Venganza o felicidad (Futuro)

Final de la historia.

Venganza o felicidad (Futuro)

LENA

Mientras abrazaba a mi padre pude notar la última pulsación de su corazón, no podía contener mis lágrimas, pero sus últimas palabras me sumieron en una tristeza, también me llenaron de orgullo. Mientras se desvanecía se despidió de mi madre Drusila y de mí con una sonrisa. Estaba seguro de que todo saldría bien, que había dejado todo en buenas manos.

No pude evitar retroceder en el tiempo, yo no conocí a mi madre biológica. Ella murió al darme a luz, pero tuve dos padres inmejorables. Mi padre engañó a mi madre Drusila, ella en vez de intentar vengarse. Me crio con todo el amor del mundo, mientras iba creciendo también lo hacían mis poderes y se manifestaban con una ira incontrolable, recuerdo que en una ocasión iba por la calle y tres chicos mayores del instituto me cortaron el paso y quisieron propasarse conmigo. Una ira incontrolable empezó a crecer dentro de mí, para cuando me di cuenta. Había recorrido los metros que nos separaban y tenía a uno cogido del cuello y las piernas de este se levantaban unos veinte centímetros del suelo.

Yo no entendía nada, una mano agarro mi brazo. El mirar su rostro me di cuenta de que era Drusila, esta me sonrió y me dijo que lo soltara con una sonrisa. Solté al chico que salió corriendo muerto de miedo, todo mi cuerpo temblaba. Drusila me abrazo para tranquilizarme, ese fue el abrazo más cálido que me hubieran dado jamás. Mi cuerpo dejó de temblar, mire a Drusila y le pregunte que me estaba pasando.

• No te pasa nada malo cariño, has hederado ciertos poderes de tu padre, te enseñaré a controlarlos – me dijo Drusila.

• ¿Cómo voy a tener poderes?, soy una adolescente humana.

• Mitad humana Lena, vamos a un sitio más tranquilo y te enseñaré mis poderes.

Fuimos a un descampado donde no había nadie, alrededor de Drusila empezaron a crecer unas llamas. Estas eran tan calientes que me tuve que tapar el rostro y aun y todo notaba como me seguía quemando, si algo tenía seguro era que se estaba conteniendo. Las llamas cubrieron todo su cuerpo. Era una visión preciosa, Drusila parecía una diosa que hubiera descendido del cielo para cuidarme. En realidad era un demonio, pero un demonio que estaba dispuesta a dar su vida para defenderme.

Los años fueron pasando, conseguí controlar mis poderes. Cuando tuve un control absoluto sobre ellos, Mi padre y Drusila hicieron un conjuro para sellar mis poderes dentro de mi cuerpo. De esa forma me volvía totalmente humana, mi fuerza, reflejos, velocidad, serian como los de cualquier humano. También me dieron la llave para romper el sello si me encontraba en peligro, la llave era mi propia sangre.

Lo que no se había manifestado era el elemento con el que se caracterizaría mi poder, daba por hecho de que sería la oscuridad como mi padre. No fue así, mi elemento era el rayo. Volví a la realidad, unos rayos envolvían mi cuerpo. Inconscientemente, había convocado un rayo con el que deje inconscientes a mi abuelo y al padre de Drusila, el problema era que no tenía ningún control sobre estos. Aquel ataque fue puro instinto y una rabia incontrolable, Nikola se acercó a mí y me dio un arma que el mismo había creado. Era una lanza que podía cambiar de tamaño a voluntad y me ayudaría a tener control sobre los rayos. No sé qué ocurrió, pero cuando tuve la lanza en mis manos. Algo se despertó en mí e inconscientemente distintas formas de ataque empezaron a fluir por mi mente. Mi abuelo y el padre de Drusila se levantaron. Mantenían la distancia, una Drusila fuera de sí desato todas sus llamas, estas no eran rojas como de costumbre. Eran de un color negro como la misma noche, el padre de Drusila comenzó a temblar.

