Venganza (Miguel)

Esta vez Miguel le responde a Ana sobre su carta de reproches, ¿le pagará con la misma moneda?

*Nota: antes de leer este relato, te recomiendo que leas el anterior "Venganza (Ana)". Esta es la segunda y última parte de este relato, es más larga que la anterior por lo que tarde un poco en escribirla, me disculpo si alguien estaba esperando la continuación. Que disfruten!

Mi querida Ana:

He encontrado tu carta, tal vez no acabaste de escribirla, pero la he encontrado y me has confirmado algunos de mis peores temores, pero te responderé de la misma manera en que tu carta fue escrita, por orden cronológico.

Para esto debo remitirme a unos meses atrás, como bien lo dijiste en tu carta, tengo meses dándolo todo en mi trabajo… Antes de hablar de eso, te explicaré la mierda nepotista que es la empresa para que comprendas un poco mejor por qué hago las cosa: Patrick y Kevin son los hermanos que, en teoría son dueños de la compañía, aunque hay más accionistas pero Patrick tiene el 45% de la compañía y Kevin solo el 20% con lo que, en alianza tienen la mayor parte de la compañía pero por separado ninguno de los dos llega a la mayoría. Tu querido Luis, mi actual jefe, no posee acciones por sí mismo pero administra el 20% de su padre, Kevin, lo que le ha valido para quedarse con el puesto de Publicista en Jefe, el puesto que yo quería.

De esta manera llegamos a la razón por la que he estado trabajando tanto estos meses. Patrick me ha contactado directamente y en total secretismo semanas después de la llegada de Luis, me ha informado que ha descubierto que su hermano y su sobrino llevan un tiempo haciendo trabajos de publicidad a nombre de la empresa pero sin reportar ganancias para la misma, lo cual es un fraude no solo a la impresa, sino también fiscal. Sin embargo, Patrick necesitaba pruebas en contra de ambos y no solo eso, necesitaba un aliado dispuesto a ayudar para reponer a la empresa cuando todo se destapará y así no exponer a la empresa misma, por lo cual se me encomendó que atendiera a una cliente muy importante, Helen, “la puta rubia”, como tú la llamaste, quien es accionista y representante de una importante empresa americana que justo está buscando ayuda con una campaña publicitaria de su nueva línea de productos. Patrick me pidió que no solo le hiciera la mejor campaña que me fuera posible sino que tratase de involucrarla en la empresa con el propósito de tratar de convencerla de que fuera ella la persona que nos rescate cuando se sepa que vamos en contra de nuestros propios accionistas. A cambio de semejante trabajo, Patrick no solo me ha ofrecido el puesto de Luis, sino que además me prometió 5% de acciones de la compañía, lo que me aseguraría trabajo de por vida. Ni lo pensé, acepté en el momento.

El día que llegó Helen, impresionó a todos, cuando nos informaron que iba a venir, todos pensamos en una señora mayor, presumida y rica, sin embargo, llegó al lugar una chica rubia de cabello corto y unos treinta y pocos, vestida simplemente con una falda gris, tacones del mismo color y una blusa blanca de botones, sin ningún tipo de ornamento, parecía más una becaria recién salida de la universidad que la representante de una multinacional. He de decir que es realmente guapa, tiene una cara preciosa coronada por unos grandes y tristes ojos azules, su figura atlética no tiene grandes curvas pero todo lo que tiene está muy bien puesto. Por esto enseguida ha llamado la atención de tu querido Luis que inmediatamente delegó en mí el “trabajo sucio” y se ha dedicado a tratar de meterla en su cama desde el minuto cero, nunca he visto una falta de respeto tan grande para una mujer, así que empecé a apartarla de él y tratar de enfocarnos en el trabajo.

Helen es una mujer dura y muy exigente, le gusta ocuparse de cada detalle y que cada uno quede perfecto, de manera que hemos empezado a trabajar fuera de horario prácticamente desde que llegó porque teníamos una fecha límite. Incluso en nuestro aniversario, tuvimos en el trabajo un pésimo día en el que trataron de decidir si el logo de la compañía debía incluirse en los productos o no, por lo que estaba completamente harto de oir de logos y colores, y llegas tú a regalarme una corbata del jodido color de la empresa. Después entendí que lo habías hecho por la cena que habíamos programado con mi jefe para una semana después y que al final no se hizo por la carga de trabajo que teníamos, lo siento, Ana pero ya estaba harto, perdón por herirte con eso.

