Venganza o felicidad 3

La historia sigue.

Venganza o felicidad 3

SARA

Yo nací en el seno de una familia, que sin ser ricos vivíamos muy bien. Mi padre empezó a arriesgar mucho en sus negocios, mi madre, hermana y yo estábamos preocupadas. Él siempre nos decía que estuviéramos tranquilas que sabía lo que hacía, al principio todo fue bien porque el hotel familiar que regentábamos funcionaba bien y este sustentaba las perdidas que estaba ocasionando mi padre. Todo exploto un viernes, cuando llegamos a casa, vimos a mi padre cabizbajo entre papeles. Mi madre le pregunto qué pasaba.

Los negocios paralelos de mi padre habían ocasionado tantas pérdidas que estábamos a punto de perder el hotel, pero de lo que no éramos conscientes era que a abecés el remedio es peor que la enfermedad. De eso me daría cuenta yo más adelante, en nuestra ciudad había un hombre adinerado y poderoso. Él había puesto sus ojos en mí y me había convertido en su obsesión, no podía entender que en los tiempos donde vivíamos, todavía quedarán personas que pensaban que otras personas podían ser de su propiedad.

Esa realidad fue lo que se convirtió en mi nueva vida, mi padre me había vendido para poder seguir manteniendo su nivel de vida. Yo me negué claro, pero mi padre me dijo que si yo no aceptaba sería mi hermana Isabel la que tendría que ir con él. Yo no podía permitir que eso ocurriera. Mi destino estaba sellado, me despedí de mi madre y hermana entre lágrimas y miré a mi padre. Creo que jamás volveré a mirar a nadie en el resto de mi vida con el rencor y odio, con el que mire a él.

• Hija yo…

• Tu nada padre, tendrías que ser tú el que pagara las consecuencias de tus acciones, pero eso es lo que tiene ser un cobarde.

No volvería a verlos, un coche de gama alta me esperaba. Este me llevo a una mansión donde ese depravado me esperaba, lo primero que hizo es dejarme claro quien era mi amo. Me puso un collar con una cadena en el cuello, después me llevo a su alcoba y me arranco la ropa. El miedo que sentía, no soy capaz de expresarlo con palabras, me empujo contra la cama. Yo me intentaba defender y cerraba las piernas con todas mis fuerzas, para mi desgracia ese hombre era más fuerte que yo y consiguió lo que buscaba, mi sexo estaba seco. Como iba a estarlo con el miedo que sentía. Me penetro de golpe, jamás había sentido tanto dolor, cada vez que su sexo entraba en el mío era como si una barra de hierro al rojo vivo me penetrara.

A él también le dolía y eso es algo que le enfureció, aquel desalmado mientras él sintiera placer, le daba igual si los demás nos moríamos de dolor. Salió de mí, el alivio que sentí fue enorme. Cogió la cadena y tiro de ella, ese tirón me levanto de la cama y me termino arrastrando por el suelo. Me ato a otras cadenas y saco un látigo con el que pretendía disciplinarme, durante esos latigazos vislumbre lo que sería mi vida se hay en adelante.

Cuando se le cansó el brazo y yo me quede afónica de tanto gritar, trajo un bote de lubricante y me puso a cuatro patas. Penetro mi virgen culo de un empujón, el dolor fue inhumano. De no ser por el lubricante me abría reventado. Yo mordía mi mano, no pensaba gritar más, mientras ese hombre me estaba follando contra mi voluntad, pensaba en que había hecho yo para merecerme semejante castigo. Por suerte no era un buen amante y termino rápido, me dejo tirada en el suelo y se marchó.

Día tras día el mismo suplicio, pensé en denunciarlo en la primera ocasión que tuviera, pero pronto me di cuenta de que los únicos que podían ayudarme, iban a casa de ese hombre a agasajarlo. Me resigne a esperar que algún día se aburriera de mí y me dejara libre, pronto empezó a utilizarme para agasajar a políticos, policías, jueces. Tenía negocios sucios para los cuales estos tenían que mirar para otro lado y para eso mi boca, coño y culo eran las mejores razones.

