otros.

  • Hey... Para qué trajeron eso?... – preguntó David apuntándola con su dedo.

Era una especie de puerta corrediza hecha de metal, acomodado en una de las esquinas del estante creando un espacio cerrado. En simple palabra, era un calabozo.

  • Ya lo verás – dijo Luis riéndose como un niño alegre.

Cuando terminaron la preparación, David salió con la manada a comer en las cantinas que organizaban otros cursos. Después de todo, el remate recién comenzaba a la una de la tarde. Mientras estaba sentado comiendo sin parar, David sentía las miradas de las gentes, como si fuera un celebre o algo parecido. Bueno, David siempre fue el centro de atención por ser un chico muy guapo. Pero aquellas miradas eran más que un simple acto de admiración. Eran como si estuvieran apreciando un objeto de venta, como una futura posesión. David sintió algo inseguro, mientras terminaba su porción. Después de curiosear los demás estantes, David volvió al suyo donde había millones de gentes.

  • Ua!.. Cuantas gentes! – dijo David acercándose a la mesa de organización donde estaba sentado Luis y Joan.

  • Dónde estuviste?... Llegas tarde – dijo Luis revisando una y otra vez los papeles que estaban en sus manos. Después de eso, verificó el numero de llaves que había en una caja.

  • Bueno, estuve almorzando con los perros. Hablando de ellos, dónde están?... No los veo – opinó David mirando la multitud.

  • Los perros... Están allí – dijo Joan señalando un lugar

  • QUE! – exclamó mirando la jaula donde estaba la mayoría de sus compañeros esposados sus manos. Balbuceando un poco, continuó: - Acaso no era ventas de esclavas?

  • Quién te dijo dicha tontería?... – preguntó Luis poniendo una cara inocente.

  • Pero...

  • Pero qué!?... Acaso pensaste que somos unos despiadados que venden sus compañeras a los desconocidos?. No... hay muchos riesgos... – dijo Joan alegremente.

  • Pero...

  • Nada de pero, mi buen amigo – y puso una esposa en sus muñecas – estas en la lista, y eres el preferido de todos. No te mencionamos antes, porque si te contara la verdad, te hubieras escapado. Por eso hicimos creerte que era una venta de esclavas pero la verdad, todos sabían que era lo contrario, incluso el publico – y lo arrastró a la guarida donde esperaban los demás.

  • Dejame!... Mentirosos, estúpidos tramposos! – exclamó mientras intentaba escapar, pero no le sirvió mucho. Cuando estuvo con los otros esclavos, preguntó si no estaban enfadados.

  • Para nada... Si nosotros mismo nos ofrecimos – dijo uno de ellos riéndose.

  • Será divertido... – dijo el otro.

  • Oh!.. Dios... – dijo David sacudiendo su cabeza desesperadamente.

  • Gracias por sus paciencias. Ya comenzaremos el evento de la venta de los esclavos organizado por el quinto curso sección tres – dijo Luis con una altavoz.

El publico aplaudió sin cesar declarando su entusiasmo ante el evento.

  • En este remate, ustedes podrán adquirir a los jóvenes más guapo y lindo de nuestro curso, seleccionado fríamente por nuestras queridas compañeras. Tenemos en total 12 compañeros que estarán a su completa disposición...

  • Qué locuras estás diciendo, Luis!!! – gritó David desde la jaula.

Ignorando las amenazas de David, Luis continuó:

  • Bueno, una vez que hayan pagado su precio, ustedes tendrán la posibilidad de disfrutar a su macho hasta las 6 de la tarde, es el horario reglamentario. Si no la cumple, serán multados por el doble del precio que lo pagaron. Y para la seguridad de nuestros esclavos, nadie podrá llevarlo fuera de la institución, al menos que nos paguen más... – este ultimo discurso hizo que el público matara de risa. – Aquí viene nuestro primer artículo!... Un fuerte aplauso a Mario, el conquistador... tiene un metro setenta cinco, soltero sin compromiso, practica baloncesto hace 3 años. Su sueño es ser un actor de cinema. Le gusta las comidas caseras y dulces. Su mujer ideal es una chica con sentido de humor.... – y siguió describiendo la cualidad de su compañero en su forma más divertida.

  • Comenzaremos con 10 pesos... Quien paga más?

  • 12!... - 17!.... – 22!... – 25!...