En esos primeros días, Helen, se comportó como la persona más desagradable del mundo, exigía cosas que ya estaban hechas y criticaba aun sin preguntar razones, por lo cual, en la primera semana tuvimos un encontronazo en el que estallé, le dejé bien claro que estaba de acuerdo en quedarnos más tiempo de mi horario normal si era necesario, sin embargo que no por eso estaba dispuesto a soportar sus malos tratos cuando yo siempre la traté de manera amable y atenta. No sacamos nada de esa discusión, por el contrario, terminé aún más enojado que antes y aquí aprovecho para disculparme contigo porque todos los problemas que tuve en la oficina por esos días los acabaste pagando tú y ahora soy consciente de mis malos tratos hacía ti y lo siento, aunque no creo merecer el castigo que me has dado pero hablaremos de eso después. La pelea se dio un sábado por la tarde y el trago amargo me duró todo el fin de semana, lamento que te tocará aguantar mi humor.

Sin embargo, las hostilidades continuaron durante semanas, Helen cada día me ponía más difícil las cosas, si un día llegaba y pedía el nombre de los productos en azul, al otro decía que no era el tono correcto de azul y un día después que tal vez se vería mejor en verde... Un calvario total porque cada uno de sus cambios tenía que ser revisado por todo el equipo, lo que sumaba más opiniones que no concordaban unas con otras y el resultado, como tú misma lo viste, fueron semanas en que acababa fastidiado del todo, no solo por las exigencias de Helen sino también por el mal ambiente que se estaba formando en la oficina y por la extensión de mi horario de trabajo para poder arreglarlo todo. Creo que mi error fue ese, tratar de arreglarlo todo, pero la perfección no es posible, ¿verdad?

Un día llegué de la oficina y, contrario a nuestras costumbres, no había comida lista, en el momento me enojé como no tienes una idea pero inmediatamente recordé un incidente en que te grité porque me derramaste un poco de sopa encima, sé que no fue tu intención quemarme y tampoco era la mía gritarte, simplemente fue la tensión acumulada. Eso no me excusa, lo sé pero igual creo que por esos meses de malos tratos de parte mía, al menos te mereces una explicación. El caso es que, al ver que ya no me preparabas la comida y recordando ese incidente, me di cuenta de que estaba haciendo las cosas mal contigo y que seguramente te habías hartado de mi, así que decidí tragarme el coraje y prepararme algo yo mismo, que tampoco es que se me vaya a caer nada por hacerlo.

Días más tarde empezaron tus salidas nocturnas con tus amigas y pensé que era más de lo mismo, me alegré incluso de que mi amada esposa no se siguiera amargando con mis actitudes y que pudieras tener una actividad que te distrajera del desastre que era yo. Opté por hacerme el dormido cada noche, a pesar de que me quedaba despierto esperando a que llegaras para asegurarme de que estabas bien, porque pensé que tal vez fuera una forma de limitar tus salidas y no quería hacerlo por tu bien.

Hasta que un día llegaste con una fuerte combinación de loción de hombre y alcohol impregnada en la ropa, me preocupó pensar que pudiera estarte perdiendo en brazos de otro hombre y, con la sangre hirviendo, pensé en despertarte para reclamarte pero me detuve en el último momento, no quería acusar al amor de mi vida de algo que no sabía a ciencia cierta si estaba haciendo o no. Pero la duda me carcomía y los malos tratos continuaron porque no podía disimularlo, sin poder soportar más la duda, contrate a un investigador privado que te siguiera los pasos en una de tus escapadas, él me dijo lo que hacías, que ibas a bailar y que algunos tipos se te insinuaban pero tu siempre volvías conmigo sin haber hecho nada "malo". Eso me tranquilizó relativamente porque una vez que la duda toca nuestras ideas, es difícil deshacernos de ella.