Esta gente que presumían de ser intachables, demostraban una crueldad infinita, a algunos les iba que me torturaran mientras se masturbaban. El colmo de la poca vergüenza llego cuando a uno de esos políticos le pillo un detective privado conmigo. Este último en vez de aceptar lo que había hecho, vino a casa de mi dueño y después de atarme me dio latigazos hasta que mi carne se separó del hueso.

El que era mi dueño, lo paro porque sabía que de seguir así me terminaría matando. Estuve tumbada bocabajo en una cama durante más de un mes. Rece para que las heridas se infectaran y una septicemia acabara con mi vida, no tuve tanta suerte.

• Te encuentras bien muchacha, no debí permitir esta salvajada, si te hieren es malo para mis negocios.

Yo no conteste nada, ni tan siquiera le mire, su egoísmo y crueldad no tenían límites. Pero como todo en la vida tiene un final, yo deje de ser la novedad para todos y a mis veinticinco años ya me consideraban mayor, aunque mi cuerpo no había cambiado mucho desde los diecinueve años en los que me compro este hombre. Los políticos, jueces y policías me tenían muy catada y dejaron de hacerle favores a mi dueño.

Me enteré de que este derrocho toda su fortuna y ahora estando en la ruina debía mucho dinero a gente peligrosa, una noche entraron por la puerta unos cuantos hombres encapuchados y nos apuntaron con una pistola en la cabeza. Mi señor temblaba de miedo, yo, sin embargo, estaba con una sonrisa de oreja a oreja. Pude observar como los sesos de mi amo adornaron la pared del salón, yo acerque mi cabeza al cañón del arma y espera ansiosa para que apretaran el gatillo.

Aquel hombre no lo hizo, decidió que me tocaba seguir sufriendo un poco más y estando como estaba en camisón me saco a la calle, era pleno invierno y en la calle hacia una temperatura de menos diez grados. El frió golpeaba mi cuerpo como si fueran miles de cuchillos muy afilados, yo camine descalza por calles totalmente desiertas. Encontré un callejón y me senté apoyando la espalda a la pared, la hipotermia iba haciendo mella en mí poco a poco, una sonrisa empezó a dibujarse en mi rostro.

Iba a morir y ese momento era lo más cerca de la felicidad que había estado desde que salí de mi casa para ser la esclava de un verdadero monstruo, mis ojos se cerraron y por fin deje de sufrir. No sé cuanto había pasado, desperté en una habitación blanca y un hombre trajeado de aspecto siniestro se encontraba delante de mí.

• Como se encuentra Sara, ¿ese es su nombre verdad?

• Si, ¿dónde estoy?, no me diga que no he muerto.

• Sí que ha fallecido, ahora se encuentra en el purgatorio – dijo aquel hombre.

• ¿Y qué hago aquí? – pregunte.

• A usted no le tocaba morir todavía y eso ha hecho que el equilibrio se desestabilice.

• No entiendo nada – dije desconcertada.

• Digamos que está aquí para recibir una segunda oportunidad, su cometido será encontrar la felicidad y evitar que un buen hombre se corrompa con el sentimiento de la venganza.

• ¿Pero qué podría hacer yo? – pregunte asustada.

• Tranquila, será adiestrada por las mejores guerreras y científicas de la historia, después será devuelta a la tierra y podrá tener una segunda oportunidad.

De no estar tan asustada me hubiera echado a reír como una loca, aquel hombre me puso una tiara en la cabeza al empezar a brillar unas imágenes empezaron a aparecer en mi mente. En las imágenes me mostraron lo que paso con mi familia una vez que yo me monte en ese coche contra mi voluntad para vivir el mayor infierno al que se le puede someter a un ser humano. Mi hermana abofeteó a mi padre y subió a su habitación para hacer la maleta, su intención era salir a buscarme. Mi madre se lo impidió, no sabe como se lo agradezco. Si mi hermana hubiera venido hasta aquí mi infierno se hubiera duplicado, de todas maneras con la maleta hecha les dijo a mis padres que ella no volvería a vivir bajo el mismo techo de un hombre que fue capaz de vender a su hija en beneficio propio.