• ¿Qué ocurre mama, porque tiemble tu padre? – pregunte.

• Hija, estas son las llamas del purgatorio, son tan poderosas que incluso alguien tan poderoso como él fue incapaz de controlarlas – me dijo.

• No esperaba menos ce mi madre – dije con orgullo.

Mi abuelo mandó a sus tres lacayos que acabaran conmigo, Juan, Leónidas, Sara, Boudica, Silvia, Hipólita y Antiope les dijeron al unísono.

• ¡Nosotros somos vuestros rivales!

Me disponía a mirar esos combates con mucha atención, Los primeros en combatir serian Juan y Leónidas. Juan eligió como arma una kodachi, era como una katana pero más corta. Se decía que era imposible atacar con esa arma, no entendía por qué había elegido esa arma. Todo quedo claro cuando adopto la primera postura, pensaba usar la espada como escudo y atacar usando el arte marcial del kempo. Los tres renacidos llevaban una bioarmadura, estas no era igual de sólidas por todos lados. Solo era sólida en las partes que cubrían sus puntos vitales.

Entendí la estrategia de estos dos, Juan debilitaría la armadura para que Leónidas pudiera dar el golpe de gracia. El primero en moverse fue Leónidas, poniendo el escudo a escasos centímetros de la cara del hombre alto. De dos movimientos rapidísimos, clavo la punta de la lanza en sendos muslos del hombre alto. De esta manera ralentizaría sus movimientos, después se apartó y Juan conecto un fortísimo puñetazo en el pecho del hombre alto, la parte de la armadura que cubría su corazón se agrietó. De todas formas el hombre alto no se quedó quieto y lanzo un puñetazo que Leónidas detuvo con su escudo.

El golpe fue tan fuerte que Juan y Leónidas terminaron impactando contra un coche a cinco metros de distancia.

• Este no va a ser fácil de vencer – dijo Juan.

• Tenemos que aguantar hasta que consigas desquebrajar la armadura en dos sitios – dijo Leónidas.

• Entiendo, corazón y cabeza ¿verdad? – dijo Juan

• Así es – dijo Leónidas.

Se levantaron a la velocidad del rayo y se lanzaron al ataque, Juan desvió el puño del hombre alto con su Kodachi y golpeo en la mitad de la frente. Acto seguido fue Leónidas quien golpeo ese mismo lugar con su escudo, ver luchar a estos dos era increíble, cada movimiento estudiado, La mente experta en combate de un Espartano y una de las mentes más brillantes del mundo trabajando al unísono. Sus movimientos eran perfectos, de todas formas el hombre alto parecía que no sentía dolor alguno. Su fuerza era superior y cada vez que conseguía impactar en el cuerpo de alguno de los dos, estos golpes iban haciendo mella, Juan había conseguido desquebrajar lo suficiente la bioarmadura para que Leónidas pudiera dar el golpe de gracia. Juan se lanzó de frente hacia el hombre alto, este le lanzo el puño con mucha fuerza. Juan intentó desviarla con su kodachi, la espada se partió y el puño impacto contra el pecho de Juan. Juan consiguió detener el puño y sujetarlo, para que Leónidas atravesara su corazón.

Leónidas soltó él escuchó y desenvaino su espada, clavándolas una en la cabeza y la otra en el corazón. De repente el cuerpo del hombre alto se empezó a endurecer y se fue desquebrajando hasta hacerse añicos, el combate había terminado. Mire a Juan, no sabía que era tan fuerte, su fuerza rivalizo con el gran rey de los Espartanos.

Juan y Leónidas se pusieron a mi lado, las siguientes en combatir serian Sara y Boudica. Estas dos luchaban con una compenetración tal que eran capaces de ejecutar sus cortes a la vez. Rubén no sabía combatir, solo le dieron más fuerza y una bioarmadura. Lo que él no entendía que tener más fuerza no servía de nada si no sabías usarla, al ver que lucharía contra dos mujeres se confió y ese fue su gran error. Las subestimo por ser mujeres y eso le costó su vida por segunda vez.