Un sábado llegue un poco más temprano a la oficina porque casi no hubo tráfico ese día y me encontré con Luis en la sala de juntas que habíamos acondicionado como oficina para Helen, estaba sentado en el borde de su escritorio y, en el momento en que los vi, ella se alejaba con urgencia mientras le decía que no estaba ahí para asuntos personales y que por favor se retirará de su lugar de trabajo, Luis no le hizo caso y la siguió, puso cada una de sus manos a un lado de su cuello y se acercó para susurrarle algo que no escuche, ella empezó a empujarlo mientras el muy patán se acercaba más a ella intentando besarla, entré en la oficina y lo quité de encima de ella, a empujones lo saqué de ahí y le canté las cuatro por meterse con la cliente más importante que tenía la empresa, le dije de todo y un poco más, estaba furioso con él por meterse con ella de esa manera, vamos, que tu Luisito es un cabronazo en toda la extensión de la palabra. No diré que me tuvo miedo pero al menos si que le asusto la posible demanda de Helen y se alejó después de decirme que no podía arruinar sus oportunidades siempre y que "tarde o temprano esa putita va a caer, como todas".

Regresé con Helen, la encontré temblando y llorando, le busque un pañuelo y se lo ofrecí deshaciéndome en disculpas que ella no respondió, simplemente cogió el pañuelo y siguió sollozando un rato más. No sabía que hacer o decir, me sentía culpable por no entrar antes y ya veía perdido el negocio y todo el trabajo hecho, incluso yo mismo le dije en mi diarrea verbal de disculpas que si quería retirar la campaña, lo entendía perfectamente. Entonces ella se seco las lagrimas, suspiró y me miró fijamente un momento antes de decirme que de eso nada, que idiotas como ese no le iban a echar a perder ni un negocio más.

No pregunté nada pero ella me lo contó todo, me dijo que años atrás se había casado con un hombre mayor que ella, su jefe por ese entonces, dueño de una compañía más grande que la suya y la nuestra juntas,  el hombre la vio como la becaría sexy pero, al ser ella tan inocente por ese entonces, no "soltó prenda" hasta después de casados, lo que ella no se imaginó es que ese hombre no estaba en su posición por esfuerzo propio, era un parásito que se dedicaba a aprovecharse de las desgracias de gente menos favorecida y vio en ella la oportunidad de que alguien con apariencia angelical se encargará de cerrar los tratos, nadie sospechaba de ella y ella misma no sabía a ciencia cierta lo que estaba haciendo, solo era una mensajera bonita que además vivía con el jefe.

En algún momento le dio curiosidad un contrato que iba a firmar con una familia asiática que tenían una receta particularmente deliciosa de ramen y se dio cuenta de que el contrato era un autentico fraude para la familia, se les ofrecía mucho menos de lo que su receta valía a cambio de todos los derechos sobre la misma y sobre los derechos de su restaurante. Al ver eso se enojó tanto que inmediatamente contrato al mejor abogado que sus ahorros pudieron pagar y pidió el divorcio. Afortunadamente su esposo la había considerado como una tonta niña rubia sin conocimiento alguno de sus derechos y no firmaron ningún acuerdo prematrimonial de reparto de bienes, de manera que se quedó con la mitad  de los bienes de él, los que usó para restituir a las personas que habían sido defraudadas mientras ella trabajó con su ex. El resto lo uso para empezar su propia empresa.

A partir de ahí tuvo una serie de malos encuentros con hombres de negocios, sujetos que la menospreciaban por ser mujer, otros que pensaban que solo era la cara bonita que usaban para publicidad de la empresa sin dar valor alguno a sus opiniones profesionales y otros tantos, como Luis, hacían lo que fuera para tratar de llevarla a la cama. Pero nunca alguien le había faltado tanto al respeto como Luis, lo que le dijo en ese susurro que no alcancé a escuchar lo dejó a tu imaginación, lo peor que puedas pensar, eso mismo.

Una vez que terminó de desahogarse, Helen me agradeció por nunca haberla tratado de esa manera y se disculpó por su actitud, la entendí dadas sus malas experiencias y no dije nada, me limité a poner mi mano sobre la suya y apretarla levemente antes de decirle que podía contar conmigo y que le agradecía su confianza. Ella me sonrió y empezamos a trabajar.

A pesar de la aparente tranquilidad de Helen, después de lo que pasó no me volví a quedar tranquilo de pensar que pudieran quedarse juntos solos, temía por Helen, así que empecé a irme de la casa más temprano para llegar antes que ellos y me iba solo después de que Helen lo hacía, en ningún momento volví a permitir que Luis se le acercará, me convertí un poco en el perro protector de Helen y eso nos fue acercando, nos hicimos muy buenos amigos.