  • Vendido a aquella chica con cartera rosada!

Y siguió así. El remate estaba marchando a la perfección. Cuando llegó el turno de David, muchas de las chicas gritaron desesperadamente.

  • Y por fin, ha llegado el turno que todos esperaban. El mejor de los mejores, el único, el inigualable David, el rompecorazones!... Único en su especie... Soltero, sin compromiso que yo sepa. Tiene un metro setenta y dos. Le gusta practicar fútbol y en su tiempo libre, trabaja en un video club donde pasa mirando video eróticos.

  • Qué estás diciendo?!... Estúpido!! – gritó David intentando estrangular a su amigo, pero no pudo ya que los otros evitaron sujetándole a fuerza.

  • Es un poquito nervioso, pero señoritas... Es todo un corazón, eso si yo lo aseguro. No se van a arrepentirse...

  • Mataré a ustedes dos, te lo aseguró – murmuró David a Joan quien estaba a su lado.

  • Eso lo veremos... Pero por ahora, eres la atracción principal – dijo Joan intentando lo posible para contener su risa.

  • Bueno, como es el mejor de los mejores, el precio inicial es 30 – dijo Luis mostrándole su sonrisa tierna. – Quién paga más?...

  • 35... 40... 45... – y como esperaban, siguió subiendo y subiendo.

Cualquier chica pagaría una fortuna para estar con David, el chico más apuesto del instituto.

  • 200 pesos! – dijo alguien levantando su mano

Con el grito de sorpresa, todos miraron al responsable. Era un joven que aparentaba tener unos 20 años.

  • Joven, está usted seguro de pagar esa suma? – preguntó Luis con una cara atontada, pues 200 pesos ya era una grana muy grande.

  • Si...

  • Bueno, vendido al joven con camisa...

  • 230 pesos! – reclamó alguien antes que terminara las palabras de Luis. Era Doroti, la chica más platuda del colegio.

  • 300 – dijo el joven rápidamente.

  • 360...

  • 400!...

Las gentes miraban uno a otro como si la pelota pasara de una cancha a la otra.

  • Dios, en qué he metido – pensó David mirando a los dos desde el escenario.

  • 1000 pesos... – dijo Doroti dibujando una sonrisa de victoria que no le duró por mucho.

  • 3000 pesos!.

Todos estaban sorprendido, hasta la presuntuosa Doroti se puso pálida al escuchar dicha suma. Ella podía encapricharse, pero pagar una suma así para quedarse con un chico, no era una coartada razonable.

  • Vendi...do a aquel joven.... – tartamudeó Luis quien se sentó en la silla por tanta tensión que pasaba.

Como si no le molestara de las malas miradas de los demás, el joven acercó a la mesa con una sonrisa jovial y cuando quitó su billetera, entregó la suma como si se tratara algo exiguo para él. Contando una y otra vez, Luis verificó los billetes. Nunca había visto tantos billetes de 100 pesos en sus manos.

  • Negocio cerrado? – preguntó el joven.

  • Si... aquí tiene la llave. Recuerde que debes soltarlo hasta las 6 – dijo Luis sin levantar su mirada en los billetes.

  • Bueno, vamos? – expresó esta vez mirando la cara sorprendida de David.

  • Eh... si... – y se adelantó.

  • Dios, vendimos a David por 3000 pesos – dijo Joan aun con su cara de sorpresa. – Nunca pensé que ganaríamos tanto...

  • Si... Pero quién será ese chico?... Como diablo tiene tanto dinero para gastarlo así en un juego – dijo Luis manoseando los billetes.

  • Puede ser que esa un hijo de un millonario...

  • Bueno... No importa. A final, espero que lo trate bien...

  • Quien?... El joven?

  • Idiota, yo me refiero a David... – dijo Luis mirando cómo se alejaban esos dos chicos. – Sabes que David tiene un carácter... ya sabes, algo muy espontáneo...

Guiado por David, ambos llegaron a la cancha de tenis donde había pocas gentes paseándose.

  • Bueno, ahora me puedes soltar – dijo David pasándole sus manos esposadas.

Con una cara confundida, el joven lo miró.

  • Suéltame – ordenó esta vez.

  • Por qué debo hacerlo?

  • Pues yo... – ruborizó al sentir su mirada. Francamente el joven era muy apuesto. Era ligeramente más alto y tenía puesto una camisa negra con un jean negro. Su cabello castaño oscuro y su par de ojos de leonado combinaban perfectamente.

