Vení con mamá
La historia de un hijo que desea a su madre desde que tenía 18 años.
Siempre me había excitado el pensamiento de follármela, recuerdo cuando tenía 18 años y comenzaba a hacerme pajas, me encerraba en el baño y buscaba en el cesto de la ropa sucia sus bragas para olerlas, para chuparlas. Recuerdo que en alguna ocasión estaban aún manchadas con las corridas de mi padre, de lo que deduje que después de un buen polvo las usaba para limpiarse.
Recuerdo que ellos siempre follaban los domingos por la noche y yo me acostaba pronto con la excusa de madrugar para ir al cole pero en realidad, sólo esperaba que ellos se fueran a la cama para espiarlos, en seguida de acostarse empezaba el jaleo, susurros, ruidos de somier, jadeos amortiguados por los besos y al rato suspiros de placer que ella no podía disimular.
En más de una ocasión me atreví a espiarlos y hacerme una buena paja viéndolos follar, siempre repetían el mismo ritual, besos, caricias, una buena comida de coño, una buena mamada de polla y un buen polvo. En una ocasión los sorprendí follándola por el culo, ambos parecían disfrutar por lo que deduje que sin ser una practica habitual, la practicaban de vez en cuando.
Nunca pensé que aquellos deseos tan íntimos algún día se hicieran realidad, pero como podéis suponer, ya que os lo estoy contando, la realidad ha superado a la ficción.
Todo comenzó hace apenas un año, mi padre murió debido a un infarto de miocardio, seguramente debido a los dos paquete que se fumaba al día, y mi madre y yo quedamos muy hundidos. Yo entré en una depresión que me llevo entre otras cosas a romper con mi novia y a convertirme en un ser muy reservado y casi sin amigos.
Pasaba casi todos los fines de semana en casa, sin salir, encerrado en la habitación, conectado a internet. Fue e uno de esos días cuando ocurrió.
Eran las 3:00 de la madrugada, yo estaba leyendo relatos eróticos en "TODORELATOS", en concreto uno muy bueno "Madre Puta" que me puso muy caliente y empecé a hacerme una buena paja, sin que yo la oyera mi madre debió de levantarse al servicio y al ver luz en mi habitación, decidió entrar para ver si estaba bien y me pilló en plena faena, delante del ordenador con la polla en la mano, creí que me moría de vergüenza, ambos nos miramos sin decir nada, ella pareció vacilar pero al poco me dijo: Hijo no te preocupes, entiendo tus necesidades y perdona por entrar sin llamar. A pesar de tener 25 años, ella me seguía tratando como a su niño. Avanzó y me acarició el pelo, yo no podía articular palabra, solo solté un lo siento mamá.
Mira hijo, me dijo, creo que deberías salir más, conocer a otras chicas, divertirte, no se... lo de tu padre ya no tiene solución, nosotros debemos continuar.
Comenzamos a charlar y se sentó en mi cama, solo llevaba el camisón, estaba espléndida incluso para ser esa hora, sus grandes pechos se trasparentaban por la fina tela y se podía intuir su mata de pelo del pubis. Mientras seguíamos charlando, comenzó a leer la pantalla de mi ordenador y al darse cuenta de que el tema con el que me estaba pajeando era la historia de una madre y su hijo, me miró profundamente y me dijo ¿ te excitan este tipo de historias?, yo, no viendo otra salida le dije que sí, que desde pequeño ella era una de mis fantasías y que incluso cuando hacía el amor con mi antigua novia alguna vez había pensado en ella. Yo esperaba que me regañase pero me volvió a acariciar el pelo y me dio un beso en la mejilla.
Yo sacando fuerzas de no se donde me atreví a decirle mamá te quiero, ya lo se cariño, dijo ella, yo también te quiero, eres mi niño.
-Pero mamá yo no te quiero así, te deseo, te amo, me encantaría dormir contigo, abrazarte, besarte....
-Pero cariño, eso no estaría bien, que diría la gente...
-Y quien se va a enterar, yo no se lo he contado a nadie y no tengo intención de hacerlo.
-Pero cariño, y tu padre que pensaría.....
-Mamá, papá murió, nosotros tenemos que seguir, eso es lo que tanto tú dices...
-Pero hijo, es que.....
-Mamá por favor, déjame dormir contigo una sola noche, por favor...
-No sé hijo, me lo tendría que pensar.... pero ahora vamonos a dormir y mañana hablamos, vale?
Ambos nos acostamos y yo no dejaba de darle vueltas al asunto, pensando que a lo mejor no debí decirle nada. En ese duerme vela me encontraba, cuando se abrió la puerta de mi habitación, apareció la silueta de mi medre y me dijo ¿ vienes?
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, me levanté y me dirigí su habitación, estaba acostada de lado con el camisón puesto, yo llevaba sólo los calzoncillos, ¿ a qué esperas? me dijo, acuéstate y apaga la luz.
Me metí en la cama y la abracé, quedando su espalda y su precioso culo pegados a mi polla, ninguno articulaba palabra.