Hasta que finalmente llegó el día que todos esperábamos, el día en que finalmente íbamos a entregar la campaña completa, la socia de Helen viajaría para poder asistir a la presentación y juntas darían el visto bueno para su lanzamiento que se haría una semana después en un evento de gala que también habíamos planeado junto con Helen. La presentación salió todo lo bien que hubiéramos podido desear e incluso mejor, a todos les agradó el diseño que hicimos para la presentación de los productos, alabaron los diseños para publicidad impresa y electrónica, además todos estaban emocionados con el evento de la siguiente semana.

Patrick y Luis estuvieron presentes como representantes de la empresa y, al terminar la presentación, nos invitaron a un bar, Luis sugirió un lugar que conocía que estaba de moda y todos lo seguimos con una caravana de autos desde la empresa al bar, el nombre me sonaba pero no recordaba de qué y, al calor de la emoción por el trabajo bien hecho, pronto dejé de preguntármelo. Al entrar Luis pidió la mejor mesa del lugar y dijo que él invitaba lo que quisiéramos tomar, todo el equipo festejó, el lugar estaba casi vacio cuando llegamos pero con todos nosotros no lo parecía tanto, enseguida empezaron los brindis. Helen, sentada a mi lado, le agradeció a todos por aguantarla y hacer una campaña tan maravillosa para ellos y manifestó sus deseos de volver a trabajar con nosotros. Por dentro sonreí, por instrucciones de Patrick, aun no le decía nada a Helen pero sabía que ella nos iba a apoyar en cuanto supiera que el plan iba en contra de Luis.

Estaba tan contento esa noche que bebí bastante en muy poco tiempo, estoy casi seguro de que para cuando tú llegaste, yo ya estaba borracho, ni siquiera te vi llegar, estaba muy feliz festejando con mis compañeros y burlándome internamente del idiota de Luis que ni siquiera lo noté, hasta que los primeros compañeros empezaron a irse y uno volvió para decirme que mi esposa estaba ahí, te busque con la mirada entre la gente pero no te vi, ya estaba casi lleno el lugar. Mis compañeros siguen retirándose, en el lugar a penas empieza el buen ambiente pero para nosotros han sido largos meses de trabajo que al fin se han visto recompensados con un poco de descanso así que todos se van temprano.

Para cuando al fin te descubrí bailando con un hombre gordo a media pista, solo quedábamos en nuestra mesa, Luis, Patrick, Helen, su socia y yo. Entonces vi a ese puto cerdo tratando de tocarte el culo, me fui directo hacía ustedes y lo jalé del brazo tan fuerte que se cayó al piso, le dije hasta de lo que se iba a morir y él puto cerdo se fue llorando como el cobarde que es. Volvieron a mi las dudas, Ana y te pregunté en ese momento de total furia si todas las noches te dejabas agarrar el culo por el primer cabron que te cruzaras y, en lugar de sacarme de mi error me dijiste que eso ya no me importaba, en el momento no entendí a qué te referías pero empecé a notar las miradas de la gente, así que no quise avergonzarnos y te pedí que nos fuéramos pero me respondiste la cosa más inverosímil, que me fuera con "mi puta rubia" y te fuiste. Me dejaste completamente a cuadros, pensabas que tenía algo con Helen, con la misma mujer que llevaba meses torturándome y a quien ahora veía como la pobre caperuzita a la que había que cuidar del puto lobo.

Volví a mi mesa y ya solo estaba Luis, me dijo que todos se habían ido ya y que él se iba a quedar a pagar, así que ya me podía ir. Estaba alucinando por lo que pensabas de mi y no dije nada, solo me fui pensando que tal vez era mejor esperar a que te calmaras para poder hablar tranquilos, así que me regresé directamente a la casa en un taxi, dejé mi auto en el bar de mierda ese porque había tomado demasiado. Al llegar a casa no supe ni como pero me quede estúpidamente dormido y de lo que hiciste esa noche no me enteré, al menos en ese momento.