El joven empezó a reírse irónicamente.

  • Por qué te ríes?. Acaso disfrutas ver a alguien en aprietos? – preguntó David con una voz ofendida.

  • No es gracioso?... De conocer a alguien así?... – y siguió su risa.

  • NO! – chilló con rabia.

  • Perdón... – y guiñó su ojo – Me llamo Julian, Julian Conant... pero mis amigos me llaman Lucho y tú?

  • David... – contestó fríamente.

  • Bueno, David... Te daré tu liberta si me devuelves mi dinero – dijo Julian jugueteando la llave que tenía en su mano.

  • QUE?! Dónde voy a conseguir tanto dinero?

  • Si no puedes, debes pasar conmigo hasta las 6 de la tarde... – dijo Julian con una sonrisa maliciosa como antes.

  • Y qué exactamente quieres hacer conmigo hasta las 6 de la tarde?

  • Bueno, hay muchas cosas... primeros debemos conocer mejor...

  • Yo no quiero conocerte! – dijo algo sobrecogido.

  • Bueno, si es así, podemos pasar a la siguiente ronda – y agarró su mano y empezó a caminar.

  • Qué estás haciendo?... Suéltame! – exclamó David intentando librarse, pero el sujeto era mucho más fuerte que él. Mas continuó su lucha.

  • Veo que eres muy terco... – dijo mientras lo soltaba. Viendo la cara enfadada de David, Julian soltó otra risa – Bueno, si es así, te soltaré si puedes quitar la llave... – y dejó caer la llave dentro de su pantalón.

  • AH!!!... Qué hiciste?! – gritó David mirándole con pánico.

  • Si consigues quitar la llave dentro de mi anatómico, te dejaré libre.

Por unos instantes, David se puso pálido como si estuviera apunto de perder su conocimiento. Estaba totalmente alterado, chocado, impactado, confundido, y sobretodo excitado. Después de analizar la situación con su mente más despejado, dijo suspirando:

  • Bueno, mejor pasaré contigo toda la tarde. Así tú serás quien va a quitar la llave. Pues tarde o temprano debes hacerlo o sino vas a pagar la multa...

  • Buen intento, pero yo estoy dispuesto a pagar otro 3000 pesos para quedarte contigo... No es un precio caro para mi.

  • QUE!!... Eso nunca sucederá!... Mis amigos no harán eso.

  • Te vendieron una vez, no veo la inconveniencia de hacerlo de nuevo – y soltó una risa burlona – Por qué no admitís que soy superior ante ti?. Que soy tu dueño... A final eres mi esclavo...

David suspiró sagazmente. Sabía que el joven tenía razón. Sus amigos lo venderían de nuevo. Pues quién rechazaría 3000 pesos... Si quería salir lo antes posible, era mejor conseguir la llave, pero...

  • Y qué dices, mi esclavo David...

  • Vamos al baño, aquí hay demasiada gentes y no podré quitar la llave... – dijo con la cara avergonzada.

Lo dos caminaron al baño de la cancha donde estaba temporalmente clausurado su uso por estarse descompuesto. Una vez adentro, David aseguró la puerta, pues no quería que nadie le viese poniendo su mano en el pantalón de otra persona.

  • Que quites su pantalón – ordenó.

  • Por qué no me lo quitas tú?... Así será más divertido – dijo Julian poniendo una cara feliz.

  • QUE!... a la mierda... voy a quitar la llave así nomás – e intentó meter su mano no antes de poner todo colorado su cara. Pero como tenía las manos esposadas y encima la prenda era casi a su medida, no pudo colocarlo.

  • Es mejor que me quites el pantalón... Así podrás tener mejor acceso.

Después de un largo suspiro, David obedeció. Bueno, era sólo bajar el pantalón de un desconocido. Titubeaban un poco, bajó cuidadosamente la cremallera y luego los botones. Entre la prenda, se veía el bóxer de color azul marino. Cuando David intentó meter uno de su mano, Julian lo sujetó y dijo:

  • Tratalo bien....

Con la cara más ruborizada, prosiguió el acto. En cada centímetro que bajaba su mano, Julian gimió suavemente quejando al chico más tenso que nunca. Jamás había estado en una situación con ésta, mucho menos con un hombre. Cuando sintió un objeto duro, agarró pensando que fuese la cosa que buscaba.