Sara y Boudica se movían de tal forma que parecía que estuvieran ejecutando un baile, pero tengo que decir que ese baile era letal. Cada corte estaba hecho en zonas en las que Rubén perdería más sangre, Rubén se cubrió el rostro pensando que la armadura lo salvaría. Sara y Boudica le fueron haciendo corte tras corte, Rubén iba perdiendo fuerzas por cada herida que recibía. Llego el momento en que sus piernas le temblaban, llego el momento de darle el golpe de gracia.

Rubén dejó de cubrirse y empezó a tambalearse, Sara se dispuso a clavarle la espada en la garganta, Boudica la detuvo cogiéndola del brazo.

• ¿Qué haces Boudica? – pregunto una furiosa Sara.

• Yo lo haré Sara, tú eres pura y quiero que así siga siéndolo.

• ¿Crees que no seré capaz? – pregunto Sara.

• Sara cuando matas a alguien, mueren dos personas, la persona que matas y la persona que eras hasta ese mismo momento.

• ¿Qué quieres decir Boudica? – pregunto Sara.

• Quitar una vida tiene un costo muy grande, deja que yo lo haga, deja que proteja a mi querida amiga.

De esta manera ocurrió, fue Boudica quien atravesó la garganta de Rubén. Como paso hace un rato, el cuerpo de Rubén se endureció y se desquebrajó en miles de trozos. Sara entendió la última lección que su maestra le estaba impartiendo, se abrazaron y se posicionaron a mi otro lado.

Solo quedaba el monstruo que torturo a Silvia hasta la muerte, lo que más me sorprendió es que Silvia lucharía sola. Hipólita le entrego su espada matadioses y el lazo de la verdad, Antíope le entrego la tiara que llevaba la mejor guerrera de las amazonas. Silvia se colocó delante del torturador, este llevaba un látigo hecho de huesos. Tenía una sustancia morada adherida a estos, seguramente seria, veneno. El torturador no tardó en atacar con su látigo, a Silvia le llovían los golpes desde distintas posiciones.

El torturador reía seguro de su victoria, Silvia cogió el lazo de la verdad y empezó a moverlo de tal forma que consiguió formar una barrera a su alrededor, se dice que el lazo de la verdad es indestructible. La velocidad del látigo era inferior al del lazo y el torturador no fue capaz no tan siquiera de acercarse a una Silvia que estaba deteniendo todos sus ataques sin ningún esfuerzo.

De repente Silvia lazo su lazo contra el cuello del torturador y tirando hacia ella, propino un puñetazo al torturador que lo dejo muy tocado. El torturador se recuperó bastante deprisa y escupió esa misma sustancia morada sobre Silvia, esta la esquivo como Antiope le había enseñado y le lanzo la tiara como si fuera un boomerang. La tiara le golpeo en la nuca al torturador y este al cerrar la boca con tanta fuerza se rompió todos los dientes.

Mi abuelo y el padre de Drusila empezaron a impacientarse y el torturador lo noto, Silvia le miro y le dijo.

• Que se siente al experimentar el miedo en ti mismo, hasta ahora éramos los demás lo que lo sentíamos y tú disfrutabas de ello, ¿Disfrutas ahora?

• Cállate, volverás a sentir miedo y volveré a disfrutarlo – dijo un cabreado torturador.

• No, eres mucho más débil que yo, no volveré a tener miedo a un infraser como tú en mi vida – dijo una categórica Silvia.

El torturador empezó a mover su látigo de forma errática, Silvia desenvaino la espada matadioses y de rápidas estocadas corta el látigo. El torturador se quedó paralizado del miedo, Silvia de una rápida estocada le abrió el pecho al torturador. Se dio media vuelta y se puso en marcha hacia donde estaban sus maestras.