A la mañana siguiente, hiciste el desayuno después de mucho tiempo sin prepararme ninguna comida, te informé que ese fin de semana no iba a trabajar, regresaría hasta el lunes y dijiste que estaba bien entre asustada y tímida. Pensé que era porque tal vez te hubieras emborrachado anoche o por lo que había pasado con el tipo del bar, que estúpido soy a veces.

El resto del día estuviste rara y creí que tal vez era mi culpa, así que el domingo decidí tratar de arreglar las cosas y hablar contigo. Me dirigí a ti y te conté que había problemas en la empresa y que Helen era una clienta importante, te aclaré que la noche anterior habíamos estado festejando que habíamos terminado al fin la campaña que habíamos estado planeando este par de meses. Mi intención era que te quedará claro que no había nada entre nosotros. Me respondiste que te habían contado que en la oficina se rumoraba que teníamos un amorío. El idiota de mi no preguntó quién te lo había dicho sino que inmediatamente te di explicaciones del porqué pudieran decirlo y trate de tranquilizarte diciendo que no había pasado nada. Conforme te explicaba cada vez te ponías más pálida y al final acabaste corriendo hacía el baño para encerrarte en él, te supliqué que me perdonarás por haberme alejado tanto esos meses pero no dejabas de llorar, te repetí una y otra vez que no había pasado nada pero no hubo ningún cambio hasta que finalmente el cansancio nos venció y nos quedamos los dos en total silencio, yo haciéndome miles de preguntas y tú encerrada en el baño. Decidí darte espacio y me fui del departamento con la cabeza baja y la mente llena de culpa.

Al regresar no te encontré y en mi soledad y aburrimiento, abrí una pequeña libreta de color naranja que últimamente llevabas a todos lados y ahí estaba tu fabulosa carta, toda la jodida verdad sobre lo que hiciste al menos hasta la noche anterior. Me llené de ira una vez más y me di cuenta de que no sabía de ti desde horas antes, empecé a imaginarme donde estabas, con él, seguramente, siendo follada como la puta que eres. Tomé el vaso de agua que tenía a un lado y lo arrojé con todas mis fuerzas, en mi mente repetía una y otra vez las frases que acababa de leer.

Un momento de claridad llegó a mi una media hora después. Recogí el vaso roto, limpié el agua y devolví el cuaderno al lugar donde lo encontré, dejé todo intacto, tome una ducha y comi algo. Por la noche llegaste pero no me dirigiste la palabra, ni siquiera me mirabas, fuiste directa a la cama. Me forcé a seguirte y ofrecerte que yo me podía quedar en la sala si necesitabas espacio. Empezaste a llorar y yo no dije nada más, tomé mi almohada con las mandíbulas apretadas para no soltarte todo lo que tenía por decirte y me fui al sillón a dormir.

Esa noche idee mi propio plan, afortunadamente y sin saberlo, ya estaba previsto poderlo empezar al día siguiente, primero me iba a ocupar del cabron de Luis y luego de mi amada esposa.

El lunes a primera hora de la mañana llamé a Helen y le pedí que en lugar de llegar directamente a la oficina, me viera media hora antes en una cafetería cercana para poder hablar sin ser oídos, ella quiso saber qué pasaba pero acepto de igual manera al ver que no soltaba información. Ya en el café le expliqué a detalle el plan de Patrick y ella acepto encantada a comprar la mayoría de las acciones del padre de Luis en cuanto se le ofrecieran. Le conté también lo que había pasado entre ustedes y, con un abrazo, me respondió que contará con ella para todo y me dijo que sentía mucho lo de mi esposa.

Salimos de la cafetería que sé que atiende tu amiga y llegamos a la oficina por separado para que nadie sospechara nada y cada uno se dirigió a su oficina como cualquier otro día, seguíamos con los últimos detalles del evento. Todo fue de una manera común y corriente hasta que al medio día llegó Patrick y, con cara de preocupación, nos llamó a su oficina a Luis, Helen y a mí, nos pasó un sobre con un aviso legal de que se haría una auditoría, yo fui el primero y reaccione con confianza, se lo pasé a Helen que supo interpretar su papel de confusión porque en teoría ella no tendría nada que ver con ese tipo de asuntos de la empresa; finalmente, Luis empezó a sudar frio y se notaba francamente preocupado con la noticia, eso destaparía sus negocios ocultos.