  • A...si.. así... – decía Julian cerrando sus ojos.

Asustado, quiso quitar su mano, pero el otro estorbó sujetándole con sus manos. Abrazó para que sus cuerpos se chocaran y luego dijo con una voz sexual en el oído de David: - Continua... estás muy cerca...

Como si hubiese perdido su autocontrol, David bajó de nuevo su mano ubicándose en aquel lugar donde había agarrado algo. Era grande y duro... que cada vez aumentaba su tamaño. Y lo raro, no le daba asco de seguir tocándolo sutilmente, incluso estaba muy excitado por la situación en que se encontraba. Pues, estarse en brazo de un hombre con la mano metido en su anatómico, no era un evento usual.

  • Sabes algo, esclavo... ya agarraste la llave de tu placer...

Acto seguido, lo besó salvajemente. Sorprendido, David no sabía cómo corresponderlo, pues nunca había besado de una manera como esa. Julian siguió atacando, intentando explorar con su lengua cada milímetro de su boca. Solo se separaron cuando sintieron la falta de aire en sus pulmones. Pero Julian no dio tiempo para que David hablara, pues lo besó de nuevo, cada vez con más intensidad.

  • Ah... ah... – gemía David cada vez que su boca estaba libre.

Esta vez besó su cuello, mientras que sus manos se ocupaban de desbotonar los botones de su camisa, pero como tenía sus manos esposadas, no pudo desnudarlo por completo. Mientras mordisqueaba una de su tetilla, aprovechó esta vez bajar el pantalón que cayó sin resistencia.

  • Esclavo, te voy a enseñar que la libertad no es nada comparando con la cosa que te voy a hacer... – arrastró a uno de los inodoros del baño y lo obligó que se sentara en el inodoro con la pierna abierta.

  • Dios, no me arrepiento de pagar tanto dinero por tenerte así – dijo Julian mirándolo con sus ojos sorprendido.

Era como ver una escultura griega con los finos detalles, hecho exclusivamente para él. Se excitó aun más cuando vio cómo sonrojaba David intentando ocultar su rostro con sus manos esposadas.

  • No escondas, quiero ver tu hermoso rostro... – ordenó sujetando su barbilla.

  • Ya déjame... – dijo David gimiendo. Su mente decía que se defendiera, que le diera una patada al tipo y que saliera corriendo antes que la cosa empeorara, pero su cuerpo no lo obedecía. Era como estuviera bajo un hechizo obstruyéndole toda clase de acto.

  • Tú no estás en posición de darme órdenes – y besó de nuevo, mientras sus manos quitaba la única prenda que cubría su miembro. Al ver el miembro semirrecto, suspiró – Veo que tu polla necesita un poco de atención – y empezó a masturbarlo, mientras mordisqueaba una de su teta.

  • Ah... Ah... más despacio, por favor – quejaba David de la brutalidad que hacía Julian con su miembro.

  • No seas un flacucho – y siguió estirándole hasta que la polla estuviera bien dura – y ahora, es hora de la comida...

Y se arrodilló para estarse a la altura de su polla, separando sus piernas con sus hombros. Con suma delicadeza, empezó a lamer desde la punta hasta el fondo, sin dejar de probar todo su largor, una y otra vez. Hacía en la forma más ágil que sólo brindaba con la experiencia.

  • Ah... ya... basta.... – decía David, pero sonaba como una mentira barata.

Con un poco de dificultad, lo metió todo en su boca y con su lengua, empezó a succionarlo. Suprimiendo un gemido, David hecho su cabeza hacia atrás, intentando no perder el control de su cuerpo. Cuando pensó que había probado más que suficiente, Julian dejó de chuparlo provocando una ligera queja de su oponente quien angustiaba liberar su vigor. Pero éste tenía otros planes. En vez de dejarlo correr en su boca, quería que fuese en su mano ya que necesitaba algo de lubricante para el siguiente evento. Con una mano, empezó a masturbarlo de nuevo y con la otra, empezó a buscar aquel agujero que estaba no tan lejos. Al meter su primer dejo, escuchó el gemido y la desesperación de su esclavo.

  • Ya tranquilo... – mientras seguía ocupándose la tarea con sus dos manos.