• ¡A donde vas, esto aún no ha terminado! – dijo el torturador.

• No tiene sentido seguir luchando contigo, no has sido capaz de rozarme y tus amos han perdido la paciencia, estás acabado.

Silvia tenía razón el padre de Drusila lo miro y le dijo.

• Habéis sido una decepción, vuestras almas serán torturadas hasta la eternidad.

Silvia se acercó a Hipólita y Antiope y les fue a devolver sus armas cuando estas le dijeron.

• Quédatelas – dijo Hipólita.

• Te las has ganado con creces – dijo Antiope.

Las tres se pusieron al lado de Drusila, Mi abuelo y el padre de Drusila empezaron a invocar a sus ejércitos, entonces Nikola Tesla apretó un botón de un mando y del suelo aparecieron unas columnas que había instalado, estas formaron un campo de fuerza que impidió que los ejércitos se materializaran. Ahora podríamos combatir sin poner en peligro a ninguna persona inocente, mire a Tesla y le dije.

• Ahora no podré invocar rayos.

• ¿De qué está hecho el campo? – pregunto Tesla.

Claro, el campo estaba hecho de electricidad. Nikola Tesla creó ese campo teniendo en cuenta mi elemento afín, los rayos podrían entrar en la cúpula. Se seccionó que fuera lo único que pudiera entrar, todos pensaban combatir, pero les dije que esto era cosa de mi madre y mía. Drusila se puso en frente de su padre, él empezó a sacar llamas. Eran llamas muy calientes, pero no creía que llegaran a la temperatura de las llamas de mi madre Drusila.

Yo me quede mirando de frente a mi abuelo, los dos nos quedamos estáticos esperando que el combate entre madre e hija empezase. El vencedor del combate sería el que tuviera las llamas más calientes, El padre de Drusila fue el primero en atacar. Sus llamas envolvieron a Drusila, yo me preocupé, pero mi madre no era tan fácil de vencer. Cuando las llamas de su padre se extinguieron, pudimos ver como Drusila se había cubierto con sus propias llamas.

El padre de Drusila se enfadó muchísimo, no podía aceptar que las llamas de sus hija fueran más poderosas que las suyas y eso que todavía no había utilizado las llamas negras. Yo estaba muy tranquila segura de la victoria de mi madre, me confié y no vi venir el ataque a traición que le propino mi abuelo a mi madre. Invoco un hechizo que encadeno el cuerpo de mi madre, ese hechizo no le permitía moverse y la dejo a merced de las llamas de su propio padre.

Este no tuvo piedad y lanzo sobre ella las llamas más poderosas que tenía, mi madre empezó a gritar, las llamas la estaban calcinando. Intente ayudarla, pero la oscuridad de mi abuelo me envolvió.

• Ahora vas a ver como tu madre se convierte en cenizas, pobre niña, primero pierdes a tu madre biológica y ahora vas a perder a la madre que te crio – riéndose.

• Tranquila hija hace falta mucho más que esto para vencerme – grito Drusila.

Del cuerpo de mi madre empezaron a brotar llamas negras, estas empezaron a quemar el hechizo que se avía dibujado en su cuerpo, según las llamas iban devorando el hechizo mi madre podía moverse más. Entonces hizo algo que nos dejó a todos alucinados, se empezó a comer las llamas que le lanzaba su padre. Este al ver eso empezó a temblar, esto quería decir que las llamas del padre no afectaban a la hija.

Cuando Drusila estuvo libre, empezó a recitar un hechizo, invocando las llamas del purgatorio. Sus ojos se volvieron negros, apuntando sus manos hacia su padre. Desato las llamas y estas devoraron al padre de Drusila, este al final pidió clemencia, Drusila lo miro y le dijo.