Mi madre se divorció de mi padre y se fue a vivir con mi hermana en otra ciudad, las dos trabajaban como mulas para poder pagar la universidad de mi hermana y el alquiler. Lo que daría por poder ayudarlas, por último se vio una imagen de mi padre ahogándose en sus deudas. Al final fue consciente de que vendió a su hija y no le sirvió para nada, perdió el hotel la casa y termino viviendo en la calle. Una noche de invierno murió congelado, pensé que tuvo una buena muerte para lo que se merecía.

En otras imágenes se veía como todos esos políticos, jueces y policías que habían hecho conmigo lo que quisieron empezaron a caer por asuntos de corrupción, mi anterior dueño tenía un seguro vida que yo no sabía. Al morir alguien llevo documentos a los mayores periódicos de la ciudad, donde había pruebas contra todos ellos, no sentí ningún alivio. Seguro que utilizarían algún tecnicismo para salir airosos, las imágenes terminaron y el hombre trajeado me dijo.

• Tu adiestramiento empieza ya, jamás tendrás que volver a pasar por un infierno así, cuando tu adiestramiento termine serás capaz de enfrentarte a cualquiera y vencerlo.

Durante mi adiestramiento fui adiestrada por guerreras de la envergadura de Artemisia de Caria, Boudica, reina de los Icenos, Cynane hermana de Carlo Magno y por último Amege reina Sarmata. También tuve el honor de aprender de algunas de las mejores científicas de la historia, estas fueron Carolina Herschel, Ada Lovelace, Lise Meitner y Marie Curie. Todas ellas me enseñaron muchísimo, no sé cuanto duro mi adiestramiento. No solo gané destreza en combate, también me encontré con el conocimiento de las mejores científicas de la historia. Me volvieron a llevar a esa sala blanca donde me esperaba ese hombre trajeado, me miro serio y me dijo.

• Ahora será intervenida, su rostro será modificado lo suficiente para que si se encuentra con alguien conocido y crea reconocerla, tenga dudas.

Yo no dije nada, las operaciones me aterraban, me llevaron a una sala que parecía un quirófano, me tumbaron en una mesa de operaciones. Después de dormirme me desperté en una habitación, tenía el rostro tapado por unas vendas. No sé cuanto tiempo llevaría dormida, una mujer entro en la sala, me dijo que me haría las curas.

No sé cuantos días duro la recuperación, en ese sitio perdías la noción del tiempo, un buen día reconocí la voz del hombre trajeado. Este me dijo que podía quitarme las vendas, lo hice con cierto miedo a lo que me podía encontrar. Cuando ya me había quitado las vendas, aquel hombre me dio un espejo y pude ver mi nuevo rostro. Era yo, pero no era yo. Mis rasgos seguían siendo los mismos, pero los cambios sutiles eran los suficientes para que la gente no me reconociera tan fácilmente.

En frente de mí tenía un espejo de cuerpo entero, mi cuerpo también había cambiado, tenía un cuerpo fibrado, pero no dejaba de ser femenino. Mis músculos no eran para nada exagerados, me probé un vestido que me habían dejado y pude ver que de verdad estaba muy guapa. El hombre trajeado volvió a entrar y me dijo que había llegado la hora.

• ¿Podría ponerme algo más cómodo? – pregunté.

• Claro – me dijo.

Opte por unas deportivas, un vaquero una camisa y una cazadora vaquera, la verdad que me veía tan guapa como cuando me había probado el vestido. Una vez lista, se hizo una luz cegadora y cuando esta se disipó me encontraba en un callejón. Mire alrededor y el lugar se me hacía conocido, anduve hasta el final del callejón y pude ver el edificio donde vivían mi madre y mi hermana. De repente note una presencia a mi espalda y reaccione por instinto, le agarre del brazo que había apoyado en mi hombro y la empotre contra un coche que estaba aparcado.