  • Ah.. ya no aguanto... más... me corrooo.... – gemía David convulsionando unas cuantas veces su cuerpo.

  • Bueno, ahora tenemos lubricante... – dijo Julian juntando los chorros que disparaba la polla de David y lo metió en la entrada de su culo. – Así, ahorraremos tiempo... – y metió otro dedo.

Por la forma que respondía ante la invasión de sus dedos, se había dado cuenta que el chico aun era virgen. Que nadie había apoderado de ese oficio y orgullosamente, él sería el primero. Estaba bien estrecho, como a él le gustaba y esas contracciones, era muy comprometedor. Ya muy excitado, Julian decidió hacerle caso a su miembro que gritaba desesperadamente aun atrapado en la prenda. Bajó su pantalón como así su anatómico dejando libre a su enorme polla que apuntaba hacia el techo. Al ver el descomunal arma de su oponente, David se puso tenso y quiso levantarse para escapar. Sabía que esa cosa le destrozaría su ano, al menos si lograba entrar.

  • No escaparás ahora – y sujetó sus piernas para colocarlos en sus hombros, así tener un mejor acceso – aun no hemos comenzado con el principal – y guió su polla hacia la entrada.

  • No... te lo suplico – decía David desesperadamente sintiendo como la cosa invadía su nalga.

  • Te prometo que seré cuidadoso – y agarró la cintura de su oponente quien intentaba alejarse, estirándole hacia su miembro provocando una brusca entrada, pero solo la cabeza de la polla.

  • AH!!... – gritó de dolor y movió bruscamente para ver si podía librarse pero Julian sujetó fuertemente su cintura para que no se escapara. Sabía que va acostumbrarse, sólo era cuestión del tiempo. Esperó a que el joven acomodase pacientemente, y de luego empujó, con más fuerza. Y siguió así, por un buen rato, hasta que lo penetró todo. Sentía cómo el músculo del orificio estrechaba a su miembro, intentando despojarlo de aquel túnel.

  • Duele... – gemía David con lágrimas en sus ojos. Por su boca, respiraba el aire contra la agonía que sufría su cuerpo.

  • Ya... tranquilo.. ya te pasará – dijo besando frenéticamente su rostro con el afán de tranquilizarlo. Sabía que era su primera vez, que era doloroso...

Cuando el rostro de David era más tranquilo, signo que el dolor había dulcificado, empezó a mover, pero muy lento, incluso diría bien perezoso, haciendo lo menos posible el daño que podía ocasionarle. En cada movimiento, escuchó como gemía David, por placer que dolor... El ritmo fue creciendo como así la intensidad de su penetración. El gemido de ambos se escuchaban como unos animales furiosos.

  • Ya... no ... puedo... más .... – decía Julian moviéndose unas cuantas veces para meterlo más hacia al fondo y con un aullido, empezó a bombardear su chorro de llama blanca de placer en el orificio.

David emitió un profundo gemido de placer, cerrando sus ojos. También había corrido mojando su vientre como así de su oponente. Se quedaron por unos instantes así, sin ejecutar ningún clase de movimiento. Sólo respiraban hondamente el aire para pagar la deuda de oxigeno en sus pulmones.

  • Eso fue maravilloso – exclamó Julian y buscó de nuevo sus labios para besarlo.

  • Si... – dijo David después del beso, abriéndose sus ojos para verlo.

  • Nunca imaginé que este tipo de juego sea tan divertido – dijo Julian retirándose, algo que no pudo evitar el quejido de dolor del otro.

  • Por curiosidad, dónde está la llave?... – preguntó David intentando ponerse en pie – pues desde el principio la llave no estará allí...

  • Un buen mago siempre tiene preparado su truco bajo su manga – y se quitó la llave que estaba en el bolsillo de su camisa. Soltándole las esposas, continuó: - creo que pasamos el límite del tiempo. Ya son 6 menos 5...

  • No te preocupes, yo hablaré con mis compañeros. A final era sólo un juego...

Pero no terminó de decir, sus labios fueron sellados por un beso.

  • Quien te ha dicho que era sólo un juego – dijo mirándole con cariño – estoy dispuesto a pagar otra suma si puedo quedarte para siempre contigo...

Y los besaron de nuevo...

NOTA: ojalá le hayan gustado... a final me salió algo chistoso el final. ^_^ (demasiado romántico para mi gusto). Hasta la próxima tontería (historia)...