• No te mereces clemencia, pero aunque quisiera ya no puedo hacer nada, estas llamas arderán durante siete días y siete noches hasta consumirte el alma.

• ¿Qué quieres decir hija? – pregunto el padre de Drusila aterrado.

• Que cuando las llamas se extingan tú habrás desaparecido de todas las existencias.

Drusila derramo lágrimas, aunque su padre fuera malvado, no dejaba de ser su padre. Drusila no quiso mirar como su padre desaparecía, yo la abrace y consolé como ella había hecho conmigo en incontables ocasiones. Al final su padre desapareció, solo quedaban sus cenizas, yo mire a mi abuelo y me prepare para el último combate. No sería fácil, la oscuridad de mi abuelo tenía la particularidad de no únicamente drenar el poder, sino que también te drenaba la misma vida. Cada vez que esa nube negra te tocaba te volvías más débil, según comento el abuelo. Solamente mi padre podía competir contra él y únicamente él tenía una mínima oportunidad de vencerlo, yo pensaba vencerlo aunque me costara la vida.

Con mi gran velocidad, era capaz de esquivar su oscuridad. Entonces lo vi claro, su oscuridad no era homogénea. Tenía huecos, si usaba mi velocidad podría pasar por ellos. De esa manera podría llegar hasta él, en mi primer intento casi lo consigo, pero en el último momento su oscuridad me toco y me debilito lo suficiente para ralentizarme. Momento que mi abuelo aprovecho para golpearme con gran fuerza.

De no haber estado la barrera, abría atravesado la casa. Mi abuelo era increíblemente fuerte, pero yo llevaba el poder de mi padre y estaba segura de que no era menos fuerte que él. Entonces recordé las últimas palabras de mi padre, estaré en tu corazón para infundirte fuerzas y ánimos.

Me toque el pecho y pensé en mi padre, implore su ayuda, escuche su voz perfectamente. Me decía, hija tú eres la más fuerte, mi padre nunca entreno sus poderes, su oscuridad no es homogénea. Muévete de un lado para otro con velocidad, él se irá cansando y los huecos en su oscuridad cada vez serán más grandes y podrás darle el golpe de gracia, confió en ti, te quiero mucho hija.

Le hice caso y me empecé a mover de un lado para el otro, al principio su oscuridad podía seguirme sin problemas. Según iba pasando el tiempo empecé a ver como su oscuridad perdía velocidad y se tenía que abrir más para poder alcanzarme, mientras me movía empecé a concentrar una gran cantidad de nubes cargadas de electricidad. En ellas empecé a concentrar un gran rayo, tenía que elegir bien el momento de lanzarlo. Llego ese momento, trace en mi mente los movimientos que tenía que hacer con precisión para ponerme justo delante de él y en ese mismo instante invocaría el rayo que lo destrozaría.

Ya estaba preparada y di mi primer paso, haciendo movimientos en zigzag, pude pasar por todos los huecos y por fin llegué a la posición exacta. Levante mi lanza, una parte del rayo hizo contacto con ella. Entonces golpeé el suelo con mi laza y el rayo choco con la punta de la lanza, todo el suelo se desquebrajó, el impacto fue tan fuerte que la oscuridad de mi abuelo se disipó. La armadura orgánica que cubría su cuerpo salto en mil pedazos y todo su pecho estaba cubierto por una herida que mi rayo le había provocado.

Cuando me acerque a él, estaba inconsciente. Entonces cuatro luces brillantes se aparecieron frente a mí. Eran las entidades del Destino, Eternidad, Infinito y muerte, todo mi ser empezó a temblar. Esas cuatro entidades eran realmente poderosas, me miraron y me dijeron.

• Al vencerlos, nos habéis liberado, venimos a reclamar lo que nos pertenece – dijeron.

• Por mí no hay problema, no tengo ninguna intención de gobernar el purgatorio – dije.

• Gracias por liberarnos- dijeron los cuatro.