• Mira que eres bruta, te hemos enseñado bien – dijo Boudica.

Boudica fue con la guerrera con la que forje una amistad, lo que no me explicaba era que hacia allí.

• ¿Qué haces aquí Boudica? – pregunte.

• Vengo a enseñarte tu nueva casa, el trajeado pensó que preferirías vivir cerca de tu madre y hermana.

• El trajeado tiene razón.

Cuando llegamos al edificio, era un edificio antiguo, pero se mantenía en bastante buen estado, mi casa era pequeña, pero para mi sola era más que suficiente, la última vez que viví en una mansión las cosas no fueron nada bien. Boudica me dijo que tenía que regresar, pero antes de irse me dijo que el trajeado me había conseguido una entrevista en una empresa donde ejercería de ingeniera. La entrevista seria en unos días y me dejo unos documentos para que me los estudiara, Boudica antes de desaparecer me miro con esa mirada ruda que solía poner y me deseo mucha suerte. En cuanto se fue me puse a revisar los documentos que me habían dejado, eran unos planos de un polímero que había que mejorar.

La verdad que no sabía quién era la persona que lo había inventado, pero tenía que reconocer que era un genio, tenía dos días antes de la entrevista y decidí ver a mi madre y hermana, lo hice desde lejos y sin levantar sospecha como me habían enseñado mis maestras. A mi madre los años le habían pasado factura, seguía siendo guapa, pero tenía unas ojeras marcadas y signos de estar muy cansada. Isabel, sin embargo, parecía rebosante de energía, las dos salían de un supermercado, estaba anocheciendo y por lo que había averiguado ese barrio no era muy recomendado para andar por las noches.

Como me temí, unos hombres con pintas sospechosas se acercaron a ellas y mientras uno les pedía fuego otro intento robarles, mi hermanita se enfrentó a ellos. Menudo genio que se gastaba, estaba orgullosa de ella, la cosa se puso peliaguda cuando uno de ellos les saco una navaja, mi madre se asustó mucho y mi hermana se puso delante de ellas para protegerla. Yo cogí una rama de improvisado callado y me acerqué a donde estaban ellos, de un rápido movimiento con mi callado le di en la mano que sostenía la navaja haciendo que esté la soltara.

• No te metas en esto mujer, o serás la siguiente – me dijo arrogante.

• Eso crees – le dije.

Fue a dar un paso, me adelante a él y con el extremo del callado le golpee en el rostro haciendo que perdiera el conocimiento. Pensé que el otro se acobardaría, pero me di cuenta de que iba drogado. Intento golpearme, pero su coordinación era tan mala que no me costó esquivarlo. Por último y ya cansada de ese patán, coloque mi callado en su nuca y haciendo fuerza hacia abajo le di un rodillazo en la cara partiendo la madera y la nariz del ladrón en el proceso, entonces mire a las dos mujeres.

• ¿Os encontráis bien? – pregunté.

• Si gracias por la ayuda – dijo mi hermana.

• Nos conocemos de algo, tu rostro me es muy familiar – me dijo mi madre.

• No señora, acabo de llegar al barrio – conteniendo el llanto.

• De todas formas muchas gracias – dijo mi madre mientras me abrazaba temblando.

Yo la abracé también, entonces salió un hombre del supermercado diciendo que había llamado a la policía, esperamos a que estos aparecieran y tuve que ir a comisaría a declarar. Con los testimonios de mi madre, hermana y el dependiente yo quede libre y esos indeseables fueron arrestados. Al día siguiente tenía la entrevista y quería dormir un poco, como no pasara la entrevista mis maestras eran capaces de escaparse del purgatorio para despellejarme viva.

Mi hermana me pregunto donde vivía y al decírselo me dijeron que ellas también vivían en el mismo edificio, muy amablemente se ofrecieron a llevarme. Una vez en casa me duché y me metí en la cama, no comí nada, las emociones vividas me habían dejado sin apetito. Sonó el despertador sin que hubiera dormido mucho, decidí ducharme con agua fría para espabilarme. Me puse un traje ejecutivo de color gris, el purgatorio se había encargado de que estuviera bien surtida y cuando baje al garaje había dos coches a mi nombre, un utilitario de gama media y otro de gama alta. Decidí coger el de gama media, ya usaría el de gama alta si me hiciera falta en el futuro.