Patrick le informó a Luis que estaba al tanto de las “operaciones” que habían mantenido en secreto él y su padre ante nuestra “sorpresa”, le explicó la gravedad de las cosas y, cuando Luis empezó su alegato de disculpas y excusas sin sentido, Patrick lo freno diciendo que tenía una solución que a todos nos podía convenir, la idea era que ellos nos vendieran las acciones al precio de la deuda que iban a tener con hacienda, la idea era que él y su padre iban a simular que ese mismo día habían fundado una empresa aparte y que todas las operaciones que no estaban en los libros contables de nuestra empresa, serían el inicio de la nueva, de manera que solo tendrían que pagar las deudas de impuestos de la nueva empresa. Finalmente, ellos se quedarían sin un lugar de trabajo pero al menos podrían mantener sus bienes y la empresa de nosotros no se vería afectada de ninguna manera, inmediatamente Luis dejaría el puesto, que yo asumiría y entre Helen y Patrick pagarían el 20% de las acciones, de las cuales Patrick me daría el 5% a cambio de que defendiera el honor de su “querido sobrino” y Helen acabaría de asociarse a la empresa. Obviamente Luis acepto y con el rabo entre las piernas salió corriendo y escondiendo la cara una hora después. Así que lo lamento, cariño, pero a tu príncipe le dieron las 12 y su carroza se ha convertido en calabaza.

Esa tarde volví a casa por primera vez en mucho tiempo a mi hora normal, más feliz que una lombriz, no había comida lista y no me importó, inmediatamente llamé para pedir una pizza que comí mientras veía una película y te oía ir y venir arreglándote para “salir con tus amigas”, si claro, zorra. Pero mi papel ese día era mantenerme sin ninguna reacción al respecto, es más te lancé un “cuídate y que te la pases bien” antes de que salieras por la puerta, te vi detenerte un momento pero no diste paso atrás, si lo hubieras hecho no sé si hubiera podido seguir con mi plan, a lo mejor e incluso te perdonaba todo.

En cuanto saliste por la puerta llamé a Helen, aún no sé bien porqué pero me apetecía tomar un café con ella, creo que es más que nada porque estaba seguro de que ella comprendería mi situación, finalmente quedamos en que ya no eran horas para café sino que quedaba más para un trago, así que nos quedamos de ver en un bar tranquilo, un lugar al que tú no irías.

En un inicio no hablamos de nada en particular, pero conforme fue avanzando la noche y el alcohol fluía, nos fuimos soltando, hablamos de viejas anécdotas, le conté como te conocí y ella me habló de su ex y los hombres con los que estuvo después, hablamos un buen rato sobre lo que pasó contigo, le conté todo y le mostré las fotos que le tomé a tu carta, la leyó completa y ante mi total sorpresa, se puso a llorar, me dijo que lo sentía pero que se había dado cuenta de la culpa que ella había tenido en todo esto, la corregí, si de alguien es la culpa de todo esto, amor mío, es tuya… y mía, era nuestro matrimonio y a la primera dificultad que tuvimos, mira como acabamos.

No te contaré más detalles porque tampoco es mi intención torturarte y mucho menos violar la intimidad de Helen pero que te quede bien claro, aquella noche nos hemos besado, ella me ha mostrado una empatía que hace mucho que no veo en ti y esa noche marcó para mi un final determinante para nuestro matrimonio y un inicio de algo con Helen. Sin embargo, no, no nos acostamos esa noche, ni ninguna otra hasta el día de hoy.

Los días avanzaron rápidamente hasta el viernes, cuando íbamos a tener la presentación de la campaña de Helen, que maravilloso día, todos estaríamos juntos en el mismo lugar dado a que Luis iba a anunciar en público que le vendía sus acciones a Helen y a Patrick (mismas que me daría después a mi) para poder formar su propia empresa.