Ella empezó a hacer pequeños movimientos con su culo que me masajeaban la polla y en poco tiempo se me puso dura como un palo. Yo al notar que cuanto más me crecía mas se apretaba ella contra mí, empecé a tocarle las tetas por encima del camisón, tenía los pezones duros y gordos, bajé la mano y comencé a subirle el camisón y a acariciarle el trasero y los muslos.
Ella comenzó a gemir y con una mano comenzó a hacerme una paja por encima del boxer. Yo estaba a cien, ya no podía aguantar mas la excitación, le di la vuelta y la besé en la boca, juntando las lenguas, le terminé de quitar el camisón y ella a mí el boxer y me puse encima de ella, sentía su raja caliente cuando la rozaba con la polla mientras le apretaba y le besaba sus estupendas tetas.
Recordando su ritual con mi padre, baje hasta su coño y comencé a chuparlo con deleite, notaba su calor, sus jugos se mezclaban con mi saliva, ella gemía y su respiración fue en aumento hasta que apretó las piernas alrededor de mi cabeza y tubo un estupendo orgasmo.
Después subí y nos volvimos a besar, mezclando nuestras salivas con sus jugos y su corrida, fue cuando ella me dio la vuelta y poniéndose de rodillas, cogió mi polla con la mano y se la introdujo en la boca, Diosssss, mi madre me estaba haciendo una mamada fenomenal, se la metía hasta la garganta y succionaba como si me la fuera a arrancar, yo mientras tanto le acariciaba el clítoris y las tetas.
Estaba a punto de correrme cuando me dijo, vamos cariño, fóllame, dale toda tu leche a tu mamita.
Me puse encima de ella, su coño estaba tremendamente lubricado y abierto y de una sola embestida le entró toda mi verga, comencé a bombearla, levanté sus piernas y empecé a darle unas embestidas fortísimas, en cada empujón, mis huevos golpeaban su culo y aquel sonido junto con el que salía de su coño encharcado me hizo llegar muy pronto al orgasmo.
-Mamá me voy a correr, le dije.
-Sí cariño, dame tu leche, damela toda, córrete dentro de tu mamita. Tuve la corrida más grande de mi vida, creí que me vaciaba del todo, cuatro grandes chorros de lefa entraron en el coño de mi madre que comenzó a jadear porque le llegaba su segundo orgasmo.
Cuando se la saqué me dijo, ven cariño, dámela que te la limpie y metiéndosela en la boca la chupo hasta dejarla limpia de lefa y jugos.
Cariño, me ha encantado, follas como tu padre, eres fabuloso.
Nos quedamos abrazados, descansando un rato del esfuerzo, hasta que armándome de valor le dije: mamá, sabes lo que me gustaría ahora?
-No, mi vida, que es?
-Me gustaría follarte por el culo, mira, solo de pensarlo se me pone dura.
-Pero mi amor, hace mucho que nadie me folla el culo y tu tienes una polla muy gorda.
Sin decir nada, puse la punta de mi polla en la entrada de su culo y abrazados como estábamos, empecé a darle pequeños golpecitos, mamá no decía nada, así que seguí así un rato hasta que fui notando como el culo se le iba dilatando.
-Eres como tu padre, nunca aceptas un no por respuesta, ehhh?
-Está bien picaruelo, fóllame el culo, pero primero lubrícame bien el agujero con esa crema del tocador. Se puso a cuatro patas con el culo en pompa, puse crema de noche en su agujero y lentamente fui metiendo primero un dedo y después dos, hasta que me dijo que ya estaba bien abierto, que se la metiera ya.
Puse la punta de mi polla en la entrada de su culo y suavemente le introduje el capullo.
-Espera un poco mi amor, deja que se vaya dilatando.
Comencé un suave vaivén hasta que poco a poco noté como su culo se dilataba más y mi polla se perdía en el interior del culo de mi madre.
-Cariño, que pedazo de rabo más rico tienes, me mata de gusto.
Mis embestidas eran cada vez más fuerte y sus jadeos también.
Así estuvimos un buen rato hasta que ya no pude aguantar más.
-Mamá, me corro, no aguanto más.
-Sí mi tesoro, córrete, damela toda.
Mi polla se hinchó dentro del culo de mi madre y le inyectó tres grandes chorros de lefa, ella no dejaba de culear y así también le vino otro orgasmo que nos dejó rendidos y sudorosos a los dos.
Caímos abrazados en la cama y así pasamos el resto de la noche.
Por la mañana, al despertarnos y antes de asearnos me dijo:
Cariño, ha sido una noche estupenda, no sabes como la necesitaba, satisfaces todos los deseos que una mujer puede necesitar, eres el niño de mamá, pero desde hoy también vas a ser mi hombre.
Me besó en la boca y se fue hacia el baño, aún desnuda, dejándome ver su cuerpo desnudo en todo su esplendor.
Desde aquel día, mi querida madre se convirtió en mi hermosa mujer, a la que quiero y amo.
Dormimos juntos y mantenemos una vida sexual activa, sin excesos, pero satisfactoria para ambos.