Cuando llegue una mujer me estaba esperando, me dijo que se llamaba Silvia, sería una de mis jefas. Parecía nerviosa, pero sobre todo sumamente triste. Yo me presenté educadamente y fuimos al despacho del otro socio de la empresa, su nombre era Rubén. Solo con verlo me di cuenta de que estaba cortado del mismo patrón de mi anterior dueño, se notaba que entre mis jefes había algo.

Rubén miraba a Silvia como si está fuera de su propiedad y a ella se le notaba incómoda. Más incómoda se puso cuando Rubén empezó a coquetear conmigo sin ningún disimulo, a mí esta situación me estaba cabreando y decidí cortarla de raíz.

• Llevo aquí un rato y todavía no me ha hecho ninguna pregunta sobre mi currículo o experiencia laboral – dije muy seria.

Rubén acusó el golpe y cambio de actitud, Silvia pareció relajarse. Rubén me dijo que ellos fabricaban un polímero muy resistente, pero que su creado había fallecido y que el diseño había quedado obsoleto. Lo que necesitaban era a alguien capaz de actualizar el diseño, cuando Rubén dijo que su creador había muerto pude notar que Silvia acuso el golpe. Si algo me quedo claro era que Rubén era un mal bicho y que Silvia tenía un gran sentimiento de culpa, decidí que tendría que tener cuidado con estos dos.

Pase la entrevista y me llevaron a una sala de descanso mientras mi contrato era redactado, me tome un café y espera pacientemente. A la media hora la secretaria me llevo hasta el despacho de Silvia y allí firme el contrato, el horario era muy bueno y el sueldo también. Silvia me pregunto que cuando podía empezar, yo le dije que ahora mismo si me decían donde estaba mi puesto de trabajo.

La misma secretaria me llevo a un despacho, mire por la ventana y vi como se acercaba un hombre. No sabría explicarlo, pero fue verlo y sentí cosquilleo en mi estómago, después del trato que había recibido por parte del género masculino, pensé que jamás me sentiría atraído por ninguno. Decidí quitarme esa idea de la cabeza y ponerme a trabajar, la mañana fue pasando y me tome un descanso. Decidí ir a la sala de descanso y tomarme un café cuando me di cuenta de que aquel hombre se encontraba allí, no me atreví a entrar.

Tenía algo que me atraía mucho no sabría como explicarlo, decidí que lo mejor seria volver a mi despacho . No podía entender por qué me sentía tan atraída hacia un hombre que ni siquiera conocía. Más adelante lo entendería, no fui capaz de dar pie con bola en toda la mañana. Me habían preparado para poder defenderme contra cualquier agresión, para poder resolver cualquier problema matemático, pero lo que no me habían preparado era para unos sentimientos que no había sentido en mi vida y no sabía como gestionarlos.

Tenía miedo de meter la pata y decidí encerrarme en mi despacho hasta la hora de salida. Si Boudica me viera ahora, se estaría descojonando de mí para toda la eternidad, llego la hora de salida. Pensé en bajar por las escaleras, pero al final opte por el ascensor, estaba metiendo unos documentos en mi cartera cuando al abrirse la puerta del ascensor e intentar salir me choque con alguien, pise mal y termine cayendo de culo.

Mire para arriba y allí estaba él, me puse roja como un tomate había hecho el ridículo, pero me sorprendió ver que él estaba tan nervioso como yo, me dijo.

• Perdóname, estaba pensando en otras cosas y no me he dado cuenta de que salías, me llamo Juan – me dijo nervioso.

• Yo me llamo Sara, encantada.

Los dos nos quedamos mirándonos a los ojos y pareciera que incluso el tiempo se había detenido.

Continuará.