Te empezaste a preparar desde muy temprano, te arreglaste el cabello e incluso compraste un vestido bastante más costoso que cualquiera que tuvieras de antes y yo lo pagué gustoso a sabiendas que sería el último regalo que te haría. A las 8 de la noche en punto llegamos al hotel en cuya azotea se llevaría a cabo el evento, todo estaba listo y perfecto, ninguna preocupación para los que trabajamos en la campaña por lo que solo quedaba disfrutar de la noche y las sorpresas que la acompañarían. La primera de ellas de hecho se la llevó Luis, cuando Patrick le comunicó que él no compraría ninguna de sus acciones, por lo que en su anuncio solo debía mencionar a Helen como nueva socia de la empresa; su sorpresa se debió a que él tenía la idea de que yo solo me callaba sus fraudes porque iba a tener las acciones como compensación, me imagino el sudor frío recorriendo su frente mientras se imaginaba el motivo que me podía llevar a rechazar un trato tan provechoso, seguro que inmediatamente pensó que los había descubierto porque se acercó a nosotros como si nada pasara, nervioso pero en control para tratar de tantear el terreno pero yo les llevaba mucha ventaja gracias a ti, mi adorada Ana, escuche y participé en la plática trivial que tuvimos con tu amante con una perfecta cara de póker sin mostrar en ningún momento las ganas de asesinarlo que sentí mientras lo escuchaba alabar tu belleza y recalcar lo bien que te quedaba el vestido. Más tarde me podría cobrar todo, tenía que tener paciencia.

La segunda sorpresa de la noche te la llevaste tú al escuchar el anuncio de Luis, por lo visto no te había puesto al tanto de su situación en la empresa y, ahora que lo pienso, claro que no lo haría, sería como admitirte que él estaba haciendo algo malo y entonces hubiera tirado a la basura la imagen de santo que tenías de él. Así que en su anuncio, no solo dejó la empresa por lo que yo ya no tenía relación alguna con él sino que ahora "la puta rubia" era la nueva socia, alguien con quien yo, en mi nuevo puesto, tendría que tratar continuamente y no pareció agradarte tanto la idea. Me tuve que limitar a sonreírte de manera tímida y evitar carcajearme en tu cara pero aún así no sospechaste nada.

La noche siguió avanzando, te presenté a Helen, se veía preciosa con su vestido blanco, sencillo pero a la vez elegante, lo contrario a tu provocativo vestido rojo, ese que yo pague pero que no te pusiste para mi. Helen te habló del maravilloso trabajo que había hecho, según ella, en la campaña y se disculpó por haberme mantenido tan ocupado durante todo este tiempo pero a ti no te importó en lo más mínimo su disculpa, la mirabas con despreció y aburrimiento mientras tus ojos buscaban a Luis. No hice nada para hacerte notar que yo lo sabía pero Helen si e incluso te preguntó a quien buscabas, yo me reí y le dije que seguro estabas cansada, te llevé de regreso a la mesa donde habíamos cenado y te busque una copa, al volver mirabas fijamente como Luis hablaba con una modelo y no me notaste hasta que puse la copa de vino delante de tus ojos.

Me senté a lado tuyo y puse el sobre que tampoco notaste en la mesa atrayendo al fin tu atención, en el sobre estaban las últimas sorpresas de la noche. Primero que nada estaban los papeles del divorcio listos para que los firmarás, en ellos aceptábamos ambos que cada quien dispusiera de manera que tú te quedarías el departamento que rentábamos juntos mientras que yo conservaría el auto y los ahorros que teníamos dado a que fui quien más aportó para formarlos. Te enfureciste sin ver el resto del contenido del sobre, creíste tener derecho a dejarme sin nada y era lógico que saltarás porque no creías estar haciendo nada malo. Te dije que primero vieras el resto de lo que había en el sobre antes de seguirme reclamando. Lo que seguía eran las fotos impresas de tu hermosa carta, después unas fotos que mostraban de manera bastante gráfica lo que hacías con Luis en tus noches de "esparcimiento", las cuales obtuve por medio del investigador privado, en la primera se les veía en un bar tomando algo mientras el te susurraba al oído, en la segunda un beso bastante pasional en el mismo lugar, la tercera era de ambos entrando a un hotel con su asquerosa mano posada en tu culo. Ahí te frené y te dije que era por eso por lo que te convenía aceptar mi trato, dado a que, con esas pruebas, me podría llevar todo e incluso más y no solo perjudicarla a ella, me preguntaste a qué me refería, entonces te dejé ver el siguiente papel, el acta de matrimonio de tu querido Luisito con una mujer desconocida de origen americano, cortesía también del investigador en colaboración con Helen, si, cariño, la puta aquí eres tú, tú eres la que cayó redondita con un idiota que además es casado. Para rematar, simplemente porque no quería dejarte ninguna duda de lo equivocada que estabas, había dos cosas, una era una carta de Helen donde te explicaba que lo sabía todo y que, aunque sentía algo por mi, nunca habíamos pasado a más porque yo te respetaba y, por otro lado, un detallado informe de hacienda donde se dejaba ver que tu querido Luisito se encontraba en la total bancarrota y bajo sospecha de fraude a pesar de la maniobra de Patrick. Este último documento te lo explique mientras te veía llorar discretamente, volví a ponerte los papeles del divorcio sobre la mesa y te tendí el bolígrafo que tomaste con tu temblorosa mano antes de firmar. Ahora si que todo ha acabado, mi querida Anita.