• No he sido solo yo, lo hemos hecho entre todos.

Dijeron que podían conceder un deseo a uno de nosotros, todos me miraron a mí. Según ellos ya tenían todo lo que podían desear, las cuatro entidades miraron dentro de mi corazón y supieron cuál era mi deseo oculto. Quería conocer a mi madre biológica y volver a estar con mi padre, las cuatro entidades me dijeron que no podían revivirlos, pero que todos los años en el día de mi nacimiento se les concederían veinticuatro horas para pasar ese día conmigo.

Yo me puse a llorar de felicidad, por fin iba a conocer a mi madre biológica y estaría otra vez con mi padre aunque únicamente fueran veinticuatro horas cada año. Entonces me dio por mirar a Drusila, vi como una lágrima empezó a descender de su rostro. Me acerqué a ella y le dije.

• Tú siempre serás mi madre, tú estuviste en mis peores momentos y en los mejores, tu calidez me consoló y me dio fuerzas para seguir.

Drusila empezó a llorar, la abracé con mucha fuerza, todos estábamos heridos pero contentos. Entonces mi abuelo despertó y cuando quiso atacarnos las cuatro entidades se lo impidieron, mi abuelo empezó a temblar de puro terror. Una de las entidades chasqueo los dedos y mi abuelo desapareció, les entregué el grimorio y les dije que fueran mejores gobernantes de lo que fueron mi abuelo y el padre de Drusila.

Se hizo de día, las cuatro entidades borraron la memoria a todos los vecinos que presenciaron los combates, llego la hora de despedirnos, Sara se abrazaba a Boudica llorando. Esta última intento hacerse la fuerte, pero también termino llorando, Nikola Tesla le dejo un cuaderno con apuntes a Juan y Leónidas le dio su capa carmesí. Silvia se despidió de sus hermanas, no derramo una lágrima hasta que estas se marcharon con las cuatro entidades.

Cuando nací mi futuro era ser la reina del purgatorio, un destino que no quería ni regalado. Ahora era libre para vivir mi vida inmortal como más me gustara, se me abría un gran futuro delante de mí y pensaba aprovecharlo.

EPILOGO

Las cuatro entidades cumplieron su promesa y el día de mi cumpleaños, un portal se abrió y de él aparecieron mi padre y una mujer muy hermosa. Cuando me vio empezó a llorar y corrió a abrazarme, solo el abrazo de otra persona me había hecho sentir así y no era otra que Drusila. Mi madre biológica miró a Drusila y se acercó a ella. La abrazo y le dijo que había cumplido con creces la promesa que le había hecho.

Drusila le miro y le dijo que había sido la promesa más fácil de cumplir que jamás había hecho, las dos se abrazaron con fuerza. Yo miré a mi padre y le di las gracias por las palabras de ánimo cuando luchaba contra el abuelo, este me guiño un ojo y me dijo que no sabía de qué hablaba.

El día de mi cumpleaños lo festejamos todos juntos en casa de Juan y Sara, Silvia vino con su novio. La verdad que lo pase muy bien, mi madre biológica era tan buena como Drusila. Me sentía la mujer más afortunada del mundo, tenía dos madres que me querían muchísimo, un padre que entrego su vida literalmente por mí y unos amigos que lucharon por protegerme.

Las cuatro entidades nos contaron que mi abuelo había sido condenado a una dimensión donde sería devorado vivo por una serpiente y al día siguiente volvería a la vida para volver a ser devorado y así para toda la eternidad, no sentí pena por él. Jugo con fuego y término quemándose.

Yo soy muy feliz, he sellado mis poderes definitivamente, mi nuevo anhelo es conocer y viajar por todo el mundo y por suerte tengo una eternidad para hacerlo, he conocido a una persona que me hace muy feliz y ahora me dispongo a coger un avión con esa persona, pero esa es otra historia.

FIN.