Esa noche no volví a casa, pero los vi a ti a Luis cuando me pasaron en el auto de él, yo iba en mi camioneta con Helen y no nos vieron, me pasaste mientras ibas con tu amante a la que era nuestra casa y yo seguí mi rumbo a la de Helen sin la menor señal de remordimiento en mi mente.

Desde antes de pasar la puerta ya estábamos comiendo la boca como dos desesperados, en cuanto cerró la puerta empecé a desabrochar su vestido y descubrí que la muy pícara iba sin ropa interior, ya sabrás como me puso eso. Devoré con gula sus pechos redondos y firmes, al tiempo que acariciaba su vientre en mi paso hacía su vagina, me entretuve bastante en eso como para hacer que llegara a un primer orgasmo con mis dedos machacando su clitoris y mis labios prendidos a su pezón. Fue para ella imposible contenerse, sin más juegos previos quito a lo vestia mi pantalón y boxer para lanzarlos, junto con su vestido, lo más lejos que pudo, me guió a la pequeña salita que tenía en el departamento que rentaba y que carecía de todo elemento de decoración, me empujó hacía un sofá y subió a horcajadas sobre mi, me besaba de una manera tan apasionada que ni siquiera se detuvo para gemir mientras se introducía ella sola mi miembro. Cabalgaba sobre mi a un ritmo endiablado que parecía que iba a hacerme venir antes de que ella logrará satisfacerse pero, en cuanto volví a acariciar sus sensibles pechos, se corrió con unos gritos que debiste escuchar hasta tú y eso provocó que la rellenará con mi semen hasta desbordarla.

Se dejó caer sobre mi sin fuerzas con mi pene aún clavado en ella y seguí moviéndome lentamente alargando nuestro placer hasta que me pidió que parará un poco, nos fundimos en un beso más tierno que pasional y después me preguntó que pensaba hacer ahora. Le respondí que se me apetecía bastante repetir, ante la sonrisa irónica con la que me respondió, continué diciéndole que lo primero era formalizar legalmente el divorcio, lo que no debería tomar más que unos días dado a que los dos estábamos de acuerdo y, en cuanto eso estuviera listo, ahora si ella podría darme las acciones que me había prometido Patrick y que dejé a su resguardo mientras me divorcio de ti. Le dije también que ya tenía pensado comprar una casa (de hecho ese iba a ser mi regalo de aniversario pero hubo un retraso en mis planes y por tanto tuve que aplazarlo pensando en que, cuando finalmente pudiera dártelo, te pediría una disculpa por la tardanza), pero de momento no tenía a donde ir, así que iría a un hotel. Me contestó que no era necesario y que podía quedarme con ella el tiempo que fuera necesario porque estaba pensando en continuar un tiempo trabajando en la empresa antes de volver a Estados Unidos.

Así lo hicimos, de hecho ella ya no volvió a América, está embarazada y hemos decidido establecernos aquí, le hice una casa preciosa y ahora disfrutamos de toda la felicidad que pensé tener contigo. He sabido que Luis trató de emprender varios negocios pero ninguno le funcionó y, finalmente, fue él quien volvió a Estados Unidos con su esposa. Te haz quedado sola y sin ninguna recompensa por los meses difíciles que pasamos juntos.

Decidí escribir esto para responder a tu carta ahora que no tienes ninguna manera de reclamarme algo de forma legal, ¿Que si he sido un cabron? Si, pero recuerda, querida Ana, tú me engañaste primero, yo sólo me defendí de tu venganza.

Fin

Gracias por leerme, espero que te haya gustado y que me lo dejes saber en los comentarios.